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Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 23/04/2018 La alarma del despertador llevaba un tiempo sonando, pero el chico, que se hacía el dormido, seguía boca abajo. Si por él fuera, bien hubiera estado que se ahogara con la cara enterrada en la almohada. Un grito de rabia y de impotencia se ahogó en el cojín, y finalmente, un brazo se movió y golpeó el timbre, cesando el ring del reloj. —Aaaagghhhhh. —Daruu se dio la vuelta y respiró hondo varias veces. «Digo yo que tendré que levantarme en algún momento...» La casa de los Amedama estaba más vacía que nunca por las mañanas sin la presencia de Kiroe. Finalmente, Kori convenció a Zetsuo de que le diera el alta a Daruu, que ya se encontraba bien. La madre de Daruu también se encontraba bien, pero había una diferencia fundamental entre ellos dos. Que la mujer era la que había donado los ojos, y por tanto, se encontraba en un largo proceso de rehabilitación en el que le estaban enseñando a desenvolverse, más o menos, por sí misma. Daruu levantó la persiana y gimió con fastidio cuando la luz entró por la ventana y le cegó los ojos. En Amegakure raro era el día en el que hiciese sol, pero como mínimo siempre había una capa de espesas nubes tapando el cielo. Pero aún con el tenue brillo que conseguía atravesar las nubes, el cambio con la oscuridad total fue brusco y nada bienvenido. El muchacho bostezó y se restregó los párpados, tratando de habituarse. Abrió el cajón de la mesita y se echó un poco de colirio en cada ojo. Parpadeó un par de veces y se miró en el espejo que tenía al lado del armario. «Buenos días otra vez, ojos nuevos», pensó. Tardaría en habituarse. En el hospital no había tenido un espejo todas las mañanas para mirarse, pero en casa sí. No perdió mucho tiempo, porque si no llegaría tarde, y se dio una ducha caliente y agradable, desayunó y se vistió con su nueva indumentaria de ninja, todavía por estrenar. Volvió a mirarse al espejo. «En el fondo, me quedan bien.» Se sintió mal con su madre por tener ese tipo de pensamientos. «Soy un desastre: me siento mal por pensar mal, me siento mal por pensar bien...» Le echó un vistazo al reloj de la cocina. Todavía llegaba con tiempo. Pero no le haría daño tampoco llegar sin estrés y relajarse allí. Abrió la puerta de casa y bajó las escaleras. Para salir a la calle, Daruu tenía que cruzar la Pastelería de Kiroe-chan. El corto trecho entre el pie de las escaleras y la puerta de la cafetería-pastelería era lo más duro: ver los estantes vacíos, sentir el local frío, las sillas encima de las mesas... y la ausencia de su madre, una vez más, que a esas horas ya estaría en la barra preparando café para los clientes habituales. Ay, los clientes habituales. Por supuesto, Daruu tenía que reconocer que era normal que preguntasen por su madre, pero eso no hacía más pesado comunicar la noticia a cada uno de ellos, soportar sus caras, e incluso los gestos de ligero desagrado que ponían cuando le miraban a los ojos. Era normal, pero no era fácil. En particular, había una señora mayor que siempre venía todas las mañanas a charlar con su madre y a tomarse un café, la señora Shiroyama, que todas las mañanas pretendía pasarse a charlar también con él. Daruu siempre tenía que disculparse y asegurar de que tenía que irse a entrenar, pero la mujer siempre conseguía arrancarle un par de comentarios sobre cómo se encontraba su madre. —Deseando volver para escucharla a usted, Shiroyama-san —dijo, con una ligera inclinación y una sonrisa—. Ahora, si me disculpa, tengo que irme, que el sensei me ha citado. —¡Que sepas que cuando se recupere seré yo la que le haga un bizcocho a ella por una vez! —¡Y estoy seguro de que se lo agradecerá muchísimo, de verdad! Se lo comentaré cuando la vea, ¡pase un buen día! Daruu se alejó prácticamente corriendo de allí aunque no tuviera prisa, en parte porque desde que había salido del hospital odiaba estar en casa. Había pasado aproximadamente una semana del alta, y Daruu había estado entrenando duro todo ese tiempo. No sólo porque estaba seguro de que Ayame también había estado haciéndolo, en previsión del combate que iban a disputar por orden de Kori-sensei, sino porque, y sobretodo por esto, tenía mucho que aprender si quería estar a la altura de otros ninjas ahora que había perdido su Kekkei Genkai. El estilo de pelea de los Hyuuga resultó ser bastante más dependiente de sus habilidades genéticas de lo que él mismo pensaba al tenerlo tan asimilado. Él mismo había pedido la semana de tregua. Y durante esa semana, había desarrollado una técnica nueva y todo. Pero para él no era suficiente. Al final, tuvo que tomarse un día de descanso, el último, o si no no hubiera llegado en forma al combate aquella mañana. Kori les había citado en la cima del Torreón de Prueba, una gruesa y altísima torre donde tenían lugar combates de celebración, exámenes y otro tipo de exhibiciones. Pero normalmente estaba vacío, y a aquella hora de la mañana ni siquiera habría mirones en las gradas. Era un terreno perfecto para dar rienda suelta a su Ninjutsu. Daruu entró en la recepción y tomó línea recta directa hacia el ascensor, que tardó un rato en llegar arriba del todo. Una vez allí, salió y caminó hacia el centro. Estaba sólo todavía. Se quedó allí plantado, y por primera vez en toda la mañana se percató de que no llovía. Para los supersticiosos, mal augurio. Para los que les habían arrancado los ojos en un día de lluvia, aquello no era más que un día normal en el que podías mirar hacia arriba sin ninguna molestia. Si hubiera hecho sol, ya sería otro cantar. A Daruu le hubiese molestado mucho luchar con la molestia del sol cegándole a cada rato. Así estaba bien. Todo cubierto de nubes claras y oscuras, podías mantener los ojos abiertos sin casi entrecerrar los párpados. Perfecto por él. Se sentó en el centro del campo del estadio en seiza, y decidió dedicarle un rezo al silencio y a la quietud, hasta que los hermanos Aotsuki hicieran acto de presencia. RE: Un enfrentamiento anunciado - Aotsuki Ayame - 24/04/2018 Una semana de tregua se habían dado. Y Ayame no desperdició ni un solo día. Aunque pareciera que no, había sido muy consciente de los errores que había cometido en su anterior enfrentamiento con Daruu. Y no estaba dispuesta a permitir que ocurrieran de nuevo. Por eso, y en vistas de la revancha que estaba a punto de sucederse, entrenó como pocas veces lo había hecho. Todas las mañanas se levantaba más temprano de lo habitual, se ataviaba con su indumentaria de kunoichi y salía a correr. Corría y corría, sin ningún destino concreto, hasta que los pulmones le ardían y las piernas le flaqueaban. Sólo entonces paraba, caminaba hasta algún lugar apartado donde no hubiese nadie que pudiera resultar herido sin quererlo, y comenzaba a lanzar técnicas a diestro y siniestro. Aquel modus operandi lo repetía todos los días con un sólo propósito: aumentar su capacidad de aguante para no extenuarse a la mínima, como ya le había ocurrido y tan caro le había salido. Pese a todo, no pidió ayuda a nadie. Ni mucho menos a Kōri. Él mismo le había dicho que le pidiera ayuda cuando lo necesitara, pero más allá de ser su hermano mayor, era el sensei de ambos. Y no lo habría considerado justo cuando, precisamente, era su propio compañero de equipo contra el que se iba a enfrentar. Y así pasó la semana. De forma lenta y rápida al mismo tiempo, pero de manera inexorable en cualquier caso. «Hoy no llueve... Mal augurio.» Aquel fue el primer pensamiento que le cruzó la cabeza cuando salió de casa, y un escalofrío recorrió su espalda. Kōri les había citado a ambos en el Torreón de Prueba de buena mañana. Ayame ya había estado allí con anterioridad, peor no pudo evitar sentirse cohibida ante la enorme y gruesa torre de hormigón, surcada por infinidad de tuberías, que ascendía hacia el cielo como si se disputara la altura con las nubes. «Bueno... Vamos allá.» Con un ligero suspiro, se adentró en el torreón y tomó el ascensor. El ascenso hasta el estadio del último piso se hizo interminable, pero tras varios largos minutos el recorrido llegó a su final. Ayame volvió a respirar hondo, cuadró los hombros y, con toda la entereza que fue capaz de reunir, salió del ascensor y se dirigió hacia el centro del área de combate. Allí estaba Daruu, sentado sobre sus rodillas disfrutando de la quietud del momento. A aquellas horas de la mañana aún no había nadie allí, ni siquiera en las gradas, por lo que podrían dar rienda a su enfrentamiento sin tener que preocuparse de los posibles mirones. —Buenos días, Daruu-kun —saludó Ayame, acercándose a él con una sonrisa nerviosa dibujada en sus labios. Entonces se dio cuenta de algo y miró a su alrededor con cierta confusión—. ¿No ha llegado Kōri aún? Qué raro... salió antes que yo. RE: Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 24/04/2018 Estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que el silencio se había roto por los ligeros pasos de Ayame. Por eso, cuando la muchacha le habló, él pareció despertar del letargo con un sobresalto. —Ay, Ayame... qué susto me has dado —dijo, y se levantó. Se acercó a Ayame y le dio un abrazo—. ¿Cómo estás? Los chicos se habían visto más bien poco. Desde que Kori había concertado su combate, ambos habían estado concentrados en el entrenamiento. Ya habría tiempo para citas más tarde. Pero lo iba a haber. Daruu se había asegurado de ello. —¿No ha llegado Kōri aún? Qué raro... salió antes que yo. —¿Quieres decir que no viene contigo? Sí que es raro, sí... Pero seguro que en cualquier momento notamos una brisa fresca y se planta detrás de mi. »¿Está detrás de mi? —bromeó Daruu, y rio. RE: Un enfrentamiento anunciado - Aotsuki Ayame - 24/04/2018 Pese a que él la estaba esperando, la llegada de Ayame debía de haberle pillado desprevenido pues, cuando le habló, Daruu pegó un pequeño brinco como si le acabara de despertar de un profundo sueño. —Ay, Ayame... qué susto me has dado —exclamó, reincorporándose. Ella hizo el amago de ir a disculparse, pero él la calló abrazándola. Y ella no sólo le dejó hacerlo, sino que rodeó su pecho y su espalda con todas sus fuerzas. No dejaba de ser curioso que se abrazaran de aquella manera, justo antes de que fueran a combatir hasta desgastarse—. ¿Cómo estás? «Nerviosa. Asustada. Aterrada.» Gritó su mente. —B... bien... —respondieron sus labios, antes de separarse de él y mirar a su alrededor con cierta confusión—. ¿No ha llegado Kōri aún? Qué raro... salió antes que yo. —¿Quieres decir que no viene contigo? Sí que es raro, sí... Pero seguro que en cualquier momento notamos una brisa fresca y se planta detrás de mi —Hizo una breve pausa, y entonces añadió—: ¿Está detrás de mi? Ayame se rio con él. Pero entonces sintieron el frío, y la carcajada se congeló en su garganta. Ayame miró detrás de Daruu, pero no era de su espalda de donde venía sino... De la puerta principal. Kōri andaba hacia ellos con las manos en los bolsillos y sin ningún tipo de sorpresa aparente. Simplemente... como una persona normal y corriente. Se detuvo frente a ellos y miró primero a uno y después al otro. —¿Ocurre algo? —preguntó. RE: Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 24/04/2018 Los muchachos sintieron el frío del que estaban hablando. Daruu tuvo el impulso de mirar detrás de él, con una amplia sonrisa, para recibirlo, pero cuando Ayame se inclinó para mirar también, distinguió un inconfundible brillo blanco cerca de la puerta principal. —Anda, mira, no —susurró—, hoy ha tenido a bien hacertelo a ti. Está en la puerta. Kori caminaba hacia ellos distraído, con las manos en los bolsillos. Se detuvo frente a ellos y los observó, confuso. —No, no ocurre nada —dijo Daruu, rascándose la nuca—. Simplemente nos preguntábamos dónde estarías. Ayame dijo que saliste antes que ella de casa. Comentábamos. RE: Un enfrentamiento anunciado - Aotsuki Ayame - 24/04/2018 —No, no ocurre nada —respondió Daruu, rascándose la nuca—. Simplemente nos preguntábamos dónde estarías. Ayame dijo que saliste antes que ella de casa. Comentábamos. Kōri ladeó ligeramente la cabeza y entonces fijó sus iris en los de Ayame, que se estremeció involuntariamente. Parecía estar estudiando su disposición, quizás admirando que no se hubiera acobardado en el último momento y hubiera acudido al encuentro. «Aunque si lo hubiera hecho me habría traído de la oreja, seguro.» Meditó para sus adentros. El Jōnin comenzó a caminar en círculo en torno a ellos y, deslizando una tiza que había sacado de su bolsillo, dibujó sendas marcas a cinco metros del centro cada una (quedando, pues, a diez metros la una de la otra. El campo de combate era un terreno circular de unos veinte metros de diámetro. El suelo era de tierra endurecida, sin rocas ni arena que se llegara a desprender, y no había ningún tipo de obstáculo que utilizar. Sería un combate limpio... con la sola ayuda de sus habilidades y su destreza. —Colocaos —indicó simplemente. Ayame no tardó en hacer lo propio. Para su propia lamentación, pronto se dio cuenta de que no mostraba la misma seguridad y determinación que había esgrimido en el combate en la playa, días atrás. Aquel simple hecho podía pasarle factura... —Saludad al oponente —escuchó la voz de Kōri en algún punto a su derecha. Y Ayame alzó una mano hasta la altura del pecho, con los dedos índice y corazón extendidos en el ceremonial Sello de la Confrontación. —El combate continuará hasta que alguno de los dos no pueda continuar... o se rinda. Preparados... Ayame clavó la mirada en Daruu, todos sus músculos preparándose para la inminente acción. —Listos... Su mente comenzó a trabajar, como una máquina, trazando y contemplando diversas estrategias. Ahora que Daruu no tenía el Byakugan, la forma de combatir contra él iba a tener que ser diferente, muy diferente. Se abrían nuevas posibilidades, pero no por ello podía terminar de fiarse porque si no... —¡YA! —¡Ah! —Ayame había hecho el amago de impulsarse hacia delante, pero entonces sintió que algo la empujaba hacia abajo y su cuerpo se vio aplastado contra el suelo cuando este se alzó súbitamente por debajo de ella. No había llegado a caer, pero al apoyar la mano para evitar hacerlo sintió frío. Mucho frío. Y cuando miró hacia abajo comprobó que se encontraba sobre lo que parecía ser un pilar de hielo, apenas tan ancho como para permitir que dos personas cupieran de pie en él, que se alzaba casi cinco metros desde el terreno de combate. Delante de ella, Daruu se encontraba a unos siete metros—. ¿Pero esto...? Kōri, desde abajo, separó las manos que había unido en una palmada, y se echó hacia atrás para salir del área de combate. —Combatid. RE: Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 24/04/2018 Kori le miró con el gesto torcido, sin entender, y luego dirigió los ojos a su hermana. Quizás estaba buscando algún significado oculto en lo que Daruu le había dicho, pero al fin y al cabo, era la verdad, adornada un poquito. Sin hacer ninguna apreciación al respecto y sin contestar a su pregunta —lo que irritó un poco a Daruu—, el jounin se alejó y caminó en círculos, midiendo muy bien las distancias. Con la ayuda de una tiza, marcó lo que debían ser sus posiciones en el terreno de combate. —Colocaos —indicó. Daruu cruzó miradas con Ayame y se encogió de hombros. Luego, se dio la vuelta y se dirigió a su correspondiente marca de tiza. Se volteó, respiró hondo e hizo un par de círculos con los codos. Estiró el cuello a un lado y a otro. Miró fijamente a Ayame y movió los dedos de las manos, preparándose. —Saludad al oponente. «¿En serio? ¿Tantas formalidades para entrenar? Kori-sensei está convirtiendo esto en un duelo...» Pese a sus pensamientos, Daruu obedeció y formuló el Sello de la Confrontación. Tragó saliva y sintió un ligero mareo. «Es la primera vez en mi vida que lucho sin poder usar el Byakugan.» —El combate continuará hasta que alguno de los dos no pueda continuar... o se rinda. Preparados... «¡Venga, relájate! Siempre has luchado sin el Byakugan activo. Muchísimas veces.» —Listos... «...además, has entrenado mucho. ¡Y esto es sólo una manera más de entrenar! Es para prepararte...» —¡YA! Daruu dio un paso hacia adelante, pero sintió un temblor y dio un respingo. Su pie resbaló en el hielo que crecía bajo sus pies a toda velocidad, y él se vio derrumbado, golpeándose el culo. Soltó un alarido de dolor que era más una queja. —¡Oye, sensei, pero avisa, hombre! —se quejó, echándole una mirada de reojo. Chasqueó la lengua y volvió a encarar a Ayame. Se preparó para la refriega semi-aérea acumulando chakra en los pies. Así no volvería a resbalar en las técnicas de Kori. «Muy bien, ¿quieres hacer de esto un jueguecito? Juguemos.» —Combatid. Daruu formuló dos sellos, y luego trazó un arco horizontal en el aire con los dedos, dibujando una linea de agua que estalló liberando dos aves. Los pájaros volaron hacia Ayame, trazando círculos el uno con el otro. —¡Se acabó, Ayame! ¡La altura me da ventaja! —Sonrió, emocionado, pero visiblemente nervioso. PV: 180/180 CK: 228/240 Cada pájaro quita 10 PV. RE: Un enfrentamiento anunciado - Aotsuki Ayame - 24/04/2018 Pese a la sorpresa inicial, ninguno de los dos genin se hizo de rogar para cumplir la orden dada. Daruu entrelazó las manos en dos sellos y trazó un arco en horizontal con los brazos. Ayame entrecerró los ojos al reconocer la técnica y sabiendo bien lo que venía a continuación. No se equivocaba. Tal y como había ocurrido en su enfrentamiento anterior, de la línea de agua dibujada surgieron dos pequeños pájaros de agua que se abalanzaron sobre ella a toda velocidad, trazando círculos entre ellos. Ayame dio un paso hacia atrás, y su talón dio con el borde del bloque de hielo. «Apenas puedo moverme aquí arriba.» Pensó. —¡Se acabó, Ayame! ¡La altura me da ventaja! —escuchó decir a Daruu, pero apenas le prestó atención. Aunque aquella frase se le hizo ligeramente familiar, como si la hubiera escuchado en alguna otra parte... Justo un poco antes de que los pájaros la alcanzaran, Ayame se echó hacia atrás y se dejó caer. Las dos aves pasaron por encima y justo al llegar a su posición se deshicieron y volvieron a su estado original. «No pueden volar a más de diez metros.» Comprendió. Ya en el suelo, Ayame surgió desde un lateral del pilar de hielo corriendo hacia el de Daruu al tiempo que comenzaba a echar el brazo hacia atrás... RE: Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 24/04/2018 Ayame dio un paso atrás, pero terminó por encontrarse con el borde del pilar de hielo. Ante la tentativa de bloquear o esquivar, la kunoichi terminó arrojándose de su propio pilar, hacia el suelo. Los pájaros que Daruu había arrojado simplemente se deshicieron en un estallido de agua cuando alcanzaron sus diez metros. Su límite. Daruu chasqueó la lengua, fastidiado. La muchacha, entonces, salió desde detrás del pilar de hielo. Sin embargo, con Byakugan o sin Byakugan Daruu no era estúpido. «Podría ser un clon, tener una bomba de luz en esa mano, o ambas. No puedo arriesgarme. Joder, si tuviera el Byakugan...» Recordó las palabras de su madre. Y sacudió la cabeza. «No, no puedo concentrarme en las cosas que ya no pueden ocurrir. No tengo el Byakugan. Tengo que luchar de otra manera.» Él también, como había hecho Ayame, se dejó caer detrás de su trono de hielo. Pero antes, se llevó una mano al portaobjetos y arrojó dos estrellas metálicas... que trazaron sendas parábolas para impactar detrás del pilar de hielo de Ayame. Si la chica estaba escondida allá atrás, los shuriken la golpearían por sorpresa en el torso, o en los brazos. Daruu se apartó un par de metros del pilar, por si el clon —o Ayame— rodeaba la estructura. En el caso de que fuera un clon... «Si es un clon, debe estar ecolocalizándome con esa técnica suya... No sé cuánto alcance tiene, pero quizás aquí atrás ya no puede controlar a la copia sin salir de su escondite y mirarme, o acercarse.» PV: 180/180 CK: 238/240 Cada shuriken quita 12 PV RE: Un enfrentamiento anunciado - Aotsuki Ayame - 24/04/2018 «Vamos allá, comienza el espectáculo.» Pensó Ayame, moviéndose hacia la izquierda en el pilar para asomarse. Sin embargo, se vio obligada a detenerse momentáneamente con un siseo de dolor cuando algo silbó junto a su brazo y cortó ropa y piel a la altura del bíceps. Un delgado hilo de sangre se deslizó hasta su codo. «¡Maldita sea! ¡Me ha hecho sangrar!» Un shuriken; no, dos shuriken, que ahora yacían en el suelo inertes. Debían de haber pasado a ambos lados de su propio pilar y ella no había sido capaz de verlos. Fuera como fuese, debía seguir con el plan. Se agachó momentáneamente para coger las armas y guardarlas en el portaobjetos que llevaba tras la espalda y salió de la seguridad del pilar por el lado contrario por el que había salido su réplica momentos atrás. Avanzó de forma lenta pero segura, en línea recta, siempre asegurándose de no quedar a la vista de su oponente... Ya que era su clon el encargado de mantener su atención. La réplica seguía corriendo hacia el pilar de Daruu, bordeándolo en un arco para intentar quedar siempre a su vista mientras mantenía uno de sus brazos más retrasado, casi flexionado, y con la mano cerrada en un puño. Sin embargo, pese a lo que pudiera parecer, ese brazo no estaba preparando un golpe directo. Es más, cuando se encontraba aún a unos pocos metros del chico, quizás a algo menos de cinco metros, lanzó el puño contra el suelo. Y una densa humareda, oscura como el carbón, invadió la escena. «¡Ahora!» Fuera del rango de la nube de humo, Ayame saltó hacia la izquierda para dejar a un lado el pilar. Estiró la mano izquierda para liberar el arco mientras la derecha buscaba una flecha en el carcaj de su espalda. La cargó y apuntó, mientras lanzaba un chasquido con su lengua. Y el sonido se encargó de buscarle. Y disparó hacia donde el eco le indicó que disparara para alcanzar su hombro derecho. Volvió a chasquear, con una nueva flecha cargada. Y volvió a disparar para alcanzar a su pierna izquierda. RE: Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 24/04/2018 El clon apareció por uno de los flancos del pilar y lanzó con fuerza una esfera hacia el suelo. El humo les envolvió rápidamente, y Daruu cerró los ojos y aguantó la respiración. «¡Otra vez la misma táctica que en la Playa de Amenokami, no me lo puedo creer!» Inmediatamente, Daruu dio un salto hacia arriba, y su pie dio un estallido acuático que lo elevó en el aire. Sin embargo, la punta de la flecha de Ayame pasó rozándole y desgarró la carne a la altura del muslo. —¡Ngnh! —gimió. La otra flecha arañó la suela de su zapatilla y se perdió en el horizonte. Daruu emergió desde la nube de humo y buscó a Ayame con la mirada. «Ahí está. Mírame, Ayame.» —¡Si vas a repetir la jugada...! El muchacho se llevó una mano al portaobjetos de la espalda y lanzó un shuriken hacia el torso de Ayame. Inmediatamente, mientras volvía a caer hacia abajo, formuló unos sellos, y antes de volver a internarse en la nube de humo, dio una sonora palmada. PV: 165/180 CK: 226/240 Recibidos 15 PV de flechita toloca. 1 AO. RE: Un enfrentamiento anunciado - Aotsuki Ayame - 25/04/2018 Le vio alzarse por encima de la nube de humo como un cohete a propulsión, y sus ojos enseguida repararon en que el arañazo sangrante que su flecha le había causado a la altura de la pierna. «Vamos empatados.» Se sonrió Ayame. Pero no se dejó confiar, y no bajó la guardia. —¡Si vas a repetir la jugada...! —exclamó su oponente, llevándose una mano al portaojetos de su espalda y lanzando un silbante shuriken que se dirigió a toda velocidad hacia ella. Pero no sólo eso. Daruu estaba haciendo sellos mientras volvía a sumergirse en el humo, por lo que Ayame supuso que algún tipo de técnica vendría después. ¿Pero de qué tipo? No podía verlo entre toda aquel humo que había comenzado a disiparse (y de hecho no tardaría mucho más en desaparecer del todo), pero que por el momento seguía siendo lo suficientemente densa como para ocultarse en ella. «Esto sólo me va a perjudicar, pero no me queda otra alternativa...» Ayame chasqueó la lengua, entrecerrando ligeramente los ojos. Sus manos también habían comenzado a entrelazarse en una secuencia de sellos, al mismo tiempo que giraba el torso lo suficiente para evadir el metal giratorio sediento de su sangre y contenía la respiración, expectante... RE: Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 25/04/2018 Daruu había pretendido que Ayame creyese que se teletransportaría, tal y como hizo en la playa, pero pese a las indirectas Ayame no tiró del hilo y no se dio la vuelta, de modo que el ataque de Daruu fue infinitamente menos sorpresivo. Aún así, sumergido en la nube de humo como estaba, la única posibilidad era seguir de acuerdo con el plan. Los dos shuriken surcaron el aire casi rozando a Ayame —el segundo escondido debajo del primero gracias a un jutsu—. En cuanto los pies de Daruu rozaron el suelo, el muchacho formuló un sello de una mano. Como una saeta, se plantó frente a Ayame, que estaba formulando sellos. Había esperado que estuviera de espaldas, pero el destino no había querido hacerle ese favor. Aún así, no pretendía dejar que terminase de ejecutar una posible técnica ofensiva. Su mano derecha formuló un extraño sello y de su manga surgió una extraña guarda sin filo, que enseguida se extendió formando una katana. Manteniendo la distancia justa y necesaria, Daruu enarboló en arma para darle a Ayame un corte diagonal, de derecha a izquierda y de abajo a arriba, que a mitad de camino se cruzaba con sus manos entrelazadas. PV: 165/180 CK: 205/240 El corte causa 22 PV de daño. RE: Un enfrentamiento anunciado - Aotsuki Ayame - 25/04/2018 Le vio salir de la nube de humo. Una sombra apenas visible que recortaba las distancias con ella a toda velocidad. «¡Vamos...! ¡Vamos...!» Sus manos formularon el último sello; el sello de la serpiente, apenas un instante después de que Amedama Daruu se plantara frente a ella con sus violáceos ojos chispeantes de emoción contenida. La mano derecha del muchacho formuló un extraño sello y desde su manga brotó súbitamente la hoja de una katana que descargó sobre ella. El filo cayó sobre ella en diagonal, desde su hombro izquierdo hasta su cintura derecha. Ayame esbozó un profundo gesto de dolor, justo antes de que sus labios se curvaran en una tenue sonrisa. ¡PUF!
Una nube de humo la envolvió y, apenas unos instantes después... Ayame seguía estando allí. Hasta que estalló en agua. Agua que se arremolinó rápidamente hasta formar un taladro de punta roma que, aprovechando la escasa distancia que los separaba, buscó acertar el torso de Daruu. Y es que, a varios metros por detrás de él, donde instantes antes había estado la nube de humo, Ayame resollaba tirada en el suelo de espaldas con una sonrisa triste en el rostro y las manos entrelazadas en el sello del tigre. —Maldita... sea... Lo he... vuelto... a hacer... RE: Un enfrentamiento anunciado - Amedama Daruu - 25/04/2018 La espada trazó un arco, cortó a través de Ayame... y la muchacha sonrió. Daruu levantó la vista, confundido, y miró de reojo a un lado y a otro. Luego, estalló en una nube de humo. «¿Kawarimi? ¡No, sigue aquí!». Ayame había desaparecido, pero había vuelto a aparecer, un efecto que no había visto nunca. ¿Sería alguna extraña forma de ocultar el Suika? ¿Qué estaba tratando de hacer? Comprendió lo que pasaba cuando el Mizu Bunshin estalló en agua. Formuló de nuevo el sello especial y apartó la muñeca. La Mukei retrocedió, guardando su hoja. Intentó saltar hacia atrás... ...un taladro de agua le impactó en los brazos, cruzados para defenderse, antes de que pudiera hacer más por evitarlo. Daruu gimió de dolor y salió despedido hacia atrás, rodando por la fría piedra. Gimoteó un par de veces en el suelo y se dio la vuelta, dolorido. Observó a Ayame planchado en el suelo. —Maldita... sea... Lo he vuelto... a hacer... Daruu se reincorporó lo suficiente para poder clavar los codos en el suelo. Lo suficiente para poder formular un único sello. —Suiton... Bakusui... Shouha. —murmuró. Tomó aire, y escupió una gran cantidad de agua, creciente a cada segundo, que formaría una arrasadora ola en dirección a Ayame. «Cada vez te excedes me abres la oportunidad a un golpe, idiota.» PV: 55/180 CK: 145/240 La ola causa 100 PV de daño. No has especificado a qué distancia quedaríamos así que he tomado como que os 6 metros son suficientes y de sobra para que te alcance. |