23/01/2016, 16:49
En la vida siempre hay un punto de inflexión. Un momento en que miras atras y piensas, ¿qué he hecho hasta ahora? ¿quiero seguir por ahí? Y tienes que decidir si lo que habias pensado que era tu objetivo lo sigue siendo o ha cambiado y ni te has percatado de ello, o simplemente, eres innecesario para tal meta. Nabi habia llegado a ese punto, de la forma más brusca y menos bonita que te puede tirar a tal situación. Su mente infantil habia idealizado un mundo con bien y mal, bien arraigado y mal erradicable. Pero nada es blanco o negro, y él lo sabia, aún así se autoengañó vilmente.
Se habia jurado proteger lo que más le importaba, Eri, la villa, lo que era justo, la idea del bien, queria ser el brillante caballero en blanco corcel. Ahora, su doncella era más fuerte que él, su hogar no esta en guerra, la justicia esta atada a una gran subjetividad y la idea del bien sigue siendo una idea, mental e inalcanzable. Ah, y su corcel le habia dado una coz en el trasero y habia huido de él como si tuviera la lepra más contagiosa que haya existido.
Desarraigado y sin objetivos, mugriento entre sus sabanas, habia perdido el horizonte. Tumbado mirando al techo no lo estaba encontrando. En la playa habia sentido lo que más habia temido, su sangre habia tomado las riendas, habia deseado justo lo que siempre habia estado evadiendo. Poder. Habia querido ser el mejor, lo habia deseado desde lo más profundo de su corazón. Superar a su doncella, empezar las guerras que quisiera, impartir su justicia y traspasar las dimensiones para hacer real la idea del bien. Y cabalgar un jodido dragon más grande que su humilde morada. Pero el poder corrompe, por eso siempre lo ha rehuido, nunca lo habia deseado, estar en la cima te deja solo. Y a pesar de siempre estar solo era lo que más miedo le daba en el mundo. Morir tan solo como estaba viviendo.
Por suerte, el sonido de unos nudillos contra la puerta le sacó de sus pensamientos. Se levantó y encorvado, arrastró los pies hasta allí. Al abrir, ante él se encontraba lo que parecia un chunnin hecho y derecho. El Uchiha se puso recto al instante.
¿Uchiha Nabi?
El shinobi no pudo hacer otra cosa que asentir, no se habia aseado ni habia bebido nada así que tenia la gargante más seca que el desierto de Sunagakure, que ya no existe.
Tengo el honor de entregarte una invitación oficial de la Uzukage para participar en un Torneo Internacional.
Y le entregó un sobre que tenia de verdad el sello de su kage. El Chunnin parecia más entusiasmado que el propio Nabi, quien en cualquier otro momento hubiera empezado a dar botes de alegria, bueno, no, pero a lo mejor hasta sonreia. Sin embargo, en su interior tenia un sabor agridulce de todo eso. Cogió el sobre y tras toser un poco le agradeció a su superior.
Muchas gracias.
El chunnin no tardó en irse tras haber cumplido con su cometido. Nabi cerró la puerta en cuanto su superior desapareció. Volvió arrastrando los pies como habia ido. Se sentó y abrió el sobre, leyó la invitación:
"En vista de la celebración de un evento con formato de torneo para shinobis y kunoichis de rango Gennin, yo, Uzumaki Shiona, Sandaime Uzukage, invito cordialmente a Uchiha Nabi, Gennin de Uzushiogakure, a unirse al plantel de ninjas que representaran a nuestra aldea en tal evento. "
Se quedó un buen rato mirando esa carta, parecia escrita a mano y tenia la firma inconfundible de Uzumaki Shiona, su kage. ¿Cómo debia sentirse? ¿Qué debia hacer? ¿Por qué siempre pensaba tanto? Pensaba que permaneciendo en la sombra podria cumplir con su cometido, que así todo seria más facil. Eri haria su vida y él se quedaria atras vigilante. La villa seguiria adelante y él seria el guardian a la sombra. Y cuando muriera, probablemente en el campo de batalla, moriria por su causa, sin pena ni gloria, y aún menos arrepentimiento.
Pero... Algo habia cambiado. De repente, él tenia un papel en su historia. Más bien, tenia una historia. La habia dado por acabado, dejando en el aire los cabos sueltos pero, pensaba que el mal causante de su tragica experiencia habia sido erradicado. Habia actuado toda su vida de espectador, de observador, de un tercero. De repente tenia un papel principal en su vida, y era el de protagonista.
Ese año siendo gennin le habia cambiado, o más bien, estaba provocando un cambio. Su corazón ensangrentado queria volver a latir, pero su mente seguia convaleciente. Habia visto morir a sus manos a un muchacho que se merecia más vivir que él, un inocente, alguien que habia conseguido sobrevivir por fuerza de voluntad. Él deberia haber muerto aquel dia, él no deberia ser el que ahora se fuera a representar a su aldea, no era digno de ello.
¿Qué coño estaba pensando? ¿Qué era él? ¿Un triste y debil Kaguya? ¿Un soso y aburrido Eikyu? ¿Un maldito samurai loco que niega que se apellida Ishimaru? No, joder, él era un maldito e imparable Uchiha. Estaba harto de esa mierda, harto de su clan, harto de tener que quedarse atras reteniendo sus pensamientos. Iba a ir al maldito torneo e iba a ganarlo.
Por suerte, era un chico previsor y guapo. Sobretodo guapo. Hacia un par de semanas que habia pedido una vestimenta nueva, más acorde a lo que en realidad era. Un shinobi entrenado por y para Uzushiogakure, que habia madurado bajo la protección de su kage. Lo mejor de él habia salido en esa villa, lo peor de él se lo habian dado los Uchihas. Iba siendo hora de ser logico.
Se vistió con su nueva ropa, dejando unicamente la muñequera dorada con el simbolo Uchiha. Sí, era de Uzushiogakure, pero no podia negar su sangre. En el sobre venia toda la información necesaria para saber donde tenia que ir. Cogio la ropa, la puso en la primera mochila que pillo y salió por la puerta. A saber donde estaria Mike.
___________________________________________________
Llegó en plena noche, por suerte, el turno de noche de guardias le dejó pasar gracias a la invitación que tenia de su kage. Tenia la oportunidad de pasar toda la estancia gratis en un hotel de calidad media de aquella ciudad. Normalmente, el primero que hubiera encontrado le habria parecido bien, pero ya no. El primero que le llamara la atención seria el suyo. Se estaba volviendo un rebelde.
Paso unas cuantas calles hasta que un cartel le caló en el alma. El Poni Dorado. Oh, sabian como llegarle a su patata de Uchiha. Entró y una muchacha joven de pelo castaño se limaba las uñas desinteresadamente detras del mostrador. Nabi se quito la tunica de viaje y la chica suspiró cansadamente al verle la bandana al cuello.
Oh dios mio, otro shinobi.
Supusó erroneamente que el Uchiha no le habia escuchado con una cara de asco impresionante. Un segundo despues se giró hacia él con una sonrisa más falsa que una moneda de 3 ryos.
¿En qué puedo ayudarle?
¿Le quedan alojamientos?
Se giró hacia la pared, donde estaban colgadas las llaves con el numero de cada habitación. Llegaban hasta la numero 20. Un hotel bastante modesto, pero el estilo antiguo era el rollo de Nabi, se sentia como pes en Ame. A pesar de su nuevo modo de pensar, no dejaba de ser algo lento socialmente. Aunque ahora se veia un poco más suelto y a gusto. Durante su viaje en solitario se habia sentido genial.
Nos queda la numero 6. Si me deja ver la invitación, toda suya.
Nabi le enseño susodicha invitación que le acreditaba como participante y por tanto estaba exento de pagar nada. La chica le paso la llave y subio al tercer piso del hotel, donde estaba su habitación. Cuando paso por el pasillo, pudo oir un ruido en la habitación de al lado, el sonido de un pobre perrito gimoteando. Recordaba haber visto una señal de que se permitian animales, no pudo evitar pensar en Mike, a lo mejor podria haberlo traido.
Entró a la habitación y se tiro a su cama, sin mirar nada. Llevaba demasiado tiempo sin dormir en una cama.
Se habia jurado proteger lo que más le importaba, Eri, la villa, lo que era justo, la idea del bien, queria ser el brillante caballero en blanco corcel. Ahora, su doncella era más fuerte que él, su hogar no esta en guerra, la justicia esta atada a una gran subjetividad y la idea del bien sigue siendo una idea, mental e inalcanzable. Ah, y su corcel le habia dado una coz en el trasero y habia huido de él como si tuviera la lepra más contagiosa que haya existido.
Desarraigado y sin objetivos, mugriento entre sus sabanas, habia perdido el horizonte. Tumbado mirando al techo no lo estaba encontrando. En la playa habia sentido lo que más habia temido, su sangre habia tomado las riendas, habia deseado justo lo que siempre habia estado evadiendo. Poder. Habia querido ser el mejor, lo habia deseado desde lo más profundo de su corazón. Superar a su doncella, empezar las guerras que quisiera, impartir su justicia y traspasar las dimensiones para hacer real la idea del bien. Y cabalgar un jodido dragon más grande que su humilde morada. Pero el poder corrompe, por eso siempre lo ha rehuido, nunca lo habia deseado, estar en la cima te deja solo. Y a pesar de siempre estar solo era lo que más miedo le daba en el mundo. Morir tan solo como estaba viviendo.
Por suerte, el sonido de unos nudillos contra la puerta le sacó de sus pensamientos. Se levantó y encorvado, arrastró los pies hasta allí. Al abrir, ante él se encontraba lo que parecia un chunnin hecho y derecho. El Uchiha se puso recto al instante.
¿Uchiha Nabi?
El shinobi no pudo hacer otra cosa que asentir, no se habia aseado ni habia bebido nada así que tenia la gargante más seca que el desierto de Sunagakure, que ya no existe.
Tengo el honor de entregarte una invitación oficial de la Uzukage para participar en un Torneo Internacional.
Y le entregó un sobre que tenia de verdad el sello de su kage. El Chunnin parecia más entusiasmado que el propio Nabi, quien en cualquier otro momento hubiera empezado a dar botes de alegria, bueno, no, pero a lo mejor hasta sonreia. Sin embargo, en su interior tenia un sabor agridulce de todo eso. Cogió el sobre y tras toser un poco le agradeció a su superior.
Muchas gracias.
El chunnin no tardó en irse tras haber cumplido con su cometido. Nabi cerró la puerta en cuanto su superior desapareció. Volvió arrastrando los pies como habia ido. Se sentó y abrió el sobre, leyó la invitación:
"En vista de la celebración de un evento con formato de torneo para shinobis y kunoichis de rango Gennin, yo, Uzumaki Shiona, Sandaime Uzukage, invito cordialmente a Uchiha Nabi, Gennin de Uzushiogakure, a unirse al plantel de ninjas que representaran a nuestra aldea en tal evento. "
Se quedó un buen rato mirando esa carta, parecia escrita a mano y tenia la firma inconfundible de Uzumaki Shiona, su kage. ¿Cómo debia sentirse? ¿Qué debia hacer? ¿Por qué siempre pensaba tanto? Pensaba que permaneciendo en la sombra podria cumplir con su cometido, que así todo seria más facil. Eri haria su vida y él se quedaria atras vigilante. La villa seguiria adelante y él seria el guardian a la sombra. Y cuando muriera, probablemente en el campo de batalla, moriria por su causa, sin pena ni gloria, y aún menos arrepentimiento.
Pero... Algo habia cambiado. De repente, él tenia un papel en su historia. Más bien, tenia una historia. La habia dado por acabado, dejando en el aire los cabos sueltos pero, pensaba que el mal causante de su tragica experiencia habia sido erradicado. Habia actuado toda su vida de espectador, de observador, de un tercero. De repente tenia un papel principal en su vida, y era el de protagonista.
Ese año siendo gennin le habia cambiado, o más bien, estaba provocando un cambio. Su corazón ensangrentado queria volver a latir, pero su mente seguia convaleciente. Habia visto morir a sus manos a un muchacho que se merecia más vivir que él, un inocente, alguien que habia conseguido sobrevivir por fuerza de voluntad. Él deberia haber muerto aquel dia, él no deberia ser el que ahora se fuera a representar a su aldea, no era digno de ello.
¿Qué coño estaba pensando? ¿Qué era él? ¿Un triste y debil Kaguya? ¿Un soso y aburrido Eikyu? ¿Un maldito samurai loco que niega que se apellida Ishimaru? No, joder, él era un maldito e imparable Uchiha. Estaba harto de esa mierda, harto de su clan, harto de tener que quedarse atras reteniendo sus pensamientos. Iba a ir al maldito torneo e iba a ganarlo.
Por suerte, era un chico previsor y guapo. Sobretodo guapo. Hacia un par de semanas que habia pedido una vestimenta nueva, más acorde a lo que en realidad era. Un shinobi entrenado por y para Uzushiogakure, que habia madurado bajo la protección de su kage. Lo mejor de él habia salido en esa villa, lo peor de él se lo habian dado los Uchihas. Iba siendo hora de ser logico.
Se vistió con su nueva ropa, dejando unicamente la muñequera dorada con el simbolo Uchiha. Sí, era de Uzushiogakure, pero no podia negar su sangre. En el sobre venia toda la información necesaria para saber donde tenia que ir. Cogio la ropa, la puso en la primera mochila que pillo y salió por la puerta. A saber donde estaria Mike.
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Llegó en plena noche, por suerte, el turno de noche de guardias le dejó pasar gracias a la invitación que tenia de su kage. Tenia la oportunidad de pasar toda la estancia gratis en un hotel de calidad media de aquella ciudad. Normalmente, el primero que hubiera encontrado le habria parecido bien, pero ya no. El primero que le llamara la atención seria el suyo. Se estaba volviendo un rebelde.
Paso unas cuantas calles hasta que un cartel le caló en el alma. El Poni Dorado. Oh, sabian como llegarle a su patata de Uchiha. Entró y una muchacha joven de pelo castaño se limaba las uñas desinteresadamente detras del mostrador. Nabi se quito la tunica de viaje y la chica suspiró cansadamente al verle la bandana al cuello.
Oh dios mio, otro shinobi.
Supusó erroneamente que el Uchiha no le habia escuchado con una cara de asco impresionante. Un segundo despues se giró hacia él con una sonrisa más falsa que una moneda de 3 ryos.
¿En qué puedo ayudarle?
¿Le quedan alojamientos?
Se giró hacia la pared, donde estaban colgadas las llaves con el numero de cada habitación. Llegaban hasta la numero 20. Un hotel bastante modesto, pero el estilo antiguo era el rollo de Nabi, se sentia como pes en Ame. A pesar de su nuevo modo de pensar, no dejaba de ser algo lento socialmente. Aunque ahora se veia un poco más suelto y a gusto. Durante su viaje en solitario se habia sentido genial.
Nos queda la numero 6. Si me deja ver la invitación, toda suya.
Nabi le enseño susodicha invitación que le acreditaba como participante y por tanto estaba exento de pagar nada. La chica le paso la llave y subio al tercer piso del hotel, donde estaba su habitación. Cuando paso por el pasillo, pudo oir un ruido en la habitación de al lado, el sonido de un pobre perrito gimoteando. Recordaba haber visto una señal de que se permitian animales, no pudo evitar pensar en Mike, a lo mejor podria haberlo traido.
Entró a la habitación y se tiro a su cama, sin mirar nada. Llevaba demasiado tiempo sin dormir en una cama.
—Nabi—
![[Imagen: 23uv4XH.gif]](https://i.imgur.com/23uv4XH.gif)