(B) La tumba de Umikiba Kaido - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País del Agua (https://ninjaworld.es/foro-pais-del-agua) +--- Foro: Montañas del Agua (https://ninjaworld.es/foro-montanas-del-agua) +--- Tema: (B) La tumba de Umikiba Kaido (/tema-b-la-tumba-de-umikiba-kaido) |
RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 30/11/2018 No es que los tiburones de verdad tuviesen muchas expresiones faciales para demostrar su sorpresa, pero sin duda Daseru se había quedado atónito al escuchar la respuesta de Kaido. —¿¡Osas ponerle a él por delante de mí!? —rugió, encarándole—. ¡Te arrepentirás de esto! Y de un fuerte movimiento, el tiburón se abalanzó sobre Kaido con la boca abierta… … desapareciendo en una voluta de humo justo cuando iba a engullirle. —¡Juuuujujujuju! Nunca es buen consejo enfadar a Daseru —aseveró, sonriente. Luego frunció el ceño—. Nos has jodido el medio de transporte. Se llevó una mano al portaobjetos y lanzó una esfera de papel al cielo, que hizo estallar con un tiro certero de senbon. Este estalló, emitiendo un sonido desgarrador. Esperados unos segundos, repitió el proceso, cerrando los ojos justo a tiempo para que el cegador destello no invadiese sus pupilas. —Pues a esperar —dijo, con los ojos clavados en el barco que ya viraba hacia ellos en la lejanía. Cansado de luchar contra las olas, dejó que su cuerpo se sumergiese bajo el agua. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Umikiba Kaido - 30/11/2018 No. No se iba a arrepentir, al menos no si el tiburón lograba cascarle esa mordida mortal. ¿Cómo se arrepiente uno estando muerto? Por suerte —y para la de Shaneji, por qué no—. Daseru desapareció involuntariamente tras una presuntuosa estela de humo. Kaido asumía que su hermano le hizo volver a casa, por ahora. El gyojin torció la vista y miró a Shaneji a la cara. —Más te vale cumplir, cabrón —dijo, mientras ocultaba el rostro a la par de que Shaneji daba la señal para que el barco virase y les recogiese—. ¿Adónde vamos exactamente? RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 30/11/2018 Shaneji, ya solo con la cabeza fuera del agua, sonrió de oreja a oreja. Si no fuese por su piel azulada, sus dientes de piraña y sus ojos inyectados en sangre, casi se podía decir que era una sonrisa tierna. La que un niño de diez años esbozaría de pura y genuina felicidad. —Me sorprendió tu decisión, Kaido. —En su lugar, él no se hubiese elegido a sí mismo—. Te lo compensaré. Te lo prometo. »Nos vamos al agua, Kaido. Nos vamos al agua. • • •
Hozuki Shaneji subió al humilde barco que se había acercado a recogerles, tal y como había pedido haciendo uso del Gentōshin no Jutsu. En comparación con Baratie, aquel navío era mucho más pequeño, propio de un simple mercader de especias. Y especias era lo que transportaba en su interior… … o algo que se acercaba. —¿Qué significa esto? —preguntó al hombre que le vino a recibir. Tenía un pañuelo oscuro anudado a la cabeza, y la mandíbula cuadrada. En su mano, un látigo. En el suelo, junto a la proa, un hombre tirado boca abajo en el suelo, con múltiples heridas en la espalda. —Un correctivo, Shaneji-sama —dijo con una inclinación de cabeza. Pese a tener varias cicatrices en cara y torso, le temblaba la voz al hablarle. Kaido pudo distinguir a más hombres en el navío. Junto al timón. O ajustando alguna cuerda. O simplemente limpiando la cubierta con cepillo. Todos ellos evitaban mirarle directamente—. ¿Y usted es? —preguntó, mirando a Kaido. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Umikiba Kaido - 30/11/2018 —Me sorprendió tu decisión, Kaido. Te lo compensaré. Te lo prometo. —Eso espero. «Si tan sólo supieras que lo único que compensa este viaje es tu muerte. Y la de los otros séis. » »Nos vamos al agua, Kaido. Nos vamos al agua. Al agua. A la jodida Hibakari. Y si seguía teniendo tanta suerte como ahora, por qué no, a Ryūgū-jō. • • •
Kaido acompañó a Shaneji en su ascenso hasta el barco, que además de pequeño, no parecía ser muy lujoso que digamos. Tenía todo el aspecto de una barcaza de mercader, golpeada por los años del mar que pesaban más de aquellos que se vivían en tierra. En él trabajaban una gran diversidad de hombres, todos temerosos y en silencio, salvo uno. Cicatrices le cubrían gran parte del rostro y el torso. Llevaba un jodido látigo, y con él, educaba al leproso que yacía desahuciado en el suelo. Shaneji pidió explicaciones y él, ligeramente acojonado, respondió. Temía, y mucho. Al igual que el resto de la tripulación. El gyojin alzó el pescuezo cuando éste se dirigió a él. —La nueva contratación —dijo, tras una sonrisa socarrona—. —Hozuki Kaido, para serviros. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 30/11/2018 ——Hozuki Kaido, para serviros. —No, Kaido. ¿Recuerdas lo que dije sobre que las Aldeas os habían puesto bozales? A esto me refería. —Entre otras muchas cosas—. Tienes que perder esos viejos hábitos de shinobi. Reeducarte a ti mismo. Tú no estás para servirles. Ellos lo están. »¿Un correctivo por qué? —Por robar de nuestra mercancía y… —¡Juuuuuujujujujuju! —Shaneji no le dejó ni terminar. Le apartó de un fuerte empujón, tomó la maza con pinchos por el mango y se fue directo hacia el moribundo—. ¡El robo a camaradas no se paga con unos latigazos, ehm… marinero! —Sí, se le había olvidado su nombre. De hecho, creía que nunca lo había llegado a saber en la vida—. ¡El robo se paga con la muerte! El hombre que yacía en proa apenas le dio tiempo a girarse. A simplemente ponerse de cara. Shaneji trazó un arco en el aire con su pesada arma y… ¡Plaf! … la estampó contra la cubierta de madera. —¿¡Qué significa esto!? —repitió por segunda vez a bordo—. ¿Qué es… eso? Si Kaido y el marinero sin nombre se acercaban, podrían ver que el hombre tenía las orejas exageradamente hinchadas y rojas. Y, si lo examinaban todavía más de cerca, una costra de sangre negruzca y reseca que cubría su orificio auditivo. El hombre abrió la boca para farfullar de manera inteligible, y unos dientes extrañamente azules asomaron tras sus labios. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Umikiba Kaido - 30/11/2018 —No, Kaido. ¿Recuerdas lo que dije sobre que las Aldeas os habían puesto bozales? A esto me refería. —El escualo le miró por el rabillo del ojo, con el ceño fruncido. ¿A qué coño se refería, si se podía saber?—. Tienes que perder esos viejos hábitos de shinobi. Reeducarte a ti mismo. Tú no estás para servirles. Ellos lo están. —Tsck —resopló. »¿Un correctivo por qué? —Por robar de nuestra mercancía y… «Aquí vamos de nuevo» Lo vaticinó. Sabía que Shaneji saldría despedido como verdugo a guillotina. Sabía que iba a querer tomar las riendas de aquella situación, donde sus sirvientes —porque eso eran, unos meros súbditos—. aprendieran una importantísima lección. Sobre todo cuando se trataba de robar a un camarada, cosa que bien se había hecho mención en su pergamino. La traición entre tus camaradas es uno de sus más grandes pecados capitales, y un pecado capital se pagaba como ello: con la muerte. Pero ese día, la muerte no iba a llegar al moribundo. Viviría, quizás unos minutos más, para que ellos pudieran presenciar eso. Kaido no tenía la más mínima idea de lo que estaba viendo. —¿Se la habrá chupado a un pitufo? RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 30/11/2018 —Es… Es lo que quería decirle, Shaneji-sama —se excusó, al comprobar por lo que estaba preguntándole, haciendo caso omiso a Kaido—. Este desgraciado robó de nuestra mercancía para chutarse. De haber sido para venderlo por su cuenta ya sería comida para los tiburones —le aseguró, temeroso que, sino lo dejaba claro, sería él quien acabase en el mar—. Está yonqui perdido. Shaneji giró la cabeza como una centella y le miró con ojos iracundos. —¿Yonqui? Pensé que esta mierda no era más adicta que la hierba. Esta vez fue el turno del marinero de sorprenderse. De haber sido otro con el que estuviese hablando, probablemente se hubiese desternillado en su cara por la barbaridad que acababa de soltar. Por suerte para él, supo contenerse a tiempo. —Oh, nada de eso. Nada de eso. Basta probarlo un par de veces para quedar enganchado. Joder, ¡una vez vi a un bastardo intentando tumbar a un tipo el doble de alto para hacerse con unos gramos! —estalló en una carcajada, al recordar la golpiza que se había llevado—. Por eso está vendiendo tan bien. Por primera vez durante todo el viaje, Kaido vio en Shaneji a un tipo… confuso. Dolido también. Y enfadado. Una amalgama de emociones que bien podía acabar en un estallido de rabia —lo más habitual—, en una de sus risas para desestresar, o, como en aquel caso… —Me voy a dormir. … en una simple sentencia arisca. El marinero, devoto a su amo, le aseguró que había preparado la mejor habitación para él, y le acompañó hasta su camarote. En seguida tuvo que dar vuelta, sin embargo, al ver el mal genio con el que se encontraba Shaneji. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Umikiba Kaido - 30/11/2018 Shaneji había pecado de ingenuo, y Kaido de desconocedor. Porque, ¿qué droga no era adictiva? ¿y acaso sabía él algo de esa droga en particular? En realidad no. Nunca escuchó hablar de ella, tan sólo sabía que Dragón Rojo sacaba grandes tajadas con el negocio, vendiendo aquí y allá. Moviendo grandes cargamentos. Usando lugares de renombre —como las termales de Mutsuku—. para camuflar la ilegalidad del asunto. Kaido vio a Shaneji irse, cabizbajo. No habló hasta que se perdió en su habitación. —Mira que en Shinogi-to hay yonquis para hacer un jodido festín, pero nunca vi a ninguno que te dejara los dientes así. ¿Qué clase de mierda vendéis? RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 1/12/2018 Antes de responder a Kaido, el marinero pateó al drogadicto. —Vamos, ¡coño, levanta! —le espetó, dándole otra patada en las costillas para que se levantase de una vez—. ¿Qué es eso de echarse una siesta? ¡A relevar a Chushio en la limpieza coooño! Daba lástima verle: a duras penas podía mantenerse en pie, no ya enfocar la mirada. Babeaba por la comisura de los labios y emitía gemiditos a cada mal paso que daba. —Omoide —respondió al fin—. Una mezcla chunga de hongos, químicos, y no sé qué mierdas más. Algunos dicen que el ingrediente secreto proviene del Bosque de Azur. —La gente decía muchos disparates para ganarse un minuto de atención—. Nosotros éramos más de hierba, ¿sabes? Aquello no daba problemas. Pero desde cierto incidente en el País del Fuego, los jefes decidieron cambiar de ruta y nos encargaron a nosotros su transporte. Todo son mierdas del estilo desde entonces —dijo, mirando al yonqui. Luego esbozó una sonrisa avara—. Aunque la paga es más generosa, claro. Eso lo compensaba, desde luego. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Umikiba Kaido - 1/12/2018 Omoide. ¿Omoide? Sí, claro. En algún recóndito de su mente, lo sabía. Sabía qué era. • • •
Su mente viajó a una época antigua. Era casi de noche, y fuera de un almacén cualquiera, dos ninja batallaban a toda marcha. Ataques iban y venían a mansalvas, y uno de ellos, cuajó directo en un carromato sostenido con un caballo que cargaba cajas y cajas de mercancía. En ese entonces, el qué era un total misterio. Lo seguiría siendo muchos meses después también. El pescado que hacía la de tapadera voló por los aires y con ellos, cientos de kilos de pasta. Una crema azul que lució poco compacta tras haberse reventado junto con otros tantos objetos. Esa fue la primera vez que la vio. Ese fue su primer contacto con la droga estrella de Dragón Rojo. • • •
Mutsuku temblaba como liebre en celo dentro del fútil abrazo del tiburón. Tiritaba como danzarina, sujeta alrededor del brazo de Kaido que le sostenía como su presa. Un dedo azul le apuntalaba el cogote, con la amenaza de disparar una mortífera bala que le perforaría los sesos si un tal Shaneji se la quería pasar de listillo. Entonces, lo oyó. Omoide, la droga que quería el Hozuki comerciar a través del las aguas termales de aquel patético lugareño. Azul. Adictiva. Altamente tóxica. Algo que dejaba a la Hierba, estupefaciente estrella desde hacía cien años en Oonindo, en simples pañales. • • •
El gyojin alzó la vista, a medida de que el yonqui respondía a los estímulos del marinero sin nombre. —Dudo que provenga de Azur. Nadie sale vivo de allí, nunca —comentó, anecdótico—. y claro, ¿cómo no va a ser más generosa? mientras más adicción cause, mejor recepción tendrá en el jodido mercado —luego se volteó y miró el pasillo por el cual se había alejado Shaneji—. por cierto, ¿qué mosca le picó? ¿acaso no había presenciado nunca los efectos de la mierda que vende? RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 1/12/2018 El marinero se encogió de hombros. Ni sabía qué mosca le había picado, ni iba a ser el tonto que se ponía a hablar mal del jefe frente a un recién llegado. —Ni idea. —Se produjo un silencio incómodo—. Tendrás que dormir junto al resto en las hamacas —le informó, incómodo. Todavía no sabía de qué palo iba Kaido—. Solo hay un camarote, y… —Y ese estaba ocupado por Shaneji. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Umikiba Kaido - 1/12/2018 Negó con la cabeza y le quitó importancia con la mano. —Me las apaño. Finalmente, Kaido se dio vuelta y comenzó a transitar el barco. Aún no tenía sueño, así que caminó y caminó hasta que tan sólo quedasen él y la luna. No le importaría entonces acomodarse en alguna esquina, con su bolso como almohada, para tomar ese descanso que tanto necesitaba. Esa noche no habría reporte alguno, lamentablemente. No podía correr el riesgo de que le vieran usando ese ninjutsu. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 1/12/2018 El viaje de Kaido fue tranquilo y aburrido. Comida insípida; las típicas historias de marinero; y ni una tormenta que pusiese las cosas interesantes en aquel barco. Ni producto de la naturaleza, ni del hombre. Todos tenían demasiado respeto a Shaneji, y cualquier vieja disputa que pudiese haber entre los marineros parecía aparcada por el momento. Una tregua obligada ante un peligro mayor. No fue hasta una semana después que llegaron a su destino. El puerto Hibakari, con la pequeña ciudad a sus espaldas, les recibía con las manos abiertas. No obstante, Kaido y Shaneji tuvieron que atracar camuflados en un Henge no Jutsu. Llamaban demasiado la atención —especialmente Shaneji, de sobra conocido por aquellas tierras— y sus armas eran sinónimo de ser algo más que simples comerciantes. Con la mercancía que llevaban, y pese a Shaneji asegurar que tenían varios guardas en su bolsillo, no podían permitirse correr el riesgo. Mas no se adentraron en la ciudad. En seguida tiraron hacia el oeste, bordeando la costa por caminos estrechos hasta que hicieron un alto para encender un fuego. Al frente, el mar embravecido rompiendo contra los acantilados. A la espalda, un bosque de pinos. Habían llegado tarde, y la luna se dejaba ver, vergonzosa, entre las nubes blancas del firmamento. Ninguno de los dos la oyó hasta que ya estuvo frente a sus narices. —¡Shaneji-kuuuun! —Era una voz aguda e infantil, muy propia del cuerpo pequeño del que salía. Una niña de no más de doce años, que había emergido del bosque corriendo a abrazar a Shaneji—. ¡Te echamos mucho de menos! —exclamó, ante un Shaneji que no sabía donde meterse. Los brazos pegados al cuerpo, tenso, y con los ojos desviados hacia otra parte. No hizo ni un gesto para corresponder al abrazo, pero, por alguna razón, tampoco para frenarlo—. ¿Por qué tardaste tanto? ¿Eh? ¿Por qué? La niña era tal y como había leído Kaido en su informe. Delgada, de piel blanca y cabellos negros. Tenía los ojos de una extraña tonalidad violeta, y tanto su actitud como su aspecto era risueño e infantil. Lo único que parecía desentonar, si acaso, era su vestimenta: una túnica de mangas anchas totalmente negra. —¿Es el chico del que nos hablaste? —preguntó, mirando a Kaido con ojos curiosos. Se acercó a él como un perrito asustado al que le ofrecen comida: muy poco a poco, pero cediendo finalmente a la gula. Alzó una de sus diminutas manos para estrechársela—. Encantada de conocerte. RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Umikiba Kaido - 1/12/2018 Una semana. Una semana entera montado en un puto barco de los huevos. Aquello si tuvo que haber sido jodidamente difícil para el tiburón, poco acostumbrado a no poder pasear libre por donde se le cantara el culo. Sin embargo, y a pesar de lo inverosímil de viajar con marineros de verdad, la experiencia fue una que quedaría para olvido. El alma le recobró vida cuando finalmente atracó en el puerto Kasukami. Había oído —y leído también, para qué negarlo— mucho acerca de aquella capital tan emblemática del País del Agua. De su gente, de sus costumbres. De los negocios que hacían vida entre la tierra y el agua que les rodeaba. Todo de ese lugar le llamaba muchísimo la atención, por obvias razones. Y si no resulta tan obvio para ti, querido lector, es porque no has estado prestando a los detalles a lo largo de esta historia. Para su pesar, aún no era tiempo de poder explorarla como sentía que debía hacerlo. Realmente no sabía si iba a poder hacerlo dadas las circunstancias que le habían llevado hasta allí en primer lugar. Y como el tiempo apremiaba, Shaneji no perdió el tiempo en tomar los caminos aledaños, hacia la ruta oeste que les obligó a bordear la costa hasta llegar a una encrucijada que les ponía entre un mar de olas, y un mar de pinos. Antes de que Kaido pudiera meter un poco las narices respecto adónde pensaba llegar Shaneji, escuchó una voz. Dócil y aguda como un Re menor. La misma provenía de una pequeña, de apariencia juvenil. Y con el afecto con el que recibió a su hermano de agua, sólo podía ser alguien: Muñeca. «Dos, de siete» —se dijo. Por dentro sonreía como un niño chico. Aunque luego, con la aproximación de la pequeña y su aparente conocimiento de su llegada, Kaido cayó de cuenta en algo—. «con que el hijo de puta ya les habló de mí. Seguro habrá usado el puto Gentoshin de los huevos. Tsk, han de estar preparados para tumbarme la tapadera. Tengo que ir con cuidado.» El gyojin tuvo que fingir sorpresa. Vistió su rostro a imagen y semejanza de su reacción cuando leyó por primera vez el pergamino de ella. ¿Cómo es que una niña de doce años estaba envuelta en tan dichoso negocio? Kaido le estrechó la mano, finalmente. Con la suficiente delicadeza como para no partirle los pequeños huesos. —Igualmente. Kaido es mi nombre, aunque asumo que ya lo sabes. ¿Y tú eres ...? RE: (B) La tumba de Umikiba Kaido - Uchiha Datsue - 1/12/2018 Y nada más su piel rozar la de ella, se produjo uno de esos momentos mágicos. Fue como narraban en los libros románticos. Un escalofrío corrió por sus dedos, su mano, su brazo, hasta llegar al corazón. Se sintió desbordado, incapaz de contener una emoción tan grande y profunda. Aquello no era un simple flechazo, sino algo mucho más agudo y real. Se sintió… … jodidamente dolorido. No, dolorido no era la palabra adecuada. Era una sensación más cercana a cuando te atraviesan con mil espadas por cada poro de tu piel, pero con el suficiente cuidado como para no atravesar ningún órgano vital. Y, justo después de ello, te echan sal en las heridas abiertas. Sí, aquella era una descripción que se ajustaba mucho más a lo que sintió. Kaido no pudo evitar rugir de dolor, y con ello, la inocente niña chilló asustada. Luego se llevó una mano a la boca, miró a Shaneji, miró a Kaido, y soltó una risita avergonzada. Se había sonrojado y todo. —¡Tú amigo es muy gracioso! —dijo con los ojos iluminados una sonrisa angelical. —Tienes que gastarle la misma a broma a todos, ¿huh? —Shaneji fruncía el ceño, incómodo. Nunca sabía cómo comportarse con ella. A veces le resultaba graciosa. En otras ocasiones, simplemente repelente e infantil. O majara perdida. Y, en definitiva, no se fiaba. Porque nunca sabías por dónde te saldría—. Te presento a Muñeca, Kaido. Una Cabeza de Dragón. |