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(B) La penumbra de Lady Tākoizu - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País de la Tierra (https://ninjaworld.es/foro-pais-de-la-tierra) +--- Foro: Montañas de la Tierra (https://ninjaworld.es/foro-montanas-de-la-tierra) +--- Tema: (B) La penumbra de Lady Tākoizu (/tema-b-la-penumbra-de-lady-takoizu) |
RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 15/02/2019 ¡Bingo! Datsue no solo había conseguido seguir de incógnito, sino que había, como a él le gustaba decir, matado dos amejines de un katonazo. Primero, había descubierto el nombre del jefe de los mercenarios: Kosetsu. Segundo, había logrado un nuevo rostro para su subterfugio, esta vez con una voz que replicar. Por no hablar de que le habían revelado que Nahana seguía con vida, siento interrogada en estos momentos. «¿Interrogada por qué?» El Uchiha cayó en la cuenta en seguida. Probablemente, porque sospechasen que conocía la ubicación de Ivvatsumi, queriendo sonsacársela antes de segar su vida. Así pues, tras regresar a su posición y asegurarse de que el guardia le hubiese quitado ya la vista de encima, tomó el cadáver y lo tiró a la zanja, fuera de las escaleras por si alguno tenía la idea de pasar por allí. Acto seguido, con mucho cuidado de no ser visto, rodearía la entrada pegándose al muro de la izquierda, tratando de escalar la gran fortaleza haciendo uso de su chakra y alcanzar los altos tejados. ¿Su objetivo? No era otro que llegar a las habitaciones. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Umikiba Kaido - 15/02/2019 El cadáver cayó por su propio peso hasta los confines del abismo que de seguro se encontraba ahí abajo, en lo más profundo del peldaño. A su vez, logró subirse hasta los muros pero en algún momento del ascenso sintió como el cuerpo le empezaba a mostrar signos de debilidad. Porque el gasto continuo de chakra venía siendo importante. Tan sólo levemente mermado por aquella píldora cuyo efecto ya se había acabado, y que nada más sirvió para tapar un agujero de derroche importante. Una pierna pareció resbalar de su agarre. Aunque ésta no cedió. Datsue logró tras mucho esfuerzo alcanzar los tejados de la primera torre, donde se encontraba presumiblemente la cocina y otros espacios comunes. Él sabía que entre esa torre y la de las habitaciones había una de especie de puente a techo interno que conectaba ambas alas. Pronto se dio cuenta de que estaba encima de él. Desde ahí pudo contemplar dos cosas: una, que el acceso inferior de la torre —es decir, la entrada a las escaleras que daban ascenso hasta los dos pasillos contiguos de las habitaciones—. estaba protegido por un hombre. Pero las voces que emergían desde la ventana que tenía a unos cuantos metros, a su misma altura, le decía que una intromisión tan abrupta ahí adentro iba a ser imposible. También hubo algo que le hizo dudar, y es que... escuchó un par de golpes. Unos gritos ahogados. Como si la boca de esa persona estuviese cubierta. Murmureos apagados de dolor. Si quería echar un vistazo, sin embargo, debía arriesgarse a volver a inundar sus pies de chakra y escalar la cara abierta de la torre y tratar, quizás, de asomarse por la ventana. O buscar otra ruta de acceso. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 16/02/2019 Datsue deshizo su Henge en cuanto su pierna resbaló y casi se precipita al abismo. Un Kage Bunshin mantenido, ese Henge hasta el momento, y un gasto continuo de chakra. Estaba cansado, tanto física como mentalmente, y ahora que se acercaba la hora de la verdad debía ahorrar cuanto esfuerzo innecesario pudiese. Cuando llegó arriba, se tomó un momento para recobrar el aliento. Para serenarse. Tenía miedo de que el jefe de los mercenarios fuese un hombre con conocimientos en ninjutsu. A un simple civil —pese a que nunca podía subestimárseles, pues la hoja de una katana o la punta de una flecha cortaban por igual, empuñados por un ninja o no—, podía derrotarle con una simple mirada. ¿Exageraba? Los que conocen a los Uchiha saben que no. No obstante, a alguien con conocimientos en ninjutsu ya sería más difícil. Podría complicársele, y más con lo escaso que iba de chakra. Joder, si es que ni podía dejar allí un clon mientras buscaba nuevas rutas. Entre esas, le llegó el sonido de un golpe, y el de un grito ahogado. «Hijo de…» Y otro golpe. «¡Hijo de puta!» Tenía que actuar. Y tenía que actuar ya. Desechando mirar por la ventana —demasiado arriesgado— y bajar a enfrentarse al guardia de las escaleras —podía haber alguien cerca que le viese y echarlo todo por la borda—, el Uchiha contempló una ruta alternativa. ¿Cuál? Acceder a una ventana, pero no de la que salían golpes. Escalaría por la pared, por el tejado incluso si hiciese falta, y buscaría colarse en otra habitación cercana y desierta. Por ejemplo, la que le había pertenecido a él. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Umikiba Kaido - 16/02/2019 Tras estudiar detenidamente sus opciones, el Uchiha decidió ingresar a la torre a través de otra ventana, y no de la que provenían los gritos. Pero lo cierto es que desde esa cara de la torre, solo había tres de ellas. La del ático —que era un piso entero donde Nahana habitaba, sabía por Urami que ahí dentro tenía su oficina, su habitación, el baño e incluso una cámara de arsenal escondida tras un estante de biblioteca que abría al halar un libro en específico, el de La Historia de los Señores del Hierro. De ahí provenían las voces—. y dos inferiores que estaban demasiado cerca del guardia como para arriesgarse. Así que su única opción fue... dar vuelta a todo el jodido Templo por su patio trasero. Uno que miraba día y noche al mismísimo abismo. Datsue sabía que el Templo del Hierro quedaba en lo más alto de aquella montaña, pero nunca tuvo la sensación de estar tan alto como cuando empezó a rodear la torre y a ver lo que había —o mejor dicho, que no había— debajo. También le fue extremadamente difícil porque tenía que caminar horizontalmente ya que no había peldaño alguno por el cual pudiera maniobrar o caminar como la gente, y de vez en cuando que echaba un ojo hacia el vacío, el vértigo hacía de las suyas. Ver aquella negruzca caída acojonaba a cualquiera, y más aún, cuando el chakra de la planta de tus pies te había fallado a medias durante tu anterior escalada. Le llevó bastante tiempo llegar hasta una ventana, al fin. Echó un vistazo al interior y estaba vacía. Era un cuartucho como el que le habían asignado a él pero mucho menos acomodado y más polvoriento. . . .
Ellas se vieron y las lágrimas empezaron a correr en súbito. Se sumieron en un profundo y sentido abrazo y se dijeron la una a la otra lo alegre que estaban de que estuvieran bien. Urami y Kitana, acompañada de Datsue el bunshin finalmente se encontraron, a unos cuántos kilómetros del Templo. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 16/02/2019 Se adentró en la ventana con cuidado de no hacer ruido. Fue entonces, y solo entonces, cuando se permitió coger aire. Había estado demasiado cerca del abismo como para que su corazón no se hubiese alterado, ya cansado de por sí por el gasto de chakra. Sabía que estaba en un momento clave, en el que cualquier desliz o momento de mala suerte podía echar por la borda su infiltración y el rescate de Nahana. Su misión. Y quizá incluso su vida. Por eso, no tuvo prisa. Quiso asegurarse de hacer las cosas bien. Se pegó a la puerta de la habitación, cerró los ojos y escuchó. Escuchó el sonido de su propia respiración, el de sus propios latidos martilleándole los oídos, y cualquier otro sonido cercano. De no oír nada, abriría la puerta con cuidado y asomaría un ojo. ¿Nadie por la costa? Solo entonces, recurriría de nuevo al Henge no Jutsu. Esta vez, imitaría al hombre que le había hablado. Salió de la habitación y caminó a paso seguro hasta la habitación de Nahana. Tenía un pequeño plan pensado. ¿El resto? El resto lo improvisaría. Como hacía siempre. • • •
Datsue aguardó unos segundos antes de interrumpir aquel entrañable momento. Momentos que aprovechó para desactivar la brújula-sello. —Intuyo que mi otro yo se ha ido a rescatar a Nahana, ¿no es así? —preguntó a Urami—. En ese caso he de desaparecer. Iros lo más lejos posible de aquí. Donde menos puedan encontraros. No os preocupéis, vayáis a dónde vayáis, os encontraré. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Umikiba Kaido - 16/02/2019 Efectivamente, Datsue no oyó nada. Ese pasillo —que si pensaba un poco, se iba a dar cuenta de que estaba en el segundo piso del ala de habitaciones y que la ventana que daba a donde supuestamente se encontraba Nahana era en el tercero—. estaba vacío cuando abrió la puerta. Hacia la derecha habían más habitaciones. Hacia la izquierda, una escalera de caracol que ascendía. . . .
Las primogénitas de Nahana asintieron al pedido de Datsue y tras despedirse, dieron marcha a... quién sabe dónde. Era de noche, estaban cansadas y desde luego no saber el destino de su madre no iba a ayudar en nada. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 17/02/2019 El Uchiha, tras pensarlo por unos instantes, se dirigió hacia las escaleras. Fue en ese momento cuando tuvo su primera sensación de alegría, muy solitaria en aquella noche de disgustos. Su clon había cumplido su misión, y con ello, el chakra volvía a su cuerpo. No era demasiado, todo había que decirlo, pero hubo un tiempo en que aquellas reservas era lo máximo a lo que podía aspirar. Claro que, en aquellos tiempos, a Datsue le mandaban rescatar gatitos de lo alto de un árbol y no a una mujer de todo un ejército feudal. Pequeños detalles. «Venga, vamos. Actúa con naturalidad y... Que sea lo que Izanami quiera». RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Umikiba Kaido - 4/03/2019 Las escaleras serpenteaban hacia arriba como una anaconda, y daba al menos unas cuatro vueltas en su propio eje hasta alcanzar el piso inmediatamente superior. Arriba, Datsue escuchó los murmullos de varias personas, y por esa razón, tuvo que asomar sólo el pescuezo para percatarse de en qué coño estaba metido. El pasillo era idéntico al de abajo. Las mismas habitaciones en ambos laterales. Lo único que cambiaba es que aquella ala tenía una enorme puerta de madera caoba con tallados y grabados símiles a la insigna del Estandarte, acompañado también del escudo de la familia Tākoizu. Esa puerta en particular —que asumiblemente, daba al despacho de Nahana—. estaba custodiada por dos hombres. Pero en el pasillo había otros dos, aparte de ellos, que eran los que cuchicheaban entre sí. ¡Bam! se escuchó otro estruendo, otro golpe seco. Aunque tal y como en la ocasión anterior, que pudo fisgonear por la ventana; no hubo queja alguna. Si Nahana estaba siendo torturada, no daba señales de padecerlo. Era fuerte. Muy fuerte. La cuestión es: ¿por cuánto tiempo más? RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 11/03/2019 Un rápido vistazo por el pasillo le permitió saber que había dos guardias custodiando la puerta de la habitación de Nahana, y otros dos recorriendo el pasillo. Un total de cuatro, muy juntos, muy pegados entre ellos. Una técnica ígnea poderosa acabaría con todos de un plumazo. Claro que también avisaría al resto de que algo pasaba. ¿Debía jugársela? ¿O debía arriesgarse a ser cauto? Mucho se temía, ninguna opción le garantizaba el éxito. Todavía transformado —mediante el Henge—, en el hombre que le había hablado en la entrada del templo, el Uchiha tomó su ninjatō y ejecutó unos sellos rápidos. De pronto, su katana se transformó en el cuerpo de una mujer inconsciente. Una mujer muy particular. En Urami. En su subterfugio, Datsue avanzó con seguridad hacia los dos hombres que custodiaban la puerta, cargando en brazos el falso cuerpo. —Mirad a quien hemos capturado —anunció, con una sonrisa triunfal dibujada en el rostro—. Kosetsu-sama tiene que ver esto —dijo al plantarse en frente. Cuantas menos palabras dijese, mejor. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Umikiba Kaido - 11/03/2019 Lo cuatro guardias se voltearon al unísono a ver a aquél intruso. Intruso, sí, porque era parte de los guaruras de poca monta. Allí arriba podían ingresar sólo los selectos. De todas formas, traía consigo un trofeo que valía demasiado. La pregunta era: ¿cómo la había capturado? —Déjala ahí —replicó uno de los guardias que cuidaba la puerta—. y vuelve a tu puto puesto. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 11/03/2019 Datsue resistió la tentación de tragar saliva. No, aquello no había salido como lo había planeado, pero tampoco podía esperarse que todo fuese rodado. Había piedras en el camino hasta en las misiones más sencillas. Y aquella, desde luego, era una de las más complicadas que había tenido en su vida. Y la estaba realizando solo, sin la ayuda de su inseparable Hermano, que siempre lograba sacarle las castañas del fuego. —Pero, ¿sabes quién es? —replicó, sin darse por vencido—. Ya sé que Kosetsu-sama no quiere interrupciones, pero es que resulta que esta moza trató de colarse en el templo, y antes de que la dejase inconsciente de un buen hostión, pude saber que se trata de la hija de la vieja. ¡Seguro que a Kosetsu-sama le viene de perlas para la interrogación! ¡Vamos! ¿Es que solo él lo veía? —Y el mérito es mío —se adelantó, viendo venir que iban a querer agenciarse con su “éxito”—. Yo la capturé, yo la entrego. «Cinco minutos...» RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Umikiba Kaido - 11/03/2019 En su idilio mental, Datsue habría pensado que la gran revelación sopesaría su indeseada presencia. Pero por el contrario, agravó el hecho de que él siguiera ahí, parado, y ahora reclamando un éxito que de igual forma no iba a ser suyo. Aquellos eran los primeros que morían: los que no sabían reconocer su lugar en la escala jerárquica. Ahora no era un sólo guardia el que parecía poco complacido con la desobediencia de aquél soldado. De pronto eran los cuatro, caminando con sus sendas guadañas y descuidando por unos segundos la puerta tras ellos. El mismo que habló antes se adelantó, aunque estaba debidamente custodiado por el resto de sus compañeros. —Lo diré una vez más, y más te vale que pilles el mensaje si no quieres volver a tu puto pueblo picado en mil pedacitos. Dé-ja-la ahí y vuelve a tu jodido puesto. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 15/03/2019 «¿Pero en qué tipo de mierdas me he transformado?» En uno que, desde luego, no imponía. —Muy bien. ¡Muy bien! —exclamó, fastidiado—. Aquí, ¿no? —preguntó por si acaso, arrodillándose y apoyando con cuidado el cuerpo inerte al lado de la pared. Con lentitud. Tomándose su tiempo… ¿Era ese el momento de jugársela? El corazón le bombeaba con frenetismo, preparado para que así lo fuese. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Umikiba Kaido - 20/03/2019 El hombre —o ninguno de ellos, si vamos al caso— respondió. Claro que era ahí. O a dos centímetros a la izquierda. A donde le saliera del jodido culo poner a la puta cría de los huevos, pero que la dejara de una buena vez y se pirara más rápido de lo que canta un gallo. Pero el tipo no entendía. ¿Quería acaso convertirse en un mártir? ¿no tenía una familia que alimentar allá en en su tierra de ganaderos? por eso había aceptado el trabajo, después de todo. Había otro hombre, tras el subterfugio, que también había contraído un trabajo para ganar algo. Pero ahora mismo, en su precaria situación, Datsue estaba más cerca de perderlo que de lo contrario. Un endeble pasillo. Un puñado de guardias. Cuatro metros que fácilmente podría comerse en tres zancadas, y una puerta que no parecía cerrada bajo llave. Quién sabe, querido lector, si realmente era el momento de jugársela, tal y como se cuestionó Uchiha Datsue en sus más recónditos pensamientos, mientras el corazón parecía quererse escapar por su boca. Esa era una elección que tenía que tomar él y nadie más. RE: (B) La penumbra de Lady Tākoizu - Uchiha Datsue - 22/03/2019 «Piensa. Piensa. Piensa». Si se retiraba, el ninjato volvería a su forma en unos tres minutos, levantando las alarmas. ¿Iba él a poder crear una mayor distracción que la que ya tenía? Estaban los cuatro, juntos y pegados. Eran un blanco tan jugoso… Por el contrario, si atacaba ahora, corría el riesgo de que diesen la voz de alarma. Algo le decía que el jefe era más fuerte que esos cuatro, y él, precisamente, no andaba muy sobrado de chakra. Y menos cuando… «¡A la mierda!» La expresión de paleto asustado desapareció de su rostro. Ahora reflejaba determinación. La mirada de un profesional. Jabalí. Caballo. Tigre. Tres simples sellos formados como si le quemasen las manos, de lo rápido que las volvía a separar, y una llamarada de fuego salió despedida de su boca, recortando con rapidez los cuatro metros que le separaban de los cervatillos. De su ofrenda a Izanami. «¡Morid!» |