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[Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Versión para impresión

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RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 7/12/2016

Con un gesto de su cabeza, la kunoichi dio el visto bueno a lo dicho por el joven médico pero también sugirió que fuese después de finalizar la entrega del resto de los encargos, razón no le faltaba, pues estarían hasta el día siguiente con el carro si no se manejaban de forma eficiente. Su comentario final le hizo levantar la frente y mirarla a los ojos, tenía razón en que aún eran jóvenes y que probablemente no sería mas que una broma mala lo que había hecho pero que ante todo no debía martirizarse por lo ocurrido.

Te lo agradezco, Kato-chan. Cuando terminemos la misión voy a pasar por ese lugar de nuevo.

En el rostro del muchacho se podía vislumbrar una ligera sonrisa, apreciaba el ánimo que le había dado la peliblanca con aquellas palabras fuese o no esa la intención.

La Sarutobi no demoraría mucho mas en señalar con su dedo la ubicación de su siguiente cliente, está vez no sería un departamento en un edificio anónimo de Amegakure sino que sería un local comercial con un nombre en un idioma que le sonaba de algún lado pero no lograba recordar exactamente de donde.

¡Seguro que si!

Contestó con una notable sonrisa en el rostro, como si lo dicho por la muchacha y su sonrisa misma le hubiesen terminado de animar. Ante todo parecía que podían apoyarse en momentos complicados, sumado a su capacidad de comunicación parecía dar como resultado una buena asociación entre los dos genin.

¿Qué pidió este cliente?

Consultó Mogura mientras colocaba una de sus palmas a la altura de su frente para cubrir su vista de la lluvia y tener una mejor vista del negocio. Al hacer eso pudo notar que había un par de macetas al otro lado de la vidriera, un arreglo floral con flores blancas y amarillas se encontraba en una de ellas pero la otra parecía estar vacía.

Mira, en la entrada, falta una planta. ¿Habrán pedido una nueva?

Dijo al cabo de unos segundos, suficientes como para haberle dado la oportunidad a su compañera de revisar el papel con los datos de los clientes.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Aiko - 11/12/2016

En un principio el chico pareció sorprenderse del nuevo comentario soltado por la kunoichi, pero no era cosa de una mala sorpresa, si no mas bien lo contrario. En su rostro volvió a blandir una sincera sonrisa, aquella que tanto le caracterizaba. Le agradeció el comentario a su compañera, y aprovechó para confirmar que obviamente tras el trabajo encargado volvería sobre sus pasos hasta la casa de esa señora. Una disculpa sería mas que suficiente, además de lo mas educado. Todo el mundo tienen derecho a cometer errores, después de todo, somos humanos no computadoras.

La peliblanca asintió con la cabeza, y tras de ello señaló el lugar donde debían entregar el siguiente encargo. Mogura confirmó la dirección, y apresuró a tapar la constante lluvia que caía sobre sus ojos, además del resto de su cuerpo, para poder visualizar algo mejor el susodicho local. Sin mas, lanzó la pregunta de qué había pedido el cliente. La Sarutobi tomó de nuevo el papel, y buscó el encargo realizado por éste restaurante. En la descripción decía Gardenias Blancas, la verdad es que esas flores si que le sonaban.

Antes siquiera de que pudiese dar a conocer el encargo, el médico se apresuró en anunciar que en la entrada faltaba una de las plantas que asistían al recibidor con una hermosa vista. Eran unas flores blancas y grandes, que daban un toque elegante y distinguido al restaurante.

Pues creo que si... falta una igual para acompañarla, al parecer son gardenias blancas. —Informó a su compañero mientras echaba un vistazo al contenido del carro. —Sin duda, son éstas.

Al cabo de unos escasos segundo buscando, la chica encontró las susodichas flores. Le eran familiares, al menos por su olor, unas flores preciosas de un olor muy dulce y discreto. Para nada hacía competencia a los jazmines o cualquier otra flor, pero sin duda eran únicas.

¿Te importa ir quitandole los nudos? Yo iré en busca del dueño del local.

Sin demora, y quizás sin esperar respuesta de su compañero, tomó camino. Ante todo, decisión no le faltaba, eso seguro. Con paso raudo y firme, se encaminó hacia el interior del local.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 15/12/2016

Parecía que el joven médico había acertado con su observación del local. El encargo no sería otro que una flor la cual parecía que Katomi conocía, una gardenia blanca. Planta muy elegante que en ese lugar hacía de ornamento para el ingreso del restaurante.

Parece ser una planta muy elegante.

Comentó el muchacho de ojos cafés cuando la kunoichi finalmente dio con la capsula que las contenía. En comparación con el encargo anterior estaban tardando menos, normal, tenían un plan que seguir y no estaban improvisando tanto como momentos atrás.

No hay problema, déjame los nudos y busca al cliente.

Contestaría a la pregunta de su compañera de melena nívea. Así como había anudado las capsulas en un principio, ahora iba liberándolas a medida que iban encontrando el lugar al cual pertenecían. No era una tarea para nada difícil ya que era realmente sistemático el método que había empleado, desajustaba en un extremo y cierta parte del conjunto perdía tensión, quitaba la capsula y daba unas vueltas más con la cuerda para tensar nuevamente todo.

Si la Sarutobi cruzaba por la puerta del local, una campana denunciaría su entrada con un tintineo. Un par de empleadas elegantemente vestidas se acercarían a la fémina para recibirla con una respetuosa reverencia. Rápidamente Katomi podría notar un par de detalles de las muchachas, si bien ambas estaban usando un uniforme propio del local: pantalón de vestir; camisa y chaleco, su cabello parecía ser muy similar, como si estuviesen emparentadas.

Bienvenida sea a Mon petit chou.

Comentó una de las hermanas, con una sonrisa en el rostro típica de los empleados destinados a dar atención al cliente.

Somos kunoichi realizando una misión en este establecimiento.

Siguió la otra. Con una energía similar y un gesto facial idéntico al de su parienta.

Esperamos darle un servicio igual al de los empleados regulares.

Y para rematar todo.

Si cuenta con una reserva, por favor díganos. En caso contrario le buscaremos un lugar.

Sincronizaron sus voces para decir aquello ultimo al mismo tiempo a la vez que hacían una reverencia. Se notaba que habían tenido un poco de tiempo para practicar aquella introducción. Katomi había pasado quizá un minuto dentro de aquel lugar pero no podría quejarse de la atención.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Aiko - 17/12/2016

Tras mencionar que el lugar era realmente elegante, el médico comenzó su labor de deshacer los nudos que bien salvaguardaban la vida de las capsulas de cristal. En no demasiado tiempo se hallaría con el nudo deshecho, tomaría la capsula, y volvería a ajustar el contenido del carrito para evitar su rotura. La verdad, estaba haciendo de fábula su labor, pues realmente Katomi no era demasiado diestra con eso de hacer nudos.

La chica ando hasta llegar al umbral de la puerta, y lo atravesó sin mas. El calor del interior del restaurante la hizo estremecer un poco, parecía que hubiese algún tipo de leño o fogata en el interior del establecimiento, dando calor a los clientes y alejándolos del frío y la lluvia.

Un par de chicas que casi parecían gemelas, quizás podía tratarse de unas hermanas, dieron la bienvenida a la kunoichi. Según anunciaron, ellas también estaban en una misión parecida a la suya y de Mogura. Todos estaban sustituyendo a trabajadores en su jornada, aunque bien podía destacar que éstas tenían la labor mucho mas domada que ellos. Parecía que hubiesen ensayado las palabras ciento y una vez antes de actuar, sin duda estaban comprometidas con su misión. Ante todo, dieron a conocer que podían atenderla dando la reserva, o que bien podían ofrecerle una mesa sin reserva alguna.

Oh... ya veo. No, no... la verdad es que yo y mi compañero andamos en la misma situación que vosotras. —Señaló la chica mientras dejaba ver con su mano al mencionado compañero. —Tenemos que entregar una urna de cristal con unas gardenias blancas, que entiendo que son para el recibidor. He podido notar que les falta una, seguramente son para ese lugar. Pueden tomarlas, o bien avisar al superior, como quieran. Igualmente es un placer conocerlas.

Tras la explicación detallada de la situación, la peliblanca hizo una breve y ligera reverencia. Ante todo, quería conservar la actitud y la educación, cosa que parecían haber mermado en suma cantidad en su anterior envío. Una cosa taparía la otra, al menos eso pensó la chica. Sin demasiada demora, retomó su anterior posición y permaneció a la espera de la respuesta por parte de las chicas. La verdad, quizás no estaba en sus manos tomar un pedido, por eso había mencionado lo de llamar al encargado.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 19/12/2016

Mogura había logrado liberar la capsulas de las ataduras que la protegían, no había riesgo alguno en aquel instante salvo que alguien llegara y le metiese un patadon, lo cual era muy poco probable. Entre tanto su compañera había comunicado el objetivo de su presencia en aquel elegante restaurante.

Una colega kunoichi.

Dijo una de las hermanas mientras observaban la ligera reverencia por parte de la Sarutobi.

El placer es nuestro.

Correspondió la otra muchacha y entonces ambas hicieron una marcada reverencia atendiendo a las formas, en aquel momento la peliblanca no era una clienta pero ellas si estaban de servicio, debían actuar como tal.

El encargado nos informó sobre el pedido.

Tomando nuevamente la voz por ambas, la muchacha le comentó a Katomi sobre la situación de aquel asunto. Básicamente quedaba en manos de aquellas dos el recibir las flores como parte de su misión.

Recibiremos las flores en lugar del encargado.

No demoraron mucho en asomarse por la puerta del lugar para ver a Mogura bajando cuidadosamente la capsula de las gardenias blancas para poder transportarlas hasta el interior del local. Una de las kunoichi gemelas tomó un paraguas y dejandole espacio a su idéntica hermana, salieron a la calle.

Shinobi-kun, nosotras nos encargaremos desde este punto.

Dijeron al unisono, cosa que al joven médico le pareció un poco raro pero solo hasta notar que las muchachas eran identicas. Parecía incluso que aquel paraguas que compartían mitad y mitad era una especie de truco visual pues parecía espejado.

De acuerdo... Lo dejo en sus manos entonces.

Contestó el muchacho de cabello azabache haciendo una ligera reverencia.

Una de las hermanas, la que no sostenía el paraguas, se arremangaría parte del uniforme dejando ver unos brazos bastante fuertes y trabajados, como si fuese una especialista en taijutsu o algo similar. Haciendo un movimiento bastante técnico, doblaría ligeramente las piernas y tomaría en brazos la capsula.

No debería haber mayor razón para detenernos, dicho esto nos retiramos al interior del restaurante.

Comentó la kunoichi que sostenía el paraguas. Seguidamente ambas emprenderían su camino hacia el interior del local.

Mogura por su parte buscaría con la mirada a su compañera, un poco desconcertado sobre lo que había pasado. No se alejaría mucho del carrito pues no deseaba dejar la mercancía sola en medio de las calles lluviosas de Amegakure.

¿Qué... ha sido eso, Kato-chan?

Consultó curioso a su peliblanca amiga, en parte por la interesante coordinación que llevaban las chicas y por la fuerza que había demostrado tener una de ellas, llevando sola la capsula con las flores.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Aiko - 23/12/2016

La primera de las chicas resaltó un cálido apelativo a la kunoichi de cabellera nivea, llamándola amiga, mientras que la otra inquirió que el placer era de ellas, refiriéndose claramente al placer de conocerlas. Sendas chicas realizaron esa cordial y a la vez formal reverencia, al concluir, y conforme la Sarutobi explicó la situación, las chicas afirmaron estar al tanto del pedido así como de haber recibido instrucciones a cerca de qué hacer con éste.

Tan pronto como informaron a la princesa dragón de que tomarían ellas el encargo en nombre del encargado, ambas tomaron un único paraguas y caminaron juntas dirección a Mogura. Ambas compartieron el susodicho casi como si compartiesen un espejo, caminaban y gesticulaban casi al milímetro. Una vez tomaron posición, se presentaron ante el médico, y le avisaron de que tomarían el encargo. La chica que no llevaba el paraguas fue la anfitriona principal del esfuerza, que haciendo gala de una musculatura prodigiosa tomó el pesado cargamento como si se tratase de una bolsa de gominolas. El chico hasta pareció cortarse, normal... seguramente tenía una masa muscular que doblaba la suya. Era de todo menos erótico, o sí... sobre gustos no hay nada escrito.

Sin mas, se dirigieron hacia el interior del restaurante, mientras que la peliblanca justo recorría el camino en el sentido contrario. A su paso por la cercanía de éstas, de nuevo la chica realizaría una ligera reverencia. —Muchas gracias, y suerte con la misión. —Añadió. —Hasta la próxima.

Con éstas, tomó rumbo sin titubeo hacia su compañero de trabajo. Cuando llegó a su proximidad, éste no tardó en preguntar qué pasaba con esas chicas, o qué había sido ese espectáculo. La verdad, había poco que explicar, había sido una recepción del pedido de lo más normal y rápida. No podían quejarse.

Eran kunoichis, y están en mitad de una misión de sustitución... justo como nosotros. En éstos días de fiestas es escandaloso el número de empleados que se ponen misteriosamente "malos"... ¿Te diste cuenta, verdad?

La chica terminó por encogerse de hombros, y girar la cabeza desconsolada ante una respuesta que ya sabía. Su pregunta había sido retórica, ni le hacía falta respuesta. Sin mas, tomó de nuevo el papelito que bien salvaguardaba, y se aseguró de cuál era el siguiente destino. Tras revisarlo, lo volvería a guardar.

En fin... sigamos con el trabajo, que ya falta menos. —Inquirió y motivó con entusiasmo. La dirección ya estaba marcada, ahora solo faltaba que Mogura también ayudase empujando.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 24/12/2016

Era muy común ver a la gente de Amegakure ingresando a todo tipo de lugares empapados de pies a cabeza, algunas personas no tan a gusto de recibir el regalo del dios de la lluvía acostumbraban a utilizar paraguas, otros podrían llegar a ser como Mogura que no se podían permitir un desempeño del 100% bajo aquel tipo de clima y por eso echaban mano al accesorio, en el caso de las hermanas simplemente necesitaban mantenerse secas por una cuestión de etiqueta del lugar. De ahí la razón el enorme paraguas con el que paseaban la capsula al interior del restaurante.

En respuesta a su interrogante, la kunoichi de melena blanca explicaría que aquel par eran dos kunoichi en medio de una misión y, al igual que ellos, estaban sustituyendo a otra gente. El joven médico asentiría con la cabeza un par de veces dándole a entender que se daba por satisfecho con aquella explicación y finalmente imitaría a la chica en su gesto de encogerse de hombros, parecía que varías personas se habían tomado el día.

Supongo que es una buena oportunidad para los genin de la aldea, llenar un poco el expediente y todo eso...

Atinaría a comentar mientras la kunoichi se daba a la tarea de revisar el siguiente destino al cual deberían partir desde aquel sitio.

Si seguimos a este ritmo, seguro que antes de la hora de comer estamos terminando.

Dijo con una ligera sonrisa en el rostro mientras colaboraba empujando el carrito cargado de flores.

El camino sin duda alguna podía ser silencioso a veces, silencioso al estilo de Amegakure, el sonido de los carteles fluorescentes en las calles y el ruido de la lluvia quedaba como algo que era parte del paisaje. El momento entre encargo y encargo daba la oportunidad perfecta para una pregunta rápida.

Profiteroles...

Justo en aquel momento estarían pasando por un negocio de esos tipo panadería y pastelería el cual tenía en vidriera elegantemente presentados el postre que hasta aquel momento Mogura tenía entendido como el favorito de la Sarutobi.

¿Siguen siendo tus preferidos, Kato-chan?

Una pregunta bastante simple, no pensaba preguntarle si había logrado incinerar a aquel sujeto o si había completado su objetivo por el cual pulía tanto su elemento ígneo, podría llegar a ser hasta casi insultante desde su punto de vista. No, simplemente deseaba saber si los gustos de su compañera habían cambiado en aquel último año que había pasado.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Aiko - 24/12/2016

El dúo avanzaba fugaz en el cumplimiento de su misión, al fin se habían puesto serios y sus acciones iban en pos de un logro positivo, culminar ésta misión en equipo. Curiosamente, para ser la primera vez que elaboraba una de ésta índole, había tenido una suerte atroz en lo que respecta a compañero. Ni por asomo se le ocurría alguien mas de la aldea con quien pudiese estar así de cómoda, incluso en mitad de la labor. Quizás esto era de lo mas cómodo, pero podía sugerirse también en un arma de doble filo... estaba tomando demasiada confianza con él. ¿Era bueno o malo?

Sin respuesta a esa pregunta, avanzaron de nuevo empujando el carrito. Tras el comentario de Mogura no cabía mas que decir, justo reafirmaba lo que la chica acababa de plantear.

Nuevamente estaban de camino, buscando a un nuevo objetivo a quien proveer de flores o algún tipo de planta. Entre gotas de agua arrojadas desde el mismo cielo, decenas de edificios enormes, y cientos de carteles luminosos, las palabras escaseaban por un rato. Justo en mitad de ese silencio, el médico rompió el mismo para nombrar el preciado titulo del postre favorito de la kunoichi. Sin pensarlo demasiado, lanzó la pregunta. La respuesta a ésta pregunta no era demasiado difícil, pero tampoco es que fuese algo fácil.

La verdad es que sigue siendo uno de mis postres favoritos... pero cualquier postre que tenga chocolate y algo de nata suele agradarme.

Era algo obvio... ¿por qué conformarse con un único postre si podía disfrutar de varios? No es que fuese un pensamiento egoísta, o quizás si, pero prefería abrirse un abanico de sabores a quedarse solo con los profiteroles... por muy buenos que éstos pudiesen estar.

Conforme continuaban empujando el carro, de nuevo quedaría un leve silencio, obviando el sonido que los envolvía. —Mogura... ¿cómo es que eres tan amable conmigo? ¿no te aburre que siempre vaya a mi rollo? ¿no te incomoda que siempre vaya tan a lo mio? —Cortó ella ésta vez el silencio, con una serie de preguntas que quizás incomodarían al matasanos.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 24/12/2016

Parecía que su gusto por los postres no había cambiado a pesar de lo ocurrido y del tiempo que había pasado, a lo mejor no le había afectado en mayor medida aquel evento que marcaría un antes y un después en la vida de toda una generación.

Es bueno saber que tus gustos no han cambiado.

Comento con una ligera sonrisa en el rostro mientras seguían empujando a la par el carro con las flores. El silencio amegakuriense se adueñaría un momento más de la escena para luego ser roto por la kunoichi de ojos rojos con una interrogante de lo más peculiar.

Bueno...

La interrogante por parte de la Sarutobi lo había tomado por sorpresa, no esperaba ese tipo de preguntas tan rápido. El muchacho de cabello azabache levantó ligeramente la mirada un tanto pensativo ¿Había una razón para ser tan amable con aquella muchacha? Normalmente tenía un comportamiento bastante formal con el grueso de la gente que se cruzaba en su camino pero con la peliblanca había sido diferente, en parte porque sentía que se comería una bola de fuego en la cara si le decía algo como "Sarutobi-dono" o "Katomi-san".

Como decirlo...

En su cabeza las palabras que tenía que elegir para dar una respuesta con pies y cabeza que fuese satisfactoria para ambas partes parecían buscar la mejor formación posible. ¿Le molestaba la volátil actitud que podía llegar a tener la kunoichi? No parecía, no. En cierto punto parecía disfrutar de la atípica compañía que suponía la Sarutobi. Era divertido para el joven médico juntarse con la chica de melena blanca.

No me molesta en lo absoluto tu forma de ser... más bien creo que es todo lo contrario...

Poco a poco las palabras comenzaban a escapar de los labios del joven médico, mientras tanto el empuje del carro no parecía disminuir.

Me parece una actitud agradable, sincera y divertida. Debo decir que disfruto compartiendo tiempo con una persona como tu.

Ciertamente la vida de Mogura podía llegar a ser muy metódica y aburrida, viviendo con un par de viejos ancianos ya retirados y haciendo poco más que investigando sobre algunos temas médicos y otras cosas similares.

A su vez... Me ha resultado un tanto inspiradora la dedicación que me demostraste ponerle a tu entrenamiento el día que nos conocimos. Como resultado de eso... durante este año dedique una parte de mi tiempo a desarrollar una técnica en particular que quizá pueda serte de utilidad...

A lo mejor aquello estaba demás pero de cierta manera venía a caso. Aquella técnica no era otra que el túnel de viento por el cual había llegado a pasar algunas noches en vela, menudo desperdicio habría sido el no volver a ver a la kunoichi.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Aiko - 25/12/2016

La chica no consiguió levantar demasiado ánimo en el médico, éste respondió a la respuesta igualmente con una sonrisa y buena gana, pero no le faltaría demasiado tiempo para cortarse. La peliblanca no titubeó un solo instante antes de lanza la pregunta que casi provoca un infarto al pobre matasanos. Éste comenzó a tantear el terreno, soltó primero una palabra, dejó caer un ligero silencio, y tras ello soltó dos mas, casi parecía tartamudo. La verdad, la pregunta no era para menos.

Al fin, se lanzó al vacío con una respuesta sincera. Confesó que mas que disgustarle, le agradaba la forma de ser de la Sarutobi. Tragó saliva, y de nuevo continuó con su respuesta. Pese a ello, el ritmo de empuje para con el carrito no había disminuido en absoluto. De nuevo arrancó inquiriendo que su actitud era sincera, agradable y divertida, que disfrutaba compartiendo el tiempo con una persona como ella. Éste argumento casi le sonsaca a la pobre kunoichi el ruborizado en el rostro.

La chica lo miró con descaro, y casi le surge una mueca en la cara que reflejaba su sorpresa.

Pero antes de que ésta le mediase palabra al joven, éste se adelantó para completar un poco mas su respuesta. Para él, su dedicación había sido una fuente de inspiración, y al parecer había estado entrenando durante parte del año transcurrido para elaborar una técnica que favorecería a la Sarutobi. La verdad, éste último hecho si que había llamado su atención, casi mas que el hecho de haber sido una musa para él.

Así que soy tu musa... ¿no? —Se permitió bromear. —Jajajajaja....

»Bueno, y... ¿qué clase de técnica has aprendido para ser de mi utilidad? Ya me picó un poco la curiosidad —Una cosa llevaba a otra, y la otra a la una. Bien era cierto que ésto había derivado desde su pregunta, pero ahora mismo había surgido algo demasiado interesante como para dejarlo de lado. ¿Acaso habría desarrollado una técnica para agrandar sus llamaradas? ¿O acaso había desarrollado una técnica para mejorar su potencia en taijutsu? A saber por donde saldría el intrépido matasanos...

Para cuando se quiso dar cuenta, ya habían llegado hasta el siguiente cliente, o mas bien dicho hasta la puerta del portal donde se hallaba su casa. Se trataba de un torreón enorme, uno mas entre tantos de Amegakure. La chica cesó el empuje, y señaló el portal con su diestra, concretamente con su índice.

Y.... aquí está el siguiente cliente. Piso setenta y tres, lazos amarillos.

Ahora quedaba realizar el siguiente pedido sin demasiada dificultad, e intentando dar una buena imagen. Con éste, ya iban quedando pocos mas que realizar.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 25/12/2016

La kunoichi contestaría con un tono de bromas que ella era la musa del joven médico, Mogura no pudo evitar delinear una ligera sonrisa en su rostro al escuchar eso. Estaría mintiendo si dijese que no era cierto, pues en parte la peliblanca lo había inspirado a lograr aquel jutsu.

Una musa muy humilde, si.

Respondería para luego dejar escapar una risa acompañando el momento.

Seguidamente la muchacha de ojos rojos expresaría su curiosidad por la técnica que el chico de cabello azabache había mencionado. Miró a ambos lados mientras empujaban el carrito a la par, como tratando de ver si alguien más pasaba por aquel lugar en el momento.

¿Sería correcto decirlo en un lugar como este? Alguien podría escucharnos y robarse mi técnica secreta...

Dijo con la esperanza de que eso aumentara de alguna manera la expectativa sobre que demonios era lo que Mogura había desarrollado y podría ayudar a la Sarutobi. Aunque pensándolo mejor probablemente no mucha gente estaría interesada en robarle una técnica como la que él había hecho.

Es una técnica de apoyo, su objetivo es mejorar algunos aspectos de ciertos tipos de técnicas. Tuve que poner a investigar sobre Katon para poder conseguir un resultado favorable, fue un poco extenso pero a fin de cuentas lo logre.

Mencionó vagamente lo que podía llegar a ser su túnel, desde luego esperaba que algo como no dejaría contenta a la muchacha por lo que propuso casi al terminar sus palabras:

Una demostración sería mejor, en cuanto entreguemos este encargo podría mostrarte mejor la técnica.

Ya habrían llegado al lugar del siguiente encargo, un enorme edificio que podría incluirse entre los mas altos de la aldea. Lazos amarillos era el nombre que recibía la flor a entregar, no había que perder tiempo. Buscó un poco y localizó una capsula con un arreglo floral muy bonito y elegantemente decorado con un listón amarillo chillón.

Si no es este, no estoy seguro de cuál será.

Confesó el joven médico. No tardó mucho más en darse a la tarea de liberar la capsula del resto, aflojando sus ataduras. El tiempo de aquella acción se vería reducido si la kunoichi intervenía quitando la capsula de la formación, dejandole a Mogura simplemente la responsabilidad de aflojar y luego volver a tensar todo el entramado.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Aiko - 27/12/2016

Una fuente de inspiración, una musa que prácticamente había dado un empujón a la carrera militar del médico, así fue como el chico expresó a duras penas qué motivo le llevaba a pasar mas tiempo con ella, así como a tratarla de buena manera. La verdad, ésto había surgido casi de improvisto, la chica no era de esas que se maltrechan tan solo por mantener la apariencia —no señor— la Sarutobi era una oveja descarriada que buscaba venganza, venganza y salvación a la misma vez. Obviamente, el cabronazo de su padrastro no iba a recibir redención alguna.

Poco le faltó al chico para seguir la broma de la musa, la prosiguió con una sonrisa, al igual que la joven. Ambos parecían compartir un parecido sentido del humor, o al menos éste parecía sobrellevar el de la chica. Cosa diferente había pasado con el primer recado de la misión...

Para cuando comenzó a derivar la conversación al tema de la técnica que había estado desarrollando, el médico quiso mantener el secretismo. Alegó que prefería no desvelarla, que corría el peligro de ser copiada. La verdad, eso de copiar una técnica no es tarea sencilla, casi es mejor darla por olvidada. Pero Mogura no opinaba así, hasta comentó que prefería exhibirla mas tarde, cuando la misión acabase. Según databa, había estado hincando codos en pos de averiguar sobre la combinación de los elementos, había estado indagando en cómo apoyar las técnicas ígneas.

A cada palabra que decía, la chica sentía mas curiosidad. Torció el gesto en una mueca de tristeza claramente fingida, incluso sacó morritos mientras lo miraba de reojo.

Está bien... —terminó por rendirse ante las tramas de conspiración que su compañero avistaba.

Tras ello, la chica anunció el edificio, así como la descripción del encargo. Mogura no tardó en localizar un arreglo floral que correspondía, y se dispuso a desatar los nudos para poder tomar la capsula. En ésta ocasión, la Sarutobi le echó una mano desde el otro extremo del carro, aflojando los nudos mas cercanos a ella. Entre ambos no tomaron demasiado tiempo para liberar la capsula en cuestión, tras ello la chica tomó la delantera y se encargó de agarrar el encargo. La mercancía tampoco pesaba demasiado, al menos no por el momento.

Ésta la llevo yo, y tu hablas con el cliente. Es el número setenta, izquierda B-2.

La peliblanca anunció la dirección completa, ahora era cosa de su compañero llamar al porterillo, así como abrir las puertas que pudiesen tomar de camino. Ante todo, la chica intentaría mantener las distancias con todo y todos, no podía permitirse el lujo de romper el arreglo.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 27/12/2016

Haciendo un gesto bastante propio, la kunichi terminaría aceptando que la demostración fuese al finalizar la misión. Estaban en servicio, al igual que cuando entrenaban, si deseaban buscar profesionalidad al trabajar tenían que priorisar ciertas cosas.

Miralo de esta forma, es una especie de insentivo a terminar rápido la misión.

Comentaría con una ligera sonrisa en su rostro para luego dejar de escapar una corta risa. De cierta forma como que cada vez que avanzaban en su camino, las actividades a realizar después de finalizada la misión iban en aumento.

Al contrario de las vece anteriores, la kunoichi sería quien cargaría con la capsula, dejandole al joven médico la tarea de dialogar con el cliente. Sería una especie de oportunidad para redimirse por lo que había pasado con la primer clienta, por lo que el muchacho lo tomó de buena forma y no se opuso a las intenciones de la peliblanca.

Evitaré causar problemas esta vez.

Uno podría pensar que al no cargar en sus manos con la mercancía tenía menos responsabilidades, pero no. Sino que podría significar todo lo contrario, en las manos del joven médico estaba la seguridad de su compañera y en parte del objeto que cargaba, debía guiarla por el camino más seguro hasta la puerta del cliente.

Y así fue como se manejo, caminando unos pasos por delante de la kunoichi iba abriendo las puertas en su camino ya sea manualmente o disparando los mecanismos electrónicos que tanto presumia Amegakure al resto del mundo conocido.

Piso setenta y tres habías dicho ¿no?

Confirmaría en el momento que ambos se encontrasen dentro del ascensor, si la kunoichi tenía alguna corrección que hacer al piso exacto al cual debían dirigirse aquel era el momento para hacerla. En el peor de los casos demorarían un rato más al tener que bajar de piso y todo eso, nada de otro mundo, pasaba en las mejores familias.

El sarcofago de metal con botones avanzaría verticalmente a una velocidad considerable, apreciable en como el circulo de color iba pasando de la planta baja al primer piso, luego al segundo y así hasta llegar al deseado.

Aquí estamos.

Con la precaución de cuidar que la puerta del asensor no se le cierre encima a la peliblanca el muchacho se quedaría como guardián de la entrada hasta que esta cruzase. Una vez logrado su objetivo marcharía hasta la entrada del departamento y tocaría el timbre.

Una oscura muchacha abriría entonces la puerta de aquel lugar, su largo cabello oscuro le llegaba casi hasta la cintura, un abrigo de lana morado oscuro cubría su pecho y un pantalon de cuero con unas de esas botas de cuero negro con algunos pinchos adornaban sus piernas, en su rostro la fémina exhibía algunos piercings y conjunto a eso llevaba tambien sus labios pintados de un color similar a su abrigo.

¿En qué puedo ayudarlos?

Consultó la chica darks, sin mucha expresión en su rostro.

Buenos días, somos shinobi de Amegakure y nos encontramos en una misión. Venimos a traerle su encargo de la floristería.

Contestó Mogura haciendo gala de sus mejores modales acompañando sus palabras de una formal. Una vez dicho lo que tenía para decir, daría unos pasos al costado para que su compañera fuese el centro de la atención, o mejor dicho la capsula que esta cargaba.

Si Katomi bajaba en aquel momento la carga podría apreciar como se dibujaba una ligeran sonrisa en el rostro de la oscura señorita que estaba parada en el umbral de la puerta.

Pueden acomodarla junto a la puerta, yo me haré cargo del resto. Muchas gracias.

Se notaba en su voz un tono ligeramente más cálido que antes. Como si aquel arreglo floral le evocase cierta nostalgia o alegría en cierto modo.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Aiko - 7/01/2017

A la respuesta de la kunoichi, el chico argumentó que era algo positivo, que así querrían terminar lo antes posible la misión; para ver el resultado de su entrenamiento. No obstante, tampoco era cosa de hacerlo a la prisa y mal, mejor que las cosas se tomasen su tiempo y saliesen bien. No quería una misión con trabas, no quería líos, ya que por ahora era una kunoichi ejemplar.

Tampoco nos pasemos con eso de hacerlo "rápido"...

Nuevamente, se pusieron manos a la obra, y en ésta ocasión la chica recalcó que debían evitar los problemas. Mogura no tardó en entenderlo, y totalmente decidido aclaró que no volvería a cometer el mismo error. La chica acompañó su decisión con un firme movimiento de cabeza afirmativo.

«Me ahorraré por si acaso el comentario de preguntar cómo será el cliente... por si acaso...»

La Sarutobi terminó de acotar el arreglo floral, y desenlazó con diestra habilidad el nudo de su compañero. Para cuando ésta tomó el arreglo floral, su compañero preguntó cual era el piso al que debían ir, quizás solo por estar seguro. La chica quedó en silencio un instante, y desvió la mirada hacia el cielo.

Setenta y tres, si...puerta B-2 creo que había leído... igual seguro el cliente estará esperando tras haber llamado al porterillo, ¿no?

Sin preámbulos, el médico alargó la mano hasta alcanzar el botón de llamada del ascensor. En menos de lo que se tarda en abrir y cerrar los ojos, el ascensor abrió sus enormes puertas metálicas, dejando al par entrar en el habitáculo. Rápidamente, volvió a tomar la iniciativa y tocó el botón del piso setenta y tres. Con una eficacia atroz y casi peligrosa, las puertas del recinto metálico se cerraron, y éste se puso en movimiento.

Uno, dos, tres, diez, veinte, cuarenta... la velocidad a la que se movía era impresionante, saltaba casi decenas de pisos en segundos, y por contra la sensación de velocidad en el ascensor pasaba totalmente desapercibida.

«Ufff... ésto pesa bastante...» Pensó la chica, intentado disimular lo evidente. Ella no era Hulk Hogan, era claramente visible.

Pero la demora no fue tampoco tan desmesurada, el diabólico metal industrializado no tardó ni tan siquiera un minuto en alcanzar el piso del cliente.

¡CLINK!

El sonido de una campana fingida resonó, y fue entonces que las puertas se abrieron. Primero salió el chico, y salvaguardó el umbral de la puerta hasta que la chica también salió del sarcófago metálico. Luego de ello, caminaron hacia el ala de las letras del porterillo al que había llamado. El chico, que se había adelantado, tocó el timbre nada mas llegar.

La dueña de la casa hizo presencia, bueno, quizás fuese la hija o a saber. La questión que realmente llamaba la atención era su tono de voz seco y frío, que acompañaba idealmente a sus vestimentas casi emo. Iba totalmente vestida de negro, como una viuda en los años venideros a la muerte de su amado. Pero bueno, tampoco era algo que reprochar, hasta era el color favorito de la kunoichi Sarutobi. Bueno, el rojo también era un tono que le encantaba, pero eso no es algo que cundiese demasiada importancia.

La chica preguntó que si podía ayudarlos, a lo que Mogura respondió que eran shinobis de Amegakure, y que venían a entregar ese arreglo floral que la peliblanca portaba. La kunoichi no se lo pensó dos veces, y al escuchar la respuesta de la otra chica, se movió y la dejó con cuidado al lado de la puerta.

Aquí tienes. —Respondió conforme se erguía.

»Bueno, hecho nuestro recado, nos retiramos. Que pase un buen día.

Dicho eso, la peliblanca se retiró y esperaba que su compañero hiciese igual. Sin demora, volvió hasta el ascensor y volvió a tocar el botón de llamada. En menos de lo que se tarda en soltar un suspiro, el sarcófago de metal había abierto sus puertas. La chica entró, y esperó hasta que el médico hiciese igual.

Hemos dejado los otros arreglos florales solos... deberíamos darnos prisa... —Aclaró el motivo de su prisa mientras pulsaba el botón de la planta baja.


RE: [Automisión D] Reencuentro y reemplazo - Manase Mogura - 7/01/2017

Para cuando el joven médico pudo llegar a apreciar la carga que su compañera estaba manejando ya habían llegado a la puerta de la cliente, quien sin duda alguna proyectaba un aura bastante particular, bastante emo, quizás eran simplemente sus gustos y la mujer no disfrutaba de peinarse usando una escopeta mientras escuchaba grunge.

La peliblanca parecía llevar un ritmo verdaderamente apresurado, como si su casa estuviese prendiendose fuego. Lejos de detenerla Mogura se acopló a su ritmo tan rápido como sus reflejos se lo permitieron, pues a fin de cuentas ya no tenían nada que hacer ahí.

Me resultaría extraño que alguien intentase llevarse un carro con flores...

No pudo evitar contestar en respuesta a la razón dada por la Sarutobi para la prisa que manejaba.

Aunque nunca se sabe cuando podría estar a la vuelta de la esquina algún loco enamorado.

Agregaría con una ligera sonrisa en el rostro a modo broma. Lo cierto era que no deberían dejar aquel vehículo solo durante mucho tiempo, no les pertenecía así que lo mínimo que podían hacer era cuidarlo el doble de lo normal.

Eventualmente si los jóvenes salían nuevamente a la calle, podrían notar que además de que la lluvia seguía cayendo, una silueta se podía apreciar prácticamente pegada al carro, esta persona cargaba con un paraguas en una de sus manos y con la otra se apoyaba en el vehículo mientras husmeaba como buscando algo.

¿Qué estará buscando, Kato-chan?

Preguntó el joven médico a su compañera, tuteándola de una forma muy particular, totalmente contrastante con el grueso del resto de conocidos y familiares. Aquella figura que no tenía demasiadas intenciones de mojar su cuerpo con el agua que provenía del cielo estaba lejos de parecer un vagabundo o un criminal, sino más bien lo contrario, conforme se acercaba el dúo podría apreciarse que el nivel adquisitivo de ese sujeto era bastante alto, muchos ornamentos en sus ropas y accesorios.


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