Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Había vencido a Yota... Había vencido a Yota después de todo, y se sentía como si fuese una escoria para su villa por ello, y, por si fuese poco, Shiona no había estado allí para verlo. Dejó salir un suspiro pesado mientras se cruzaba de piernas al notar que su derecha ya se había despertado, y es que llevaba allí horas, incontables si la peliazul era sincera, y es que no tenía lugar a dónde ir: había huido la noche anterior a las semifinales de su propia habitación, dejando al rubio con la palabra en la boca y con el perro lamiéndose sus partes bajas. Volvió a suspirar al recordar que esos días los había pasado en el hospital y no se había preocupado de dónde pasar las noches, pero ahora estaba sola, en frente de un puesto de dulces, con un palo de tres dangos sin haber sido digeridos por la joven todavía.
Y es que se sentía sin apetito.
Guardó en la caja que le había dado el dueño junto con los dulces y se puso de pie, un tanto desconcertada porque no sentía en su totalidad las piernas por su escasa fluidez de sangre y movimiento, así que decidió dar un pequeño paseo por el interior de la ciudad, teniendo en cuenta que la seguridad había aumentado considerablemente y ella no quería causar ningún revuelo, bastante tenía ya con ser la finalista...
''Lo mejor será buscar un hotel nuevo... Menos mal que guardo la invitación todavía, si no fuera por ella... Creo que tendría que dormir en la calle, ¡y hace frío por las noches!''
Echó a andar con la caja entre sus manos, guardándola como si fuese un tesoro ya que, en algún momento, sabía que su apetito volvería a ella como un viejo amigo. ''Viejo amigo...'' Mierda, no, no era el momento, no, otra vez no, ¡jopetas! No le daba tiempo a reaccionar rápido ni a pensar en chistes malos como la última vez que le pasó en el hospital, además; ya escaseaban sus métodos antidepresivos. La peliazul corrió hasta el lugar resguardado más próximo, y, ahora sí, sin reparos, comenzó a llorar.
Tenía bastante asumido que no volvería con Nabi, no quería volver con él, pero sabía que en el fondo de su corazón le echaba de menos y si por él fuese no dudaría en correr hasta su refugio como hacía en el orfanato; por eso necesitaba esconderse y llorar hasta poder recomponerse de nuevo, era estúpido, pero así era ella al fin y al cabo.
Además, los ninjas no debían llorar.
-Bueno... A la porra... Aquí no me verá nadie... - susurró entre sollozos, sentándose detrás del típico cubo de basura verde para que la gente que pasase de largo por aquel callejón no reparase en ella.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Aquel día el de rastas había amanecido de un humor excepcional, había conseguido un lugar para entrenar aquellos últimos días y después de haber asistido a las semifinales del torneo, estaba demasiado entusiasmado como para quedarse quieto, más aún viendo el nivel que habían demostrado los genins de su villa, 3 de 4 de los semifinalistas eran Uzugakureños, aunque solo uno había conseguido llegar a la final, aquella joven con el pelo azul.
''¿Cómo se llamaba..? ¿Meri? ¿Seri? No me acuerdo..''
Aún así, y a pesar de su aspecto frágil, había conseguido vencer a Yota, al que había conocido unos días antes, además, si estaba allí era porque sabía lo que hacía, al igual que todos los participantes.
El genin decidió dar un paseo por la localidad antes de marchar a entrenar, quería disfrutar un poco del turismo que tanto le gustaba. Había salido del hotel en el que estaba hospedado con un brick de zumo de piña, uno de sus preferidos y mientras caminaba, iba dándole pequeños sorbitos, disfrutando de cada trago, hasta que finalmente, se acabó.
— Oh mierda, a ver donde hay un cubo de basura.
Y a lo lejos, en un callejón, vio un, el típico verde y fue directo hacia él, y con toda la inocencia de un niño, estando a una distancia de unos 5 metros, se limitó a lanzar el brick, con tan mala suerte, de que cayó justo detrás del mismo.
''Mmm... Creo que tengo que practicar un poco más...''
Sumergida en sus pensamientos y en el mar de lágrimas que estaba hecha, la joven se hizo un ovillo en el suelo, pretendiendo que incluso la persona más perspicaz pudiese pasar sin darse cuenta de su paradero, bueno, que tampoco era para tanto, ya que... ¿A quién le importaba? Suspiró, pero a la vez hipó por culpa del llanto, lo que hizo que casi se atragantase con su propia saliva.
''¡Genial! Por poco me muero...'' Exclamó en sus adentros cuando logró calmar su descontrolada tos, y cuando se disponía a volver a esconderse entre sus brazos, el pico de un recipiente impactó sobre la coronilla de la cabeza de la joven de cabellos azulados, haciendo que dejase de llorar al instante. Un tic se instaló en su ojo derecho. ''¿Qué... Narices?'' Rápida y veloz, se puso sobre sus dos piernas y de una forma un tanto cómica, buscó con la mirada al culpable de que la contaminación en aquel lugar siguiese su curso. ¿Que no podían tirar algo dentro de un contenedor de basura en condiciones? ¡Por Shiona-sama, no era tan difícil!
Sin embargo no encontró a nadie sospechoso, solo un chico con una cabellera un tanto singular, a la par que exótica. Ese tipo de personas eran buenas, siempre se les tachaba de maleantes pero luego tenían un corazón de oro, así que no, él no podría haber sido.
— Hey, señor del pelo exótico-san, ¿sabe usted de quién es eso? —. Preguntó acercándose a él enseñando el brick de zumo destrozado en su mano izquierda, aplastado por la fuerza que Eri embutía en mantenerlo dentro de su palma sin darse cuenta. —Es que... Verá, se cayó encima de mi cabeza, y bueno, eso no me importa tanto, pero... ¡Está contaminando el medio ambiente!—. Exclamó moviendo sus brazos en exagerados aspavientos. —Por cierto, soy Mizumi Eri, mucho gusto— se presentó inclinándose un poco, a ver si con unos buenos modales podría lograr su cometido...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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Aquel gesto inocente del chico había acabado con el recipiente de zumo fuera del cubo de basura, lo que no se esperaba en ningún caso, era que, de detrás de éste, asomara una persona como un resorte, a una velocidad bastante rápido, tanto que, por acto reflejo, el joven de rastas se puso en guardia.
''¿Quién narices está sentado detrás de un cubo de basura?''
Entonces, cuando Riko se fijó más detenidamente en la chica que había salido de detrás del cubo, se percató de quien era, Eri, la finalista del torneo que venía de su aldea, menuda casualidad, pero... ¿qué hacía allí? En ese momento se acercó a él, preguntándole si sabía quien había sido.
— Esto... H-He sido yo... Pe-Pero ha sido sin querer, de verdad, solo estaba jugando. — El tono del chico mostraba un poco de miedo, no solo por la capacidad que parecía tener Eri para esconder su enfado, pues aunque no mostraba ningún signo de estar cabreada, si mirabas el brick de su mano, podías ver como estaba completamente aplastado, si no porque sabía quien era y lo que podía hacer. — Lo-Lo siento.
Y entonces la peliazul se presentó, posiblemente sin saber que no era necesario que se presentara hacia nadie de los que estaban en aquella localidad.
— Si, te conozco, te he visto combatir, yo soy Haiso Riko, también soy de Uzushiogakure, como tú. — Se introdujo el de rastas, esperando que no la hubiera molestado lo del zumo como para pegarle una paliza allí mismo.
— Esto... H-He sido yo... Pe-Pero ha sido sin querer, de verdad, solo estaba jugando. Lo-Lo siento.
¿A qué venía aquel tono? ¿Estaba haciendo algo mal? ¡Si solo se había presentado! Jopetas... Suspiró mientras se acercaba al contenedor y tiraba los restos del brick de zumo, mientras añadía -.No te preocupes, si ha sido sin querer es comprensible, ¡pero tienes que cuidar más el medio ambiente, señor! - Exclamó mientras fruncía el ceño y le señalaba acusadoramente con el dedo. -Es por nuestro bien, ¡n-no me malinterpretes! Es que... ¡Apopu! - sus mejillas se encendieron cual llama prendida por un mechero y empezó a murmurar cosas sin sentido, por una parte no quería que se contaminase, por otra, no quería caerle mal al chico de buenas a primeras.
— Si, te conozco, te he visto combatir, yo soy Haiso Riko, también soy de Uzushiogakure, como tú. — Se presentó, alegando que ya la conocía, y que era procedente de su propia villa. ¡Vaya! Sería el tiempo que llevaba fuera de ésta, o que no tenía ojos más allá que de Nabi, algo que por cierto, se sentía mal por ello; sin embargo pretendía no olvidar aquel nombre por mucho tiempo. -¡Oh! Encantada, Riko-niisan - exclamó, juntando sus manos, entusiasmada. -¿Viniste a combatir en el torneo? No recuerdo haber escuchado tu nombre con anterioridad aquí... ¿O vienes de espectador? ¿Te gusta pelear? ¿Cuál es tu comida favorita? - como si alguien la hubiese dado cuerda, la joven no podía dejar de preguntar cosas, a la cual más estúpida.
''Contrólate, le vas a espantar.''
-P-por cierto... ¿No conocerás un hotel sencillo por aquí? - preguntó moviendo el pie con impaciencia, avergonzada por su comportamiento.
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La chica parecía sorprendida por el tono con el que Riko se había dirigido a ella, quizás no se diera cuenta de como tenía al pobre brick de zumo, lo cual no hacía que el de rastas se tranquilizara lo más mínimo.
La peliazul le quitó hierro al asunto, no iba a darle más vueltas, si había sido sin querer no pasaba nada, pero aún así, parecía molestarla que Riko hubiera tirado el recipiente al suelo, parecía preocupada por el medio ambiente.
— No, no, no me malinterpretes, no quería contaminar, ahora iba a recogerlo, solo estaba practicando puntería... Y ya has visto el resultado... — Se excusó el joven, echando la mano derecha a la cabeza, mostrando algo de vergüenza. Cuando el joven se presentó, a Eri pareció que alguien le dio cuerda y comenzó un interrogatorio digno del más experto de los ninjas en este ámbito.
- ¡Oh! Encantada, Riko-niisan. ¿Viniste a combatir en el torneo? No recuerdo haber escuchado tu nombre con anterioridad aquí... ¿O vienes de espectador? ¿Te gusta pelear? ¿Cuál es tu comida favorita? -
Riko no pudo más que reírse ante tal cantidad de preguntas.
— Veamos... No, no vine a combatir, soy un mero espectador. Sí, me encanta pelear, es algo divertido, ¿no? Y mi comida favorita... Mmmm... El chocolate, quizás. — El joven contestó una por una todas las preguntas que Eri le había ido soltando, sin perder una sonrisa.
- P-por cierto... ¿No conocerás un hotel sencillo por aquí?
El joven genin de Uzu quedó pensativo por un momento, intentando recordar algún hotel sencillo para la peliazul.
— Pueeeeeees... No, la verdad que no, solo conozco mi hotel, y no es sencillo, que digamos...
Al parecer Riko no era un criminal que iba en contra de la naturaleza ''Mejor'' pensó mientras dejaba de mover el pie rítmicamente para mover el otro con la misma parsimonia ''así no me tengo que poner seria... Jé, bueno, ¡bah! ¿A quién quiero engañar? No doy ni risa...'' Sin embargo, el joven de cabello exótico comenzó a reírse ante la sarta de preguntas que le había hecho la pequeña de cabellos azules, o bueno, podría ser que tenía una mancha de chocolate en la cara, o de zumo, que venía a ser más lógico, pero bueno, no lo sabía.
— Veamos... No, no vine a combatir, soy un mero espectador. Sí, me encanta pelear, es algo divertido, ¿no? Y mi comida favorita... Mmmm... El chocolate, quizás. —
-¡Vaya! Espero que te lo estés pasando bien entonces, Riko-niisan, pero creo que prefiero quedarme en la retaguardia antes que pegarme... ¿El chocolate, dices? - lentamente se le fue olvidando lo mal que se sentía y comenzaba a emocionarse al escuchar al chico, sin embargo notaba todavía una espina en su corazón, algo que la ataba, que se aferraba a ella para no dejarla ir, algo que impedía que de verdad estuviese feliz. Sonrió con tristeza al muchacho. - A mí me gusta el chocolate blanco - agregó, como si nada fuese.
— Pueeeeeees... No, la verdad que no, solo conozco mi hotel, y no es sencillo, que digamos...
-Bueno, no pasa nada, seguiré buscando, ya que estando plantada detrás de un contenedor solo voy a conseguir que me lluevan bricks de zumo... ¡Y creo que eso no es lo mejor! - alegó moviendo la mano delante de su cara. - Erm... - una idea se formuló en su mente. -¿Dónde ibas? ¿Estás ocupado? P-podrías... ¿Ayudarme?
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Al menos, la conversación se había desviado del tema del brick de zumo, lo cual era algo de agradecer, pues, viendo lo que la joven era capaz de hacer, Riko no quería enfadarla, aunque, siendo sinceros, Eri no parecía de aquellas personas que se enfadan por cualquier cosa.
''Menos mal...''
Ante las respuestas del rastas a sus preguntas, la peliazul pareció ir cambiando un poco de humor, pues, aunque Riko no había dicho nada, se notaba que había estado llorando, o, al menos, eso era lo que delataban sus ojos.
- ...¿El chocolate, dices? A mí me gusta el chocolate blanco - El de rastas notó la leve pausa que hizo Eri entre una parte y otra, pero aún así lo dejó pasar.
— ¿En serio? ¿El chocolate blanco? ¡Es mi preferido! Ojalá tuviera ahora un batido de chocolate blanco con nata... — El joven dejó su mente volar, mientras la boca se le hacía agua.
Tras la negativa del de rastas sobre su conocimiento de los hoteles de la localidad, Eri llegó a una conclusión más que lógica, el quedarse sentada detrás de un cubo de basura no era la mejor de las opciones, a no ser que quisieras que te cayera basura encima, como acababa de pasar hacía apenas unos minutos.
La muchacha le estaba pidiendo que la acompañara a buscar un hotel, la verdad esque no tenía nada pensado para hacer, por lo que, el estar acompañado no era para nada una mala idea.
— Pues simplemente estaba dando un paseo, así que... ¿Por qué no? Nunca viene mal algo de compañía. — Aceptó el de rastas.
— ¿En serio? ¿El chocolate blanco? ¡Es mi preferido! Ojalá tuviera ahora un batido de chocolate blanco con nata... — alegó el chico de su propia villa y a ella le brillaron los ojos de emoción. ¡No era la única que adoraba aquellos batidos! Y, lo peor de todo, es que en su villa no habían lugares así. Es decir, sí que había lugares donde comprar dulces y todas esas cosas, pero... Bueno, quizá no había buscado bien.
-Un día, cuando tenga equilibrio y estabilidad, pienso abrir un lugar para vender dulces, pero no solo dulces típicos, no, ¡toda clase de dulces que existan! - alegó mientras acercaba su mano al pecho, emocionada por la promesa que se acababa de hacer a ella misma con Riko como testigo. - Y tú serás el primero en probar mi batido de chocolate blanco con leche - afirmó señalándole con el dedo índice de su mano izquierda, luego le regaló una sonrisa amplia y sincera, como las que hacía antes de pisar aquellos lugares, cuando verdaderamente era feliz.
''Bueno, eras feliz e ignorante'' se corrigió.
— Pues simplemente estaba dando un paseo, así que... ¿Por qué no? Nunca viene mal algo de compañía. — Eri pegó un salto de emoción y se acercó a él dando pequeños saltitos como si de un conejo se tratase, tomándole su mano derecha y mirándole inténsamente a los ojos, intentándole transmitir todo el agradecimiento que sentía en aquel momento.
-¿De verdad? ¡Muchísimas gracias Riko-niichan! - Agradeció tirando de él sin querer. -Bien, ¡vamos, vamos! ¿dónde deberíamos mirar...? - Se preguntó aún sin soltar la mano del chico, y sus orbes verdosos divisaron a la lejanía algo parecido a un hotel - aunque lo tenía difícil ya que su estatura combinada con los edificios altos no ayudaban - pero bueno, ¡de perdidos al río! -Vamos allí - Señaló en la lejanía. -U-n... D-descan...so, uhm, pla-cen... Te... ¿Ro? - dictó lo que leía mientras daba saltos, buscando que su visión alcanzase a comprender lo que tenía escrito, pero le resultaba demasiado difícil.
''¿Un descanso placentero?''
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-Un día, cuando tenga equilibrio y estabilidad, pienso abrir un lugar para vender dulces, pero no solo dulces típicos, no, ¡toda clase de dulces que existan! Y tú serás el primero en probar mi batido de chocolate blanco con leche - Aquella idea, de lejos, era una de las mejores que había escuchado últimamente. ¿quién no querría tener un lugar en el que poder tomaar dulces, de todos los tipos habidos y por haber.
— Más te vale avisarme cuando abras esa tienda para ir allí todos los días. — Dijo el de rastas, con una sonrisa en la cara. — Aunque... Me podría como una bola. — Bromeó hinchando los mofletes haciendo que su cara se hiciera mucho más redonda.
De repente, y cuando el joven aceptó acompañar a Eri a buscar un hotel por la zona, la emoción se hizo visible en la joven peliazul que no pudo evitar dar un pequeño tirón a Riko, y en un momento, la muchacha eligió una dirección, señalando una especie de hotel y, dando saltos, alcanzó a leer lo que decía el cartel.
— ¿Un descanso placentero? Bueno... No perdemos nada por ir a mirar.
Y comenzó a caminar en la dirección que el dedo de Eri había señalado, aunque no del todo convencido. ''No se yo que tipo de nombre de hotel es ese...''
6/05/2016, 10:39 (Última modificación: 17/05/2016, 13:07 por Uzumaki Eri.)
— Más te vale avisarme cuando abras esa tienda para ir allí todos los días. — Dijo el de rastas, con una sonrisa en la cara. — Aunque... Me podría como una bola. — El chico infló sus mofletes, haciendo que Eri dejase escapar una sonrisa mientras se llevaba una mano a la boca, intentando ocultarla en vano.
-Haríamos peleas de sumo, no te preocupes por ello - respondió la joven siguiendo la broma mientras le empujaba con su dedo índice de forma suave.
Luego, respecto al hotel, el joven repitió el nombre que había pronunciado con dificultad la huérfana, maldita altura y sus malditas consecuencias. Suspiró, había algo en aquel nombre que no le daba buena espina, ¡y eso que no era un pez! Sin embargo, no había que juzgar un libro por su portada, así que, junto a Riko, se encaminó hacia el hotel con el susodicho nombre. El trayecto no fue largo, y antes de que pudiesen ver con claridad la fachada del edificio, Eri se adelantó corriendo, ¡hacía demasiado tiempo que no se duchaba!
Pero la vista la dejó helada.
-Eh... Erm... - gesticuló con la boca, mientras señalaba el lugar cubierto por neones típicos de Amegakure - lugar en el que nunca había estado, pero había oído de él -, y...Cómo decirlo... ¡Muchas mujeres con poca ropa y hombres con caras de pervertidos! ¿Así? Sí, creo que está bien así. Eri corrió de vuelta hacia donde estaba Riko para detener su marcha, ¡no podía permitir que él, siendo tan joven, presenciase tal escena! -¡Riko-niisan! ¿Por qué no vamos a tu hotel? Creo que será lo mejor, ¿sabes? - exclamó, nerviosa, mientras jugaba con sus dedos.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
La muchacha rió, aunque tratara de ocultarlo tapándose la boca con las manos, fue incapaz, y Riko se dio cuenta de ello, no solía ser una persona demasiado graciosa, pero al parecer, de vez en cuando era capaz de tener pequeños destellos cómicos como aquel.
-Haríamos peleas de sumo, no te preocupes por ello - Siguió Eri con la broma, a lo que el rastas respondió con una amplia sonrisa.
Tras esto, ambos uzugakureños se encaminaron hacia el hotel que Eri había avistado desde lo lejos, y cuyo nombre no les daba demasiada buena espina, no estaba muy lejos, por lo que no tardarían demasiado en llegar.
— Oye Eri, te quería hacer una pregunta, la misma que me has hecho tú antes vaya... ¿A ti te gusta pelear? Es decir, he visto que no se te da mal, pero en el combate contra Yota... No se, parecía que no querías combatir. — Soltó el pelinegro.
Cuando los dos jóvenes estaban cerca del edificio al que se dirigían, Eri se adelantó a la carrera, dejando a Riko atrás, que no la siguió, simplemente se limitó a seguir caminando como hasta entonces, viendo como, cuando la peliazul estaba muy cerca del hotel, se frenó en seco y, prácticamente de forma inmediata, dio media vuelta y corrió de nuevo hacia el de rastas.
-¡Riko-niisan! ¿Por qué no vamos a tu hotel? Creo que será lo mejor, ¿sabes? -
Aquella reacción era demasiado rara, ¿qué había pasado para que cambiara tan repentinamente de opinión?
— ¿Qué pasa con ese hotel? No te gusta la pinta que tiene o qué? — Preguntó Riko, entrecerrando los ojos para tratar de ver mejor lo que había hecho cambiar de opinión a Eri.
— Oye Eri, te quería hacer una pregunta, la misma que me has hecho tú antes vaya... ¿A ti te gusta pelear? Es decir, he visto que no se te da mal, pero en el combate contra Yota... No se, parecía que no querías combatir. — Soltó el pelinegro.
''Tengo la suerte en el zapato... Apuf.'' Tema delicado para cierta peliazul rozado por su compañero de villa, ¿qué le debería contestar? ¿La verdad? ¿Inventarse alguna chorrada para que tarde o temprano la descubra? Suspiró medio derrotada y, justo después, tomó una bocanada de aire, preparándose para el discurso.
-Es complicado. - soltó -Me formé como ninja para proteger a los demás, para hacer sentir orgulloso a alguien que ya no está aquí... Sin embargo... No sé, soy una ninja médico, ¿me sigues? - Preguntó, sin esperar una respuesta a cambio. Su tono de voz sonaba burlesco, sin un ápice de ganas de derramar lágrimas de nuevo. Una mueca irónica iluminaba su cara, bien por no saber cómo reaccionar ante todo. -Se supone que mi deber es salvar vidas, curar heridas... Apoyar a mis compañeros, no... Pelearme con mis propios amigos para demostrar que somos mejores que ellos... Yo quiero salvar vidas, no acabar con ellas... - susurró aquello último, cabizbaja y perdiendo el tono de burla con el que antes había hablado. Se seguía sintiendo culpable después de aquello, y aunque las palabras dulces de Datsue habían aminorado su dolor, en el combate de Yota habían aflorado de nuevo, como las flores del campo de los Cerezos. - Lo siento, creo que no debería decir esto... Ahora pensarás que soy una deshonra para la villa. - soltó una risa nerviosa mientras se llevaba la mano a la cara, tapándosela parcialmente.
Aunque su discurso fue interrumpido cuando se alzó a la carrera para observar el hotel de cerca, y luego retomar el camino de vuelta con la misma intensidad.
— ¿Qué pasa con ese hotel? No te gusta la pinta que tiene o qué? — Preguntó Riko, entrecerrando los ojos para tratar de ver mejor lo que había hecho cambiar de opinión a Eri.
-¡No, no! Es que, ¿sabes? Creo que es demasiado lujoso, con tantos colores y br- ¡Comida cara! Creo que quiero uno más normal, algo menos... Ostentoso... - Siguió intentando evadir al chico, comenzando a empujarle de vuelta. -¡Venga, venga! ¿Cómo se llama el tuyo? ¿Tiene buenos baños?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Riko enseguida notó que aquel no había sido el mejor de los temas de conversación que podía haber sacado con Eri, pues la reacción de ésta ante la pregunta del de rastas lo dijo todo, aquel momento de duda, el suspiro que realizó y la posterior bocanada de aire denotaba que quizás se estaba preparando mentalmente para responder aquella pregunta.
Entonces comenzó a soltar todo un discurso, un discurso que parecía preparado con anterioridad, pero, a la vez, parecía completamente improvisado. Riko puso toda su atención en escuchar a la joven del pelo azul, tratando de entender lo que le estaba contando, algo que, realmente no era muy complicado, a pesar de que él era completamente diferente, podía llegar a entender el punto de vista de Eri, no a todo el mundo le parece correcto tener que combatir con gente a la que aprecia, aunque sea un poco.
- Lo siento, creo que no debería decir esto... Ahora pensarás que soy una deshonra para la villa. -
¿Por qué iba a pensar algo así? En cierto modo, eso la honraba, dejaba ver que era una persona de confianza, y eso era algo de admirar.
— Pa...
No pudo si quiera contestar, pues la chica empezó a correr hacia el hotel al que se dirigían para, en cuanto llegó a la puerta, dar media vuelta y correr de nuevo hacia Riko.
-¡No, no! Es que, ¿sabes? Creo que es demasiado lujoso, con tantos colores y br- ¡Comida cara! Creo que quiero uno más normal, algo menos... Ostentoso... ¡Venga, venga! ¿Cómo se llama el tuyo? ¿Tiene buenos baños?
Riko, aunque no del todo convencido, se dio la vuelta, con ayuda de Eri, que le estaba dando pequeños empujones para que iniciara la marcha, así que el joven no puso más oposición.
— Vale, vale, vamos al mío entonces. Es el Dojo Palace, está por aquí. — Dijo el pelinegro, señalando con el dedo la dirección a seguir. — Y tiene los mejores baños de por aquí. — Añadió, con una sonrisa recordando el baño que se había dado el día anterior antes de irse a dormir.
Lo bueno es que, como no le había dejado contestar a su pequeño discurso, es que él no le había dicho lo que pensaba... ''¡Mejor!'' Pensó, ''así no me dirá que soy una deshonra para nuestra kage y bueno... Quizá todavía tenga un amigo en la villa con el que salir de misión, o tomar un helado...'' Esos pensamientos le dieron un poco de ánimo y subieron ligeramente su autoestima.
Además, debido a los empujones que ésta le proporcionaba para que no viese eso, el chico ya no iba a preguntar sobre aquel edificio, ¡y eso daba más puntos! No es que pareciese muy convencido de alejarse, pero... Bueno, tampoco quería ella recurrir a la violencia... Nunca había dejado inconsciente a ninguno de sus compañeros.
Kazuma, Nabi y Yota no contaban... Esos eran solo... Pruebas. Necesitaba comprobar su poder.
Sí, eso sonaba convincente.
— Vale, vale, vamos al mío entonces. Es el Dojo Palace, está por aquí. — Dijo el pelinegro, señalando con el dedo la dirección a seguir. — Y tiene los mejores baños de por aquí. — Añadió con una sonrisa.
Eri sonrió a la par. —Entonces... ¿A qué esperamos? - Alentó para poder caminar y que el chico se centrase en ir a su hotel para así dejarle de empujar... Una vez separó sus manos del cuerpo del moreno, la poseedora de los ojos verdosos se colocó a su izquierda, para poder continuar con el extraño paseo que ambos estaban teniendo. —¡Estoy deseosa de bañarme! No es que no me haya bañado en muchos días... — ''Que también'' — Pero es que el agua cura muchas cosas, incluso heridas que no se ven... ¡Como las de la cabeza! Tengo demasiado pelo... — Soltó, y luego se dio cuenta de la semejante tontería que había echado por la boca, por lo cual intentó taparse la boca lo antes posible.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100