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(A) Las Náyades - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Amegakure (https://ninjaworld.es/foro-amegakure) +--- Foro: Edificio del Arashikage (https://ninjaworld.es/foro-edificio-del-arashikage) +--- Tema: (A) Las Náyades (/tema-a-las-nayades) |
RE: (A) Las Náyades - Aotsuki Ayame - 11/08/2019 Pasaron los segundos. Pasaron los minutos. Pero Daruu seguía sin aparecer. Y por mucho que buscó, Ayame no encontró ningún rastro de sangre que pudiera traer de vuelta a su pareja y su compañero. Entonces, ¿qué debía hacer? «Tenía otra marca en la habitación del hostal...» Pensó entonces, volviéndose en dirección a Shinogi-to. Pero la incertidumbre y la inseguridad sobre cómo proceder seguían instaladas de forma opresiva en su pecho. ¿Y si regresaba a la Bruma Negra y Daruu volvía a los campos de maíz? Podría llegar a pensar de forma errónea que le habría pasado algo y eso quizás le llevara a cometer alguna imprudencia... ¿Pero y si se quedaba allí y seguía sin regresar? La kunoichi resopló, angustiada. No le gustaba nada la única idea que se le había ocurrido, pero no le quedaba otra opción. —Kage Bunshin no Jutsu... —masculló, entrelazando las manos en aquel característico sello. Una pequeña nube de humo estalló junto a ella, y tras ella apareció una réplica exacta de la extenuada kunoichi. —Tú... quédate aquí... —le dijo a su clon, entre renovados resuellos—. Si Daruu vuelve aquí... dile que estoy en la Bruma... La otra asintió, igual de cansada que la verdadera, y se sentó con las piernas cruzadas sin siquiera molestarse por mancharse de lodo. Mientras tanto, la verdadera Ayame se limitó a asentir y, tambaleante, con el corazón en un puño y arrastrando los pies entre el trigo y el fango; echó a andar lentamente hacia la entrada de Shinogi-to. Seguía gastando chakra. Una y otra vez sin descanso. Y estaba segura de que todo aquello terminaría pasándole factura. Pero no podía permitirse correr el riesgo de abandonar el lugar y que Daruu terminara malinterpretando una señal equivocada. RE: (A) Las Náyades - Amedama Daruu - 13/08/2019 Daruu sólo pudo escuchar el grito de Nioka cuando ya la tenía prácticamente encima. Aunque había movido los dedos rápidamente y desenfundado su hoja oculta, ya habría sido demasiado tarde. Aunque asía el mango tan fuerte que la palma de la mano le sudaba, ya habría sido demasiado tarde. Habría sido demasiado tarde. Estaría muerto. De no ser por aquella extraña técnica que retuvo a la gigante. —Nunca te fíes de un depredador acorralado —Lo... lo tendré en cuenta, Yui-sama. —Tragó saliva, y aún tardó unos segundos en moverse cuando su Kage abrió la puerta de la celda para dejarle pasar. Sin embargo, cuando lo hizo, lo hizo presto, sin detenerse a mirar atrás, por muy valiente que se hubiera sentido antes—. Ayame estuvo hace cinco minutos aquí, y trajo a esos dos Daruu miró a su alrededor. Allá, con cara de pocos amigos, estaban los dos otros tipos que acudieron a la reunión. Daruu sonrió, aliviado, y suspiró abatiendo los hombros hacia abajo. El primer capítulo de aquella saga había terminado al fin. —¡Estaba muy exhausta! pero cuando fui a buscar a Arashikage-sama y volví, ya había desaparecido de nuevo! —Añadió el guardia del calabozo. —Entonces, estaba igual que yo ahora —jadeó Daruu. «Y mi única forma de volver es invocarme a la Bruma Negra... espero que vuelva allí»—. Tendré que recuperarme un poco, reponer mi equipamiento —es decir, las armas, la píldora de soldado y las esposas que había perdido—, y volver a Shinogi-To. —Se dio la vuelta, e inclinó la cabeza respetuosamente ante Yui—. ¿Podemos quedar esta medianoche mediante el Gentoushin de nuevo para discutir la situación? Me imagino que con estos prisioneros podremos disponer de algo más de información antes de volver a actuar, aunque no tardarán en sospechar algo. »Han perdido el cargamento que esperaban y una de sus integrantes. RE: (A) Las Náyades - Amekoro Yui - 14/08/2019 Cuando Daruu inclinó la cabeza, pudo comprobar que Yui no parecía estar prestándole demasiada atención. Lo cierto es que escuchaba todo lo que le decía, y planeaba responderle; pero sus ojos no se habían movido de Nioka desde que hizo acto de presencia. El ristre que le abordaba era el de una mujer meditabunda, que trataba de discernir cómo iba a disfrutar saldando las cuentas pendientes con la montaña. Una de tres. Una de tres. Una de tres. —Shanise estará ahí a la hora que quieras —dijo—. pero yo que tú, Amedama, no aguardaría tanto tiempo para dar el próximo golpe. Aún tienes que traerme a las otras dos —aseveró, saboreando la pequeñísima victoria—. no debe quedar una libre. Ni una. »Ve. Yo tengo que ponerme al día con una vieja amiga... . . .
Otro gasto de chakra. Otro despilfarro de energía. Otro golpe anímico a su cuerpo, y por tanto, a su capacidad de estar de pie. Oh, Shinogi-To sí que estaba lejos... muy lejos. RE: (A) Las Náyades - Amedama Daruu - 14/08/2019 —Shanise estará ahí a la hora que quieras —contestó Yui, sin siquiera mirarle a los ojos. Los de ella seguían clavados en la Náyade, presumiblemente, pensaba Daruu, imaginándose las mil y unas maneras con las que le haría pagar—, pero yo que tú, Amedama, no aguardaría tanto tiempo para dar el próximo golpe. Aún tienes que traerme a las otras dos —Yui hablaba más como una mujer sedienta de venganza que como una Arashikage, pero, ¿quién podría culparla? Él mismo estaba deseando dar fin a ese capítulo de su vida, de la vida de su madre, de la vida de su familia, de una vez por todas. Daruu se inclinó respetuosamente y anunció: —Se hará. Se dio la vuelta y caminó enérgicamente subiendo los peldaños del calabozo. Apoyó la mano en la baranda de aquella puerta, pesada, metálica y oxidada, y la hizo chirriar para salir al fin de aquella angosta estancia y prepararse para el viaje de vuelta. Aprovechó para recuperar las armas gastadas y para hacerse con unas esposas nuevas. Trató de no pasar cerca de casa, ni siquiera por las calles colindantes, y aún así anduvo taciturno, con la capucha puesta, evitando miradas indiscretas. Sobretodo, la mirada de su madre. Todavía le dolía el cuerpo de los golpes con Nioka, aunque por lo general se encontraba en buen estado. No tenía heridas importantes, ni nada roto. Aún así, estaba agotado, así que se apoyó en la baranda de un pequeño puente para recuperar el aliento antes de volver a Shinogi-To. «Ayame, espero que estés bien...» RE: (A) Las Náyades - Aotsuki Ayame - 14/08/2019 Aquel quedo susurro viajó lejos, lejos de allí, a decenas de kilómetros. Voló sobre las olas del mar que bañaba las costas de Uzushiogakure, viajó a través de los bosques del País del Fuego y se adentró en las Tierras de la Llovizna, después tomó altura para sobrevolar las Montañas de la Tierra y, de vuelta al País de la Tormenta, encontró al fin su destino: una muchacha que extenuada, trataba de alcanzar las murallas de Shinogi-to. Y pese a todo, Ayame se detuvo en seco cuando aquel susurro aleteó en su oído derecho: —Adiós Había sonado bajo, muy bajo, pero aún así lo había escuchado con claridad. Durante un instante no pudo evitar pensar que el cansancio acumulado le estaba jugando una mala pasada, que debía haberlo imaginado. Pero por si acaso, y con el corazón encogido, ella misma activó el sello. —¿Datsue...? ¿Estás ahí... Datsue? ¿Qué ha... ocurrido...? —preguntó entre asfixiados resuellos. ¿Acaso se habría encontrado con Uchiha Akame? ¿O habría sido un General? —Llueve... ¿Nueve? Para su absoluta angustia, sólo recibió el silencio por respuesta. Uchiha Datsue no respondió. ¿Habría desactivado el sello? ¿Acaso habían hecho algo para molestarle? ¿O...? ¿O...? RE: (A) Las Náyades - Amedama Daruu - 14/08/2019 —Adiós De pronto, un susurro. Sólo fue un momento, pero a Daruu le pareció que Datsue había hablado desde su sello. ¿Había dicho... adiós? Entonces la voz de Ayame sonó también y a Daruu le dio un vuelco al corazón. Inmediatamente activó su sello para hablar también. —Llueve Nueve. Ayame, ¿tú también lo has oído? Datsue... Datsue, ¿estás ahí? Ay, qué... —Daruu sacudió la cabeza. Aunque estaba algo preocupado por el poco halagueño mensaje del Uchiha, tenía que aprovechar para avisar—. Ayame, escúchame, Nioka ha caído. La he llevado al calabozo. Por ahora, todo está bien. ¿Dónde estás? »Datsue, maldita sea, si esto es una broma te juro que te rajo. —Daruu miró a un lado y a otro. Lo último que quería era que alguien pensase que estaba loco. RE: (A) Las Náyades - Aotsuki Ayame - 14/08/2019 Pero no fue la voz de Datsue la que escuchó al otro lado del sello. Fue la de Daruu. —Llueve Nueve. Ayame, ¿tú también lo has oído? —S... Sí... —asintió ella, con el corazón galopante. Si Daruu también lo había oído, eso quería decir que no había sido imaginación suya, que había ocurrido de verdad. ¿Pero por qué Datsue les había dicho "Adiós"? No parecía haber deshecho el sello, ¡pero ni siquiera se dignaba a responder! —Datsue... Datsue, ¿estás ahí? Ay, qué... —seguía hablando Daruu, pero dado el silencio del Uchiha, decidió cambiar el rumbo de la conversación y aprovechar el momento—. [sub=mediumseagreen]Ayame, escúchame, Nioka ha caído. La he llevado al calabozo. Por ahora, todo está bien. ¿Dónde estás? »Datsue, maldita sea, si esto es una broma te juro que te rajo. Ayame suspiró aliviada. Nioka había sido capturada y Daruu parecía estar bien. Sólo restaban dos Náyades, entonces. Pero Datsue... —Estoy... estoy en los campos aún, de camino a Shinogi-to —resolló. No le gustaba utilizar aquel canal de comunicación para algo así, y menos con Datsue desaparecido de aquella manera, pero sentía que si atendía a dos problemas a la vez le iba a estallar la cabeza, por lo que, por el momento, decidió aparcar a un lado uno de los dos y concentrarse en el presente. En su propia supervivencia—. N... no tengo casi chakra así que... voy a mi ritmo —se rio, nerviosa—. Voy hacia nuestro punto de encuentro. Y su rostro volvió a tornarse serio y sombrío. —Pero Datsue... No podía. No podía quitárselo de la cabeza. RE: (A) Las Náyades - Amedama Daruu - 14/08/2019 Estaba bien. Estaba agotada, pero estaba bien. De momento, todo había salido bien. Daruu suspiró, aliviado. Pero bien sabía que el alivio duraría muy poco. Además... —Pero Datsue... —Olvida a Datsue, es un puto dramático, seguro que está bien —se mintió a sí mismo, quizás para ayudarse a apartarlo de la cabeza—. Siempre sale de las situaciones más peliagudas. Y si te quedas más tranquila ya contactaremos luego con él. Ahora lo que nos toca. »Espero que ese punto de encuentro sea la Bruma Negra, porque es el único sitio donde dejé marca —rio nervioso. Él se podía permitir no hablar en clave, ahora que estaba en Amegakure—. Déjame retomar un poco el aliento y me moveré con el Chishio. Y tú deberías hacer lo mismo. Siéntate, descansa un rato si ahí estás a salvo y luego ya nos veremos tranquilamente, ¿vale? »Vale, corto esto. Datsue, hijo de puta, si me oyes, por favor, dinos algo luego joder. Dejó de suministrar chakra al sello y suspiró. Esperaría un poco más antes de volver. Se recostó sobre la baranda y estiró la espalda. «Cabrón, ¿en qué lío te has metido esta vez?» RE: (A) Las Náyades - Aotsuki Ayame - 14/08/2019 —Olvida a Datsue, es un puto dramático, seguro que está bien. Siempre sale de las situaciones más peliagudas. Y si te quedas más tranquila ya contactaremos luego con él —replicó Daruu, pero Ayame torció el gesto, no demasiado convencida—. Ahora lo que nos toca: Espero que ese punto de encuentro sea la Bruma Negra, porque es el único sitio donde dejé marca —le escuchó reírse, pero Ayame brincó en el sitio y miró a su alrededor, nerviosa. —¡Daruu! —le reprendió. ¿De qué demonios servía hablar en clave si el otro desbarataba el mensaje cifrado a la primera de cambio? ¡Ni siquiera ella misma podía estar completamente convencida de que no había nadie en los alrededores poniendo la oreja! —Déjame retomar un poco el aliento y me moveré con el Chishio. Y tú deberías hacer lo mismo. Siéntate, descansa un rato si ahí estás a salvo y luego ya nos veremos tranquilamente, ¿vale? —V... vale... Aunque esta noche voy a necesitar un buen descanso —asintió ella. Con aquel iban a ser cinco los saltos que iba a dar en aquel mismo día. Y si ya estaba resentida de los anteriores intentos... —Vale, corto esto. Datsue, hijo de puta, si me oyes, por favor, dinos algo luego joder. Ayame también cortó la comunicación, y de paso deshizo el clon que la esperaba varios metros más allá. Ya sabía que Daruu iría directo a la Bruma Negra, por lo que no tenía ningún sentido mantenerlo. Además, eso le ayudaría a recuperarse antes. —Espero que Datsue esté bien... —suspiró, y las palabras sonaron terriblemente extrañas en sus labios. Después de tantos enfrentamientos, después de tanto odio... Si le hubiesen dicho hace un año que iba a estar así de preocupada por aquel Uchiha, no habría hecho sino soltar una descomunal carcajada. Se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, tal y como había estado su clon anteriormente y se permitió el lujo de respirar hondo. Afortunadamente ya comenzaba a sentirse mejor, pero aún iba a necesitar algo más de tiempo para recuperar la suficiente energía para teletransportarse y después... derrumbarse a descansar en la cama. RE: (A) Las Náyades - Amekoro Yui - 15/08/2019 RE: (A) Las Náyades - Amedama Daruu - 15/08/2019 Ahora que estaba más tranquilo, Daruu se dio cuenta de los muchos frutos que habían dado sus continuos entrenamientos. Había desarrollado su energía física con largas carreras en la madrugada, bajo la inclemente lluvia del País de la Tormenta. Había hecho crecer su energía espiritual mediante la continua práctica de técnicas de Ninjutsu, una y otra vez, día tras día. Así, se dio cuenta que, tras haber usado el Sunshin no Jutsu y, de seguido, el Chishio Kuchiyose, ni siquiera estaba realmente agotado. Casi más le dolían los golpetazos del monstruo de Nioka, el forcejeo que había tenido con ella. Y ahora, tras un rato de reposo, estaba fresco como una rosa. Tal vez sus reservas de chakra no estuviesen al máximo, pero estaba prácticamente recuperado. Sonrió para sí, apretó el puño con decisión y se retiró a un callejón solitario. Si había que desaparecer misteriosamente, incluso en tu propia aldea, mejor en algún sitio donde no te viera nadie hacerlo. La gente solía escandalizarse bastante cuando alguien desaparecía sin más, era comprensible. Daruu formuló los sellos, y emitiendo un destello del color de la sangre, se hizo aparecer en la habitación de la Bruma Negra. Cayó acucliyándose en el suelo, cerca de su mesita de noche. La retiró instintivamente, y se mordió el dedo para dibujar un nuevo símbolo tras ella. No había ni rastro de Ayame ni de sus gatos. La primera aún no había llegado. Los segundos hacía tiempo que debían haberse marchado a descansar, allá a donde fueran cuando se acababa el contrato de invocación. El muchacho bostezó, todo el cansancio del mundo cayéndole encima de los hombros como una pesada losa. Ni el miedo a seguir actuando de subterfugio contra las Náyades, ni la anticipación de saber qué información podían sonsacarle a Nioka: lo que quedaba en él era un sencillo y poco ambicioso cansancio. De modo que se metió en la ducha, se puso un kimono cómodo y lavó un poco su ropa. La tendió suavemente de una cuerdecita en la bañera y se tumbó en la cama a tomarse un merecido descanso. Había pocos motivos para sonreír, muy pocos. Pero aún así, sonrió de puro gusto, se arrebujó entre las sábanas y se quedó dormido como un bebé. RE: (A) Las Náyades - Aotsuki Ayame - 15/08/2019 Pero Ayame necesitaría de algo más de tiempo para poder regresar. Ella podía ser muy rápida, podía tener los cinco sentidos a flor de piel, pero desde luego no tenía un aguante como el de Daruu. Si hubiese que poner una comparación con algún animal, Ayame sería sin duda alguna como un guepardo: explosivo en velocidad pero de escasa resistencia. Y aquel día había realizado demasiados movimientos instantáneos. No estaba acostumbrada a algo tan intensivo. Para colmo, sus reservas de energía estaban en mínimos, por lo que iba a necesitar de, por lo menos, una buena y larga hora. Por lo que se mantuvo allí, con las piernas cruzadas sobre el fango, la débil lluvia cayendo sobre su rostro y su cabello y respirando lenta y profundamente, dejando que su cuerpo se nutriera del oxígeno. Ni siquiera había recuperado todas sus reservas de chakra para cuando se vio en condiciones de regresar, pero no podía postergarlo durante más tiempo. Además, seguramente Daruu ya habría regresado. No podía hacerle esperar más tiempo o terminaría preocupándose. Ya tendría tiempo de descansar a salvo en La Bruma Negra. —Vamos allá... —susurró para sí, mientras comenzaba a entrelazar las manos con cierta lentitud. Allí iba el quinto salto del día. Una última palmada resonó en los campos de trigo antes de que la figura de la kunoichi desapareciera en un último destello rojo. . . . ¡KATAPLOM PLAF PLOM!
—Ay, ay, ay, ay, ay, ay... La kunoichi había aparecido en La Bruma Negra, sí. Pero había aparecido tirada en el suelo, con los brazos extendidos como una estrella de mar fuera del agua y las piernas dobladas sobre la cama. Toda la habitación le daba vueltas. Se sentía incapaz de mover siquiera un músculo. Y todo a su alrededor se volvió oscuro cuando terminó de perder la conciencia. RE: (A) Las Náyades - Amedama Daruu - 15/08/2019 Daruu dormía un plácido sueño sin sueño. Todo era un negro sobre negro, tranquilizador, ausente, silencioso. Y de pronto, el estruendo. Los golpes. El susto. —¡Aaaay, coño! —gritó, al tiempo que se levantaba de golpe y se subía encima del colchón colocando las manos delante del cuerpo. Como si Nioka todavía estuviera delante de él. Como si todavía tuviera que pelear. Pero sólo se encontró a Ayame, tirada en el suelo de cualquier manera. Se hubiera preocupado, por supuesto. De no ser porque debajo de aquella maraña de pelos, venía un debil sonido, un ronquido agudo y tenue. Estaba durmiendo. Agotada. ¿Pero por qué se había tirado allí de cualquier manera? Le miró la ropa. Estaba llena de barro. Si se daba la vuelta iba a manchar las sábanas, y eso no podía ser. Daruu se quedó pensativo. Se adelantó y fue a coger el faldón morado de la muchacha. Entonces se puso todo rojo. «¿¡Pero cómo vas a quitarle la ropa, idiota!?» Sacudió la cabeza. Incluso si el pensamiento había sido sólo fruto de la confusión y no había mala intención alguna, Daruu apartó la mirada, sintiéndose sucio. Se agachó frente a Ayame, trató de apartarla del colchón y bajarle las piernas al suelo, y le dio la vuelta. Plac, plac, plac, plac, le dio con la mano en la mejilla. —Ayame, eh, Ayame. Ayame. RE: (A) Las Náyades - Aotsuki Ayame - 15/08/2019 Se había sumergido en un agujero negro. Era como si su cuerpo y su mente, aliviados después de aquella intensa paliza, hubiesen desconectado de toda realidad y flotaran en un reparador vacío. Pero aquella paz, lejos de las Náyades y lejos de cualquier tipo de conexión con el mundo físico, duró poco, demasiado poco. Primero sintió algo en la cara. Y aún tardó algunos segundos en darse cuenta de que alguien le daba golpecitos en la mejilla. Después vinieron las voces, llamándola. Pero Ayame arrugó la nariz, sus labios se fruncieron en un puchero y terminó por sacudir la cabeza a un lado, huyendo de aquel contacto físico que trataba por todos los medios de arrancarla de los brazos de Morfeo. —Uh... N... No... Gggnhh —farfullaba, de forma casi ininteligible—. N... Déjame... Jo... Cinco... minutos... más... Estoy... muy... cans... Otro suave ronquido. RE: (A) Las Náyades - Amedama Daruu - 15/08/2019 Daruu entrecerró los ojos. ¿Había vuelto a dormirse, en serio? ¡Pero así no podrían descansar en condiciones! ¡En el suelo no! Sin pensárselo dos veces, su mano izquierda formuló una serie de sellos. —Suiton: Komizurappa. —Daruu escupió un chorrito de agua prácticamente inofensivo, como el de una pistola de juguete de verano, y lo arrojó en la cara de Ayame—. ¡Vamos! ¡Cambiate al menos, y luego duermes tranquilamente, joder! ¡Que hemos quedado esta noche con Shanise-senpai! |