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El Patito Frito - Versión para impresión

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RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 23/03/2016

Pero, para su absoluta desesperanza, Daruu parecía haberse rendido, hundiendo la cabeza entre las palmas de las manos como si deseara desaparecer de aquel lugar con un chasquido de dedos. Ayame no podía culparle, ella sentía algo muy similar. Ni siquiera su intento de cambiar de tema para relajar los ánimos funcionó, Kiroe soltó una risotada, ahogando cualquier ademán de paz.

—Tú lo que eres es un amargado, más incluso que ese café —sentenció, pero con la mano parecía señalar que quería que el pique frenara ya antes de que subiera el tono aún más—. Era una puta broma, maldito idiota. No quiero discutir contigo.

«Parece que el uso de palabrotas no es exclusivo de papá.» Pensó Ayame, pese a lo delicado de la situación.

Zetsuo seguía con una ceja alzada hacia Kiroe; y, para la estupefacción de todos, un atisbo de sonrisa asomó fugazmente a sus labios. Pero fue tan efímera que Ayame se preguntó si no se lo habría imaginado.

El camarero llegó con los postres antes de que pudiera darle demasiadas vueltas al asunto. Dejó frente a Daruu, Kiroe, Kōri y Ayame sendas raciones de mochis de diferentes colores, según el sabor que habían elegido cada uno; y frente a Zetsuo un café tan oscuro que parecía desafiar a la misma noche que les rodeaba y emanaba un olor más amargo aún.

—Amedama Kiroe siempre será dulce como una jovencita —comentó Kiroe, mientras degustaba su postre. Y aquel comentario provocó una nueva mueca de escepticismo en el rostro del médico—. Además, a Kori no parece importarle su edad para venir cada día a la pastelería y llevarse una bolsa enterita de bollitos de vainilla. No será porque no es un adulto fríiio y centrado... Sobretodo frío.

—Si tú eres dulce, yo soy un misericordioso Buda, no te jode —replicó, llevándose la taza aún humeante a los labios. El calor no pareció afectarle lo más mínimo cuando le dio un trago al brebaje—. No metamos a los chicos en esto. Ya son mayorcitos para saber lo que hacen.

«Le ha dejado sin saber qué contestar y no quiere admitirlo.» Pensó Ayame, sin poder dar crédito a la escena que veían sus ojos.

—Me encantan los mochi —comentó Daruu, dirigiéndose directamente a Ayame y Kōri, pero la muchacha se vio incapaz de responder al tener la boca prácticamente llena.

—Pero Zetsuo, cada persona es diferente, en serio. Si te gusta el café así, te gusta así. Ni tú le obligas a Kori a bebérselo ni él te mete bollitos en la boca para que te animes a apreciar el dulzor de las cosas.

Zetsuo abrió la boca para replicar, pero se vio súbitamente interrumpido cuando Ayame rompió a toser súbitamente. Se había inclinado sobre su propio torso, luchando por respirar con ambas manos en el pecho.

—¿¡Pero qué cojones has hecho, niña!? —exclamó Zetsuo, dándole varias palmadas en la espalda.


RE: El Patito Frito - Amedama Daruu - 23/03/2016

Esta vez, los comentarios mordaces de Zetsuo y Kiroe eran más propio de un dúo humorístico. Era un humor sádico, como la ardiente danza de dos comediantes que se lanzaban insultos y bromas entre estocadas de sendos sables untados de brea y prendidos en llamas. Pero humor, al fin y al cabo, y Daruu se ocupó de rellenar las pausas con su buena tanda de pequeñas risotadas.

Pero el dueto fue silenciado por la voz distorsionada y agonizante de una arcada de Ayame, a la que la siguieron multitud de toses y gemidos. La muchacha se había inclinado sobre su propio torso, y se agarraba el pecho con ambas manos. Fuera de contexto, aquello hubiera tenido toda la pinta de ser un infarto, pero estaba bastante claro que lo que había pasado era muy diferente.

—¿¡Pero qué cojones has hecho, niña!? —intervino Zetsuo, y empezó a darle una palmada tras otra en la espalda.

Daruu se llevó una mano a la frente. «Pero qué animal, se ha metido todo el mochi en la boca».

Los mochi estaban hechos de una pasta especial de arroz, por lo que podía uno no ser un delicado y comérselo a bocados, sí, pero tampoco eran tan pequeños como para que uno se los metiera en la boca de golpe. Además... «¿Es que no quiere disfrutar un poco del sabor de las cosas? Lo ha engullido como un pato».

Pasado el susto y acabado el postre, lo único que quedaba era volver a sus habitaciones, ya que la cuenta de la cena corría a cargo de la organización del Torneo de los Dojos, también. Daruu se preguntó si en el fondo todo aquél evento trataba de promover un poco el turismo en aquella zona, y si volverían a celebrar nuevos torneos si aquella experiencia les había dado bonanza económica. Aunque con los gastos que les supondrían todos los participantes...

No, claro. Por cada participante a lo mejor había veinte espectadores. Si obviamos que al menos cinco de esos espectadores eran familiares de los combatientes, todavía les salía bien la jugada.

—Bueno, Zetsuo, ¿qué te ha parecido el sitio? La leche, ¿verdad? —dijo Kiroe, después de que las dos familias salieran por la puerta trasera del jardín del restaurante. Ahora paseaban por una plazoleta empedrada, con un estanque en el centro y rodeadas con árboles de cerezo en flor.

—Oye, Kori-san —le preguntaba, por otro lado, Daruu al hermano mayor de Ayame—. ¿Recuerdas que se hayan celebrado este tipo de eventos en otras ocasiones?


RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 23/03/2016

La situación aún tardaría varios minutos en solucionarse. Ayame tosía y tosía, intentando desesperadamente poder volver a respirar con normalidad, mientras Zetsuo aplicaba todos sus conocimientos médicos para evitar que terminara ahogándose de verdad. Finalmente, y tras beber un par de tragos de agua, la pasta de arroz pasó a través de su garganta y Ayame se dejó caer sobre la mesa terriblemente cansada.

—Manda cojones —espetó Zetsuo, el sudor frío cayendo por su sien.

—No puedes ahogarte en el agua y casi te ahogas con un mochi —el tono de voz de Kōri seguía siendo tan plano como las aguas de un mar congelado, pero algo apenas perceptible en el brillo de sus ojos escarchados delataba la preocupación que él también había pasado.

—Lo siento...

La complicada cena dio fin con el postre. Las dos familias se levantaron de sus asientos como si nada hubiese ocurrido. Después de todo, la cuenta corría a cargo de la organización del torneo del que eran participantes y Ayame no pudo sino alarmarse al pensar en la suma de dinero que debía de costarle a los organizadores el tener que encargarse de los gastos de todos y cada uno de los participantes del Torneo de los Dojos. Era algo desmesurado, pero lo que esperaban ganar con el evento en sí debía ser más desmesurado aún si creían ser capaces de permitírselo.

Los Aotsuki y los Hanaiko salieron por la puerta trasera del jardín del restaurante. Rodeados por una infinidad de cerezos en flor que hicieron la delicia de los ojos de una repentinamente curiosa Ayame, se encontraban ahora en una preciosa plazoleta con un estanque en el centro.

—Bueno, Zetsuo, ¿qué te ha parecido el sitio? La leche, ¿verdad? —le interpeló Kiroe.

—Bueno. Aceptable —replicó el médico, casi a regañadientes. Pero teniendo en cuenta lo orgulloso y terco que era el hombre, un "aceptable" casi podría considerarse un excelente para alguien normal—. Sigo pensando que el Hotel Sakura habría sido una mejor opción.

—Oye, Kōri-san —intervino Daruu, mientras Ayame curioseaba el lugar desde una posición algo más alejada—. ¿Recuerdas que se hayan celebrado este tipo de eventos en otras ocasiones?

—No son muy habituales pero sí. Los Señores Feudales están interesados en conocer la fuerza militar de las diferentes aldeas a las que van a solicitar sus servicios, por lo que convocan estos eventos de manera periód...

—¡Mirad! —exclamó Ayame súbitamente. Se encontraba en el centro de la plazoleta, señalando hacia las aguas del estanque, repletas de nenúfares y otras plantas acuáticas—. ¡Hay ranas! ¡¡Y kois!! Ala... ¡Yo quiero un estanque así!


RE: El Patito Frito - Amedama Daruu - 23/03/2016

—Bueno. Aceptable —había refunfuñado el viejo malhumorado, como siempre. Kiroe se había reído, porque sabía que no lo quería admitir—. Sigo pensando que el Hotel Sakura habría sido una mejor opción.

—Está bien —cedió Kiroe, pero sólo era la antesala de una nueva puya—. Pues a la próxima hospédate tú en el hotel "cucarachas en la sopa y pulgas en el colchón", ya verás como vuelves corriendo al Patito Frito.

Por su parte, los más pequeños —si es que alguno de los shinobi que estaban hablando apartados se podían considerar pequeños mientras guardaban las armas, afiladas y, las de Kori, con más de una víctima—, seguían con su conversación.

—No son muy habituales pero sí. Los Señores Feudales están interesados en conocer la fuerza militar de las diferentes aldeas a las que van a solicitar sus servicios, por lo que convocan estos eventos de manera periód...

—¡Mirad! —interrumpió Ayame, y Daruu prestó atención para ver que era lo que había llamado su curiosidad. Resultó ser el estanque, del que no parecía haberse dado cuenta hasta ahora. Él lo había visto, pero no se había percatado de que allí había nenúfares con sus ranas, peces de colorido precioso...— ¡Hay ranas! ¡¡Y kois!! Ala... ¡Yo quiero un estanque así!

—Es bonito —constató Daruu. Constatar era lo que solía hacer Kori, pero aquél estanque, aunque le pareciese bonito, no le decía nada más de aquello.

—Oye, estaba pensando... ¿No os apetece un baño nocturno? —sugirió Kiroe, que se había acercado junto a Zetsuo al estanque—. No, en el estanque no, ceporro —especificó, al ver la cara de susto que le había puesto su hijo—. Un baño calentito en las aguas termales del hotel. Ya que está todo pagado...


RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 25/03/2016

—Es bonit...

—¿¡Pero cómo cojones piensas meter un estanque en un décimo piso?! —replicó Zetsuo, ahogando la respuesta de Daruu, y Ayame sonrió con cierto nerviosismo.

—En la bañera... ¡Es broma! ¡Es broma! —se apresuró a aclarar, al percibir los reprobadores ojos de su padre.

—Oye, estaba pensando... ¿No os apetece un baño nocturno? —sugirió Kiroe, que se había acercado junto a Zetsuo al estanque. Daruu la miró alarmada, Ayame la miró con un gesto similar, Zetsuo alzó una ceja, y Kōri mantuvo la misma cara de impasibilidad—. No, en el estanque no, ceporro —especificó—. Un baño calentito en las aguas termales del hotel. Ya que está todo pagado...

—Ay... Yo sí quiero probarlo. Además, tengo los pies molidos de tanto caminar... ¿Podemos? —le preguntó directamente a su padre, como una niña pequeña que pide permiso para un capricho.

—¿A estas horas de la noche?

—Yo... Creo que será mejor que os espere en la habitación.

La intervención de Kōri alarmó a Ayame, y al darse la vuelta hacia él comprobó que se removía en su sitio, inusualmente nervioso.

«Ay, es verdad, no le sienta nada bien el calor...»


RE: El Patito Frito - Amedama Daruu - 31/03/2016

«U... unas... a... aguas t-termales con... con...», pensó Daruu, y observó a Ayame de reojo, de arriba a abajo. Tuvo el reflejo instantáneo de sentarse en el borde de la fuente para disimular la juventud que floreció dentro de él, y a la vez se sintió tremendamente avergonzado.

Inmediatamente dirigió la vista a Zetsuo y a Kori. «Claro, están divididos por... oh, no». No pudo haber juventud después de eso. Pero se sintió tremendamente avergonzado de todas formas.

—¿A estas horas de la noche?

De pronto se dio cuenta de que bañarse en un estanque de aguas termales junto a Kori implicaría, de una u otra forma, que el agua iba a estar tan tremendamente fría como el aire a su alrededor. Sintió entonces un escalofrío y se cruzó de brazos.

—Yo... Creo que será mejor que os espere en la habitación.

«Uff, menos mal... o...»

Oh, no. Ahora se había percatado que aquello iba a significar estar con Zetsuo a solas.

Ya no tenía frío. Pero de todas formas, sintió un escalofrío... y se cruzó de brazos.

—¿Entonces, qué? ¿Apetece o no apetece?

«...»

—Yo es que tengo un poco de frío —se quejó Daruu.

—Con el calor se te pasa.

—Qué va, luego es peor.

—Que no, que en cuanto se vaya Kori se te pasa fijo.

«¡Me cago en la leche, que no me la puedo quitar de encima!»

Miró a Zetsuo, y deseó con todas sus fuerzas que el hombre dijera que no.


RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 1/04/2016

—¿Entonces, qué? ¿Apetece o no apetece? —intervino Kiroe, y Zetsuo se cruzó de brazos. Aún no parecía estar del todo convencido.

—Yo es que tengo un poco de frío —se quejó Daruu, y Ayame le dirigió un ligero puchero de súplica.

—Con el calor se te pasa —le replicó su madre.

—Qué va, luego es peor.

—Que no, que en cuanto se vaya Kōri se te pasa fijo.

«Hala, pobre Kōri... Pensó Ayame, dirigiendo una breve mirada de soslayo a su hermano mayor. Sin embargo, el comentario no parecía haberle afectado. Con tal de no entrar en un onsen, parecía que era capaz de soportar cualquier cosa.

Daruu dirigió su mirada suplicante a Zetsuo. Y aquello fue lo único que necesitó el hombre para decidirse.

—Está bien. Siempre es un buen momento para... conocernos mejor... —accedió, con cierta malignidad en el tono de su voz.

—¡Sííí! —exclamó Ayame, victoriosa.

Zetsuo le lanzó las llaves de la habitación del hotel a Kōri para que pudiera huir de aquel trágico destino para él, y entonces las dos familias se pusieron en marcha hacia el onsen.

...

El local en cuestión estaba en realidad adosado a la derecha de El Patito Frito. El edificio en cuestión era mucho más pequeño, sólo tenía un piso de altura, pero seguía la misma estética tradicional de todo el hotel, por lo que no destacaba demasiado en contraste con él.

Zetsuo, Daruu, Kiroe y Ayame entraron en el lugar y los dos adultos se dirigieron al mostrador para comprar las entradas. Dado que iban a tener que dividirse para los baños, ahora era Daruu quien acompañaba al médico y Ayame la que acompañaba a la pastelera.

—Recuerda comportarte, niña. No estamos en una piscina, sino en un onsen —le advirtió su padre, con cierta aspereza y Ayame asintió alegremente.

—Disculpe, ¿qué yukata van a desear para su estancia? —intervino la recepcionista, con infinita amabilidad.

Zetsuo escogió un yukata sobrio de color oscuro; y, después de que Daruu hubiese escogido el suyo, lo guió hacia la zona de vestuarios señaladas con unas cortinillas de tela con el kanji 男 ("hombres"). Ayame y Kiroe deberían hacer lo mismo hacia los vestuarios señalados con las cortinillas con el kanji 女 ("mujeres").

La noche de relajación acababa de comenzar...


RE: El Patito Frito - Amedama Daruu - 5/04/2016

Durante un momento, le pareció atisbar un principio de sonrisa en las rígidas comisuras de los labios de Zetsuo. No fue siquiera sonrisa, sólo un gesto apenas perceptible de satisfacción que le indicó que aquella iba a ser una noche muy, muy larga.

—Está bien. Siempre es un buen momento para... conocernos mejor... —anunció, finalmente, y Daruu le miró un momento frunciéndole el ceño, luego a su madre. Después, hinchó los carrillos y cruzó los brazos con indignación.

«¿Lo ha hecho a drede para joderme, o es sólo mi imaginación?», pensó Daruu, alejándose hacia el interior del edificio mientras Zetsuo le arrojaba las llaves de su habitación a Kori para que las custodiara.

···

Daruu apartó la cortina el último y se adentró en el modesto edificio adyacente al hotel que era el recinto de baños termales. Él seguía con los brazos cerrados y los ojos enterrados en el suelo, y avanzó junto a Zetsuo hacia la recepción.

El adulto escogió un yukata de color oscuro y Daruu prácticamente lo imitó. Le daba igual cualquier color, pero no le gustaba vestir colores chillones si no contamos con pequeños adornos aquí y allá, ni tampoco demasiado claros. Después, siguió al viejo águila hacia la zona de vestuarios, señalada con la palabra "hombres".

Kiroe escogió un color púrpura, muy propio en ella, y acompañó a Ayame hacia la otra puerta.

—Ya verás, es súper relajante —canturreó la mujer, y se internó en los vestuarios.

Allá dentro sólo había una señora mayor, que se vestía ya para abandonar los onsen, de modo que en nada se quedaron totalmente solas. Kiroe se retiró silbando hacia un lado del vestuario y se desvistió.

Un cuerpo de mujer joven, pese a su edad, con curvas definidas y musculatura tersa y bien cuidada revelaba, no obstante, multitud de cicatrices en la espalda, brazos y piernas, aunque saltaba a la vista que la mujer había hecho lo posible por disimularlas. Si le avergonzaban, no daba muestras de ello.

No al menos mientras trataba de quitarse el último calcetín con ambas manos y dando saltitos.


RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 5/04/2016

La zona de vestuarios era una sala de reducidas proporciones; aunque, sorprendentemente, aquello no le restaba comodidad al establecimiento. Ya el propio vestuario rezumaba de aquella tranquilidad tan característica de los onsen.

Zetsuo resopló para sus adentros. Estaba indignado por tener que darle la razón a aquella condenada mujer. El Patito Frito era un lugar maravilloso, a aquellas alturas ya dudaba de que el Hotel Sakura hubiese podido alcanzar siquiera la sombra de la magneficiencia de aquel lugar con tan ridículo nombre.

Pero jamás lo confesaría en voz alta.

Comenzó a desvestirse con parsimonia y el espejo de su derecha le devolvió la imagen de un hombre adulto de rostro cansado que comenzaba a acercarse al culmen de su madurez. A pesar de todo, su cuerpo seguía igual de fibroso y tonificado como antaño. Con alguna que otra delgada filigrana de las cicatrices que había ido acumulando a lo largo de su vida como ninja dibujando su pecho, su espalda, sus brazos y sus piernas. En el centro de su frente, haciendo compañía al resto de marcas de su cuerpo, la marca de los Aotsuki relucía creciente con un pequeño rombo en su centro.

«Ahora que lo pienso...» Pensó, divertido, rozando con la yema de los dedos la luna. «A ver cómo te las apañas ahora, niña.»

Ladeó el rostro con un ligero suspiro. ¿Cuándo era la última vez que había visitado un lugar así? Años, sin duda. Demasiados años.

Guardó la ropa y sus pertenencias en uno de los cestos de mimbre de las estanterías y se dio media vuelta. Casi había olvidado la presencia de aquel mocoso que ahora se había quedado bajo su ala. Algo alto para su edad pero escuálido como una ramita. Su cuerpo aún no había sufrido el castigo que aquella vida conllevaba.

Con una última mirada de soslayo hacia el muchacho, Zetsuo se dio media vuelta y se dirigió a la zona de baños previa al onsen.

...

Había algo en lo que Ayame no había reparado al aceptar de manera tan alegre la invitación a las aguas termales.

Y es que en ellas, todas y cada una de las personas debían estar integralmente desnudas. Enteramente desnudas.

El calor acudió a su rostro cuando fue consciente de ello, pero ya era tarde para echarse atrás. Demasiado tarde. Por suerte, no parecía haber nadie más en los establecimientos a aquellas horas de la noche, aparte de Kiroe y ella misma. Pero, aún así, no se sentía para nada cómoda. Y eso que se suponía que aquel era un lugar para relajarse. ¡Ella jamás se había desnudado frente a nadie! ¡Ni siquiera frente a otra mujer!

«Ya no quiero estar aquí...» Pensó, abrazando con fuerza el yukata que había elegido contra el pecho. Ahora lamentaba no haber hecho caso a Daruu cuando protestó en contra de aquella locura. Ahora se arrepentía de no haberse quedado haciendo compañía a su hermano mayor.

Sin embargo, Kiroe parecía mucho más relajada que ella. Como si hubiese hecho aquello centenares de veces. Se desvistió por completo, dejando a la vista un cuerpo tonificado tras años y años de entrenamiento, con curvas definidas que cualquier hombre podría desear... pero su piel rallada con los dibujos de una infinidad de cicatrices aquí y allá.

«¿Cómo se habrá hecho tantas heridas?» No pudo evitar preguntarse, horrorizada, mientras observaba como la mujer daba pequeños saltitos tratando de quitarse el último calcetín. Cuando ella llegara a su edad, ¿también tendría tantas marcas?

Y hablando de marcas...

Ayame contuvo el aliento, sintiendo que todo daba vueltas a su alrededor. Había algo en lo que Ayame no había reparado al aceptar de manera tan alegre la invitación a las aguas termales. Y es que junto a su desnudez, también tendría que desnudar su frente.

Ahogó un pequeño gemido y se dirigió a toda prisa al otro extremo del vestuario. Aquel súbito temor la había llenado de valor, y no tardó ni medio minuto en quitarse toda la ropa y dejarla en uno de los cestos de mimbre. Menos aún tardó en tomar una pequeña toalla, taparse la frente con ella y dirigirse a la zona de baños antes de que Kiroe reparara en ella.


RE: El Patito Frito - Amedama Daruu - 9/04/2016

Como si Zetsuo no existiera, no: como si quisiera olvidarse de que estaba ahí, Daruu se desvistió de espaldas a él y guardó su ropa en el la taquilla. A Daruu siempre le había molestado tener que cambiarse delante de otras personas, aunque fueran hombres. Pero hacerlo delante de Zetsuo era casi violento, denigrante. Por la razón que fuese, lo sentía así.

De modo que con toda la prisa del mundo se dirigió hacia la zona de baños para limpiarse antes de entrar al onsen.

···

El onsen era irregular, decorado con piedras naturales. Había una iluminación muy tenue que le daba al sitio un toquecito acogedor. No había nadie, de modo que Kiroe y Ayame estaban totalmente a solas.

El vapor del agua del onsen ascendía y rozaba la piel de la madre de Daruu, que soltó un suspiro de alivio cuando se sumergió.

—Esto es una auténtica delicia, ya verás, Ayame... —declaró.

Las dos chicas pasaron unos minutos disfrutando del agradable silencio. Kiroe no pudo evitar fijarse en que la muchacha se tapaba la frente con una toalla, como lo había hecho en la cena con una cinta. Torció el gesto y se acarició la barbilla, pero pronto se concentró de nuevo en el agua que tenía bajo ella.

Pero tras unos minutos más...

—¿Por qué te tapas la luna? —preguntó—. Si es preciosa, mujer. Ya me gustaría a mí tener una marca de nacimiento como esa.

Rio.

—Los dioses sólo me dejaron una mancha marron con forma de melocotón en el culo.

···

Con cara de circunstancias, Daruu dejó que sus pies resbalaran un poco más y se hundió hasta por encima de la nariz en el agua.

El onsen estaba completamente vacío, de modo que sólo estaban él y Zetsuo, a dos metros de distancia. Daruu evitaba mirarle y prefería concentrar su atención hasta en las cicatrices de la erosión de las piedras.

Cerró los ojos y deseó que se lo tragara el agua.


RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 10/04/2016

Ayame se esmeró en el baño. Se esmeró con toda su intención. Alejada a propósito de Kiroe, se lavó concienzudamente una y otra vez en un intento vano de retrasar lo inevitable e incluso dejó que la mujer la adelantara y se fuera por su cuenta a las aguas termales.

Repentinamente, había perdido todas las ganas de estar en aquel lugar. Y no sabía si se debía al hecho de encontrarse completamente desnuda frente a otra mujer a la que, pese a tener tanta familiaridad con ella, realmente no conocía en demasía o a que tendría que poner todo su esfuerzo en mantener oculta su marca de nacimiento con lo poco que podía llevar consigo.

El onsen era un lugar de paz y tranquilidad en el que todos se mostraban tal y como eran y se abandonaban a la pureza de las aguas...

Esa era la teoría. Pero Ayame no estaba preparada para mostrarse de aquella manera, de desvelarse por completo.

De hecho, cuando se levantó del taburete en el que había estado sentada durante todo el proceso y dio la vuelta, se alarmó al ver en su espalda el kanji 鉄 grabado en tinta sobre su piel. Debía dar gracias a que sólo estaban Kiroe y ella en aquel lugar, si no, no sabría qué hacer para ocultarlo.

Con un pesado suspiro, Ayame volvió a colocarse la toallita sobre la frente y abandonó los baños para dirigirse al fin a los estanques de aguas termales.

Y la belleza del lugar no tardó en cautivarla por completo. Algunos farolillos dispersos daban al ambiente una iluminación cálida y acogedora y la orilla del onsen estaba decorada con piedras irregulares naturales. El vapor emanaba directamente de las aguas del estanque, llenándolo todo de una humedad cálida y turbadora.

—Esto es una auténtica delicia, ya verás, Ayame... —suspiró Kiroe, ya dentro del agua.

Ayame se acercó con cierto reparo al extremo opuesto adonde se encontraba la mujer, sujetando la toallita sobre su frente como si le fuera la vida en ello. Con la torpeza de la inexperiencia, metió el pie directamente en el agua y un súbito pinchazo le hizo apartarse y saltar.

—¡AY, QUEMA!

...

El grito de la chiquilla debía de haberse escuchado en todo el onsen, y Zetsuo sacó una mano del agua para restregarse la frente con un pesado suspiro.

—Esta niña... —farfulló, incapaz de creer que su hija fuese incapaz de guardar silencio en un lugar de descanso y relajación como aquel. Y mira que le había advertido que no se encontraban en unas vulgares piscinas...

Cerca de él, Daruu seguía con aquel mismo gesto enfurruñado que había exhibido desde el mismo momento en el que decidieron darse unos baños. Tenía los ojos fijos en las rocas que los rodeaban, como si tratara de descifrar un mensaje en ellas que sólo él era capaz de leer.

Aquella era la misma cara de un niño al que no han llevado al parque...

—Parece que se te dan bien las flores. —Zetsuo entrecerró los ojos peligrosamente al romper el hielo—. Dime, Hanaiko, ¿a cuántas chicas has engatusado ya con ese truco tuyo?

Se había esforzado en mantener el tono de voz relajado y monótono. Pero el ambiente estaba lejos de estar igual de relajado...

...

Ayame se había hundido todo lo que había podido. El nivel del agua apenas rebasaba la punta de su nariz, pero eso no impedía ver que estaba roja como un tomate, avergonzada de lo exaltada de su reacción al subestimar las aguas del onsen.

Así pasaron varios minutos, en completo silencio, mientras sólo el correr del agua llenaba sus tímpanos. Kiroe se movió ligeramente, pero Ayame no volvió la mirada hacia ella. No la miraba desde que había entrado en los vestuarios y no tenía intención de hacerlo ahora.

—¿Por qué te tapas la luna? —preguntó de repente, y Ayame sintió que su corazón se olvidaba de latir durante un instante—. Si es preciosa, mujer. Ya me gustaría a mí tener una marca de nacimiento como esa. Los dioses sólo me dejaron una mancha marrón con forma de melocotón en el culo.

Se rio. Y Ayame lo habría hecho en cualquier otra ocasión. Sin embargo, se apretó con más fuerza aún la toallita sobre la frente y se mordió el labio inferior.

—D... ¿De qué... luna hablas? —replicó, con un hilo de voz, sus ojos fijos en las ondas de agua como si fueran lo más fascinante del universo. Estaba extendiendo su reflejo de no mirar a los ojos como si Kiroe fuera capaz de leerle el pensamiento como hacía su padre—. S... sólo mi padre tiene esa marca de nacimiento...


RE: El Patito Frito - Amedama Daruu - 11/04/2016

Un lejano grito anunció que Ayame acababa de quemarse pro poner un pie en el agua ardiendo cuando no debió hacerlo. Daruu sonrió, pero estaba debajo del agua, así que prácticamente no se notó.

—Esta niña... —farfulló Zetsuo.

Pese a que estaba visiblemente incómodo en aquella situación, todo parecía indicar que la cosa estaba marcando mejor de lo que esperaba. Cerró los ojos y se dejó llevar por el calor del onsen...

—Parece que se te dan bien las flores. —Daruu abrió los ojos justo para comprender que las esperanzas no suelen cumplirse, y también para ver cómo Zetsuo le clavaba una mirada llena de rencor—. Dime, Hanaiko, ¿a cuántas chicas has engatusado ya con ese truco tuyo?

Daruu no podía aguantarlo más. «¿Pero este tío de qué va?»

Se levantó un poco, lo justo como para descubrir la cara y parte de los hombros.

—Pero bueno, hasta aquí podíamos llegar —protestó, indignado—. Escucha, intento respetar a mis mayores, pero estás pasando unas cuantas líneas. Yo no engatuso a nadie con flores, ni estaba intentando engatusar a Ayame. Déjame en paz, y de paso déjala en paz a ella también, que ya es mayorcita. Es más, el que debería madurar eres tú.

Se dejó caer un poco y sacó una mano del agua. De la palma surgió una rosa roja, que arrojó cerca de Zetsuo.

—¿Tienes envidia? Toma, una flor, para engatusarte.

Había intentado medirse, pero ya estaba bien, joder.

···

Ayame, visiblemente sorprendida por la pregunta de Kiroe, se apretó con más fuerza la toallita sobre la frente y se mordió el labio, azorada.

—D... ¿De qué... luna hablas? —balbuceó, sin mirarla—. —S... sólo mi padre tiene esa marca de nacimiento...

¡Já! —Con una sonrisa de zorro, Kiroe se burló de la afirmación—. Que te crees que no te he visto cuando sólo eras un bebé llorón y cagón. A ti y a Kori. La marca la tenéis los tres. Por si no molase lo suficiente cada uno tenéis una distinta.

»Hace un tiempo empezaste a esconderla y no sé por qué leches lo haces. Es una pasada, además te favorecería, con ese trajecillo azul que siempre llevas puesto.


RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 12/04/2016

El chico no tardó ni un segundo en satisfacer las expectativas que tenía Zetsuo de él, y saltó como una verdadera exhalación ante su provocación.

—Pero bueno, hasta aquí podíamos llegar —protestó, indignado—. Escucha, intento respetar a mis mayores, pero estás pasando unas cuantas líneas. Yo no engatuso a nadie con flores, ni estaba intentando engatusar a Ayame. Déjame en paz, y de paso déjala en paz a ella también, que ya es mayorcita. Es más, el que debería madurar eres tú.

El chico se dejó caer de nuevo en el agua y sacó una mano. Zetsuo alzó una ceja al ver en ella una radiante rosa roja que Daruu no tardó en arrojar cerca de él.

—¿Tienes envidia? Toma, una flor, para engatusarte.

«Te rompes tan fácil como una simple ramita, Hanaiko.» Pensó, sin moverse un ápice, ni apartar sus entrecerrados ojos de los del muchacho. Súbitamente, el aire pareció crisparse aún más, como si una corriente de electricidad estática inundara el onsen.

Lentamente, como si dispusiera de todo el tiempo del mundo, Zetsuo tomó la rosa en la palma de su mano.

—¿Acaso crees que soy gilipollas, condenado mocoso? —preguntó, con el peligro rezumando en sus labios como el veneno de una serpiente—. A vuestra edad, emborrachados de hormonas, sois más peligrosos que perros en celo. ¿De verdad crees que no lo sé? —Zetsuo volvió a intentar atravesar su mente, pero aquella inexplicable barrera invisible le impedía seguir más allá y aquello sólo lo frustraba más. Apretó el puño con violencia, y la rosa se vio desintegrada en un sinfín de pétalos rojos. Ni siquiera notó las espinas clavarse en su mano—. Ayame no es una chica cualquiera. ¡Mientras viva bajo mi techo no permitiré que alguien tan debilucho como tú la seduzca de ninguna manera!

...

—¡Já! —rio Kiroe, con una ladina sonrisa de zorro—. Que te crees que no te he visto cuando sólo eras un bebé llorón y cagón. A ti y a Kōri. La marca la tenéis los tres. Por si no molase lo suficiente cada uno tenéis una distinta.

Ayame se hundió aún más en el agua. Por un momento se había olvidado de la marca de su hermano, y por un momento la envidió. Kōri era la luna nueva, y en su mano un apenas perceptible círculo lo señalaba como Aotsuki.

—Hace un tiempo empezaste a esconderla y no sé por qué leches lo haces. Es una pasada, además te favorecería, con ese trajecillo azul que siempre llevas puesto.

No tenía ninguna escapatoria. Ninguna excusa que dar.

«¿Acaso eres un alien? ¡Mirad todos, Ayame es un extraterrestre! ¡ALIEN! ¡ALIEN!»

Los ojos se le empañaron de lágrimas al recordar su particular infierno del pasado. Si ella hubiese tenido una marca como la de Kōri, nadie la habría notado jamás. Si ella hubiese nacido sin marca...


RE: El Patito Frito - Amedama Daruu - 12/04/2016

Por un momento, creyó de verdad que Zetsuo iba a atacarle, pero sólo estaba cogiendo la rosa que había fabricado. «A ver si te pinchas».

¿Acaso crees que soy gilipollas, condenado mocoso? —preguntó, con los morros apretados como si acabase de chupar un limón—. A vuestra edad, emborrachados de hormonas, sois más peligrosos que perros en celo. ¿De verdad crees que no lo sé? —Le miró a los ojos. Daruu no apartó la mirada, desafiante. Inexplicablemente, cuando debía sentir miedo en realidad, no lo sintió. Zetsuo apretó el puño violentamente y desintegró la rosa sin siquiera sufrir un rasguño. Pero el muchacho no se amedrentó, a pesar de que la demostración de fuerza había sido impresionante—. Ayame no es una chica cualquiera. ¡Mientras viva bajo mi techo no permitiré que alguien tan debilucho como tú la seduzca de ninguna manera!

Daruu seguía en su posición, parcialmente sumergido y cruzado de brazos. levantó una ceja y miró a Zetsuo de arriba a abajo.

—La verdad es que sí que creo que eres gilipollas —espetó sin ningún pudor—. Como si tú no hubieras tenido mi edad. ¿Qué pasa, que te dedicabas a tirarle ficha a todas las que pasaban debajo de tu ventana?

Midió un silencio de dos segundos.

—Pues entonces no nos juzgues a los demás y concéntrate en tu vida. Y por cierto, ya que dices que Ayame no es una chica cualquiera, a lo mejor has creído que yo si lo soy. Te vas a tener que tragar lo de debilucho cuando te pegue una patada en el culo a ti y a tu estúpida apuesta.


···


Ayame se hundió aún más en el agua y casi empezaba a llorar. Definitivamente a aquella muchacha le pasaba algo, y Kiroe empezaba a sospechar de lo que se trataba. Hasta ahora había hablado socarronamente, casi en un tono burlón. Pero se acercó a Ayame con un semblante serio, y le apoyó la palma de la mano encima de la cabeza.

—¿Alguien te ha dicho algo horrible sobre esa luna? Te diré una cosa...

»Ahora mismo, tú y Daruu sois los más fuertes de tu promoción. Haz que se traguen sus palabras. Y sus dientes. Y no volverán a molestarte nunca más.

Kiroe dejó escapar una risilla juguetona pero escalofriante, y se dio la vuelta, canturreando y nadando sobre el onsen como si se tratase de una piscina. Volvió a la pared contraria, cerró los ojos y dejó caer la cabeza hacia atrás...


RE: El Patito Frito - Aotsuki Ayame - 14/04/2016

Pese a todo, Daruu no se amilanó ni un ápice. Seguía allí plantado, casi sumergido del todo y con los brazos cruzados sobre el pecho. Sus ojos seguían clavados en los de él, desafiantes e insolentes a partes iguales.

—La verdad es que sí que creo que eres gilipollas —le espetó, sin ningún pudor, y Zetsuo entrecerró aún más los ojos. El aire volvió a cargarse de aquella electricidad estática, pero aquella vez con una intensidad mayor. El hombre estaba haciendo verdaderos esfuerzos por contenerse—. Como si tú no hubieras tenido mi edad. ¿Qué pasa, que te dedicabas a tirarle ficha a todas las que pasaban debajo de tu ventana?

El silencio que precedió a las palabras de Daruu era tan denso que podrían haberlo cortado con el filo de un kunai como si fuera mantequilla. Pero el chico, lejos de permanecer callado, continuó hablando:

—Pues entonces no nos juzgues a los demás y concéntrate en tu vida. Y por cierto, ya que dices que Ayame no es una chica cualquiera, a lo mejor has creído que yo si lo soy. Te vas a tener que tragar lo de debilucho cuando te pegue una patada en el culo a ti y a tu estúpida apuesta.

—No voy a permitir que me hables de esa manera, mocoso. Si fueras cualquier otra persona estarías contemplando desde más cerca esas piedras que tan interesantes te parecen —siseó, con un tono de voz aún más peligroso que su propio gesto—. Y, sobre lo de la apuesta, ya lo veremos. No permitiré que Ayame pierda frente a alguien tan insolente como tú. De ninguna manera.

...

Ayame tensó todos los músculos del cuerpo cuando sintió que Kiroe se acercaba a ella. El gesto burlón que había sostenido hasta el momento había sido sustituido por un semblante serio que no le había visto hasta ahora, y cuando alzó una mano hacia su cabeza, ella cerró los ojos y se apretó la toallita contra la frente hasta casi hacerse daño.

—¿Alguien te ha dicho algo horrible sobre esa luna?

Ayame no respondió. Pero la traicionera lágrima que se le escapó fue lo suficientemente delatora.

—Te diré una cosa... Ahora mismo, tú y Daruu sois los más fuertes de tu promoción. Haz que se traguen sus palabras. Y sus dientes. Y no volverán a molestarte nunca más. —Kiroe volvió a reírse entre dientes y nadó hasta la otra parte del onsen, canturreando.

Ayame se mordió el labio inferior. Incapaz de creer una afirmación como aquella. No por Daruu, el chico ya había demostrado ser más fuerte que ella aquella vez que se enfrentaron sobre el Torreón de la Academia, sino por ella misma.

Ella estaba lejos de considerarse "una de las más fuertes de su promoción".

—No... no se lo digas a nadie... —suplicó, con un hilo de voz y la mirada hundida en las profundidades del onsen—. Ni siquiera a Daruu... Por favor.


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