Un negocio muy sucio - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Base de datos del rol (https://ninjaworld.es/foro-base-de-datos-del-rol) +--- Foro: Historia, acontecimientos y ambientación (https://ninjaworld.es/foro-historia-acontecimientos-y-ambientacion) +---- Foro: Tramas pre-reset 2017 (https://ninjaworld.es/foro-tramas-pre-reset-2017) +---- Tema: Un negocio muy sucio (/tema-un-negocio-muy-sucio) |
RE: Un negocio muy sucio - Riko - 2/03/2016 Al principio la peliblanca pareció quedar congelada, pero, finalmente, tras el grito de Riko, reaccionó y comenzó a seguir al muchacho, aunque no lo alcanzaba, pues éste era un poco más veloz que ella, ambos se acercaban cada vez más a aquel ratero, o eso pensaban, pues al doblar una esquina, de repente, había desaparecido. ''¿Pero cómo...? Si hace un momento le tenía justo delante.'' Le había perdido, y cuando miró para atrás para ver a su compañera, se percató de que ella tampoco lo veía, se les había escapado en su cara, era un chico bastante ágil al parecer. Pero, de repente, un hombre encapuchado chocó con el rastas, y acto seguido lle pidió perdón. ''Esa voz...'' Pero antes de que el muchacho reaccionara, lo hizo Katomi, tirándolo al suelo y levantando la capucha y tal y como ambos habían sospechado, era él, quería reírse de ellos, pero no le había salido del todo bien. A poca distancia del muchacho, se podía observar una cartera que no era la de la genin de Ame, pues, aunque la había visto, le preguntó por ella, así que Riko echó mano a donde solía llevar su cartera, y allí estaba, por lo que era de otra pobre persona, o incluso la del propio ladrón. — Más vale que le des su cartera tío, no se yo si te merece la pena enfadarla, ¿eh? — Comentó el muchacho con tranquilidad mientras se agachaba a recoger la cartera que había en el suelo. — Quizás deberíamos hablar con la policía de aquí, a ver que les parece un ratero como tú, ¿no? — RE: Un negocio muy sucio - Aiko - 2/03/2016 Ante la rápida acción de la chica, el rasta quedó un tanto anonadado. Cuando vio en el suelo al sujeto, no tardó en entenderlo, se trataba del mismo ratero de poca monda, pero ágil reacción. Sin duda, su cambio de vestimenta, así como su tergiversado plan de robar a unos shinobis, era digna de elogio. Pero a cada cual le llega su momento de redención. Por mas que practiques siendo ratero, en algún momento te pillarán. Igual que siendo shinobi, en algún momento te pillarán por la espalda o distraído. Riko amenazó al carterista, sugiriendo que le devolviese a Katomi la cartera antes de que ella se enfadase, ciertamente no le convenía. Por otro lado, se aseguró de que no era su cartera la que había caído a un lado. La tomó también, y sugirió que lo llevasen ante la seguridad de esa ciudadela. Un ratero seguro que estaba mal mirado. El chico palideció mas de lo que jamás se hubiese podido imaginar en una persona. Hasta su cuerpo pareció comenzar a temblar. Realmente ahora si que tenía miedo. —No, por favor! Dejadme libre y os daré todas las carteras que tengo! por favor!— Inquirió rápidamente. Sin embargo, quizás ni pensó en lo que estaba sugiriendo. Les estaba diciendo a unos shinobis que se quedasen con unas cuantas carteras robadas a cambio de no delatarlo, ¿en serio? —¿Por qué clase de personas nos has tomado? ¿Primero nos robas, y ahora nos pides que no te delatemos a cambio de parte de tu botín? ¿En serio?— La peliblanco ni esperó respuesta. Le metió la mano en uno de los bolsillos de la chaqueta, y no encontró nada. Evidentemente, prosiguió su búsqueda palpando en los otros bolsillos. Cuando comenzó a sacar carteras, pudo llegar a contar un total de diez, además de la otra que había caído al suelo antes. —Once personas a las que le has dado el día... Bueno, diez, porque a ésta no le has dado demasiada coba.— La chica se puso en pie, soltando al chico. Éste no se movió siquiera, sabía que como se levantase tan solo le estaría dando un motivo para que lo golpeasen, o eso quería pensar Katomi. —Entonces, ¿lo llevamos a las autoridades ya? Ésta es la mía.— Sugirió a Riko mostrando su cartera. Realmente no había necesidad, pero dejar a un ratero libre tampoco era una grandiosa idea. RE: Un negocio muy sucio - Riko - 3/03/2016 Al chico pareció no gustarle en absoluto la genial idea de Riko de llevarle ante las autoridades y que fueran ellos los que se encargaran de decidir qué hacer con aquel miserable ratero, que, aún a pesar de que su estrategia no había sido mala, el que la hubiera puesto en marcha contra unos shinobis delataba que no había pensado mucho lo que hacía. El chico, bastante nervioso, soltó lo primero que se le vino a la mente, algo que probablemente le habría funcionado en más de una ocasión para librarse de las autoridades, pero aquella no era una de esas ocasiones. La peliblanca pareció leerle la mente a Riko, pues contestó lo que el rastas estaba pensando. — Lo que hay que oír... Te ha salido un poco mal esto, creo que con cualquier otra persona de las que hay aquí podría haberte librado... — Katomi comenzó a inspeccionar los bolsillos del muchacho, sacando cartera tras cartera, hasta llegar a 10, había sido un día productivo para el ratero, la verdad. — Madre mía, 10 carteras robadas en un día, que lástima que al final te hayan pillado... — Dijo el pelinegro riendo. Katomi ya había recuperado su cartera así que propuso llevarlo la ante la policía. — Mmm... Creo que tengo una idea mejor... — Dijo el muchacho con una sonrisa. Se acercó a uno de los locales que había en esa calle, y cuando volvió a salir a la calle, apareció con un rotulador permanente en la mano. — ¿Qué te parece esta idea? — Y entonces se agachó a la altura de la cabeza del muchacho, escribiendo la palabra LADRÓN en la frente del mismo, así ya no podría robar más, al menos hasta que se le borrara aquella palabra de la frente. RE: Un negocio muy sucio - Aiko - 6/03/2016 Por muy bueno que sea el ratero, la justicia golpea fuerte. Ser tan ágil de dedos no le había servido, ser tan habilidoso para cambiar de prendas tampoco, y su ego le terminó traicionando. Buscar presas cada vez mas difíciles solo lleva a un camino, el de prisión. La chica estaba por llevarlo ante las autoridades, pero antes de que lo hiciese, Riko tuvo una idea. Al menos eso dijo antes de irse dirección a un bar. No dijo ni media palabra, pero parecía muy convencido de su éxito. La chica se encogió de hombros, y esperó a ver qué hacía. A saber... Sin embargo, no tardó en regresar. Llevaba consigo una sonrisa que delataba sus intenciones, pero no lo hacía mas que ese gran rotulador que había sacado de la nada. La chica se temió lo obvio, pero tampoco quiso interponerse. Riko lo tomó de la barbilla, y grabó a permanente en su frente una única palabra. "Ladrón". La chica se llevó la mano a la boca, e intentó ocultar una risa que era imposible de ocultar. Era obvio que eso le había llegado a la patata. Por otro lado, el rostro del ratero no mostraba signo alguno de felicidad. Parecía en mitad de una mezcla entre depresión y profundo odio a todo lo que le rodeaba, sumido en unas gotas de histeria. No quería resistirse, porque sabía cual era la otra opción, pero esa idea tampoco le había hecho nada de gracia. ¿Qué remedio le quedaba salvo aguantar esa mofa? —Me parece una idea correcta.— Contestó la chica viendo el resultado. Sin mas, s agachó y le puso la mano sobre el hombro al chico. —No te lo tomes como algo personal, tómatelo como un escarmiento. Robar a otra persona lo que tanto le cuesta conseguir, es de entre las peores cosas, la peor. La próxima vez, me tomaré la justicia por mi mano, y yo no soy tan buena como mi amigo.— Sin duda, una amenaza que era capaz de tomar a modo de promesa. No conocía a Riko para saber si él era realmente duro o no, pero ella sabía como era. Romperle unos cuantos dedos sí que se los podría romper, o quemarlos... el fuego purifica. El chico no tuvo valentía siquiera para contestar, casi se le saltaban las lágrimas. Tras esa clara advertencia, o amenaza, Katomi se puso de nuevo en pie. Retomó su sonrisa, y comenzó a caminar a paso lento hacia el bar donde habían estado en un principio. Quizás ya no tuviesen mas incidentes. —Bueno, esperemos que nos dejen tomar una merienda en paz, ¿no? jajaja.— RE: Un negocio muy sucio - Riko - 7/03/2016 Riko observó como Katomi había captado su idea desde el momento en el que había salido del bar con el rotulador en la mano, por lo que, simplemente, le dejó hacer. El rastas, con una caligrafía estupenda, escribió la palabra ladrón en la frente de aquel ratero, al que no pareció gustarle la ocurrencia del de Uzu. La peliblanca, al ver el resultado de la idea de Riko, no pudo hacer otra cosa más que soltar una carcajada, mientras que el pelinegro, aún aguantando el soltar una risotada, no pudo ocultar la enorme sonrisa que se la había formado en el rostro. —No te lo tomes como algo personal, tómatelo como un escarmiento. Robar a otra persona lo que tanto le cuesta conseguir, es de entre las peores cosas, la peor. La próxima vez, me tomaré la justicia por mi mano, y yo no soy tan buena como mi amigo.— Riko aún no sabía si aquello no era más que palabrería, lo que si sabía era el efecto que tendrían aquellas palabras sobre el ratero, que al escucharlas, no puedo evitar que sus ojos se pusieran vidriosos, como a punto de ponerse a llorar, así que ambos gennin decidieron dejar ahí la cosa, por lo que Katomi se levantó y ambos echaron a andar en dirección al bar en el que se habían sentado antes de que todo aquel jaleo ocurriera. — Sí, por favor, que tengo un antojo de mi batido de chocolate blanco... Que no me lo creo ni yo. — Añadió Riko, pensando en aquel delicioso manjar que le esperaba después de todo aquello. Mientras caminaban, el muchacho aún seguía pensando en la rápida acción de su acompañante cuando el ratero había chocado con él tras cambiarse de ropa, que aunque Riko lo había sospechado, había sido ella quien le había parado los pies. — Por cierto, muy buenos reflejos al parar al ratero cuando intentaba escapar en nuestras narices, si señor. — La felicitó el pelinegro con una sonrisa en la cara. RE: Un negocio muy sucio - Aiko - 7/03/2016 Riko siguió sin demora a la peliblanco, recorriendo ambos el camino hacia el bar e antes. Ésta hasta confesó que realmente tenía ganas de tomarse ese apetecible batido de chocolate blanco. Con nata, ese detalle se le había pasado ahora. Pero era algo normal, quizás cuando pidiese de nuevo su encargo, se acordase de ese elegante y sabroso detalle. Cosa que le había llegado a copiar en su batido de frutas salvajes. En el mismo camino, el chico de Uzu halagó la rápida reacción de su compañera ante el carterista. Si, la verdad es que había tenido una reacción muy eficiente. También resultaba algo obvio, no había nadie huyendo con prisas, ni estorbado por otras personas, ni que se hubiese parado en seco. Nadie vestía la misma ropa que el ratero al inicio, y de nuevo habían chocado con ellos, y ésta vez no había sido con la chica. Muchas casualidades juntas en un lapso temporal realmente corto. —Gracias Riko. La verdad es que estaba con el corazón en la mano, no sabía si era realmente él, pero me arriesgué al notar ese golpe contra ti. Era el mismo método que usó conmigo, y hasta podría haber sido un carterista distinto.—Confesó a Riko. Entre tanto, estaban llegando de nuevo a la terraza del bar, donde la mesa que habían dejado libre rápidamente había sido ocupada. El rostro de la chica tuvo que ser un poema al ver que ya no tenían sitio en el bar. Realmente quería ese batido. —Mierda...— Podía haber maldecido a toda cosa viviente, pero no le hubiese servido de mucho. No había mas solución que esperar o buscar otro bar, ya fuese cercano o lejano. En éste, la clientela parecía hasta agobiada, algo menos que el camarero. Éste parecía querer cortarse las venas en cualquier momento. A saber cuánto tendría que ganar ese pobre hombre. —Bueno, ¿Que hacemos? ¿Esperamos a pillar sitio, o vamos a otro lado? A mi me da igual, aunque tenía ganas de éste batído...— Su mirada entre tanto se perdió en búsqueda de otro logar parecido a ese bar. Alrededor de ellos habían alguno que otro, pero hasta el que menos clientela tenía, parecía estar abarrotado. Si tirasen una aguja al aire en aquellas terrazas, al menos a diez personas pinchaban. RE: Un negocio muy sucio - Riko - 8/03/2016 Ante la felicitación del rastas por la rápida reacción que la chica había tenido al detener al ratero, ésta le confesó que realmente, una vez había tumbado al hombre, había tenido sus dudas sobre si sería el que estaban persiguiendo o no, incluso si simplemente se podría haber tratado de otro carterista, cosa no demasiado descabellada teniendo en cuenta las características de aquella ciudad. — Entonces hemos tenido suerte, ¿te imaginas que llega a ser un hombre normal y corriente? — Preguntó el muchacho en un tono divertido. — Habría sido una cagada digna de contarse, ¿eh? — Terminó el muchacho con una risotada. No tardaron demasiado en hallarse de nuevo en el bar en el que había comenzado aquella pequeña aventura, pero, para disgusto de los dos, la mesa que habían ocupado antes, estaba ahora llena, y no podían ver ninguna otra que estuviese libre. ''Joder...'' Pensó el pelinegro. Su acompañante, más directa, no ocultó su disgustó en un pensamiento, si no que lo mostró en voz alta. —Mierda... Bueno, ¿Que hacemos? ¿Esperamos a pillar sitio, o vamos a otro lado? A mi me da igual, aunque tenía ganas de éste batido...— Realmente no tenían muchas opciones, tal y como había dicho Katomi, o esperaban allí como pasmarotes a que una mesa quedara libre o se marchaban, en busca de otro local en el que tomar algo. — La verdad que yo también tengo muchas ganas de ese batido... A ver, preguntemos al camarero. — Sugirió Riko, al ver pasar al muchacho por allí delante. — Perdona, somos los de antes, ¿no hay ninguna mesa libre o a la que no le quede mucho para irse? — — Ah vaya, ¿habéis conseguido recuperar la cartera? — Preguntó el camarero interesado. — Pues mira, libre no hay ninguna, pero aquella mesa de allí me acaba de pedir la cuenta, si esperáis un momento os podéis sentar ahí — Explicó el chico señalando una mesa que se encontraba al final de la terraza. RE: Un negocio muy sucio - Aiko - 9/03/2016 Un golpe de suerte les sacudió de pronto en toda la jeta a los chicos. Cabizbajos en un principio, fueron sorprendidos por el camarero, el cual aseguró que en breves podrían disponer de una mesa libre. Riko había acertado a la hora de acercarse a preguntarle. Incluso el camarero pareció recordarlos, y preguntó si habían logrado recuperar la cartera. Todo un detalle, éste chico poseía una extraordinaria memoria para recordar sus caras además de esos cientos de miles de pedidos. —Que bueno, podré tomar el batido que quería.— Realmente, expresó lo que ambos pensaban. Lo dijese o no, ella sabía que Riko también lo deseaba, de hecho lo había dicho hacía poco. Sin mas demora, se acercó hacia la mesa que se disponía a quedar libre. Una pareja de ancianos eran los actuales dueños, que con tremendo cuidado dejaban el pago por lo consumido sobre una pequeña tablilla de madera. Con paciencia, habían contado todos y cada uno de los ryos, en las monedas de menor valor de que disponían. Casi parecía una tablilla de beneficencia. Típico... Esperó un poco, y observó como el camarero recogía el dinero. Al instante, se despidió de la pareja y entró para entregar en la barra la tablilla de la cuenta. Entre tanto, la pareja se levantó y comenzó a alejarse. —Bueno, ahora si.— Inquirió. Dicho eso, se terminó de acercar a la mesa, y tomó asiento. —Y dime, Riko. ¿Cómo es esa aldea oculta de la que vienes? Yo tan solo conozco de Amegakure, la verdad es que no estoy muy puesto con éste mundo.— Katomi no mentía, estaba siendo totalmente subjetiva. No tenía del todo interés en el mundo shinobi, solo la ayudaba a pillar algo de dinero y volverse mas fuerte. Pero ya que estaba allí sentada, ¿por qué no aprender un poco? RE: Un negocio muy sucio - Riko - 10/03/2016 La suerte en persona parecía habérseles aparecido, por culpa del ratero, habían perdido la mesa en la que se habían sentado en un principio, pero tenían que salir detrás de él, hubiera sido una tontería no ir por conservar la mesa, y, tal y como habían perdido una, llegaron y encontraron otra, gracias a que Riko preguntó al camarero, no tendrían que buscar otro sitio en el que pararse para disfrutar de un buen tentempié, pues rápidamente la parejita de ancianos pagó lo que debía y se levantaron. Katomi, que se había adelantado un poco, ya estaba allí cuando los viejitos abandonaron la mesa, evitando así que nadie más se dirigiera a esa mesa, que ya era de su propiedad, al menos, durante un rato, que se lo habían ganado. —Y dime, Riko. ¿Cómo es esa aldea oculta de la que vienes? Yo tan solo conozco de Amegakure, la verdad es que no estoy muy puesto con éste mundo.— Preguntó la peliblanca una vez se hubieron sentado. — Pues bueno... Suele hacer buen tiempo, es algo tradicional... No sé, es tranquila. — Terminó por decir el rastas, que no quería hablar mucho del tema, y menos con alguien que pertenecía a otra villa, a saber lo que podría pasar en un futuro. Mientras los muchachos hablaban Riko vio como el camarero salía a la terraza, ahora sí, el de verdad, o al menos eso esperaba, pues estaba ansioso de degustar aquel batido de chocolate blanco con nata... — Ahí viene el camarero, tengamos las carteras protegidas, por si acaso... — Le dijo el pelinegro a Katomi en voz baja mientras sonreía. RE: Un negocio muy sucio - Aiko - 11/03/2016 Al parecer Riko también era cuidado con sus cosas. Ante la pregunta de la peliblanco éste contestó lo mínimo e imprescindible, quizás menos. Al parecer Uzu era una aldea de estructuras tradicionales, según había entendido, y de clima bueno. Obviamente, era una aldea tranquila, en éstos tiempos lo raro eran las aldeas con conflictos, ya fuesen internos o externos. —Ummm... entiendo.— Contestó la chica, aunque realmente no lo podía entender. Y al fin, llegó el camarero a la mesa. Había pasado un lapso muy corto de tiempo, pero una eternidad si contamos con la persecución y toda la broma anterior, broma de mal gusto evidentemente. El chico comentó que por si acaso deberían tener controladas las carteras, y ciertamente era verdad. Tan solo esperaba la chica que no tuviese otro altercado así, pues de lo contrario a ésta próxima rata si que la pensaba calcinar. Ésta no se libraría con un garabato en la frente y un placaje, no señor. Dejó caer un leve suspiro, y negó con la cabeza al comentario de su compañero de mesa. —Si pasa de nuevo eso, le faltará tierra para correr o esconderse en la superficie de éste planeta.— Fuera de todo eso, el camarero tan solo tomó los desperdicios de la mesa, así como las tazas vacías, y se fue sin mediar palabra. Lejos quedó la opción de tomarles nota antes de eso, pero en parte era bueno, así no tenían que estar un rato entre basura y malvaviscos mordidos. —Bueno, ya vendrá de nuevo y nos tomará nota, supongo.— De nuevo, le echó un pequeño vistazo a la carta. Había visto esos pequeños dulces rosados, y quería saber el nombre de esas cosas. Jamás los había pedido, pero tenían una pinta estupenda. Aunque por mas que lo miró, no lograba darle nombre, quizás preguntase al camarero en cuanto regresase. —Riko... ¿tu sabes cómo se llamaban esos dulces que tenían los ancianos de ésta mesa antes? La verdad es que tenían una pinta deliciosa, y muy azucarada.— Evidentemente, se refería a los malvaviscos. RE: Un negocio muy sucio - Riko - 11/03/2016 La chica parecía haber percatado el mensaje de Riko, no pensaba hablar más de lo debido sobre su Villa con una extranjera, era algo que no podía hacerse, y, evidentemente, el rastas no iba a hacer ninguna excepción, por algo se llaman Villas Ocultas, porque tienen que estar ocultas para los extranjeros, y revelar información sobre ellas podría considerarse traición. Afortunadamente el camarero hizo acto de presencia, lo cual provocó que se olvidara un poco el tema anterior, y tras la broma de Riko, Katomi respondió, siendo bastante contundente, y era normal viendo lo que había pasado ya una vez, no la iba a hacer gracia que pasara una segunda. —Si pasa de nuevo eso, le faltará tierra para correr o esconderse en la superficie de éste planeta.— Ante este comentario, el pelinegro no pudo más que reír, se notaba que aquella chica era bastante dura, o al menos, era lo que quería aparentar hasta el momento. El camarero se acercó a la mesa pero únicamente para limpiar la mesa, nada de tomarles nota y Riko cada vez tenía más ganas del dichoso batido. — Joder, ¿cuándo voy a poder disfrutar del batido? — Dijo el muchacho en tono de queja, aunque no le iba a servir de nada, simplemente iba a esperar hasta que el camarero decidiera tomarles nota y después, servírselo, así que mejor no tener tanta prisa. —Riko... ¿tu sabes cómo se llamaban esos dulces que tenían los ancianos de ésta mesa antes? La verdad es que tenían una pinta deliciosa, y muy azucarada.— Siendo sinceros, Riko ni si quiera se había fijado en los dulces a los que Katomi se refería, por lo que no tenía ni idea, y aunque se hubiera fijado en ellos, probablemente tampoco sabría cuáles eran, los dulces no eran su mayor predilección. — Pueeeeeeeees... No, no se cómo se llaman, pero pregúntale al camarero cuando venga, seguro que te dice cuáles son. — RE: Un negocio muy sucio - Aiko - 14/03/2016 Hasta Riko no pudo evitar un comentario sobre la demora con el batido. Era evidente que ambos tenían el mismo pensamiento, y el camarero les había dejado la miel en los labios. Sendos chicos esperaban con ansias el regreso del camarero, o mas concretamente el que éste regresase por tercera vez acompañado de esos susodichos batidos. —Esperemos que pronto, yo también quiero el mio... jajaja.— Tras de si el camarero solo dejó un instinto asesino de bebidas horrible. Aunque por otro lado, lo bueno siempre se hace esperar. Durante la espera, la chica se preocupó en averiguar el nombre de esos dulces rosas que tan buena pinta tenían. No era que la vida le fuese en ello, pero oye, tenían una pinta tremenda. Eran unos dulces dignos de servir como merienda. Seguro que eran blanditos y super dulces de sabor. Riko por su parte tampoco pudo ayudar demasiado, tampoco sabía cómo se llamaban ese tipo de dulces. Realmente los malvaviscos estaban demasiado pasados desapercibido, o meramente extintos en las aldeas ocultas, a saber. —Disculpad, ¿ya sabéis que vais a tomar?— Preguntó el camarero. Ésto pilló a la chica por sorpresa, no lo había visto llegar. Se retorció para observarlo, y agarró inconscientemente su cartera. Sus orbes rojos se clavaron en él, y guardó silencio por un breve lapso de tiempo. —Si, ya lo tenemos pensado.— Respondió al fin. —Yo tomaré un batido de frutas salvajes con nata montada y sirope de fresa.— Katomi se subió un montón. Pasó de un simple batido de frutas a ponerle hasta sirope. Pero el camarero no pareció sorprenderse tampoco por ese hecho, se limitó a apuntarlo en una pequeña libreta. —¿Y usted querrá algo, joven?— Preguntó a Riko. Con tanto hype del batido, hasta se le olvidó preguntar por los malvaviscos. RE: Un negocio muy sucio - Riko - 15/03/2016 Y al fin, después de tantas penurias, había llegado su momento, el momento en el que podrían pedir su batido, ahora al camarero de verdad, que se había acercado a la mesa mientras ambos genins charlaban para tomarles nota. Katomi varió ligeramente su pedido, añadiéndole un delicioso toque de sirope de fresa, que nunca le viene mal a ningún batido El camarero anotó rápidamente en su cuadernito, y cuando terminó miró al rastas y le preguntó su pedido, algo que el joven del Remolino tenía claro desde el momento en el que había pisado aquel establecimiento y había echado un ojo a la carta de batidos del local. — Yo... quiero un batido de chocolate blanco... con nata... — Disfrutó solo diciendo cada parte de su pedido de tan sólo imaginar lo rico que iba a estar. El camareró devolvió su vista a la libreta, apuntó lo que quería el muchacho y, con una leve reverencia se despidió de ellos, con algo de prisa, pues había un montón de gente esperando y tenía que atenderles él solito a todos. — Por fin vamos a poder tomarnos los batidos, como alguien nos interrumpa... Juro que le doy una paliza. — Le dijo Riko a la peliblanca cuando el camarero ya se había marchado. Y al parecer, su amenaza iba a tener que ser cumplida. — ¡ALLÍ ESTÁN! ¡ESOS SON LOS QUE ME HICIERON ESTO! — Ante estos gritos, Riko se dio la vuelta y, para su desgracia, lo que vio fue algo que le iba a fastidiar el tomarse el batido. El joven con la frente garabateada era el que había gritado, pero en esta ocasión no iba solo, dos hombre, si se podía llamar así a las personas más grandes que había visto en toda su corta vida se dirigían hacia ellos con cara de pocos amigos y de querer hacerles daño. — Oye Katomi... Sé que va a sonar obvio, pero... Creo que ahora nos toca correr. — Y con las mismas, el rastas se levantó de su silla y esquivando a todos los clientes del local, echó a correr, esperando que la peliblanca hubiera seguido su consejo y no se hubiera quedado allí. ''Maldito ratero... Como le pille se va a enterar...'' RE: Un negocio muy sucio - Aiko - 17/03/2016 Riko no tardó ni un segundo en pedir lo que deseaba tomar. No cambió en absoluto su pedido frente al inicial, y eso que ya habían tenido dos oportunidades. Casi lo mismo que la chica, que había cambiado su petición tres veces. No cabía duda de ello, el chico no dudaba en lo que quería. Sin demora, el camarero lo apuntó, y tras ellos se fue dirección al local. En ésta ocasión no hubo choque, colisión, o movimientos raros por parte del muchacho. Éste hecho era de agradecer, porque otro incidente mas ya sería de burla, totalmente. Hasta el antagonista de la peliblanco lo reafirmó con palabras, corroborando el pensamiento de ésta. No, era imposible que algo mas saliese mal, totalmente surrealista. Katomi sonrió, mientras ladeaba el rostro de un lado a otro, haciendo una clara referencia a su negación. Paró por unos segundos, y se llevó la mano diestra hacia su cabellera, echando hacia detrás un mechón de pelo salvaje. —NO, es imposible que a-— Y de pronto tuvo que dejar de hablar, y hasta girarse. Una voz había delatado a todo pulmón que alguien le había hecho algo a una tercera persona. Pero no, eso no era todo. Cuando la chica llegó a enfocar al que había alzado la voz, lo identificó perfectamente. Era el ladronzuelo, no cabía duda, lo llevaba escrito en la frente. A su lado, dos hombretones que podían valer por diez, por ocho si no exageramos demasiado. La chica palideció un poco, realmente no se esperaba ésta rápida revancha por parte del ratero. Pero ante toda situación, suele haber siempre una solución fácil. Riko no tardó en encontrarla, salir corriendo por patas. Pero se equivocaba en algo con respecto a la chica, ella era de soluciones realmente difíciles, lo fácil se le hacía pesado. Se levantó de la mesa, pero no siguió el ejemplo de Riko. Se quedó plantada, e incluso volvió a girarse, encarando a la amenaza. —Riko, si quieres correr... mejor que lo hagas ya. Ellos van a descubrir cómo ruge la hija de un dragón.— Advirtió al otro genin. Sin retractarse un solo ápice, no perdió tiempo. Decidida, realizó una corta secuencia de cuatro sellos, y tomó una gran cantidad de aire en sus pulmones. —Quien no quiera ser incinerado... !QUE CORRA!— Sus palabras iban en serio, le daba igual quien fuese a salir ardiendo. Fueran civiles o no, las intenciones de la chica eran las que dijo en un principio, abrasarlos. Sin embargo, conservó el aliento aún, mucho mas de lo normal. En sus labios se podían ver pequeñas llamaradas, una pequeña porción de lo que amasaba en su boca. Sin duda alguna, esperaba el momento propicio. Entre tanto, numerosas personas salieron corriendo. Era evidente que en esta disputa alguien iba a salir mal parado. RE: Un negocio muy sucio - Riko - 29/03/2016 Y efectivamente, cuando algo quiere salir mal, acaba saliendo mal, es tontería tratar de evitarlo, pues el destino siempre cumple su función, y, por mucho que hagas no vas a cambiar nada. En el caso de Riko y Katomi el destino había decidido que aquel no era el día en el que tomaban un batido tranquilamente disfrutando de una agradable charla entre genins, jóvenes que se acababan de conocer y que probablemente aún no habían conocido a muchos shinobis de fuera de sus aldeas. El rastas encontró una solución fácil, sencilla y, a la vez, eficaz, salir por patas, correr como almas que lleva el diablo y no mirar atrás, dudaba mucho que aquellas moles humanas fueran capaz de seguirles el ritmo a dos jóvenes ninjas entrenados, pero, para su desgracia, su compañera, la peliblanca, no era de soluciones fáciles, prefería encarar a sus atacantes, aunque les triplicaran en tamaño y probablemente en fuerza, pero la joven estaba muy convencida de sus capacidades. — Joder, la que vamos a liar, no nos van a dejar volver a entrar en la ciudad... — Riko pensaba en las consecuencias que podría acarrear el acto sin sentido de la genin de Amegakure. ''Bueno, no la puedo dejar sola ahora.'' El de Uzu dio media vuelta, escuchando como Katomi avisaba a todos los que se encontraban sentados en el lugar de que se marcharan si no querían sufrir daños, y acto seguido comenzó a cargaralgo en la boca, algo que pudo ver levemente que se trataba de fuego, un proyectil ígneo. ''De perdidos al río.'' Riko se plantó al lado de la peliblanca, dejando ver que la estaba apoyando y se colocó en postura de combate, la pierna derecha adelantada y los puños levantados, cubriéndose parte del rostro. Los maleantes no tardaron en reaccionar, y tras soltar una risotada al ver que los dos niños se iban a enfrentar a ellos, sacaron sus armas, una espada de un tamaño demasiado grande para que una persona normal pudiera empuñarla y una vara de metal macizo aún más larga que la espada y de un grosor considerable. y se lanzaron contra ellos. |