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Luchar, almorzar, apostar, y luchar nuevamente - Versión para impresión

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RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 6/04/2016

Creo que es algo que tiene bastante lógica —concedió el peliblanco ante lo simple y cierto de aquella frase—. Y ciertamente, no pareces tan maquiavélico e inmoral como dicen los tabloides.

Maquiavélico e inmoral, ¿yo? ¡Ja! Pero si soy un pedazo de pan, como dirían en Taki. Ayame puede confirmártelo. Aunque lo de los tabloides… Joder, no pensé que llegaría a tanto. La madre que me parió, casi me arrepiento de haber aceptado la joya a Reiji… El Uchiha casi se atraganta por su último comentario, mordiéndose la lengua para evitar estallar en carcajadas.

No, claro que no se arrepentía.

Digo, según los rumores, aquel sujeto te escupió una gema del tamaño de un puño y tú la aceptaste con una sonrisa desvergonzadaDiría que mi sonrisa siempre es desvergonzada. Pero sí, seguramente no pude evitar sonreír.. Bien pudiste haber fingido un intento de corrupción, gritarlo y que toda la arena se volcara en abucheos contra el chico de los cristales... Con la prueba en la mano, no había cómo poder negarlo.

Datsue asintió. Era verdad, podría haberlo hecho. Pero eso implicaba perder la joya, y eso era algo que no podía aceptar. Al final, había puesto en un lado de la balanza balanza la joya y al otro su honor y el resultado había sido el que todo el mundo había visto.

De cierta manera te respeto...

Datsue alzó una ceja, sorprendido por aquella repentina declaración.

Ya que hay que tenerlos bien puestos para hacer algo así en una situación como esa. Sin embargo y disculpa mi lenguaje —hizo una pausa y dejó escapar un pequeño silbido de impresión—. Estas bien jodido, Uchiha Datsue, con todos los que ahora te conocen y eso sin contar que muy probablemente no te has visto con tu Kage, ya que de ser así no creo que estuviéramos aquí conversando.

Datsue no pudo evitar reírse, a carcajada limpia, aunque la situación invitase a lo contrario.

Buena deducción —dijo, todavía entre risas. No, por supuesto que todavía no había visto a su Kage—. Un buen tío, mi Kawakage —aseguró, como si lo conociese de toda la vida. Como si tan siquiera hubiese hablado alguna vez con él—. Pero no. Creí conveniente… ya sabes, darnos un tiempo.

Eso implicaba no solicitar más misiones en lo que quedaba del año. Y sin misiones no hay dinero. ¿Pero a quién le importaba? Con el acuerdo comercial al que había llegado con Reiji, no volvería a faltarle de nada en lo que le quedaba de vida. De hecho, hasta se había planteado abandonar la Villa. ¿Quién querría seguir siendo shinobi con un pedazo sueldo asegurado?

Aunque mis padres… Tenía que esperar al momento adecuado para decírselo. Quizá hasta toda aquella mala fama que se había ganado le sirviese como excusa.


RE: La odisea de los cautivos - Hanamura Kazuma - 6/04/2016

La situación debía de parecer bastante extraña; dos muchachitos en un callejón oscuro y maloliente de los barrios bajos, con marcas de haber peleado y riéndose mientras comenzaba la lluvia. De haber pasado algún vigilante de la ciudad, los hubiese detenido bajo la sospecha de consumir estupefacientes… Pero estaban en pleno torneo, toda la seguridad estaba centrada en los visitantes y sus zonas asignadas, por lo que la parte mala de la ciudad se encontraba en situación de abandono.

Jejeje, ¡Ay! —Al Ishimura le hubiese gustado reírse un poco más, pero no solo de dolia el abdomen, sino que también el buen golpe que le habían dado en la mejilla.

Se levanto despacio y de su bolsillo sacó un botecito blanco. Lo sacudió produciendo un sonido particular, lo destapo y extrajo un par de pastilla que luego apuro. Observó hacia donde estaba el otro muchacho y se dio cuenta de que también le habían dado unos buenos golpes y que debía de dolerle el rostro.

¿Quieres? —Se puso un par en la palma y se las ofreció— Vamos, no me mires así, son solo unos analgésicos —quizás el chico de cabellos negros no hizo gesto alguno, pero algo le hizo creer a Kazuma que sospechaba de sus pastillitas—. Eso golpes deben de doler así que te caerían bien, aunque cuidado, son un poco fuertes.

No se había molestado en leer las instrucciones, pero al darse cuenta que sentía un hormigueo en el torso, supuso que serían bastante fuertes, aunque el efecto no durará mucho. Otro efecto secundario es que daban hambre y no cargaba consigo nada de comer.

Comienza a hacer frío… —Lo cual tenía sentido pues estaba lloviendo desde hacía unos minutos—. Creo que te caería bien comer algo caliente. Se dé un buen local en esta zona, un sitio donde a la gente le importa un bledo el torneo y quienes participan en él. —A el tambien le caeria de perlas dejar de escuchar los chimes de la competencia durante un rato.

»¿Qué dices? Yo invito.


RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 6/04/2016

¿Quieres? —le ofreció el peliblanco, mostrándole un par de pastillas que tenía en la palma de la mano. La mueca que compuso Datsue debió ser lo suficientemente expresiva como para darle a entender que no—.Vamos, no me mires así, son solo unos analgésicos. Eso golpes deben de doler así que te caerían bien, aunque cuidado, son un poco fuertes.

Paso —rechazó el Uchiha, ante la insistencia de Kazuma—. No soy mucho de medicamentos, y menos de los que sólo alivian el dolor. Prefiero pasarlo a la vieja usanza, como los hombres.

En realidad, nada tenía que ver con ser más o menos hombre. Toda aquella patraña de ser el macho alfa que se traían algunos le traía sin cuidado. Pero sí que era cierto que no le gustaban los medicamentos. Específicamente los que sólo aliviaban el dolor. ¿El motivo? Ni él lo sabía.

Comienza a hacer frío… —dijo Kazuma, con aquella manía que tenían algunos hombres en resaltar lo obvio—. Creo que te caería bien comer algo caliente. Se dé un buen local en esta zona, un sitio donde a la gente le importa un bledo el torneo y quienes participan en él.

Voy a pas…

¿Qué dices? Yo invito.

¡Claro! —exclamó el Uchiha al instante. ¡Demonios, haber empezado porque me invitabas, hombre!

El Uchiha no dudó en seguir al espadachín hasta el famoso local que había mencionado, mientras su estómago empezaba a agitarse, inquieto, al olerse que pronto recibiría su ración. Y una ración gratuita, nada menos.

Por cierto, todavía no me has dicho tu nombre —señaló, más por saber cómo referirse a él que por verdadero interés—, ni de donde sacaste esa katana. —Aquella información sí que le interesaba de verdad. Ya desde el primer momento que la había visto, había notado que no era un arma normal—. Parece… distinta. Como forjada por un material distinto al acero.


RE: La odisea de los cautivos - Hanamura Kazuma - 7/04/2016

El chico de ojos oscuros aceptó con cierta facilidad la invitación a comer. Pronto se pusieron en marcha, antes de que la lluvia aumentara en intensidad y terminará empapándolos. Al salir del callejón siguieron calle abajo, una cuadra aproximadamente, hasta dar con el local prometido. Se trataba de un restaurante de apariencia sencilla y un poco descuidada que encajaba a la perfección con la de los edificios circundantes.

«Cielos, huele delicioso.» —Aun estando al otro lado de la calle y con la lluvia cubriéndoles, se podía percibir aquel seductor aroma de la comida recién preparada.

Por cierto, todavía no me has dicho tu nombre —señaló, mostrando cierta curiosidad—, ni de donde sacaste esa katana. —Aquello lo había dicho con bastante más ánimo del que habría cabido esperar—. Parece… distinta. Como forjada por un material distinto al acero.

Soy Ishimura Kazuma y esta espada es mi inseparable compañera —se limitó a decir solo lo necesario, ya que en realidad no estaba de humor para explicar detalles, y estaria igual por lo menos hasta después de comer.

Corrió a refugiarse bajo el techo de la entrada, para poder sacudirse un poco el agua antes de entrar al local. Le hizo una seña a Datsue para que le siguiera y procedió a hacer a un lado las puertas para pasar. Inmediatamente su boca se hizo agua, pues el aroma llenaba todo su ser. Antes de siquiera fijarse en si su acompañante le había seguido, una chica con un bonito uniforme le abordó.

Bienvenidos —su sonrisa era claramente ensayada, pero no por eso menos agradable—, permítanme el ubicarles en una mesa y darles algo para que se sequen.

La jovencita de cabellos azules como el cielo, le guió hasta una de las mesas para dos personas. En cuanto Kazuma se hubo sentado, pudo ver cómo le ofrecían una toalla cálida, un gesto por el cual tendría que pagar luego, pero que en el momento fue bien recibido.

El lugar tenía un ambiente similar al de aquellos cuentos de samurais, solo que con un toque de elegancia bastante agradable, algo similar a los clubes privados. Las mesas eran recorridas por bellas jovencitas en ceñidos vestidos de seda blanca con ribetes rojos, de aquellos típicos de las regiones orientales.

«Son unos lindos qipao…»

Por primera vez en todo el día, el Ishimura sintió que podía relajarse. Dejo caer su peso sobre el respaldo mientras dejaba que el calor seco del paño le cubriera la cara. Quería terminar de secarse rápido para ordenar y comer a la brevedad. Si bien se mantenía sereno, la verdad es que tenía un hambre atronadora. Pero de todas formas tendría que esperar a que el Uchiha también se pusiera cómodo, después de todo era su acompañante en aquel sitio.


RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 7/04/2016

¿Ishimura Kazuma? ¿De qué me…? ¡Ajá! Ya lo recuerdo, participó en el torneo. No recuerdo contra quién… pero lo que está claro es que perdió en la primera ronda, como yo.

Quizá más tarde le preguntase contra quién había luchado. Ahora lo único que le preocupaba era seguirla has el interior del local y resguardarse de la lluvia. No esperaba gran cosa del restaurante, pero tuvo que reconocer que Kazuma le había llevado a un buen sitio. Chicas guapas, toallas para secarse, chicas guapas… ¿He mencionado ya a las chicas guapas? El pulso de Datsue incluso se había acelerado, contemplando embobado el ir y venir de jóvenes hermosas vistiendo vestidos ajustados.

A buen lugar me has traído —dijo Datsue, mientras se dejaba caer sobre uno de los asientos que le habían ofrecido—. Sí señor, he de reconocerlo.

Aprovechando que pagaba Kazuma, aceptó también la toalla y procedió a secarse la humedad que había traído de fuera, con cuidado de no rascarse sobre la frente. Todavía le dolía algo de los tremendos cabezazos que había soltado hacía tan sólo unos minutos.

Dejó la toalla sobre una esquina de la mesa y estiró el cuerpo, intentando ponerse cómodo. Había algo que todavía rondaba en su cabeza.

Así que tu inseparable compañera —dijo, repitiendo la anterior contestación de Kazuma—. ¿Y si te hiciesen una buena oferta por ella? —preguntó, curioso—. Ya sabes… Quizá quieras comprarte otros caprichos… y espadas sobran en este mundo.


RE: La odisea de los cautivos - Hanamura Kazuma - 9/04/2016

A buen lugar me has traído —dijo Datsue, mientras se dejaba caer sobre uno de los asientos que le habían ofrecido—. Sí señor, he de reconocerlo.

Sí, esperemos que con se esmeren con la comida de igual forma que lo hacen con el ambiente. —Dijo mientras se retiraba la toalla del rostro para ver a su acompañante.

Innegablemente la ambientación del sitio era excelente, más de lo que se pudiera esperar en aquella zona de la ciudad. Las bellas y amables chicas, las luces tenues y la agradable pero discreta decoración. Todo aquello le daba a Kazuma la sensación de que había sido una buena idea escoger aquel local para pasar un buen rato, aunque no parecía la clase de restaurante a la cual irían chicos como ellos, pues eran los unicos jovenes alli.

Así que tu inseparable compañera —dijo, repitiendo la anterior contestación de Kazuma—. ¿Y si te hiciesen una buena oferta por ella? —preguntó, curioso—. Ya sabes… Quizá quieras comprarte otros caprichos… y espadas sobran en este mundo.

El Ishimura se quedó en silencio por unos instantes, tratando de tantear las intenciones en las palabras de aquel muchacho. Antes de que pudiera responder, un par de camareras se acercaron a la mesa para servir un poco de un humeante té a cada uno. Resultaban bastante atentas, pues antes de la comida lo ideal era beber algo para sacarse el frio. También eran diestras en lo que respectaba a atender a clientes masculinos, pues se acercaban lo suficiente como para rozar con su pecho el hombro de ambos y permitir que percibieran un suave olor a lilas y a rosas.

Bueno... —dijo con calma el Ishimura mientras levantaba la tasa que le habían dejado—. En realidad no es tan valiosa como pudieras pensar —dio un suave sorbo y sintió la esencia del limón, la miel y la canela calentando su garganta—. Puede que valga… No se… Lo mismo que un diamante del tamaño de un puño, un poco menos quizás.

El peliblanco colocó la tasa por debajo del nivel de su mentón y dejó que una leve sonrisa se asomara en su rostro. En realidad, jamás había pensado que Bohimei tuviese valor para alguien más que él. Claro emocionalmente valía tanto como su vida, pero en forma monetaria no le imaginaba costo alguno.


RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 9/04/2016

Datsue prorrumpió en carcajadas ante el comentario de Kazuma, estampando un manotazo contra la mesa por puro reflejo. La madre que le… Lo mismo que un diamante, dice… ¿Será cabrón?

Me has hecho llorar y todo —le comentó, mientras se restregaba el par de lágrimas que había derramado por la risa—. Así que un diamante, ¿eh? —Datsue dio un sorbo a la taza de té, que calentó su frío estómago a una velocidad vertiginosa. Ante esta actitud… Creo que negociar un precio mejor sería una pérdida de tiempo.. Cambiando de tema… —dijo, mientras dejaba la taza humeante de nuevo sobre la mesa—. Participaste en el torneo, ¿verdad? ¿Perdiste en buen combate o también te descalificaron antes de luchar?

» No serías uno de los que abandonó, ¿no?
—añadió, recordando que había sucedido en algún que otro combate. Lo cierto es que la primera ronda había sido un desastre, según había oído. Aparte de su caso, un compañero suyo había hecho el mayor de los ridículos al caer del cilindro de piedra y quedar inconsciente. Además, Nabi, el Uchiha al que se la tenía guardada por lo sucedido en los Templos Abandonados del Río, también había quedado en evidencia por no saber el alcance de sus propias técnicas, para gozo de Datsue.

Espero que la Final sea buena, aunque… ¿Qué más da? He terminado el torneo con un diamante y un acuerdo comercial a largo plazo. Ni en mis mejores sueños podría haberme salido mejor.


RE: La odisea de los cautivos - Hanamura Kazuma - 10/04/2016

El Uchiha se tomó la broma de Kazuma con bastante humor, o al menos eso daban a entender las sonoras carcajadas que dejó escapar. Contrario a lo que se pudiese esperar, nadie parecía notar el repentino ruido que se manifestó al centro del local. Quizás una que otra camarera le mirara de reojo, pero los demás seguían en sus asuntos.

Cambiando de tema… —dijo, mientras dejaba la taza humeante de nuevo sobre la mesa—. Participaste en el torneo, ¿verdad? ¿Perdiste en buen combate o también te descalificaron antes de luchar?

»No serías uno de los que abandonó, ¿no? —Añadió.


Para nada —aseguro mientras degustaba nuevamente aquel té—, mi combate se llevó a cabo sin ninguna irregularidad. Tuvo sus idas y venidas, pero al final perdí contra una compañera de villa.

»Como pelea fue lo suficientemente entretenida pero… La verdad, creo que esto de los combates simulados no es lo mío.

Para cuando los detalles de la pelea se disiparon de su mente ya había terminado su bebida. En ese instante, un par de simpáticas jovencitas se acercaron a la mesa para dejar lo que vendría ser la carta con los menú. El Ishimura tomo una y la desplegó. Resultaban ser en extremo elegantes y con un voluminoso contenido de platillos que el joven de Uzushio jamás había probado.

Para permitir que los comensales decidieran sin prisa alguna, las chicas se retiraron a otras mesas. Solo sería cuestión de alzar la mano en un leve gesto para que se acercaran a tomar la orden de ambos.

Todo se ve bueno —tanta variedad hacia que el escoger fuera todo un desafío—. Por cierto, puedes pedir lo que gustes, después de todo yo pagare. —Aseguró mirando a su acompañante.


RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 10/04/2016

Datsue asintió ante las palabras del peliblanco, conforme con la explicación. Así que contra una compañera de Villa… Entonces debió ser contra Eri, aquella chica tan guapa que me curó en los Templos Abandonados del Río. Era la única chica que participaba para Uzu, creo recordar.

Vaya, así que perdiste contra Eri… —el Uchiha la recordaba menuda y frágil, pero la había visto luchar contra Yota en la segunda ronda y… de frágil no tenía nada—. Esa chica es la prueba viviente de que las apariencias engañan… Apenas medirá dos palmos —exageró, poniendo la mano a la altura de la mesa para representar su altura—, pero suelta unos zurdazos que hace temblar todo Ōnindo.

Definitivamente, si había una chica contra la que no querría combatir esa era ella. Bueno, y Anzu… Menudo genio tiene esa chica. Al recordarla, sus pensamientos volaron a lo sucedido en Shinogi-to: Anzu, el local de omoide, el timo, la sobredosis… Perdido en sus recuerdos, casi ni se dio cuenta de que le habían traído la carta con el menú del restaurante.

Todo se ve bueno —Los ojos de Datsue repasaban las decenas de nombres que recibían los platos exóticos de aquel local—. Por cierto, puedes pedir lo que gustes, después de todo yo pagare.

¡Estupendo, estupendo! —La sonrisa de Datsue se ensanchó, aquel día iba a ponerse las botas. Levantó una mano y una de las camareras no tardó en acercarse a atenderle—. Para empezar querría una de Carpaccio de pez mantequilla de banzai —pidió. Aquella especie de sushi le parecía buena opción para ir abriendo el apetito—. Después querría este plato de caviar —dijo, señalando en la carta un nombre extrañísimo que no se atrevía a pronunciar—, y para terminar querría probar la especialidad de la casa: el fugu. Oh, y un zumo de frutas para beber, si puede ser.

Satisfecho con el pedido, cerró la carta y se la entregó a la camarera, que le brindó una sonrisa que hizo sonrojar al Uchiha. Si Kazuma se fijaba, se daría cuenta de que Datsue había pedido los tres platos más caros de toda la carta. Si saben como soy, ¿para qué me invitan?


RE: La odisea de los cautivos - Hanamura Kazuma - 11/04/2016

Vaya, así que perdiste contra Eri… —el Uchiha la recordaba menuda y frágil, pero la había visto luchar contra Yota en la segunda ronda y… de frágil no tenía nada—. Esa chica es la prueba viviente de que las apariencias engañan… Apenas medirá dos palmos —exageró, poniendo la mano a la altura de la mesa para representar su altura—, pero suelta unos zurdazos que hace temblar todo Ōnindo.

Ciertamente —hubiese brindado por ello, pero ya no tenía con qué hacerlo—. Parece que en ocasiones la apariencia delicada de las flores oculta una fuerza mayor que el filo de las espadas. Prueba de ello es que la final sea un encuentro entre dos jovencitas que ya han demostrado su valía como Kunoichis.

De cierta manera resultaba algo irónico; Se sabía que tanto el Kage de Uzushio como el de Ame eran mujeres, y desde el inicio del torneo se rumoreaba que tenían una relación curiosa. Quizás fuera rivalidad, amistad o desprecio. Lo cierto era que estaban relacionadas, y ahora dos kunoichis se enfrentarían en su presencia. Era casi como si fueran jóvenes avatares de sus líderes durante sus primeros años fuera de la academia.

«Sin duda será un combate muy simbólico y que dejara mucho de qué hablar.»

Al salir de sus reflexivos pensamientos, Kazuma fue testigo de cómo Datsue encargaba un platillo tras otro. En sí, la mayoría no sonaban para nada apetitosos pero supuso que a su compañero lo guiaba la lógica de “entre más caro mejor”. Supuso que entre regiones los gustos eran muy variados, pero aun así toda aquella comida sonaba a que era más elegancia y adorno que calidad.

Yo quisiera algo… No sé, más sustancioso —en realidad deseaba decir que podía comerse una res entera, pero pensó que aquello sería difícil de interpretar—. Esto se ve bien —paso la página hasta llegar a la sección de platos fuertes y carnosos—. Quisiera un costillar de cordero a las brasas con ajo y romero, un acompañamiento de papas con cebollas y champiñones todo bien salteado en aceite de oliva, una ensalada cesar con palmito y pan tostado y algún vino especiado a temperatura ambiente.

En general no era tan exquisito con la comida, pero luego de pasar casi una semana comiendo papillas, deseaba darse un gusto digno de un señor feudal. Cerró la carta y la señorita procedió a retirarse. Mientras le miraba marcharse con su atractivo caminar, recordó que no había pedido nada para el postre. Ya tendría tiempo para dulces si es que aquel banquete le dejaba algún espacio en el estómago. Por ahora solo les tocaría esperar a que las órdenes estuvieran listas.


RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 11/04/2016

Ciertamente. Parece que en ocasiones la apariencia delicada de las flores oculta una fuerza mayor que el filo de las espadas.

Menuda forma de hablar tiene este tío… Parece un poeta. Quizá después le enseñe alguno de mis escritos. O podría recitarle el himno de Uzushiogakure… Datsue esbozó una sonrisa traviesa. Sí, eso estaría bien.

Prueba de ello es que la final sea un encuentro entre dos jovencitas que ya han demostrado su valía como Kunoichis.

Oh, cierto… Ayame es la otra finalista. Aquello, no iba a negarlo, le había sorprendido. Cuando había conocido a Ayame no le había parecido precisamente una kunoichi… extraordinaria. Más bien todo lo contrario, alguien del montón. Por Amateratsu, ¡ni siquiera sabía hacer un Henge! Pero la había visto luchar en las semifinales y había descubierto que tenía más de un as bajo la manga. Definitivamente, aquel Torneo estaba demostrando que las cosas no siempre son lo que parecen.

Buena chica, Ayame —aseguró, recordando el breve encuentro que había tenido con ella—. Un poco brusca, a veces, y tiene su carácter aunque no lo parezcaVaya si lo tiene…. A mí me hizo un pequeño gesto feo la última vez que la viEso de irse sin despedirse ni nada… ¿Pero tan mal la traté? El Uchiha no recordaba motivo alguno para que se hubiese enfadado de aquella forma, pero finalmente hizo un ademán con la mano, como quitándole importancia—. Pero bah, ya la perdoné. ¡Es agua pasada!

De hecho, hasta pensaba animarla en el combate final. Al fin y al cabo, si Tormenta seguía viva había sido gracias a ella. No había porque guardarle rencor por un detalle sin importancia. Joder, a veces lo pienso y… ¡Soy demasiado bueno!

Entretanto, ambos habían hecho su pedido y esperaban con paciencia a que les trajesen el primer plato. Sin embargo, la mente del Uchiha, siempre maquinando, se le acababa de ocurrir una idea…

¡Oye! —exclamó de pronto a Kazuma—. Seguro que confías en que tu compatriota va a ganar el Torneo, ¿verdad? ¿Por qué no hacemos una apuesta? Yo apostaré por Ayame, claro… Algo simbólico, nada de dinero. ¿Qué me dices? ¿Te atreves? ¿O a la hora de la verdad tu confianza en las flores delicadas —dijo, repitiendo las palabras del peliblanco con cierta guasa— se quedan en eso… en palabras?


RE: La odisea de los cautivos - Hanamura Kazuma - 12/04/2016

El Uchiha demostraba conocer a las dos jovencitas que se batirían en aquel duelo mortal que definiría su vida como ninjas, o lo que era mejor conocido como la final del torneo de los dojos. Aunque parecía que sus recuerdos de la kunoichi de Amegakure no eran tan gratos como lo que tenía de Eri.

¡Oye! —Exclamó de pronto a Kazuma—. Seguro que confías en que tu compatriota va a ganar el Torneo, ¿verdad? ¿Por qué no hacemos una apuesta? Yo apostaré por Ayame, claro… Algo simbólico, nada de dinero. ¿Qué me dices? ¿Te atreves? ¿O a la hora de la verdad tu confianza en las flores delicadas —dijo, repitiendo las palabras del peliblanco con cierta guasa— se quedan en eso… en palabras?

Clavo sus ojos grises en el rostro de aquel muchacho y dejó que sus palabras hicieran un poco de vaivén en su mente. En realidad le era indiferente quién ganará el torneo, pero suponía que lo natural sería apoyar a un compañero de villa a pesar de que no era seguidor de aquellas costumbres morales. Sin embargo, la oportunidad de medir su confianza y conocimiento en un asunto ninja se presentaba irresistible.

«¿Quien ganaría?» —Se preguntó mientras una camarera les llevaba un abrebocas compuesto de palitos de pan y una tacita de queso fundido.

Predecir el resultado del combate se mostraba como algo difícil; Eri le había derrotado a él y Ayame por su parte había vencido a Juro. Tomar la victoria de las manos de dos de los tres mejores genin de Uzushio era un mérito imposible de ignorar. No estaba seguro de quien podría ganar o cómo se desarrollaría el combate, pero la sonrisa que se le escapó era mensajera que anunciaba su deseo de presenciarlo.

Me parece bien —tomo uno de los palillos de pan y se lo llevó a los labios para luego romperlo de forma dramática—, pero no suficiente.

»Siempre se ha dicho que una flor merece otra y por eso yo propongo que materialicemos esa idea —levantó sus manos por sobre la mesa y las separó mostrando las únicas dos posibilidades de su propuesta—. El perdedor deberá de realizar un gesto galante y regalar una flor a su elegida si esta llegara a ganar.

»Si pierde Ayame, entregare un nenúfar a mi compañera de Uzushio, y si pierde Eri entregaras un lirio a tu amiga de Ame. Justo luego del combate, metiéndose en la arena y frente a todos los espectadores del torneo. ¿Qué me dices? ¿Te atreves? O es que... ¿Tu valor para apostar solo se queda en eso... En palabras? —Preguntó, emulando el tono de voz de su interlocutor.

Se recostó en su asiento y dejo que su mirada calmada y desafiante terminase de decir el resto.


RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 12/04/2016

Me parece bien —tomo uno de los palillos de pan y se lo llevó a los labios para luego romperlo de forma dramática—, pero no suficiente.

Datsue alzó una ceja, intrigado, mientras se llevaba una mano al vaso con el zumo de frutas que acababan de traerle junto los entrantes. ¿No… suficiente? ¡Ja! A ver qué dice ahora, porque acaba de poner el listón muy alto.

Siempre se ha dicho que una flor merece otra y por eso yo propongo que materialicemos esa idea —levantó sus manos por sobre la mesa y las separó mostrando las únicas dos posibilidades de su propuesta—. El perdedor deberá de realizar un gesto galante y regalar una flor a su elegida si esta llegara a ganar.

El Uchiha hizo una mueca de desidia. Bah… ¿Y para eso tanto dramatismo? Pff… Patético. Yo iba a proponer una apuesta mucho mejor… pensó, mientras se llevaba el zumo a la boca.

Si pierde Ayame, entregare un nenúfar a mi compañera de Uzushio, y si pierde Eri…

Ajá… Que sí, que sí. Que la apuesta es muy sosa, hombre…

»… Entregaras un lirio a tu amiga de Ame. Justo luego del combate, metiéndose en la arena y frente a todos los espectadores del torneo. ¿Qué…?

Kazuma no pudo terminar de hablar. Un chorro de zumo acababa de impactarle en plena cara.

¡Pfffff! ¿¡Cómo dices, socio!? —gritó Datsue, perplejo, mientras un hilillo de líquido caía por sus labios—. ¿¡Que qué…!? ¿En plena…? ¡Tú estás…! Venga ya, ¿lo dices en serio?

No sabía si reírse a carcajadas, temblar como una rata asustadiza o arrodillarse a sus pies por la genialidad que se la acababa de ocurrir. Al final, optó por levantar una mano y llamar a la camarera.

Perdone, tráigale otra toalla a mi socio, si hace el favorJoder, pues sí que me he puesto nervioso. Se me ha pegado la forma de hablar de Anzu y todo. No dejo de repetir socio, socio y socio. Volvió a mirar a Kazuma—. La leche tío, esa apuesta es…

»JO-DER.


Sin palabras. Se había quedado sin palabras. Definitivamente, Kazuma era un genio, de eso no había duda. El primer tío de Uzu que le hacía replantearse si verdaderamente todos los shinobis de allí eran tan… especiales, por decirlo de forma suave.

La apuesta era sublime, mirase por donde se mirase. Bueno, salvo que pierda… Joder, como si no hubiese hecho ya el suficiente ridículo. ¿Acaso sus padres no habían sufrido suficiente vergüenza? ¿Dónde estaba el límite entre la picaresca y el simple ridículo?

Sí, pensándolo bien, no debería aceptar esa apuesta.

Kazuma, ya perdí mi honor en el primer combate del Torneo —confesó, alicaído—. ¿Y sabes qué? ¡No lo echo en falta! —el falso abatimiento se transformó en una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Pues claro que acepto, coño! ¡CON DOS COJONES!

Ayame, por lo que más quieras en esta vida... GANA EL COMB... Un momento, espera. Tal y como lo ha dicho, si Ayame gana... ¡quien pringa con la flor soy yo! Joder, Ayame, por lo que más quieras... PIERDE EL COMBATE.


RE: La odisea de los cautivos - Hanamura Kazuma - 13/04/2016

En definitiva, le hubiese gustado terminar su contra apuesta con unas palabras geniales y una pose desafiante, pero la capacidad de Datsue para sorprenderse y reír estaba fuera de sus cálculos. Y lo del roció de jugo que le aterrizó en el rostro tampoco era esperado.

¡Pfffff! ¿¡Cómo dices, socio!? —Gritó Datsue, perplejo, mientras un hilillo de líquido caía por sus labios—. ¿¡Que qué…!? ¿En plena…? ¡Tú estás…! Venga ya, ¿lo dices en serio?

El de ojos grises lo miró con seriedad pero sin rastro alguno de enojo. Entonces el Uchiha llamó la atención de una de las chicas que atendían para que le llevara algo con que limpiarse a su compañero. Kazuma tomo la toalla y comenzó a limpiarse metódicamente. De más está decir que tan repentino alboroto llamó la atención de los clientes que les rodeaban, pero pronto todos volvieron a sus asuntos y dejaron de mirarles.

«Quizás he exagerado un poco con esto de la apuesta —comenzaba a ser consciente de todo lo que implicaría una derrota en aquel juego de azar—. Además de que parece ser demasiado para él.»

Kazuma, ya perdí mi honor en el primer combate del Torneo —confesó, alicaído—. ¿Y sabes qué? ¡No lo echo en falta! —El falso abatimiento se transformó en una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Pues claro que acepto, coño! ¡CON DOS COJONES!

¡Bien! Entonces que así sea y que lo único que nos salve de la vergüenza pública sea la derrota de nuestras amigas —tan malévolo como pudo sonar aquello, el de blancos cabellos le devolvió la sonrisa a su socio de apuestas—. ¡Cielos! Una batalla de damiselas y una apuesta de gran repercusión… ¡Ahora sí que será una final para recordar!

Pero el Ishimura había obviado hacer mención respecto a la tercera opción, quizás porque solo tenía dos manos para alzar en gesto dramático. Lo cierto era que la apuesta estaba sellada, por así decirlo, pero no habían hablado qué pasaría si se presentaba un empate. De cierta manera se podría decir que ambas perdieron, o que ambas ganaron. En el primer caso los dos jóvenes apostadores salvaría la poca vergüenza que les quedaba, pero en el segundo ambos tendrían que entregar la flor prometida.

«Creo que lo justo sería mencionarlo… —Dispuso en su mente los pros y los contra de aquello—. No, estoy seguro de que ya lo pensó y al igual que yo ha guardado silencio por una razón —sonrió para sus adentros y colocó a un lado el paño sucio—. Después de todo… Tener un factor desconocido y un componente implícito solo hace que el juego se haga más interesante.

Entre tanto, los aperitivos ahora cubiertos de jugo, fueron retirados y la mesa acomodada. Un grupo formado por cuatro jovencitas se acercó llevando variedad de bandejas. Inmediatamente el Ishimura supo que se trataba de lo que habían ordenado. Se le hacía difícil esperar mientras ponían cada cuchillo y cada tenedor, cada servilleta y cada plato. Pero aquello definitivamente valió la pena cuando los domos plateados de aquellas bandejas comenzaron a levantarse uno tras otro.

«Se ve mucho mejor de lo que había imaginado. El aroma, es tan delirante y la presentación tan provocativa.» —Juzgo mientras sus platos seleccionados hacían acto de presencia.

Le sirvieron una copa con agua y otra con vino. Tomó la primera y humedeció su paladar, preparándose para el banquete que habría de darse.


RE: La odisea de los cautivos - Uchiha Datsue - 13/04/2016

Datsue arrugó el entrecejo. Le habían traído tantos cubiertos que no sabía cuál utilizar. Hmm… ¿Cuáles serán? Incapaz de deducirlo, cogió el cuchillo y tenedor de tamaño intermedio. Así, si se equivocaba, no sería por mucho.

Hmm… Está rico pensó Datsue, tras dar el primer bocado a su carpaccio de pez con mantequilla. Ya lo creo. Condenadamente bueno. Que Kazuma se quede con su carne y sus grasas saturadas. Prefiero comer sano. El Uchiha tampoco tenía muchas más opciones, siendo alérgico a la carne.

Bueno y… ¿qué me cuentas de ti? —preguntó, tras dar un sorbo a su zumo. No es que le interesase demasiado su vida, pero al Uchiha siempre le había gustado comer escuchando algo de fondo—. ¿Qué te llevó a ser shinobi?


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