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Luz purpúrea - Versión para impresión

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RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 18/04/2018

Sin embargo, él negó con la cabeza.

—Me importa menos que lo sientas que el que la próxima vez me tengas en cuenta antes de hacer algo así —replicó—. Será mejor que alcance a tu padre con los pájaros.

A la orden de Daruu, las aves aumentaron la velocidad para ponerse casi a la par que el imponente águila de Zetsuo y Ayame se vio obligada a agarrarse más fuerte. Continuaron el viaje en completo silencio, pero, en cuestión de minutos, Ayame se sorprendió olvidándose de todos aquellos problemas para disfrutar del placer que le producía volar de aquella manera y del cosquilleo que inundaba sus entrañas cada vez que el ave subía y bajaba. Y en más de una ocasión llegó a desear poder volar más y más rápido...

El viaje duró varias horas, hasta que la silueta de Amegakure comenzó a perfilarse en la distancia, pero lo cierto es que a Ayame se le pasaron volando. Y cuando estaban llegando al puente de acceso a Amegakure, descendieron hasta que sus pies dieron con la roca. Los tres bajaron de sus respectivas monturas, y mientras el águila desapareció tras una nueva explosión de humo, las creaciones de Daruu se deshicieron, simplemente, en agua que se mezclaría con los charcos que siempre pavimentaban la ciudad.

—Zetsuo-san, por favor, habla por los tres —intervino Daruu de repente—. No quiero explicar por qué un genin de Amegakure entra a la aldea vestido con el pijama del hospital. Y bueno... tú con la bata. La consulta médica más agitada de la historia —terminó por reírse, y Zetsuo se permitió el lujo de sonreír brevemente.

El médico parecía mucho más relajado, ahora de nuevo en la seguridad de la aldea, pero sus ojos volvieron a endurecerse cuando miró a Ayame. Se acercó a ella y le tendió el Libro Bingo.

—Tú se lo robaste a tu hermano, así que serás tú quien se lo devuelva. Y con una disculpa —le advirtió, con severidad. Ella agachó la cabeza, pero no emitió ningún tipo de queja; y, tras varios segundos de duda, el médico añadió—: Pero antes de eso nos vas a acompañar al hospital para curar esas heridas

Zetsuo tuvo que utilizar toda su labia para desarrollar una excusa que convenciera a los guardias de la entrada, pero al final nadie hizo referencia a la verdadera razón por la cual ambos iban vestidos de aquella forma ni a la locura que había estado a punto de cometer Ayame. Poco después, estarían todos de vuelta en el hospital de Amegakure.


RE: Luz purpúrea - Amedama Daruu - 18/04/2018

Zetsuo sonrió como reacción a su chiste, algo que Daruu no habría podido preveer en la vida. Se quedó tan extrañado que tuvo que agitar la cabeza a ambos lados para volver a la realidad.

Tras reprender a Ayame por robarle el Libro Bingo a Kori, los muchachos se dirigieron al puesto de guardia. Una vez en la puerta, el jefe de hospital trabajó una excusa extrañísima pero que convenció a los guardias de la entrada —a Daruu, esa excusa que no vamos a contar, no le convencía en absoluto, pero tuvo que ponerse en el lugar de dos jóvenes chuunin guardando la puerta frente a aquella situación, a sabiendas de que quien les estaba hablando era un reputado jounin. De todas formas, estaban acostumbrados a que aquél trío de ninjas protagonizara entradas y salidas rocambolescas—, y entraron en Amegakure al fin.

Daruu clavó la mirada en el suelo y evitó las de la gente, que con toda la razón del mundo se paraban a curiosear al peculiar grupo.

—Hace tiempo que no veo a Kori-sensei, a todo esto —comentó a medio camino—. ¿Cómo estará? Le echo un poco de menos.

Pasaron por delante de la Pastelería de Kiroe-chan, con las persianas cerradas. Daruu sintió una punzada de dolor en el pecho y aceleró el paso.

Pronto llegaron al hospital, donde también tuvieron que dar las explicaciones pertinentes. Ayame y Zetsuo se fueron por un lado, y una enfermera malhumorada se fue con Daruu por otro, acompañándole a la habitación. Allí, fue obligado prácticamente a tomarse una ducha, y le fue otorgado un nuevo pijama médico.

Al cabo de una hora, la puerta volvió a sonar.

—¿Sí...?«Zetsuo otra vez no, Zetsuo otra vez no...»


RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 18/04/2018

Aquella vez no fue Zetsuo quien entró de golpe en la habitación. Es más, la puerta se abrió con timidez para dar paso a Ayame.

La muchacha llevaba una gasa con esparadrapo pegada a la mejilla izquierda, allí donde había recibido las bofetadas de Zetsuo, pero al menos ya no tenía el rostro hinchado ni había rastro de sangre alguno en la comisura de sus labios.

—¿Puedo... pasar?

Al recibir la afirmación de Daruu, la muchacha cerraría la puerta detrás de ella y se acercaría adonde estaba su compañero. Le miró durante un instante a los ojos, pero ver los ojos de su madre en él era un trago al que no había terminado de acostumbrarse, y no tardó en apartar la mirada.

—Ya le he devuelto el libro a Kori... —dijo, rascándose la nuca con cierto nerviosismo—. Su cara no cambió demasiado, pero creo que no estaba muy contento... Espero que llegue a perdonarme... ¿Cómo te encuentras tú, Daruu-Jun?


RE: Luz purpúrea - Amedama Daruu - 18/04/2018

¡La voz de Ayame! El rostro de Daruu se iluminó, exponiendo la más amplia de sus sonrisas.

—¡Claro, pasa!

Ayame entró en la habitación. Sus heridas habían sido tratadas con debido cuidado, pero era evidente que Zetsuo se había excedido mucho en el maltrato físico a su hija. Daruu arrugó la nariz, y en el fondo, sintió el deseo de darle un buen puñetazo en la cara al médico. Quizás algún día.

El muchacho se levantó inmediatamente, dispuesto a correr para abrazar a Ayame. Pero detectó el cambio en su mirada cuando las de los dos se cruzaron. Daruu, dolido, apretó los dientes, cerró los ojos y bajó el rostro. Dio dos pasos hacia atrás y volvió a sentarse en la cama.

—Ya le he devuelto el libro a Kori... Su cara no cambió demasiado, pero creo que no estaba muy contento...

—Ya, me lo puedo imaginar...

—Espero que llegue a perdonarme...

—Seguro que sí...

—¿Cómo te encuentras tú, Daruu-kun?

—Bien, supongo. Ya casi no me duele. Pero lo del colirio es un fastidio. —Soltó una risilla, triste.


RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 19/04/2018

La cara de Daruu se había iluminado al verla; sin embargo, a medida que Ayame iba hablando, se dio cuenta de que, tanto el tono de su voz como el gesto de su rostro, se había apagado súbitamente. De hecho, había vuelto a sentarse en la cama con aire abatido.

—Bien, supongo. Ya casi no me duele. Pero lo del colirio es un fastidio —se rio, pero aquella no era la carcajada a la que Ayame estaba acostumbrada, sino una triste y alicaída.

Ella se sentó junto a él y, algo dubitativa, apoyó la mano sobre su antebrazo.

—¿Seguro que estás bien? —le preguntó, inclinándose sobre él—. ¿Aún... estás molesto conmigo por lo de antes en la playa...? Lo he estado pensando, y he sido una verdadera estúpida... Si no puedo vencerte a ti, ¿cómo pretendía plantarme frente a Naia? —añadió, con una risilla lastimera—. Soy un desastre...


RE: Luz purpúrea - Amedama Daruu - 19/04/2018

—No es eso —contestó Daruu, rodeándola con el brazo—. No tiene nada que ver con lo de la playa... me alegro que al final nos escucharas. No es eso... Es que se te nota incómoda con mis ojos, y me duele...

»¡No es que piense que está mal, sé que es normal! —se apresuró a aclarar—. Simplemente me duele. Supongo que será cuestión de tiempo.

Suspiró.

—Te quiero.


RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 19/04/2018

—No es eso —respondió Daruu, rodeándola con el brazo—. No tiene nada que ver con lo de la playa... me alegro que al final nos escucharas. No es eso... Es que se te nota incómoda con mis ojos, y me duele...

—Ah... —suspiró ella.

—¡No es que piense que está mal, sé que es normal! —se apresuró a aclarar—. Simplemente me duele. Supongo que será cuestión de tiempo —suspiró—. Te quiero.

Ayame le abrazó con fuerza, reposando la cabeza en su hombro.

—Yo también te quiero. Con todas mis fuerzas —respondió, y entonces apoyó las manos en su pecho para incorporarse y mirarle directamente a los ojos. En aquella ocasión se obligó a no apartar la mirada—. No es incomodidad. Es... simplemente... un cambio muy brusco... Igual que si te viera de repente con el pelo rubio —añadió, en una pequeña broma—. Pero el pelo se puede teñir fácilmente; sin embargo, al tratarse de los ojos... Y más sabiendo de dónde proviene ese cambio...

Sacudió la cabeza ligeramente.

—Pero ya te dije que me daba igual, que yo te quiero por lo que eres, no por el color de tus ojos. Sólo tengo que acostumbrarme a ello. No creo que tarde demasiado... Después de todo soy el agua, ¿recuerdas? Y el agua se adapta a todo —añadió, sonriente.


RE: Luz purpúrea - Amedama Daruu - 20/04/2018

Daruu chasqueó la lengua.

—De verdad, siempre dices eso del agua —rio Daruu—. Entre el Agua y el Hielo, sois una familia de nombrecitos.

Levantó la mirada y la cruzó con Ayame a propósito.

—¿Qué apodo me pondrías a mi? —añadió, sonriente.

»Sea como sea, a partir de ahora estos ojos son los míos, de modo que tendrás que acostumbrarte. —Le guiñó un ojo—. Y yo tendré que acostumbrarme a combatir sin Byakugan...


RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 20/04/2018

Él chasqueó la lengua como respuesta, aunque enseguida lo acompañó por una carcajada. Una más alegre que la anterior que había mostrado.

—De verdad, siempre dices eso del agua. Entre el Agua y el Hielo, sois una familia de nombrecitos.

Ella también se rio.

—Bueno, Kōri nunca se ha llamado a sí mismo El Hielo. —se defendió, rascándose la nuca—. Es un nombre que le han ido poniendo después de ver... bueno, lo frío que es y cómo maneja ese elemento. Mi padre siempre dice que ya era un genio desde la academia.

Daruu la miró con fijeza, y en aquella ocasión ella no la desvió. Y se sorprendió a sí misma admirando la belleza de aquellos orbes violáceos y que, de alguna manera, le añadían cierto atractivo a Daruu. Pero también se sentía extraña teniendo aquellos pensamientos... Después de todo, habían sido los ojos de su madre...

—¿Qué apodo me pondrías a mi? —añadió sonriente.

Ayame, pillada por sorpresa por la pregunta, parpadeó varias veces, perpleja. Le miró de arriba a abajo durante unos instantes, y entonces no pudo evitar echarse a reír.

El Pelopincho —resolvió, echando hacia arriba con la punta de sus dedos uno de aquellos mechones locos.

—Sea como sea, a partir de ahora estos ojos son los míos, de modo que tendrás que acostumbrarte —Le guiñó un ojo, y ella se ruborizó ligeramente—. Y yo tendré que acostumbrarme a combatir sin Byakugan...

Ayame entrelazó las manos sobre su regazo. Su intuición le decía que había una invitación oculta tras aquellas palabras, pero de sólo pensarlo sentía una extraña ansiedad en el pecho. Desvió la mirada hacia la ventana, sonriendo con cierto nerviosismo.

—Seguro que puedes hacerlo. Puede que te lleve un tiempo, pero estoy convencida de que lo harás.


RE: Luz purpúrea - Amedama Daruu - 21/04/2018

—¿¡Pero cómo que Pelopincho!? —había dicho Daruu, indignado como un chiquillo, cuando la muchacha le llamó por aquél mote. Vamos, nada más faltaba que todo el mundo empezase a llamarle así. Aparte de Hibagon, porque... bueno, porque era Hibagon. Y aparte de Kaido, por la camaradería que habían forjado durante sus aventuras con el monstruo—. ¡No es justo! El Hielo y el Agua suenan de puta madre, pero el Pelopincho suena a broma!

Ya después de que Daruu le comentase a Ayame que tendría que acostumbrarse a combatir sin Byakugan, la muchacha le animó, asegurando que aunque le llevase un tiempo terminaría por hacerlo.

—Ya, Ayame... Pero mientras yo me acostumbro, los demás avanzaréis... Y yo me quedaré atrás —se lamentó—. Por cierto, hablando de el Hielo —dijo, y su rostro dibujó un mohín resentido, inflando los mofletes—. ¡No ha venido a verme en el hospital desde que ingresé! ¡Se supone que es mi sensei! ¿Dónde está?


RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 21/04/2018

—¿¡Pero cómo que Pelopincho!? ¡No es justo! El Hielo y el Agua suenan de puta madre, pero el Pelopincho suena a broma!

Ayame no pudo sino reírse aún más fuerte ante la ofendida reacción de su compañero. ¡Precisamente lo había soltado como una broma!

Sin embargo, las risas pronto terminaron cuando el tema de conversación viró a otro extremo...

—Ya, Ayame... Pero mientras yo me acostumbro, los demás avanzaréis... Y yo me quedaré atrás —se lamentó Daruu, en relación al tema del Byakugan perdido.

Ayame fue a responder, pero al final terminó por desviar la mirada hacia otro lado, afligida.

«¿Acaso yo he avanzado?» Completó su mente, mezquina. Y un escalofrío recorrió su cuerpo cuando sintió frío de repente.

—No te preocupes, eso no pasará —terminó diciendo, con una forzada sonrisa.

—Por cierto, hablando de el Hielo —añadió Daruu, y su rostro dibujó un mohín resentido, inflando los mofletes—. ¡No ha venido a verme en el hospital desde que ingresé! ¡Se supone que es mi sensei! ¿Dónde está?

—Cuando vine todavía estabas durmiendo —intervino una voz que ambos conocían muy bien desde la puerta. Kōri ingresó en la habitación, igual de calmado e inexpresivo que siempre—. Después de eso una misión me mantuvo ocupado. Y al parecer alguien decidió aprovechar mi ausencia para quitarme algo que también tuve que buscar —culminó, mirando a Ayame por el rabillo del ojo, que esbozó un ligero mohín—. Vamos, Daruu-kun, ¿de verdad crees que me olvidaría de ti?

El Hielo se había acercado a la cama y estiró el brazo hasta dejar una pequeña bolsa de papel sobre la mesita. El olor a pizza recién horneada inundó rápidamente la habitación.


RE: Luz purpúrea - Amedama Daruu - 21/04/2018

Daruu no supo el motivo, pero Ayame desvió la mirada, visiblemente dolida. Daruu puso un puchero y dirigió la mano a su hombro para preguntarle, pero entonces, un frío glacial le invadió de los pies a la cabeza. Se giró como un resorte y... allí estaba él.

—Cuando vine todavía estabas durmiendo. —Kōri hizo acto de presencia con una explicación poco convincente. Daruu se cruzó de brazos y volvió a protagonizar un mohín. Pero su nariz detectó cierto aroma agradable y olisqueó el aire con curiosidad—. Después de eso una misión me mantuvo ocupado. Y al parecer alguien decidió aprovechar mi ausencia para quitarme algo que también tuve que buscar. —Daruu soltó una pequeña risilla y le dio un suave codazo a Ayame. La nariz volvió a olisquear. «No... ¡No puede ser...!»—. Vamos, Daruu-kun, ¿de verdad crees que me olvidaría de ti?

Kōri se acercó a la cama y dejó una bolsa encima de la mesita. Pizza. Era pizza. Recién horneada. Las piernas de Daruu temblaron. Daruu miró a los ojos a Kōri. Eran unos ojos húmedos, que vibraban con emoción. Daruu despegó como un cohete y se fundió en un abrazo con su sensei.

—¡Me has traído pizza, Kōri-sensei! ¡Te quiero! —exclamó, con voz chillona—. Desde que la enfermera nos pilló a mamá y a mi en la cafetería, no nos dejan en paz y nos vigilan para que nos comamos esas asquerosas bandejas... ¡No sabes lo feliz que me has hecho! —Daruu se retiró, y de pronto el gesto se le ensombreció como si una nube acabase de pasar por el techo de la habitación—. Pero... lo siento, Kōri... por mi culpa, mamá no podrá hacerte bollitos...

Asintió con determinación. «Si mamá no puede hacerlos...»

—Bien, ¡te los haré yo! ¡Yo te haré los bollitos de vainilla! No sé si podré satisfacer la demanda... ¡Pero me esforzaré! ¡Decidido! —Se sentó en la cama y cogió la bolsa con entusiasmo. La abrió y se deleitó con el olor del queso fundido—. ¡Vamos, coged vosotros también! Somos... somos un equipo, ¿no?

Daruu se sintió verdaderamente feliz. La primera vez desde lo que había sucedido en la Playa de Amenokami.

Ellos eran también parte de su familia.

Y los tres estaban bien. A su manera.


RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 22/04/2018

La reacción de Daruu no se hizo esperar. Con los ojos brillantes como los de un cachorrito se abalanzó sobre Kōri para abrazarle con fuerza ante la sorpresa de Ayame y la estupefacción del Jōnin, que no sabía bien cómo reaccionar a aquella súbita muestra de afecto de su alumno.

—¡Me has traído pizza, Kōri-sensei! ¡Te quiero! —exclamaba, con voz chillona. Y Ayame no pudo evitar reírse entre dientes—. Desde que la enfermera nos pilló a mamá y a mi en la cafetería, no nos dejan en paz y nos vigilan para que nos comamos esas asquerosas bandejas... ¡No sabes lo feliz que me has hecho! —Daruu se retiró, y entonces su rostro se ensombreció súbitamente—. Pero... lo siento, Kōri... por mi culpa, mamá no podrá hacerte bollitos...

Kōri sacudió ligeramente la cabeza.

—Una pérdida trágica... Pero lo importante ahora es que ambos os recuperéis y volváis a vuestras vidas. Al menos en la medida de lo posible.

«Jo, hermano, qué poco tacto...» Meditó Ayame, torciendo ligeramente el gesto. Pero ambos conocían a Kōri ya de sobra para saber que la empatía no era lo suyo.

—Bien, ¡te los haré yo! ¡Yo te haré los bollitos de vainilla! No sé si podré satisfacer la demanda... ¡Pero me esforzaré! ¡Decidido! —les sorprendió Daruu, sentándose en la cama y tomando la bolsa con el entusiasmo de un niño el día de los Tres Kage Magos—. ¡Vamos, coged vosotros también! Somos... somos un equipo, ¿no?

Ayame se sonrojó ligeramente, y Kōri sonrió de forma apenas perceptible.

—Sí, somos un equipo —asintió, aceptando la oferta de Daruu y tomando dos trozos de pizza. Uno se lo pasó a Ayame—. Y como somos un equipo, tienes que recuperarte pronto y salir de este hospital para continuar con las misiones. Pero antes de eso... lucharéis.

Ayame casi se atragantó.

—Q... ¡¿Qué?!

—Que lucharéis. Daruu aún tiene que acostumbrarse a luchar sin su Byakugan, y la mejor forma para hacerlo es combatiendo.

—No... pero yo no... yo...

Kōri la miró, extrañado ante aquel comportamiento, pero la muchacha se limitó a apartar la mirada y morderse el labio inferior, respirando entrecortadamente.

—¿Todavía te da miedo combatir? —La apuñaló, directo en el clavo—. Pero si estuviste entrenando con Daruu-kun hace unos días. ¿Qué ha ocurrido?


RE: Luz purpúrea - Amedama Daruu - 22/04/2018

—Y como somos un equipo, tienes que recuperarte pronto y salir de este hospital para continuar con las misiones.

Daruu le miró resentido por encima de su trozo de pizza, con los ojos entrecerrados.

«Déjame tener un detalle con vosotros, pedazo de idiota.»

—Pero antes de eso... lucharéis.

Pese a la indignación de Ayame, Daruu no tuvo nada que decir al respecto. Eso ya entraba dentro del plan. Ya pensaba pedirle a Ayame que entrenase con él. Ya pensaba hacerlo.

La muchacha intentó huir. Daruu clavó sus nuevos ojos púrpura en ella y luego los apartó, entrecerrándolos y sumergiéndose en un mar de experiencias pasadas con la kunoichi para descifrar qué le podía estar pasando. No tardó mucho en hallar una hipótesis convincente.

—¿Todavía te da miedo combatir? Pero si estuviste entrenando con Daruu-kun hace unos días. ¿Qué ha ocurrido?

—Y yo gané. Eso es lo que ha ocurrido —se atrevió a decir, sin mirarlos a ninguno de los dos. Mordió su trozo de pizza una vez más, y esperó, procurando no hablar con la boca llena—. Siempre que yo gane, ella se pondrá así. Porque a ella en realidad no le interesa mejorar. Le interesa sentir que es válida, que no es peor que los demás, que no es un lastre. Sólo quiere ganar para validarse a sí misma y ponerle un falso parche a su falta de autoestima.

»Y mientras siga con esa mentalidad, no sólo perderá, sino que no disfrutará de combatir contra ninguno de sus compañeros porque estará siempre juzgándose.


RE: Luz purpúrea - Aotsuki Ayame - 22/04/2018

—Y yo gané. Eso es lo que ha ocurrido —fue Daruu el que respondió, sobresaltando a Ayame, que se volvió hacia él rápidamente. Pero él no los miraba directamente; en su lugar, estaba concentrado en la pizza que degustaba. Le dio otro bocado mientras su compañera se veía incapaz de desmentir sus palabras y sentía el yugo de la mirada de Kōri—. Siempre que yo gane, ella se pondrá así. Porque a ella en realidad no le interesa mejorar. Le interesa sentir que es válida, que no es peor que los demás, que no es un lastre. Sólo quiere ganar para validarse a sí misma y ponerle un falso parche a su falta de autoestima.

Ayame abrió la boca para protestar, pero las palabras quedaron enredadas en su garganta, junto al resto de pensamientos que había estado arrastrando. Le habría gustado hacerlo, pero no podía desmentirlo de ninguna manera, y por eso apartó la mirada mientras su rostro iba enrojeciendo progresivamente, con un doloroso nudo en la garganta.

—Y mientras siga con esa mentalidad, no sólo perderá, sino que no disfrutará de combatir contra ninguno de sus compañeros porque estará siempre juzgándose.

Ayame apretó los puños sobre las rodillas y la mandíbula hasta que sus dientes crujieron. Se levantó de golpe, pero entonces sintió la gélida mano de Kōri cerrándose en torno a su brazo.

—¡Suéltame!

Empujó el hombro hacia delante y licuó su brazo para deshacerse del agarre... Pero no lo consiguió y exhaló un quejido de dolor cuando sintió un punzante frío penetrando en sus músculos y sus huesos. Kōri seguía agarrándola, o más bien agarraba el fragmento de hielo amorfo en el que se había convertido el brazo de la kunoichi, y tenía un sello formulado en su otra mano.

—No vas a volver a huir —sentenció, y sus ojos destellaron con una intensidad que Ayame hacía mucho que no veía—. Basta ya, Ayame. Sé que llevas arrastrando ese sentimiento desde la final de ese torneo, pero ya está bien.

Ella intentó retroceder, pero al verse impedida sólo pudo apartar la cabeza hacia un lado, con lágrimas en los ojos.

—¿Algún día confiarás en nosotros para contarnos qué pasa por esa cabeza tuya?

Y con esas palabras, Kōri había lanzado el golpe de gracia contra el frágil corazón de cristal de la muchacha, que se apretó el puño contra el entrecejo tratando de ocultar las lágrimas. Sus hombros convulsionaron ligeramente, pero aún se mantuvo en silencio. A Kōri no le importó. Él tenía toda la paciencia del mundo y no iba a soltarla hasta que hablara.

—Que Daruu-kun tiene toda la razón... no valgo para combatir... —respondió al fin—. No soy poderosa como vosotros... ni como nadie en realidad... Ese objetivo de enfrentarme a mi padre no era más que una estupidez... Lo... lo vi cuando me enfrenté a Daruu-kun... y lo he visto hoy en la playa... Debería... rendirme...


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