La extensión de un día - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Uzushiogakure (https://ninjaworld.es/foro-uzushiogakure) +--- Foro: Calles de la Aldea (https://ninjaworld.es/foro-calles-de-la-aldea) +--- Tema: La extensión de un día (/tema-la-extension-de-un-dia) Páginas:
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La extensión de un día - Uzumaki Eri - 21/04/2017 Nada más salir del edificio de la Uzukage, Eri sintió un gran alivio al saber que tenía parte de la tarde y prácticamente toda la noche para estudiar todos los mapas que encontrase y conocer así el País de la Lluvia. Sabía dónde estaba situado y algunas zonas que poblaban dicho país, pero nunca había estado en ninguna, por desgracia; además de que desconocía la mitad, así que sin esperar ni un segundo más, tomó aire y se encaminó hacia su casa con suerte de que en alguna parte de su colección hubiese partes detalladas de aquello que buscaba conocer. «El Valle del Fin lo conecta... Además, creo que es el más grande de todos los países... Aunque de esto no estoy muy segura...» Una de sus manos acabó rascando su nuca, confusa. «No importa, cuando consiga mirar algún mapa lo sabré, no hay por qué ponerme nerviosa ahora...» La calle por la que paseaba dirección a su casa, sin embargo, no iba a ser fácil de atravesar: a los lados habían pequeños puestos de comida casera y juegos en algunas de las casetas. Eri frunció el ceño al ver que sería difícil llegar a su casa por allí, y dudaba de que hubiese una celebración por esas fechas en su propia villa, pero una de las voces que resonaban a lo largo de la calle respondió a sus dudas: — ¡Con este pequeño festival de inicio de verano me voy a pegar un festín! «Con que... Celebrar el inicio del verano...» Suspiró y decidió pegar una ojeada, curiosa por lo que pudiese encontrar. Incluso veía la oportunidad de tomar algo de cena antes de llegar a casa y una vez allí solo tendría que ducharse y ponerse a estudiar. Además, un tiempo de calma no le vendría nada mal antes de una misión... ¿No? Solo para relajarse. Sí, solo por eso. RE: La extensión de un día - Inuzuka Nabi - 21/04/2017 Que malo era vivir en una calle donde siempre se montaban todo tipo de tenderetes de comida para llevar y de juegos de feria que sirven mayormente para que te dejes los ryos y no te lleves nada más que ilusiones rotas y una panza llena de comida que podría haberte costado bastante menos. Pero aún es peor cuando eso te gusta más que le respirar. Llevaba desde que lo habían montado por ahí deambulando, que si un pincho de pescado frito, que si un juego de pescar bolitas con premios dentro, que si otro de tirar botellas más pesadas que yo con una bola más blanda que yo... Por eso mismo llevaba un peluche de un oso amarillo anaranjado con una camiseta roja de la estatura exacta de Eri, si el oso estaba sentado claro, sino me sacaba una cabeza a mi y todo. Era una señal, la próxima vez que viera a la pelimorada se lo daría declarando mis más profundos sentimientos de amor. Entonces mi cuerpo se paró en seco, Eri entraba a la especie de feria ahí montada justo por donde yo iba a salir. Por suerte, un oso gigante me protegia. Digo, que tenía que declararme, pero mi cuerpo temblaba como una gelatina azul humanoide en una serie animada más absurda que el propio pensamiento de una gelatina azul humanoide. La única opción era pararme ahí mismo y esconderme detrás del oso, como un valiente. RE: La extensión de un día - Uzumaki Eri - 21/04/2017 Tenía claro una cosa: las ferias le gustaban, pero las multitudes ya no tanto. Quería pararse a mirar las casetillas, sobre todo las de comida, pero el problema es que había tanta gente, que el apetito cada vez desaparecía más. Cuando paró en uno donde vendían pequeñas bolitas de pulpo, dos hombres se pusieron a ambos ladoes de la kunoichi y la forzaron a retirarse hacia atrás, ignorándola y obligándola a dejar la caseta. Suspiró, resignada, y continuó con su pequeño paseo, pensando que lo mejor era irse del lugar, hasta que un oso gigante se interpuso en su camino. El oso, de un color amarillo tirando a naranja con una camiseta roja como única prenda de roja era lo único que podía ver ahora mismo en su camino. Sus ojos, inertes de vida, parecían mirarla solo a ella, y su sonrisa estática era más agradable que las miradas de los demás en aquel momento. No pudo evitar formar una sonrisa al verlo, pero, ¿qué narices hacía allí un oso tan grande? ¿Algún niño lo habría perdido por su gran tamaño? — Parece que tendré que llevarte conmigo y buscar a tu dueño. — Le sugirió al peluche a modo de broma, ignorando que detrás de él se encontrase alguien. Su intención era lo más buena posible: solo cargar el oso e ir por la feria hasta dar con un niño o niña que afirmase que ha perdido su gran oso. Un buen acto antes de irse a casa. RE: La extensión de un día - Inuzuka Nabi - 21/04/2017 — Parece que tendré que llevarte conmigo y buscar a tu dueño. La diosa encarnada en kunoichi se dispuso a coger el peluche y mis testiculos se me subieron al cuello y despues chocaron contra el suelo del impulso. Mierda, mierda, mierda, piensa, piensa, piensa. Pensar nunca ha sido facil para mi, idear más o menos, pero pensar pensar, especular tambien bien, pero pensar pensar. Y con Eri-sama por en medio, la cosa no prometía dar de sí. En el momento critico en el que ya estaba justo al lado del peluche, el oso levantó el brazo, que en verdad fui yo, perdiendo la última neurona activa. Ésta se fue al paro que era mejor que seguir en una empresa que no valoraba sus esfuerzos. — Ehhh... Hola, forastera. ¿Cómo tú por aquí? Yo ya me iba de aqui. La voz sonaba a dibujo animado que siempre está alegre sin motivo aparente, entonces el peluche empezó a andar de espaldas, pero pronto se daría cuenta que no podía huir andando hacia atras porque o se mataba o mataba a otra gente, así que se paró habiendo dado medio paso solamente. — Digo, yo me quedo aquí, tú puedes seguir andando. Tienes mi osobendicion. Osencion que la llamo yo. Le hacía señales con el brazo del oso de que continuara transitando a ver si se olvidaba de un oso parlante. RE: La extensión de un día - Uzumaki Eri - 22/04/2017 La joven pegó un respingo al ver como el oso, aparentemente inerte; comenzaba a mover el brazo mientras le hablaba a ella. Sí, a ella. Su voz enmudeció y sus ojos viajaron por todas las partes del cuerpo apeluchado del animal que se encontraba allí mismo. «¡Pero si es un oso de peluche gigante!» Por un instante Eri pensó que ese oso tenía vida propia, hasta que después de intentar huir hacia atrás no logró ni andar dos pasos. Rascó su nuca en señal de no entender nada de lo que estaba sucediendo hasta que al final, curiosa como la que más de saber quién estaría detrás de aquel animal de peluche, se acercó lentamente hasta intentar asomarse por detrás de su gran brazo. — ¿Estás bien? Hombre, bien podría estar o no, pero creatividad le sobraba bastante. Lo malo fue lo que vino después. Claro, en una calle a rebosar de gente que iba de aquí para allá, ¿cómo no iba a pasar? Así fue como un par de niños empujaron a la joven que trastabilló con sus patosos pies hasta acabar cayendo sobre la tripita del gran oso, con suerte de que era tan grande, que no había recibido ningún daño. — Ay... — Se quejaba la joven sobándose la barbilla. RE: La extensión de un día - Inuzuka Nabi - 22/04/2017 Al principio pareció que se iba a ir claramente horrorizada por aquel oso mutante con piel de peluche y relleno de peluche hechizado por las brujas, pero obviamente, una kunoichi hecha y derecha y todopoderosa como era Eri-sama no se iba a dejar intimidar por un oso parlante. — ¿Estás bien? Tras eso empezó a girar alrededor del oso, buscando su espalda, empecé a girar en sentido contrario para que cuando ella estuviese detrás de él yo estuviera delante cuando unos pequeños demonios satanicos empujaron a Eri-hime contra el peluche. Me puse de pie al instante. — ¡Eh, volved aqui, pequeños granujas maleducados! Cuando me di cuenta de mi error volví a bajar lentamente hasta que el oso volvía a taparme y con uno de sus brazos abracé a Eri y con el otro lo levanté al aire furioso. — ¡Eso, granujas maleducados! Ahora solo quedaba morir de vergüenza, el resto sería puro relleno, como el del oso. RE: La extensión de un día - Uzumaki Eri - 22/04/2017 Aun contra el peluche gigante, la kunoichi se revolvió intentando levantarse lo más pronto posible hasta que escuchó una voz que le resultó demasiado familiar, la primera, claro, la segunda volvía a ser la voz artificial que le había puesto aquella persona al gran oso anaranjado de peluche que se alzaba delante. — ¿Nabi-san? — Preguntó levantando la cabeza entre los brazos de aquel oso. — ¿Eres tú? Con la mano izquierda levantó el brazo que la apresaba para intentar encontrarse con el cabello amarillo pollo del joven shinobi de su promoción y con el que había compartido bastantes aventuras ya. — ¿Qué haces con un oso de peluche tan sumamente grande? — Preguntó frunciendo el ceño. De entre todas las preguntas que podría formular al joven, la más acertada en aquel momento era aquella, y aunque era conocedora —o lo suponía— de la respuesta, no podía dejar de repetirse en su mente aquella pregunta. RE: La extensión de un día - Inuzuka Nabi - 22/04/2017 — ¿Nabi-san? — Preguntó levantando la cabeza entre los brazos de aquel oso. — ¿Eres tú? A la mierda, ¿cómo me habra reconocido? Lo importante es seguir con la mentira hasta el final, eso la hace más verosimil. — ¿Nabi-san? No, no. Yo me llamo... eh... am... Eham-san. Sí, sí, Eham-chan para ti si quieres. Levantó el brazo del oso del golpe, pillandome de lleno. Volví a esconderme pero ya sabía que era demasiado tarde para todo. — ¿Qué haces con un oso de peluche tan sumamente grande? Lo minimo sería salir a la luz con gracia, que es lo último que se pierde. — ¡¿Cómo?! Soy yo al que deberias preguntar qué hago con un shinobi tan sumamente atractivo. Entonces ya salí a escena, apareciendo por un lado del peluche y agarrandolo para que no se cayera y aplastara a tres familias inocentes. — Buenas noches, Eri-chan. He ganado el peluche gracias a mis dotes shinobi, yo no puedo mantenerlo, ya sabes, darle de comer, sacarlo a pasear... Así que si lo quieres, es todo tuyo. Ahí, todo del tirón y sin mirar a un sitio definido, como todo un hombre. Estaba acalorado como si fuera verano en el desierto del pais del viento y si hacía contacto visual con Eri igual el desierto se secaba, más. RE: La extensión de un día - Uzumaki Eri - 22/04/2017 Arqueó una ceja mientras el oso de nombre Eham hablaba sobre eso mismo: su nombre. Sin embargo cuando levantó el brazo ya nada podía ocultarlo. En efecto, Nabi era la voz de aquel oso y el que estaba detrás de todo ese asunto osil. Lo peor, sin duda, fue la contestación que hizo a través del oso él mismo. Eri no pudo evitar romper a reír a carcajada limpia. — Buenas noches, Eri-chan. He ganado el peluche gracias a mis dotes shinobi, yo no puedo mantenerlo, ya sabes, darle de comer, sacarlo a pasear... Así que si lo quieres, es todo tuyo. La joven paró de reír en cuanto Nabi le propuso quedarse con el oso. ¿Se lo iba a dar a ella? ¿En serio? ¿Por qué? Sus cejas se arquearon a la vez mientras intentaba mantener contacto visual con Nabi, pero éste parecía evitarlo por todos los medios. — Nabi-san, es muy amable por tu parte regalármelo, pero... —suspiró—¡No hace falta sacarlo a pasear, ¿sabes? ¡Así que puedes quedártelo tú! ¡No te dará guerra! — Exclamó mientras daba suaves golpes al oso. No es que no quisiera quedárselo, pero no podía aceptar un regalo tan grande, ella no se lo merecía. RE: La extensión de un día - Inuzuka Nabi - 24/04/2017 Todo parecía marchar excelentemente ya que Eri se estaba riendo como loca por la multitud de tonterías dichas por mua, que significa mi, que soy yo. HASTA QUE paró de reirse, en seco, en cuanto le propusé que se quedara ella el oso. Estaba clara la situación, estaba viviendo con su novio secreto y no quería llevarse un peluche gigante de otro a la casa que compartían los dos, o peor, un oso secuestró a sus padres y los mató y ahora yo le había sugerido que se metiera un oso por la puerta de su casa. Conclusión, me va a odiar para siempre. — Nabi-san, es muy amable por tu parte regalármelo, pero... ¡No hace falta sacarlo a pasear, ¿sabes? ¡Así que puedes quedártelo tú! ¡No te dará guerra! — — Bueno... Si no quieres este regalo que yo quería darte desde el principio y por eso he estado tres ho... digo, un rato por aquí para conseguirtelo, pues nada. Ya lo quemaré en el Valle del Fin mientras va en una pequeña barca de madera hacia el acantilado mientras se escucha música triste de fondo. Seguro que Riko sabe tocar la flauta, pero una flauta de verdad, no una flauta de flautear. Tras decir eso, me quedé mirando al horizonte mientras en mi mente se grababa la imagen de la embarcación alejandose con el oso ardiendo encima de ésta, y la música triste de fondo, más triste aún de lo mucho que desafinaba Riko. Y yo, con la vista clavada en las llamas y una lágrima se resbalaba por el acantilado de mis mejillas, como iba a hacer el pobre Eham por el acantilado de la vida. — Pero no te preocupes, dile al otro que tiene mucha suerte y siento lo del secuestro. Pasaría el brazo por el cuello del oso y lo arrastraría lentamente hasta desaparecer de la calle, para siempre, el oso, yo tardé o temprano tendría que aparecer por esa calle. Me iría a menos que alguien me detuviese. RE: La extensión de un día - Uzumaki Eri - 24/04/2017 «¿Me lo quería dar desde el principio?» Nabi comenzó a hablar de forma incansable, dando una explicación a la joven que dejó más curiosa que anonadada. ¿Qué era eso de que quería darle el regalo desde el principio? Entonces, ¿lo había conseguido para ella, sin ningún motivo? Lo último que pronunció de aquel parrafazo logró hacer que de su cara se borrase el ceño medio fruncido para dar paso a una sonrisa bastante amplia, y una risa casi imperceptible se escapó por entre sus dientes. Ajena a todo lo que se estaba debatiendo dentro de la retorcida y caótica mente del rubio, Eri estaba dispuesta a aceptar el regalo si él le explicaba el por qué de hacer todo el esfuerzo que suponía conseguirlo solo por regalarle algo a ella, así que cuando quiso responder que sí que lo aceptaba antes de que él se fuera, escuchó: — Pero no te preocupes, dile al otro que tiene mucha suerte y siento lo del secuestro. — ¿Disculpa? — Preguntó arqueando una ceja. — ¿Qué otro? ¿Qué secuestro? — Volvió a preguntar, en orden, todo lo que su mente no lograba procesar. — No entiendo por qué te has molestado tanto en conseguirme un oso gigante, pero... — Giró la cabeza despacio, desviando la mirada un tanto nerviosa. — Es todo un detalle, Nabi-san, si no te importa, me gustaría quedarme a Eham-chan. — Terminó con una gran sonrisa tomando el brazo del oso, moviéndolo de forma que rozase la mejilla del rubio. — No te preocupes que yo me quedo con ella — Intentó imitar la voz del oso que Nabi había logrado minutos antes mientras restregaba su brazo por toda su cara, intentando que el Senju dejase de presentar aquella cara larga que se le había quedado. RE: La extensión de un día - Inuzuka Nabi - 25/04/2017 Iba arrastrando los pies repasando razones para no suicidarme ahora que Eri-sama me odiaba, pero no había ninguna. Hasta que su dulce voz sonó por detrás, volviendo a llenar de luz el mundo. Aunque era de noche, pero llenando de luz el mundoooooo. No entiendo por qué te has molestado tanto en conseguirme un oso gigante, pero... Es todo un detalle, Nabi-san, si no te importa, me gustaría quedarme a Eham-chan. Antes de que reaccionara, principalmente porque aún intentaba sofocar tanta felicidad, Eri se acercó al oso y cogió su brazo para imitar mi imitación de oso. — No te preocupes que yo me quedo con ella Aunque obviamente no tenía mi nivel de doblaje, tenía tetas, así que estaba mucho mejor. Con tanto poder del amor me vine arriba y le tire encima el peluche a Eri, confiaba en su fuerza para poder aguantarlo, pero yo no pensaba en eso yo pensaba en lo bonito que era vivir. — Bueno va, si insistes te lo doy. Aunque tendrás que cambiarle el nombre porque Eham me lo he inventado. Tienes que ponerle un nombre de oso alfa como Arrancadientes o Desmielizador, pero puedes llamarlo como quieras eh, que es tuyo. Yo solo quería regalarte algo tan bonito como tú, pero nada es tan bonito como tú así que busqué algo tan alto como tú y tachán. Oso amoroso. Hablaba y gesticulaba sin pensar, estaba en modo di algo para no hacer la situación incomoda y acaba diciendo cosas que haran la situación mucho más incomoda, sí, todo eso era el modo. Acabé mi monologo señalando al peluche gigante con ambos brazos estirados. RE: La extensión de un día - Uzumaki Eri - 26/04/2017 Al final, el oso que de momento había perdido el nombre de Eham se quedaba con ella, «Al menos tendré compañía cuando Ryu no esté...» pensó la joven de forma positiva. Lo que de nuevo no se esperaba, era que Nabi volviese a lanzarle otro piropo tan directo. Vale que en su época de la academia mucho de los chicos dijesen cosas parecidas, pero a Nabi nunca le había tomado en serio, también porque nunca había hablado con él lo suficiente como para tomar confianza y tomarlo en serio de verdad. Aunque el aire que tenía le decía que todo lo que soltaba por su boca podía ser mentira, o broma. Además, lo de la altura quizá era una puya, pero bueno, que tampoco se lo tenía mucha en cuenta, ya que al menos había pensado en ella. — Gracias, Nabi-san. — Alegó mientras se quitaba el peluche de arriba para colocarlo en su espalda y poder cargarlo con facilidad, aunque el cansancio de aquel día hizo que trastabillase un poco. — Mañana tengo una misión importante, ¿sabes? — Le confesó mientras sonreía. — Espero que Booh me ayude esta noche a mirar mapas del País de la Lluvia para prepararme. Miró hacia la calle repleta de gente y suspiró, luego volvió a mirar a Nabi, le habría gustado quedarse más y charlar con él, siendo uno de los pocos amigos con los que había compartido momentos especiales; pero el deber era lo primero, y si no se marchaba ya no podría estudiar lo que quería. — Creo que debo irme ya a casa, Nabi-san; pero muchas gracias por el regalo, me ha alegrado mucho. — Sus palabras eran sinceras, al igual que la sonrisa que adornaba su rostro. — Espero que podamos coincidir otra vez, pronto. Esperó a que Nabi hablase, quizá para retenerla un poco más y que se olvidase unos segundos de que se pasaría la noche en vela leyendo mapas gigantescos. Lo malo es que el oso pesaba. RE: La extensión de un día - Inuzuka Nabi - 26/04/2017 Eri-sama hizo gala de su inmensa fuerza y destreza cogiendo al oso y cargandoselo en la espalda como si cargara osos de peluche todos los días, desde luego no tenía un punto debil, era todoterreno y todocargable. — Gracias, Nabi-san. — — No hay de qué, Eri-chan. Fue el sabor agridulce de mi boca lo que me impidió soltarle un "Gracias a ti por hacer del mundo un lugar soportable para mi solitario corazón, Eri-hime", ya que a pesar de sus palabras de agradecimiento, seguía llamandome -san. Yo solo era uno más para ella. Lógico, que era un peón cualquiera para la Reina de Reinas, la Diosa de Diosas. Pues era un peón. — Mañana tengo una misión importante, ¿sabes? Espero que Booh me ayude esta noche a mirar mapas del País de la Lluvia para prepararme. Ese sabor agridulce me iba a acompañar durante el resto de la velada al parecer, me alegraba de que tuviera una misión imporante pero el País de la Lluvia... Ni se me ocurría intentar detenerla aunque quisiese, yo soy un shinobi y ella una kunoichi, iremos y haremos lo que nos pida la misión. Intenté disipar esa niebla de mal fario de mi mente y centrarme en lo bueno. Así que con una sonrisa le dije: — Eso es genial, Eri-chan. Una misión importante cuando solo somos genins, eres realmente impresionante. — Creo que debo irme ya a casa, Nabi-san; pero muchas gracias por el regalo, me ha alegrado mucho. Espero que podamos coincidir otra vez, pronto. — Sí, yo tambien deberia irme — a llorar a una esquina. — Tengo que hacer cosas, cosas shinobi. — ahorcarme con hilo shinobi, por ejemplo. — Cuando quieras ya me enseñaras a usar la kodachi, que ya debes de ser una experta. Mi mente estaba en pausa, esperando a reaccionar a sus palabras porque no tenía nada que quisiera procesar en ese momento. RE: La extensión de un día - Uzumaki Eri - 26/04/2017 Y el oso pesó más que lo demás, y Nabi disipó toda esperanza de poder quedarse un rato más dialogando con él, así que con una sonrisa un poco triste, respondió: — Recuerda que hace poco te dije que no sabía usarla bien, así que serás tu el que me enseñe. — Alegó, medio en broma medio en serio. — Espero tener esas clases cuando vuelva de la misión, me serán muy útiles. Cambió el peso de su pie izquierdo al derecho mientras esperaba que él se lo tomase bien y que aceptase aquellas clases que decidieron tener juntos —Riko no contaba—, después de ello decidió decir sus últimas palabras antes de perderse por el gentío del mercado. — Buenas noches, Nabi-san. — Se acercó un poco al chico, poniéndose de puntillas para depositar un suave beso en su mejilla izquierda, luego le dedicó una de las mejores sonrisas que tenía: la de felicidad, para marcharse con el oso Booh en su espalda y un agradable calor en el pecho. No dijo nada más después de besarle, ni de sonreírle, solo se dio la vuelta, y se marchó. Aunque se marchó por la calle que había venido. Ahora tendría que dar la vuelta por la otra calle para no quedar como una completa tonta. «Cachis.» |