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RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 7/07/2018 Había tenido suerte. Las circunstancias, a pesar de ser las adversas, no le habían impedido llegar hasta su objetivo: el asta. Entonces se encontró con la realidad de que una vela no estaba sujeta a una sola soga sino a ocho de ellas —desde luego no era un experto de la carpintería y menesteres de ese estilo, así que no le fue tan traumático el haber cometido aquel pequeño error— y que cortarlas no iba a ser fácil. Menos cuando luchaba contra la asfixia que le provocaba su propio humo, ese al que se metió de cabeza sin pensar en que le podía afectar a él también. Toser le era una prioridad, pero parar el barco también. Cortó y cortó y cortó, y tosió y tosió y tosió. Y siguió cortando, hasta que... ¿Había sido eso un frasco lo que pareció romperse bajo suyo? ¿y por qué la humareda no se terminaba de disipar, teniendo en cuenta que los vientos que abrazaban a Baratie durante su avance tendría que haberlos liberado ya de ella? ¿era su imaginación o aquello estaba intensificándose a pesar de la brisa marina? Entonces sintió que la había cagado. Que se arrojó en solitario a cabecear ese último balón al minuto noventa para buscar la victoria, dejando su arquería en soledad. Y que la pelota, esquiva, se le torcía hasta su propia meta en una contra letal. Pero como todo fanático cuya ansiedad le obliga a retener la respiración en el momento de mayor tensión, Kaido había dejado de respirar. «¡¿Veneno?!» Echó dos pasos ciegos hacia atrás y después cuerpo se convirtió en agua, que terminó desparramándose a través del suelo en clandestinidad. RE: (C) De vuelta al mar - Amekoro Yui - 8/07/2018 Pero era demasiado tarde… Demasiado tarde. La bomba de humo tenía una ventaja y una desventaja: permite ocultarte de tu enemigo; pero también te impide verle. Los mejores ninjas son aquellos que exprimen al máximo dicha ventaja y minimizan el hándicap. Kaido lo era, lo había demostrado durante toda la noche, a lo largo de aquel combate. Pero hasta los mejores se equivocan a veces. En una situación normal, un fallo te jode una simple partida. Te hace perder unos cuantos ryos. Te hace llegar tarde a una cita. No para un ninja. A un ninja lo condena. A un ninja lo mata. Eso es lo único que se necesita para perecer en esta profesión: un simple error. Kaido había dejado de respirar, pero había notado como el humo se intensificaba. Lo había notado, sí, y había retrocedido por ello. Pero era demasiado tarde. Tendría que haberlo hecho antes, cuando había oído el frasco. Seguramente, incluso antes, cuando Katame lo había lanzado. Pero, ¿cómo hacerlo si su propia cortina de humo le impedía verle? El amejin retrocedió, mientras dejaba que su cuerpo se licuase, pero algo más sucedió en él. Al principio, un leve hormigueo. Luego, un auténtico escozor, como si hubiese caído desnudo en un matojo de ortigas. Le picaba, especialmente, de cadera para abajo. En los pies, en cada poro de piel de sus piernas. Perdió la transformación, incapaz de mantener la técnica, y su cuerpo volvió a surgir en la cubierta del barco Baratie. El humo —el de su kemuridama y la picadura de mosquito— había desaparecido, y Katame le observaba a siete metros de distancia. —Esto se ha acabado —sentenció Katame—. ¡Quebrantahuesos, muéstrale por qué te llaman así! El buitre apareció por sorpresa sobre él, tomándole con las garras por la espalda y alzando el vuelo. Sus poderosas zarpas se fueron clavando cada vez más en su piel mientras el ave continuaba en su ascenso. Subía y subía hacia las nubes, al mismo tiempo que avanzaba hacia el puerto. Necesitaba estar sobre terreno sólido y no agua para lo que estaba a punto de hacer… RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 9/07/2018 Y tan rápido como se había convertido en agua, así mismo se vio forzado a recomponerse. El crecido picor que ahora le atacaba cada parte de su cuerpo no le había permitido mantener la transformación, y por lo visto; no se lo iba a permitir tampoco durante un tiempo considerable. Entonces cayó en cuenta que aún y cuando se había percatado de que era un veneno, el efecto ya estaba haciendo de las suyas y que no podía hacer nada para evitarlo. Maldijo para sus adentros, sintiéndose superado. No tenía que haberle dejado salir del mar. Ahora realmente podía morir. —Esto se ha acabado —sentenció Katame—. ¡Quebrantahuesos, muéstrale por qué te llaman así! Pero había algo que Katame no tuvo en cuenta. Y es que aún y cuando el escozor de su maldita treta parecía estar haciendo de las suyas en aquel crío azul, eso no significaba que sus movimientos estuvieran netamente limitados. Tampoco sus otros sentidos. Porque escuchar las órdenes dadas a quebrantahuesos, aunado al intenso sonido que par de alas tan grandes acercándose por sobre suyo le daría mayor o menor idea del inminente peligro que ahora buscaba acabar de una vez por todas con su vida. Kaido corrió a rajatablas sobre la plataforma apenas Katame había hablado, e intentó meterse por la entrada que daba a los camarotes inferiores. RE: (C) De vuelta al mar - Amekoro Yui - 9/07/2018 Sí, quizá Kaido todavía pudiese correr, pero dígase una cosa de los tiburones: no son buenos nadando fuera del agua. La agilidad y velocidad que alcanzaba el amejin no era, ni de lejos, comparable a la que tenía bajo el mar. Allí, sobre terreno firme, jugaba en territorio contrario. El cielo pertenecía al Quebrantahuesos, y, tras un ligero quiebro en el aire, clavó sus zarpas en la espalda de Kaido. Alzó el vuelo, sacudiendo las alas con violencia. Tres. Dos. Uno. 15 turnos transcurridos ¡Pluff! El tiempo de invocación había llegado a su fin. El buitre desapareció en una nube de humo, y el cuerpo del amejin se precipitó sobre unas cajas de pescado y polvo azul. A su derecha, pegado a él, la entrada que daba al comedor y los camarotes. A quince metros, Katame. Incluso desde aquella distancia pudo percibir sus ojos desencajados por la furia. —Cagonmimadre. ¡Cagonmimadre! ¡CAGONMIMADRE! Caminó hacia él, cojeando, dejando que la punta de su espada rozase contra el suelo y produjese un ruido escalofriante. Funesto. RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 9/07/2018 Kaido nunca fue un tipo agraciado, bendecido por el toque de algunos Dioses. Su suerte se la había labrado con sudor y sangre, y nunca había tenido que pedir o rogar nada a nadie. Pero esa vez, cuando su cuerpo cayó súbitamente entre unos cuantos cajones, tuvo que dar las gracias. No sabía a quién, si al destino; o al mismísimo Ame no Kami que le observaba ahora desde lo más alto. Pero sin duda alguna le había echado un cable. Y tenía que agradecerlo. Una nueva oportunidad ahora se ceñía sobre el horizonte. Se quejó del dolor de la caída, y además del dolor a su espalda víctima de las garras del ahora desaparecido animal. También el cuerpo le seguía picando y su chakra seguía sin funcionar correctamente. Tambaleó para levantarse, y cuando apoyó el hombro sobre los costados del paredón que daba hacia el interior de Baratie, lo escuchó. El tenebroso rozar de la enviudadora anunciando su aproximación. Los movimientos renqueantes de Katame, y de su ira enardecida vistiéndole el rostro. Kaido se lanzó de cabeza hasta el comedor interior. RE: (C) De vuelta al mar - Amekoro Yui - 9/07/2018 Katame tuvo que reprimir sus ganas de estamparle un katonazo a aquel cabrón. Y se tuvo que reprimir porque, de él esquivarlo, daría de lleno en toda su mercancía. No se lo podía permitir. Le persiguió, corriendo tras él, antes de que se escondiese como una rata asustada bajo alguna mesa del comedor. —¡¿Huyes, cobarde?! —le espetó en plena carrera—. ¡¿No tienes huevos a enfrentarme!? —preguntó, corriendo escaleras abajo—. ¡Terminemos con esto de una jodida vez! Aquel combate se había alargado demasiado. Los dos estaban al borde del colapso, y las heridas hacían mella en los dos. De hecho, ¿cuánto llevaban combatiendo? ¿Una hora? La mayoría de los duelos no duraban ni la mitad. Lo peor de todo es que sabía por qué Kaido huía hacia adentro. Aquel escenario limitaba sus movimientos. Si usaba sus Katones, o Fuutones demasiado potentes, corría el riesgo de hundir el barco. Y con él, su mercancía. Rabioso, tiró la espada al suelo y formó tres sellos, escupiendo seis balas pequeñas hacia Kaido. No solo hacia él, sino desperdigadas a su alrededor para dificultar el esquive de todas. RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 9/07/2018 Y claro que huía. No tenía de otra. Con su energía limitada, el cansancio haciendo mella en su voluntad y aquella picazón aún impidiéndole revitalizar sus movimientos con chakra evitaban que pudiera luchar para vivir. Su única oportunidad pasaban por esperar el momento más oportuno donde los efectos del veneno no le quebraran alguna estrategia. Porque tanto él como Katame tenían, probablemente, un último golpe. La última chance de alcanzar la victoria más absoluta. Y de vivir un día más, con lo sagrado que supone ser un nuevo amanecer en una profesión como la de aquellos. El sonido del hierro de su espada atizando la madera del camarote inferior le dio una idea de lo que estaba a punto de suceder. No sabía qué, ni en qué forma, pero bien que lo entendió cuando una de las primeras balas atizó uno de los tablones detrás de los que se escondía él. Semejante estruendo fue lo que le obligó a arrojarse de cabeza por detrás de una de las barras de bebidas, donde un par de balas habrán destruido al menos una docena de botellas de alcohol, entre ellos los vinos y champagne más costosos de todo Oonindo. Kano iba a estar jodidamente furioso. El líquido se desparramó por toda la plataforma de servicio y se hizo un silencio lúgubre en cuanto los vidrios dejaron de repicar entre sí, como tambores que anunciaban una tragedia. Entonces el agua se alzó como si el mesías así lo hubiera pedido, y sendas burbujas de carácter aceitoso emergieron por encima de la barra; que coincidieron además con un sprint de su usuario. Fueron tres burbujas que avanzaron pletóricas, una enviada directamente al pecho de Katame, otra a su extremo izquierdo, y otra a su extremo derecho. RE: (C) De vuelta al mar - Amekoro Yui - 9/07/2018 Katame se agachó, hincando una rodilla en el suelo, para dejar pasar la bola dirigida a su pecho por encima de su cabeza. Las tres esferas de agua colisionaron contra las paredes de madera, destrozándolas y dejando tres huecos como tres soles. Eran como tres ventanas, desde donde se podía ver la superficie del mar a muy poquita distancia. —¡Hijoperra! ¡Deja de destrozar mi barco! Recuperó la Enviudadora, mientras veía como aquel pesado se escurría por la puerta que daba a los camarotes. Katame la echó abajo de una patada. —Sal, ratita, sal. Ven con papá. Como ya se había mencionado, aquel pasillo estaba compuesto por tres puertas a cada lado. Al final de éste, unas escaleras que bajaban a la bodega. RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 9/07/2018 Lo que no sabía Katame es que en cuanto se agachó para evitar la primera, las otras dos se habrían marcado una parábola mortal en las que condicionarían su movimiento e impactarían ahora a ambos costados del dragón. Era una parte fundamental de aquella técnica tan particular de su clan, y de la que no se podía estar más orgulloso de manejar. Kaido ahora se deslizaba al ras de la puerta a la que se dirigía y ejecutó nuevamente otros sellos. Rápido y efectivo, para invocar una riada que atizaría a los pies de su oponente mientras se recuperaba del impacto de las dos primeras burbujas de agua e impediría su próximo movimiento. Enviudadora quedaría atrapada entre el líquido baboso, y ahora Kaido ejecutaba un renovado movimiento. Su brazo apuntaba cual cañón a Katame, a un par de metros de distancia. —¡Por Amegakure, hijo de puta! ¡Splash! su brazo se separó de su cuerpo y salió volando a rajatabla para acabar de una vez por todas con el dragón. RE: (C) De vuelta al mar - Amekoro Yui - 9/07/2018 Cual sería su sorpresa que, cuando se agachó, aquella sabandija, aquella piraña con aires de tiburón, había lanzado las bolas de agua con el efecto necesario para alcanzarle si permanecía en el medio. Recibió ambos impactos en los costados y vomitó sangre. ¿Sería aquel su final? Había luchado tanto. Había sacrificado tanto. Había escapado tantas veces de la muerte… Y al final, ni Dragón Rojo, ni Uchiha Zaide, ni Yume. Sino un jodido crío de Amegakure. Esbozó una sonrisa ensangrentada. La vida siempre había sido una caja de sorpresas para él. Tenía los pies pegados a una sustancia de mierda. La vista se le apagaba. Oyó un grito, como un eco lejano. Entrevió una mancha borrosa que descargaba un puño sobre él. Sobre él. Sobre el jodido Katame. Trazó un arco con la mano, y como si fuese el corte de una katana atravesó el puño de agua partiéndolo por la mitad. Tan fácil como si hubiese sido mantequilla. Y no solo eso, sino que la cuchilla de viento avanzó, letal y mortífera, hacia Kaido… A veces, no se necesitaba más que eso. Medio metro más cerca o más lejos. Medio segundo antes o después… Eso es lo que separa a un ninja de vivir o morir. … y desapareció a milímetros de su cuerpo. El amejin se había colocado a un par de metros, ni un milímetro más, ni un milímetro menos. De lo contrario, quizá ahora estaría en el fondo del mar. RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 9/07/2018 Aquella extremidad voló mortífera hacia Katame, pero él no se iba a dejar tan fácilmente. A pesar de que sus pies estuviesen sujetos a la masa viscosa, sus manos aún seguían libres; y las movió cual movimiento curvilíneo de una espada, invocando los poderes de Fujin. Una hoja de viento cortante, apenas visible, hizo truños su cañón de extremidad y avanzó hasta él. Tan exhausto como estaba, tan herido como estaba, tan superado como le sucedía en cada oportunidad que tenía la ventaja, se sintió derrotado. Creyó que aquella cuchilla iba a ser su tan ansiado final. Así que la esperó con los brazos abiertos y sus ojos abiertos como platos, recibiendo a la muerte como el guerrero que era. Iba a morir. Aunque lo haría de pie. Pero su vida siguió allí, colgada de un hilo. De un fino hilo que aún se aferraba al ahora. Al por un mañana. Una ligera ventisca le acarició el rostro, lo que quedó de la cuchilla. Entonces, con la boca abierta y ahora su brazo recompuesto, invocó a un clon de agua que emergió súbitamente tras Katame, y que le tomó de ambos brazos, llevándolos hasta su espalda y le metió una patada en la pantorrilla trasera para que cayera de rodillas. Luego el real caminó hasta él por encima de su mizuame y enfrentó a su más digno oponente. La kodachi de Kaido ahora vestía su mano zurda, y amenazaba su pecho expuesto. La parca —que había estado aguardando ansioso todo este tiempo al lado del más sensato a morir, que era Kaido, desenvolvió sus brazos pútridos y descompuestos del gyojin y avanzó serpenteante hasta Katame. Una cuchilla figurativa, dispuesta a escarbar en busca de su alma fue empuñada. El resto es historia. —Se acabó. Descansa en paz, si es que te lo mereces —el filo se hundió rápidamente en él, certero. RE: (C) De vuelta al mar - Amekoro Yui - 9/07/2018 Kaido formó el sello del Tigre. Katame formó el sello del Tigre. Kaido creó un clon de agua. Katame expulsó una bola flamígera de un metro de diámetro que se precipitó sobre el cuerpo de Kaido. Inclemente. Sin compasión. El clon de agua, al mismo tiempo, propinó una patada en la pierna herida de Katame que le hizo caerse de rodillas. Era una posición en la que, por desgracia, había pasado la mayor parte del tiempo. Primero ante Uchiha Zaide. Luego ante Dragón Rojo. ¿Iba a morir también así? No podía permitirlo. —¡¡MUEREEEEEE!! RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 9/07/2018 Ella rió maquiavélica, en un estruendo gutural. ¡Oh, nunca antes alguien se aferraba a su vida de forma tan miserable como la de aquel dragón! le era estúpidamente divertido. Una sonrisa grotesca de dientes teñidos con hedor a sangre se dibujó en su rostro, a su vez de que Katame ejecutaba ese sello, al unísono que el del gyojin. Por suerte, lo que él veía —que no era sino un inminente peligro— también lo veía su clon. Y es que antes de siquiera pensar en tomar sus manos, que ahora moldeaban el chakra a través del sello del Tigre, al ver el nuevo gesto del dragón cuya carótida se infló, flamígera, el mizu bunshin apoyó su codo sobre la cabeza de Katame al mismo tiempo del que le propinaba la patada. Eso obligó al traficante a dirigir su proyectil no hacia Kaido sino hacia los linderos de sus pies, impactando en el mizuame. El típico sonido de una llama apagarse por el impiadoso beso del agua envolvió el comedor, y Kaido estuvo dispuesto a acabar con aquel combate de una buena vez. Tentar a la suerte una y otra vez no era bueno. El clon tomó la cabeza de Katame y empezó a pegarle puño de yunque tras puño de yunque. Uno detrás de otro. Y otro detrás de uno. Hasta que no quedara vida que arrebatar. —¡Bam, bam, bam BAM BAM BAM BAMBAMBAM! RE: (C) De vuelta al mar - Amekoro Yui - 10/07/2018 Ardía. El fuego se extendía por los manteles desparramados y tirados por el suelo. Se colaba por los tablones de madera. Por las sillas. Por las mesas. Embriagaba el ambiente de un aire enfermizo. Expulsaba chispitas de luz que volaban, curiosas y traviesas, por el resto del comedor. ¡Bam, bam, bam! Una paliza. Una cadena de puñetazos que parecía no tener fin. El rostro de Katame era irreconocible. Un amasijo de carne y huesos machacados. El tatuaje que tenía en la nuca, de un dragón, cobró color. Un color rojo, tan brillante y claro como el fuego. Fuego… De pronto, Katame se encendió. Literalmente. Se prendió como si se hubiese bañado en aceite inflamable y alguien le hubiese tirado una mecha encendida. Se convirtió en una antorcha humana, y… …se levantó. Sí, por imposible que pudiese parecer, se levantó. Kaido vio como su piel caía, derretida, y sus cuencas blancas le veían sin ver. Su boca, cuyos labios ya habían caído, parecieron regalarle una macabra sonrisa. —Te felicito, shinobi de Amegakure, por matar a mi hijo. —Hablaba, pero no era su voz. Era otroamucho más profunda, ronca y gutural que la de Katame. Era la voz de una bestia que no está acostumbrada a comunicarse en el lenguaje de los humanos—. Ocupa su lugar, y cumple su misión. —Pese a que iba en contra de toda ley conocida, mientras hablaba, el cuerpo de Katame seguía ardiendo. Sus dedos caían como una cera caliente. La piel de su cara, pecho y brazos se derretían y bajaban muy lentamente, como una bola de helado a pleno sol—. Reniega, y una serpiente ocupará su lugar tras matarte. RE: (C) De vuelta al mar - Umikiba Kaido - 10/07/2018 Sus nudillos dolían. El fuego le acaloraba. El rostro de Katame desaparecía. Hasta que paró. O mejor dicho, un destello le obligó a detenerse. Era el dragón tatuado en su nuca el que ahora brillaba con intensidad que le daba la impresión de que iba a explotar. Pero no lo hizo. Sino que súbitamente ardió, y el cuerpo de Katame se encendió como una vela. Kaido cayó de culo y se arrastró a trompicadas mientras veía aquel acto sobrenatural suceder. El fuego consumía la carne de su oponente a su vez que le reanimaba como lo haría un ave fenix. Aunque aquello no era recuperar vida, sino renegar de ella. El mizu bunshin juntó las manos. La antorcha habló. —Te felicito, shinobi de Amegakure, por matar a mi hijo. Ocupa su lugar, y cumple su misión. Reniega, y una serpiente ocupará su lugar tras matarte. —¡Muérete de una maldita vez, jodeeeer. No entendía nada, ni lo iba a entender en un futuro inmediato. El mizu bunshin evocó una serie de sellos y arrojó una riada en forma de cascada que buscaría a apagar a Katame, literalmente, mientras se lo llevaba de paso. Así también a cualquier conato de fuego que pudiera expandirse hacia la madera del barco. |