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El génesis de tu naturaleza oculta - Versión para impresión

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RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 29/05/2015

Ayame parecía tener algún tipo de conocimiento sobre medicina, y protestó acerca de la barbaridad que estaba cometiendo. Pero claro, la anciana estaba en su mundo de traición y fantasía, y como que le daba igual.

"Preveo que esa chica va a huir en cuanto tenga la ocasión"

Era triste, pero no iban a poder hacer nada por ella...

De cualquier forma, todo esto se convirtió en un problema de segundo plano, cuando la anciana, imaginó que ayame era una alcohólica y le arrebató su preciada cantimplora.

Ayame desesperadamente protestó, espetándole a la anciana que solo era agua, y que la necesitaba.

"Por que la necesita tanto?

No parecía como alguien que simplemente tuviese sed, parecía que le iba la vida en ello...

—¿Te escuchas a ti misma? Es el mono que te esta dando esta bebida satánica — exclamó la anciana, sumergida en una capa de enfado.

Juro pensó rápidamente en hacer algo. La anciana parecía demasiado enfadada, y Ayame demasiado desesperada como para pensar en algo. Rápidamente se dispuso a ayudarla.

— Estoy seguro de que no es alcohol...Si tanto problema tiene, pruebe un sorbo y lo vera, incluso solo con verla bastaría — comentó, intentando calmar la situación.

Sorprendemente, la anciana se quedó quieta durante unos momentos, escuchando las palabras de Juro, que con más fuerza, lograron alzarse entre su grito. Si estaba dejando algo claro, era que tenía graves cambios de personalidad...

Abrió el tape y observó la bebida. Por un momento Juro pensó que entraría en razón al ver el color del líquido, pero no, parecía imposible. La acercó a su boca reseca y empezó a beber el contenido.

El sorbo que había propuesto se había convertido en un trago más que decente. Durante varios segundos, pensó que se la iba a beber entera...Repentinamente paró, y se la devolvió a Ayame. Mas bién cerró el tape y se la arrojó a los brazos, sin avisar ni nada. Por lo que había estado bebiendo, debía quedar como máximo la mitad de su contenido original, quizá incluso menos...

— Pues si, era agua, que lastima... —comentó la mujer, casi decepcionada.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Aotsuki Ayame - 31/05/2015

—¡No, no, no! ¡No es ningún mono! ¡Sólo tengo sed, eso es todo! —exclamó, aunque no era capaz de contener el éxtasis en su voz desesperada. De verdad necesitaba beber, de manera urgente además; aquel picazón en la garganta se estaba volviendo realmente insoportable.

Por suerte intervino Juro, de una manera más calmada y serena. En aquellos momentos, él era la voz que ella no podía alcanzar, y la muchacha le miró agradecida cuando le sugirió a la mujer que lo comprobara por sí misma.

«Ni siquiera haría falta que bebiera, si fuera alcohol lo olería enseguida.» Pensaba, pero no se atrevió a formular su inquietud en voz alta. En su lugar, se limitó a guardar con impaciencia contenida, mordiéndose el labio inferior.

Por suerte, la mujer pareció entrar en razón momentáneamente. Destapó la cantimplora, y durante unos instantes se quedó contemplando su interior como si fuera a averiguar su contenido con tan sólo mirarla. Finalmente, se la llvó a sus labios resecos y comenzó a beber con avidez. Ayame gimió interiormente al percatarse de que aquel trago se estaba haciendo más largo de lo normal, y cuando le pasó el recipiente bruscamente no le faltaron los reflejos para tomarla al vuelo.

«¡Se ha bebido más de la mitad!» Comprobó Ayame horrorizada, pero si lo que esperaba era algún tipo de disculpa por haber tenido aquella impresión de ella, estaba realmente equivocada.

Se apresuró a beber ella un par de tragos, asegurándose de racionar bien lo que le quedaba de aquel bien tan preciado antes de volver a reunirse con su hermano, y entonces reparó en lo que había dicho la mujer.

—¿"Qué lástima"? ¿Pero usted no estaba en contra de las bebidas alcohólicas? —preguntó, suspicaz.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 1/06/2015

Todo sucedió muy deprisa. La abuela, que de una persona con cambios preocupantes de personalidad, se había vuelto una abusona, cosa que le recordaba a la academia. Después Ayame, que cada vez estaba más y más desesperada por recuperar su cantimplora...

Por eso mismo, la chica no perdió tiempo cuando se la volvió a otorgar, la agarró al vuelo. Juro pudo observar su cara de horror al ver lo que se había bebido en un momento. No debía de quedar mucho...

Aun así, sintió un pequeño alivio cuando Ayame comenzó a beber, poco a poco, y iba recuperándose. Tanto, que volvió a preguntar a la mujer, quizá motivada por el enfado. La mujer le observó durante unos segundos, casi sin comprender lo que la chica decía.

— ¿Que? Claro que no — contestó la mujer, con un gesto de duda. Cuando terminó la frase, se iluminó su rostro, como si hubiese dado con la clave del problema — Oh claro, tu has pensado que...Lo dije porque pensaba que tu lo tenías.

Juro puso una cara dubitativa ante lo que dijo, sin comprender casi. La anciana pareció darse cuenta. Y se dio pie ella.

— Veréis niños...Cuanto un adulto ve a un niño con bebidas, tiene que fingir. ¿Que pensarías si dijese que me gustan? ¿Que te impediría hacerlo, si una señora como yo lo hace? Por eso mentimos. Estoy segura de que vuestros padres también lo hacen

Juro agachó un poco la cabeza cuando lo mencionó. Su hermana no bebía. Pero nunca podría saber si su madre, o incluso su padre eran alcohólicos...

— Si necesitas agua siempre puedes ir a la cascada o al lago, si te parece mejor. Creo que estaba por ahí — mencionó, dirigiéndose a Ayame. Su bastón se dirigió apuntando a la dirección por donde, practicamente, se había ido corriendo la chica...

Juro dudaba en que fuese agua potable o no. Y desde luego, ahora ya no volvería a imaginarla del mismo modo...


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Aotsuki Ayame - 1/06/2015

La mujer aun tardó algunos segundos en responder a Ayame, como si le costara comprender qué era lo que le había preguntado exactamente la kunoichi. Sin embargo, al final decidió hacerlo, y sus palabras hicieron fruncir el ceño a Ayame.

Pero no fue porque hubiese admitido que le gustaban las bebidas alcohólicas, aunque Ayame reprobaba por completo aquel vicio, si no por su afirmación de que los adultos debían fingir frente a los niños sobre temas similares a aquel.

—Pensaría que está quemando su dinero para quemar su salud, pero no es asunto mío —estalló, sin poder evitarlo. Y es que sus palabras habían despertado amargos recuerdos en la mente de Ayame. Recuerdos vagos de los que apenas era consciente, en los que su padre se aislaba en la bebida para superar la pronta pérdida de su mujer. Por aquel entonces, ella era demasiado pequeña para siquiera comprender lo que estaba haciendo, pero ahora...

Con gesto lánguido, la muchacha tapó la cantimplora antes de volver a colgársela en la parte posterior del obi. La mujer les indicó que si deseaban más agua podían acudir a la cascada de lago, y Ayame ladeó ligeramente la cabeza en aquella dirección.

—Eso haré, muchas gracias, señora —añadió, antes de echar a caminar en la dirección con la que estaba señalando con el bastón—. Espero que su hija se mejora, y que disfrutéis del viaje —añadió, cordial.

En realidad no pensaba siquiera que las aguas del lago fueran potables, y ya debería estar muy desesperada para beber de aquellas. Lo que de verdad deseaba en aquellos momentos era deshacerse de la presencia de la mujer bipolar, alejarse del lugar cuanto antes, y posiblemente regresar con su hermano antes de retrasarse más tiempo. Se giró hacia Juro, para comprobar si la seguía o había decidido quedarse con la mujer para hacerle compañía hasta que su hija volviera.

Fuera como fuese, ella no pensaba permanecer más tiempo allí si podía evitarlo.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 3/06/2015

Por un momento, el ruido de la cascada pareció dejar de sonar,el poco viento que reinaba parecía haberse detenido..O eso le pareció al joven marionetista, cuando escuchó la forma en la que habló la genin de Amegakure. Aunque tuviese razón, era bastante atrevido decir algo así.

"Esta enfadada..." — se repitió, mientras volvía la vista hacia ella.

El momento duró unos instantes. La anciana, aunque daba la impresión de que iba a hablar, se mantuvo en silencio, al igual que Juro. Era un silencio denso, e incluso tenso, tanto que podría cortarse con un kunai. Al final, la anciana pareció tragarse cualquier replica y articular una oración. Ayame parecía incluso haberse tranquilizado un poco...

Aun así, su enfado parecía seguir afectándola. Sin si quiera avisar a Juro, empezó a caminar hacia el lago. Se detuvo antes de alejarse mucho, como si recordarse que antes de que la terrible anciana llegase no estaba sola.

El marionetista no tardó ni un segundo en decidirse. Compañera shinobi, o vieja loca. No era muy difícil. Empezó a caminar rápidamente, para alcanzarla. Pero no fue el único...

— Espera niña — dijo la anciana, casi gritando, mientras avanzaba hacia ella antes de que pudiese si quiera alejarse — Antes de que te vayas, tengo algo para vosotros.

Mientras Juro llegaba al lado de Ayame y la anciana, más por curiosidad que por huir, la mujer sacó algo del interior del vestido. Probablemente llevaría algo debajo, con lo rara que era no sería precisamente extraño...

Eran caramelos. Tenían en total cuatro envoltorios. Uno de color naranja, otro amarillo, otro morado y otro verde. Todos los envoltorios estaban pegados, y daba la impresión de estar bastante pegajosos. Podría haberse descompuesto uno, podrían ser así, podría haber algo asqueroso tras esto...

— Tomad, unos caramelos para el viaje, son mi regalo de despedidas — la anciana irradiaba felicidad, como si con ello arreglaba todos los problemas que habían pasado.

Juro se puso al lado de Ayame, ya que la anciana los había acercado a ella, quizas por lo de la cantimplora. Aun asi no parecía haber inconveniente en que el también los mirase.

— Oh...Muchas gracias — comentó, sonriendo a la anciana con fingido entusiasmo, mientras una profunda duda le corroía por dentro. ¿Que debería hacer? No debería aceptar caramelos de extraños, pero no quería ofenderla.


Esperó a que Ayame decidiese en cogerlos o no, ya fuese por educación o desconfianza, y si lo hacía cogería uno de ellos.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Aotsuki Ayame - 5/06/2015

Pero, además de Juro, la mujer se adelantó para alcanzarla. Una ligera chispa llameó en los ojos de Ayame al verla; sin embargo, se esforzó en que su rostro no reflejara más que una sombría calma para no resultar descortés a sus ojos. Parecía que tenía algo para ellos, y Ayame se tensó ligeramente al verla rebuscar en el interior de su vestido.

—De verdad, no es nec... —pero antes de que pudiera siquiera terminar la frase, la desconocida mostró entre sus manos cuatro caramelos cuyos envoltorios mostraban diferentes colores brillantes: naranja, amarillo, morado y verde.

La kunoichi retrocedió un paso ligeramente, en un gesto inconsciente. Y es que aquel gesto había despertado un recuerdo en su mente...

...

—¿Qué debes decir si un desconocido te ofrece caramelos? —le había preguntado Zetsuo, quizás por enésima vez, con aquel gesto adusto.

Pero la pequeña Ayame seguía mostrando aquella resplandeciente sonrisa, y sus ojos habían brillado con súbita alegría cuando oyó esas palabras.

—¡Gracias!

—¡NO! —irrumpió su padre, dando una sonora palmada sobre la mesa que había sobresaltado a la niña—. ¡Tienes que decir que no, Ayame! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?

...

Lívida como el mármol, Ayame se mordió el labio inferior, indecisa. Sabía qué era lo que debía hacer, pero realmente se encontraba en una situación peliaguda. Si la mujer había reaccionado de aquella manera tan agresiva por sólo verla beber de la cantimplora, ¿cómo lo haría si rechazaba sus caramelos?

Ni siquiera Juro estaba siendo de demasiada ayuda, el chico parecía tan vacilante como ella misma.

Finalmente, se atrevió a adelantarse un paso y su mano temblorosa traicionó su firmeza al tomar el caramelo naranja.

—Muchas gracias, señora —le dijo. Sin embargo, no desenvolvió el caramelo. Ni mucho menos se lo llevó a la boca. Seguía aferrándolo con firmeza en su puño derecho, como si temiera que fuera a explotar en cualquier momento. Aún así, forzó una sonrisa—. Será un alivio para el camino; ahora, de momento, buscaré algo de agua para reponer la de la cantimplora. Ha sido un placer.

Y se dio media vuelta, en su segundo intento de abandonar el lugar...


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 6/06/2015

Por un momento el propio Juro notó como Ayame palidecía, como si de un fantasma se tratara, y no de una simple ofrenda de caramelos. Era algo simple, y a la vez tan complicado para ellos...

Pero el miedo acabó por vencer a la moral, y Ayame aceptó el caramelo naranja. Temblorosamente, lo escogió. Cuando lo cogió, notaría una leve resistencia por parte del dulce, que terminaría en una especie de sirope pegajoso, que inundaba parte del caramelo. Este se estiraría levemente conforme el caramelo naranja se alejaba del morado, hasta desaparecer con un pequeño tirón.

— Tranquila, no te voy a morder... —mencionó la anciana, con esa sonrisa inquietante.

Súbitamente, le ofreció otro dulce a Juro. Este agarró el verde, le daba mejores vibraciones. Sin embargo, este no estaría pegajoso, sino que lo que quiera que estuviese untado en los caramelos, se había solidificado. Aplicando un poco de fuerza, consiguió arrancarlo, y retroceder un par de pasos, por el impulso.

Ayame volvió a intentar desquitarse de la anciana, para alejarse lo más posible. Juro lo notaba, más que nada porque sentía lo mismo.

Pero cometió un error, del que seguramente se arrepentiría.

—Oh, casi se me olvidaba — mencionó directamente a la chica, sin que pudiese hacer mucho más que volverse a girar — ya que vais en esa dirección ¿Os importaría llevarle uno a mi hija?

Juro escudriñó su rostro, en busca de algún tono de broma. Pero no. Lo decía en serio.

— Pero…¿No va a encontrarse con ella ahora? — preguntó, con un hilillo de voz.

— Sí, pero la muchacha me ha dejado preocupada acerca de su estado , me sentiría mejor si le lleváis esto y veis como esta. Desde luego tardareis menos que yo — comentó, con despreocupación. Juro juraría que observó una pequeña sonrisa en su rostro.

Sin más dilación, depositó los dos caramelos restantes en las manos de Ayame, prácticamente obligándola a abrirlas para recibirlos.

— Gracias por hacer esto por mí, sois dos buenos chicos — la mujer parecía emocionada, a pesar de que aún no hubiera recibido una respuesta afirmativa — Os echare mucho de menos. Repartíos los caramelos que quedan. Y recordad coméroslos pronto, antes de que se estropeen.

Con lo dicho, se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la cascada, esta vez apoyada en el bastón. Los repiqueteos de la madera contra el suelo rocoso sonaban brevemente, tapados por el impotente sonido lejano de la gran cascada.

— Vaya…eso ha sido… —comentó, con voz entrecortada, aun sin creer lo que acababa de pasar — nunca pensé que me encontraría con alguien así…

Les gustase o no, habían quedado en un compromiso.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Aotsuki Ayame - 7/06/2015

Ayame pronto comprobó que los caramelos no estaban envueltos cuando al tomar el suyo sintió una resistencia viscosa por el caramelo que lo impregnaba. Tuvo que hacer un verdadero esfuerzo porque en su cara no se reflejara la sorpresa y el asco que sentía en aquellos momentos, pero cuando tuvo el caramelo en su mano evitó mover siquiera un milímetro los dedos, todo por no sentir aquella incómoda pegajosidad.

Respondió con una sonrisa nerviosa al jocoso comentario de la mujer, pero lo cierto era que cada vez se sentía más inquieta con respecto al tema.

Juro escogió el dulce de color verde, y la kunoichi se sorprendió al ver que aquel no estaba pegajoso. Más bien al contrario, el caramelo parecía haberse solidificado en aquel.

«Qué extraño...»

Ayame sabía que tenían que irse del lugar cuanto antes, su instinto se lo decía. Pero la mujer parecía haberlos atrapado en una tela de araña en la que cuanto más se resistían, más se enredaban. Volvió a llamarles la atención antes de que consiguieran escapar, y aquella vez los dos muchachos se vieron con el sorpresivo recado de enviar alguno de aquellos caramelos a su hija.

«Es demasiado extraño...» Se repitió- Y es que, tal y como cuestionó Juro: ¿acaso no se iban a reunir más pronto que tarde? Les estaba confiando aquella tarea a unos...

Desconocidos...

—No hay de qué... —respondió, como una autómata, pero su rostro había adquirido el color de la leche. Creyendo que había conseguido lo que deseaba, la mujer se dio media vuelta y echó a caminar hacia la cascada.

Ayame hizo lo propio, continuar caminando en la dirección opuesta para alejarse de aquella inquietante señora cuanto antes.

—Oye, Juro-san... Yo... ¿No te parece demasiado extraño todo esto? —le preguntó en un susurro, cuando se hubieron alejado varios metros. Aún aferraba los caramelos en el puño derecho, firmemente cerrado, aunque en realidad estaba deseando tirarlos en cualquier rincón—. La mujer ya era rara de por sí, pero... ¿por qué nos ha pedido esto de repente? Quiero decir, no quiero ser mal pensada, pero estos caramelos tienen una pinta muy rara...

»Y nos ha pedido a nosotros, a dos extraños, que le demos los caramelos a su hija cuando está enferma del estómago. ¿Y si...? ¿Y si quiere envenenarla, o algo así?


Tragó saliva con esfuerzo. Ya le suponía un increíble derroche de imaginación concebir algo así, pero...


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 8/06/2015

La situacion ya era rara de por si. La mujer había irrumpido en su conversación, y a ambos les había sorprendido, e incluso asustado. Ahora, que se habían librado del yugo de aquella mujer , aun parte de esos sentimientos perduraban en ellos, como las secuelas después de un golpe.

Ayame pensaba igual que él, e incluso peor. Lo demostró cuando mencionó una posibilidad bastante horrible. Los caramelos podrían estar envenenados.

"Envenenar a su propia hija..." — el pensamiento inundó su mente, y se repitió varias veces. Pensó en lo que sabía de ella y lo que había visto, pero no podía creerlo. No quería creerlo.

— Tienes razón, todo esto es muy raro... —mencionó, ausente, mientras abría la palma de su mano derecha, y observaba su caramelo. Tenía un color verdoso claro, y aun había secuelas de lo que quisiese que hubiese estado ahí pegado — La mujer parece estar loca, quizá lo sea, pero envenenar a su propia hija...No puedo creer eso.

» Mencionó que había estado viajando con su hija, y solo tenía cuatro caramelos. Normalmente no vienen de cuatro en cuatro, y nos ha dado a nosotros, dos desconocidos. Estoy seguro de que no seremos los únicos , ha tenido que usarlos, y no parece una asesina que vaya dejando victimas por ahí. Igual solo es muy confiada, o le hemos caído bien...

El marionetisto chasqueó la lengua. Sus palabras no eran para nada seguras, ni él mismo acababa de creerlo. No estaba seguro de que pensar.

Volvió a girar la vista, la anciana seguía ahí, al lado de la cascada, contemplandola. No podia creer que fuese capaz de matar a su hija. Simplemente no podía.

Se imaginaba su relación con su padre, antes de que muriera, o con su hermana. Sabía que no podía imaginar el afecto que un padre debería sentir por un hijo, pero había oido que era muy fuerte, tanto como para que este tipo de situaciones no se dieran.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Aotsuki Ayame - 9/06/2015

A Juro le era difícil siquiera imaginar la realidad que Ayame le proponía. Y realmente no podía culparle. Ambos muchachos seguían caminando, al parecer sin un rumbo claramente definido, y la muchacha terminó por torcer el gesto.

—Créeme, a mí misma me cuesta pensar en una posibilidad así —admitió, con un escalofrío—. Pero ofrecer comida azucarada a alguien que está enfermo del estómago no es precisamente buena idea. ¿Y por qué ha enviado a dos completos desconocidos a cumplir con el recado en lugar de esperar a que regresara con ella? Es más fácil culparnos a nosotros... y más siendo shinobi...

Juro añadió que los caramelos no solían venir de cuatro en cuatro, pero ante su suposición, Ayame sacudió ligeramente la cabeza.

—No sé, pensar que ya los ha utilizado antes quizás es demasiado precipitado. Quizás aún le quedan más... —respondió, dubitativa.

Su acompañante se giró para volver a mirar a la mujer, pero Ayame se esforzó en apretar el paso para perderla de vista cuanto antes. Y, sin embargo...

—Ay, Juro-san... ¿qué hacemos? ¿Obedecemos ciegamente, avisamos del posible peligro a su hija o nos hacemos los locos y nos vamos por donde hemos venido...? —le preguntó, con un hilo de voz y una gota de sudor frío recorriendo su frente.

Lo peor era que estaba volviendo a tener sed. Pronto necesitaría beber de nuevo, y en su cantimplora no debía tener el agua suficiente para calmar su apremiante necesidad.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 11/06/2015

Cuando su acompañante empezó a hablar, Juro tuvo que admitir que ya no le quedaban muchos argumentos que utiiizar, no pretendía defender a aquella mujer, estaba defendiendo su propio punto de vista. Seguía sin creerlo, pero tampoco tenía las palabras para hacérselo ver. Era frustrante.

— Bueno...quiza haya oído que los shinobis ayudan a la gente...No lo se — reconoció, rascandose nerviosamente la nuca, mientras se esforzaba por no perder a Ayame.

Lo de los caramelos no fue una buena idea, lo supo en cuanto Ayame lo rebatió, facilmente. Era muy tan fácil destrozar teorías si no estaban bien fundadas...

Tuvo que acelerar el paso cuando se dio cuenta de que Ayame había empezado a caminar más rápido, en el momento en el que él no miraba. Se notaba perfectamente lo nerviosa e indecisa que estaba, pero él mismo estaba igual, no podía culparla. Ella misma dio varias soluciones, las cuales pensó muy bien antes de responder.

— Me gustaría irme de aquí, y desentenderme. Pero no creo que debamos — hizo una pequeña pausa teatral, mientras daba tiempo a explicarse — es decir, si tienes razón y quiere envenenarla, alguien esta en peligro. Si no tienes razón, estaríamos engañando a una mujer y a su hija. Ninguna de esas opciones suena a algo que harían los shinobis, ¿No crees?

Era cierto que acababan de graduarse, pero ambos sabían lo que esa bandana significaba, y había trabajado demasiado como para que ahora, a la primera de cambio, se desentendiese del asunto. Si Ayame parecía de acuerdo con su opinión, el joven seguiría comentando las ideas.

— Si te parece bien podríamos intentar avisar a su hija de la mala pinta, pero tampoco hay que pasarse... — avisó, ante la segunda idea de la chica — no podemos presentarnos con "Hola, tu madre te quiere matar"


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Aotsuki Ayame - 13/06/2015

—Sí, los shinobi ayudan a la gente... Pero a la gente de su aldea, y a cambio de dinero —Ayame suspiró profundamente, hecha un completo lío. Dialogando no estaban llegando a ningún tipo de punto en común, y realmente estaba comenzando a cansarse de pensar en aquel rompecabezas sin sentido.

Por si no fuera poco, sentía la mano derecha cada vez más pegajosa por culpa de aquellos caramelos que sostenía. De buena gana los habría tirado a cualquier lugar, ¿pero qué debía hacer? ¿Podía confiar en las intenciones de la mujer? ¿Podía correr ese riesgo? ¿Pero y si sus sospechas resultaban ser ciertas? ¿Cómo podría soportar la carga de la culpabilidad?

Ambos muchachos seguían caminando, aunque Ayame al menos no tenía un rumbo fijo. Se limitaba a seguir la senda, tratando de alejarse lo máximo posible de aquella extraña mujer. Pero se les acababa el tiempo. Tenían que tomar una decisión, y tenían que hacerlo ya.

El picor en la garganta se volvía ya prácticamente insoportable; pero aunque sabía que debería guardar el poco agua que le quedaba, no podía aguantar la sed por más tiempo. Con ciertas dificultades por tener la mano derecha ocupada, volvió a abrir la cantimplora y apuró el poco líquido que le quedaba mientras escuchaba las palabras de Juro.

«Tendré que reponerla...» Reparó, y la perspectiva de beber agua directamente de un lago no le hizo la menor gracia. Pero no tenía elección, debía mantenerse hidratada por su condición como Hōzuki.

Para su desgracia, Juro también sentía que no podía desatenderse del tema. Aunque su ultima frase le arrancó una carcajada.

—No, por supuesto no podemos decirle algo así. Y menos cuando no estamos siquiera seguros de ello. En fin... no nos queda más remedio, vamos allá.

Aún a regañadientes, encaminó sus pasos hacia la dirección aproximada que Ayame recordaba haber visto que la muchacha se dirigía.

La suerte estaba echada.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 15/06/2015

Cuando escuchó a Ayame se cruzó de brazos, mientras le dirigía le miraba con los ojos entrecerrados. Estaba claro que, o no lo entendía, o no quería entenderlo, pero para él ser shinobi era algo más que ayudar a cambio de dinero.

Pero no hubo falta instarle más. Después de unos cuantos pasos, donde la chica pareció pensárselo, al final tomó una decisión. Iban a ir, con una frase más sutil, pero irían. Juro sonrió ante ello. Después de todo, no parecía mala persona, quizá simplemente indecisa.

Sin mucho más que decir, ambos jóvenes avanzaron hacia el mismo camino que el bastón de esa inquietante señora había marcado. Pudo ver que su acompañante estaba bebiendo otra vez de su cantimplora, aunque por la forma en la que ella misma la inclinaba, no parecía quedar mucha.

El camino poco a poco fue inclinándose, ambos estaban subiendo una cuesta. Poco a poco, el marionetista dejaría de oir el incesante ruido de la cascada. Después de una breve caminata, empezarían a ver más y más árboles.

— Espero que no nos perdamos... — comentó, mientras continuaban por el camino, simplemente con el rumbo que seguía Ayame, y el recuerdo al que se estaban aferrando.

Pero, por primera vez en todo el día, la buena suerte pareció haber decidido inclinarse a su favor. Pasando a través de alguna que otra rama baja en el sendero, escucharon el ruido del agua.

— No debemos estar lejos — Juro intentaba sonar animado, aunque estaba bastante nervioso, por lo que pudiese encontrarse ahí.

Pero después de un par de pasos, lo que encontraron no fue aterrador. Frente a ellos, se alzaba un claro, en el que se encontraba el lago, de gran importancia en el paisaje. No habían recorrido mucha distancia, después de todo.

En una de las partes de la masa acuosa, se encontraba una mujer. Más bien una jovencita, Juro no supo distinguir su edad con exactitud, pero quizas no pasase de los dieciocho. Estaba sentada, justamente al lado de el lago, inclinando la cabeza para ver su reflejo en él. Cerca de ella, había varias gomas para el pelo, aunque ahora, tenía la melena rubia suelta, la cual le llegaba a parte de la espalda.

— ¿Que voy a hacer ahora? — la chica parecía estar hablando consigo misma. Mientras hablaba, urgaba en una mochila verdosa, que tenía a su lado, mientras sacaba un peine, y empezaba a utilizarlo sobre su melena — Ya estoy mejor, pero no quiero verla enfadada...Y si no vuelvo también se enfadara...

La chica parecía tener un dilema consigo misma, mientras se peinaba. Al menos parecía encontrarse mejor que antes, cuando había salido corriendo. Ayame y él se habían quedado quietos, semiocultos por los árboles, y la chica parecía no haber notado aún su presencia.

— ¿Que hacemos? ¿Le saludamos y ya? ¿Le decimos que conocemos a su madre? — le susurró a su compañera, dubitativo. Tenían que formar algun tipo de plan si no querían que la cosa empeorase.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Aotsuki Ayame - 16/06/2015

Siguieron adelante, recorriendo el sendero que la mujer les había señalado anteriormente. Poco a poco el camino comenzó a empinarse, y a los pocos minutos Ayame pronto el torso para tratar de ganar impulso. El arrullo de la cascada se perdió en la distancia, y transcurrido otro rato, los árboles comenzaron a alzarse a sus sendos lados.

—Eso... espero... —respondió, entre resuellos fatigados, y tragó saliva con esfuerzo. Era lo último que les faltaba ya, perderse en mitad de un bosque que ambos desconocían sin más alimento que unos caramelos de dudosa salubridad.

El camino se estrechó y la vegetación comenzó a invadirlo. Más de una vez se vieron obligados a esquivar alguna que otra rama, a saltar alguna mata espinosa o simplemente buscar el camino más despejado; pero, por fortuna, parecía que no iban mal encaminados. El bosque se abrió de nuevo, y ambos muchachos se encontraron en una zona despejada de vegetación. Las aguas del lago resplandecieron seductoras bajo los rayos del sol, y Ayame sintió un ligero cosquilleo en su mano derecha.

«Concéntrate. Aún puedes aguantar un poco más.» Se dijo.

Y es que en la orilla del lago yacía sentada una joven algo más mayor que ambos. Vestía con un simple vestido negro que contrastaba con sus cabellos dorados, que ahora caían sobre su espalda como una cascada mientras trataba de peinarlos. Balbuceaba para sí, aparentemente desesperada, y Ayame volvió a sufrir un amago de inseguridad. Y, por si fuera poco, Juro volvía a cederle el don de la palabra.

La muchacha ladeó la cabeza pensativa, y poco después le miró de reojo.

—Espera... —susurró, y haciendo acopio del escaso valor que sentía, dio un paso al frente—. Buenos días... eh... señorita —trató de llamar su atención, con una sonrisa nerviosa. Seguía con el puño que sujetaba los caramelos firmemente cerrado junto a su cadera—. No quisiera entrometemerme, pero... ¿podemos ayudarla en algo? Parece preocupada.


RE: El génesis de tu naturaleza oculta - Eikyuu Juro - 16/06/2015

Juro esperó una respuesta de Ayame, lo que creía que deberían hacer, algo en concreto...

...Pero esta salió a hablar, sin haber aclarado nada. Sorprendido, se quedó quieto, a pesar de ser consciente de que, en el momento en que ella se girase para ver quien le hablaba, vería a los dos, por muy a atrás que se quedase.

El momento llegó, y no fue como Ayame iba a esperarse.

—¿Y si me hace algo? ¿Que voy a...

Las palabras de Ayame rompieron sin saberlo. La atmósfera que la chica de rubio había creado pareció romperse. Esta, se quedó paralizada durante unos momentos, sin moverse. Después, súbitamente y sin aviso, dio un giro brusco, para ver quien le hablaba, mientras retrocedía, quizás por los nervios, quizás por el miedo.

Lamentablemente, se encontraba al borde del lago. Nada más girarse, vio a Ayame un tercio de segundo, mientras su espalda se hundía y su cabeza se giraba involuntariamente hacia arriba, cayendo al lago. Con un pequeño grito se sorpresa, sin entender lo que ella misma se había hecho, empezó a chapotear y a mover los brazos frenéticamente.

Juro, que se había quedado quieto, se dirigió rápidamente a ayudarla, intentando así, ganarse su confianza.

Solo se gano un manotazo.

Nada más acercarse a ella, pudo ver que la chica tenía media parte fuera del agua, luchando por subir. A pesar de sus intenciones, se las arregló para darle un manotazo en toda la cara. La chica subió, aparentemente satisfecha, mientras Juro retrocedía, aturdido, llevándose involuntariamente la mano al golpe.

—¡No se quien sois, pero no me engañáis con vuestro aspecto de críos¡ — la chica estaba nerviosa, muy nerviosa. Estiró su brazo derecho con la palma abierta, como si fuera a hacer algo, pero lo mantuvo ahí, mientras usaba la otra mano para urgar desesperadamente en la mochila, que había localizado al lado suyo, y que no había caido al agua de milagro — Mi novio volverá en cualquier momento...Es grande y fuerte...Y es un ninja...Y tiene una espada muy grande...¡Y os va a hacer pedazos sino os largáis¡

Era evidente que se le daba fatal improvisar...


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