Cielo azul, nubes rojas - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Base de datos del rol (https://ninjaworld.es/foro-base-de-datos-del-rol) +--- Foro: Historia, acontecimientos y ambientación (https://ninjaworld.es/foro-historia-acontecimientos-y-ambientacion) +---- Foro: Tramas pre-reset 2017 (https://ninjaworld.es/foro-tramas-pre-reset-2017) +---- Tema: Cielo azul, nubes rojas (/tema-cielo-azul-nubes-rojas) |
RE: Cielo azul, nubes rojas - Uchiha Akame - 24/07/2016 Una sonrisa de satisfacción se dibujó en el rostro de Anzu cuando vio llegar a su compañero, tan puntual como cortés. Los shinobi se encaminaron hacia las enormes puertas de madera que daban salida a la Villa cuando uno de los guardias les abordó antes de que pudieran salir. Anzu no se preocupó, porque sabía que era un procedimiento rutinario; el propio nombre —Aldea Oculta de la Cascada— lo indicaba. No se podía estar entrando y saliendo porque sí, de lo contrario, todo el mundo sabría dónde estaba Takigakure no Sato. —Algo así, socio —contestó la Yotsuki, aunque al darse cuenta de que el rango de aquel tipo era superior al suyo, no tardó en acompañar sus palabras de una breve inclinación de cabeza—. Necesitamos transmitirle cierta información a Kawakage-sama, con cierta urgencia, y nos han indicado que ahora mismo se encuentra en cierto lugar. Así que, ciertamente, hacia allí vamos. Tan pronto terminó de hablar, la chica se dio cuenta de la cantidad de veces que había utilizado 'cierto'. «Qué raro, demonios, hoy me siento un poco... cierta», pensó la kunoichi. Luego rió por lo bajo y decidió no darle más importancia. Tenían una misión de relevancia nacional que cumplir. RE: Cielo azul, nubes rojas - King Roga - 24/07/2016 Ambos shinobis caminaron hasta la entrada de la aldea, sin embargo el Takanashi se sentía un poco extraño con el asunto. Uno de los guardias les dirigió la palabra y eso avivió sus sospechas. Mientras Anzu se encargaba de informarle de manera superficial sus planes al vigilante él estaba parado de brazos cruzados mientras dilucidaba sobre las intenciones de la recepcionista. "Normalmente los permisos para salir los da el propio Kawakage, en todo caso la anciana debía saber que no nos iban a dejar salir si ella misma no nos daba una autorización o algo" Ya le había extrañado que la señora se pusiera a cooperar con tanta facilidad, demasiada buena suerte y él no es precisamente de las personas con suerte. Escuchó lo que fuera que fueran a decir y entonces colocó su mano en el hombro de la kunoichi. —Anzu-chan, espera por favor. El Takanashi caminó hasta los guardias y los encaró mirándolos fijamente. —Alguien nos informó que Yubiwa-sama había salido esta misma misma mañana ¿Eso es verdad?— Dijo mientras enarcaba una ceja —¿O es que acaso ese alguien nos ha querido ver la cara de tontos?— Añadió. RE: Cielo azul, nubes rojas - Amedama Daruu - 25/07/2016 El guardia de la puerta levantó una ceja frente al atrevimiento de Anzu, que le había llamado socio, aunque luego la muchacha reparó la situación. Pero cuando explicó a lo que iban, la ceja volvió a levantarse. Tatsuya se acercó también, con la mirada fija, clavada como una estaca en él. Tanto que daba hasta un poco de miedo. Si no hubiera sido por su buena educación, de seguro habría pensado que iba a atacarle, o algo así. El chunin escuchó también a Tatsuya y luego se echó a reír. —Ay, ay, no me lo puedo creer... Perdonad, chicos, es que... —explicó—. ¿Es la primera vez que intentáis reuniros con él, cierto? Acostumbra a decirle a esa vieja secretaria que no deje pasar a nadie mientras se dedica a holgazanear cuando no le apetece recibir a nadie. RE: Cielo azul, nubes rojas - Uchiha Akame - 26/07/2016 —Ay, ay, no me lo puedo creer... Perdonad, chicos, es que... ¿Es la primera vez que intentáis reuniros con él, cierto? Acostumbra a decirle a esa vieja secretaria que no deje pasar a nadie mientras se dedica a holgazanear cuando no le apetece recibir a nadie. A la Yotsuki se le cambió la cara. De un respetuoso gesto militar con un shinobi de rango superior, su rostro pasó a la incredulidad más basta, y luego a simple ira. Entrecerró los ojos, que refulgieron con rabia, y apretó los dientes. La cicatriz que cruzaba su boca se encogió, y por un momento pareció haber sido una herida menos grave. «No puedo creer que el puto Kage de esta Aldea tenga por costumbre hacer algo así... Este tío tiene que estar vacilándonos, sí, debe ser eso». No lo era. Anzu escudriñó el rostro del chuunin, intentando en vano dilucidar si era él en realidad el que les estaba tomando el pelo. No lo parecía. —Vaya, eso es... Inesperado —respondió, haciendo hincapié en la última palabra—. En cualquier caso, gracias por el aviso. —agregó, con una diligente inclinación de cabeza. Se dio media vuelta sin siquiera mirar a su compañero. En aquellos instantes estaba tan furiosa que ni siquiera pensó que el chuunin les hubiera mentido. No conocía mucho al Kawakage —de hecho, jamás había cruzado palabra con él— pero a partir de lo que Hida le había contado de él, Senju Yubiwa parecía la clase de persona que vacilaría a dos pipiolos sólo porque fuera entretenido. Así se dirigió, a paso rápido y todavía con la pequeña mochila a cuestas, hacia el Edificio del Kawakage, maldiciendo por lo bajo y entornando los ojos con rabia de tanto en tanto. RE: Cielo azul, nubes rojas - King Roga - 26/07/2016 Mientras el chunin se carcajeaba víctima del ataque de risa Tatsuya siguió observándolo sin inmutarse, pero en el fondo hubiera querido decirle un par de cosas. Lo de la mentira de la secretaria ya se lo esperaba, lo sospechaba desde antes y lo único que había hecho era confirmarlo. Sin embargo la escándalosa burla del guardia le molestaba en demasía pues él no le veía la gracia al asunto. La Yotsuki se mantuvo estoica y agradeció al vigilante mientras se echaba de regreso al edificio, el espadachín tendría que hacer lo mismo. —Disculpe las molestias ocasionadas, me retiro— Reverenció y se giró sobre sus talones para alcanzar a la peliblanca. Estaba enojado, pero el lo canalizaba de distinta forma. Ahora le preocupaba lo que tendrían que hacer; no le agradaba la idea de enfrascarse en una discusión a gritos con la encargada del edificio, seguramente les pondría pretexto tras pretexto y no llegarían a nada. Pensó que el Kage lo hacía por safarse de posibles nimiedades que algún genin le fuera a contar, pero lo que ellos tenían que decirle era asunto delicado. "Debí haberlo imaginado" Tatsuya aceleró el paso para ponerse a la par de su compañera, a simple vista se le notaba que estaba furiosa y difícilmente podría decirle algo para calmarla, pero debía intentarlo. —Anzu-chan, entiendo como te sientes, pero hay que pensar lo que vamos a decir— La verdad le daba un poco de miedo la reacción que fuera a tener la kunoichi —Mi padre dice que para hablar con Senju-sama hay que tener un trato "especial". Además dudo que la anciana vaya a prestarnos atención— Añadió mientras una gota de sudor rodaba por su frente. ----Tengo una idea, pero dudo que resulte bien— Si querían hablar con el Kage los métodos normales podrían no ser efectivos, la única manera de lograrlo era... —Que uno de nosotros vaya a distraer a la secretaria mientras el otro se mete a la oficina del Kawakage— Sonaba loco, pero tratándose de Yubiwa hasta podría ser poco. RE: Cielo azul, nubes rojas - Uchiha Akame - 26/07/2016 La pareja de ninjas caminaba por las calles de Takigakure, deshaciendo el camino que habían recorrido en vano gracias al peculiar sentido del humor de Yubiwa. Anzu andaba a paso apresurado, visiblemente molesta y refunfuñando por lo bajo. Tatsuya, en cambio, hacía gala una vez más de su paciencia y saber estar, intentando calmar a su compañera de líos. Ella se limitaba a escuchar las palabras del gennin sin decir nada a cambio, porque sentía que un volcán estaba entrando en erupción en su estómago y podría vomitar lava si llegaba a abrir la boca. Sin embargo, cuando Tatsuya le expuso su pequeño plan, la Yotsuki se detuvo en seco. Estaban a apenas un par de calles del Edificio del Kawakage. —No pienso dejarte fuera de esto, Tatsuya-san —replicó, estoica—. Tienes tanto derecho como yo a comunicar esta información a Senju-sama. Cierto, era un asunto urgente que habían comunicado con demasiada tardanza, y probablemente más que una condecoración, fuese un buen castigo lo que les esperase. Aun así, y precisamente por la gravedad del asunto, Anzu creía que facilitar esa información al Kawakage era todo un honor. Y, como buena compañera que era, no pensaba robárselo a Tatsuya así como así —ni siquiera con su consentimiento—. —Tengo una idea mejor —añadió, mesándose el mentón con gesto teatral—. Entramos ahí y pasamos olímpicamente de esa vieja chocha y mentirosa. Y sin esperar contestación de su colega shinobi, reanudó la marcha hacia el Edificio, donde pensaba ejecutar su simple —y, a sus ojos, efectivo— plan. RE: Cielo azul, nubes rojas - King Roga - 26/07/2016 La kunoichi no planeaba dar el brazo a torcer, y tampoco planeba darle a su compañero la oportunidad de hablar, lo dejó con la palabra en la boca y un resignado Tatsuya se limitó a suspirar para luego seguirla. "De esto no puede resultar nada bueno" A él poco le importaba si era él quien le decía o no, pero al menos uno de ellos debía decírselo. Igual agradecía el gesto de la peliblanca de no dejarlo atrás, lo mejor que podía hacer para compensarla era compartir el posible castigo que se les vendría encima. Sin embargo no creía que la anciana fuera a dejarlos pasar, no señor. Por muy inofensiva que se viera el Takanashi tenía la certeza de que sus habilidades podrían ser tan terroríficas como su carácter y eso le incomodaba. Al final acompañó a la kunoichi sin rechistar, le tenía más miedo a la Yotsuki que a la propia secretaria. La rabia que tenía antes se tornó en preocupación mientras subían las escaleras del edifcio —de nuevo—, pero no le quedaba de otra. En todo caso, si algo salía mal aún tenía el plan B, y más le valía ir pensando en un C. "Esto me pasa por negligente" RE: Cielo azul, nubes rojas - Amedama Daruu - 30/07/2016 Tatsuya y Anzu, esta última visiblemente enojada, entraron en el edificio local como una bala, pretendiendo simplemente ignorar a la mujer que guardaba las escaleras al primer piso, donde se encontraba el despacho de Yubiwa. Al parecer tenían suerte. El sillón estaba dado la vuelta como de costumbre, pero ya no se podía oír ese chirrido tan horrible que caracterizaba la presencia de la abuela recepcionista. De modo que los chicos caminaron a buen paso y casi tenían un pie en el primer escalón cuando recibieron ambos dos un golpetazo de algo que parecía ser metálico que los expulsó hacia atrás y les hizo rodar por el suelo unos metros. —¿Intentábais robar en el despacho de Yubiwa-sama, sanguijuelas? Os he dicho que no está... El sillón se dio la vuelta y la recepcionista saltó con una agilidad impropia para su edad encima del mostrador. En sus manos esgrimía la limadora de uñas, que había crecido hasta medir más o menos lo que una espada. —El castigo para la desobediencia e intento de allanamiento en mi recepción es la muerte, así que prep... —¡Ya vaaale, Sekuoya, ya vale. Los recibireeeé. ¡Jo-der! Qué pesados los estamos criando este año. ¡Me gusta, buenos ninjas! ¡Venga, subid, pero rápido! La voz de Yubiwa bajaba desde la escalera. Sekuoya soltó un bufido de fastidio y transformó el arma de nuevo a su tamaño de herramienta, que liberó unas pequeñas virutas de humo blanco al tomar su forma original. La vieja se sentó en el sillón, le dio la vuelta y comenzó de nuevo a limar, desgarrando el aire con aquella vibración tan molesta. —Jo, hace años que no pruebo mi juguetito, con razón se me está oxidando ya. RE: Cielo azul, nubes rojas - Uchiha Akame - 31/07/2016 Anzu rió para sus adentros cuando, con paso rápido y sigiloso, tanto ella como su compañero pasaron de largo ante el mostrador de aquella vieja víbora y enfilaron las escaleras que daban acceso al despacho de Senju Yubiwa. Poco le duró el júbilo, porque antes de que pudiera siquiera subir el primer escalón, notó cómo algo la impactaba con gran fuerza. Como si la hubieran golpeado con una viga de metal, la Yotsuki rodó por el suelo y se quedó allí, tendida y dolorida. —¿Pero qué coj...? —masculló entre dientes, cortándose a mitad de la frase. La vieja. Había sido la vieja. Sostenía entre sus manos aquella lima tan molesta, que ahora parecía más una vara de acero. «Qué arma más ridícula joder. Eso sí, duele como la coz de un buey...» Se levantó tan pronto oyó la chirriante voz de aquella mujer apelando a su inminente castigo... Pero no sucedió. El Kawakage, el mismo que les había hecho perder el tiempo preparándose para un viaje ficticio —y peor habría sido de no ser por el chuunin de las puertas—, ahora tenía a bien concederles una audiencia. Anzu no pudo evitar sentir una rabia impotente al verse manejada con semejante despropósito, pero no dijo nada. Firme como una roca, se incorporó y, haciendo una leve inclinación de cabeza a la vieja recepcionista en señal de disculpa, subió las escaleras que daban al despacho de Yubiwa. Nunca había estado allí, de modo que apenas hubo alcanzado la mitad de los escalones, decidió esperar a Tatsuya y cederle el paso. Quizá su compañero tuviera más mano con el Kawakage de la que ella había tenido con la recepcionista. «Esto es una casa de putas...» RE: Cielo azul, nubes rojas - King Roga - 31/07/2016 "Esto es mala idea. Esto es mala idea. Esto es mala idea..." Por mucho que en su mente se repitiera que lo que estaba haciendo no iba a salir nada bien al final terminó siguiendo a la Yotsuki al interior del edificio sin rechistar. No podía evitar sentirse preocupado, a cada paso que daba él corazón se le aceleraba más. Aunque por fuera pudiera parecer estoico por dentro estaba hecho un manojo de nervios. Estaba por subir las escaleras, esperando que en cualquier momento que un grito o algún regaño de la anciana se dejara escuchar. Pero para su sorpresa lo que se les vino fue peor, un golpetazo. —¡Ahhgg!— Se quejó tras el impacto. La anciana ahora estaba armada con una lima gigante... No sabía si reírse o tener miedo. Lo cierto es que luego de que la secretaria empezara a amenazarlos una voz le impidió seguir. Habían sido salvados por la campana, al final Yubiwa había decidido atenderlos. "Fuff, vieja loca" El Takanashi logró incorporarse y se sacudió un poco. Tuvo que hacer una reverencia a la anciana, aunque esta fue mucho mas forzada que las otras pues le dolía el orgullo por tener que disculparse con la mentada Sekuoya. Ahora solo les quedaba subir, notó que su compañera le estaba cediendo el paso, lo cual se le hizo un poco extraño pero no le prestó mucha atención. Subió por las escaleras y pronto estaba frente a la puerta del despacho del Kawakage. —Con permiso...— Anunció mientras entraba a la oficina. Era su hora de la verdad, por primera vez estaría frente a frente con el excéntrico mandatario. Saludó con una reverencia elegante, tras lo cual se quedó de pie, firme, serio, solemne. Y fue entonces cuando... "Mierda" ...Se quedó en blanco sin saber que decir. RE: Cielo azul, nubes rojas - Amedama Daruu - 3/08/2016 El despacho era de lo más humilde, si descontamos la situación para nada dentro de los límites de lo que uno pensaría de un kage en la que se encontraba Yubiwa. El suelo y las paredes eran de madera, el primero de un marrón más claro que las segundas. Las paredes, de nuevo, estaban plagadas de cuadros de Yubiwa. Pero ahora que los veían más de cerca, no era tan claro que el kage fuera un egocéntrico: casi todas las imágenes retrataban a un joven líder entrenando y peleando con sus subordinados. Otras reflejaban escenas de cenas y fiestas con esos mismos ninjas. Y había alguna suelta de edificios al azar de Taki, del árbol sagrado... Amor por su villa y por su gente. Eso era lo único de kage que había en la habitación. Yubiwa iba vestido con una camiseta de manga corta negra y unos pantalones bombachos del mismo color. Sostenía en sus manos un palo metálico que acababa en una especie de protuberancia, y estaba a punto de golpear una pelotita blanca. Le dio un toquecito, ploc, y la bola recorrió un pequeño camino de césped artificial, se coló por entre las aspas de la réplica de un molino y se introdujo en un agujero en el suelo. —¡Bien, a la primera! —exclamó, con júbilo, y dirigió la mirada hacia ellos—. ¿Os gusta mi golpealabola? Ya, el nombre no es muy sesudo, ¡pero estoy trabajando en ello! Dejó el palo apartado en un rincón de la habitación, se dirigió hacia el sillón de su escritorio y se sentó. Dio un largo y tendido suspiro y extendió las manos, señalando las dos sillas que había frente a la mesa. —Vale. Sentáos y contadme eso tan importante que me traéis. Y más vale que sea importante, porque estaba a punto de hacerle unos ajustes al molino, y joder, quería ver esas aspas en llamas ya. Aunque ahora que lo pienso, igual es demasiado extremo... »Ah, y tened cuidado, no me piséis el césped que me lo he trabajado bastante. RE: Cielo azul, nubes rojas - Uchiha Akame - 3/08/2016 Los ojos grises de Anzu recorrieron el despacho con ávida curiosidad. Nunca había estado, ni remotamente, cerca de nadie tan importante como el Kawakage, y se había hecho muchas preguntas sobre cómo sería el mandatario. Después de una primera impresión bastante mejorable, que había pegado de frente con todo en lo que creía Anzu que debía tener un líder, la vista de aquel despacho lo arregló sin dificultad. A juzgar por cómo lucía su lugar de trabajo, Yubiwa parecía un hombre austero y sencillo. Anzu examinó las imágenes del Senju junto a otros ninjas sin poder contener el orgullo que le subió por la garganta. «Esto es lo que significa ser Kawakage, esta es la familia de Takigakure...» Luego se fijó en el césped que ocupaba buena parte del suelo de madera; el Kawakage lo había puesto allí por alguna razón. No se detuvo a reflexionar sobre aquel detalle. —Kajiya Anzu. Es un honor conocerle, Kawakage-sama —se presentó la Yotsuki, con una leve inclinación de cabeza. Quizás demasiado leve. Esperó a que su compañero hiciese lo propio antes de satisfacer la curiosidad del mandatario. Abrió la boca para hablar, haciendo que su cicatriz se curvase de forma grotesca, pero no dijo nada. «¿Y ahora cómo demonios se lo digo sin que parezca que somos unos malditos inconscientes?» Les había costado tanto llegar hasta Yubiwa que Anzu no había pensado en aquel momento. —Vera, Kawakage-sama... Es sobre el día del Torneo —no especificó, porque creía que el Senju pillaría el hilo—. Cuando el... bijuu atacó, Tatsuya-kun y yo estábamos en el interior del estadio. Todo empezó a caerse a trozos, cuando de repente oí una conversación tras una esquina próxima. La chica tragó saliva, intentando revivir aquel diálogo con la mayor fidelidad posible. —Eran dos hombres encapuchados. Uno de ellos se llamaba Tamae, del otro no sé su nombre. Hablaban sobre capturar al bijuu, uno de ellos quería pedir refuerzos, mientras que el otro se negaba... Hablaron de un tal... Namiron-sama. Decían que era tan fuerte como para destruir a los tres Kage sin despeinarse. Supongo que trabajaban para él, porque, según pude oír, pertenecían a una especie de cuerpo de inteligencia. Parece que su objetivo es capturar a los bijuu que tienen las grandes Aldeas. » También mencionaron algo sobre una casa de apuestas. Y... —tragó saliva—. Que los samuráis tienen al Nueve Colas. RE: Cielo azul, nubes rojas - King Roga - 4/08/2016 Después de haberse quedado pasmado su vista se pasó por los cuadros que estaban colgados en la oficina. Lejos de ser un lugar ostentoso aquel despacho mostraba una gran sencillez y humildad, las paredes estaban adornadas de fotos de momentos cotidianos. El Takanashi se enterneció ante las escenas plasmadas en las fotos, admiraba mucho al Kage y le llenaba de orgullo ver como era de cercano con su gente. Yubiwa los invitó a tomar asiento, pero teniendo cuidado con la grama que había colocado. Al parecer durante todo este tiempo se había estado dedicando a jugar y por ello había hecho que la vieja los mandara al demonio. Suspiró resignado y se limitó a presentarse. —Yo... Mi nombre es Tatsuya, Takanashi Tatsuya— Dijo para luego sentarse como les había indicado. Estaba nervioso, como cuando un fanático está frente a su cantante de rock favorito. Se le había enseñado a como tratar con gente importante, pero en esos momentos todas las clases de modales y etiqueta se le habían olvidado. Ni siquiera se percató de que estaba moviendo el pie de forma involuntaria. Al final Anzu tomó la iniciativa y decidió explicar la situación al Kage, omitiendo los detalles incómodos, sin embargo la última frase de la kunoichi le desconcertó. "¿Casa de apuestas? ¿Los samurai con el nueve colas?" Eso no lo recordaba, o mejor dicho, él no lo había escuchado. No creía que su compañera estuviera inventándolo, no la consideraba capaz de eso. Ladeó la cabeza para mirar a Anzu con una cara de confusión, para luego dirigirse a Yubiwa. —Es tal y como ha dicho mi compañera, además por como hablaban se los notaba muy tranquilos a pesar de que el bijuu estuviera atacando, como si lo hubieran previsto o algo así— No podía decir nada más sin que fuera redundante. Estaba inseguro, Anzu tenía información que él desconocía, es más, ni siquiera sabía si eran encapuchados o no pues no los vió directamente a diferencia de ella. "Deberíamos habernos puesto de acuerdo antes de venir a hablar, no le podemos contar dos versiones distintas" RE: Cielo azul, nubes rojas - Amedama Daruu - 8/08/2016 El Kawakage les siguió con la mirada, atento a ver dónde pisaban, por si acaso osaban desmoronar el tinglado lúdico que con tanto esmero había preparado. Suspiró aliviado al comprobar que ninguno de los dos había tropezado con algo. —¿Y bien? —inquirió el mandatario. —Vera, Kawakage-sama... Es sobre el día del Torneo. Cuando el... bijuu atacó, Tatsuya-kun y yo estábamos en el interior del estadio. Todo empezó a caerse a trozos, cuando de repente oí una conversación tras una esquina próxima. —Vamos, no me jodas, ¿estábais enrollándoos en los baños, o algo a...? —Eran dos hombres encapuchados. Uno de ellos se llamaba Tamae, del otro no sé su nombre. Hablaban sobre capturar al bijuu, uno de ellos quería pedir refuerzos, mientras que el otro se negaba... —Espera, ¿qué? —Yubiwa colocó las palmas de las manos sobre la mesa y se levantó, inclinándose hacia ellos. —Hablaron de un tal... Namiron-sama. Decían que era tan fuerte como para destruir a los tres Kage sin despeinarse. Supongo que trabajaban para él, porque, según pude oír, pertenecían a una especie de cuerpo de inteligencia. Parece que su objetivo es capturar a los bijuu que tienen las grandes Aldeas. » También mencionaron algo sobre una casa de apuestas. Y... Que los samuráis tienen al Nueve Colas. —Es tal y como ha dicho mi compañera, además por como hablaban se los notaba muy tranquilos a pesar de que el bijuu estuviera atacando, como si lo hubieran previsto o algo así. Yubiwa les observó durante unos instantes. —Esto es una broma, ¿verdad? Es una broma que me estáis gastando, sí... Paseó aquellos extraños iris anulares entre Tatsuya y Anzu, una y otra vez, hasta cuatro veces. —Vale, no es una broma. —Resopló muy fuerte, se dejó caer en el sillón y se arrugó la piel de la frente con la mano, dibujando un gesto de angustia—. ¿Y se puede saber, queridos chiquillos, por qué no nos habéis contado esto antes? No sabéis lo mucho que podríais haber ayudado a los ANBU... Suspiró. —En efecto, el kyuubi lo tienen... lo tenían, los sámurais. Rukairo Noka y Uchiha Migime están intentando reconstruir lo que ahora son ruinas. Alguien aniquiló al ejército de ese tal Ieyasu. Ese alguien, presuponemos, es del que nos advirtió Rikudo-sennin. Sintió un escalofrío al recordar, vagamente, todo lo que había ocurrido desde que la explosión les había alcanzado. Había sido como estar muerto y vivo a la vez. —Nuestros equipos de inteligencia llevan tiempo rastreándolos, pero esto que me decís me preocupa sobremanera... Veréis... me gusta informarme sobre el mundo que nos rodea. ¿Sabéis? El pasado te hace prepararte para el futuro, y hay un nombre que me resulta familiar en toda esa historia que me contáis. Los miró fijamente. —¿Creéis en los muertos vivientes? Porque Namiron es el nombre del tercer y último Mizukage de la historia de Kirigakure. RE: Cielo azul, nubes rojas - Uchiha Akame - 9/08/2016 Nada más terminó de soltar su improvisado discurso, Anzu agachó la mirada y la posó sobre la mesa de madera que les separaba del Kawakage. Durante los momentos siguientes empleó toda su capacidad intelectual en imaginar las múltiples formas de las que Yubiwa podía tomarse todo aquello. Quizá se enfadara con ellos y los expulsara de la Aldea, condenándolos al destierro. O tal vez les impusiera un castigo menos severo pero más difícil, como mil horas de trabajos comunitarios o alguna otra tarea imposible. Lo menos probable, claramente, era que se lo tomase a bien... Anzu dejó de pensar en todas aquellas cosas cuando notó que la cabeza empezaba a dolerle. Yubiwa llevaba un rato hablando, y aunque ella no le había estado escuchando con plena atención, las palabras del mandatario resonaban en su cabeza con claridad. —Le pido disculpas, Kawakage-sama, no tengo excusa —respondió, estoica, sin apartar su mirada gris pétrea de la mesa. Yubiwa siguió hablando, y cada vez la Yotsuki sentía que todo le sonaba a chino. «¿Ieyasu? ¿Un ejército? ¿Uchiha Migime? ¿De qué demonios está hablando este tío?» Trató de seguir el hilo pero le fue imposible; sólo le quedó claro que el bijuu de nueve colas ya no estaba en poder de los samurái. «Entonces, ¿quién carajo tiene a esa bestia?» Decían que cuantas más colas tuviera uno de esos demonios, más poderoso era. El Nueve Colas, o Kyuubi, era el mayor de todos ellos, y ahora estaba en paradero desconocido. Anzu notó cómo se le erizaba el vello de la nuca. —¿Creéis en los muertos vivientes? Porque Namiron es el nombre del tercer y último Mizukage de la historia de Kirigakure. Aquello bastó para que la kunoichi alzara la mirada, fijándola en su Kage. Escudriñó aquellos ojos tan extraños, tan peculiares, intentando —en vano— discernir si estaba tomándoles el pelo otra vez. No vió rastro de chanza o burla en la mirada de Senju Yubiwa. —Pero... Kawakage-sama... Eso no es posible, ¿o sí? —interpeló al mandatario—. Eso significaría que uno de los antiguos Grandes Kage habría vuelto de la tumba para cazar bijuus... ¿En busca de venganza? |