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Una final inesperada - Versión para impresión

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RE: Una final inesperada - Aotsuki Ayame - 30/06/2016

—A nosotros no, desde luego. Porque, ¿qué podríamos hacer nosotros, un simple par de recién graduados, verdad? —respondió Kaido, con gesto resignado—. De todas formas, me alegra tener a una líder tan resolutiva como Yui. Se puede decir que la admiro, y eso es mucho pedir para un tipo como yo.

No podía negar aquella afirmación. Incluso Ayame se había visto sorprendida de que, alguien tan prepotente como era Kaido, fuera capaz de admirar a alguien. Parecía que era una emoción que no le debía corresponderle. Después de todo, ¿a quién podía idolatrar un tiburón? Estaba a punto de responder cuando su compañero de aldea pegó un par de tragos de una cantimplora que llevaba consigo y después la dejó sobre la mesa.

Su corazón pareció olvidarse de latir momentáneamente cuando sus ojos distinguieron el símbolo del clan Hōzuki en sus paredes.

«Él también es... ¿un Hōzuki?» Se preguntó, horrorizada, mientras su mente repasaba a toda velocidad todos los datos que conocía sobre Kaido. ¡Con razón era capaz de respirar bajo el agua! ¿Cómo no había caído en la cuenta antes? ¿Sería entonces parte del grupo de Hōzuki que trataron de secuestrarla? ¿Los conocería siquiera? Era cierto que Kaido no llevaba una máscara como ellos, pero también era posible que no la llevara consigo para ganarse su confianza y después...

—Aún no he podido conocerla en persona. Imagino que tú sí, ¿no?

Fue la voz del mismo Kaido la que la sacó de sus terroríficos pensamientos. Y Ayame brincó, sobresaltada.

—¿Eh? ¿Qué? —preguntó, y su voz sonó notablemente más aguda de lo que debería haber sido normal. Ayame era consciente de ello, y por eso trató de mantenerse firme en su posición para no reflejar el repentino miedo que la había invadido. Era inútil, en un gesto inconsciente sus manos jugueteaban inquietas entre sí—. Yo... bueno... pues... en realidad no. Las únicas veces que he visto a Yui estaba viendo en realidad a... su sustituta...

No pudo evitar dirigir la mirada hacia un lado de la calle. Buscaba con ansia una vía de escape y una excusa que sonara lo suficientemente creíble para abandonar el lugar.


RE: Una final inesperada - Umikiba Kaido - 3/07/2016

El tiburón no pudo comprender el exhalto de su acompañante. Le observó con cara de extrañado y contemplo su alrededor como quien busca una excusa para semejante y obvia reacción. Es que tenía un moco rondándole las mejillas o acaso una Paloma le había cagado el pelo?...

Pero todo estaba igual. Ella finalmente logró recomponerse, y entre balbuceos; respondió. Admitió tímidamente que si que había visto a la que todos creyeron alguna vez que se trataba de la Yui real. Claro, ahora era obvio; el rostro público de la Arashikage no era el verdadero. Pero si imponente, co porte amenazador y lleno de fortaleza. Había escogido bien.

Sin embargo, aquello ya no era de interés para el tiburón. Sólo quería saber el por que de su reacción.

—Estas bien? —indago, jocoso—. parece que has visto un fantasma.


RE: Una final inesperada - Aotsuki Ayame - 4/07/2016

—Estas bien? —La pregunta de Kaido la sobresaltó. Sin embargo, lo que debería haber sido una pregunta inocente, para ella fue absolutamente terrorífica cuando volvió la mirada hacia él y se encontró con la afilada sonrisa del tiburón. Nunca su gesto se le había antojado tan amenazante...—. Parece que has visto un fantasma.

Todo rastro de color terminó por desaparecer del rostro de Ayame. Sus ojos volvieron inevitablemente a la cantimplora y su símbolo grabado, y después volvieron al rostro de Kaido.

—N... n... no... yo... —balbuceó, casi de manera incomprensible, y se agarró ambas manos, tratando de controlar el temblor que le había invadido repentinamente—. Y... y... yo... creo que... me he olvidado... de... sí... eso... ¡Lo siento!

El pánico pudo con ella. En un abrir y cerrar los ojos, Ayame se había dado la vuelta y había echado a correr como alma que llevaba el diablo. ¿Alguna vez había corrido tan rápido? Ni ella misma podía estar segura de aquello. Y en esos momentos ni siquiera podía pensar en ello. Tan sólo quería huir de aquel lugar. Alejarse de Kaido. Todo lo que sus piernas le permitieran.

Pero era bien consciente de que Kaido era un compañero de su misma aldea. Y que sería inevitable que terminaran encontrándose de nuevo en cualquier momento. Para entonces debería estar preparada. Porque si de verdad era un Hozuki como ella, y estaba de parte de aquel grupo que pretendía controlar su poder, el peligro que la acechaba era mucho más grande de lo que había imaginado en un principio.

¿En qué momento se le ocurrió confiar en la clemencia de un tiburón?


RE: Una final inesperada - Umikiba Kaido - 3/08/2016

La Jinchuriki de la lluvia palideció de forma instantánea y su rostro se asemejó en segundos al de una mujer descompuesta. Kaido pensó que o terminaría por vomitarle encima; o por el contrario, se desvanecería en el aire como si de un acto de magia se tratase. Pero para su suerte nada de aquello sucedió, aunque sí le secundó una reacción que el tiburón de Amegakure no pudo comprender ni con la más mínima claridad.

Él no había hecho nada. No había movido sus manos, no se había levantado del asiento. Nisiquiera le había hablado de mala gana, pero aún así...

—N... n... no... yo... —balbuceó, casi de manera incomprensible, y se agarró ambas manos, tratando de controlar el temblor que le había invadido repentinamente—. Y... y... yo... creo que... me he olvidado... de... sí... eso... ¡Lo siento!

«¿Pero qué diablos te sucede, mujer?» — y su dubitativa secundó finalmente lo esperado.

El débil lirio salio corriendo despavorido hacia la primera dirección que encontró disponible. El pez no tuvo ni tiempo de reaccionar, y aunque lo tuviese; no es que le importase demasiado recibir una explicación por parte de la pequeña y dulce Ayame. Pero estaba claro que él tenía algo de culpa, aunque la pregunta radicaba en el "por qué".

De cualquier forma, ya estaba acostumbrado a ese tipo de conductas por parte de su compañera. Y era por esa razón que no la creía capaz de ganar el jodido torneo.

Pero quién sabe, quizás terminaba sorprendiéndolo. Después de todo, como dice el dicho: por la boca muere el pez


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