![]() |
|
El hombre que espera - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Amegakure (https://ninjaworld.es/foro-amegakure) +--- Foro: Gran Lago de Amegakure (https://ninjaworld.es/foro-gran-lago-de-amegakure) +--- Tema: El hombre que espera (/tema-el-hombre-que-espera) |
RE: El hombre que espera - Amedama Daruu - 7/04/2020 Zetsuo suspiró. —Un intento es una forma de duda —insistió Zetsuo, y la miró fijamente a los ojos, con el relámpago del Dios de la Tormenta rugiendo en su interior—. Las batallas no se ganan con dudas, sino con decisiones. Decide que vas a ganarle, Byakugan o no. Decídelo. Su padre le levanto la palma de la mano y cerró los ojos, previniendo que Ayame iba a protestar. »No estoy diciendo que no puedes perder. Estoy diciendo que una decisión no es una duda, es pura determinación. Si sólo intentas ganar, manifiestas que dudas de ti misma y tendrás peor desempeño. Si decides ganar y pierdes, será porque tu rival ha tomado mejores decisiones a lo largo de la pelea. Sonrió. »O en caso del cabrón de Amedama, porque ha tenido un golpe de suerte. Porque mi hija vale mucho más que ese aprendiz de pastelero. RE: El hombre que espera - Aotsuki Ayame - 7/04/2020 —Un intento es una forma de duda —insistió Zetsuo, con un suspiro. Entonces volvió a clavar sus ojos en ella, y la mirada de sus iris relampaguearon como Ayame sólo lo había visto en una persona antes que él—. Las batallas no se ganan con dudas, sino con decisiones. Decide que vas a ganarle, Byakugan o no. Decídelo. ¿Pero cómo iba a hacer eso? Una cosa era ir con confianza, y otra muy diferente era cerrar los ojos a la realidad y pecar de inocente. Ayame se adelantó y abrió la boca para protestar, pero Zetsuo, seguramente previendo lo que iba a hacer, la interrumpió levantando una mano. —No estoy diciendo que no puedes perder. Estoy diciendo que una decisión no es una duda, es pura determinación. Si sólo intentas ganar, manifiestas que dudas de ti misma y tendrás peor desempeño. Si decides ganar y pierdes, será porque tu rival ha tomado mejores decisiones a lo largo de la pelea —Sus labios se curvaron en una sonrisa—. O en caso del cabrón de Amedama, porque ha tenido un golpe de suerte. Porque mi hija vale mucho más que ese aprendiz de pastelero. Ayame suspiró y dejó caer los hombros. Para cuando volvió a alzar la mirada, sus ojos también mostraban firmeza. Pero era una firmeza diferente a la de Zetsuo. —Combatiré. Y, sea quien sea mi oponente, daré el máximo de mí misma. Igual que he hecho contigo hoy mismo. Esa es mi determinación —esgrimió—. De todas maneras... —agregó, doblando el codo sobre la mesa y apoyando la cabeza en la mano—. Lo que menos me preocupa ahora mismo es el torneo, la verdad... Ayame miró de reojo a Zetsuo y estableció contacto visual con él a propósito, abriéndole las puertas de par en par a su mente. Eran los Generales y, sobre todo, Dragón Rojo lo que ocupaba sus pensamientos día y noche. Especialmente desde que se había encontrado con su amigo perdido, Umikiba Kaido, y había descubierto que le habían lavado el cerebro y lo estaban manipulando. ¿Y si nunca lograban recuperarle con vida? ¿Y si la capturaban a ella y le hacían lo mismo? Pero, peor aún, ¿y si le sucedía algo parecido a ellos? No habían sido pocas las noches que se había despertado de una pesadilla entre sudores fríos. Una noche era Daruu, otra era Zetsuo, la siguiente era Kōri, otra era incluso Kiroe. En todos aquellos sueños se tenía que enfrentar a ellos y lloraba amargamente por recuperarlos. RE: El hombre que espera - Amedama Daruu - 7/04/2020 —Combatiré. Y, sea quien sea mi oponente, daré el máximo de mí misma. Igual que he hecho contigo hoy mismo. Esa es mi determinación. —Eso es. —Zetsuo sonrió, complacido. —De todas maneras... —agregó Ayame, doblando el codo sobre la mesa y apoyando la cabeza en la mano. Zetsuo la observó, interrogante. Lo que menos me preocupa ahora mismo es el torneo, la verdad... La kunoichi estableció contacto visual con el médico, y éste rebusco entre sus preocupaciones a sabiendas de que era lo que ella pretendía. Hacía tiempo que lo venía haciendo: y al fin y al cabo, cuando uno no puede encontrar las palabras, más vale un pensamiento. ¿No? Sí... Zetsuo leyó a través de su hija. Pero fue como mirarse a un espejo. El hombre rebuscó en la cartera y depositó dos pequeños billetes encima de la mesa. —Es lo que nos preocupa a todos. Y es por lo que no quiero que dudes ni un instante. En el mundo real, si dudas, no pierdes. Mueres. ¡Ryūichi, nos marchamos! »Por eso, Ayame: seamos cada día más fuertes. Y que la Luna Azul brille más cada noche. |