Calma antes de la tormenta - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País del Fuego (https://ninjaworld.es/foro-pais-del-fuego) +--- Foro: Valle de los Dojos (https://ninjaworld.es/foro-valle-de-los-dojos) +---- Foro: Nishinoya (https://ninjaworld.es/foro-nishinoya) +---- Tema: Calma antes de la tormenta (/tema-calma-antes-de-la-tormenta) |
RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 16/08/2017 En el último momento, Habaki Karamaru había logrado mover su cuerpo hacia un costado para evitar el primero de los movimientos de su azulado oponente, quien dejaría su brazo avanzar hacia la nada aunque con la vista siempre muy bien puesta en los articulados gestos de su contrincante. Evidentemente, aquel segundo jab no se daría acabo por obvias razones, aunque lo que sí se vio venir fue aquel gesto típico de lucha en la que el calvo extendió su izquierda en una severa palmada hacia el hombro del gyojin, con su otra mano reposando por sobre su cadera. Era un movimiento desestabilizador, que de no ser por la apropiada respuesta del tiburón, seguramente le hubiese tumbado. Al contrario, el Hozuki aprovechó el impulso de su primer golpe para dar una voltereta por sobre el suelo, apoyar el pie izquierdo tan fuerte como pudiera, y usar el balance de sus manos para dar un único giro ascendente con la pierna derecha, que fue rápidamente dirigida hacia el rostro de Karamaru. Pero Kaido era un tipo habilidoso. Tenía un buen conocimiento de la lucha cuerpo a cuerpo. No sería sólo una patada, sino que usó sus manos para girar sobre su propio eje, una y otra vez, generando que aquello fuese un conglomerado de patadas que Karamaru tendría que detener apropiadamente si no quería que su quijada se llevase el impacto de su alguno de sus azulados pies. RE: Calma antes de la tormenta - Karamaru - 18/08/2017 Por un momento Karamaru pensó que había logrado ejercer suficiente fuerza como para tirar a su rival al suelo, pero menos de un segundo después del golpe se percató con rapidez de que Kaido tenía más cosas preparadas. O mejor dicho, improvisadas, porque con esa reacción parecía ser que era rápido de reflejos y pensamientos. El cuerpo de aquella especie de tiburón humano tomó un punto de apoyo con el que soportar el movimiento y mantener la estabilidad, y lanzó una patada rápida e imposible de esquivar. Pero el calvo también era rápido de reflejos, lo suficiente como para correr ambos brazos y contener el golpe. La piel picó en la zona de impacto, se puso roja, pero aguantó lo suficiente como para que la patada no siguiese más allá. Ni la primera, ni las siguientes que lo único que consiguieron fue debilitar al cenobita sin hacerlo perder su guardia. «Mierda» Pequeños saltos en dirección contraria hicieron que se creara distancia entre ambos. El pelado necesitaba un respiro después de semejante cantidad de golpes, incluso agitarlos un poco en el aire para que se le vaya aquel ardor temporal. Toda confianza en superar con creces a su contrincante se habían desvanecido, demostró que no era alguien a quien subestimar. «Muy bien, tu puedes Karamaru» Recortó las distancias en una embestida de pasos cortos, con la mirada fija en su compatriota. Zigzagueo, trató de que no pudiese ver su ataque, y cuando estuvo lo suficientemente cerca se arrastró por el suelo con todo el envión que llevaba y las piernas abiertas buscando cerrarse a la altura del pez humano, cual tijera cortando un par de piernas. RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 18/08/2017 Su rápida estrategema había funcionado: Habaki Karamaru habría tenido que reaccionar por sobre la línea apoyándose en sus fuertes brazos para que la combinación de patadas del escualo no hiciera demasiada mella en su rostro. En cambio, fueron los antebrazos los que recibieron gran parte del daño, una patada tras otra hasta que estuvo en la obligación de retroceder. Momento en el que encontró la oportunidad —cuando las piernas de Kaido se hubieran cansado— de dar un sendo salto que le separaría a un par de metros de su oponente. Kaido haría un último esfuerzo para erguir su cuerpo, donde dio ligeros saltos sobre su eje y movió los puños como boxeo. Sonreía, siempre sonreía. —1-0, compañero. Karamaru no se iba a rendir tan pronto, ni mucho menos. No, el calvo fue el que tomó la iniciativa en ésta nueva ronda, acercándose a los linderos del tiburón en rápidos movimientos zigzageantes, aprovechando su impulso casi al último tramo. Allí, se deslizó cual aplanadora, buscando realizar un movimiento de tijera por sobre las piernas de Kaido, y desestabilizarle. El calvo era veloz. Kaido pudo esquivar aquello por los pelos, saltando ahí mismo en su posición lo más alto posible. Pero aquello habría sido un sendo error, quizás, porque allí arriba quedaría a total merced de su oponente. Bien podría haberse llevado las manos al portaobjetos —que se había retirado de la cadera al inicio del combate— y usar algún kunai, pero no tenía nada a mano. Bastaba con caer, y esperar a ver qué haría su contrincante. En esa ronda, aparentemente, tenía todas las de ganar. RE: Calma antes de la tormenta - Karamaru - 19/08/2017 Se sintió bien raspar la espalda contra el suelo al ver a Kaido moverse como se esperaba. El calvo esperaba que él saltara, que se mantuviera cerca de su posición y no se alejase moviendo su cuerpo en contacto con el tatami del encuentro. No, era tenía que saltar, sabía que iba a saltar. «Bien, es mío» pensaba al ver ocurrir casi en cámara lenta la acción. El shinobi pasó de largo, vio la planta de los pies azules de Kaido con sus propios ojos, y frenó en seco su recorrido clavando la punta de sus pies en el suelo. Cual resorte dobló sus rodillas mientras terminaba de dirigirse en aquella dirección para hacer un rápido cambio de sentido y golpear la espalda de su contrincante. Una derecha fuerte apuntaba al punto medio de los omóplatos, tampoco quería pasarse golpeando un punto crítico como es la nuca en un simple combate amistoso de entrenamiento. La zurda le seguiría, y tras ambos golpes, una sucesión de puños se encontrarían con la espalda del tiburón. Si es que tan solo le quería devolver el favor que le había marcado en sus brazos. RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 19/08/2017 Y como era de esperarse, la gravedad melló cualquier posibilidad de estrategia del tiburón y le obligó a caer en la misma dirección de la que había decidido saltar. Lo interesante fue que el calvo no le aguardó por delante sino que prefirió deslizarse lo suficiente como para que tuviera una mayor ventaja por sobre su oponente quien tendría que caer dándole la espalda. Y así fue, los pie de Kaido tocaron el suelo y Karamaru ya se había volteado con la plena intención de escocerle la espalda a puñetazos. El primer golpe fue certero, tan certero como un martillazo; obligando al escualo a dar un paso adelante víctima de le fuerza con la que aquel último ataque hubo sido preparado. Pero quizás Habaki Karamaru no pensó que el darle un pequeño impulso hacia adelante no sólo le permitiría al gyojin tumbarse de frente por sobre sus fuertes brazos que aguantaron su peso en la caída, sino que en esa misma posición —boca abajo, a poco más de medio metro por debajo de Karamaru y con sus piernas calzadas por todo el medio de las dos extremidades de su oponente— el Hozuki sería capaz de extender sus piernas como si de una tijera se tratase, llevándose por delante ambos tobillos de Karamaru, que de perder el equilibrio, tendría que caer de piernas abiertas como una gimnasta de circo. «¡Sufre, mamón!» Se cuenta que en las tierras de la Tormenta, la destreza y la elasticidad eran dos de los atributos más notables de los más fuertes luchadores de Arashi no Kuni, y sin embargo; las partes íntimas de Karamaru podrían sufrir una buena cuota de dolor si su cuerpo no estaba acostumbrado a tan inhumano movimiento. RE: Calma antes de la tormenta - Karamaru - 22/08/2017 Sintió la dureza del golpe en su puño cuando incluso su brazo tembló ante el impacto. Había dado fuerte, lo suficiente como para que Kaido siguiera de largo ante el empujón y cayera de boca al piso. Karamaru sonrió al verlo caer mientras lanzaba dos golpes rápidos al aire que nunca encontraron el destino fijado. Pero su confianza no le permitiría ver más allá. Sin saber muy bien como, sus piernas comenzaron a abrirse de forma rápida, los tobillos cada vez estaban más lejos y sus pies deslizaban por sobre el tatami sin intención de frenar. Tardó en darse cuenta, pero el tiburón que parecía entregado a sus pies seguía en combate aún tirado en el suelo. Ya sin equilibrio era imposible retener la fuerza que ejercía. «Ay...» Amabas manos fueron a su entrepierna cuando sus piernas no dieron más de sí y sus aductores dejaron de estirarse. Su cuerpo cayó hacia delante, donde Kaido se encontraba, tratando de cerrar las piernas lo antes posible. Era horrible la sensación de entrenar tanto para tener semejante punto débil. Una mano cubría sus huevos, la otra se agitaba en el aire y su cuerpo, en posición fetal, rodaba por sobre el tatami al compás del: Ayayayayayayayayayayayayay ¡AAAAAYYY! RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 26/08/2017 —Ayayayayayayayayayayayayay ¡AAAAAYYY! En el suelo, Kaido se llevó las manos a la boca y rió a carcajadas. —¡Jajaja! ¡Nooooo, Karamaru no tendrá hijos en el futuro! Y es que tenía que haberle dolido. Su entrepierna se había llevado el peso de todo su cuerpo en el momento en el que sus piernas habrían cedido por la abertura que creó el tiburón tras su movimiento. El escualo se volteó, y tomó un rítmico salto que le haría ponerse de pie, mientras observaba cómo el calvo se aguantaba los cojones con las manos y rodaba por sobre el tatami, intentando sopesar el dolor. —Joder, ¿estás KO? —le increpó, ya sin mucha gracia en su tono de voz. Tanto que se acercó hasta los linderos de Karamaru, para cerciorarse de que no había muerto por aplastamiento crónico de testículos. RE: Calma antes de la tormenta - Karamaru - 29/08/2017 Varios segundos quedó con la frente y las rodillas en el suelo tras rodar un buen rato. Las manos seguían en el mismo lugar, en el único en el que debían estar, en la entrepierna. El dolor pasaba de a poco, pero le era imposible sacarselo de encima ante tal daño. Peor sensación daba la risa del tiburón de fondo, que no hacía más que agrandar la humillación del monje. «Maldito Kaido, ya verás...» Karamaru enderezó la espalda respirando profundamente mientras trataba de reincorporarse cuando su contrincante cuestionó su condición. Estuvo a punto de no contestar, solamente negar con la cabeza, pero quería dejar las cosas claras. No....- le salió con voz aguda- Puedo seguir... Junto sus talones, separó lo más posible sus rodillas, y aquella posición en cuclillas comenzó a subir y bajar mientras aspiraba y exhalaba notablemente por la boca. El dolor pasaba y comenzaba a sentirse más a tono para seguir con el encuentro. Se irguió por completo, se alejó unos metros de la zona, y se colocó en posición de guardia con la mirada seria y fija en su compatriota. Esto no acaba. Prosigamos.- tragó saliva ante las últimas sensaciones de dolor. Un golpe en los huevos no podía dejarlo fuera de combate. RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 29/08/2017 El orgullo. El orgullo era un sentimiento revitalizador. Aún y cuando sus huevos estaban heridos, y su voz quebrada daba certeza de ello; el calvo decidió no rendirse. No, se irguió desde el suelo y trató de recomponer su postura para hacer frente a un tiburón que hasta el momento había estado dominando el combate de entrenamiento. El gyojin le sonrió, plenamente complacido de su ventaja. Se sabía superior, y cuando el Umi no Shisoku se sentía así, se habría que hacer mucho para bajarle de su pedestal. —Oye, que está bien, no te culparía si quisieras parar. Nadie sabrá de mi superioridad, te lo prometo... RE: Calma antes de la tormenta - Karamaru - 1/09/2017 Nadie sabrá de mi superioridad, te lo prometo...- esas palabras fueron las que hicieron *click* en la calva cabeza para trasnformar un rostro serio a uno más serio aún. Superior sería en el momento en el que él mismo no pudiera mantenerse en pie, ¡NI SIQUIERA!, cuando sus ojos no puedan abrirse y su cuerpo cayese inconsciente en el tatami de combate. Mientras tanto, mientras Karamaru siguiera en pie y consciente, la batalla seguiría porque él no se rendiría y buscaría la victoria incluso en un combate de entrenamiento. Dejar las cosas a medias no era algo que se enseñase en el lejano templo donde se crió. ¿Parar?- su voz había vuelto a sus tonos normales a pesar de sentir molestias en las partes nobles. Yo todavía me puedo seguir moviendo con gran normalidad.- movió sus muñecas y brazos en el aire para demostrar que seguía en forma y estado para repartir y recibir unos cuantos golpes más. «Allá voy» Sus pies se movieron, pero no en dirección de Kaido. Karamaru corrió en círculo cerrado a su contrincante esperando alguna reacción, acechándolo con paciencia para atacar en el debido momento y a la vez convertirse en un blanco más difícil de impactar. RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 1/09/2017 De pronto, sus palabras hicieron mella en la cabeza del calvo, obligándole a actuar más seguro de sí mismo, y mucho más serio también. Lo que en un principio había sido una pelea amistosa, se estaba transformando poco a poco en algo personal. «Ya veo. Le ha de doler más el orgullo que la entrepierna. No parece sentarle muy bien el hecho de que sea superior a él en todos los aspectos posibles. Joder, y yo que pensé que iba a ser un simple entrenamiento amistoso...» El semblante del escualo también cambió ligeramente, y su cuerpo se puso en guardia. Miró el cómo Karamaru se iba acercando parsimoniosamente en un círculo cerrado, y giró su cuerpo sobre su misma posición sin tomar él la iniciativa del próximo ataque. Tan sólo esperó, sonriente, con aquella morisqueta irónica que siempre vestía su rostro; dejando que el quicio de Karamaru fuera el que dominara sus acciones, y no así sus habilidades. —Oye: ¿cuál es el colmo de un calvo? ... ¡tener ideas descabelladas! RE: Calma antes de la tormenta - Karamaru - 2/09/2017 Sus movimientos tenían repercusión, Kaido había tensado sus músculos y volvió a entrar al combate que casi dejaban por la mitad. A la defensiva, esperaba el golpe de un Karamaru que seguía dando vueltas a su alrededor acelerando y aminorando el ritmo a intervalos. Oye: ¿cuál es el colmo de un calvo? ... ¡tener ideas descabelladas! «Dios, que chiste más malo» pero no respondió. El monje se limitó a mantener la mirada seria en su rostro y no dejar de mover los pies que cada vez más se iban acercando a su rival. El círculo se cerró un poco, y luego un poco más, y un poco más. Eran dos o tres metros tal vez lo que los separaba a ambos shinobi, y era a esa distancia en la que el calvo decidió actuar al ver la falta de acción del piel azul. Sus pies se despegaron del piso en un movimiento fugaz, tomando altura en dirección a Kaido. «Aquí voy» Era un intento de caer con todo el peso de su cuerpo encima de él, con el puño derecho primero y comenzar una fuerte ofensiva. RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 6/09/2017 Su chiste no le había hecho ninguna gracia al calvo, quien mantuvo el silencio con la mirada en ristre y con sus brazos en alce, circundando alrededor del escualo como si tratase de cerrarle el paso. No obstante, mientras él se movía, Kaido también torcía su cuerpo hacia la misma dirección buscando no perder el frente de su oponente. Tenía la certeza de que si aguardaba pacientemente, la primera acometida la haría Karamaru, y así resultó ser. Tan sólo tres metros le separaban. Le bastó a Habaki un sólo sprint para que su cuerpo se alzara por sobre el tatami y buscase caer sobre el gyojin con todo el peso de su avance. Karamaru era más alto, aunque quizás menos musculoso, así que Kaido le esperó como si supiera que tenía todas las de ganar. El puño derecho del calvo se vio interpuesto por el izquierdo de Kaido. Un golpe certero entre nudillos que atizó ambos brazos, quedando unidos en un pulso de fuerza intermitente. Luego, una zancadilla rápida de izquierda a derecha. Buscando volver a tumbar a Karamaru, y así tener la posibilidad de rematarlo de una buena vez. RE: Calma antes de la tormenta - Karamaru - 6/09/2017 Kaido reaccionó mejor de lo que Karamaru se esperaba, anticipando su movimiento y defendiéndose de manera inteligente. Un poco bruta y ofensiva, pero manera inteligente al fin. Un choque de puños con un vaivén de fuerza hacia un lado y hacia el otro, una pulseada para ver quien daba más, con el piel azul firme en su posición y el calvo dejando sus pies caer al suelo tras no poder desafiar a la gravedad. Su codo comenzó a ceder, al igual que la firmeza que mantenía su brazo en posición, y la mano de su rival comenzó a avanzar. El monje trataba de igualar fuerzas, incluso tomó con su mano izquierda su brazo para poder equiparar las cosas, pero en un momento inesperado vio las piernas de Kaido moverse. «No...» Pero la concentración en los nudillos lo hizo olvidarse de sus tobillos y recibió un impacto que no podía esquivar por la tardanza con la que lo identificó. Sus pies chocaron entre sí, el puño dejó de hacer fuerza y comenzó a caer al suelo rápidamente tratando de poner la espalda primero y evitar que su cabeza impactara. Sus brazos quedaron atrás como para tratar de hacer algún movimiento que lo saque de esa situación y, una vez más, estaba vulnerable ante posibles ataques del hombre tiburón. RE: Calma antes de la tormenta - Umikiba Kaido - 6/09/2017 Una tensa batalla de fuerza equiparada les tomó un par de segundos de aquel combate. Brazo contra brazo, músculo contra músculo: aquel puje lo ganaría quien tuviera mayor poderío en sus extremidades. Pero Karamaru fue inteligente, y decidió hacer apoyo de su otra mano para sostener con mayor agarre su brazo combatiente a fin de que éste no cediese ante el puño infranqueable del escualo, que se atizaba contra los nudillos del calvo cada vez con más fuerza. Pero el escualo fue más inteligente aún, permitiéndose realizar otro movimiento fuera del pulso. Karamaru no prestó mucha atención a sus piernas y su zancadilla coló parsimoniosamente en las piernas de su contrincante, haciéndole perder el balance, de nuevo, y obligándole a caer al suelo. Ahí, a su merced, Kaido alzó ambos brazos y los unió. Hubiese podido bajarlos como martillos, incluso inflándolos a través del aumento de su masa corporal —cosa que era capaz de hacer sin ningún problema por ser Hozuki— pero no tenía caso revelar una técnica tan útil como aquella a un posible oponente. No, aquello no era una opción. Tampoco lo era aprovecharse de su rival. Se trataba de un combate de entrenamiento, después de todo. Así que... —Vamos, levántate —le inquirió, con su brazo derecho erguido y su palma abierta—. ¿por qué coño no cuidaste tus piernas? ¿no pensaste que lo más evidente para mí sería hacerte perder el equilibrio mientras concentrabas tu fuerza en los brazos? Una vez se hubiese levantado, el escualo sacudiría sus manos entre sí. —Peleas bien, aunque son detalles que no nos servirán de mucho si nos llega a tocar enfrentarnos en la primera ronda del torneo. Supongo que también sabrás un buen puñado de ninjutsu, ¿no? |