Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Sí, ya lo sé, ya lo sé. Pero... Yo iba a solicitar una misión de las mías de las que haces en unas horas, un día como mucho. Para nada esperaba esto, de haberlo sabido me hubiera preparado mejor. Y bueno, gracias por la comida, Yubiwa-dono.
—Bueno, cuando salimos de Kusa sabías a dónde venías, Yota-kun —contestó Yubiwa—. Bastaba con habérmelo pedido. Por eso os estoy enseñando esta lección. No es una reprimenda, es para que la próxima vez tengáis cuidado. No es algo para tomárselo a la ligera: podríais morir —sentenció.
A estas alturas, Yubiwa ya se había acostumbrado a las notas de Taeko. La miró fijamente, y mediante señas con las manos, que fácilmente pudo leer, dijo: "Muy bien, Taeko-chan".
—Esto, Yubiwa-dono... ¿por qué nos escogieron a nosotros?
—No hubo elección alguna. Fuisteis los primeros que se presentaron en el edificio, y las demás aldeas habían llevado dos genin también, de modo que... —explicó—. En el mundo ninja, a veces no hay un por qué. A veces te toca hacer algo y ya está. Esforcémonos todos para que la próxima vez sí os elijan por un motivo.
—¿Puede firmarme un autógrafo en la camiseta?
—Yota-kun, eso no es propio de un shinobi profesional —dijo, levantándose—. Ni serio de un buen genin. Chico, esto es una misión muy importante y yo sólo soy un humilde jo-...
Yubiwa se quedó parado, mirando fijamente a la nada como un resorte y el ceño fruncido. Se dio la vuelta lentamente.
—¿Estás completamente seguro de lo que estás diciéndome, Inomaru-san? —Midió sus palabras despacio, como si tuviera miedo de conocer la respuesta.
»¿Es necesario que volvamos a Kusagakure?
»Bien.
Yubiwa se volvió a dar la vuelta. Parecía unos cuantos años más viejo que antes.
—La misión debe continuar. Son órdenes de Morikage-sama —sentenció—. Pero... pero... Gouna-dono. La Arashikage la ha asesinado.
· · ·
—¿Qué significa esto, Kenzou? —dijo Yui, mordaz. Había escuchado los pasos fuera en el jardín, en aquél dojo que habían cedido para su estancia.
—Sabes muy bien lo que significa, Amekoro Yui. Eres una asesina.
Uno de los dos ANBU que lo acompañaban se lanzó a por ella katana en ristre. Yui lo esquivó, le propinó una patada que lo mandó volando a la pared y le hizo hacer un boquete y agarró la katana que había blandido el otro ninja. Con ella bloqueó la arremetida del segundo.
—¿¡De qué demonios estás hablando, subnormal!?
—¡A Gouna la han envenenado! ¡Está muerta!
—Yo. No. Uso... venenos. —Yui tocó con su dedo índice el filo de la katana de su oponente y de pronto, se convirtió en agua, como si se hubiera derretido. El filo de la katana que empuñaba atravesó limpiamente el cuello del otro ANBU.
—Pero por lo visto, sí que matas con facilidad.
—¡Estáis atacándome, hijos de perra! ¡Que yo no he hecho nada!
»¿Sabes lo que creo? Creo que vosotros mismos habéis asesinado a Gouna. Que me estáis intentando echar el muerto encima. ¿Para qué es esto, Kenzou? ¿Para provocar una guerra entre Uzushiogakure y Amegakure y debilitarnos?
—Es curioso. Yo pienso lo mismo, pero la artífice eres tú. Yo sé lo que yo no he hecho, Yui.
—Viejo chiflado, te voy a-
Zzzis.
—Oh. —El filo de una katana sobresalía de su pecho, a la altura del corazón.
—Mira lo que has hecho, Yui. ¿Cómo pretendes que explique esto ahora, eh? ¿Cómo pretendes que lo haga? Te has cargado el Pacto. ¡Maldita sea!
—No. Kusagakure se ha cargado el Pacto. Y mis ninjas sabrán la ver...dad. No... lo dudes.
PUFF.
—¡Maldición! ¡Mierda puta! ¡Era un puto Kage Bunshin, joder!
El ANBU que la había apuñalado resollaba con dificultad, cogiéndose del vientre.
—Kenzou-sama. ¿Qué vamos a hacer?
—No lo sé, déjame pensar... Joder. Que alguien contacte con Yakisoba. Si se lo explicamos a él, quizás nos crea. Antes de que sea demasiado tarde y Amegakure difunda una mentira.
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—Bueno, cuando salimos de Kusa sabías a dónde venías, Yota-kun —contestó Yubiwa—. Bastaba con habérmelo pedido. Por eso os estoy enseñando esta lección. No es una reprimenda, es para que la próxima vez tengáis cuidado. No es algo para tomárselo a la ligera: podríais morir
En el fondo el de los cabellos azulados llevaba razón. supongo que el hecho de no querer perder ni un segundo en la búsqueda de aquel hilo me hizo una mala pasada.
— Supongo que tienes razón, Yubiwa-dono. Lo siento. Le prometo que no volverá a ocurrir
*Y ahora vayamos a dar por saco a esos villanos de poca monta*
—No hubo elección alguna. Fuisteis los primeros que se presentaron en el edificio, y las demás aldeas habían llevado dos genin también, de modo que... —explicó—. En el mundo ninja, a veces no hay un por qué. A veces te toca hacer algo y ya está. Esforcémonos todos para que la próxima vez sí os elijan por un motivo.
Estaba terminando ya de comer, de hecho, di un último sorbo al café que quedaba que ya empezaba a estar tibio.
—Yota-kun, eso no es propio de un shinobi profesional —dijo, levantándose—. Ni serio de un buen genin. Chico, esto es una misión muy importante y yo sólo soy un humilde jo-...
Fue como si de golpe y porrazo todo se congelase. Yubiwa nos dejó ver su rostro, aunque quizás hubiésemos preferido no hacerlo. Algo iba mal, muy mal. Habíamos visto a Yubiwa de muchas formas, pero no de aquella, totalmente paralizado por yo qué sé qué.
— Oye, lo siento, tampoco hace falta que te pongas así... Si no quieres firmarmelo no lo hagas...
¿Tanto se había molestado por lo del autógrafo? Me limité a guardar el permanente en la mochila de nuevo completamente confuso con lo que estaba pasando.
—¿Estás completamente seguro de lo que estás diciéndome, Inomaru-san? —Midió sus palabras despacio, como si tuviera miedo de conocer la respuesta.
»¿Es necesario que volvamos a Kusagakure?
»Bien.
— ¿Inomaru? —me pregunté en voz alta cuando de pronto me vino a la cabeza, previo golpe con el talón de mi mano diestra en la frente— ¡Joder, el Yamanaka! ¿Qué ha pasado, Yub..?
—La misión debe continuar. Son órdenes de Morikage-sama —sentenció—. Pero... pero... Gouna-dono. La Arashikage la ha asesinado.
Ahora me congelé yo. La Arashikage asesinando a la Uzukage. ¿Qué cojones estaba pasando? ¿El mundo se había vuelto loco? ¡Éramos aliados! Exacto, lo éramos, hacia tan solo unos segundos. Los segundos previos a que la Arashikage tuviese la brillante idea de dar fin a la vida de Uzumaki Gouna. Madre e hija, muertas el mismo año. Posiblemente Gouna fuese la Uzukage más efímera de todos los Uzukages que había visto la aldea del remolino.
— Espera, espera, ¿Qué mierdas significa que la Arashikage se ha cargado a Gouna-sama? ¡Estamos jodidos! Hay que ayudar a Kenzou-sama y... ¡¡¡ESTÁN DENTRO DE KUSAGAKURE!!! Quiéns abe lo que puede estar pasando allí ahora mismo... —mi tono de voz se apreciaba realmente sobre excitado, productod el miedo y del terror— Debería ir alguien hacia allí o... ¡Ya sé! Podrías usar tus clones, ¿No es así, Yubiwa-dono?
Una responsabilidad que ni yo mismo sabía de donde salía se había adueñado de mi cuerpo. Mis piernas se empezaron a moverse solas en dirección a Yubiwa, lo hacían tan rápido como podían hasta que me planté delante de él, completamente atemorizado y con la los ojos como dos naranjas.
— Podemos hacer eso, ¿Verdad, Yubiwa-dono? solo mientras nosotros nos ocupamos del hilo ese de chakra natural
Justo después agaché la cabeza por miedo a recibir una respuesta que no fuese de mi agrado pese a pensar que mi plan era perfecto.
Yubiwa no tardó en afirmar lo que Taeko suponía: no habían sido elegidos, solo fueron los primeros en llegar. La peliplateada siguió desayunando. No se dio cuenta, pero no dejaba de comer, aunque lo hiciera a baja velocidad. Los comentarios de Yota acerca del autógrafo (y la respuesta del jōnin) le hacían algo de gracia a la chica.
Sin embargo, el peliazul se congeló de repente, como si hubiese tenido una siniestra epifanía. Se dio la vuelta en un intento, tal vez, de ocultar su sentir de los genin, pero eso solo hizo que Taeko se alarmara más.
Le contestaba a alguien llamado Inomaru, alguien a quien Yota, quien también se había alterado por la repentina conducta de su ídolo, identificó como un Yamanaka.
”¿Yamanaka? ¡Como Reika! Un momento… ¿Estará escuchando la voz de ese Inomaru tal como yo escuché la de Reika? Si es así ¡qué rango tiene esa técnica, pues no hay nadie cerca!”
Taeko terminó su café con cautela y dejó pronto la tacita en el suelo. Luego, Yubiwa se volteó. Su rostro se había ensombrecido de manera extraña, y les dio tal noticia que la hizo ponerse en pie de un salto, olvidándose del dolor de sus piernas y lo lleno de su estómago.
La Arashikage había asesinado a la Uzukage.
”¡¿QUÉ?! No… pero ¿cómo? ¿No estaban con Moyashi-sama? ¡¿Cómo lo logró?!” Yota entonces mencionó algo muy importante que hizo a Taeko comenzar a respirar pesadamente. Están dentro de Kusagakure. ”No… ¿Acaso… peligra la Aldea? Madre, Iwada-san, Ririki-san… Oh, por los dioses, que estén bien…”
La misión, según el Morikage, debía de continuar. Incluso a sabiendas de una posible inminente ruptura entre las Aldeas. ¿Por qué a Gouna? Había sido ascendida hace mucho a Uzukage. ¿Tal urgencia había de removerla del puesto?
Mientras Yota sugería a Yubiwa enviar a sus clones para apoyar a Kusagakure en general, Taeko escribió una nota. Su caligrafía a prisas eran perfectas letras en itálicas.
≫Yubiwa-san. ¿Cómo sucedió?
¿No estaban Moyashi-sama y otros ninjas de élite cerca de ellos?
¿Cómo pudo pasar?”
Tal vez Inomaru no le había dado todos los detalles, pero no perdía nada con preguntar. Estaría entonces a la expectativa de las órdenes de Yubiwa, pues era quien estaba a cargo de los genin. Si decía que siguieran, seguiría. Si dijese que volverían, volvería sin rechistar.
Yubiwa cerró los ojos y asistió al ataque de pánico de Yota con estoicidad, sin mediar palabra hasta que hubo acabado. Entonces, negó con la cabeza y sonrió. Abrió sus dos extraños ojos anulares, dorados como el Sol.
—No podemos hacer eso, Yota-kun. Tenemos un deber que cumplir —dijo—. Las órdenes de Morikage-sama han sido totalmente estrictas: debemos continuar con la misión. Ya viste que le pregunté si necesitaban ayuda.
»Los amejin ya se han ido de la aldea. De lo contrario, ahora mismo estarían muertos, de eso no hay ninguna duda. Kenzou-sama es implacable con quienes traicionan su confianza. No tenemos nada de lo que preocuparnos. Y aunque todavía estuviesen allí, Kusagakure dispone de muchos ninjas tan habilidosos como yo y tan habilidosos como vosotros dos. Podrían frenar cualquier ofensiva, ¿de acuerdo?
Había estado observando a Taeko de reojo. La muchacha estaba escribiendo de nuevo una nota. Tan sólo esperaba que no fuese lo mismo que estaba sugiriendo Yota. Finalmente no fue así.
—Bueno, por lo que me ha contado, que no ha sido mucho, Yui envenenó a Gouna por la noche, mientras dormía. Uzukage-sama debió bajar la guardia en algún momento. Los kage son ninjas muy habilidosos, Taeko-chan. Y es muy probable que tuvieran planeado esto desde que les convocaron a Kusagakure. Pero ahora no debemos preocuparnos de esta terrible traición. Debemos continuar.
Como si no hubiese pasado nada, manteniendo la sangre fría como un carámbano de hielo, Yubiwa comenzó a recoger su equipaje. Se echó la mochila a la espalda.
—Vamos.
El trío echó a caminar, sin saber muy bien en qué estado se encontrarían su aldea cuando volviesen a atravesar sus puertas.
· · ·
Yubiwa saltó del último árbol a la vera del río y sus pies tomaron tierra frente a dos barcas de madera con una estructura un tanto extraña. Parecían simples botes. De hecho, en cada una habían dos remos. Pero pese a las fuertes corrientes del río, no se movían un ápice. Esto era debido a que a cada flanco las barcas tenían una especie de ribete metálico que bajaba en diagonal hasta la superficie. Estaban recubiertas de una fina capa de chakra.
—Cuánto tiempo...
—¡Yubiwa-kun! —dijo una voz que a Taeko y a Yota se les antojaría familiar, aunque no sabrían bien de qué. Venía de un encapuchado bajito, prácticamente de la estatura de los genin. Gracias a la capucha conseguía ocultar gran parte de su rostro, aún así, se les hizo terriblemente familiar también. Un par de flequillos dorados descendían en sendos perfiles del tipo—. Me he enterado de lo de...
—Mejor no hablemos de ello aquí, ¿sí?
El extraño bajó la cabeza.
—Tienes razón. Mejor mantenerlo en secreto hasta que las noticias vuelen. ¡Bueno, bueno...! ¿Y estos jovencitos, quienes... son?
Sus ojos dorados quedaron fijos mirando a Yota y a Taeko durante unos instantes. Luego, sonrió y bajó la mirada de nuevo.
—Ellos son Yota-kun y Taeko-chan, los dos genin que nos acompañarán en esta misión —explicó Yubiwa—. Oye, una cosa... Kenzou-sama nos dijo que nos esperarías con una barcaza, pero aquí veo dos botes, y no tienen buen aspecto.
—¿Pero no los ves? —dijo la figura, incrédula, señalando a los botes—. ¡Están en perfectas condiciones, tío! Esas piezas metálicas hacen una función estabilizadora. Eso sí, dejarán de funcionar si ponemos mucho peso encima. Por ese motivo he traído dos.
»Tú irás con Taeko-chan. Yota-kun... se viene conmigo.
· · ·
—Taeko-chan, ¡hay que remar más fuerte! —dijo Yubiwa, esforzándose por aplicar más fuerza al remo. Hacía rato que los otros dos les habían adelantado. El jounin frunció el ceño: casi parecía que lo habían hecho a propósito—. ¡Mierda, con esta niebla... no se ve nada!
»Y lo más preocupante de todo es que en este río nunca ha habido niebla.
Una extraña neblina amarillo verdoso les rodeaba. Además, había una cierta sensación en el aire...
A Yubiwa y a Taeko les dio un dolor de cabeza terrible, pero sólo un momento. Entonces, ambos parecieron ver algo. Yubiwa vio una gran ciudad, auspiciada por un acantilado, con una enorme cascada... Le dio un vuelco el corazón, y luego sacudió la cabeza.
—¿Qué... es esto? ¿Un Genjutsu?
Taeko se sintió extraña, y no supo por qué, tuvo el impulso de buscar un muñeco que creía tener al lado. Pero no lo tenía.
· · ·
*PIIIIIIIIIIIIII*
A Yota le pitaron los oídos y una punzada de dolor invadió el lateral de su cabeza. Tuvo que soltar el remo.
—Yota-kun, hay algo que debes saber. Es importante —dijo el hombre que hasta ahora no había mediado palabra—. Bajo la influencia del Hilo del Mundo, sucederán cosas raras. Te sucederán cosas raras. Pero no debes preocuparte.
¿Cómo es posible que aquél hombre supiera aquello? Yota no lo sabía. Lo que sí sabía es que nadie les había informado de que el encargado del transporte poseyera dichos datos.
—Ha pasado mucho tiempo, Yota-kun. —El corazón de Yota comenzó a acelerársele. Casi pareció que se le iba a salir por la boca. La voz de aquél extraño, altamente familiar, provocaba un extraño efecto sobre su cuerpo. Y luego, estaban esos recuerdos, extraños retazos que venían a su memoria. Los recordaba con claridad, pero tampoco los recordaba del todo, porque eran suyos, pero a la vez no. Arena. Un desierto.
El extraño se quitó la capucha y se dio la vuelta, dejando el remo sin ocupante.
—¿Te acuerdas de mi? Soy yo. Sid. Sanbei Sid.
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29/08/2017, 19:07 (Última modificación: 29/08/2017, 19:19 por Sasagani Yota.)
—No podemos hacer eso, Yota-kun. Tenemos un deber que cumplir —dijo—. Las órdenes de Morikage-sama han sido totalmente estrictas: debemos continuar con la misión. Ya viste que le pregunté si necesitaban ayuda.
»Los amejin ya se han ido de la aldea. De lo contrario, ahora mismo estarían muertos, de eso no hay ninguna duda. Kenzou-sama es implacable con quienes traicionan su confianza. No tenemos nada de lo que preocuparnos. Y aunque todavía estuviesen allí, Kusagakure dispone de muchos ninjas tan habilidosos como yo y tan habilidosos como vosotros dos. Podrían frenar cualquier ofensiva, ¿de acuerdo?
El veterano shinobi trataba de apelar a la cordura así como calmar a los jóvenes entusiastas que tenía en frente, en especial a mí que de pronto pareció invadirme el valor y el sentido del patriotismo, dejando de lado nuestro verdadero destino por lo que acabábamos de saber que había ocurrido en Kusagakure. No fui capaz de llevarle la contraria. Calle y agaché la cabeza en busca de mi mochila.
«¿Y ahora qué, Daruu? La próxima vez ya nada será igual...»
Taeko escribió una de sus notas al jonnin.
—Bueno, por lo que me ha contado, que no ha sido mucho, Yui envenenó a Gouna por la noche, mientras dormía. Uzukage-sama debió bajar la guardia en algún momento. Los kage son ninjas muy habilidosos, Taeko-chan. Y es muy probable que tuvieran planeado esto desde que les convocaron a Kusagakure. Pero ahora no debemos preocuparnos de esta terrible traición. Debemos continuar.
Sí, un malvado plan pero, ¿Por qué? ¿Acaso había pasado algo entre Amegakure y Uzushiogakure? No había tiempo para ir pensando, teníamos una misión que cumplir y Yubiwa ya nos estaba apresurando. De hecho, su contacto nos seguía esperando en el rio para cruzar al otro lado de la barrera que conformaba el elemento líquido y poder llegar al árbol sagrado.
Llegamos al punto de reunión y vimos dos botes de tamaño más bien reducido junto a un hombre que no destacaba en altura precisamente, iba encapuchado y entonces empezó a hablar con Yubiwa. Parecía que se conocían de hacia bastante tiempo. Pero lo que me puso en alarma o más bien, me mataba por curiosidad, era esa extraña familiaridad. sus orbes, dorados y brillantes como dos pepitas de oro nos examinaban a mi y a Taeko. No me gustaba ese tipo, pero si era de la confianza de Yubiwa también debía serlo de la mía, supongo.
«¿De qué narices me suenas?»
»Tú irás con Taeko-chan. Yota-kun... se viene conmigo.
— ¿Eh? ¿Yo contigo? C..claro
No estaba ni por asomo convencido de lo que estaba por venir. Por primera vez me separaría de Yubiwa y Taeko para viajar con ese desconocido que había despertado al curiosidad en mis entrañas. ¿Qué era eso? ¿Miedo? ¡Un ninja no debía tener miedo!
Subimos al bote y tomé mi remo dispuesto a usar todas mis fuerzas para mover la embarcación lo más rápido posible.
· · ·
JODEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEER
Una punzada. Solo fue una. Pero joder, parecía que me habían dado una patada en los huevos con unos makibishi y los tuviera metidos dentro del cerebro. El remo rebotó entre la superficie del bote.
—Yota-kun, hay algo que debes saber. Es importante —dijo el hombre que hasta ahora no había mediado palabra—. Bajo la influencia del Hilo del Mundo, sucederán cosas raras. Te sucederán cosas raras. Pero no debes preocuparte.
— ¿Como sabes lo d...
—Ha pasado mucho tiempo, Yota-kun.
Eran como fragmentos recogidos de forma aleatoria. Y empezaba a pensar que aquel día no había despertado, que todo era una pesadilla desagradable pero no... La punzada de antes fue tan real... De pronto perdí el mundo de vista con la mirada clavada en los ojos dorados del tipo los cuales brillaban bajo su capucha.
Un basto desierto se apareció ante mis ojos, con dunas irregulares y alguna que otra palmera desperdigada.
PUM PUM
Arena fina y caliente colándose entre mis dedos.
PUM PUM
Una aldea perdida en mitad de la nada que me resultaba jodidamente familiar pese a no haberla visto en mi vida.
PUM PUM
Un chidori formado en mi mano y mi propia voz que nos abía de donde venía soltando un "¡LO LOGRÉ!"
PUM PUM
¡¡BASTA YA!!
Era tarde. El corazón ya se había acelerado lo suficiente como para desbocarse. No faltaba el aliento y pese a que notaba como mis pulmones se hinchaban al máximo, me faltaba el aire. Ansiedad en estado puro.
—¿Te acuerdas de mi? Soy yo. Sid. Sanbei Sid.
Se quitó la capucha, lo veía todo como borroso producto del nerviosismo, causa directa de aquel ataque de ansiedad repentino.
— Sanbei... ¿Sid? —Si, fue como vivir mi vida, pero sin haberla vivido— ¿Qué...
qué está pasando? ¿Por qué te conozco? ¿Qué quieres?
Silencio por unos 5 segundos que para mí fue realmente fastidioso. Mi cabeza trataba de borrar todos esos recuerdos, pero seguían allí. De alguna manera intentaba de autocenvencerme que aquello era una gran mentira. No era yo, ¿O si? Yo qué sé...
— ¿Cómo mierdas sabes eso de los hilos? ¡Habla!
Fui gilipollas. ya había puesto la fachada, y encima había sacado algo de agresividad, palpable en mis ojos, como si estuviese a punto de lanzar un raitonazo a través de ellos. Yubiwa noe staba, Taeko tampoco. Detrás de nosotros vi una niebla que me impedía verlos.
Sanbei Sid se alzó apoyando las manos en la sucia madera del bote. Observó a Yota con una sonrisa afable, más cariñosa que la de quien está planeando algo con intenciones poco bondadosas. Se llevó una mano a la frente.
—Cielos, debes de estar muy confuso, ¿verdad, Yota-kun? —dijo—. Yota-kun, cerca del hilo abierto, la línea entre tu antiguo yo y tu actual persona se difumina.
Se acercó. De pronto, Yota se dio cuenta de cómo algo tiraba de sus brazos y sus piernas, aferrándolas al bote.
—Sí, Yota-kun. Me conoces. Aunque yo no pertenezco a este lugar.
»Será una lástima para tu yo del futuro. Pero tu yo del presente lo necesita de nuevo. Por una vez, haré lo correcto. Lo siento, Yota-kun. Y buena suerte.
El jounin se agachó y golpeó su estómago con la palma de la mano. Un brillo de color marrón rojizo les envolvió a ambos, y la niebla verdosa alrededor de la barca se agitó y tembló de furia como si alguien estuviera molestándola. La vista se le torció, se le nubló y le dio vueltas; el bote estalló en mil astillas y el rostro de Sanbei Sid comenzó a derretirse frente a sus ojos. La bandana que llevaba en la frente portaba el símbolo de un reloj de arena.
ZZZZZUZUMM.
Yota se sumergió en el agua y sintió un calambrazo de dolor recorriéndole todo el cuerpo. Notó como el agua le apretaba los huesos y se metía por los oídos, por la boca, por los ojos. Era una sensación terrible, la peor sensación que hubiera tenido jamás. Escuchó una risa, una risa terrible, luego, un grito de rabia, y finalmente, sintió cientos de sacudidas de diferentes direcciones, como si estuviera dentro de una lavadora que estuviera centrifugando el espacio alrededor de él...
...y después, salió despedido.
Ahora se encontraba bien. Se encontraba mejor que nunca, de hecho. Un torrente de chakra verdoso le envolvía y le hacía ascender. Era como si le revitalizase por dentro. Era una sensación maravillosa, y sin embargo... ¡Zas! El cordón de energía lo expulsó hacia un lado. Yota sentía que no le cabía más vitalidad en el cuerpo. Quizás por eso había tenido que salir de ese géiser.
Sólo que no era un géiser. Era un hilo de chakra, grueso, perfectamente visible, que se alzaba hasta los cielos.
Y allí, de pie junto al chorro de energía, había una figura que tal vez le resultase familiar. Quizás se habrían encontrado en algún momento, quizás no. Era un hombre de cabello plateado, vestido con un top negro y unos pantalones de camuflaje. Le observaba incrédulo, como si acabase de ver a un fantasma.
—¿¡Pero qué cojones!? E-eres... ¡El Kazekage! ¡Ese niño idiota! Es... ¿otra de las reencarnaciones? ¿Pero cómo has salido tú del Hilo?
El Hilo. Así que eso es lo que era ese enorme torrente de chakra que había allí, y que salía de la corteza del árbol. El Hilo. Él había salido de allí. Pero hace unos momentos, estaba en el agua... Y Sanbei...
...no había rastro de Sanbei Sid.
—Yota-kun. Tenemos que matar a Taiho. —Una voz que sonaba de todas partes, y de ninguna, le rompió todos los esquemas—. Y cerrar esa corriente de chakra antes de que sea demasiado tarde.
El Hilo subía hasta el cielo y se alejaba hacia el oeste, mucho más allá de las montañas del País de la Tierra...
· · ·
La niebla se había densificado aún más. Yubiwa señaló a lo lejos.
—¡Creo que ya veo el ár... oh no! ¡Taeko-chan, rema más rápido! ¡Es el hilo!
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"Envenenada..." pensó Taeko, bajando la mirada. La gente de Amegakure ya se había ido de la Aldea, al parecer. La peliplateada pensó en Ayame y en Mogura. Se preguntó qué pasaría con ellos, y si serían considerados enemigos de Kusa y Uzushiogakure. "Pero ellos son buenas personas... ¡No deberían tenerse a mal!"
La fémina asintió ante la orden de Yubiwa y lo siguió junto con Yota. Después de un buen rato de andar a paso apresurado, llegaron a la orilla de un cuerpo de agua. Una persona de capucha amarilla los esperaba junto a un par de sencillos botes. No parecía que aguantarían mucho en cuestión de aspecto, pero tampoco parecían inmutarse por la corriente que los golpeaba.
Taeko inclinó la cabeza mientras el hombre y el peliazul hablaban. Aquel encapuchado se le hacía familiar. Estaba segura de que lo había visto en algún lado. Tal vez mientras caminaba por una calle, y lo había pasado sin querer. Tal vez en un bosque, cuando viajó semanas atrás. No podía ubicarlo con precisión en su pasado.
La plática no duró mucho, Yubiwa solo los presentó ante el encapuchado, haciendo éste lo que parecía un comentario sobre Gouna. Taeko dio un respingo. Luego se separaron, la chica iría con el jounin, mientras que Yota iría con el desconocido. La peliplateada dudó de si era sensato enviar a un genin con alguien a quien casi ni se le podía ver el rostro. La chica no hizo comentario ni gesto alguno, y se limitó a despedirse de Yota con un gesto de la mano y una sonrisa.
...
El trayecto sobre el bote se le hizo muy largo a Taeko. Sus bracitos daban todo lo que tenían, pero no parecía ser suficiente. Yubiwa la alentaba a esforzarse más, pero era muy cansado para ella. No se dio cuenta siquiera cuando comenzaron a verse rodeados por una niebla. La sensación de estar rodeada por ella era extraña en demasía. Además de darle un aspecto ominoso a la travesía y dificultar la vista, parecía hacerle mal a la peliplateada.
Dejó de remar por un momento. La niebla no olía a humedad. Estaba seca, y se sentía como si el viento hiciera chocar la arena contra tu piel. La chica bajó la mirada hacia sus manos. Las vio delicadas, como quien maneja cosas pequeñas con precisión. De la nada sonrió muy ampliamente, un gesto grotesco que se vería maniático en su terso rostro, y en un rincón lejano del mundo escuchó una risa dulce y muy joven. Estiró de repente la mano hacia adelante, en diagonal, intentando asir algo y abrazarlo contra su pecho con todo su amor.
Algo, o alguien, de brillantes cabellos rojos y hermosos ojos color ámbar.
Su sonrisa desapareció cuando vio que no había nadie más consigo en el bote, aparte de Yubiwa.
"¿Qué...? No... No entiendo. ¿Qué era eso?". Lo sabía dentro de sí, aunque no del todo. Una parte de su interior le decía que era una muñeca. Otra, que era una niña. Pero ambas ideas se perdieron en un abismo de incertidumbre, y fueron sepultadas por lagunas mentales que no debería de tener. Taeko se llevó la mano a la cabeza. Sintió como dicen que uno se siente después de beber sake, en una mesa con un garabato sellado con un jutsu. Alzó la mirada e intentó buscar con ella a Yota en la lejanía, pues su rostro de repente se le hacía más familiar que nunca. Como si fuese un amigo de la infancia casi olvidado. Sin embargo, la neblina le impedía ubicarlo. Su respiración se hizo más pesada y, sintiéndose bastante inquieta, retomó los remos.
No pasó mucho antes de que Yubiwa la alentara más, pues el Hilo parecía estar cerca.
"El Hilo... Es algo sobre chakra natural... ¿Será el Hilo en sí el que me tiene... alucinando? No entiendo qué pasa... Yubiwa-san parecía algo confundido también. ¿Habrá sido un genjutsu, tal como dijo? En ese caso, ¿quién nos lo lanzó?"
Taeko dio todo de sí para continuar remando, e intentó hacerlo tan fuertemente como lo demandaba Yubiwa. Esperaba de corazón de que la misión terminase sin problema alguno. Ahora no solo le preocupaban Ayame y Mogura, además de la gente de Kusa, sino también Yota. Lo acababa de conocer, pero ya tenía una extraña sensación de camaradería para con él.
—Cielos, debes de estar muy confuso, ¿verdad, Yota-kun? —dijo—. Yota-kun, cerca del hilo abierto, la línea entre tu antiguo yo y tu actual persona se difumina.
— Mi antiguo... ¿Yo? —dije entre confuso e incrédulo.
—Sí, Yota-kun. Me conoces. Aunque yo no pertenezco a este lugar.
»Será una lástima para tu yo del futuro. Pero tu yo del presente lo necesita de nuevo. Por una vez, haré lo correcto. Lo siento, Yota-kun. Y buena suerte.
— ¿Lo correcto? ¡¿De qué mierdas habl...
La mano del rubio que tenía en frente, un completo desconocido pero a la vez alguien que me traía tantos recuerdos extraños puso mi mano sobre mi estomago y entonces... ¿Chakra? ¿Una técnica? Sí.. se podía ver un chakra entre marrón y rojizo, lo estaba metiendo en mi interior y entonces se fue todo a la mierda. Ese bote de mercadillo explotó en cientos de y miles de astillas y lo peor no era eso. Sanbei Sid, que estaba frente a mí, se estaba ¿Difuminando? Como si alguien le estuviese pasando una goma de borrar por encima. Nunca sabría lo que había pasado aquel día, ni si vería de nuevo a Sid, incluso, como acabó aquello de la difuminación, ¿O acaso era una especie de espíritu fantasmal? Todo era demasiado extraño. Pero llegué a ver una última imagen. Llevaba una bandana en la que se dibujaba un reloj de arena en el metal. Guardaría esa imagen en mi retina.
Pronto las aguas del rio me tragaron y me vi envuelto esta vez en un chakra verdoso jodidamente violento. Me apretujaba como mil malditos demonios. Pronto el agua se me metería literalmente por todos los orificio de mi cuerpo. Ni siquiera podía chillar, me sentía débil, muy débil.
Pero afortunadamente, antes de pensar que ya estaba muerto el impacto contra el suelo me hizo recobrar el sentido y ante todo pronostico sentirme más fuerte que nunca.
Al levantar la cabeza para levantarme vi ante mí otro tipo. De cabellos color plata, pantalones militares y una camiseta sin mangas azabache. cerca de nosotros, el árbol sagrado envuelto por ese chakra verdoso.
«¿Esto es el hilo del que habló Gounsa-sama?»
—¿¡Pero qué cojones!? E-eres... ¡El Kazekage! ¡Ese niño idiota! Es... ¿otra de las reencarnaciones? ¿Pero cómo has salido tú del Hilo?
— ¿Reencarnaciones? ¿Kazekage? ¿De qué hablas? ¿Quién se supone que eres?
Estaba entrando en absoluto pánico. Me había quedado solo y a saber donde estaban Yubiwa y Taeko y ahora tenía ante mí un tipo que no inspiraba cordialidad precisamente. De hecho, estábamos ante el hilo de chakra famoso y lo más probable es que fuese uno de los tipos de los que habló Uzumaki Gouna o sino alguien peor. Estaba jodido de verdad.
—Yota-kun. Tenemos que matar a Taiho. —Una voz que sonaba de todas partes, y de ninguna, le rompió todos los esquemas—. Y cerrar esa corriente de chakra antes de que sea demasiado tarde.
— ¡Joder! ¿Y tu quien eres? —exclamé desesperado. El tipo de los pantalones de camuflaje no había vuelto a abrir la boca, era otra voz. Pero no había nadie más en la zona. Al menos no para mi vista— ¿Demasiado tarde para qué? ¿Y quién es ese Taiho que dices?
Todo cada vez era más difícil de entender. Nada tenía el más mínimo ápice de lógica. Estaba inmerso en una realidad de lo más dantesca y lo más probable es que acabase muerto. quizás incluso Yubiwa y Taeko ya estuviesen muertos. Tenía que apañarmelas solo antes de que fuese demasiado tarde.
6/09/2017, 10:09 (Última modificación: 6/09/2017, 10:09 por Amedama Daruu.)
—¡¡Soy yo, Gyuuki!! ¡¡¡REACCIONA, IDIOTA!!!
La brisa se movió un instante. El extraño con pantalones y botas militares apareció frente a él, a unos dos metros del suelo. Tenía la pierna levantada y envuelta en una capa de electricidad peligrosamente brillante.
—¡GUILLOTINE DROOOOOP!
Taiho arremetió con su tacón a Yota. La pierna golpearía al Yotsuki, o al suelo, y un estallido de relámpagos rompería el suelo en una buena distancia, levantando las rocas, haciéndolas añicos y dejando atrás un cráter de gran magnitud.
· · ·
Una explosión siguió a un extraño resplandor azulado al otro lado del árbol. Yubiwa saltó del bote y aterrizó en tierra.
—¡Vamos, Taeko-chan! Tengo un mal presentimiento...
¤ Raiton: Lightning Guillotine Drop ¤ Elemento Rayo: Caída Guillotina del Rayo - Tipo: Ofensivo - Rango: S - Requisitos: Yotsuki 70 - Gastos: 84 CK - Daños: 140 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo, provoca un estallido eléctrico y un cráter en un radio de 5 metros a la redonda
El usuario, en plena caída libre, ataca a su adversario con un golpe con toda su pierna, cargado de chakra. La técnica puede amplificarse mediante el uso de Ninjutsu o técnicas con flujo del chakra a través del cuerpo. El golpe es tan poderoso que rompe el suelo y lo hace añicos, además de desestabilizar a los oponentes en un radio de diez metros.
La versión del clan Yotsuki utiliza la pierna cargada de chakra Raiton, lo que además de suponer un peligro extra para un golpe directo, y desestabilizar a los oponentes en un radio de diez metros, provoca un estallido eléctrico que daña en área además de provocar un gran cráter si golpea en el suelo.
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7/09/2017, 16:23 (Última modificación: 7/09/2017, 16:27 por Sasagani Yota.)
No hubo respuesta por parte del extraño con complejo de militar sino que directamente pasó a la ofensiva, situandose encima mío dispuesto a causar estragos.
—¡¡Soy yo, Gyuuki!! ¡¡¡REACCIONA, IDIOTA!!!
Si hubo respuesta por parte de la voz. Gyuki. Sí al igual que con Sanbei Sid, ese nombre también lo conocía. Era la de una de esas bestias. Vulgarmente se le conocía como Hachibi, pero yo conocía su nombre real. Y ahora quería luchar conmigo porque estaba en mis entrañas. Lucharíamos, codo con codo para doblegar a Taiho, el cual se había convertido en mi enemigo y en mis hombros recaía la responsabilidad de evitar la catástrofe, proteger el hilo de chakra natural. No había tiempo para esperar que Yubiwa y Taeko nos encontrasen, por una vez en la vida debía coger al toro por los cuernos, quizás ganar tiempo, pero con aquella sensación embriagadora de poder me sentía capaz de cualquier cosa.
El sello del carnero se formuló en mi mano diestra y tal y como hiciese Taiho apenas unos instantes antes, desaparecí de la vista común para aparecer alejado 6 metros a mi derecha. Taiho golpeó con una violencia abrumadora el suelo a pesar de que el objetivo fuera yo, dejando un cráter en el lugar del impacto, juntamente cn la onda expansiva de unos 5 metros. Logré evadirlo por poco y vi que las habilidades del tipo eran similares a las mías. controlaba el raiton y el taijutsu y sabía unirlos para crear técnicas devastadoras, justamente mi punto fuerte.
— Hagamoslo, Gyuki-kun
Un chakra morado me envolvió. Carecía de la potencia del cakra que poseía el hilo de chakra, epro no era un chakra normal. Desataba poder y fuerza, unas habilidades que se me habían transferido para llevar a cabo la empresa que me ocupaba en aquellos momentos.
Poco a poco, el chakra fue formando una cabeza de toro encima de mi figura que iba ganando en tamaño. el chakra se iba haciendo fuerte a cada segundo que pasaba.
Mi cuerpo también empezaba a experimentar cambios, aunque solo sueprficiales. Además de aquella vitalidad embriagadora, mis cabellos se endurecieron como tomando la resistencia del acero, mis colmillos crecieron y mis ojos también cambiaron, de las pupilas dorados que tenía originalmente, ahora Taiho los vería de un morado brillante.
La unión entre Gyuki y yo ya era un hecho. Estábamos listos para las tortas.
El chakra con al cabeza de toro emitió un bufido que sería escuchado a lo lejos.
— ¿Estás seguro de querer hacer esto, Taiho? —joder, era imposible perder. Aquel poder me daba una fortaleza de lo más inverosímil— Es tu oportunidad de conservar tu vida, porque el hilo está claro que no te lo llevarás
Seguía envuelto en aquel chakra morado y mis ojos clavados en el tipo de los cabellos plateados. Mi confianza se basaba en dos puntos muy claros; en primer lugar, la fuerza que me daba Gyuki, y en segundo lugar, sabía que e algún momento Yubiwa se vería alertado por todo el alboroto y acabaría llegando. si es que no había muerto en el intento, claro.
Estado de Yotita
• PV:
140/140
–
• CK:
616/630
–
+500
–
-14
–
Objetos:
Portaobjetos [Muslo derecho][4/10]
Hilo shinobi (30 metros)
Bomba de humo x1
Sello explosivo clase C x1
Shuriken x3 (8 PV/corte superficial, 12 PV/corte e impacto directo)
Fuuma Shuriken x1 25 PV/corte superficial, 40 PV/corte, 65 PV/impacto(En el cinto por el costado izquierdo)
Wakizashi x2 (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)(En cruz en la espalda)
¤ Aspecto de Bijū - Tipo: Apoyo, Ofensivo - Requisitos: Ninguno - Gastos: 15 CK (onda de choque) - Daños: 25 PV (onda de choque) - Efectos adicionales:
Puede utilizarse CK del bijū accesible por el usuario
+3 a Fuerza y Agilidad
La onda de choque defiende hasta 25 PV
- Velocidad: Muy rápida (onda de choque) - Alcance y dimensiones:La onda de chakra puede abarcar hasta cinco metros hacia delante.
Bajo un momento de especial estrés, tensión o peligro, con el simple acceso al chakra de su bestia, el jinchūriki comienza a experimentar su primera transformación. El jinchūriki del Gobi se ve rodeado por un delgado manto de chakra blanquecino que le dota de una mayor fuerza, agilidad y un mayor ratio de cicatrización de sus heridas (no restaura PV). El chakra del bijū complementa al de su jinchūriki y es capaz de manipularlo hasta cierto punto, como formar una onda de choque utilizando un bramido o lanzando su puño para enviarla hacia el oponente, siendo capaz de dañarlo o desviar armas arrojadizas o incluso ataques. En esta forma, el cuerpo del jinchūriki experimenta ligeros cambios físicos: sus ojos se vuelven de color aguamarina, con una ligera sombra carmesí adornando sus párpados inferiores y sus dientes se vuelven afilados y cónicos.
También es posible que un jinchūriki adopte esta apariencia sin que el manto de chakra sea visible a simple vista, tan sólo con los cambios morfológicos descritos.
¤ Sunshin no Jutsu ¤ Técnica del Parpadeo Corporal - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Ninjutsu 40 - Gastos:
14 CK/20 metros
52 CK para huir de un combate
- Daños: - - Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos - Sellos: Carnero/una mano - Velocidad: Instantánea
El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.
No tardaron mucho en verlo a lo lejos: el árbol sagrado y, cerca de él, un flujo místico de lo que parecía ser chakra. Taeko siguió la orden de Yubiwa y dio unos minutos más de esfuerzo remando. Al sentir la tierra bajo el agua ser arrastrada por el fondo del bote, la peliplateada se sintió aliviada en demasía. Y se quedó unos segundos más en el bote que el jōnin, quien saltó al instante.
Hubo un estallido de luz a la distancia, y el peliazul apuró a Taeko a seguirlo. Ella asintió y saltó del bote. Sin embargo, al tocar el suelo, cayó de rodillas. Estaba cansada, sí, pero no había sido eso lo que la había hecho caer. Había sentido un peso en la espalda, como si hubiese estado cargando una gran caja de madera llena de... ¿más madera? ¿figuras? Una risita se escuchó a lo lejos, muy en la distancia, en un recuerdo tan sólido como aquella caja etérea.
"¿Qué...? ¿Qué pasa? ¿Qué son estas sensaciones? ¡Yota! ¿Estarás a salvo?" pensó Taeko, con el corazón acelerándose cada vez más.
Hizo un par de sellos y se llevó una mano a su portaobjetos, imbuyendo tres de sus shuriken con chakra magnético. Debía de estar preparada para cualquier cosa. Después de eso siguió sin dilación a Yubiwa, intentando concentrarse en lo que tenían que hacer: evitar que aquellas personas tomaran el hilo, y avisar en caso de ser necesario.
¤ Jiton: Jiryoku Hiki ¤ Elemento Magnetismo: Tirón de Fuerza Magnética - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Jiton 10 - Gastos:
5 CK por proyectil (máximo 2 proyectiles)
(Jiton 25) (máximo 4 proyectiles)
(Jiton 40) (máximo 6 proyectiles)
- Daños: - - Efectos adicionales: Los proyectiles pueden ser atrapados en el aire al regresar. - Sellos: Serpiente → Sello especial - Velocidad: Rápida. - Alcance y dimensiones: Rango de atracción de 3 metros. Puede incrementarse a 6 (Jiton 25) y 9 (Jiton 40).
El usuario imbuye un shuriken o proyectil metálico con chakra y lo magnetiza. Después de hacerlo, el usuario puede atraer (y solo atraer) el proyectil una vez, haciendo que vuele en línea recta desde la ubicación actual del mismo hasta sus manos, siempre que esté dentro del rango. Ya que el usuario percibirá a la perfección la trayectoria de vuelta del proyectil atraído, se puede bloquear o atrapar con relativa facilidad, dependiendo de la habilidad del usuario.
Taiho estaba claramente impresionado. Al principio dio un paso hacia atrás, pero estaba en sobreaviso de los efectos secundarios que podían provocar los hilos. Jamás se hubiese imaginado, no obstante, que uno de los ninjas de Kusagakure que le habían enviado era una de las Reencarnaciones.
Tampoco había escuchado nada sobre el renacimiento del Hachibi. Eso sí que era una sorpresa bien grande.
Sin embargo...
—¿Conservar mi vida? —rio, mientras acercaba la mano al hilo de chakra verde—. Eres muy arrogante. Especialmente para ser un cadáver.
Taiho rozó un momento el torrente esmeralda con la punta del dedo índice. Inmediatamente, apareció junto a Yota. Golpeó su cuello con la fuerza de mil demonios, el brazo henchido en electricidad. Atravesó piel, carne, hueso... y decapitó al muchacho.
—Yota... -kun...
«Yota ha muerto.»
· · ·
Yubiwa y Taeko corrieron, rodeando el árbol sagrado. Esquivando raíces tan grandes como casas enteras, saltando de una en una, cada vez más deprisa...
Lo que encontraron fue, quizás, la escena más grotesca que habían vivido nunca. Allí, en el otro lado del árbol, había un hombre con pantalón militar de camuflaje y un top negro, de cabello plateado. Estaba envuelto en una electricidad entre azulada y verdosa, y reía maniáticamente de espaldas a ellos. A cinco metros detrás de él, habían dos cosas... que debían haber sido una sola.
...estaba la cabeza de Yota.
Y estaba el cuerpo de Yota.
Y no estaban juntos.
Podrían haber armado un escándalo. Afortunadamente, Taeko era muda. Y Yubiwa... El jounin extendió la mano hacia la derecha, y con unos rápidos signos comunicó a Taeko una sencilla frase.
"Todo va a ir bien"
Yubiwa cerró el párpado izquierdo. Observó a Yota. Su ojo anular brilló de un dorado aún más brillante de lo usual, y se fijó en el lugar donde estaba Yota.
El espacio se curvó, y con él, el tiempo. Las rocas que había destrozado Taiho volvían a su sitio lentamente. El cuerpo y la cabeza de Yota gravitaron hacia arriba, se pusieron de pie y se volvieron a unir, y el muchacho abrió los ojos, como si sólo se hubiera quedado dormido unos minutos...
«Yota ha revivido.»
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11/09/2017, 00:58 (Última modificación: 11/09/2017, 00:59 por Sasagani Yota.)
—¿Conservar mi vida? —rio, mientras acercaba la mano al hilo de chakra verde—. Eres muy arrogante. Especialmente para ser un cadáver.
Aquello debió ser lo último que verían mis ojos. el mamón ese del top negro y los pantalones de hipster tocando el hilo y riéndose. Mi rostro se torno más serio pero...
... fue como si desapareciese de mi vista y luego...
... Sentí un fuerte golpe en mi cuello.
Aquello fue el fin. Pude oír como Gyuki se lamentaba por algo pero la vista se había nublado y toda aquella vitalidad, aquel torrente de poder se desvaneció e cuestión de segundos.
El hilo de chakra había quedado a merced del villano y el destino del mundo estaba en sus manos. Al menos me quedaba l consuelo de saber que yo no iba a sufrirlo.
Poco después vi como el tipo estaba mirando al árbol, seguía riéndose de una forma muy particular, incluso irritante y me sentía muy raro. Para empezar el cráter de la técnica anterior había desaparecido y en segundo lugar no sentía ningún tipo de dolor de la técnica anterior con la que se fue todo a la puta. Sin duda la bendición de los dioses estaba de mi aprte. La fortuna me sonreía. Taiho estaba de espaldas a mí y no prestaba atención de lo que debía ser mi cadáver. Todo aquello convertía aquel conflicto en una oportunidad de oro.
«No sé qué diablos ha pasado y no sé si quiero saberlo, pero es nuestra oportunidad, Gyuki-kun, Aprovechemosla»
Miré la palma de mi mano diestra y sonreí.
«Puedo acabar con él con mi técnica. Tan solo necesito un golpe certero. ¡Vamos allá!»
Mis piernas empezaron a moverse aumentando el ritmo a gran velocidad mientras la mano se iba cargando hasta formar una esfera de chakra eléctrico que me delataría pero, ¿Podría reaccionar a tiempo de la amenaza que se cocía a sus espaldas? Estábamos a punto de comprobarlo.
El chidori estaba formado y con él un estruendo acaparador inundó el ambiente, como si miles de pájaros bajo amenaza de muerte emitiesen el chillido de alarma y empezasen a revolotear para huir despavoridos.
Me abalancé a por mi presa buscando impactarle de lleno en el torso y con suerte impactarle directo al corazón, por la espalda. Sabía que aquella técnica podía traspasar sus tejidos hasta llegar al mismisimo corazón de ese hijo de puta, si es que tenía algo parecido en su interior, claro. Justo en el momento del impacto grité de pura rabia contenida.
— ¡¡¡MUEREEEEEEEEEEEEEEEE!!! —
¤ Chidori ¤ Mil Pájaros - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Raiton 40 - Gastos: 48 CK - Daños: 80 PV - Efectos adicionales: Alto peligro de muerte de impactar en un punto vital - Sellos: Buey → Liebre → Mono → Dragón → Rata → Pájaro → Buey → Serpiente → Perro → Tigre → Mono (ninguno con Raiton 50) - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Esta técnica canaliza una gran cantidad de chakra Raiton en la mano del usuario, tanto es así que se vuelve visible y produce un sonido parecido a mil pájaros chirriantes. De ahí el nombre de la habilidad. Una vez la técnica se ha copletado, el usuario carga hacia adelante y clava su Chidore en el adversario. Esto produce, en caso de acertar en puntos vitales, un daño usualmente letal. A pesar de que la técnica produce un sonido tan alto, esta técnica está clasificada como de asesinato gracias a la velocidad a la que el usuario es capaz de moverse mientras la utiliza.
Dado que la velocidad del ataque es tan grande y que el usuario debe moverse estrictamente en línea recta, se produce un efecto túnel en su visión que le impide variar ligeramente la trayectoria del ataque si su oponente lo hace, fallando el movimiento. Esto puede ser corregido si el usuario posee reflejos aumentados (mediante el Sharingan, Rinnegan u otros medios). El Chidori puede utilizarse para electrocutar al oponente y mandarlo en dirección opuesta, sin empalarlo, por lo que es una técnica de letalidad ajustable.
Taeko no podía alcanzar a Yubiwa, quien se había adelantado a través de la tierra y las enormes raíces del árbol sagrado. Pero con mucho esfuerzo y resuellos consiguió casi seguirle el paso. Hasta que se detuvo, y lo que la peliplateada pudo ver al llegar al lado del jounin, le quitó el aliento más que toda la travesía.
Había un hombre, siniestro, rodeado de relámpagos. Y Yota, decapitado.
Taeko comenzó a resollar.
"No... Yota-san... No puede ser..."
Su interior se revolvió hasta el punto de querer vomitar. Una parte de ella quería lanzarle las shuriken al tipo que, al parecer, había asesinado a su amigo. Otra parte le decía que huyera para pedir refuerzos, tal como habían dicho en su misión. Pero en su mayoría, su cuerpo no respondió. Solo se movía para respirar con pesar y desesperación.
"Yota-san..."
Sin embargo, Yubiwa se apresuró a hacerle algunas señas. "Todo va a ir bien."
Y antes de que pudiera hacerle señas para responderle, Yota estaba de pie de nuevo, como si no le hubiese sucedido nada. ¿Había sido un genjutsu? ¿El Yota muerto había sido una ilusión? En tal caso, se dejó llevar mucho por ella, pues su estómago aún se revolvía. Pero... ¿en realidad lo era? ¿O acaso Yubiwa había hecho algo para... remediarlo?
"No, eso es imposible. Debió de haber sido un genjutsu..." se dijo sin pensarlo mucho. Aliviada, vio cómo, al instante después de ser levantado, el rubio se lanzaba contra el hombre de los pantalones militares. Se escuchó un ominoso ruido en el aire a la vez que Yota cargaba una de sus manos con relámpago, un jutsu que Taeko nunca había visto, y soltaba un grito amenazador contra él. Taeko tuvo el impulso de saltar e ir a ayudarlo, pero pensó que no sería prudente. Con alguien que se veía así de grande, y con Yota, quien Taeko supuso era mucho más fuerte que ella, ¿en qué podría ayudar? "No tengo cabida aquí... No soy lo suficientemente poderosa..."
Así que dio un paso hacia adelante para que Yubiwa pudiese verla, y le respondió velozmente en lenguaje de señas.
"¿Qué hacemos?"
Si era sincera consigo misma, sabía que no podía hacer mucho. Seguir las indicaciones de Yubiwa era lo mejor por el momento.
Yubiwa cayó hincando una rodilla en el suelo, exhausto. Su párpado derecho se cerró. Gimoteó y se llevó la mano del mismo lado a la cara, tapándoselo. Observó a Yota con preocupación, quien se lanzaba de nuevo al ataque contra Taiho. El muchacho enarboló aquél Raiton con una destreza digna de admirar, pero era demasiado ruidoso. Tanto él como la técnica. "¡El enemigo estaba de espaldas, Yota-kun, debiste aprovechar para rematarlo!", quiso decirle. Pero ya era tarde, porque Yota estaba en medio de un frenesí de batalla del que nadie le iba a sacar.
Taiho se giró justo en el último momento, enarbolando sus manos como tanques, y golpeó fuertemente el rostro de Yota, mandándolo a volar todavía con el Chidori activo. El muchacho cayó varios metros hacia atrás, dio varias vueltas sobre sí mismo y su propio jutsu se quedó clavado en una roca, a su espalda. Se desactivó, y la mano se le quedó enganchada en la piedra. Taiho empezó a caminar hacia él.
—Eres un niñato arrogante —repitió—. Pero debo reconocer que tienes huevos. Ahora dime, ¿cómo es posible que te haya cortado la cabeza y estés ahí, mirándome con esos ojos de cadáver?
»¿Ha sido un clon? ¿Un reemplazo?
Yubiwa chasqueó la lengua.
"¿Qué hacemos?"
Sacudió la cabeza. Estaba tan concentrado, y su ojo dolía tanto, que se había olvidado de Taeko. Yubiwa reflexionó, sin perder un ojo encima de Taiho.
—Esta no es una pelea que dos genin puedan ganar, Taeko-chan —dijo—. Sin embargo, parece que no hay más remedio. Dime, Taeko, ¿sabías usar el Jiton, no? Quiero decir, eres la única genin de toda Kusagakure que sabe hacerlo.
—Bien. Necesito que hagas una cosa por mi. Necesito... Necesito que... Voy a distraer a Taiho, ¿vale? Necesito que entre tú y Yota consigáis magnetizarlo, ¿de acuerdo? Sólo eso. Y luego... Luego... Quiero que vuelvas a esta roca y silbes muy fuerte. Todo, todo lo fuerte que puedas. ¿De acuerdo?
Yubiwa se levantó. Y luego, al mismo tiempo que una brisa sacudió los cabellos de Taeko, Yubiwa ya no era Yubiwa. Era Yotsuki Yota.
· · ·
—Muere, bastardo —espetó Taiho, cargando la misma técnica que Yota había cargado segundos antes en la mano. Embistió contra el indefenso genin, y...
Yubiwa esquivó el Chidori de Taiho rodando hacia un lado mientras realizaba una rápida serie de sellos. Quedó bocaarriba en el suelo, mientras Taiho enarbolaba el brazo y rajaba la roca por la mitad, dispuesto a volver a intentarlo.
—¿¡Un Kawarimi humano!?
—¡Katon: Haijingakure no Jutsu! —Yubiwa escupió un montón de cenizas volcánicas directamente a la cara de Taiho, quien retrocedió, tosiendo. Entonces, el jonin de Kusa aprovechó la jugada para impulsarse con las manos en la roca y quedar debajo del militar—. ¡Konoha Shōfū!
Yubiwa se impulsó en el suelo con los brazos y propinó una patada cargada con chakra en la barbilla de Taiho, quien salió disparado por los aires. Todo sucedía a una velocidad increíble: una auténtica batalla entre ninjas de alto nivel.
Taiho se recompuso en el aire y formuló tres sellos.
—¡Raiton: Gian! —Una lanza de rayos se dirigió en zig-zag hacia Yubiwa, quien desapareció justo antes de que impactara contra su rostro.
—Kage Buyou.
Yubiwa había aparecido justo a la espalda de Taiho. Taiho intentó girarse a tiempo, pero cuando lo hizo, recibió una patada en el costado. Luego, otra en el estómago. Y finalmente otra en la cara. Cualquiera diría que el aparentemente escuchimizado Yubiwa era tan bueno con el Taijutsu, pero estaba demostrando ser capaz de causarle daño cuerpo a cuerpo a toda una mole como aquella. El jounin giró entonces sobre sí mismo, y aunque Taiho trató de agarrarlo de la pierna, ya era demasiado tarde: había recibido un talonazo en la nuca que le hizo precipitarse hacia el suelo a gran velocidad.
—¡Konoha Daisenpū!
Taiho cayó al suelo y rompió las rocas con un gran estruendo. Se levantó con dificultad, mientras su rival aterrizaba un poco más allá. Quedó tumbado en el suelo, apoyado sólo en el codo para poder no perder de vista a aquél demonio de cabello azul.
Si se pensaba con detenimiento, los golpes de Yubiwa no eran tan duros: pero aquella sabandija era extremadamente ágil y no parecía cansarse, como si pudiera seguir realizando todos aquellos movimientos perpetuamente. Taiho escupió sangre a un lado.
—En mi vida había visto a alguien encajarme tantos golpes. Debo felicitarte.
Yubiwa inclinó la cabeza, con respeto.
—Muchas gracias, amigo mío. Ahora, si no le importa... ¿Sería usted tan amable de contarme qué demonios están haciendo ustedes con tanto chakra?
Taiho llenó el ambiente con una carcajada.
—¿Yo? Pagar una deuda.
—¿A quién?
—A alguien que me permitió volver a existir.
Yubiwa torció el gesto, desconcertado.
—¿Volver a... existir...?
—¿Echas de menos tu aldea, Yubiwa-sama?
Yubiwa abrió los ojos —los dos, al fin— con estupefacción, y se agarró el pecho. El dolor había sido casi físico, pero fue tan sólo de recordar... de recordar... ¿de recordar qué?
«¿Y por qué estás ayudando a unos kusareños, eh? Se supone que arrasaron tu aldea, imbécil.»
«Pero, ¿Kusagakure sigue existien...?»
«¿Qué... qué me está pasando?»
—Te has dejado distraer, capullo.
—¡¡¡AGH!!!
Esta vez, el dolor en el pecho había sido muy real. Y lo había provocado un Chidori, que ahora le atravesaba de parte a parte. Yubiwa bajó la mirada, y sonrió.
—¿Qué, a que reconoces que ha sido bueno, Yubiwa-"dono"
—Estás cometiendo un terrible error...
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