NinjaWorld

Versión completa: (D) Verde, con ganas de madurar
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«¡Oooooh, aquí viene!»

El pequeño Nubu no desaprovechó la oportunidad y cargó un puñetazo ascendente que acabó impactando en el mentón del peliverde con todas las fuerzas que le quedaban.

—¡Buen golpe, Nubu-chan! —dijo mientras se agachaba, invitando al chico a acercarse—. lo has hecho muy bien. Haz hecho caso a tus compañeros.

Sonrió.

»Con ver las ganas que le echas creo que hemos tenido suficiente —Daigo miró a sus compañeros, buscando su aprobación—. Creo que ya podemos empezar a enseñarte un par de cosas. Lo principal para ser ninja.
¡Genial, Kazuma-sensei! ¿De veras? ¡Gracias, Daigo-sensei! —a pesar de que el sudor había comenzado a rezumar, los ojos de Nubu brillaban de la emoción, como si tuviese energía para seguir por día. Es más: tal era la emoción que, a pesar de sus dudas iniciales, ahora estaba convencido de que el trío de genin podrían enseñarle mucho.

El pequeño se acercó al peliverde, ansioso por ver lo que aprendería. Ranko estaba de pie a unos metros tras él, levemente pensativa.

"Parece que Tsukiyama-san puede motivar o enseñar fácilmente… ¡Sería un buen instructor de su estilo de puños!"

La de la trenza asintió hacia el boxeador, mostrando que estaba de acuerdo en seguir con otra cosa. Aunque ella misma se preguntaba qué practicarían a continuación.

"Debimos haber organizado una lista de contenido, o algo así…"

¡Y lo principal para ser ninja son JUUTSUUUUS! —dijo el infante, alzando sus brazos cansaditos.

Ranko no pudo evitar soltar una risilla silenciosa ante la insistencia de Nubu con las técnicas. Su preocupación le iba dejando lentamente, y Ranko se iba convenciendo que no pasaría nada malo con aquel niño. Lo único sería que acabara yendo a la cama varias horas más temprano.

Miró a Kazuma para saber si él también estaba listo.
¡Y lo principal para ser ninja son JUUTSUUUUS! —dijo el infante, alzando sus brazos cansaditos.

Allí es donde, creo, te equivocas, Nubu-san —dijo incorporándose y dándole a su voz serena una carga de solemnidad—. Creo que lo viene ahora es que definas que es para ti un ninja.

Kazuma miro a Ranko y le sonrió, pues ella misma era su ejemplo de que los ninjas son más que soldados o manipuladores de fuerzas sobrenaturales; eran personas, simples humanos con algunas capacidades más desarrolladas que la mayoría.

Creo que lo justo es que cada uno de nosotros te de una definición, una opinión o algo similar —sentencio.

»¿Quién quiere ser el primero? —pregunto, alternando la vista entre sus compañeros.
Daigo rio un poco. Ya tenía que haberse imaginado que Nubu querría saltar directamente a la parte más espectacular de ser un ninja.

Por suerte Kazuma supo como continuar con la pequeña lección, porque, la verdad, Daigo simplemente había improvisado cuando habló de "lo principal para ser ninja".

—Yo empezaré, si les parece bien. Creo que ser ninja significa... —con su puño derecho se dio un golpecito en el pecho, sonriendo—, tener la voluntad de darlo todo por tu aldea, pues aquí todos cuentan con nosotros.
Kazuma interrumpió la emoción de Nubu por aprender ninjutsu, pues indicó que era más importante definir qué era un ninja primero. Nubu alzó una ceja y se rascó la nuca.

Pero si todos saben qué es un ninja. Es un… ahm… pues… ¡Los ninjas pelean! Y… ¡Y usan trucos, sí! ¡Y fuego!

Daigo rió, pero se animó a ser el primero en hablar: un ninja era quien tenía la voluntad de darlo todo por Kusa.

¿Todos cuentan con nosotros? ¿Cómo? —El infante inclinó la cabeza, levemente confundido, pero interesado.

Creo —dijo Ranko, alzando levemente la voz para que todos la escucharan, pues realmente quería saber si estaban de acuerdo con su interpretación de lo que el boxeador decía —que se refiere a-a que somos… somos quienes ayudan a la Aldea. Lo que Nubu-chan dice es… e-es más una consecuencia de ser shinobi. Pero tanto si hay que auxiliar a e-el más pequeño de los Kusajin, o si hay que proteger algo de suma importancia, o s-si hay que buscar algo que la… la Aldea requiera —Le sonrió de vuelta a Kazuma, recordando aquella búsqueda de hierbas en el bosque —. S-somos los ninjas quienes se encargan de ello.

Oh… —soltó Nubu, sin dejar de inclinar la cabeza.

Aprovechando que ya había juntado el valor para hablar, la kunoichi continuó con su punto de vista.

C-creo que un ninja es… es también alguien que debe ser capaz de perseverar, q-que si se enfrenta a un… ahm… obstáculo, busque la manera de superarlo. De una u otra forma.

Sabía que tal vez era algo bastante general, pero Ranko hablaba desde su experiencia, y de cómo había crecido ella como shinobi de Kusagakure.
Eso ha estado excelente —comento Kazuma—. Ahora me toca a mí... Pero pensándolo bien, ni yo mismo estoy seguro de que es un ninja.

Se rio un poco, pues le hacía gracia su propia ignorancia. En realidad, una de las razones por la que recorría el camino ninja era para saber que era un ninja.

Aunque creo que si te puedo decir que no es un ninja —dijo de pronto, incorporándose con algo parecido a una serena excitación—: No son invulnerables, pues envejecen y son heridos como cualquier otra persona. No son ajenos al resto de los humanos, pues tienen emociones, deseos y aversiones. No son perfectos, pues se equivocan y tienen debilidades. Y quizás lo más importante es que no son como el común de la gente, pero tampoco son seres divinos; puesto que son capaces de hazañas asombrosas, casi sobrenaturales, pero hay muchas situaciones y personas que les superan, que estan más alla de lo relativo a lo ninja.

»Por supuesto, lo importante no es que compartas o entiendas nuestro punto de vista —aseguro, notando que sus palabras eran confusas—. Lo importante es que los utilices como referencia y luego llegues a tus propias conclusiones, a tu propio camino ninja.
Un alargado ¿Aaaaah? surcó la mente de Ranko al escuchar que el peliblanco no tenía una definición precisa de ninja. Sí, dar una podría ser difícil, si tomabas en cuenta todos los aspectos del oficio, pero ¿De eso a no tener una opinión al respecto?

Sin embargo, a como era de esperarse del poeta de Hanamura, siguió una descripción de lo que no era un shinobi, algo que le encantó a Ranko, quien concordó con su idea y se sorprendió de ella, pues no había pensado algo así antes.

"Aunque seamos… herramientas de Kusagakure, no somos infalibles. Hay puntos débiles en nosotros. Lo sé de primera mano…"

Al contrario de Ranko, quien sonreía y asentía ante el pequeño discurso de Kazuma, Nubu entrecerraba los ojos, con mirada ligeramente perdida.

Okey —dijo con sencillez cuando el peliblanco hubo terminado. Parecía o bien intentar asimilar todo lo que había escuchado, o bien no haber entendido nada —. Mi camino Ninja. Sí. Bien. ¿Y ahora?

Ranko sentía que no podrían llegar muy lejos en cuestión de jutsus o habilidades con shuriken y armas, al menos en un solo día, y se preguntó si era momento de usar la misión secundaria.

Tsukiyama-san, Kazuma-san. ¿Le-les parece si usamos eso ahora? Tal vez… Tal vez s-sea más fácil explicar cosas sobre la marcha…

Esperaría a la opinión de ambos. Daigo seguía en posesión del pergamino, si la memoria no le fallaba.


Continúo yo porque Daigo me avisó que no estaría sino hasta la próxima semana. Aunque este salto de diálogo queda muy bien, de hecho jajaja
—Oh, es verdad, es verdad —dijo Daigo—, creo que va siendo hora, sí.

Empezó a rebuscar en su portaobjetos hasta que dio con el pergamino.

—Aquí está —sacó el pergamino y empezó a desenrollarlo—. No quería decírtelo al principio, porque todavía teníamos que ponerte a prueba, pero...

Miró a sus compañeros, preparándose para empezar con la misión simulada de Nubu.

—Tenemos una misión para ti. ¿Podrás ayudarnos?
Kazuma casi se había olvidado de la misión secundaria, pero rápidamente consiguió seguirles la corriente a sus compañeros.

Claro, la misión —exclamo, fingiendo preocupación o intransigencia—. No lo sé, compañeros… Creo que aún está muy “verde”.

»¿Qué dices tú, Nubu-san? ¿Te sientes listo para arrojarte a tu primera misión? —pregunto, tentándolo a que picase el anzuelo.

Lo de la misión era buena idea, pero considerana necesario el ponerle un poco de duda y algo de dificultades en el camino: si al pequeño le ponían las cosas a fácil alcance, terminaría por darlo todo por hecho y no apreciando los resultados que pudiese obtener.
Los ojos de Nubu se iluminaron como bengalas.

Una… ¿Misión? —Una sonrisa se unió a los ojos emocionados del pequeño —. ¿Para mí?

Las piernas del infante comenzaron a doblarse y extenderse levemente, como si fuesen resortes a punto de mandarlo por los aires.

A-así es —Ranko asintió, con las manos en la cadera —. ¿Está Nubu-chan li…?

¡¡SSSÍ!! ¡Estoy más que super listo! —Nubu dio un enorme salto, con los brazos extendidos hacia el cielo —. ¡Estoy requete recontra listo!

¡Las misiones son el trabajo de los shinobi! —dijo la de la trenza, intentando mantener al niño sobre la tierra —. A-algunas son emocionantes, otras u-un poco simples, pero siempre… Siempre se consideran un deber. S-si estás preparado, Daigo-san te la leerá.

Nubu se irguió de manera infantilmente exagerada, como un soldadito de juguete, esperando instrucciones.


Pues ya estamos de vuelta después de naviañonuevo :')

Por si no recuerdan la Nubumisión:



(C) ¿Dónde está mi hija?


Solicitante: Yodō Naohiko
Lugar: Kusagakure
Yodō Naohiko-san ha extraviado a su hija, Sasayami. Sospecha que alguien la raptó cuando estaba jugando sola en el patio, y no acudió cuando se le llamó para desayunar. Se requiere de un ninja pequeño y rápido para localizarla y regresarla a su madre, sana y salva.
El genin no pudo dejar de sonreír al ver la reacción del pequeño Nobu, que parecía estar emocionado a más no poder. Eso le recordó a Daigo que él también solía emocionarse mucho cuando le encargaban una misión.

«¿Quizá es algo que hacemos todos los ninja?»

Sosteniendo el pergamino frente suyo, Daigo se aclaró la garganta y miró a Nubu una vez por encima de este.

Sí, parecía listo.

—Pues... —empezó y le leyó la que sería su primera misión oficial.
Kazuma se quedó mirando a Nubu y escuchando las palabras de Daigo. Se preguntó si durante su primera misión él se había mostrado así; pero pronto se respondió a si mismo que no, que él había estado un poco nervioso porque parecía ser algo bastante grande y solemne.

«Aun así, todo salió bien… Aunque estuve cerca de echarlo todo a perder», reflexiono.

Para aquel muchachito la misión parecía ser lo máximo del mundo. Habría que ver que tan alto se mantenía su ánimo cuando tuviese que comenzar a trabajar; o cuando se encontrase con la primera dificultad, sobre todo con aquella eterna primera dificultad.
Nubu escuchó con suma atención a las palabras de Daigo. Su sonrisa emotiva cambió a una mirada de concentración pura. Parecía, también, que los 3 genins tenían ganas de llevar la encomienda a cabo. ¿Sería porque realmente la querían hacer o sólo por ver la emoción del infante?

¡¿Aaaah?! ¡Pero si Yodō-san es mi vecina de al lado! —dijo el pequeño, un tanto preocupado, apuntando a la casa que estaba a la derecha de la suya.

E-es una misión de búsqueda y rescate, Nubu-san. S-si estás listo, ¿Dónde… dónde crees que debemos comenzar?

Ahm… En su casa. ¿No?

Ranko asintió

¡Bien!

La de la trenza alzó la mirada a sus compañeros, para que guiaran entre todos a Nubu hasta la residencia Yodō. Tragó saliva, pues aunque se había acostumbrado al niño, ahora tocaba relacionarse con otras personas.

"Imagina que es una misión real… Una que tienes que cumplir de verdad…"
En cuanto Daigo terminó de explicar la misión especial de Nubu, el chico se mostró algo preocupado al darse cuenta de que era su vecina quien había desaparecido.

El genin estaba seguro de que eso solo motivaría al chico aún más si cabe.

En cuanto Nubu decidió que su primera parada sería la casa de Yodō Naohiko, Daigo volvió a enrollar el pergamino y se lo entregó al pequeño.

—Ten, Nubu-chan —le dijo—. Cuando lleguemos deberías mostrárselo a Yodō-san. Así le harás saber que eres el ninja que ha solicitado y que puede confiar en ti.
Bueno, entonces vayamos a ver a la clienta —sentencio Kazuma.

Los preparativos habían terminado, y ahora les tocaba dirigirse hacia el lugar en donde habría de comenzar la misión. Por supuesto, tendrían que llegar y tocarle la puerta; dejar que Nubu se presentase y llevase el protocolo.

«Que sienta que le reconocen es importante», pensó mientras caminaba dejando que el niño fuese enfrente.

Hey, Ranko-san —le llamaría, discretamente—. Esta señora, Yodō-san, ¿será consciente de cómo va el asunto?

Porque aquello le preocupaba, que la vecina no estuviese enterada de la supuesta misión y que no supiera que les tenía que seguir la corriente.
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