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Una subasta fantasma - Versión para impresión

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Una subasta fantasma - Aiko - 16/08/2016

La tarde lucía lluviosa, como siempre. Qué mas decir, era algo más que habitual bajo el cielo en el país de la tormenta. El hombre que allá en su momento le puso nombre al país, sabía bien de lo que hablaba. Ni que decir tiene, que el cielo estaba grisáceo y nublado, son palabras que ya sobran.

Bajo el chaparrón, la chica se dirigía hacia una importante subasta donde el lujo y el dinero se aunaban, dándose aún mas importancia mutua. Su carrera como kunoichi la llevaba a pensar en una compensada mejora de armamento. No podía ir allá donde fuese con tan solo dos miseros kunai encima. De hecho, esos miseros kunai ni tan siquiera los usaba. No eran para nada de su estilo, debía buscar otra cosa. No había mejor lugar que la gran subasta de del distrito comercial.

La chica vestía sus mejores galas, al menos una de las mejores. Adornaba su cabellera un lazo de color negro azabache a la altura de la nuca, que recogía su blanco y liso cabello. Vestía un kimono blanco, que a simple vista carecía de detalles, pero lejos de ésto los detalles estaban firmados de un tono blanco ligeramente mas claro. Incontables hileras de éste fino cambio de color daban una sensación de tono uniforme, engañando a las vistas menos expertas. El obi era de un tono negro mate, mientras que sobre éste, el obijime se presentaba con un color ligeramente parecido al del kimono. Así mismo, el eri tenía la misma tonalidad que el obi. Por último, en vez de las botas o las sandalias shinobis, calzaba geta de color negro.

Tan solo tenía consigo un pequeño bolso, donde guardaba el monedero y poco mas. Para aclarar su estatus, y evitar posibles tonterías, la chica adosó al pequeño bolso su bandana. Éste quedó con el símbolo de su aldea en el lateral. Lo cual hace pensar que la chica bien podía estar como una regadera, pues estaba empapando su hermoso kimono. Bien podría pensarse también que la chica ya era una con la lluvia, y claramente era ésta segunda opción.

«Creo que era por aquí...» Pensó mientras caminaba por las calles del distrito comercial. Realmente no estaba segura de dónde se producía la susodicha subasta, era la primera vez que iba a acudir a ésta. Pero suponía que no sería demasiado difícil encontrarla.

Caminó un poco mas, y al final terminó parándose en mitad de una calle bien poblada. El tráfico de personas era continuo, las luces de neón lo iluminaban todo, las voces de los comerciantes anunciando su producto inundaban el entorno, y ningúno de éstos parecía hacer referencia a la gran subasta.

«¿Me habrán engañado los comerciantes del otro día?»

La chica desistió por un instante de encontrar la subasta, quizás se la habían jugado. En fin, no siempre vestía de éstas maneras, quizás solo le habían hecho picar en un suculento anzuelo.

Tras un breve instante de cordial intranquilidad, la Sarutobi se acercó a uno de los comercios adyacente a la calle. —Disculpe, señora. ¿Sabe donde se realiza la gran subasta?— Preguntó a la encargada.

—¿Gran subasta? No sé... no había escuchado nada de una gran subasta.

La chica dejó caer una mueca, inconscientemente. —Ohhh... de acuerdo. Muchas gracias.

Solo quedaba seguir buscando, o darse por vencida. Sin embargo, la segunda opción no era muy satisfactoria. ¿Volver a casa sin mas? Ya que estaba allí, al menos se daría una vuelta.


RE: Una subasta fantasma - Sasaki Reiji - 18/08/2016

La lluvia algo casi permanente en Amegakure. El casi es por que, los días que era necesario que lloviera, no lo hacia. Y a pesar de que seguramente no fuera el único que naciera un día soleado, pero había días en los que el joven Yamanaka se sentía el único al que le había tocado vivir con una maldición. Es verdad, no era la única persona muda del mundo, y había heredado la telequinesis de su padre, pero aun así no podía sentirse afortunado.

Bajo el las lagrimas de algún dios que solo estaba feliz un día o dos, Reiji caminaba en dirección al distrito comercial. La verdad es que apenas hacia poco que se había convertido en shinobi, y su tarea mas complicada era recorrer las calles de Amegakure para hacerle la compra a su abuela. La verdad es que no era de sus tareas favoritas, pues implicaba salir a la calle y hablar con la gente.

"¿A quien se le ocurre mandar al mudo a hacer la compra? ¿ Que voy a hacer, gritarle al tendero que quiero berenjenas? parece el inicio de un chiste malo: Entra un mudo en una frutería..."

La verdad es que el muchacho prefreria limpiar el baño mil veces que salir a hacer la compra. El problema no era solo comunicarse con el frutero o el pescadero ¿Como le pedías disculpas a alguien cuando te chocabas? Al frutero le podías dar una lista con lo que querías comprar, pero era absurdo llevar encima tarjetitas que dijeran "Lo siento". O tal vez no era tan mala idea...

Mientras el joven barajaba aquella idea para si mismo, sintió un fuerte golpe por el lado izquierdo, y cayó al suelo de golpe. No acaba de poner un pie en el distrito comercial, y ya se había encontrado su primer problema, por andar distraído pensando en que pasaría si golpeaba a alguien. Levanto la cabeza en busca de la persona a la que había golpeado sin querer, y entonces al ver lo que había delante de él, y escuchar la voz de la otra persona, se dio cuenta de dos cosas: No había sido un accidente, y el no era el culpable, pero ahora su problema era mucho mayor.

— Vaya, vaya, vaya... mira quien tenemos aquí...¿Que pasa, ahora que te has graduado te crees mas fuerte y vienes a golpearme?

Aquel tío que había alzado la voz para referirse al joven Yamanaka era ni mas ni menos que el "lider" de un pequeño grupo de adolescentes que habían dedicado sus horas en la academia y las de fuera de esta, en martirizar lo máximo posible al muchacho mudo, precisamente por que no podía hablar o gritar, y por ende creían que no podía quejarse. Aunque Reiji estaba seguro de que, aunque hubiera podido hablar y gritar, aquellos tipos hubieran seguido torturándolo.

—Le has hecho daño al jefe, deberías disculparte

El primero de los dos que habían hablado, el líder, era un tipo corpulento y grande, moreno y con el pelo rapado, este era mas bien otra cosa. Alto pero delgado, de pelo rubio y ojos azules, se dedicaba solo a exaltar todo lo que tenia que ver con su "jefe" y a meter toda la mierda posible.

—Eso! Eso!

El tercero, y el ultimo por suerte para Reiji si es que podía llamar a eso suerte, era un tipo bajito y rechoncho, pasaba la mayor parte del tiempo comiendo caramelos o cualquier cosa que tuviera azúcar y lo único que sabia hacer era lamerle el culo a los otros dos.

—Vamos, discúlpate de una vez ¿Que pasa? ¿ se te ha comido la lengua el gato?

Los tres se rieron al unisono de la misma broma. La misma broma que repetían desde hacia años parecía no haber perdido la gracia para ellos. Y eso que el joven Yamanaka se había esforzado en ignorarlos...

—"¿Por que no me dejáis en paz?" — Reiji les hablo con el lenguaje de signos, pese a que sabia que no funcionaria en lo absoluto, y que incluso podría empeorar las cosas...

—No te escucho ¿ Por que no hablas mas fuerte? —Los tres volvieron a reir al unisono —¿Tu le has escuchado bien? —Pregunto mirando al rubio.

—¿Yo? No he escuchado nada jefe...

—¿Y tu? —Dijo girándose esta vez hacia el gordito.

—Yo tampoco...

—Vamos, a que estas esperando, discúlpate

Esta vez, el chico corpulento agarro a Reiji por el cuello de la sudadera. Siempre buscaban la escusa perfecta para golpearlo, y allí, en aquel lugar, incluso rodeados de gente, la habían encontrado. Y lo peor era que los civiles, tenderos o compradores, no solían meterse en las reyertas cuando se trataba de dos shinobis los que se enfrentaban. Normalmente dejaban que llegara a las manos, e incluso al fuego y que algún otro shinobi de mas alto rango los detuviera. Pero aunque eso pasara, los golpes recibidos y el dolor no se los iba a quitar nadie, y al final lo dejarían como una pelea entre dos niños...

"Bendita sea mi suerte...Al final no importa si llueve o sale el sol..."


RE: Una subasta fantasma - Aiko - 18/08/2016

Caminando por el distrito, llegó a ver un cartel que hacía referencia a algún tipo de subasta. Bajo éste mencionado cartel luminoso había un puesto de venta de armas, uno bastante conocido por su vulgar y fatídica metodología de venta. No importaba cuan buena o mala fuese el arma, si la tomabas, era tuya y debías pagarla. Así de simple y sencillo, por raro que pudiese parecer. Pero la chica no tenía pretensión de tocar nada. Se acercó hasta el tendero, y con cuidado de no caer en a trampa, hizo una leve reverencia a modo de saludo.

Buenas tardes, señor. Disculpe la molestia, pero... ¿Sabe donde se celebra la gran subasta? Creo que éste cartel hace referencia, pero no indica dónde es.— Preguntó señalando hacia arriba.

No, lo siento. No tengo ni idea. Ése cartel lo cambiaron hace unos días, y no me dio por preguntar pues mi mercancía es la mejor.

Ante todo, el vendedor no perdía de vista su interés propio. No podía dejar escapar a una clienta, menos a una clienta que parecía tener bastante dinero. —Ohh... está bien. Muchas gracias.— Y sin soltar mas palabra se fue.

El tendero no había conseguido lanzar bien la caña, o quizás el anzuelo no era lo suficientemente bueno como para que ese pez picase. Fuera como fuera, la chica tenía claros sus propósitos. O encontraba la subasta, o no desperdiciaba el dinero en tonterías. Si había aprendido algo en tanto tiempo de ahorro antes de montar su negocio, era que el dinero no se desperdicia.

Para cuando se quiso dar cuenta, en la calle se estaba armando un pequeño alboroto. La gente sin embargo no paraba a echar un vistazo, o a separar la pequeña trifulca. Preferían dejar a esos chicos pegarse a meterse en medio y evitar el enfrentamiento. Sin embargo, la mirada de la kunoichi no pudo pasar desapercibido un pequeño detalle. Habían 3 chicos en un bando, y uno contra ellos. Pero ese uno, el cuál desde su punto de vista estaba tras el trío, no estaba mostrando resistencia alguna. Para los matones, eso no era razón alguna para evitar darle de palos.

«Desde luego... aquí la gente ve que le van a pegar a un chico, y pasan tres pueblos. ¿Qué clase de sociedad civilizada estamos formando?»

Sin embargo, ella tampoco hizo por meterse en medio del caluroso intercambio de palabras. Curiosamente, el intercambio de palabras tenía un único y reluciente rey; un chico rechoncho y grande que con su corpulento peso y fuerza agarró al silencioso pelele. Básicamente, el chico parecía un pelele. No oponía resistencia, cual muñeco hecho de paja y madera con el cuál se entrena las bases del taijutsu.

Para cuando ésto sucedió, el geta derecho de la chica salió disparado de lleno contra la nuca del grandullón. La chica no poseía una gran fuerza, pero tampoco era una mera civil. Entre eso, que pillaba por la espalda, y seguramente por sorpresa, el golpe sin duda sería rudo y doloroso. La distancia que le separaba del alboroto apenas serían cinco o séis metros.

Huuuuuuy! Pero miiiiiiiira que soy torpe... lo siento muuuuucho, pero se me ha caído el geta. ¿Me lo devuelves? Poooor fiii...— Su tono agudo iba acompañado de un mano en la mejilla, haciéndose la despistada. Obviamente, a nadie se le escapa un zapato en caída horizontal.

Entre tanto, la chica mantenía el pié derecho levemente elevado. Actuaba, evidentemente. Pero a la misma vez se estaba burlando de los chicos.

«Si hay algo que odio, son los matones...»


RE: Una subasta fantasma - Sasaki Reiji - 22/08/2016

¿Miedo? hacia tiempo que el joven Yamanaka ya no les temía. Siempre era la misma historia, el mismo cuento. Es cierto, hacia tiempo les temía, les intentaba evitar, cambiaba de pasillo en la academia o iba a su casa por un camino mas largo, pero al final, tarde o temprano, siempre tenia que cruzarselos ¿Impotencia? Tampoco, sabia de sobra donde estaba su limite. Probablemente podría defenderse contra uno de ellos, pero no contra tres ¿ Por que sentir impotencia sabiendo donde estaba su limite?

Indiferente. Esa era la palabra clave. Había pasado tantas veces por aquello que ya le daba lo mismo. Miedo, ira, impotencia. Si, alguna vez en esa misma situación el muchacho los había sentido ¿Pero ahora? Le daba igual, después de indicarles que le dejaran en paz no había escuchado ni una sola de las palabras que le habían dedicado y se había puesto a pensar en sus cosas. Total, hiciese lo que hiciese el resultado no iba a cambiar. Bueno, tal vez eso no fuera del todo verdad: Si hacia algo, la cosa se pondría peor para él.

"Ver, oir y callar... tampoco es que pueda hablar, no es que sean muy atractivos, así que la vista tampoco es agradable... y escucharlos ¿De que me serviría? que frase mas estúpida... El primero que la dijo debía ser imbecil"

La verdad es que para la situación en la que se encontraba, estaba bastante tranquilo pensando en sus cosas. Si, lo acababan de agarrar de las solapas de su sudadera, y eso le había sacado un poco de sus pensamientos, pero allí en el aire, tendría la oportunidad de divagar que haría durante la recuperación de aquella paliza

"Tal vez podria leer el ultimo tomo de los ameranger mientras...

Sin embargo no tuvo ocasión de terminar sus divagaciones, pues tan pronto llego a lo mas alto de los brazos de su queridisimo compañero de academia vio algo volando en su dirección. Podría haberle avisado, pero había muchos motivos para no hacerlo, por ejemplo que no podía hablar, y en vez de hacerle caso se reirían mas de él. Pero ¿para que avisar de todos modos a alguien como el? Se merecía que le diera de lleno fuera un piedra o un cuchillo.

Por desgracia, solo era un zapato de una chica que pasaba por allí y aunque le hizo el daño suficiente como para soltar a Reiji de golpe, pero no para noquearlo. Los tres matones se giraron al mismo tiempo para ver a la causante del ataque, y taparon la visión del joven Yamanaka. Eso si, sus atacantes parecían enfadados, y frustrados. Y una cosa si sabia Reiji: Pese a todo, esos tres jamas le pondrían un dedo encima a una chica. Bajo ninguna circunstancia.

— Grrr esta me la pagas... —Dijo el mas grande mirando a la joven, mientras se giraba para marcharse seguido de sus camaradas —La próxima vez sera peor, y tu amigita no estará siempre para ayudarte... —Fue lo ultimo que dijo, mirando al joven yamanaka, antes de largarse.

"No le han devuelto el zapato..."

Lo mínimo que podía hacer el muchacho hacia su salvadora era un gesto de cordialidad, aunque en realidad ella le acababa de hacer las cosas mas difíciles. Aunque bueno, al menos podría hacer la compra sin que pareciera que se había caído desde lo alto de la torre de la Arashikage. Así seria mucho menos doloroso llevar la compra hasta casa.

El joven recogió la prenda del suelo, se acerco a la muchacha y se la tendió. No podría decirle nada hasta que la cogiera claro, pues su método de comunicación eran los gestos de sus manos, que ahora ocupaban un zapato.

—"Gracias" —Diría con signos una vez la chica recogiera su prenda, lo entendiera ella o no.


RE: Una subasta fantasma - Aiko - 23/08/2016

Bajo la lluvia, la chica permaneció con su imparcial sonrisa mientras se mantenía en perfecto equilibrio bajo su único pie calzado. La diana fue perfecta, solo le faltó un cartelito luminoso cambiando su información comercial a un alentador "Canasta de 3 puntos", por suerte o desgracia, eso no sucedería. En su lugar, recibió una mirada enrabiada por parte de la diana humana, así como un delirante comentario lleno de ira. La verdad, esperaba haber tenido que llegar a las manos, pero su antagonista y compañía decidieron tomar la retirada.

La chica, en respuesta a tal desdén, acentuó la sonrisa. La verdad, le hacía gracia lo predispuestos que habían estado, y a la vez lo cobardes que se habían vuelto al estar en condiciones menos ventajosas; numeralmente hablando. Para cuando se quiso dar cuenta, habían amenazado también al pobre moreno, y habían salido corriendo. Sin embargo, el chico permanecía tan armonioso y ajeno a la situación, que daba la sensación de que o bien no se había enterado, o bien le importaba todo un comino y medio. Quizás le importaba menos.

Y no me devuelven el zapato...— Espetó por lo bajo la chica, temiendo que tendría que ensuciarse al final los pies sin ser por una pelea.

Antes de que tendiese su mente a lo inevitable, pudo observar que había alguien que sí escuchó su petición. El afectado por los matones de pacotilla, se agachó y tomo su geta, tras ello se acercó hasta Katomi y se la ofreció de vuelta. La kunoichi la aceptó sin pensarlo, y no perdió tiempo para calzarla. —Muchas gracias.

Su sincero agradecimiento quedó en el vacío mas profundo cuando quedó viendo los gestos del chico. Quedó helada, absolutamente en blanco. ¿Que diantres pretendía? ¿Qué clase de técnica preparaba? Un momento. Eso no eran sellos para realizar ningún tipo de técnica.

Esto... ¿qué? No he entendido nada... jajaja.

Se reía, pero moría por dentro. Era tan estúpida que jamás le había dado por aprender el idioma de signos. Se había centrado tanto en sus metas, que no prestaba atención al resto de cosas. Por desgracia, no podría ni entender qué estaba diciendo el joven para agradecer o echar en cara. Era muy posible que hasta le estuviese recriminando que no debía haberlo ayudado, que le había empeorado las cosas. Aunque tampoco se le veía gesticulando enfadado...


RE: Una subasta fantasma - Sasaki Reiji - 27/08/2016

Despues de la tormenta no siempre llegaba la calma. O si lo hacia, no era para todos los públicos, tal vez solo para los mas afortunados. Despues de una tormenta venia otra tormenta, mas suave o mas fuerte, pero venia otra. Metafóricamente hablando, claro, por que en Amegakura no había un "Después de la tormenta", en el pais de la lluvia no dejaba de llover. Nunca.

El caso era que, la muchacha había aceptado la amabilidad de Reiji y había recuperado su prenda de manos de este. Ademas, no tardo en devolverla a su lugar de origen mientras le agradecía al muchacho por devolvérsela. Sin embargo el problema vino cuando fue Reiji el que quiso comunicarse. Tan solo queria darle las gracias por "salvarlo", al menos temporalmente, de aquellos matones. Sin embargo el como hacerlo sin meterse en su cabeza se convirtió en una odisea, pues la joven era otra de las muchas que no entendían el lenguaje de signos.

Si que dos personas llegaran a entenderse ya era un trabajo complicado, imaginate si una de las partes no podía usar su voz. Esa era una de las razones por las que al joven Yamanaka no le gustaba relacionarse con la gente. No podía comunicarse adecuadamente con ellos, sin violar su intimidad. Era mas complicado encontrar una persona que entendiera el lenguaje de signos que un arma de leyenda.

Al cabo de unos segundos meditando que hacer, el muchacho recordó que su madre le había dado un pergamino con algunas frases genéricas para que pudiera comunicarse con los tenderos, aunque claro, "Ponme un kilo de sardinas" tal vez no era una frase tan genérica. De todos modos aquello podía resultar mas útil de lo que parecía, si no estaba lo que buscaba, siempre podía rodear los kanjis o las palabras para formar otras palabras o frases.

Por suerte para el muchacho, la palabra "Gracias" se encontraba, así que simplemente la señalo con el dedo mientras le mostraba el papel a la chica.

"Deberia tatuarmela en algún sitio, como en el costado, y levantarme la camiseta y señalarme el tatuaje cuando quiera hablar... Podría tatuarme la lista kanjis... o tal vez sea suficiente con : Gracias, lo siento, hola, adiós y dejadme en paz... tendré que consultarlo con la almohada...


RE: Una subasta fantasma - Aiko - 27/08/2016

El chico no soltó una sola palabra, y había intentado comunicarse a través de unos inidentificables gestos. Sin lugar a dudas, se trataba de un chico mudo. Había descartado la opción de que fuese sordo-mudo, puesto parecía haber entendido lo dicho por la chica y haber intentado responder. ¿O quizás le había leído los labios? Realmente las dudas abatían su cabeza, pero ante todo había una lamentación en su cabeza, el hecho de no poder entender al chico.

«Lo avanzada que está aquí la tecnología, y sin embargo no hay cura alguna para una anomalía así de sencilla en el cuerpo humano... me parece increíble. Y para colmo ni me leí el lenguaje de símbolos... con lo útil que puede llegar a ser en misiones de infiltración.»

Pero sin embargo, no todo quedó en ésta alocada conversación sin dirección. El chico era de ese tipo de gente que tenía recursos para todo, o al menos esa fue la sensación que le dio a la peliblanca. Sacó un pequeño pergamino, donde tenía una serie de frases y palabras sueltas; tenía tantas como posibles soluciones a una pequeña conversación en cualquier tipo de mercado. Ciertamente, una idea increíble. Bueno, increíble para la kunoichi, seguramente una idea mas que sencilla y necesaria para alguien que no podía pronunciar una sola palabra.

Ante ella, el chico señaló la palabra "gracias". La verdad, la chica tardó un pequeño lapso temporal en comprender el porqué. La trifulca, seguramente esa era la razón. Aunque realmente el favor se lo había hecho él devolviendole el calzado. Se habría tenido que manchar el pie de lo contrario.

No hay de qué. Seguramente intentarán molestarte de nuevo... ¿Lo sabes, verdad? ¿Por qué no te defiendes? ¿Necesitas ayuda con ellos? Si es así, te puedo ofrecer un pequeño apoyo. De verdad, no me importa.... no soporto a los abusones.

Aunque aún sin haber terminado sus palabras, se dio cuenta de que difícilmente iba a disponer de una respuesta demasiado selectiva. Un kilo de pescado no iba a ser la mejor de las respuestas, o tomates que no estén maduros por favor. ¿Tendría aún así el chico la capacidad de responder a la pregunta de la chica?

«Mierda, no tengo un lápiz encima...»

La chica miró a su alrededor, y buscó rápidamente alguna tienda que pudiese tener útiles de escritura. Sin embargo, cerca no parecía haber ninguna de esas tiendas. ¿Por qué siempre faltan papelerías cuando mas las necesitas?


RE: Una subasta fantasma - Sasaki Reiji - 31/08/2016

Por eso odiaba la comunicación. Ni siquiera el lenguaje de signos estaba tan avanzado como para contestar con las palabras con las que quería contestar a muchas cosas. La parte buena del lenguaje de signos era la misma que la parte mala: Que mucha gente no la entendía. Te podías comunicar en secreto con aquellos pocos que lo conocían y lo mejor de todo: Podías insultar a la gente que no lo conocía, al fin y al cabo no podían reprocharte nada, y tampoco te iban a decir que sonaba como un insulto o que les hablabas en tono agresivo.

—No hay de qué. Seguramente intentarán molestarte de nuevo... ¿Lo sabes, verdad? ¿Por qué no te defiendes? ¿Necesitas ayuda con ellos? Si es así, te puedo ofrecer un pequeño apoyo. De verdad, no me importa.... no soporto a los abusones.

Demasiadas preguntas al mismo tiempo, demasiadas cosas a las que responder a la vez, y lo único de lo que disponía a mano ahora mismo era del pergamino que le había preparado su madre, que no iba a negarlo, estaba resultando de lo mas útil. El problema era que la chica ya no le estaba prestando atención, estaba mirando a su alrededor con los ojos.

No dudo ni un segundo, sabia lo que tenia que hacer: toco a la chica con un dedo en el hombro para llamar su atención, luego la señalo como queriendo decirle "Tu", luego señalo sus propios ojos y luego al pergamino, algo así como decirle que lo mirara. No sabia si lo habría entendido, pero procedió con su ritual, claro que, lo hizo muy despacio, y repitiendo las frases, para que fuese mucho mas fácil para ella entenderle.

El joven yamanaka procedió a señalar los kanjis y las palabras que necesitaba para completar sus frases, sus respuestas. Lo hizo lo mejor que pudo, con la mejor herramienta que tenia. Mejor dicho, su segunda mejor herramienta.

—"Lo se, lleva sucediendo desde la academia, no te preocupes."

El joven fue respondiendo en orden a lo que la muchacha le había ido preguntando.

—"Porque no solo son mas, si no que tienen mas fuerza física que yo, si me defiendo sera peor, creeme"

No sabia hasta que punto la muchacha le estaba siguiendo, pero reiji siguió con su particular y silencioso discurso.

—"No gracias, no vas a estar siempre y entonces sera peor. Puedo soportarlo, son años de experiencia, algún día se cansaran, supongo"

Hizo una pausa de unos segundos y luego volvió a formar una nueva frase.

—"Si quieres que sigamos conversando, me gustaría que me permitieras entrar en tu cabeza, es mucho mas sencillo que esto, podrás escuchar mis pensamientos, pero solo con tu permiso"


RE: Una subasta fantasma - Aiko - 3/09/2016

La Sarutobi podía parecer distraída, pero era justo lo contrario; se centraba en otro objetivo, aunque eso la hiciese parecer ajena a la situación. Lamentablemente, el chico no sabía que circundaba actualmente por la cabeza de ésta. Buscando llamar su atención, tocó el hombro de la kunoichi. Ésta devolvió la mirada al chico, con una mueca de desdén al no haber podido encontrar algún tipo de bolígrafo.

Ante la mirada de la chica, el joven comenzó a gesticular de nuevo. Primero la señaló a ella, tras ello señaló sus ojos, y por tercero al pergamino. —No había que ser un lumbreras— El chico pedía a la Sarutobi que prestase atención al pergamino, pues quería decirle algo. Comenzó a señalar hiragana por hiragana, deletreando palabras con un sentido conjunto. En principio, no suponía nada difícil seguir sus palabras, mas bien lo contrario. Poco a poco, éste dio respuesta a la primera de las muchas preguntas que le fueron impuestas. Afirmó que ese bullying le sucedía desde la academia, pero que no importaba.

Katomi alzó una ceja, incrédula ante lo que "decía", no pudo evitar echarle una mirada directa a los ojos. ¿De verdad no le molestaba ese trato constantemente?

El chico continuaba contestando a las preguntas poco a poco, y con ello reafirmó que no solo eran mas si no que además eran más fuertes; motivo por el cuál no les enfrentaba. Además de ésto, terminó por señalar que no quería ayuda, pues la Sarutobi no siempre estaría a su lado, y entonces el maltrato sería aún peor. La verdad, lo que estaba leyendo del chico estaba causando que la sangre de la kunoichi hirviese. ¿Cómo podía ser tan manso? ¿Acaso no era un genin?

Inconscientemente la chica cerró el puño, enervada por la actitud del chico. Casi salta a contradecirlo, pero el chico continuaba señalando letras, y si perdía el ritmo... no se enteraría de la mitad. De hecho, puede que por los nervios, las ganas de pegarle un guantazo a ver si espabilaba, o a saber porqué, las últimas palabras carecían de sentido. No, realmente carecía totalmente de sentido. ¿Qué decía de meterse en su cabeza?

Esto... No entendí bien la última parte. ¿Qué quieres decir con eso de entrar en mi cabeza?— Preguntó la chica, algo mas intrigada que enfadada.

Ciertamente, algo debía de saber hacer para poder defenderse. Algún tipo de técnicas debería saber, de lo contrario jamás se hubiese graduado como genin. ¿Por qué no usaba éstas en sus atacantes? En el caso de la chica, ya haría tiempo que sus agresores se habrían convertido en carbón o algún tipo de combustible natural. Si, aún le daba vueltas a eso, una cosa no quitaba la otra.


RE: Una subasta fantasma - Sasaki Reiji - 6/09/2016

La verdad era que, pese a la concentración que suponía mirar el pergamino para buscar lo que necesitaba y formar sus palabras, al hacerlo de forma lenta para que su interlocutora pudiera seguirlo y leer lo que intentaba decirle, le permitia al joven levantar la cabeza de vez en cuando y observar si ella le estaba siguiendo de verdad o no.

Gracias a eso puedo comprobar no solo que ella le estaba siguiendo en todo momento, si no que ademas podía ver reflejado en el rostro de ella lo que estaba pensando sobre las palabras que marcaba. Muchas veces era mas sencillo averiguar los pensamientos de los demás por las expresiones de sus rostros que entrando en sus cabezas, aunque la ultima fuera mucho mas rápida y eficaz. Y a esta chica parecía no gustarle lo que estaba escuchando, claro a Reiji tampoco le importaba mucho, simplemente le contestaba por cortesía, le había ayudado.

—Esto... No entendí bien la última parte. ¿Qué quieres decir con eso de entrar en mi cabeza?— Preguntó la chica, algo mas intrigada que enfadada.

"mmm, a ver como se lo explico..."

—"Digamos que puedo comunicarme con otros mediante mis pensamientos, pero como también escucho yo los de él, es como violar su intimidad, por eso no lo utilizo sin permiso a no ser que sea por trabajo."— Fue marcando el chico palabra a palabra de nuevo, algunas cosas le costaba mas expresarlas que otras, sobretodo cuando se trataba de algo tan tecnico —"No se si me estas entendiendo muy bien, es difícil explicar algo así de esta manera, pero para resumir, tu escucharías lo que yo pienso y yo lo que piensas tu, es como si habláramos, pero con la cabeza, y tiene su lado bueno, nadie escuchara nuestra conversación"


RE: Una subasta fantasma - Aiko - 7/09/2016

La paciencia de sendos genin parecía ser bastante considerable, al menos eso se le vendría a la mente de cualquiera que los observase. Estaban bajo el amparo de la lluvia, que pese a que estuviesen acostumbrados seguía mojándolos, y se limitaban a mirar por parte de una y señalar palabras cuidadosamente elegidas por parte del otro. La verdad, se estaban tomando un buen tiempo, y aún así no llegaban del todo a comprenderse. Según lo último que iba señalando el chico, podía comunicarse mediante pensamientos. Tenía la capacidad de meterse en la cabeza de otras personas, y podía así mantener una conversación; pero venía siendo una violación de la privacidad, y por ende no lo hacía salvo que la otra persona diese su permiso. ¿Era eso posible? Sonaba realmente absurdo, meterse en la cabeza de otra persona... ¿Acaso era un doble elefante telepata de guerra? No, no lo parecía.

La cara de la chica mostró una mueca de clara duda. Se llevó incluso la mano a la cabeza, y la frotó mientras se debatía en duda. No sabía qué contestar a eso, nunca había escuchado de semejantes habilidades. Si se metía en su mente y podía leer los pensamientos como si fueran palabras... ¿También podría leer o escuchar cosas del pasado? ¿Podría ella igual escuchar sus cosas? Dios, que jaleo...

Bueno... está bien, pero... ¿hasta qué punto puedes meterte en la cabeza? ¿Eso... duele? ¿Eres una especie de telepata?

La verdad, cientos y cientos de dudas pasaban en ese mismo momento por la cabeza de la chica. Eso de meterse en la cabeza de la gente... debía ser realmente raro y molesto, ¿no? Es decir, verías y escucharía como que cien mil cosas a la misma vez, ¿no? La chica podía estar pensando una cosa y a la vez pensar en otra, y al segundo después en otra... en fin, una auténtica hecatombe mental.

Podía quedarse allí señalando palabras durante milenios, o bien hacer eso de la lectura mental y que pudiesen hablar directamente. La verdad, no perdía nada por intentarlo.


RE: Una subasta fantasma - Sasaki Reiji - 8/09/2016

—Bueno... está bien, pero... ¿hasta qué punto puedes meterte en la cabeza? ¿Eso... duele? ¿Eres una especie de telepata?

Eso era todo lo que necesitaba escuchar. No es que no le gustara lo de ir marcando simbolitos en un papel, pero su telepatía era la forma mas sencilla de mantener una conversación "Normal". También la forma mas rápida de enterarse de lo que pensaban los demás sobre él.

"¿Te duele?"

Esa pregunta resonaría en la cabeza de la joven apenas un segundo después de que terminara otra retaila de preguntas. Aquello era algo sencillo de hacer, pero complicado de explicar. La voz que ella escuchaba en su cabeza no era mas que un producto de su imaginacion. No es que se imaginase lo que estaba escuchando, si no mas bien el tipo de voz que escuchaba, por eso para cada persona, la voz de Reiji sonaba en sus cabezas de forma distinta, por que era el cerebro de esa persona él que la interpretaba.

"Lo único que puedo hacer de este modo es hacer que escuches mis pensamientos como una voz en tu cabeza y escuchar los tuyos como una voz en mi cabeza, puedes contestarme hablando si te sientes mas cómoda, pero es mas sencillo para mi de esta manera. Solo tienes que concentrarte en pensar lo que quieres decirme"

La verdad es que todavía no disponía de una técnica que le permitiera de alguna forma leer todos los pensamientos de alguien. Y la verdad es que él muchacho no sabia si quería ese poder o no, la mente humana era un caos total. Seguro que eso provocaba jaqueca. Lo que si le permitía su poder era escuchar los pensamientos mas claros de los demás. Aquellos en los que mas se concentraban

"Podría decirse que si, que soy telepata, o algo así"—En ese momento, recordó que ni siquiera se habían presentado, al menos ya que le había dejado entrar en su cabeza, le diría su nombre—"A todo esto... No me he presentado, mi nombre es Reiji"


RE: Una subasta fantasma - Aiko - 13/09/2016

La chica esperaba unos cuantos caracteres señalados en respuesta, pues la verdad es que no entendía realmente eso que intentaba explicarle de meterse en su mente. Sin embargo, en su cabeza una voz se hizo mas intensa que sus propios pensamientos y dudas. La voz clara y distinguida de una persona que sin duda no era ella, ella bien conocía cómo interpretaba sus propios pensamientos...

«¿¡Qué coño...!?» Pensó la chica al sentir esa sensación tan extraña. Obviamente, ésto también podía haberse tomado como una respuesta quizás, después de todo el chico podía recibir sus pensamientos en respuesta, ¿no? La verdad, ni tan siquiera llegó a interpretar las primeras palabras del chico en su cabeza. Pero conforme continuó hablando, la Sarutobi entendió mas o menos el funcionamiento de ésta curiosa y rara habilidad del chico. Según aclaró, podía concentrarse en pensar lo que quería decir y él lo recibiría tal y como ella recibía los pensamientos suyos. Además, aclaró que ésto le resultaba más cómodo a si la chica simplemente hablaba, pero que no le importaba si lo hacía de la forma "normal".

Oh... entiendo...—Contestó la chica en respuesta a la explicación.

Pero para ese momento el chico ya estaba respondiendo a su oleada de preguntas. Afirmó ser telepata, o algo parecido, así como aprovechó para presentarse. Su nombre era Reiji, un nombre algo común para un chico tan diferente al resto.

« Entonces si pienso "HOLA" hola - hola - hola... debo concentrarme quizás... me habrá escuchado... dios, que raro es ésto... si él me escucha a mi.... ¿Yo también soy telepata? Qué jaleo en realidad... jajaja... » Su cabeza divagaba, realmente lo solía hacer, pero ahora lo hacía a un ritmo frenético. ¿Cómo controlar los pensamientos estando nerviosa? Era algo difícil incluso cuando estaba totalmente centrada. « No espera... tienes que pensar en decir tu nombre... yo soy Katomi. KATOMI. KATOOOOOOMI. »

¿Tu me escuchas a mi?— Preguntó rápidamente, intrigada.


RE: Una subasta fantasma - Sasaki Reiji - 23/09/2016

«¿¡Qué coño...!?»

Esa primera reacción era la mas frecuente. Tal vez la única. Incluso los Yamanaka mas jóvenes se sorprendían la primera vez que escuchaban una voz dentro de su cabeza. Pese a las explicaciones que pudiera dar, era muy extraño tener en tu cabeza la voz de otra persona. Ni siquiera eso, por que tampoco era exactamente su voz. Eran sus pensamientos. Por supuesto que era difícil asimilarlo. Pero mucho mas difícil era comprenderlo.

Oh... entiendo...

Pero solo lo básico. Por que ni siquiera el propio Reiji era capaz de asimilar que podía hacer algo como aquello. Y mucho menos comprender su funcionamiento al cien por cien. Las mentes de las personas eran una locura. Solo un amalgama caótico de pensamientos, recuerdos, sentimientos y otros cientos de cosas que "flotaban" por ahí. Vamos, lo dicho, una locura.

« Entonces si pienso "HOLA" hola - hola - hola... debo concentrarme quizás... me habrá escuchado... dios, que raro es ésto... si él me escucha a mi.... ¿Yo también soy telepata? Qué jaleo en realidad... jajaja... » Su cabeza divagaba, realmente lo solía hacer, pero ahora lo hacía a un ritmo frenético. ¿Cómo controlar los pensamientos estando nerviosa? Era algo difícil incluso cuando estaba totalmente centrada. « No espera... tienes que pensar en decir tu nombre... yo soy Katomi. KATOMI. KATOOOOOOMI. »

¿Tu me escuchas a mi?— Preguntó rápidamente, intrigada.


—Si que te escucho Katomi, pero no solo lo que dices por tus labios, si no que también escucho en mi cabeza todo lo que piensas, por eso prefiero que lo hagas solo de una forma. A quien le contesto ¿a tus pensamientos o a ti? —Era caótico concentrarse en lo que ella pensaba y en lo que ella decía por sus labios —No, que yo sepa tu no eres telepata, yo te escucho por que tengo las dos capacidades: La de hacer que tu me escuches y la de escucharte yo a ti. El problema es que no funcionan la una sin la otra. No se como explicarlo mejor, lo siento, es complicado hasta para mi...— A la otra pregunta de la chica solo se le ocurrió una respuesta, pues aquello era difícil de contestar — No se como controlar los pensamientos cuando se esta nervioso, lo que si se es como puedes calmar los nervios: Si eres capaz de plantarles cara a esos tíos de antes, eres capaz de plantarle cara a algo como esto, y sino... Siempre puedes imaginártelo como algo a lo que puedas lanzarle tu calzado...


RE: Una subasta fantasma - Aiko - 25/09/2016

La chica permanecía callada, al menos por un segundo, frente al chico que hacía llamarse Reiji. La lluvia los cubría con suave calamidad, continuando lo que hacía ya tiempo llevaba entre manos, mojarlos. Pero eso era seguramente algo a lo que ambos estaban más que acostumbrados, después de todo la lluvia no era una nueva extraordinaria. El tormento y bendición de cada día, ni mas ni menos. ¿De qué quejarse pues?

Nada.

Pronto las palabras resonaron de nuevo en la cabeza de la chica. Los labios del joven no soltaban una sola palabra, tan solo eran meros pensamientos. Afirmó sin tapujos escuchar sus pensamientos, pero eso ya lo había aclarado tiempo atrás. Lo que si marcaba la diferencia era la pregunta. ¿A quién hacer caso a su voz o a su pensamiento? La verdad, la pregunta era mas difícil de contestar de lo que parecía.

«Ahhh... pues supongo que a los pensamientos...»

Cuando concretó la dura realidad, que la chica no era telepata, también admitió que no era fácil de explicar sus habilidades. No solo podía leer la mente del otro u otra, si no que le transmitía la habilidad de hacer lo mismo en ese mismo instante. Ambos tendrían la misma capacidad en ese mismo momento, pero era cosa de él, no era una habilidad común que conectase entre ambas personas. Difícil de explicar se quedaba corto como adjetivo.

Tras ese intercambio de pensamientos, el chico prosiguió con una breve explicación de cómo calmar sus pensamientos. No solo afirmaba que era difícil controlar los pensamientos al estar nervioso, si no que se atrevió con una pequeña broma acerca de lanzar el calzado.

La chica no pudo evitar esbozar una risa, en la misma se llevó la mano al rostro. Se sentía algo avergonzada de dicha hazaña, después de todo solo le había costado un futuro castigo para el chico. Pero bueno, hasta él había terminado tomándoselo con calma. Aunque no era una buena opción, tenía que aceptarlo por el momento.

«Bueno... creo que lo entiendo... mas o menos... Mas bien menos que mas, pero lo intentaré.» Pensó a modo de respuesta. «Una pregunta... ¿Por qué no les plantas cara a esos chicos? ¿De veras vives a gusto siendo un saco de boxeo? Sé que me meto donde no me llaman... pero solo hace falta que mires la de cicatrices que llevo en la piel para que comprendas que sé de lo que hablo....»

La Sarutobi reveló su brazo, remangándose la manga del kimono con algo de angustia. La verdad, no le gustaba enseñar sus cicatrices, era algo de lo que mas temía hacer, una de las cosas que más la avergonzaban y fastidiaban. Pero todo fuese por una buena causa...


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