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Nuestra primera cita - Versión para impresión

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Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 14/07/2017

Estaba comenzando a anochecer, y el calor del verano aún cargaba el ambiente. Los grillos, desde sus escondites entre los matorrales, habían compenzado su agradable serenata, y alguna rana había comenzado a croar en algún punto al otro lado del agua.

A las ocho menos cuarto de la noche, Ayame estaba ya plantada frente al estanque. Aún faltaba un cuarto de hora para la hora oficial a la que había quedado con Daruu, pero no había podido evitarlo. Y ahora sus ojos nerviosos seguían el movimiento de las carpas que nadaban tranquilamente, ajenas a la agitación de la joven que las observaba, en un vano intento por distraer su mente y templar sus nervios. A juzgar por el nervioso jugueteo de sus manos, no lo conseguía.

Todas las prendas que había traído en su equipaje al Valle de los Dojos era ropa cómoda y apta para el combate, nada que pudiera ser tildado como apropiado para una cita. Por eso había tenido que ir aquella mañana a Sendōshi, y recorrer a todo correr las tiendas de ropa que vio en su camino. Mil y una opciones consideró y mil y una prendas se probó hasta que dio con algo que le convenciera mínimamente. Y ahora que contemplaba su reflejo, las dudas volvían a asaltar su mente. Había optado por un vestido de color azul eléctrico, bastante sencillo, pero cuya falda daba un bonito vuelo cuando se movía. A modo de calzado unas sandalias planas, cómodas para andar, y de color negro. No llevaba maquillaje, nunca lo había hecho, y aunque había tratado de peinarse lo mejor posible, sus rizos seguían tan rebeldes como siempre. Sin embargo, había algo con lo que no había podido hacer nada. Y consciente de que llevar la bandana ninja sobre la frente a un encuentro así sería una auténtica ridiculez, se había visto obligada a tapar su frente con una cinta de tela también de color azul. Era consciente de que aquello también era bastante ridículo, pero simplemente no había sido capaz de dejar su frente desnuda.

«Soy un desastre para estas cosas...» Se lamentó, recordándose de nuevo lo bonitas que se veían muchas kunoichis con las que se había cruzado hasta el momento. ¿Cómo lo hacían? Quizás ella no era lo suficientemente femenina, después de todo... ¿Entonces que había visto Daruu en ella?


RE: Nuestra primera cita - Amedama Daruu - 18/07/2017

Llegó la noche, pero sus nervios habían llegado horas antes. Y allí estaba, sentado frente al escritorio, vestido con su nuevo y reluciente jinbei verde y sus geta. Había optado por una indumentaria tradicional, pero realmente porque no sabía qué otra cosa llevar y todo su entorno prácticamente empujaba a vestir con dichas formas.. «No estoy preparado para esto», se repetía mentalmente de vez en cuando. «Voy a hacer el ridículo, estoy haciendo el ridículo.»

Intentó demorar su salida todo lo que pudo, osea, treinta segundos. No le gustaba llegar tarde, y si hacía el ridículo efectivamente como temía, al menos que no fuera para más inri llegando tarde. De modo que se levantó, arrastrando la silla sonoramente y con cara de estreñido, y caminó nervioso hasta la puerta de su habitación.

Ayame estaba allí, al lado del estanque, vestida con un bonito vestido azul con una falda que hacía vuelo. A Daruu se le subieron todos los colores y evitó mirar más abajo de la cabeza de Ayame todo lo bien que pudo mientras se acercaba a ella a sus espaldas.

Se aclaró la garganta para que la muchacha se diera cuenta de su presencia y se diera la vuelta.

«No falla, ¿eh?»

No sabía por qué se esperaba otra cosa: Ayame tenía tapada la frente con una cinta azul a juego con su vestido.

—Estás... preciosa —dijo Daruu, apartando la mirada. Bromeó para pasar el mal trago—: ¿Algún día podré verte la frente?

El muchacho rio, pero al ver la cara de Ayame, que a todas luces sería un cristal transparente a sus emociones, haría un ademán con la mano para quitarle importancia a la pregunta.

—Como sea. ¿Vamos? —Se ruborizó y le ofreció la mano. «Soy. Muy. Malo. Con estas cosas.»

«Intentaré hacer como que sé que estoy haciendo y ya está. Ya está... Será fácil. Será fa-»

Daruu cogió la mano de Ayame, los muchachos dieron un paso y el shinobi tropezó con una piedra. Casi se cae.

—¡Ay! Jo, perdón. Ay, jopé. ¡Ay, por qué tenía que empezar mal! —Se llevó las manos a la cabeza, desesperado.


RE: Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 19/07/2017

Un carraspeo a sus espaldas la sobresaltó. Ayame se volvió con un ligero salto, a tiempo de ver a Daruu dirigiéndose hacia ella. No pudo evitar sonrojarse al verle. Iba vestido con un cómodo y fresco jinbei de color verdoso y unas geta a modo de calzado.

«¿Me habré pasado de formal?» Se preguntaba, aterrorizada. ¿Había metido la pata tan pronto?

—Estás... preciosa —dijo Daruu, apartando la mirada. Ayame, sin saber muy bien qué debía responder a aquello, apartó también la mirada mientras farfullaba algún tipo de agradecimiento prácticamente incomprensible—: ¿Algún día podré verte la frente?

—¡NO! —Estalló. Y cuando se dio cuenta de lo exagerada que había sido su reacción y que Daruu sólo parecía haber estado bromeando, intercambió el peso de su cuerpo de una pierna a otra y volvió a apartar la mirada—. Q... quiero decir... yo...

—Como sea. ¿Vamos? —La interrumpió, y le ofreció una mano.

Ayame dudó durante unos instantes, pero al final entrelazó sus dedos con los suyos.

«Su mano es muy cálida...» Se sorprendió pensando, e instantáneamente se le subieron todos los colores al rostro.

Pero nada más dar el primer paso, Daruu trastabilló de repente, se tropezó y apenas consiguió mantener el equilibrio en el último momento antes de caer al suelo.

—¡Ay! Jo, perdón. Ay, jopé. ¡Ay, por qué tenía que empezar mal! —Se lamentaba, llevándose las manos a la cabeza en un gesto desesperado.

Ayame no pudo evitar soltar una carcajada y, armándose de todo el valor que fue capaz de reunir, volvió a cogerle de la mano.

—No ha empezado mal. Por lo menos no te has caído —le dijo, antes de continuar con una sonrisa nerviosa. Se rascó la mejilla con la mano libre—. Esto... ¿adónde vamos exactamente, Daruu-kun? ¿Tenías algo en concreto en mente?


RE: Nuestra primera cita - Amedama Daruu - 20/07/2017

Pese a todo, Ayame rio su torpeza, y Daruu se contagió de la carcajada, que de algún modo se le antojó cálida. La muchacha pareció dudar unos instantes mirando su mano, cosa que no le pasó desapercibida y le hizo gracia, y finalmente la volvió a agarrar.

—No ha empezado mal. Por lo menos no te has caído —bromeó Ayame, rascándose la mejilla—. Esto... ¿adónde vamos exactamente, Daruu-kun? ¿Tenías algo en concreto en mente?

—Bueno... Parecías bastante enfadada por lo de la frente... Así que algo mal sí que he empezado. Lo siento —musitó—. Pero no pasa nada. Seguro que es igual de bonita que tu sonrisa.

«¿He... He dicho eso?»

Daruu echó a caminar, nervioso y sonrojado, de la mano de Ayame, colina abajo en dirección Sendoshi.

«He dicho eso.»

—No, la verdad es que no había pensado nada. ¿Qué te gusta?

Bueno, para ser exactos había pensado mucho. Se había calentado la cabeza y pateado medio Sendoshi, pero no se había decidido por nada. Demasiado barato. Demasiado caro. Demasiado pequeño. Demasiado grande.

«Aargh, ¡esto es muy difícil!»


RE: Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 22/07/2017

—Bueno... Parecías bastante enfadada por lo de la frente... Así que algo mal sí que he empezado. Lo siento —musitó él. Ayame estaba a punto de responderle que no pasaba nada, que no estaba enfadada ni dolida, pero entonces él añadió algo que hizo que las palabras quedaran congeladas en sus labios—: Pero no pasa nada. Seguro que es igual de bonita que tu sonrisa.

Y así se quedó, muda como una boba, con las mejillas arreboladas, mientras volvían a caminar agarrados de la mano colina abajo, en dirección a Sendōshi.

—No, la verdad es que no había pensado nada. ¿Qué te gusta?

Aquella pregunta la sorprendió con la guardia baja. Ayame levantó la mirada al cielo, pensativa. En el tiempo que había estado buscando alguna prenda que le sirviera para aquella noche, no se había fijado demasiado en los locales de restauración que había en la ciudad. Sumida en su preocupación, los había pasado de largo sin tan siquiera prestarles un poco de atención, por lo que no sabía qué podrían encontrar una vez estuvieran allí.

—Pues no sé... No soy muy exquisita con la comida, así que me gusta cualquier cosa. Menos el tomate y las setas, eso sí —añadió, con una mueca de asco—. Si quieres podríamos buscar algún sitio de ramen o... pizas.


RE: Nuestra primera cita - Amedama Daruu - 22/07/2017

Ayame levantó la mirada al cielo y se puso a pensar en un lugar que le viniera bien. Daruu tragó saliva y escudriñó su rostro en busca de alguna señal. «No tiene pinta de que le guste el pescado. No tiene cara de pescado», se dijo, tratando de tranquilizarse. «Pero claro, aquél día se pidió un taiyaki. ¿Mencionó si le gustaba el pescado cuando puse cara de asco? ¡Ahhh, no me acuerdo!»

—Pues no sé...

«No digas pescado. No digas pescado.»

—No soy muy exquisita con la comida, así que me gusta cualquier cosa. Menos el tomate y las setas, eso sí —Hizo una mueca de asco—. Si quieres podríamos buscar algún sitio de ramen o... pizas.

«Pizas.»

Daruu se había detenido, muy quieto en el sitio. Estuvo así unos segundos. Finalmente, tosió y reanudó la marcha, cogido de la mano de Ayame.

—Se pronuncia más como pidsa —dijo—. O puedes decir pitsa, o incluso picsa. Pero nunca piza.

»De todas formas, para comer pizza deberías probar una de las mías antes. ¡Así que ramen será!


···


Era un local pequeño, iluminado con una tenue tonalidad de tonos cálidos. Pese a que Sendoushi estaba repleto de sitios donde cenar, Daruu y Ayame se habían recorrido media ciudad hasta parar quietos en un sitio. La primera impresión no había sido muy buena. El Fideo Bailongo no tenía una fachada atractiva, y casi habían entrado ya por cansancio. Pero el personal era muy amable, y al final, al menos Daruu, se lo estaba pasando bien.

Casi se había olvidado que era una cita.

Casi.

Se acababa de acordar.

Estaba rojo como un tomate.

—Pe-pe-pe-pe-pe...

—¿Un ramen de pescado...? —sugirió una confundida camarera.

Daruu agitó la cabeza hacia los lados como un psicópata.

—¡Pe-pe-pediré un ramen con cerdo char siu!


RE: Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 23/07/2017

Después de un largo paseo por Sendōshi y tras debatirse entre varios locales como el conocido "Los Ramones", fue "El Fideo Bailongo el lugar que los dos muchachos escogieron para celebrar su primera cita. En realidad decidieron entrar ya más por cansancio que por verdadera convicción, ya que el edificio tenía una fachada desafortunadamente poco atractiva para la recepción de clientes. Sin embargo, enseguida se dieron cuenta de que las apariencias engañan. Por dentro era un local pequeño, iluminado con tonos cálidos y representados por el logo de un gracioso fideo feliz bailando; y la atención que les recibió era exquisita. A veces incluso llegaba a ser algo incómoda.

Una camarera les estaba tomando nota en aquellos momentos, y de repente Daruu pareció sufrir una especie de cortocircuito mental y comenzó a tartamudear.

—Pe-pe-pe-pe-pe...

—¿Un ramen de pescado...? —sugirió la confundida camarera.

Pero Daruu agitó violentamente la cabeza.

—¡Pe-pe-pediré un ramen con cerdo char siu!

—Para mí... un ramen de carne mixta, por favor —añadió Ayame, con una afable sonrisa.

La camarera se retiró con una leve inclinación, dejándolos de nuevo a solas. Un tenso silencio invadió el ambiente, y Ayame comenzó a juguetear con sus manos, sin saber muy bien cómo romperlo o qué decir. ¿Qué le ocurría? Daruu era su amigo, hasta ahora no tenía ningún tipo de problema para hablar con él... ¿Por qué se sentía tan torpe ahora? ¿Qué había cambiado?

Apurada, le dirigió una mirada por debajo de las pestañas.

—¿Crees que nos las apañaremos viviendo solos sin nuestras familias? —preguntó, con tal de romper el hielo. Y enseguida se dio cuenta de lo estúpida e infantil que había sonado.

«Muy bien, Ayame. Eres la reina de la elocuencia. Acabas de quedar como una niña de cinco años.» Se recriminó mentalmente.


RE: Nuestra primera cita - Amedama Daruu - 23/07/2017

Ayame pidió un ramen con carne mixta, y la camarera se retiró tras servirles lo que habían pedido de beber: una botella de agua para compartir. Enseguida se tejió un silencio denso, durante el que Daruu trataba de mirar a todos los sitios menos a los ojos de Ayame, y a la vez se sentía culpable por no hacerlo. «¿Qué estará pensando de mi?»

—¿Crees que nos las apañaremos viviendo solos sin nuestras familias?

—¿¡Q-QUÉ!? —Daruu dio un brinco.

»P-p-pero cómo nos vamos a ir a vivir juntos, s-si es nuestra primera cita, s-si no nos conocemos tanto, s-si sólo acabamos de darnos el primer beso ay pero por favor qué cosas dices no podemos no podemos si nos pilla tu padre nos mata peroquéclasedecosasestásdiciendo...


RE: Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 24/07/2017

—¿¡Q-QUÉ!? —exclamó Daruu, con un brinco, y lo repentino de su respuesta hizo que Ayame se sobresaltara también. Le miró interrogante, preguntándose qué habría dicho para que se pusiera así. Aunque no tardaría en descubrirlo... Y para entonces desearía no haberlo hecho—: P-p-pero cómo nos vamos a ir a vivir juntos, s-si es nuestra primera cita, s-si no nos conocemos tanto, s-si sólo acabamos de darnos el primer beso ay pero por favor qué cosas dices no podemos no podemos si nos pilla tu padre nos mata peroquéclasedecosasestásdiciendo...

La voz de Daruu se convirtió en apenas un audible hizo agudo, y aunque a la kunoichi le costó escuchar el final de la frase, los colores ya se le habían subido a las mejillas y sacudía las manos y la cabeza con energía.

—¡Nonononononono! Me... ¡Me has entendido mal! —exclamó rápidamente, con la voz rota por la desesperación—. ¡Estaba hablando de vivir nosotros solos! ¡Sin nuestras familias! ¡PERO NO JUNTOS! ¡Sino cada uno en su habitación de Nishinoya!

Los gritos habían llamado la atención de todos los que se encontraban en el restaurante, quienes, picados por la curiosidad, se habían girado hacia ellos y ahora tenían sus ojillos clavados en sus nucas con una discreción más que nula. Ayame, consciente de ello, se encogió en su sitio roja como un tomate y volvió a ajustarse la cinta sobre la frente.


RE: Nuestra primera cita - Amedama Daruu - 24/07/2017

Ayame se ruborizó como un tomate madurando en medio segundo. Sacudió las manos y la cabeza con energía, negando que ella se refiriese a eso.

—¡Nonononononono! Me... ¡Me has entendido mal! ¡Estaba hablando de vivir nosotros solos! ¡Sin nuestras familias! ¡PERO NO JUNTOS! ¡Sino cada uno en su habitación de Nishinoya!

Daruu se mareó, e incapaz de soportar la mirada de todo el mundo clavada en su nuca, se puso las manos detrás de la cabeza y la agachó, mirando a la mesa.

—Vaya, la que he liado por entenderte mal, ¿eh? —rio, nervioso. Poco a poco, la atención de la gente volvió a centrarse en su comida.

»Vale, parece que ya se ha calmado la cosa... Perdón.

Daruu volvió a dignarse a mirarla a los ojos y se descubrió sumergiéndose por completo en ellos. Aquellos dos luceros marrones, a la luz tenue del restaurante, le devolvían el abismo infinito, y él era totalmente incapaz de no integrarse en él como una estrella más.

—Esto... Esto... sí, difícil... Pero no sé, tenemos de todo, ¿no? ¿Tú has visto qué pedazo de habitación? Yo creo que va a ser guay. No sé. Cuando llevemos una semana ya nos habremos acostumbrado.

»Tienes unos ojos muy bonitos, ¿sabes?


RE: Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 24/07/2017

—Vaya, la que he liado por entenderte mal, ¿eh? —Daruu dejó escapar una risa nerviosa. Poco a poco, la atención de la gente volvió a centrarse en su comida—. Vale, parece que ya se ha calmado la cosa... Perdón.

Ayame, algo más relajada, se permitió el lujo de reír también. Había sido una situación de lo más surrealista, y ahora que había vuelto todo más o menos a la normalidad, podía ver la escena desde otra perspectiva más divertida. Daruu la miró largamente a los ojos, y se vio sumergida en un océano de calidez. Un extraño hormigueo aleteó en su estómago y, aunque pudo sostenerle la mirada durante algunos segundos, al final Ayame se vio obligada a desviarla, azorada.

—Esto... Esto... sí, difícil... Pero no sé, tenemos de todo, ¿no? ¿Tú has visto qué pedazo de habitación? Yo creo que va a ser guay. No sé. Cuando llevemos una semana ya nos habremos acostumbrado.

Ayame estaba a punto de responder algo cuando volvió a verse interrumpida, y las palabras volvieron a morir ahogadas en su garganta:

»Tienes unos ojos muy bonitos, ¿sabes?

Nuevamente aquel calor en su rostro.

—¡No, no es verdad! —exclamó, y en un súbito arrebato se tapó la cara con ambas manos.

Y justo en aquel momento llegó la camarera que les había atendido minutos antes.

—¡Un ramen con cerdo char siu y otro con carne mixta! —dijo, al tiempo que dejaba sendos boles y una botella de agua frente a los dos muchachos. Fue entonces cuando se fijó en Ayame y se inclinó sobre ella—. ¿Estás bien, señorita? ¿Se encuentra mal?

Ayame había tensado todos los músculos del cuerpo cuando sintió su mano posarse sobre su hombro. En cualquier momento era capaz de estallar en agua...

—¡N...! ¡S...! —balbuceaba, de forma incomprensible.


RE: Nuestra primera cita - Amedama Daruu - 25/07/2017

Ayame volvió a ruborizarse hasta las orejas, y negó el piropo de Daruu tapándose la cara con ambas manos. Justo en ese momento decidió volver la camarera para traerles los platos. Dejó sobre la mesa los dos boles de ramen con carne, la botella de agua y dos vasos, y después pasó a interesarse por el estado de Ayame.

—¡N...! ¡S...! —balbuceaba la muchacha.

—P... ¡pero bebe agua, chica! —exclamó, y abrió la botella de agua para verter un poco en el vaso. Se lo acercó a Ayame.


···


Cuando todo el espectáculo hubo acabado y estaban a solas con sus boles de ramen, los muchachos estaban mucho más tranquilos. Algo en lo que concentrarse y desviar la atención, quizás poder juguetear con los palillos...

—Entonces, supongo que... somos novios. ¿No? —dijo Daruu, aún sin atreverse a mirar a Ayame del todo—. ¿Cómo crees que vamos a decírselo a nuestras familias...?

Se imaginó frente a Zetsuo, diciéndole que había empezado a salir con su hija. Se imaginó que sus fideos estaban muy ricos y sabían muy bien, que era una imagen mucho más agradable.

—Tu padre nos mata.


RE: Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 27/07/2017

—P... ¡pero bebe agua, chica! —exclamó la camarera, que se apresuró a abrir la botella de agua para verter un poco en su copa y acercársela al rostro.

Ayame no dudó ni un segundo en tomarla. Cualquier excusa era válida para esconder su rostro. De hecho, si por ella fuera, se metería dentro de aquella misma copa en tal de que dejaran de mirarla.

«Qué vergüenza...» Se lamentaba, entre gemidos ahogados.



...



Un tiempo después, la situación se calmó y los jóvenes pudieron seguir disfrutando de sus boles de ramen. Ayame, aún con las mejillas arreboladas y mientras sorbía los fideos y se deleitaba del sabor del caldo, hacía todo lo posible por olvidar el bochorno de la escena anterior. Y pronto se dio cuenta de que era algo casi imposible en aquellos momentos.

—Entonces, supongo que... somos novios. ¿No? —intervino Daruu entonces, aún sin atreverse a mirarla del todo.

—Pues... supongo... —balbuceó ella, con la mirada clavada en sus rodillas.

—¿Cómo crees que vamos a decírselo a nuestras familias...?

Ayame abrió la boca para responder, pero enseguida volvió a cerrarla al no encontrar las palabras adecuadas para hacerlo. Nerviosa, volvió a ajustarse la banda de tela sobre la frente.

—Tu padre nos mata.

Tras unos breves segundos, Ayame asintió con un escalofrío.

—Es... ¿Es necesario que se lo digamos...? —tartamudeó, con un hilo de voz. Lo más sorprendente era que le daba más miedo la reacción de su padre que la que pudiera tener Kiroe. De hecho, si echaba la mirada atrás, la mujer ya parecía muy interesada en que ellos dos terminaran juntos. Jugueteó con los palillos con gesto distraído—. D... después de todo, no es raro que nos vean juntos. Somos del mismo equipo... Quizás... podríamos esperar... un tiempo...

«El tiempo hasta que me atreva a decirle algo así. Osea, nunca.» Meditó. Cada vez que se imaginaba la cara de su padre si le decía algo como que tenía novio, se le ponían todos los pelos de punta.


RE: Nuestra primera cita - Amedama Daruu - 27/07/2017

Tras unos breves e intensos segundos de duda, Ayame asintió lentamente.

—Es... ¿Es necesario que se lo digamos...? —tartamudeó la muchacha. Daruu pestañeó con incredulidad y abrió mucho los ojos—. D... después de todo, no es raro que nos vean juntos. Somos del mismo equipo... Quizás... podríamos esperar... un tiempo...

—P... pero algún día se va a dar cuenta —respondió Daruu—. Además, piensa que ser del mismo equipo no es precisamente una ventaja. Vamos con Kori-sensei. Kori-tuhermano-sensei —bromeó—. Nos va a pillar. Y se lo dirá a tu padre, y entonces será peor...

Se rascó la nuca con nerviosismo.

—Además, con tu padre... no sé... —dijo, incómodo—. A veces, cuando me mira, parece que me está leyendo la mente. Da escalofríos.


RE: Nuestra primera cita - Aotsuki Ayame - 28/07/2017

Daruu pestañeó, incrédulo, ante las palabras de Ayame.

—P... pero algún día se va a dar cuenta —replicó, con los ojos abiertos como platos.

—Y... ya...

—Además, piensa que ser del mismo equipo no es precisamente una ventaja. Vamos con Kōri-sensei. Kōri-tuhermano-sensei —se atrevió a bromear, y una sonrisa trémula apareció en los labios de Ayame—. Nos va a pillar. Y se lo dirá a tu padre, y entonces será peor...

—A lo mejor si se lo pido no se lo dice... —dijo, aunque ni siquiera ella estaba convencida de aquello.

—Además, con tu padre... no sé... —añadió él, y de repente parecía algo incómodo—. A veces, cuando me mira, parece que me está leyendo la mente. Da escalofríos.

Ayame se le quedó mirando unos instantes en silencio, meditativa, dubitativa... Al final, volvió a sonreír.

—Eso es... porque puede hacerlo —respondió al fin, en voz baja, y encogiéndose de hombros ligeramente—. No sé exactamente cómo lo hace, pero desde que tengo uso de memoria, siempre ha sabido lo que se me pasaba por la cabeza cuando me miraba a los ojos. Por eso muchas veces evito hacerlo... Y se enfada aún más, porque sabe que le estoy ocultando algo —se rio, nerviosa.


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