Jaleo internacional - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País de la Tormenta (https://ninjaworld.es/foro-pais-de-la-tormenta) +--- Foro: Tierras de Llovizna (https://ninjaworld.es/foro-tierras-de-llovizna) +---- Foro: Yachi (https://ninjaworld.es/foro-yachi) +---- Tema: Jaleo internacional (/tema-jaleo-internacional) |
Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 12/03/2018 Podía ser bien lunes, como jueves. Sin duda, lo único claro era que en la vida de un shinobi dispuesto a convertirse en el mas grande de su época, no había momento de descanso. Era shinobi desde que despertaba hasta que volvía a cerrar los ojos. Shinobi las 24 horas del día realmente, pues incluso durmiendo no hacía mas que pensar en qué podía hacer por mejorar sus habilidades, o por entrenar de manera mas eficiente. Toda su vida se sumía en un solo y único objetivo, pero eso estaba lejos de ser una carga para el Inuzuka. Se había acostumbrado a ello desde pequeño, no había otro camino. —Vamos, ya queda poco Akane —aseguró Etsu. El perro lo miró tedioso, ya era la decimoquinta vez que el chico afirmaba lo mismo. A su alrededor solo habían montañas, montañas, montañas, y mas montañas. De vez en cuando había un leve intervalo de llanuras, pero rápidamente desaparecían. Igual, fuese como fuese, había algo que estaba matando lentamente a ambos; genin y huskie. Llevaban como cuatro horas andando bajo la lluvia, y el cielo no parecía dispuesto a dar tregua. —En serio, ya tenemos que estar al lado. Y cubiertos apenas por un flamante chubasquero, ambos continuaron la marcha. El huskie adoptaba la forma de su hermano, y era por ello que podía salvaguardarse en gran parte de la lluvia. Menos mal que aquél tipo raro les había advertido de ésto... aunque casi parecía una broma. ¿De verdad nunca paraba de llover en esas tierras? Conforme avanzaron, junto al linde del río, terminaron por ver a lo lejos lo que podía distinguirse como una ciudad. Era algo inconfundible, no había manera de que erraran sus vistas. Fue entonces que el rastas chasqueó los dedos en un enérgico movimiento que siguió con el brazo. —¿Ves? ¡te lo dije! De nuevo, se aventuraba a combatir a los posibles dojos de la aldea, ciudad, o lo que quiera que fuese ese sitio llamado Yachi. No había vuelta atrás, ya casi había llegado y regresar no era una opción. Con entusiasmo renovado, el dúo de Inuzukas avanzó con intención de llegar lo antes posible a la mencionada Yachi. RE: Jaleo internacional - Himura Ren - 12/03/2018 Las bastas Tierras de la Llovizna, unas grandes extensiones de color verde que provoca la perdida de la mirada con facilidad; pese a que la lluvia en ocasiones puede llegar a ser tan dura como la de la propia Amegakure, esta no posee tal intensidad y capacidad, llueve de manera continua, pero con suavidad; las propias gotas de agua parecen acariciar las hojas de los arboles y las briznas de hierba. Aquellos que habitan en los pueblos o casas apartadas en esta zona, les resulta relajante el sonido de la lluvia sobre sus ventanas. Ryuko por fin se encontraba cerca de su destino, el largo trayecto desde Amegakure hasta las Tierras de la Llovizna no fue complicado, emprendió su camino gracias a la ayuda de Oda, quien le consiguió un caballo en alquiler con facilidad. Se trataba de su primer viaje fuera de la aldea principal, y pese a que solo iba a por unas hierbas y semillas para un té de su maestro, la emoción le inundaba; hasta que llegaron las largas horas a caballo. — Ieeeeeeeeeeeeeeeeee... ¿Cuanto más falta para llegar?... — replicaba Ryuko sobre el equino a los Dioses. Minutos mas tarde, este se paró en seco, zarandeando a Ryuko y haciendo que se cayera por un lateral al camino. Pringada de barro hasta las rodillas, y con la cara prningada, Ryuko busco al causante para acabar gritándole a un árbol por falta de visión. — ¿¡Pero a ti que te pasa!? ¿¡Por qué te paras de golpe!? El caballo relinchó, poniéndose sobre dos patas para después dejarlas caer bruscamente, salpicando de barro aún más a la kunoichi. Acto seguido, este emprendió la marcha por donde habían venido. — ¡Pero bueno! ¡¿Que es lo que te pasa!? ¡¿Y ahora por qué te largas?! — El caballo se perdió minutos después en el horizonte, dejando a la joven kunoichi a solas con sus pensamientos. Nada más aparte de la lluvia y sus inertes pertenencias le hacían compañía. — Si se supone que me ibas a llevar hasta Yachi... Tras un momento de tristeza y soledad, decidió comenzar a recoger sus pertenencias embarradas, agitándolas con fuerza en búsqueda de limpieza; sin mucho éxito. La ciudad de Yachi ya no quedaba lejos de ella, incluso era visible el pronunciado cañón característico de la zona, pasaron varios minutos hasta que Ryuko terminó de quitar el barro para volver a centrarse en su objetivo principal. Algo que agradeció, cuando observo por accidente el pequeño pueblo de Yachi. — Waaaaaaaaaaaa..... — Sus ojos se perdieron en el gran acantilado, el paisaje del rio junto a la población de Yachi creaba un bello paisaje, para alguien recién salido de una gran aldea que comenzaba a ver mundo, se trataba de algo mágico. RE: Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 24/03/2018 Para cuando el Inuzuka quiso darse cuenta, había acelerado el paso y ya casi se encontraba en las puertas de Yachi. A su costado se encontraba el acantilado que daba al río, y frente a él las puertas de la ciudad; que estaban decoradas previamente por unos grandes terrenos de cultivos, donde sin duda alguna la calabaza era la reina de la fiesta. Los cercados apenas dejaban pasar hasta los cultivos, y en el centro de cada uno de éstos, un muñeco de paja vestido como persona se alzaba sobre un poste. —Vaya... que espantapájaros mas raros... A su lado, su hermano se encogió de hombros. No veía demasiada diferencia entre esos y los dispuestos en Kusa. Conforme iban avanzando, terminaron por plantarse en el umbral de las puertas de la urbe. En mitad de ésta, Etsu miró a Akane. —¿Aquí habrá un dojo? —preguntó sin poder obviar un alzado de ceja —casi parece que solo hayan campesinos y gente dedicada al campo... Razón no le faltaba, pero eso sería algo que descubriese si comenzaba a deambular un poco por esas calles. Su fiel compañero, y hermano lo miró también. —¿Ababaur~? —Pffff... —el chico se encogió de hombros —la verdad es que no tengo ni idea. ¿Cómo iba a saber si había allí al menos un buen restaurante? Era la primera vez que visitaba esa ciudad, al igual que él. RE: Jaleo internacional - Himura Ren - 25/03/2018 Ensimismada por el paisaje, Ryuko prosiguió su viaje hasta la aldea de Yachi una vez ya localizada. Sin mucha prisa, deteniéndose en ocasiones para contemplar el paisaje, en una ocasión dio una vuelta sobre si misma extendiendo los brazos y riendo; el aire puro de la montaña mezclado con el de la lluvia ofrecía una muy agradable y refrescante sensación. — Esto es increíble... Se detuvo también en una ocasión, colocándose de cuclillas para oler y observar las flores locales de los alrededores de Yachi. Alzó nuevamente la vista observando el cielo que comenzaba a volver a nublarse, y retomó su camino. — Me encanta la lluvia de estas tierras... Pero jamas esperaba que el cielo azul y el sol fueran tan bonitos también... Ya en las cercanías, la joven saludaba a los agricultores con una sonrisa de oreja a oreja mientras avanzaba por el camino que cruzaba hasta Yachi todos los campos. Los agricultores le respondían alegres, contagiados por la joven kunoichi sin preocupaciones aparentes. Una vez ya dentro del pequeño pueblo, Ryuko debía ceñirse a buscar las semillas, hojas y hierbas de té que su maestro le había pedido. — Bueno... En ningún momento me dijo lo que debía tardar... — Un apetecible puesto de comida local amenazaba a Ryuko con un gran y apetitoso olor. RE: Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 26/03/2018 Dejó caer un leve suspiro, y terminó por encogerse de hombros. GRRRRrrrrllllLLLRRR De pronto, su estómago alzó la voz. El chico miró a su gemelo, casi sin saber qué decir. Las miradas bastaron para que Akane le dijese a Etsu que hasta su propio estómago le había traicionado, que debían comer algo antes de entablar algún tipo de enfrentamiento. El chico se llevó la mano a la cabeza, y frotó los pelos mientras sonreía. —Está bien, está bien... jajajaja »Pero después de comer, 50 flexiones y 100 sentadillas. De lo contrario, no hay trato. Hay que bajar la comida si queremos mostrar el Tekken en plenas condiciones. Sin nada mas que añadir, ambos chicos comenzaron a pasear por las calles de la urbe. La verdad, mas que una urbe era casi que un poblado. Las casas no eran demasiado elaboradas, las calles apenas estaban asfaltadas, las viviendas estaban muy separadas las unas de las otras dando una extraña sensación de vacío... en fin, era algo que no se le hacía demasiado familiar. Para colmo, la eterna lluvia acompañaba en absoluto. Al cabo de un rato, los gemelos fueron seducidos. Un olor de lo mas delicioso hizo de sus bocas agua. Sin poder resistirse, ambos pusieron marcha hacia el local, como abejas que se dirigen sin poder evitarlo hacia un panal. El susodicho estaba decorado de manera tradicional, cosa que no era de extrañar de un puesto de comida local en esa aldea. El chico ladeó un poco la cabeza, buscando otro punto de vista —como si fuese un can— y tras ello se llevó la mano hacia el mentón. —Ostras... pues nunca lo hubiese imaginado con ésta pinta... la comida tiene un olor impresionante, ¿verdad? —sentenció mientras frotaba su barbilla. Apenas habían 2 mesas en la terraza, que curiosamente estaban ocupadas; como si a los comensales ni les importase la que estaba cayendo... «Éstos tipos están locos...» pensó el Inuzuka mientras se dirigía hacia la puerta. Akane fue el primero en entrar, y tras éste entró Etsu. A resguardo de la lluvia, habían un total de cinco banquetas cercanas a la barra, así como cuatro mesas que estaban ocupadas en su mayoría. Un total de 3 familias estaban comiendo plácidamente, aunque alguna menos que otra a causa de unos rebeldes hijos que veían las croquetas como meros proyectiles para lanzar. De las banquetas quedaban 3 libres. —¡Bueeeenas! Con un enérgico saludo casi tan amplio como su sonrisa, el chico se dirigió hacia las banquetas, no muchos mas tarde que Akane. Su fiel can, estaba mas que ansioso por probar esa comida local. RE: Jaleo internacional - Himura Ren - 29/03/2018 Pasteles de carne, arroces con especias, curry, platos de fideos... La joven Ryuko se había puesto las botas; una sola mesa de cuatro asientos era su territorio, y esta mesa estaba hasta arriba de diferentes tipos de comida. — ¡¡Aaaaaah!! ¡¡Que buena pinta tiene todo!! — respondió después de que uno de los camareros dejara una ultima bandeja llena de pollo en tempura. — P-Pero... ¿P-Piensas comerte tú todo eso sola?... — El camarero estaba algo asustado, tal vez la joven podía tratarse de un pozo sin fondo que iba a destinarles a la banca rota. En la mano de Ryuko, se podían ver distintos tipos de vales que le cedió al camarero. — B-Bueno... ¡Disfruta de la comida! El camarero dejo a la joven para reincorporarse a la barra, una vez ya allí, un joven interrumpió con brío en el comercio seguido de un acompañante habitual. — ¡Bueeeeeeenaas! Agitaba el brazo enérgicamente esbozando una sonrisa, por su parte, el camarero se limito a responderle inicialmente asintiendo mientras rompía los vales que le había dado la joven, tirándolos a la basura. — ¡Bienvenidos! — dijo girando la cabeza para observar al segundo chico. Limpió sus grandes manos en el propio delantal blanco y termino de meter en caja el dinero que había recogido al pasar por las mesas. — Dime en que te puedo ayudar ¡No es por fardar, pero aquí todo esta buenísimo! ¡Jajajaja! — Acabó con una gran risa, a carcajada amplía. RE: Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 31/03/2018 Tras adentrarse en el lugar de donde provenía ese fantástico olor, y obviamente dar un enérgico saludo, el chico tomó asiento en la barra. A su vera, su gemelo realizó la misma acción, tomando como asiento la banqueta mas próxima. El mesero rió tras fardar de que en su local todo estaba buenísimo. Entre tanto, realizaba sus labores, guardando dinero en la caja y tirando en la basura algunos papelajos. —Ni que lo digas, olía tremendamente bien desde casi la entrada de la aldea —aseguró el Inuzuka. Sin prisa pero sin pausa, tanto él como su gemelo terminaron por quitarse la capucha del chubasquero, y tras ello tomaron una carta. Etsu comenzó a leerla en voz alta —no tan alta— para que su compañero canino entendiese qué había para comer. Obviamente, intentó no molestar al resto de comensales con su lectura, casi lo hizo en un susurro. Pasó desde arriba hasta abajo leyendo cada uno de los platos, así como de las bebidas. —¿Ya sabes que querrás Akane? Etsu preguntó a su hermano, y éste sin voz alguna contestó mirándolo. A veces, una mirada vale mas que mil palabras, en su caso era así casi siempre. El rastas dejó la carta sobre la barra de nuevo, y afirmó con un gesto seco afirmativo con la cabeza. —Está bien. El chico alzó la mano, buscando con la mirada al camarero —Disculpe. »Cuando pueda, nos trae un par de ramen especial de la casa, un costillar con salsa de soja, tres raciones de patatas asadas, y dos refrescos de naranja; por favor. RE: Jaleo internacional - Himura Ren - 2/04/2018 Al observar la duda del Inuzuka a la hora del pedido, el camarero observo que era el momento preciso para volver a limpiar sus manos; se habían acabado de servir los pedidos e iba a comenzar una nueva orden en breves por parte de otros dos hambrientos comensales. Los dos jóvenes se compenetraban con facilidad, con escasas palabras como si se pudieran leer la mente el uno al otro, al ser gemelos, seguramente el fuerte vinculo que les había unido desde pequeños, seria lo que fue desencadenando esta fuerte compenetración. Uno de los jóvenes, alzó la mano llamando la atención de quien les había atendido momentos antes; cuando este observó el gesto del Inuzuka, se acercó con una cálida sonrisa, una pequeña libreta y un lápiz. — ¡Bien, disparad! — dijo el rechoncho camarero, listo en su puesto para apuntar. — Cuando pueda, nos trae un par de ramen especial de la casa, un costillar con salsa de soja, tres raciones de patatas asadas, y dos refrescos de naranja; por favor. El camarero no puso reparos en apuntar cada una de las cosas conforme iban siendo dichas, al acabar la lista, la volvió a releer algo incrédulo. — ¿P-Pero que es lo que os dan de comer a los jóvenes de hoy en dia? Estáis todos famélicos. — respondió con una breve pausa tras la pregunta. RE: Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 7/04/2018 El camarero avistó el gesto del chico cual rapaz, y tan rápido como pudo se dirigió hacia el mismo. A su vera, tomó la libreta y el bolígrafo, y avisó de que ya estaba preparado para apuntar. Fue entonces que Etsu comenzó a pedir todo lo que habían visto con buena pinta, al menos lo que imaginaban que tendría buena pinta. Para cuando terminó, el camarero había quedado casi boquiabierto, no podía imaginarse dónde metían esos chicos tanta comida. Responder a eso casi sería una grosería... Etsu miró extrañado a Akane, y éste a él. Ambos terminaron encogiéndose de hombros, tan extrañados de la reacción como el camarero de ellos. Pero en fin, tampoco lo hacía de malas, al menos eso era lo que daba a pensar. Cuanto mas pidiesen, mejor para el negocio... ¿no? —Es que... venimos desde bastante lejos. Tanto camino nos ha abierto el apetito un poco... jajajaja. En una de éstas, el aroma de uno de los manjares que les había atraído hasta el sitio les amenazó de nuevo. Tanto el humano como el casi humano llevaron la mirada hacia la mesa donde solo había una chica. Ésta tenía en su mesa tanta comida que casi no cabía. «Ahí está el porqué de lo que decía el camarero...» Los dos quedaron embobados mirando un enorme plato de arroz y pollo al curry. Las palabras se las llevó el viento, como en una buena película. Etsu giró de nuevo el rostro, buscando de nuevo al camarero. —Disculpe, pónganos también un par de platos como ese —inquirió mientras señalaba el susodicho. RE: Jaleo internacional - Himura Ren - 10/04/2018 Por muchos modales que le enseñara Oda, por muchas regañinas que le cayeran; la estricta mirada de Oda y sus normas no estaban en ese momento con ella. En cuanto la perdía de vista, era capaz de comportarse como un animal en la mesa, engullendo el plato inclinado y zarandeándolo. Alzó por un momento la mirada por encima de su gran bol; cruzando la mirada con los dos nuevos comensales que acababan de entrar, les hecho un vistazo de arriba abajo con los carrillos llenos todavía de comida y masticando, para finalmente ignorarlos y centrarse en comer. — De acuerdo, marchando un plato de arroz con curry también para dos. — Tras acabar de apuntar en su libreta, se llevo el lápiz a su oreja, colocándolo en esta y arrancando a posteriormente la hoja del pedido para colgarla en una especie de percha; le dio un suave golpe, y esta giró hacia la cocina, entrando el después. — Por las babas del sabio. El arroz y la carne están de muerte. Ryuko prosiguió hasta acabar con el plato de arroz, carne y curry; haciendo solo una pausa para beber de golpe una jarra de más de un litro de refresco, llamando la atención del dueño que le hablaba desde una pequeña ventana desde la cocina. — ¡Acabaras con dolor de estomago si sigues así! — ¡Espero que eso no sea un reto! — respondió sin miramientos. RE: Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 11/04/2018 El dúo Inuzuka esperaba ansioso el banquete que habían encargado. A cada estocada de la chica al plato, la espera se les hacía mas y mas dura. La susodicha andaba clavando sus garras en el plato —no literalmente— de manera tan brusca y rápida, que casi daba miedo. No paró hasta tener el plato entre la espada y la pared, solo que sin espada ni pared. Lo terminó de un asalto, casi sin tomar pausa para respirar. «¿Lo habrá robado?» Casi parecía que se lo fuesen a quitar de las manos o algo parecido. Sin duda se había pasado un pueblo, o quizás dos. Al terminar con el arroz y carne al curry, le dio un buen buche a su jarra, y la clavó en la mesa en un golpe seco y sonoro. La chica, lejos de finezas y etiqueta, casi parecía una descendente de algún tipo de poblado nórdico. Si tuviese un hacha entre manos, sin duda la tomarían por alguna deidad nórdica, seguro. Etsu se giró sobre su taburete, tomando de nuevo como referencia la barra. Se llevó las manos al estómago, y miró con tristeza a Akane —Si muero, dile a Padre que fue luchando, por favor. Akane, lejos del teatro en que su hermano se había sumido, quedó mirándolo fijamente. Su mirada derrochaba palabras, decía mucho mas a que si directamente lo hubiese mandado a dar un paseo. El can, en la piel de Etsu, no parecía querer seguirle el rollo. Entre tanto, la espera se hacía eterna. Siempre es así cuando se espera la comida y ves al resto comiendo con gusto. RE: Jaleo internacional - Himura Ren - 18/04/2018 — Si muero, dile a Padre que fue luchando, por favor. — Etsú se tumbó sobre la mesa, dando un espectáculo digno del mejor actor; por su parte su silencioso compañero, se limito a juzgarlo con una dura mirada. Tras una breve espera, finalmente el dueño del local volvió a aparecer dejando atrás una suave cortina de humeantes aromas. En sus manos, dos grandes platos desbordantes de arroz y curry; conforme extendía la mano para ofrecerlos a sus comensales, Akane extendió sus brazos para ayudar al camarero recibiendo su plato, mientras que su desfallecido compañero, se quejaba medio tumbado sobre la barra, por lo que le puso el plato justo delante de su hambrienta mirada. — ¡Que os aproveche! ¡En seguida os traeré el resto! — dijo mientras terminaba de servirles dos grandes jarras de refresco para acto seguido volver dentro de la cocina. Tras terminar de asesinar el curry y el arroz, Ryuko se dispuso a atacar un gran bol de fideos con carne, huevo, setas y algunas verduras. Por alguna razón, aquellos jóvenes atrajo su atención, por lo que decidió comenzar a observarlos. Al igual que ella, daban la impresión de no ser de la zona; pensó mientras separaba los palillos de madera. — ¿Serán ninjas al igual que yo? ¿Que habrán venido a hacer aquí? Ryuko se llevo entonces un pequeño bistec de los que había en el bol a la boca, y una posible respuesta le vino a la mente. Tal vez les habían hablado de la buena comida de la zona, porque desde luego, por el sabor de la carne estaba para matar por ella. RE: Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 9/05/2018 Tras la breve actuación del Inuzuka —aunque para Etsu fue una espera casi interminable— el camarero terminó por aparecer, portando consigo un par de platos digno del mejor de los comensales. El olor a curry golpeó súbitamente su hocico, haciendo que fuera irremediable que sus filosos ojos se hincaran en el plato recién servido. A todo ésto, Akane había ayudado al pobre hombre, que apenas podía sostener el par de platos. —¡HIAAAA! —sus ojos brillaron, mas que dos farolas a vista de un borracho que no llega a casa por navidad —¡...es ...es ...precioso! Apenas estuvo colocado el plato frente al chico, éste tomó los palillos y atacó sin pudor alguno. Su presa... inmóvil ante su mirada de cazador, sus afiladas garras, y sus feroces fauces... no podía hacer mas que quedar atónita, petrificada, congelada. Akane lo observaba desde el flanco izquierdo, aún intentando comprender porqué hacía tanto drama de un mero almuerzo. —¡TE TENGO! —bramó cuando sus palillos tomaron el primer trozo de carne. El chico alzó los palillos, mostrando su presa al resto de comensales, o a saber a quién... —¡QUE APROVECHEEEEE! Y tras anunciar la sentencia de muerte, llevó a su presa a rastras por el patíbulo exageradamente largo y de color verde, aquella milla tan difícil de recorrer. Sin embargo, el chico liberó su alma con toda prisa, haciendo de éste pasillo tan dantesco algo menos que una visita expresa a lomos del tren doble de madera. Akane, a su vera, tan solo dejó caer un suspiro, una mirada de desdén hacia su hermano, y terminó por comer con total tranquilidad... Etsu, dispuesto a dar la segunda tacada, alzó de nuevo los palillos. Sus ojos aún brillaban, tanto que casi derrochaban la emoción que sentía. Lanzó los palillos. Tocó con éstos el plato. De pronto, silencio. ¡TAP!
La puerta se abrió, y en su umbral lucían un par de figuras, los —seguramente— causantes del propio golpe en la madera. Se trataba de un tipo alto, muy alto, delgado como él solo y de tez blanca como el marfil. El hombre, de cabellera oscura y recogida en un poco ornamentado moño alto, lucía un elegante kimono azul, así como unas tabi de tono similar. Al lado diestro de su cinto, tenía un par de katanas, unas armas que sin duda también lucían elegantes y caras. En su rostro, cicatrizado por todas partes, no se podía divisar una cara de demasiados amigos. Con cara de tantos o menos amigos como los del tipo alto, a su vera vigilaba la retaguardia un tipo de similitud anatómica, aunque algo menos alto. Éste tenía aun mas cicatrices, hasta en el rostro poseía más de éstas, sin embargo éste tipo levaba ropas menos lujosas. Tenía un kimono, aunque se trataba de unos simple y de color marrón. En su fajín no llevaba arma alguna, pero en su diestra portaba una lanza casi tan alta como él mismo, con una punta afilada y reluciente. Su cabellera era color aguacate, desmelenada y salvaje. No solo Etsu y Akane, si no que casi todo el sitio quedarían mirando a éstos curiosos comensales, si es que se trataba de eso... El de cabellera azabache adelantó un primer paso, y con ello el ambiente no hizo mas que tomar un tenso aún mas impactante. Su mirada, su presencia, sus armas. No cabía duda, era un tipo que atraía las miradas, y seguramente nunca para bien. —¡Al fin te encuentro, desgraciado! —escupió el tipo. La mirada de Etsu de nuevo buscó su plato, como si pasase del asunto. Sabía de quienes se trataba, y la verdad, le importaba poco que le hubiesen encontrado, mas que poco... le importaba un bledo. Akane imitó a su hermano, y continuó comiendo con tranquilidad. —¡ENANO! ¡MIRAME CUANDO TE HABLO! Etsu dejó caer un suspiro, y terminó por dejar los palillos sobre el plato, sostenidos en el borde del mismo —No pienso ir con vosotros, me da igual lo que el abuelo os haya dicho... El chico quiso darse la vuelta para continuar con su plato, pero el tipo que alzaba la voz no tenía intención alguna de volver sobre sus pasos, al menos no con el rabo entre las piernas. En un rápido gesto, desenfundó la katana y la antepuso entre ambos. —Criajo malcriado... —masculló entre dientes —vas a aprender a respetar a tus mayores. Todo parecía sentenciado a una pelea, pero Etsu... éste parecía no querer hacer caso a la gravedad del asunto. —¿Qué vas a hacer...? ¿cortarme? RE: Jaleo internacional - Himura Ren - 10/05/2018 A diferencia de Etsu, Akane guardo por su parte los modales y la compostura incluso comiendo. Etsu por su parte, actuó como la joven kunoichi, se disponía a devorar el plato como si fuera la ultima comida sobre la faz de la tierra; parecía que llevara semanas, tal vez meses sin probar bocado o en su defecto, alimentándose de insectos y del musgo de las rocas al verlo como dio el primer bocado. — Pero sera bestia... ¿Es que la gente aquí no tiene modales? — pensó viendo el deplorable espectáculo que Etsu estaba dando agitando los cubiertos, el plato, e incluso el taburete en el que estaba sentado. Ryuko le observo entre angustiada y asqueada; y su vez, el camarero le devolvió otra mirada a Ryuko que hablaba por si sola. "Tu desde luego no creo que seas quien para hablar; entre los vales de descuento, y como engulles..." Pensó el dueño del establecimiento. Muchos se giraron a observarlo y cuchichear criticándolo, siendo el centro de atención principal. Pero poco después, esa atención se vio redirigida. Con un fuerte golpe al ser desplazada la puerta, el local se quedo en silencio. Por la puerta entraron dos grandes personas; puede que fueran mitad-humanos y mitad-muebles, u otra opción seria mitad-humanos y mitad-gorilas; ya que sus dimensiones eran descomunales. Se trataban de dos hombres fuertes y musculados, portaban cicatrices por distintas partes de su rostro y seguramente también por su cuerpo. —¡Al fin te encuentro, desgraciado! — dijo el que estaba mas adelantado. Sus cabellos estaban recogidos en una coleta alta de color oscuro; vestía un elegante kimono de colores azules y en su cintura se podían observar un juego de espadas que seguramente una sola, doblaría el precio de todas las pertenencias de la joven Ryuko. Etsu sin embargo, se limito a ignorarlo. ¿Seria por el hambre o simplemente no le había escuchado? Claro que con el silencio de cementerio que portaba el local en aquel momento, era difícil no haber escuchado una voz tan sonora. —¡ENANO! ¡MIRAME CUANDO TE HABLO! — Si ahora no lo había escuchado, es porque el pobre chaval estaba sordo sin duda alguna. —No pienso ir con vosotros, me da igual lo que el abuelo os haya dicho... — Suspiró, y contesto con total arrogancia. —Criajo malcriado... Vas a aprender a respetar a tus mayores. — respondio chirriando los dientes. — ¡Pero bueno...! ¿¡Este crío quiere iniciar aquí una pelea de bar por no hacer caso simplemente a su abuelo!? — Ryuko por su parte parecía empezar a enervarse; se había gastado casi todo el dinero que tenia ahorrado en una deliciosa comida para que ahora "dos borrachos" iniciasen una pelea por una tontería. Decidió no inmiscuirse por el momento; no hacía falta ser muy espabilado para saber que si se metía en medio, un golpe de aquellos dos armarios la tumbaría al instante. —¿Qué vas a hacer...? ¿cortarme? — Este chaval es tonto. RE: Jaleo internacional - Inuzuka Etsu - 11/05/2018 Su fábula no tardaría mucho en eclipsar. Tan seco y extraño como el gañe de un zorro, la situación parecía empeorar para el Inuzuka por momentos. No quería cooperar con los recientes anunciados en el restaurante, y éstos parecían dispuestos a hacerle cooperar; fuese por las buenas, o por las no tan buenas. «¿Qué leches les pasa a éstos dos?» pensó el Inuzuka, mirando de reojo al dúo. La contienda seguía, y dado que el chico se opuso a cooperar, uno de los tipos sacó su arma, y todo parecía indicar que no podría terminar de comer tranquilo. El rastas golpeó levemente la barra con los palillos, dejando los útiles de madera en el acto sobre la misma. Dejó caer un suspiro, y se dio la vuelta hacia los gorilas con cicatrices. —¿¡En serio!? no podéis ponerme un dedo encima, porque dejaríais de cobrar. Por no hablar que de hacerlo puedo daros una paliza a ambos. Soy el mejor alumno de Tekken, y lo sabéis. Su gemelo comía plácidamente, pasando de todo. Con parsimonia y tranquilidad, se dedicaba plenamente a lo suyo. Sabía que Etsu iba a estar bien, sabía cuidarse por sí mismo, aunque por desgracia para éste, su comida no andaba en iguales condiciones... Akane siempre se aprovechaba de ésto, siempre terminaban así ese tipo de situaciones. Al final sería con Akane con quien tendría que discutir acerca de que dejase en paz su comida... —¿Y si te corto la cabeza y pido un rescate por tu cuerpo, mocoso? —escupió al suelo, desafiando al chico —quizás sea mi último sueldo, pero lo celebraré rodeado de golfas y mucho alcohol... Etsu de nuevo suspiró, sin comprender porqué era tan insistente —No des mas la tabarra... ¿va? —contestó tedioso —dejadme en paz un rato, solo quiero comer tranquilo. Tomaos una cerveza, os invito... pero dejad de darme la lata. El tipo afianzó aún mas la katana con las manos, obviamente no estaba de acuerdo con el trato que el chico proponía. Echó una mirada hacia su compañero, el otro semi-gorila. El tipo le devolvió la mirada, no se le veía convencido de hacerlo. Quizás porque sabía que en parte el rastas tenía razón, o simplemente porque le apetecía la cerveza... o mantener el trabajo. Pero todo parecía apuntar a que se iba a liar en breve. Si. |