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[砂漠] La última función - Versión para impresión

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RE: La última función - Uzumaki Eri - 13/05/2016

¡Tranquila! ¡Carga ninguna! Nada más decir eso, el chico rodeó la cintura de Eri, atrayéndola hacia él, haciendo que la kunoichi enrojeciese a niveles desconocidos por ella hasta la fecha, es más, incluso sus orejas, escondidas por entre la mata de pelo azul que cubría su cabeza, habían ganado color; y es que nunca había tenido a un chico tan cerca...

El beso con Nabi no contaba, además, ¡la separó antes de saber qué estaba haciendo! Suspiró al recordar aquello y se dejó hacer por Datsue, apoyándose en su hombro para no caerse en ningún momento, y no llevarle a él con ella al suelo.

La conversación siguió fluyendo como los ríos que se encontraban a su alrededor - bueno, no se veía alguno, peor Eri sabía que habían ríos ahí, en alguno se había lavado la cara unas horas antes -, así, llegó el turno de Datsue para hablar. No mucho, en realidad. Si te soy sincero… Una breve pausa lo siguió, y Eri miró dubitativa a Datsue, sin embargo, prosiguió —. Esto de ser shinobi no es lo mío —reconoció abiertamente, mientras miraba al suelo, pensativo—. Nunca me entusiasmó demasiado serlo… Y ahora que me he graduado menos. Me gustaría dejarlo, pero… Bueno, es complicado. Ya sabes.

Eri abrió la boca por la sorpresa que le había reaccionado la respuesta sincera del muchacho. ¡No quería ser shinobi! Sin embargo, no entendía por qué... Pensó en ella, la chica sin conocer sus propias raíces y, además, que se había convertido en una ninja médico por el señor que la acogió en adopción, sin embargo sentía que madera para ello no tenía, como mucho tenía plástico, y aún así, ese plástico se desharía con la primera técnica básica de katon.

-No te he visto pelear, Datsue-san, además, eres un Uchiha... ¿Por qué no es lo tuyo ser shinobi? Si puedo preguntar, claro... - No quería abusar de su sinceridad, pero la curiosidad la mataba por dentro.

Pero la conversación tuvo que hacerse a un lado, ya que el desvío que esperaba se adelantó a lo esperado para la pequeña huérfana y Datsue, dándose cuenta de dónde estaban, o eso creía la kunoichi; paró de pronto al verlo. Eri sonrió, ¡ese desvío era horrible! Y sin una maldita señal... ¿Qué se creían? ¿Que todos tenían una orientación buena? ¡Pues no! Aquí Juro estaría muy perdido.

''Pero... Creo recordar que ninguna de las tres era correcta...'' Suspiró y movió con suavidad su mano que reposaba en el hombro del Uchiha.

-Datsue-san, acércame a esos dos árboles que están tan extrañamente colocados - pidió, señalando dos árboles que creaban como un arco, cerca del camino estrecho de la derecha. Si la memoria no le fallaba, allí nacería el cuarto desvío, el que de verdad llevaba por allí a los Dojos del combatiente -. Creo que deberían poner señales... - pensó en voz alta, y, como si de una bombilla se tratase, algo en su cabeza se iluminó -. ¡Datsue-san! - Exclamó, girando la cabeza hacia él -. ¿Qué tal si hacemos unas señales para indicar dónde van los caminos?


RE: La última función - Uchiha Datsue - 14/05/2016

-No te he visto pelear, Datsue-san, además, eres un Uchiha... ¿Por qué no es lo tuyo ser shinobi? Si puedo preguntar, claro...

Porque soy un vago. Y algo cobardica. Y algo avaricioso… Bueno, vale, lo admito. Muy avaricioso. Pero si quería alguna chance con Eri, esa no era la respuesta adecuada. Lo cierto era que, no hacía mucho, sí deseaba ser un shinobi. Quería protagonizar las aventuras de los héroes que leía en las novelas: salvar a la princesa en apuros en el último momento, descubrir misterios enterrados durante milenios, librar una épica batalla por la salvación de Onindo… Pero el mundo no era como en los libros. Los buenos no siempre ganaban. Si te cortaban con un kunai, sangrabas; si te acertaban en el cuello, morías. Demasiado riesgo para tan poco provecho.

Eso, y que realmente no servía para ello. Por un tiempo, se había convencido de que realmente no quería aquella profesión. Y, pese a ser cierto, ocultaba otra verdad: no tenía la suficiente fuerza de voluntad para serlo. No tenía la disciplina, ni la garra para levantarse cada mañana y salir a entrenar. De hecho, desde que se había graduado había hecho el gandul. ¿Cómo iba a ser un shinobi con esa actitud? Solo hay un tipo de shinobi al que estoy abocado a ser: un shinobi muerto. Y paso.

Datsue carraspeó al darse cuenta que se había perdido en sus pensamientos y todavía no había respondido.

Bueno, la verdadera pregunta es… ¿Quién querría ser shinobi? —contestó al fin, devolviéndole la pregunta—. Es peligroso, agotador, estresante… Duro como pocos y en el que la gente muere como en ningún otro oficio. Tienes que mancharte las manos asesinando a personas sólo porque el papelito de la misión así te lo indica, porque los superiores han decidido que ya no merecen vivir más en este mundo… ¿Y a cambio, qué? ¿Fama, gloria? —Datsue exhaló un suspiro explosivo—. Los grandes shinobis son los que se mantienen ocultos en la sombras. Entonces, ¿qué queda? ¿Dinero? —Puso los ojos en blanco—. No sé en tu Villa, pero al menos en la mía pagan una mierda… Hay decenas de trabajos con mejor sueldo.

»Así que, dime, ¿por qué quieres ser shinobi?


La pregunta quedó suspendida en el aire durante unos instantes, aguardando la respuesta de la kunoichi. Mientras charlaban, ambos llegaron al cruce de caminos. Datsue no tenía ni idea de cuál era el correcto. Hubiese jurado que los había tomado todos para finalmente acabar en el mismo punto.

Pero entonces…

-Datsue-san, acércame a esos dos árboles que están tan extrañamente colocados - pidió, señalando dos árboles que creaban como un arco, cerca del camino estrecho de la derecha. Para sorpresa de Datsue, cuando llegaron vieron un cuarto desvío-. Creo que deberían poner señales... ¡Datsue-san! - Exclamó, girando la cabeza hacia él -. ¿Qué tal si hacemos unas señales para indicar dónde van los caminos?

¿Y para qué querría hacer yo eso?

¡Claro! —exclamó, igual de entusiasmado. Menuda idea… Como si no tuviese otra cosa qué hacer. ¡No se me hubiese ocurrido mejor idea!


RE: La última función - Uzumaki Eri - 14/05/2016

Bueno, la verdadera pregunta es… ¿Quién querría ser shinobi? Es peligroso, agotador, estresante… Duro como pocos y en el que la gente muere como en ningún otro oficio. Tienes que mancharte las manos asesinando a personas sólo porque el papelito de la misión así te lo indica, porque los superiores han decidido que ya no merecen vivir más en este mundo… ¿Y a cambio, qué? ¿Fama, gloria? —Datsue exhaló un suspiro explosivo—. Los grandes shinobis son los que se mantienen ocultos en la sombras. Entonces, ¿qué queda? ¿Dinero? —Puso los ojos en blanco—. No sé en tu Villa, pero al menos en la mía pagan una mierda… Hay decenas de trabajos con mejor sueldo.

Todo el mundo con quien había hablado, daba igual si era ninja o no, le había llenado la cabeza de palabrería bonita, honorable, orgullosa, ser el héroe o la heroína de alguien o algo, ser leal a tu villa y a tu Kage... Pero... Datsue tenía parte de razón, era un oficio donde gente moría por ti, porque la misión que te daba tu Kage, la persona con más rango de tu villa, lo requería; pero... ¿Para qué? Sí, era lo que te pedían, y lo acatabas sin cuestionar... Ella era una ninja médico, por el amor de Shiona, y era ella la que tenía que salvar vidas, no acabar con ellas.

''Creo que esta primavera, lo de que soy ninja médico y en vez de arrebatar vidas tengo que salvarlas, ya lo he dicho varias veces...''

Por otro lado, sí, era un trabajo duro donde siempre te jugabas la vida, y bueno, te morías y ya, ¿quién la iba a recordar? ¿Nabi? ¿Juro, Yota, Kazuma? ¿Mike? Ellos también eran shinobi de su aldea, y, algo en su interior, un pequeño rencor hacia los ninja en general, le decía que se sentirían orgullosos de ella por su ''sacrificio'' por la aldea, ¡y una jorobada caca de pato! Ella quería vivir, quería ser más que eso...

Pero seguía siendo el lugar donde vivía, y el oficio que había elegido.

»Así que, dime, ¿por qué quieres ser shinobi?

¿Por qué quería serlo? Si se lo hubieran preguntado hace unos años, incluso solo uno, rememorando aquella conversación con Juro, le habría soltado a Datsue que por proteger a tus compañeros y ser fiel a tu villa, que era ese su camino como ninja... Pero en aquellos momentos, con la pierna en mal estado y hablando de un tema tan personal para ella con un completo desconocido, no supo qué responder a aquello.

No compartía ideales con nadie, se sentía una deshonra para su villa y para sus amigos, y, sin embargo... Allí estaba, dejando que los Kages, los Señores Feudales y todo el público disfrutase de un espectáculo que daban los más jóvenes y de menor rango...

Optó por dejar de pensar, su vista se nublaba al igual que su cerebro, y sus dudas se arremolinaban creando unos pinchazos horribles en su cabeza, además, por mucho que pensase, no encontraba una respuesta a su estado, a sus días sin dormir y a sus ideales.

¡Claro! —exclamó, igual de entusiasmado —. ¡No se me hubiese ocurrido mejor idea!

Pero Eri no contestó con entusiasmo esa vez, después del arrebato sobre hacer algo bueno por el mundo, su cabeza se ausentó de su cuerpo, yéndose a dar una vuelta por el Jardín de Cerezos y dejándola a ella hueca, en los brazos del moreno de Takigakure.

-Yo... - dejó escapar por entre sus labios, quebrándose antes de seguir. Y, sin evitarlo más, comenzó a llorar de forma desconsolada.


RE: La última función - Uchiha Datsue - 15/05/2016

Por Amateratsu, ¡sí que es sensible!

Por segunda vez en el día, Eri empezó a llorar de golpe y porrazo, sin previo aviso, ante un Datsue que no sabía cómo reaccionar. De hecho, ni siquiera sabía porqué lloraba. ¿Habrá sido por mi pregunta de antes? Quizá la obligaron a ser kunoichi... O quizá se acaba de dar cuenta que tampoco ella sirve para ser un ninja. Pff... Quién sabe. A las mujeres no hay quién las entienda.

Vamos, vamos —dijo, dándole un par de golpecillos en el hombro para consolarla. No se le daban muy bien esas cosas, pero trató de hacerlo lo mejor posible. Como ya la tenía medio rodeada con un brazo, la rodeó con el otro y la abrazó, dejando que llorase sobre su hombro—. ¿Qué ocurre, Eri? ¿Es por lo que he dicho antes sobre los shinobis? —preguntó, con voz melosa, mientras trataba de entender lo que le ocurría. A decir verdad, la atracción que sentía sobre Eri estaba decayendo a pasos agigantados. Por un lado era guapa, dulce e inocente. Pero por otro, infantil, muy niña… Casi empezaba a avergonzarse de haber intentado seducirla.


RE: La última función - Uzumaki Eri - 15/05/2016

—Vamos, vamos —Alentó mientras intentaba consolarla dándole un par de golpes en la espalda. Sin embargo, pronto Eri se encontró rodeada de unos brazos, permitiendo a la chica llorar abiertamente en el hombro del Uchiha—. ¿Qué ocurre, Eri? ¿Es por lo que he dicho antes sobre los shinobis?

Tras unos segundos de hipos y llanto, habló despacio, intentando no romper a llorar de nuevo. Ya lo había hecho dos veces ese día y seguramente Datsue comenzaría a pensar que le faltaba un verano o un par de ellos. Anda que vaya educación estaba enseñando... - L-lo siento, Datsue-san, es que soy un poco llorona... - informó, aunque no era una revelación del otro mundo -. Verás... Creo que... Lo que me pasa... Es que pienso que no tengo madera para ser shinobi... - Soltó, aunque el peso seguía en su corazón.

''El primer paso es aceptarlo''

-Quise ser ninja médico para salvar vidas y proteger a los que me rodeaban, pero... La vida de un shinobi es más que eso, es... Acatar órdenes y no cuestionarlas, es acabar con vidas si te lo piden... Es... Pelear con tus compañeros si lo requiere la ocasión - Se llevó la manga a los ojos y se enjuagó en ella. - Y yo no sé si puedo... No sé si puedo acabar con las vidas de los demás, no sé si puedo pelear con la gente de mi propia villa como si no me importase... Es muy... Frustrante - Cerró los ojos con fuerza y puso sus manos en los hombros del chico, alejándose de su cuerpo. -No me merezco que me consueles, soy la deshonra de todo shinobi y de mi villa entera, pero... - ahora le tocó a sus manos cerrarse en un puño con rabia. - Aún así sigo recibiendo órdenes y participando en este torneo, porque es lo único que sé hacer y lo que he querido desde el principio...

Suspiró ante el discurso que acababa de soltar a Datsue y se alejó un poco de él, apoyándose sobre su pie bueno mientras desviaba la mirada, avergonzada por lo que acababa de admitir, pero esa era la verdad, por mucho que doliese.

-Erm... Uhm... ¡Todavía queda mucho del torneo, ya vendremos en otra ocasión a hacer las señales! - Alegó cambiando de tema de forma radical, formando una forzada sonrisa en su rostro.


RE: La última función - Uchiha Datsue - 15/05/2016

Así que para salvar vidas, ¿eh?, pensó Datsue, mientras oía la explicación de Eri. Un noble motivo, desde luego. Mejor que el que tenía yo. De pronto, ella puso las manos sobre sus hombros y se alejó.

No me merezco que me consueles, soy la deshonra de todo shinobi y de mi villa entera, pero... —Sus manos se cerraron en un gesto de rabia—. Aún así sigo recibiendo órdenes y participando en este torneo, porque es lo único que sé hacer y lo que he querido desde el principio...

Datsue suspiró. No sabía si decirle la verdad o mentirle. Aquel día había soltado ya suficientes mentiras como para sonrojar a un embustero, aunque también había tenido su momento de sinceridad…

Suspiró de nuevo.

¿Sabes que creo? —preguntó Datsue, con una pequeña sonrisa—. Creo que eres como los protagonistas de las novelas de fantasía que suelo leer. Al principio son débiles, tan insignificantes que ni siquiera creen en si mismos… Pero en su interior guardan una fuerza superior al resto, oculta. Creo que tu fuerza reside en tu bondad. En ese noble objetivo tuyo de querer salvar y proteger a los demás. Y, creo... No, estoy convencido—se corrigió—, de que al final conseguirás convertir esa bondad tuya en fuerza. Y entonces serás más fuerte que nadie —afirmó, y su sonrisa se ensanchó—. Obviamente, te queda un camino largo que recorrer. Estás al principio de la novela, como quién dice. Caerás. Incontables veces. Pero con caída te levantarás, cada vez más fuerte, y un día, recordarás con nostalgia estos días. Porque te parecerá gracioso que dudases tanto de ti.

»Y sí, estoy convencido de que ahora piensas que lo digo para consolarte. Simples palabras bonitas. Pero, ¿sabes por qué lo sé?
—Datsue se inclinó hacia ella y fijó sus ojos sobre los suyos, a apenas centímetros de distancia—. Porque lo veo. Porque veo esa fuerza en ti. Y créeme —se llevó el dedo índice a la sien, y su reluciente Sharingan se activó, mostrando dos aspas alrededor de la pupila—, mis ojos no me engañan. Nunca lo han hecho.

¿Cómo se le llamaba a esto? Ah, sí, ya me acuerdo… Mentira piadosa. Bueno, al menos eso está bien visto en la sociedad, ¿no? Datsue esbozó una disimulada sonrisa, mientras se echaba de nuevo hacia atrás y esperaba la respuesta de Eri. Lo que sí es preocupante ha sido mi discurso improvisado. Muy por debajo del nivel que puedo dar. Para la próxima tengo que echarle más salsa, más picante… Quizá sazonarlo con el esfuerzo… Sí, ese rollo de la fuerza de la voluntad y nunca rendirse nunca pasa de moda. En fin, espero que al menos mi truquito del Sharingan haya maquillado el resto. Ese as siempre me funciona cuando lo muestro, especialmente con las chicas…


RE: La última función - Uzumaki Eri - 16/05/2016

¿Sabes que creo? —preguntó Datsue, con una pequeña sonrisa—. Creo que eres como los protagonistas de las novelas de fantasía que suelo leer. Al principio son débiles, tan insignificantes que ni siquiera creen en si mismos… Pero en su interior guardan una fuerza superior al resto, oculta. Creo que tu fuerza reside en tu bondad. En ese noble objetivo tuyo de querer salvar y proteger a los demás. Y, creo... No, estoy convencido de que al final conseguirás convertir esa bondad tuya en fuerza. Y entonces serás más fuerte que nadie —afirmó, y su sonrisa se ensanchó—. Obviamente, te queda un camino largo que recorrer. Estás al principio de la novela, como quién dice. Caerás. Incontables veces. Pero con caída te levantarás, cada vez más fuerte, y un día, recordarás con nostalgia estos días. Porque te parecerá gracioso que dudases tanto de ti.

»Y sí, estoy convencido de que ahora piensas que lo digo para consolarte. Simples palabras bonitas. Pero, ¿sabes por qué lo sé?
El chico se inclinó y fijó sus ojos oscuros sobre los verdosos de la muchacha, haciendo que la chica comenzase a coger color en sus mejillas—. Porque lo veo. Porque veo esa fuerza en ti. Y créeme en un momento, el Sharingan que portaba el Uchiha se activó, y, al igual que el Uchiha que ya conocía, tenía en él dos aspas—, mis ojos no me engañan. Nunca lo han hecho.

Sus piernas temblaron, y en conjunto, su corazón se estremeció dentro de ella. Las palabras de Datsue acababan de dar justo en el blanco que era uno de los músculos más importantes de su cuerpo. Así, de sus labios se escapó un suspiro largo, intentando dejar que el sentimiento de tristeza se escapara por ellos tras el no-consuelo -palabras de él - que el Uchiha le acababa de dar... Si era sincera, no mucha gente le había dicho algo así, ni similar, ni bonito, bueno, quizás sí pero no tan alentador ni dulce, eso desde luego. Después sus labios se cerraron y se curvaron en una tímida sonrisa, que dedicó al muchacho.

Sin embargo, por mucho que intentara olvidarse de todo aquello, esos pensamientos seguían subidos a su espalda, y tendría que enfrentarse a ellos ella sola.

-Datsue-san... - Llamó. -Ese discurso ha sido muy bonito. - Afirmó cerrando los ojos mientras su sonrisa se ensanchaba, girando la cabeza un poco de forma repentina, acentuando su emoción. -Es una de las cosas más alentadoras que me han dicho, y... Bueno, me has hecho sentir mejor. - se llevó su dedo índice de la mano izquierda al moflete, rascándose con un poco de nerviosismo. -¡Muchas gracias! - Y, de pronto, se tiró encima de él para agradecerle con un abrazo, envolviendo el cuerpo del Uchiha con sus cortos brazos.

''Creo que podría hacerle caso... ¿No? Después de todo solo son unas palabras de aliento, la que tengo que llevarlo a cabo soy yo...''


RE: La última función - Uchiha Datsue - 16/05/2016

-Datsue-san... - Llamó. -Ese discurso ha sido muy bonito. - Afirmó cerrando los ojos mientras su sonrisa se ensanchaba, girando la cabeza un poco de forma repentina, acentuando su emoción. -Es una de las cosas más alentadoras que me han dicho, y... Bueno, me has hecho sentir mejor. - se llevó su dedo índice de la mano izquierda al moflete, rascándose con un poco de nerviosismo. -¡Muchas gracias! - Y, de pronto, se tiró encima de él para agradecerle con un abrazo, envolviendo el cuerpo del Uchiha con sus cortos brazos.

Datsue, sorprendido, recibió el abrazo y la envolvió con una mano, mientras con la otra se rascaba la nuca.

Vaya… No es nada —respondió, contento de que su discurso hubiese funcionado. Lo cierto es que no estaba mal eso de ayudar a las personas, especialmente cuando te agradecían el gesto de aquella forma. Especialmente cuando era una chica tan mona como Eri. Ahora sólo esperaba que la muchacha no perdiese la vida en algún combate por un arrebato de optimismo al recordar sus palabras—. Por cierto, ¿qué tal ese pie? —preguntó, cuando se separaron del abrazo. Luego frunció el ceño—. Oye… Si eres médico, ¿por qué no te lo curas? —inquirió el Uchiha, que hasta aquel momento no se había dado cuenta de aquel pequeño detalle.

Pocos segundos después, el aletear de una bandada de pájaros los sorprendió a ambos. El Uchiha alzó la cabeza para ver como cruzaban el vasto cielo de forma desorganizada, como si hubiesen sido asustados por algo.

Casi al mismo tiempo, una ráfaga de aire proveniente del primer desvío a la derecha, el que era estrecho y con maleza, sacudió las ropas de ambos y azotó los cabellos de Eri mientras traía consigo un peculiar sonido. Al principio, ambos pensaron que se trataba del característico silbido del viento. Pero a medida que escucharon y afinaron los oídos, pudieron distinguir un segundo sonido encubierto, parecido al quejido de una voz…


RE: La última función - Uzumaki Eri - 17/05/2016

Vaya… No es nada. Por cierto, ¿qué tal ese pie? —preguntó, cuando se separaron del abrazo. Luego frunció el ceño—. Oye… Si eres médico, ¿por qué no te lo curas? —inquirió el Uchiha.

''¿Cómo no se me habría ocurrido antes? si es que estoy alelada.'' Se reprendió mentalmente la joven mientras se llevaba la palma de la mano a la frente, golpeándose de forma suave y un tanto cómica mientras cerraba los ojos. Saltando sobre su pierna buena se alejó un poco de Datsue y se sentó en el suelo, dejando que sus manos, a escasos centímetros de su pie afectado, emanasen un aura verdosa que poco a poco fue sanando el dolor que sentía en aquella zona. ''Bueno, creo que así estará bien...''

Aunque era mejor la práctica que la teoría, por eso rápidamente se puso de pie y notó como cuando plantaba el pie sobre la tierra firme ya no le dolía prácticamente nada. ''Já, al menos sí que sirvo para ninja médico.'' Se felicitó internamente mientras se acercaba al chico de nuevo.

Sin embargo, Eri no pudo articular palabra ya que el sonido de las alas de una cantidad considerable de pájaros se escuchó, y Datsue alzó la mirada para observar a las aves, cosa que Eri imitó, cercionándose de que aquellos animales habían salido volando de una forma anormal, desorganizada; como si algo hubiese... ''Pero... ¿Qué?'' La peliazul iba a abrir la boca de nuevo, pero una ráfaga de aire de uno de los desvíos erróneos para los Dojos apareció para golpear a ambos shinobi.

Aunque el viento no era problema para la joven ya que era proveniente de Uzushiogakure, algo la hizo temblar, y no de frío precisamente.

Un sonido, aunque se podría haber confundido con el silbido del viento, pocos instantes después se podía distinguir - aunque de forma difícil - un sonido, un quejido, algo... Algo que no le daba buenas vibraciones.

-Datsue-san... - Susurró con una voz apenas audible, teniendo que romper el silencio. -¿Qué... Es eso? - Preguntó mientras sus cabellos se estremecían a la merced del viento.


RE: La última función - Uchiha Datsue - 17/05/2016

La piel se le puso de gallina. Fuese lo que fuese, no tenía pinta de ser nada bueno.

Por suerte, la ráfaga de viento cesó y se llevó consigo el inquietante aullido, dejando a ambos shinobis en un silencio sepulcral. Quizá demasiado sepulcral.

-Datsue-san... - Susurró con una voz apenas audible, teniendo que romper el silencio. -¿Qué... Es eso?

¿Hmm? —murmuró, cambiando el peso de una pierna a otra—. ¿El qué? Yo no he oído nada… —respondió, haciéndose el loco.

Sólo le faltaba que ahora tuviese que hacer de héroe delante de Eri, y más después del discursito motivador que le acababa de soltar. Con suerte, la kunoichi dejaría pasar el tema y proseguirían su marcha hacia los Dojos...


RE: La última función - Uzumaki Eri - 21/05/2016

El viento paró y la voz, o lo que quiera que fuese voló con él.

¿Hmm? —murmuró, cambiando el peso de una pierna a otra—. ¿El qué? Yo no he oído nada… Respondió el Uchiha, pero... ¿Cómo era posible que ella si hubiese escuchado ese murmullo lejano? ¿Estaría volviéndose loca por el Torneo? ¿Kazuma le había pegado sus poderes de escuchar las voces de las cosas? No... No creo que por el corte de un shuriken demasiado grande le pudiese traspasar semejante poder.

Estupideces a parte.

Eri sentía que ese aullido era real, y algo, quizás su curiosidad, o sus ganas de ayudar a la gente en apuros, quería ir a curiosear y descubrir qué era aquello, si era un producto de su imaginación o si de verdad alguien se encontraba en peligro y necesitaba urgentemente a alguien para socorrerlo. Igualmente, su curiosidad era más latente que el miedo que su corazón le transmitía a cada latido.

-Creo... Que deberíamos a ir a mirar, aunque no estemos de servicio... ¿No es nuestro deber? - cuestionó al moreno. Aunque estuviese muriéndose por la curiosidad, tampoco quería ir a morir sola. ''Con Ayame pasó lo mismo y casi nos matan a las dos, ¡y a mí primero!''


RE: La última función - Uchiha Datsue - 23/05/2016

Creo... Que deberíamos a ir a mirar, aunque no estemos de servicio... ¿No es nuestro deber?

Datsue alzó una ceja.

De hecho creo que no —respondió el Uchiha, que sin embargo, tan bien empezaba a sufrir el famoso mal de la curiosidad—. En todo caso, sería el deber de un samurái. Pero, ¿de un shinobi? —Datsue dejó la pregunta en el aire. En realidad, no tenía clara la respuesta.

Por otro lado, ¿qué perdía con ir a ver lo que había ocurrido? Si la cosa se tornaba peligrosa, el Sunshin no Jutsu estaba a un sello de mano, y quizá se encontrase con algo interesante. Miró el camino del que había provenido el grito, pensativo.

Está bien, vamos —dijo de pronto, adelantándose—. Pero permanece detrás de mí. No quiero que te pase nada, y menos a días de la Semifinal.Oh, ¡qué intrépido! ¡Qué arrojo! ¡Qué caballero tan galante! ¿Me habré ganado ya un beso? Giró la cabeza y le guiñó un ojo. Jojojo. ¡Y ahí va el dardo directo al corazón! ¡Qué maestría! ¡Qué arte! ¡Ni Genji Monogatari en sus mejores tiempos!

El camino de tierra, tan estrecho que apenas podían caminar dos personas de forma paralela sin arañarse por el tojo que trepaba por los árboles y la maleza, ascendía en forma de sinuosas curvas durante un buen trecho. Luego, poco a poco, volvió a allanarse, y el camino se bifurcó. Los shinobis podían seguir en línea recta o girar en noventa grados a la izquierda.

¡Por Amateratsu! —exclamó de pronto Datsue, echando a correr. Siguió por el camino recto, saltó por encima de una charca que se había formado en una pequeña hondonada del camino y llegó hasta lo que había visto a lo lejos. Un hombre, en apariencia de unos sesenta años de edad y sin pelo, estaba recostado contra un árbol. Más que recostado, lo que estaba era sujetado en él, como el cuadro en la pared se mantiene gracias a un clavo. El clavo, en este caso, era una lanza de casi dos metros, que le atravesaba el pecho y se incrustaba contra el tronco.

Un reguero de sangre corría por la túnica vieja del anciano, formando un charco sobre sus pies. El Uchiha se acercó más y vio que, aunque débilmente, todavía respiraba. De hecho, ahora que se fijaba mejor, la lanza no le había atravesado el pecho, sino el hombro.

¡Por Amateratsu! —volvió a exclamar, mirando a un lado y a otro en busca de un peligro inminente. Pero aparte de los árboles, los matorrales y los tojos, no vio nada que le llamase la atención.


RE: La última función - Uzumaki Eri - 25/05/2016

De hecho creo que no. En todo caso, sería el deber de un samurái. Pero, ¿de un shinobi?

Eri sentía algo contradictorio, por una parte, la negativa del Uchiha era vía libre para volver a los Dojos y no preocuparse nada más allá que de sus propios problemas, sin muertos, más Uchihas sin ojos y cúpulas extrañas, por otra parte; su curiosidad quería descubrir qué era, auxiliar a aquella persona que pedía ayuda en la lejanía... Y mientras la peliazul debatía en su interior, Datsue al parecer cambió de opinión.

Está bien, vamos —dijo de pronto, adelantándose—. Pero permanece detrás de mí. No quiero que te pase nada, y menos a días de la Semifinal.

Las mejillas de la joven de Uzushiogakure se colorearon de carmesí de nuevo, y cuando Datsue viró su cabeza para guiñarle un ojo, desvió la mirada a otra parte. Pero, ¿por qué? ¡Si incluso se estaba poniendo nerviosa! ''Tranquilidad, Eri, es Datsue, ese chico que acabas de conocer'' Sí, vale, era un desconocido, pero del género masculino, y uno no tan desagradable a la visión, sin embargo... Eri solo había visto a un chico de verdad... ¿En Kazuma? ¿Nabi? Bueno, Nabi no, Nabi tenía un problema en su amor por la villa, y Juro quedaba descontado al ser tan pequeño... ¡Si es que parecía su hermano menor!

Así que... En resumen, tenía todo su derecho a sonrojarse ante Datsue.

Antes de seguir perdida en su cabeza, la pequeña siguió al muchacho tal y como éste le había señalado. El camino era estrecho, pero al andar uno delante del otro podían pasar sin duras complicaciones, lo malo eran las curvas que no lograba ver quizá por el paso de Datsue, incluso a veces casi podía haber jurado danzar hacia uno de los árboles o arbustos que decoraban los lados de la caminata por no haber visto el desvío.

¡Ay! — Chilló de pronto la joven ante la exclamación del takigakureño, que comenzó a correr. Eri lo siguió lo más rápido que pudo - o mejor dicho, lo que le prestaban sus piernas - hasta que llegó al lado de Datsue, cuando éste paró frente al lugar que parecía que le había llamado la atención. Posó su vista en el muchacho, sin embargo, su cabeza fue girándose lentamente, observando como un hombre estaba recostado contra un árbol. Todo parecería normal si el hombre, en verdad, no estuviese sujeto al árbol por una lanza que, por suerte, no le había atravesado el pecho, sino el hombro, por lo cual su respiración, que aunque débilmente, todavía seguía allí y no se había escapado del hombre.

Eri se mordió el labio inferior y esperó unos segundos, los cuales Datsue tomó por exclamar algo de nuevo y observar a los lados, peor la chica no pudo esperar más y se lanzó a socorrer al herido. No podía tomar precauciones teniendo a una persona herida frente a ella que requería de su atención, por mínima que fuese, él la necesitaba. Se arrodilló al lado del hombre y acercó ambas manos, temblorosas, a la lanza. ''Con este tembleque no voy a llegar muy lejos... Y lo peor es que la lanza atraviesa su hombro... Mi chakra no va a hacer mucho aquí... Lo mejor sería quitarle la lanza, tratarle un poco y llevarlo a un hospital... ¡Ay Kami! ¿Cómo? ¿Por qué?''.

Miró a Datsue de reojo, antes de poner las dos manos sobre el cuerpo de la lanza y tirar suavemente de ella, intentando quitársela sin provocarle más dolor, pero viendo que no conseguía nada, suspiró frustrada. — ¡Datsue-san, ayúdame! No puedo sacarla... — pidió.


RE: La última función - Uchiha Datsue - 26/05/2016

Con un sello estoy a leguas de aquí. Que digo un sello, ¡con medio sello! Solo tengo que hacerlo y en un santiamén estaré tranquilamente en el sofá del hotel. Sí, sólo tengo que…

¡Datsue-san, ayúdame! No puedo sacarla...

¿Eh? —se fijó en como Eri trataba de sacar la lanza—. Ehmm… ¡Claro, claro!

Resignado, se llevó las manos a la lanza y dio un fuerte tirón... No se movió.

Veamos… —Se apoyó con un pie en el tronco, concentró fuerzas y… Sus músculos se tensaron como cuerdas a punto de estallar, pero la lanza permaneció en su sitio, sin ceder—. Imposible —dijo, con voz entrecortada por el esfuerzo. Quizá si moviese la lanza de un lado a otro fuese más fácil, pero es implicaba empeorar todavía más la herida de aquel pobre hombre—. Un momento… —dijo de pronto—. ¿Para qué quieres quitarla del árbol?

Ahora que caía en ello, había visto aquel tipo de herida cientos de veces. En los libros que leía, eso sí. Libros que relataban como el protagonista de turno era alcanzado por una saeta en pleno hombro. Haciendo memoria, siempre se la quitaban de la misma forma: partían la asta por el lado de la pluma y se arrancaban la fecha siguiendo la dirección de la punta. Tenía su lógica: arrancarlo por el lado contrario sólo haría más daños en la propia herida. Y a términos genéricos, una lanza y una flecha son lo mismo.

Lo que hay que hacer es partir la lanza lo más cerca posible de la herida, y después sacarle a él. ¿No? —preguntó, sin estar del todo seguro. Después de todo, era ella la especialista.


RE: La última función - Uzumaki Eri - 27/05/2016

Datsue escuchó sus plegarias y el chico, no sabía si decidido o no, llegó para socorrerla. Pero la lanza era más terca de lo normal - bueno, o no, nunca había lidiado con lanzas, ni con flechas, ni con nada de eso, ¡estaban en tiempos de paz donde la gente solo se caía de los árboles! ¡Nadie se tiraba lanzas y flechas, y tampoco se pegaban con mazas!

Un momento… —dijo de pronto—. ¿Para qué quieres quitarla del árbol?

¿Eh? — Ahora la que hacía gala de ensimismamiento era ella, luego reaccionó. —¿Cómo que por qué?—Preguntó frunciendo el ceño. —Para llevarle a un hospital, o a un médico, ¡obviamente!

Se estaba muriendo ahí, ¿quién era para preguntarle para qué quería? Aunque ella fuese ninja médico, tampoco era una experta, era una ninja médico del montón, pero del montón montón, y una de las que se encontraban abajo del todo, siendo aplastada por los demás ninjas médicos del montón. El caso, ¡había que asegurarse que el hombre salía con vida de allí!

Se acercó para quedar cerca del hombre y de Datsue, cuando éste último volvió a hablar.

Lo que hay que hacer es partir la lanza lo más cerca posible de la herida, y después sacarle a él. ¿No? —preguntó.

''Puede ser, no lo sé, ¡estúpidas lanzas! En ningún libro salía algo así, o quizás sí pero esa parte me la salté sin querer... ¡Había mucha letra!'' Ya saldaría cuentas con los libros de su abuelo, ahora lo mejor era hacer caso a Datsue, que parecía tener más idea de lo que hacer que la huérfana de cabellos azulados. Aunque no se inmutó, vaya, al parecer le permitía hacer el trabajo a ella. ''Sé ninja médico para esto, en serio, en mi otra vida seré pastelera.''

Se acercó y comprobó que el hombre aún respiraba, luego suspiró mientras posaba una de sus manos lo más cerca del pedazo de lanza que estaba en la herida, y, a la otra le transmitió chakra lentamente, intentando relajarse en su interior. En su mente, algo parecido a un reloj se había instaurado, y cuando pitó, soltó el canto de su mano izquierda sobre la madera, haciendo que ésta se rompiese y, a su vez, se rompiese más y más. La fuerza, sin embargo, hizo que la parte metálica de la lanza se inclinase hacia arriba, logrando que el hombre soltase un quejido de dolor, haciendo a Eri temblar de miedo. ''Mierda... Ay, ay, no, no quiero...''

Vale... Ahora te toca a ti sacarle a él, eres más fuerte que yo... — Intentó excusarse, pero en verdad lo que quería era que fuese él quien le sacase y no ella. No quería causar más daños!


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