11/03/2019, 21:55
Había pasado ya un tiempo desde que abandone mi bandana y mi estatus como ninja. Mi vida se había vuelto mas simple, pero mas segura. Sin embargo y por algún motivo, seguía realizando la misma rutina por las mañanas de ponerme a entrenar. Realmente no sabía por que lo hacía, en teoría, ya no iba a necesitarlo nunca mas. Quizás fuese por costumbre, o quizás... ¡No! No quería ni pensarlo.
Había intentado, sin éxito, realizar otros trabajos mas comunes y simples durante la búsqueda de mi felicidad, sin embargo, había fracasado estrepitosamente, por lo que al final, terminé por quedarme como ayudante en la forja de mi padre.
Mi primera idea fue ir trabajar en algún restaurante o puestecillo de comida callejera, sin embargo, con mi experiencia negativa no había mucho lugar para mí, ni siquiera fregando los platos. Además, en algunos sitios me dijeron que tenia el pelo demasiado largo, pero cortarmelo no entraba dentro de mis planes.
Después intenté trabajar en una floristería. No fue difícil conseguir el trabajo, y al principio fue relativamente sencillo, la dueña tenia todas las flores etiquetadas por su nombre, por lo que era muy difícil equivocarse. Pero eso solo fue hasta aquel día en que vinieron a buscar flores que sirvieran "para enamorar a alguien" y no estaba la encargada. ¿Como iba a saber yo sobre el significado de las flores? Ni siquiera fui un buen estudiante durante mis días de academia. Y aunque podría habermelos aprendido, aquél día me di cuenta de que yo tampoco iba a ser bueno para eso.
¿Quizás me había convertido en el tipo de persona que a la primera dificultad se rinde? Tal vez. Pero me había tomado la búsqueda del "Yo" como una guerra, y en algunos sitios se escuchaba la frase de "En el amor y en ma guerra vale todo". Si valía todo, me daba igual ser ese tipo de persona, aunque en el pasado me hubiese comportado como un cabezón. Sin embargo, ¿Que me había aportado ese comportamiento en comparación con el de ahora? Solo un trozo de metal que no había valido el esfuerzo y empeño que yo había puesto para conseguirlo.
Tampoco es que en aquel momento estuviese mucho mejor, claro. La búsqueda del "Yo" que había iniciado no había avanzado con mucho éxito, pero por lo menos, había empezado a descartar posibilidades. También descarte unas cuantas ideas locas que se me pasaron por la cabeza, como dar clases de esgrima. Primero, era demasiado joven como para que nadie me tomara en serio. Segundo, ¿Quien, a parte de alguien como yo, iba a querer aprender esgrima pudiendo aprender molonas técnicas ninja? Nadie en su sano juicio.
Descarté también también trabajar otro tipo de tiendas que requirieran conocimiento del producto que estabas vendiendo. Descarte la pescadería, carnicería, frutería y todo el sector de la alimentación por no tener ni la mas minima idea sobre la calidad de los productos, en mi casa, la compra, la hacía una criada o rara vez, mi madre.
Por supuesto, tampoco tenia el conocimiento necesario para trabajar en otro tipo de tiendas de venta como ropa o joyería. Por supuesto, hubiese sido capaz de trabajar en una armería, pero rechace una misión por no traicionar a mi familia, y tampoco lo iba a hacer en ese momento. Para trabajar vendiendo armas, lo mejor era lo que estaba haciendo en ese mismo instante: Trabajar con mi padre.
En fin, que, pese a todo, seguía mas perdido que un pingüino en el desierto. Sin por que estaba en aquel lugar ni que camino seguir.
Había intentado, sin éxito, realizar otros trabajos mas comunes y simples durante la búsqueda de mi felicidad, sin embargo, había fracasado estrepitosamente, por lo que al final, terminé por quedarme como ayudante en la forja de mi padre.
Mi primera idea fue ir trabajar en algún restaurante o puestecillo de comida callejera, sin embargo, con mi experiencia negativa no había mucho lugar para mí, ni siquiera fregando los platos. Además, en algunos sitios me dijeron que tenia el pelo demasiado largo, pero cortarmelo no entraba dentro de mis planes.
Después intenté trabajar en una floristería. No fue difícil conseguir el trabajo, y al principio fue relativamente sencillo, la dueña tenia todas las flores etiquetadas por su nombre, por lo que era muy difícil equivocarse. Pero eso solo fue hasta aquel día en que vinieron a buscar flores que sirvieran "para enamorar a alguien" y no estaba la encargada. ¿Como iba a saber yo sobre el significado de las flores? Ni siquiera fui un buen estudiante durante mis días de academia. Y aunque podría habermelos aprendido, aquél día me di cuenta de que yo tampoco iba a ser bueno para eso.
¿Quizás me había convertido en el tipo de persona que a la primera dificultad se rinde? Tal vez. Pero me había tomado la búsqueda del "Yo" como una guerra, y en algunos sitios se escuchaba la frase de "En el amor y en ma guerra vale todo". Si valía todo, me daba igual ser ese tipo de persona, aunque en el pasado me hubiese comportado como un cabezón. Sin embargo, ¿Que me había aportado ese comportamiento en comparación con el de ahora? Solo un trozo de metal que no había valido el esfuerzo y empeño que yo había puesto para conseguirlo.
Tampoco es que en aquel momento estuviese mucho mejor, claro. La búsqueda del "Yo" que había iniciado no había avanzado con mucho éxito, pero por lo menos, había empezado a descartar posibilidades. También descarte unas cuantas ideas locas que se me pasaron por la cabeza, como dar clases de esgrima. Primero, era demasiado joven como para que nadie me tomara en serio. Segundo, ¿Quien, a parte de alguien como yo, iba a querer aprender esgrima pudiendo aprender molonas técnicas ninja? Nadie en su sano juicio.
Descarté también también trabajar otro tipo de tiendas que requirieran conocimiento del producto que estabas vendiendo. Descarte la pescadería, carnicería, frutería y todo el sector de la alimentación por no tener ni la mas minima idea sobre la calidad de los productos, en mi casa, la compra, la hacía una criada o rara vez, mi madre.
Por supuesto, tampoco tenia el conocimiento necesario para trabajar en otro tipo de tiendas de venta como ropa o joyería. Por supuesto, hubiese sido capaz de trabajar en una armería, pero rechace una misión por no traicionar a mi familia, y tampoco lo iba a hacer en ese momento. Para trabajar vendiendo armas, lo mejor era lo que estaba haciendo en ese mismo instante: Trabajar con mi padre.
En fin, que, pese a todo, seguía mas perdido que un pingüino en el desierto. Sin por que estaba en aquel lugar ni que camino seguir.