Misión (D): Como una cabra - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Base de datos del rol (https://ninjaworld.es/foro-base-de-datos-del-rol) +--- Foro: Historia, acontecimientos y ambientación (https://ninjaworld.es/foro-historia-acontecimientos-y-ambientacion) +---- Foro: Tramas pre-reset 2017 (https://ninjaworld.es/foro-tramas-pre-reset-2017) +---- Tema: Misión (D): Como una cabra (/tema-mision-d-como-una-cabra) |
RE: Misión (D): Como una cabra - Aiko - 18/08/2016 La Sarutobi se había envalentonado demasiado. Seguramente eso de sentirse líder provisional de éste improvisado equipo se le había subido un poco a la cabeza. Pero tampoco era para menos, si la mas valerosa del grupo se echaba para atrás, ¿qué podían esperar del resto? Evidentemente, también lo harían. Las razones por las que no retrocedió estaban mas que claras, no podía. La silueta frente a ella parecía tenerla cruzada entre ojos. Su mirada la atravesaba, llevándola al mismo infierno, o al menos éso se podía intuir. Poco podía verse, mucho menos oírse. La chica había tenido la maravillosa idea de romper el silencio, aún mas. Sus palabras resonaron mucho mas de lo que jamás hubiese deseado, pero ya no tenía solución. Tras de ella, Mogura le había seguido, y había hecho un gesto a Len para que no quedase demasiado atrás. Irónico, comentó que nunca había escuchado de una celebración de éste tipo. Poco tardó Len en hacer su propia versión del chiste, alegando que era la fiesta de cumpleaños mas siniestra a la que recordaba haber ido. Si las luces hubiesen enfocado bien la cara de la Sarutobi, Len habría podido ver en ella una mirada mas tétrica y vil que la del encapuchado del final de la sala. Fulminaba por completo al albino, de una manera intensa y directa. «¿Por qué diablos no deja de decir sandeces y se viene aquí?» Inocente la Sarutobi, que pensó justo en lo que el chico iba a hacer tras el chiste apoyado en el marco de la puerta. Len fue a dar un primer paso, pero de pronto su caminar fue fugazmente exterminado. Totalmente de improvisto, la bandada de cuervos se encontraba a su alrededor. Se había vuelto desmesuradamente grandes, y estaban demasiado pegados los unos a los otros. De entre ello, una mano era la culpable de la retención del chico, no los mismos cuervos. Entre graznidos y plumas, el brazo lo sostenía con una fuerza muy superior a la suya, tomándolo poco mas alto del codo izquierdo. Sin mas, la transformación tuvo éxito, y donde antes habían cuervos, ahora había un hombre de mirada rojiza. Sus ojos eran rojos como los de la Sarutobi, pero éstos presentaban aún mas expresión —y para nada buena— tan densos y profundos, que parecían contener un centenar de cadáveres bajo éste tono carmesí. Su cabellera era negra azabache, algo alborotada, de cabello liso, y de un tamaño no muy superior a los cuatro dedos en su mayor parte. Vestía de manera similar a los del interior de la sala, pero en éste caso sus ropajes eran de un tono marrón que casi rozaba el color caqui. —No entréis! Ellos son los malos! Devoraron las cabras, y destruyeron la aldea! Son diablos!— Anunció con motivo de su presentación. Al fondo de la sala, por contra medida, la situación no quedaba tal y como citaba el recién aparecido. —Necios! Habéis abierto las puertas, ahora el diablo puede salir de la aldea! Él es quien se comió a todas las cabras! Él y sus malditos cuervos! Lo único que quedaba claro, era que no iban a estar de acuerdo el uno con el otro. Ambos se tachaban como diablo, causante de las desgracias de la aldea. Como mínimo, uno de los dos bandos habían acabado con la vida de todo animal. ¿Qué quedaba pues de la misión? La Sarutobi quedó de hielo por un segundo, y eso que era puro fuego. —Qué dolor de cabeza... ¿Por qué diablos contratáis shinobis si teníais pensado comeros las malditas cabras?— Se quejó la kunoichi mirando despectivamente a ambos. —Salid y os daré las respuestas! pero si os quedáis dentro, seréis pasto de las arañas! A todo ésto, Len continuaba agarrado por el susodicho tipo de ojos rojos. Mientras que el resto de la sala no parecía haber movido ni un solo dedo. Ni tan siquiera el encapuchado del final de la sala había acudido a ayudar o algo similar, se deleitaba tras el juego de sombras. —Poned la puerta como estaba y entrad, él diablo no puede entrar en éste edificio! Hacedlo y os daré las respuestas que buscáis! Sin duda, aquí había tensión entre ambos bandos, y ninguno parecía querer retractarse en sus palabras. La kunoichi alternaba miradas entre ambos, sin saber muy bien a quién creer. —Suelta a nuestro compañero primero, para empezar. Pero el agarre no cesó. RE: Misión (D): Como una cabra - Manase Mogura - 20/08/2016 Aquel montón de cuervos que parecían no ser otra cosa mas que un puñado de pájaros molestando al pobre peliblanco asustado en realidad eran una especie de transformación de aquella figura que habían visto antes, al menos eso era lo que había deducido Mogura al ver ese brazo apresar a Len. Su teoría se confirmaría al ver que al finalizar la transformación un hombre con el cabello negro, ojos rojos y ropajes marrones hacía aparición en escena. ¿Se comieron las cabras? ¿Destruyeron la aldea? Si eso era verdad, entonces había un problema muchísimo mas grande que el simple hecho de que la misión podría considerarse como fallida, a fin de cuentas venían a cuidar las cabras y si se las habían comido... pues no las habían cuidado muy bien. Se suponía que el pueblo dependía de esas cabras pero mas allá de eso, un porcentaje de los ingresos de esa aldea deberían formar parte del tributo a Amegakure, por protección y otras cosas. ¿Diablos? A los únicos diablos que han dejado entrar han sido nosotros... Mogura no estaba pronunciando palabra alguna si no que trataba de procesar toda la información sin aparente sentido que estaba recibiendo, una parte de él quería pensar que todo eso era una broma y que en algún momento alguien encendería las luces y les mostrarían las cámaras. Pero dudaba bastante que eso fuese a pasar. No conformes con el hecho de que posiblemente les habían jodido el día al trió de genin, ahora se ponían a pelearse como niños pequeños sobre quien tenia la culpa y sumado a eso se ponían exigentes a la hora de contar cada uno su versión. Ese comportamiento en particular empezaba a hacer mella en la paciencia de Mogura. Colocó ligeramente una de sus manos sobre el hombro de su compañera, dándole a entender que no estaba sola en ese pesado momento. "Un hombre misterioso con posibles habilidades en ninjutsu apresó a nuestro compañero impidiéndonos proceder correctamente con nuestra misión... Un grupo de aldeanos se acuartelaron dentro de un edificio de la aldea y se negaron a cooperar... ¿Qué mas...? Se presume que todos son culpables de la total desaparición de las cabras... ¡Ah! La infraestructura de todo el poblado se dejó sin mantenimiento alguno y se lamenta su deplorable estado." Que desastre de reporte tendremos que presentar... Nosotros sin duda alguna tendremos un problema cuando volvamos a nuestra aldea. ¿Pero no les parece que ustedes van a tener uno muchísimo mas grande cuando la Arashikage-sama se entere de lo que pasó en este lugar? Pronunciaba sus palabras desde aquella postura en la que él consideraba que se encontraba sobre toda duda, por encima de aquel par de adultos caprichosos. Ignoraba por completo las razones de sus acciones, porque consideraba que a la gente que iba a darle su reporte le importaría menos y que su atención iba a centrarse en el hecho de que ahora tenían un pueblo que no generaba ingreso alguno a la urbe. Así que ¿por qué no paran de comportarse como niños mal criados y nos dicen que pasó realmente? |