Karamaru es un adolescente de espalda ancha, con músculos que comienzan a tonificarse y de una estatura mediana. A diferencia de sus años anteriores en la academia, su piel ya no es tan pálida, y en los últimos meses pudo adquirir un color más vivo y natural. A pesar de ser joven de edad, el calvo muestra un rostro con facciones que comienzan a marcarse, demostrando que año tras año comienza a dejar de lado la niñez para volverse un adulto.

Su cabellera inexistente deja espacio a una prolija y brillante calva que Karamaru cuida con mucho esmero. Debido a esto, aunque ni grande ni prominentes, sus dos orejas se encuentran completamente al descubierto sin mechón de pelo que las oculte. Al centro de su rostro, dos orbes color ámbar hacen llamar la atención, acompañados de dos cejas finas y de color azabache con un poco de inclinación que le dan seriedad al rostro del pelado. Su nariz presenta una leve curvatura hacia el interior. No es de gran tamaño pero tiene la punta de esta un poco respingada. Dos labios finos y rosados terminan de acompañar un rostro que no llega a ser ni atractivo ni feo.

En cuánto a su vestimenta, Karamaru presenta varias capas de ropa. Cubriendo su torso en primer lugar, cuenta con una muy fina, pero cálida, capa de tela negra, ajustada al cuerpo, que le tapa hasta la mitad del cuello. Sobre eso, lleva una camisa interior de cuello bastante abierto de un color crema y una camisa exterior con una abertura aun mayor y de un color más fuerte. Por último, manteniendo la gama de colores, lleva dos estolas que pasan por encima de sus hombros y se ajustan a su cinturón dejando caer sus dos puntas frontales hasta la altura de las rodillas. Sin embargo, a pesar de toda su ropa, ninguna de ellas cubre sus brazos, que están cubiertos por vendas de color blancas que recorren todo el largo de estos. Comienzan en el hombro, debajo de su ropaje y terminan en los dedos del shinobi. Ocupa una falange del pulgar, y dos en los otros cuatro dedos.

El cinturón que utiliza es un trozo de tela simple de color azul, amarrado en su parte posterior, que deja caer sus dos puntas hacia la parte de atrás de sus piernas, contrario a las estolas. En el lleva su hitai-ate con el símbolo de Amegakure. Sus piernas están cubiertas por un pantalón muy holgado de color gris oscuro que se sujetan al cinturón en su parte superior y van al interior de sus botas negras, típicas ninja, en el inferior.

En diversas ocasiones suele llevar algún accesorio más. En los días fríos, para cubrirse del duro viento y las bajas temperaturas, lleva una túnica de pesada tela color negro que cubre todo su cuerpo. Cuenta con una capucha para cubrir su cabeza y un pequeño botón dorado para unirla y sujetarla a la altura del pecho. Además, suele llevar un sombrero de paja de forma cónica para cubrirlo de la lluvia o la nieve.

Karamaru es una persona alegre durante su vida cotidiana. Es de una personalidad simpática y un poco divertida que suele buscar trabar amistades con la gente del exterior, debido a su soledad viviendo fuera del templo. Sin embargo, sabe cuando adoptar una postura seria cuando una situación lo requiere. Considera muy importante poder formarse una reputación dentro de la aldea y conseguir el respeto de sus compañeros y superiores.

El shinobi oriundo de Amegakure presenta un código de honor, amistad y valentía que aprendió en su estancia en el templo y que, a pesar de cometer errores por su corta de edad y su ignorancia, trata de seguir al pie de la letra. No es propenso a rendirse en batalla, ni a ser desleal y es capaz de dar todo de sí para proteger a sus seres queridos y cercanos. Odia a la gente capaz de generar dolor por placer, y odia aun más a asesinos y ladrones. Considera completamente prohibido torturar, matar y robar incluso en situaciones límites. Siempre buscará un camino alternativo aceptado por sus ideales.

Algo que identifica fuertemente al espíritu de Karamaru, es su pasión y responsabilidad en lo que respecta a su religión. Es un practicante muy ortodoxo y raro de ver por las calles de las mas variadas ciudades del mundo. Su fe solo se practica a puertas cerradas en el templo de las afueras de Ame, y pocas personas conocen realmente lo que hay dentro.

Lo segundo que identifica a Karamaru es su pasión por el entrenamiento físico, técnico y mental. Es apasionado del esfuerzo y de la mejora constante. Es bastante inquieto, y siempre trata de ocupar su tiempo libre con ejercicios, meditación o rezos.