Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Los cerezos habían florecido, como cada año, en primavera. Juro paseaba por el jardín. Se había sorprendido así mismo siendo atraído hasta aquel lugar, en uno de sus paseos. No pudo evitar pensar en que Yota tenía razón, los cerezos en aquella época eran hermosos.
Algunos pétalos volaban por el camino. Los árboles no eran muy altos, ni muy bajos, y se encontraban en zonas cuadrangulares de tierra, donde crecían a sus anchas. Había muchos, repartidos por el camino. Juro no pudo evitar fijarse en que muchos tenían formas distintas, algo normal. Los árboles no siempre eran idénticos.
"A Katsue le gustaría ver esto" - pensó, sonriendo vagamente.
Pero ella estaba en una misión, al menos, eso suponía. Se supone que ese mismo día iba a llegar de ella. Se recordó así mismo, que más tarde tendría que ir a casa por si la encontraba. Podrían ir juntos otro día. Aun había algo de tiempo hasta que la primavera terminase.
Mientras, no quiso desaprovechar la oportunidad de ver el jardín así. No recordaba la última vez que había estado ahí, coincidiendo con la estación. También sabía de que al fondo, había un grueso camino, con puestos ambulantes, vegetación, e incluso numerosos templos.
Quizá animado por el ambiente, siguió adelante con el paseo. Pudo ver que no era el único. Había bastante gente por la zona. Pero en ese mismo momento, no le importaba que la gente le viese o murmurase cosas de él, estaba de muy buen humor.
Así pues siguió por el camino rosado, alternando la vista entre el camino, y los cerezos. A sus ojos, se hacía interminable, pero no le importó en ese momento.
Aquel día era... Como otro día cualquiera, y Eri estaba tirada en el sofá de su pequeño piso con la cabeza colgando, boca arriba. Suspiró por enésima vez y decidió que ya era hora de hacer algo productivo hoy, así que pensó que lo mejor era salir en busca de ingredientes para hacer algún postre y deleitarse con él después de cada comida durante al menos dos días.
''Podría hacer galletas, así las podría compartir con mis amigos.''
Sonrió ante el pensamiento, se colocó sus típicas sandalias ninja y salió corriendo hacia las tiendas donde buscaría los ingredientes perfectos para hacer unas galletas con trozos de chocolate perfectas.
Pero la pobre estaba tan ensimismada con su pensamiento de hacer unas galletas perfectas y que agradasen a todos que se perdió por las calles de Uzushiogakure, llegando así al Jardín de los Cerezos de la villa, donde reinaba el color rosa por encima de todos, gracias a que los pétalos de los cerezos caían haciendo una danza entre ellos. La pequeña de cabellos azules quedó tan asombrada ante tal belleza que se internó en el jardín a dar un paseo, ya compraría los ingredientes más tarde, total, tenía toda la tarde.
Vio a un montón de gente en el camino, y era lo más normal, ya que las personas en esta época no podían perderse tal espectáculo.
''¿Ese de allí no es...?''
Juro caminaba despreocupado entre la multitud, así que Eri decidió darle una sorpresa por la espalda. Acercándose con sigilo, le tocó la espalda y susurró.
-¡Buh!
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Juro caminó tranquilamente, sin poder ni si quiera sospechar que un agresor estaría a punto de sorprenderle. La gran masa de gente, la belleza del lugar, los pétalos en el camino... Por todas esas razones, su guardia estaba baja. No es de sorprender que Eri lograse pillarle por sorpresa.
Sus músculos se tensaron involuntariamente mientras aspiraba aire bruscamente. Se giró increíblemente rápido, motivado por el susto, para encontrarse con una chiquilla que conocía bastante bien. Su mano había ido directamente hacia la cintura para palpar el látigo, como siempre hacía cuando creía estar en peligro.
El joven se sonrojó un poco al ver que solo era una broma, y apartó la mano lo más disimuladamente posible. ¿Como no se había dado cuenta? Debía haber imaginado que Eri andaba detrás de la broma...
A pesar del vergonzoso momento, logró componer una sonrisa al verla.
— ¡Eri! — exclamó Juro. La chica no le caía mal, era amable y en la academia habían sido amigos — Tan cortés como siempre.
Lo expresó con tono de broma , tratando de recuperar la compostura. No era extraño que Eri hiciese algo así. La había visto un par de veces acechando a sus victimas. No era la primera vez que lo hacía.
— Me alegro de que también aprobaras — comentó alegremente, señalando la bandana de su frente. Al igual que Yota, no la había visto desde la academia.
La chica sonrió ante el comentario de Juro, la había reconocido después del susto, aunque su reacción ante la broma no había hecho otra cosa que lo que buscaba, asustarle, pero quizá esta vez la pequeña kunoichi del remolino se había pasado con su compañero de aldea. Había dado sustos antes a muchos de sus compañeros, pero a Juro todavía no le había dado uno de sus famosos ataques por la espalda, pensó que ya era hora, pero quizás no le había hecho tanta gracia al de cabellos oscuros como a ella.
-Espero no haberme pasado con el susto, solo quería gastarte una pequeña broma...- Explicó sonrojándose, rascándose la cabeza como símbolo de vergüenza, pero luego el chico cambió de tema, hablando alegremente sobre como habían aprobado, tanto él como la joven. La chica ante el comentario había levantado el dedo pulgar de su mano izquierda, a modo de aprobación.
-Muchas gracias, Juro-chan, me alegro de que tú también lo hicieses.- Respondió feliz la muchacha. -Esta vez pasamos muchos, estoy muy contenta con los resultados.- Explicó aun con la sonrisa. -Bueno, ¿qué haces por estos lares?- Preguntó la chica, curiosa, mientras observaba el árbol más cercano a donde ambos shinobi se encontraban. - Aunque la verdad, me lo puedo imaginar, en esta estación los cerezos están preciosos. - Apuntó.
La chica se acercó al árbol en cuestión y se arrodilló para coger una de las flores que habían caído, la sostuvo con ambas manos y dejó que el olor que desprendía inundara sus fosas nasales, luego hizo a un lado sus mechones que caían por el lado derecho de su cara, acomodándolos detrás de su oreja, y colocó entre ellos la flor que segundos antes reposaba en sus manos, luego volvió a mirar a Juro, sonriente.
-¿Qué tal, cómo me queda? - Preguntó acercándose a él, con las mejillas de nuevo tintadas en carmesí.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri parecía ser humilde, y mostró signos de arrepentirse por la broma, aunque Juro le quitó importancia con un gesto, la chica no le había molestado en absoluto.
Sonrió un poco. Seguía como la recordaba, igual de alegre y hiperactiva. Explicó que habían pasado muchos genins, además de los dos, cosa más que obvia, claro, y que se sentía feliz por eso mismo. Juro tuvo que admitir que no lo había visto desde ese modo, él se había sentido feliz por que él y sus amigos pasasen, los demás no le habían importado demasiado.
También le preguntó acerca de su estancia en el lugar, aunque se rebatió así misma, señalando los cerezos en flor que podían ver en la zona.
— Si, tienes razón, son algo precioso — contestó Juro, sonriendo — No he podido evitar pasar por aqui, es una lastima que solo este en primavera.
Ahora entendía mucho mejor la belleza del lugar. La chica se movió hasta uno de los árboles, y recogió una flor de cerezo, que colocó en su cabello. Seguidamente le preguntó a Juro acerca de como le quedaba.
— Te queda genial — contestó, sinceramente. Nuncá pensó que dos colores como el rojo y el azul fueran a pegar tan bien — Deberías llevarte unos cuantos y quedártelo permanentemente.
Su última frase lo dijo en tono de broma. Dificilmente podría hacerlo, las flores se marchitan con facilidad...
— ¿Y tu? ¿Has venido a verlos también? — preguntó, a pesar de ser una respuesta bastante obvia.
Eri se sonrojó todavía más al escuchar el comentario de su compañero, y amplió todavía más la sonrisa, como si eso fuese posible. Le hizo gracia su último comentario referido a que debería llevar siempre una flor de cerezo en el pelo, porque en verdad las flores no durarían nada, así estaban bien donde estaban, en aquel grande y hermoso jardín.
''Somos la envidia de todo el país con este paisaje.''
Cuando Juro le preguntó a ella la misma pregunta que minutos antes ella misma le había formulado a él optó una pose más relajada a la que tenía en el momento, perdiendo el sonrojo poco a poco. ¿Cómo había acabado allí? Esa era la pregunta que le rondaba la mente.
-Vaya... Pues... Es gracioso, la verdad.- Dijo, de nuevo rascándose la cabeza con el dedo índice de su mano izquierda.-Salí de mi casa con el propósito de comprar ingredientes para hacer galletas y así tener algo que comer después de cada comida, además de poder dar algunas como gratitud, pero no sé ni cómo ni cuándo he ido a acabar aquí.- Explicó, con una sonrisa nerviosa.- Pero no importa, ¡ya compraré los ingredientes luego!- Dijo restándole importancia a su pequeño descuido y a su pésima orientación.
Suspiró, e inspiró el aire de los cerezos. Entonces se le ocurrió una idea.
-Hey, Juro-chan, ¿te apetece que vayamos a dar una vuelta por los jardines? Hace mucho que no hago un buen recorrido, pero tampoco quiero hacerlo sola... Entenderé que no puedas o estés ocupado.- Pidió intentando ser cortés, la verdad le apetecía ir a dar una vuelta con Juro, el chico proporcionaba a Eri una curiosidad increíble, odiaba escuchar rumores sobre el pasado del chico, y prefería escuchar las historias que él pudiera contarle a ella antes de los cotilleos de gente externa a él. Eso sí, no podía meter las narices donde no la llamaban.
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Sonrio al ver la reacción de la chica en ambos casos. Primero, acabo ruborizandose por el cumplido, despues, le confeso que se había perdido en la belleza del lugar, y que su objetivo era comprar ingredientes para hacer galletas.
Trató de no reírse ante lo dicho. Lo cierto es que él tampoco podia presumir de orientacion.
—A mi tambien me pasa, me he perdido mas de una vez por la villa — confeso, sonriendo por la situacion.
Pero la chica, lejos de irse o despedirse de el, opto por ofrecerle algo que le sorprendio, dar un paseo con ella por los cerezos.
"Mucho mejor que ir solo..."
Con esa idea en mente, tomo una decision.
—Claro, me encantaria pasear un rato contigo
Le instó a empezarlo en ese mismo instante, total, no tenian nada que esperar. Pensó en algo que poder decir mientras paseaban, si permanecian en silencio, seria mas que aburrido.
—El jardin es muy grande, nunca lo he visto entero — comento, recordando sus escasas visitas — Has estado alguna vez por la zona de los templos?.
Lo cierto era que nunca los habia visto, solo habia oido hablar de ellos, y tenía mucha curiosidad sobre el tema de la adoración de animales.
Cuando Juro contestó afirmativamente a su petición, Eri se sintió con una alegría tremenda en su interior, y por un impulso cogió a Juro del brazo, como las típicas señoras mayores que van cogidas de los brazos mientras pasean por las calles de la villa. Luego sin soltarse, atendió a lo que Juro había dicho de que nunca había visto entero el jardín, y eso le hizo recordar a la kunoichi del remolino que tampoco lo había visto entero.
-Yo tampoco lo he visto entero, así que es una buena idea ir los dos juntos a conocerlo, los templos me llaman, además se supone que hay puestos ambulantes donde podemos parar para coger algo de comer y sentarnos a descansar más adelante...- Explicó su idea, esperando que a su compañero le gustase. -Así que, bueno, tú eliges primero donde ir, ¡yo te sigo!- Dijo levantando su brazo libre, señalando a un punto en el infinito. Le daba igual que las personas que estaban paseando por allí la viesen, quería pasárselo bien y olvidarse de lo aburrida que estaba una hora antes en su casa.
''Venga Jurete, ¡enséñame tus gustos!''
Internamente intentaba animar a su compañero, así podría ayudarle a abrirse con ella. Quería ser su amiga y lo primero tenía que intentar que se sintiese cómodo en su presencia.
''Aunque quizás... Le puedo estar asustando...''
El semblante de la kunoichi cambió a uno más serio, y se mordió el labio, ¿y si le estaba molestando con su actitud? Eso no lo sabía, y esperó que a Juro no le molestase... O al menos no mucho.
- Erm, bueno... Si te molesto o algo, solo avísame Juro-chan, a veces no sé contenerme...- Explicó llevándose una mano a la nuca, rascándosela de manera que intentase ver que estaba arrepentida por su comportamiento.
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Juro tuvo que reirse. No pudo evitarlo, después de ver la infinita alegría de Eri. Siento algo de ternura hacia ella, se comportaba como una chiquilla.
"Es lo que es, igual que tu" — se recordó.
Asi que apreto su bufanda amarilla, en un acto reflejo, y los dos empezaron a caminar juntos. Trato de no fijarse en la gente. Estaba seguro de que si lo hacía, no podría contener las ganas de reír.
Escucho con atención a Eri. Parecía tan contenta de estar con el que poco le importaba su destino. Era muy extraño, no se consideraba asi mismo una gran compañía. A pesar de ello, calló y decidió.
— No creo que nos dejen entrar en los templos con comida — reflexiono Juro — Así que si te parece, empecemos yendo primero al templo y luego comemos.
Los puestos tampoco estaban demasiado lejos de los templos, asi que tampoco perderían el tiempo. Pero antes de seguir, Eri se disculpó por segunda vez. Al parecer, era de actuar y luego pensar.
— Tranquila, no tienes que arrepentirte de todo lo que haces —comento, divertido.
Aunque algo pasó por su mente.
"Quiza si no estuviera tan serio..."
La miró durante unos segundos, con una sonrisa malévola, antes de revolver levemente su pelo azulado mientras ella se rascaba la nuca. No con los nudillos, sino con la mano, simplemente para sorprenderla. Esperó que con eso fuese a bastar.
— Ves? No eres la unica — alego, aun sonriendo — Pero vamos a empezar a caminar, quiero ver esos templos
Cuando Juro revolvió su cabello, hizo que sin querer la flor de cerezo que ésta se había colocado momentos antes cayera de entre los hilos que adornaban su cabeza, pero la peliazul no se dio cuenta, ya que el acto la pilló por sorpresa, haciéndola sonrojar. Pero lejos de cohibirse o tener timidez, el gesto hizo que la chica se llenase de alegría y que comenzase a tirar del chico de cabellos oscuros como el carbón, de vuelta agarrándole del brazo.
''Vaya... ¿Cómo serán los templos?''
La pequeña Eri miraba hacia todos lados, intentando divisar a lo lejos del camino que marcaban los cerezos algo parecido ya sea a un puesto ambulante, o a algún edificio con estructura similar a la de un templo. Sonrió de nuevo al vislumbrar esto último dicho.
-¡Vamos Juro-chan, te echo una carrera!-Dijo la joven mientras se deshacía del agarre que mantenía con el shinobi y comenzaba a correr hacia el edificio. El templo donde se dirigía era un típico templo tradicional japonés, con tejados de color azul, de piedra grisácea, y columnas que lo sustentan de color rojo, a juego con los arcos rojos que decoran la villa. Eri se quedó maravillada cuando llegó allí, ya que llegó la primera al haber salido antes de la improvisada línea de salida. Cuando Juro llegó señaló el templo.
-¿Te gusta? A mí me encanta este tipo de arquitectura, lo tradicional me apasiona.- Comentó, como simplemente un dato curioso. - De mayor quiero vivir en una casa tradicional.- Terminó con una sonrisa. -Además de vivir con todos mi amigos dentro, ¡es genial tan solo con imaginármelo!- añadió pensando en la mayoría de amigos que había conocido en el último año, todos peculiares, todos únicos.
''Algún día tengo que traer a Nabi para que vea los cerezos'' Pensó, alegre. ''O quizás debería venir con todos...'' Luego pensó que a lo mejor Juro después de este paseo no le apetecería venir más veces, pero negó con la cabeza, su costumbre de pensar en el futuro y no vivir el presente a veces la saturaba, y no le dejaba eso último, disfrutar el momento.
-¿Nos acercamos?
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A Eri no pareció molestarle mucho su gesto. Tuvo ganas de repetirlo, pero se contuvo. Ya lo haría luego si tenia la oportunidad.
Ambos caminaron por el pequeño paseo, cubierto por los cerezos, hasta que Eri diviso uno de los templos. Esta, tan alegre como siempre, reto a Juro a hacer una carrera, y empezó a correr.
—¡Espera! exclamo, intentando pararla, sin éxito.
Juro tuvo que correr también, hasta llegar a su lado, justamente en frente de uno de los templos, que tenia una arquitectura tradicional según Eri señaló. Los demás templos estaban un poco mas distanciados. Cada uno dedicado a un dios, supuso.
— Vaya, eso seria mucha gente — bromeó, al oír sus aspiraciones — No cabemos todos en una sola casa.
Habia tomado a broma lo que Eri había dicho. Ya se había acostumbrado a su carácter alegre infantil.
Juro asintió cuando le pregunto sobre acercarse. Al hacerlo, Juro diviso una pequeña columna de piedra. Esta, tenia el rostro de un zorro grabado.
— Mira, aqui alaban al zorro — comentó, sin tocarlo — siempre me he preguntado el propósito de alabar animales...
Afortunadamente, no había nadie por la zona que escuchase su comentario.
Juro se detuvo al pasar por el grabado. Ante ambos estaba la entrada del templo, y el chico dudo sobre que hacer.
—Crees que habrá monjes o algo? — preguntó, casi sintiéndose incomodo por esto
Eri, tan ancha y pancha, cogió de uno de sus bolsillos un rotulador con el que hizo la lista de la compra en su casa, así lo destapó y se pintó en la cara tres rayas en cada moflete, simulando unos bigotes falsos. Luego miró a Juro, con los ojos medio cerrados, intentando en vano parecer un zorro, un felino, o una niña loca.
Ríndeme culto, humano.-Dijo a Juro apuntándole con el dedo, luego bajó la mano y abrió los ojos con normalidad, aún sin limpiarse los mofletes llenos de tinta, y sonrió con una infantil sonrisa. -Hace poco estudié algo similar a lo que acabas de preguntar, y... Bueno, encontré una respuesta, no acertada, acertada, eso puedes dejarlo a tu imaginación.- No solía ponerse seria, así que intentaba explicar su teoría lo más animada posible. -Una persona rinde culto a alguien que cree superior a él... Y si piensas bien, en nuestro mundo los animales, insectos, etcétera, son importantes, tan importantes que incluso podemos firmar pactos con ellos, para que nos brinden su poder o simplemente nos ayuden. Quizás por eso les rendimos culto...- Explicó como pudo, la verdad no sabía si Juro sabía del tema o no, ella solo pudo suponer, y su teoría no era más que una suposición, ya que, sinceramente, no tenía ni idea ni quería preguntar a los demás sobre ello. Volvió a adoptar su sonrisa de siempre, como si no hubiese hablado del tema, y subió un escalón, observando el templo un poco por dentro, pero no había ni rastro de nadie más que gente paseando fuera del templo.
-No estoy segura si hay alguien dentro... ¿No quieres? Si no quieres podemos seguir con el paseo, ver los edificios para mí ya vale la pena.-Explicó la joven de cabellos azules, entonces tiró a Juro del brazo y lo llevó al siguiente templo, que era prácticamente igual que el anterior, solo que con tonos más azulados, y esta vez el culto lo hacían a las serpientes.
''¿Serpientes? No me gusta tanto este templo...''
Sin embargo este templo tenía algo diferente al anterior, y era que el templo en sí no tenía paredes, si no que era un templo al aire libre. Entonces Eri sonrió, al menos en este podrían entrar sin que hubiese alguien que lo prohibiese o algo.
-¿Te apetece acercarte a este?
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Repentinamente, Eri saco un rotulador del bolsillo y se pinto un par de rayas en las mejillas. Achino los ojos, fingiendo ser algún tipo de felino, probablemente un gato o un zorro.
Juro río de buena gana, sin haber esperado algo así.
— Estas loca — añadió entre risas, cariñosamente.
Trato de serenarse, mientras Eri le daba una explicación de lo que opinaba. No pudo quitar la sonrisa de tonto que se le había quedado después de la broma, pero era culpa de Eri por bromear.
— Creo que lo entiendo — respondió Juro, pensando sobre todo en los pactos y en su importancia —Supongo que muchos ninjas querrán un pacto...
Supuso que si quería un pacto, podría ser buena idea rendir culto al animal en cuestión.
No tuvo mucho mas tiempo para pensarlo. Eri le sacó del templo, alegando que no hacia falta que entraron. Juro no pudo decir nada, le agarro del brazo y empezaron a avanzar al siguiente.
Juro se fijó primero en que alababan a las serpientes. No supo que pensar, el animal en cuestion le daba igual. Este, a diferencia del otro, no tenía paredes.
— Te gustan las serpientes? — pregunto, sonriendo — Claro, entremos.
Juro insto a Eri a avanzar primero. Tenia ganas de verlo.
25/08/2015, 16:54 (Última modificación: 25/08/2015, 16:55 por Uzumaki Eri.)
-No es que me apasionen las serpientes, pero... Es un templo abierto, así podemos disfrutar sin miedo a que nos regañen por entrar sin permiso.- Explicó, entonces subió las escaleras que conducían al templo, esta vez sin agarrar o empujar a su acompañante de paseo.
El templo tenía justo en el centro del edificio una estatua de una serpiente, pero la serpiente, por muy difícil e increíble que parezca, no tenía pinta de querer morder o herir a nadie, simplemente estaba ahí. La estatua estaba rodeada por una fuente, donde al parecer la gente podía pedir deseos o algo así, o eso le pareció escuchar a Eri a un par de personas que allí se encontraban.
''Por mucho que se pueda pedir deseos, yo a una serpiente no le pido nada.''
-¿Te gustaría pedir un deseo, Juro-chan?- Preguntó de forma educada al moreno. -La gente de por aquí acaba de decir que si pides un deseo en la fuente, se hace realidad. Lo que no entiendo es cómo... ¿Te tienes que meter, tirar alguna moneda, hacer pipi?- Se llevó el dedo índice de la mano izquierda al mentón, como si estuviera pensando en un dilema moral, en vez de las chorradas que estaba soltando por la boca. -Bueno, yo no voy a pedir nada, ya tengo todo lo que he deseado.- Comentó como si no fuese la gran cosa, pero la pequeña kunoichi se sentía bien con su vida tal y como estaba ahora mismo.
Entonces miró fuera del templo, que se había nublado por culpa de unas nubes traicioneras que habían logrado tapar la luz que emitía el astro rey, y aprovechando la poca luz que se filtraba, logró divisar un puesto de dulces cerca del templo. La joven no dudó en ningún momento cual era su próxima parada.
''Que tengan dangos, que tengan dangos...''
-Juro-chan...- Llamó la pequeña, tirando de la mano del susodicho.-¿Después podemos ir allí?- Dijo señalando el puesto de comida que había visto hace ni dos segundos atrás.-Por fi...- Pidió con total capricho, esperando una respuesta afirmativa por parte del chico.
''¿A Juro le gustarán los dulces?''
La chica empezaba a entrar en pánico, y comenzó a morderse el labio, ¿le gustarían los dulces? ¿No?
-¿Te gustan los dulces, no? - Preguntó sin poder aguantarse.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri confesó que las serpientes no eran su animal favorito, pero que asi, no habría problemas con los supuestos monjes que podrían habitar aquel templo.
— Vamos entonces — asintió.
Eri entro formalmente , y Juro la siguió de cerca. Se paró delante de una gran fuente, con una estatua de la magnifica serpiente. Juro se preguntó silenciosamente la razón por la que debería haber una fuente en un templo.
El templo no tenia mucho mas. Al estar abierto, Juro supuso que tampoco era tan serio como los otros. La gente quiza rezaría a la fuente y ya esta.
Juro escuchó todas las palabras que Eri le dijo, pero no respondió. Se quedó pensativo, mirando la estatua. Hasta que esta le preguntó acerca de si quería pedir un deseo. Juro solo pudo recordar su ultimo deseo, hace mucho tiempo.
"Que venga papa..."
Y funciono. Juro sintió un gran escalofrío, y se puso aun mas pálido, si aquello era posible. Bajo la mirada, tratando de ocultarlo.
— Cre...Creo que hay que tirar una moneda — su voz era debil y tartamudeo unos instantes, hasta recuperar la poca firmeza que tenia normalmente — No gracias, los deseos nunca me han ayudado...
A pesar de ello, cuando Eri le preguntó acerca del carrito de dulces, no tuvo mucho mas que decir.
— Claro, me gustan, vamos cuando quieras.
Trato de recomponerse del espasmo involuntario que había tenido. La sangre subio por sus mejillas, se sentía hasta avergonado. Espero que Eri fuese mas comprensiva