NinjaWorld
(II) La Prisión del Yermo - Versión para impresión

+- NinjaWorld (https://ninjaworld.es)
+-- Foro: País del Viento (https://ninjaworld.es/foro-pais-del-viento)
+--- Foro: Desierto del País del Viento (https://ninjaworld.es/foro-desierto-del-pais-del-viento)
+--- Tema: (II) La Prisión del Yermo (/tema-ii-la-prision-del-yermo)

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11


(II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 28/03/2019

¿Alguna vez han pasado una noche en el desierto del País del Viento? Al contrario de lo que algunos pudiesen pensar, hace frío. Mucho frío. Las temperaturas llegan a bajar de los 50ºC hasta los -10ºC, la mayor caída que se da en todo Oonindo, en tan solo cuestión de horas. Un cambio brusco y agresivo, no apto para débiles.

Comadreja, habituado al clima tan adverso, se había curtido a él desde que sus ojos se abrieron por primera vez al mundo. Así pasaba también con Tokore. Y con Kincho. Ambos guardias de la Prisión del Yermo a los que Comadreja y Kaido habían reclutado para su peculiar misión. Bueno, reclutar era una palabra que no hacía honor a la verdad. Más bien, extorsionado y chantajeado. ¿Kaido? Kaido se sentía ligeramente destemplado. Conocía su cuerpo. Sabía que mañana estaría con gripe, pero nada que le mermase para aquella noche.

Muñeca, en cambio, era otro cantar. Sudaba. Su frente ardía y su piel, siempre pálida, estaba sonrojada. Era demasiado orgullosa para decírselo a nadie, claro. Pero estaba en horas bajas, y se notaba.

Las cuatro figuras caminaban por un puente que atravesaba el Río de Oro. Aún les quedaba una buena caminata para llegar a su destino, ese al que Kaido se había estado preparando durante semanas. Aún así, Kincho, un jovencillo flacucho de ojos saltarines, ya empezaba a ponerse nervioso.

¿A-alguien me r-refresca e-el plan de nuevo, por favor?

Kaido no sabía con qué le había convencido Comadreja para que ese chico se uniese al grupo. Lo que si sabía, es que era un enchufado. Esto es, alguien que había sido colocado como guardia de la Prisión del Yermo por simplemente ser hijo de.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Umikiba Kaido - 29/03/2019

Kaido no era un muchacho de enfermarse. ¿Y de pescar un resfriado? ¡mucho menos! que no se vivía en un País donde llovía todo el puto año para nada. Aquél clima vetusto de su tierra natal Amegakure templaba a sus ciudadanos, por lo general, ante menesteres tan nimios como pescar una gripe. Sin embargo, en el desierto todo era distinto. No era el agua, ni la humedad. Era sencillamente el rústico cambio entre las altas temperaturas matutinas y los descensos de la temperatura nocturno lo que causaba una dicotomía en aquellos que no estuvieran preparado para semejante incongruencia. Así que, como no podía ser de otra forma, el escualo sabía que iba a enfermar uno de estos días. Tenía que apurarse a salir de ahí, y victorioso. O lo lograba esa misma noche, o no lo lograría nunca.

Pero las probabilidades de su éxito descendían con cada paso que daba a su alrededor. Mientras más próximo estuviera de la Prisión del Yermo, más inclemente se volvía con sus allegados y más obsesivo con el plan trazado. Las dudas afloraban, la disconformidad hacía mella en su cerrada planificación. ¿Y si no había meditado sus opciones lo suficiente? ¿y su su plan carecía de la estructura necesaria para llevar a cabo tan peligrosa misión?

Ya no estaba tan seguro como antes. Su Muñeca de soporte sí que estaba enferma, sudando la fiebre. Tan roja y débil como un tomate a punto de podrirse.

A Tokore tendría que tenerla vigilada porque no confiaba del todo en ella.

Al jodido de Comadreja no sabía siquiera para qué cojones estaba acompañándoles si el único que iba a quedar en libertad era él, de todas formas. Y así quería cobrar más el hijo de la gran puta.

Y el tal Kincho. El puto Kincho de los huevos. Ese era —incluso por encima de una convaleciente Masumi—. su mayor preocupación.

Durante la larga caminata Kaido le dio tantas vueltas al asunto que no tuvo más remedio que presentarse a sí mismo una opción que, en un principio, había descartado. Se trataba de un as bajo la manga que no estaba del todo seguro de usar, pues no la consideraba lo suficientemente perfeccionada como para ponerla en uso. Lo cierto es que sentía que Kincho no le dejaba otra opción.

¿A-alguien me r-refresca e-el plan de nuevo, por favor?

El gyojin le miró a los ojos, preocupado. Luego vio a Tokore, y finalmente a Comadreja. Kaido se detuvo en seco y llamó al segundo guardia para que se acercara.

—Esperad aquí un momento, chicos —dijo, mientras rodeaba a Kincho con su brazo tatuado—. Kincho y yo debemos hablar.

Segundos más tarde, ambos se perdieron en algún callejón aledaño. Para conversar.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 29/03/2019

Kincho pegó un brinco cuando los dientes afilados de Kaido se mostraron ante él. Y otro más, cuando su brazo se enrolló sobre sus hombros.

Ha… ¿Hablar? —preguntó, tembloroso, con ojos de cordero—. N-no lo entiendo… —Sus ojos pasaron de Kaido a Comadreja, implorante. Pero Comadreja, por mucho que se hubiese vendido como tal ante él, no era el líder de aquel grupo. Se limitó a apartar la vista y a encogerse de hombros.

Segundos más tarde, los dos se perdieron en un callejón perdido y tétrico. Uno de esos en los que ni la gente borracha se dignaba a mear, por miedo a recibir una puñalada por la espalda.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Umikiba Kaido - 29/03/2019

Ocultos por el velo de un callejón poco agraciado, Kaido arrimó a Kincho hasta una pared y lo postró contra ella con poca delicadeza. Entonces empezó a hablar.

—Kincho, Kincho, Kincho. No sé si Comadreja te lo explicó con lujo de detalle lo que estamos tratando de hacer aquí, pero si a estas alturas me pides que te refresque el puto plan es porque, sencillamente, no estas preparado. No te juzgo, yo te entiendo. ¡Necesitas ganarte la vida y papi te puso de guardia! ¡Nunca pensaste que un jodido grupo de malhechores te iba a reclutar para infiltrarse en una prisión! un crío como tú nunca iba a estarlo. Así que, voy a liberarte de esta carga. Te haré libre. Observa.

. . .

Un niño y un hombre abandonaron el grupo para sumergirse en un callejón. Sólo uno de ellos volvió a emerger de la oscuridad. Un muchacho lánguido de ojos saltones vestido con su traje de guardia y su silbato colgándole caminaba a paso lento hacia ellos. Él sonreía, como no lo había hecho en toda la noche, y su temple era impropio de su propio cuerpo.

Una voz que tampoco era la suya azotó a sus congéneres.

—Lamento haberos hecho esperar. ¿Continuamos? —dijo Kincho.


¤ Ninpō: Otāmirā
¤ Arte Ninja: Reflejo del Agua
- Tipo: Apoyo
- Rango: C
- Requisitos: Hōzuki 50
- Gastos: 30 CK (impide regen. de chakra)
- Daños: -
- Efectos adicionales: (Ver descripción)
- Sellos: Serpiente → Rata → Serpiente → Tigre → Carnero mantenido
- Velocidad: Lenta
- Alcance y dimensiones: -
Kaido confecciona esta técnica a partir de las numerosas cualidades de la técnica de hidratación, por la necesidad de ocultar su identidad para mantener el velo de su falsa muerte a salvo. Se inspira además en una particularidad bastante similar de un miembro de Dragón Rojo llamado/a Kyūtsuki.

El reflejo del Agua es una técnica que le permite al Hōzuki tomar la apariencia de una persona de manera detallada y cuasi perfecta. La funcionalidad del jutsu tiene todas las características que otorga un Henge no Jutsu, pero a diferencia de éste último; la transformación no se verá mermada por el estrés ni sucumbirá después de un tiempo predeterminado así que, por lo tanto, no se extingue salvo que el usuario así lo desee. Puede luchar en este estado y usar todas sus habilidades sin que ceda la técnica. La perfección con que calca a otros tiene sus propias consecuencias, como la de no ser capaz de copiar algo que no se puede reflejar, como la voz.

Para que la transformación tenga éxito, Kaido debe permanecer postrado frente a la persona que desea reflejar en sí mismo emulando su silueta y manteniendo el último sello de la secuencia. El cambio transcurrirá durante un minuto entero, tiempo durante el cuál el cuerpo del gyojin mutará a un manojo de agua sin rostro ni forma que reflejará la apariencia de la persona que tenga en frente. De a poco, las mareas de su cuerpo irán cambiando y así también su figura, hasta que finalmente, calque a exactitud al elegido. Este proceso debe realizarse de forma obligatoria durante una única primera vez, más Kaido es capaz de guardar la "piel" en su repertorio para una posterior transformación sin tener que tenerla frente suyo. Puede tener tres reflejos distintos, aunque puede suplantarlos posteriormente por otro si así lo desea.

Tanto el byakugan como el sharingan serán capaces de percibir que hay una técnica actuando en el cuerpo del usuario, aunque sólo el ojo blanco podrá discernir que se trata de Kaido si conoce previamente el color y la textura de su chakra.



RE: (II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 30/03/2019

Comadreja y Muñeca se quedaron un rato observándole. No hacía falta sumar dos más dos para llegar a la conclusión de que aquel no era Kisho. Su porte, su manera de andar, la súbita confianza que de repente derrochaba…

A Tokore, no obstante, le costó un poco más comprenderlo. Conocía el Henge no Jutsu, sí, pero no estaba habituado a verlo. No fue hasta que Kaido habló, con su característica voz, que lo entendió.

¿Dónde est…? ¿Le mataste? —comprendió de pronto Tokore, horrorizada.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Umikiba Kaido - 30/03/2019

Kincho empezó a mutar, de pronto, en sus maneras. Agachó ligeramente la cabeza, encorvó la espalda y cogió de pronto ese temple desconfiado que por lo general le envolvía.

—Él est-at-a biiien. Dormirá pa...plácidamente hasta que hayamos te-terminado —Kaido sonrió por última vez de forma impropia a su nuevo reflejo y finalmente trató de convertirse en el Kisho de antes—. si-sigamos.

Finalmente, se echó a caminar.

Unos metros más tarde, sintió la necesidad de acercarse hasta Muñeca y hablar con ella.

»¿Estás bien? —preguntó, como el hermano mayor que, aún hastiado de su fastidioso hermano menor, que le delataba con sus padres cada vez que tenía la oportunidad de joderlo; siempre vela por su cuidado.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 30/03/2019

Tokore no quedó muy convencida con eso de que le había puesto a dormir. No, más bien se temía que eso era para tranquilizarla, y que Kincho había sido acogido por el manto del sueño eterno. Y eso, lógicamente, hizo que se tensase. No por preocupación hacia Kincho —apenas le conocía—, sino por ella misma. ¿Acabarían con ella también, cuando la dejasen de necesitar? ¿Era ese el tipo de meollo en el que se encontraba?

Por el momento, tan solo podía seguir avanzando. Seguir avanzando y estar preparada para todo.

¿Estás bien? —preguntó Kaido a Muñeca, cuando ya estaban en la periferia de la ciudad.

¿Hmm? Sí —mintió ella, apartando la mirada, mientras se seguía abrazando el cuerpo sin poder dejar de tiritar—. Solo con un poco de frío, eso es todo. Oye, Kaido-kun… —Se mordió el labio inferior, y alzó la mirada a media altura, como sin atreverse a mirarle a los ojos—. Estás… Estás enfadado conmigo, ¿verdad? Por lo que dije en la última reunión…


RE: (II) La Prisión del Yermo - Umikiba Kaido - 30/03/2019

No es que Muñeca fuera buena mintiendo, o no. Es que era imposible ocultar los vestigios de su malestar, que le obligaban a tiritar por el frío avasallador de las noches del Desierto. Kaido estaba completamente seguro de que Masumi no estaba al cien por cien de sus capacidades y eso le perturbaba mucho. ¿Y si le fallaba una vez dentro? ¿podría él ser capaz de salir adelante, sólo?

Pues, tal vez. Lo había hecho en tantas ocasiones que quizás no debería ni ponerse en duda a sí mismo y a sus capacidades innatas de supervivencia. Katame era una prueba fidedigna de ello. Pero también tenía que aceptar que probablemente se tratase de una comparación absurda. Katame y Zaide estaban a años de distancia el uno del otro.

Por eso uno estaba vivo, y el otro no.

El gyojin mantuvo la mirada férrea hacia el horizonte, tratando de asegurarse de que no hubiera nada que perturbara el avance de aquél grupo de incógnitos. Entre tanto, se debatía internamente de si era una buena idea responder con total sinceridad —como hacía por lo general cuando alguien le trataba de joder—. a la interrogante de la Cabeza de Dragón, o por el contrario minimizar su fuelle interno para no echarle más mierda a su único aliado en todo aquél marrón.

—Sólo un poco —dijo—. pero porque tienes toda la razón. La cagué, no debí mostrarme tan pronto, aunque me hubiera gustado que me lo dijeses personalmente sin tener que echarme a la hoguera frente a todo el jodido grupo. Pero en fin, lo hecho hecho está. Ahora concentrémonos en terminar con ese hombre de una buena vez ¿sí? se lo debemos a la organización —alegó, casi convencido de que toda la responsabilidad reposaba sobre ellos al ser Muñeca incapaz de acabar realmente con Zaide, y de él por haber calado en el grupo sin realmente haberse ganado el puesto como lo exigen las normas ancestrales de Dragón Rojo—. debes transformarte en algo que Tokore pueda llevar sin llamar demasiado la atención, ¿vale?


RE: (II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 2/04/2019

Muñeca agachó la mirada, avergonzada.

Lo siento… —Inspiró profundamente para sorberse los mocos—. Te veía tan… tan confiado y seguro de ti mismo yendo a cara descubierta y hablando con shinobis extranjeros que… Que dudé de si realmente lo estabas haciendo mal. Pensé que tendrías algún plan o estrategia a largo plazo. —Estaba claro que no había sido así.

Pero Kaido tenía razón: lo más importante ahora era centrarse en la misión. Ya había fallado una vez a su padre. No podía haber una segunda.

¿Una mochila estaría bien, Kaido-kun? —pregunto, respecto a qué transformarse para que Tokore la llevase.


• • •



• • •


¡Esto es un suicidio! —rugió Comadreja, desgañitándose, tratando de hacerse oír entre el viento.

La pequeña expedición acababa de salir de la ciudad para introducirse en pleno desierto. La Prisión del Yermo no se encontraba lejos. De hecho, lograron vislumbrarla en el horizonte, alzándose majestuosa sobre enormes piedras blancas. Pero incluso un edificio tan grande como aquel fue rápidamente engullido por las entrañas de Shukaku. Oh, sí, lo habían visto a lo lejos. No al bijuu, pero sí una gigantesca tormenta de arena que avanzaba a velocidades increíblemente altas.

Cuando se quisieron dar cuenta, ya estaban dentro de ella. Les golpeó con la fuerza de un vendaval y la arena, más punzante de lo que ningún extranjero se imaginaría, trataba de colarse en sus ojos, su nariz, su boca…

Tokore, con la cara y cabeza envuelta en un turbante, no paraba de reír.

¿Qué pasa? ¿¡No has visto nunca una tormentilla de arena!?

¡¿Llamas a esto tormentilla?! ¡¿ESTÁS LOCA?! —Sus gritos apenas se hacían oír en medio del temporal—. ¡No me extrañaría nada que detrás venga el Diablo del polvo! —Y eso, sí eran palabras mayores—. ¡Yo me voy! ¡Kaido, os esperaré con las monturas en el sitio acordado! ¡Que las estrellas guíen tus pasos, compañero!

Kaido, que apenas discernía nada a más de tres palmos, vislumbró su silueta haciéndose una con la arena. Distinguía a Tokore a su derecha, y Muñeca, detrás de él, apenas aguantándoles el ritmo.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Umikiba Kaido - 2/04/2019

—Háblalo con Tokore. Debe ser un objeto que pase desapercibido con su uniforme —le sugirió, antes de continuar su camino hacia las afueras de la ciudad.

* * *

El País del Viento era inclemente, a su manera. Desatando sobre aquél grupo de malhechores toda la furia de la naturaleza, como si los mismísimos dioses que profesaban religión en las áridas tierras del oeste estuvieran haciendo uso de su magnanimidad para oponerse a la fructífera realización de los objetivos de esa gente.

De pronto, Kaido se sintió como un mísero extranjero que intenta cruzar las Llanuras de la Tempestad Eterna a pie, sin protección. La tormenta de arena que les abrazó era tan impiadosa como los mismísimos vientos de lluvia que azotaban ese gran tramo del país de la Tormenta, y los granos de arena azotándoles el cuerpo sin piedad se sentían muy similar a las gotas de lluvias que, aupada por grandes ventiscas y aires frío, te impactaban con cada paso que intentabas dar. La visibilidad era casi a cero y aunque la Prisión de Yermo se podía vislumbrar en el horizonte, con aquella tormentilla —como le llamó Tokore—. parecía hacerse más y más lejos cada vez.

Kincho no dijo nada en cuánto Comadreja abandonó el barco tan pronto. Sabía que era un cobarde, un marsupial rastrero que no iba a arriesgar su cuello más de la cuenta. En cuanto al resto de participantes, sabía que Muñeca no iba a soportar a ese paso el ritmo del avance y que, de dejarla sola, iba a llegar hecha mierda cuando lograran alcanzar la misión, así que decidió ayudarla.

—¡¡Tokore, acércate un poco!! —le exigió, mientras tomaba a Muñeca desde el ovillo de sus ropajes y la obligó técnicamente a ponerse entre él y Tokore. Entonces, Kaido armaría una cadena humana que mantendría a Masumi en la seguridad de aquellos dos cuerpos mientras que él sujetaba de la cintura de Tokore y dejar que ella guiara el avance como una mula—. ¡¡Guía el paso, rápido!!


RE: (II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 4/04/2019

Kaido supo, casi al instante, que había tomado la mejor decisión de su vida. La fragilidad de Muñeca se fue acentuando a medida que la tormenta aumentaba en intensidad, y llegó un punto en que, prácticamente, era el Tiburón quien la llevaba en volandas como si fuese un peso muerto.

Saben los Dioses que, si la hubiese perdido de vista un solo segundo, no la encontraría en aquellas circunstancias ni con cien años de búsqueda.

Y es que la tormenta era tan grande, que la mismísima prisión había desaparecido de su vista.

¡Hoy Fūjin está furioso! —oyeron gritar a Tokore. No sabían si orgullosa o asustada.

¡¡Crshhh… BOOOOUUUUUMMMMM!!

Un trueno digno del País de la Tormenta cayendo sabe los dioses dónde.

¡Por aquí! ¡Por aquí, truchas de mar! ¡POR AQUÍ!

Crshhhh… BOOOOUUUUMMMMM!!

El rayo debió caer condenadamente cerca, porque iluminó de un fogonazo la prisión. Sin darse cuenta, se habían plantado en sus jodidas puertas. Fue una suerte —o no—, que estas, al contrario de lo que Tokore había dicho, estuviesen vacías y cerradas, sin rastro de los dos ninjas que ella, había asegurado, estaban siempre custodiando la entrada.

Se trataba de un enorme portalón metálico, entrada de un muro hecho enteramente por bloques de piedra que debían sobrepasar la tonelada de peso —cada una—. A más de un metro y medio de altura, una pequeña ranura, lo suficientemente grande como para poder ver a través de ella. Aunque, en aquellos momentos, estaba tapada.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Umikiba Kaido - 5/04/2019

Dentro de tan árida tempestad, Kaido se permitió durante un instante sonreír ante las insinuaciones de Tokore respecto al Dios que regía los reinos celestiales de aquél país de tierra y viento. Era algo que habría dicho él de tener extranjeros padeciendo las lluvias de sus llanuras en una noche llorona. Su goce no duró demasiado, sin embargo, pues el estruendo de un relámpago les sacudió aún y cuando éste pudiera haber caído a kilómetros de distancia de ellos.

Un fogonazo cercano que iluminó la prisión, no obstante, les advirtió que la naturaleza no estaba tan lejana a acertarles una mortífera descarga, a ciegas.

El gyojin decidió detenerse cuando las puertas de aquél infierno subterráneo les dieron la bienvenida, e instó a Tokore a ayudarle con Muñeca. El Tiburón cubrió aún más su rostro con la enorme gabardina para no tragar arena y habló lo más fuerte que pudo para que ambas le escucharan.

—¡Muñeca, Muñeca! ¡¿puedes transformarte?!


RE: (II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 6/04/2019

¡S-síii! — alcanzó a gritar Muñeca, pegándose todavía más a Tokore.

Antes de la tormenta, las dos ya habían hablado sobre lo que transformarse. La mochila no entraba en la indumentaria reglamentaria, y sería de lo más sospechoso pasearse con ella por medio de las celdas. Lo más probable es que pensasen que iba cargada de droga, y si se estaba prestando a hacer semejante locura, era precisamente para evitar eso. Por tanto, habían decidido que lo mejor sería transformarse en la espada que todo guardia portaba: el famoso khopesh.

Jo-der —se quejó Tokore, cuando ató la espada transformada al cinto. Tenía que estar sujetándola con la mano de lo que pesaba y tener los músculos en tensión—. ¿¡No será mejor que la lleves tú, Kaido!?


RE: (II) La Prisión del Yermo - Umikiba Kaido - 6/04/2019

«¡¡Jodeeeer!!» —espetó para sus adentros, tratando de airar su propia frustración. Todo se estaba complicando demasiado y aún no habían siquiera alcanzado el interior de la puta Prisión.

Pero dígase algo de Kaido: no era un hombre de rendirse fácilmente, aún y cuando las adversidades tocaban cada mañana a su puerta. Con grandes desafíos superados en su haber, ¿por qué iba a bajar la cabeza cuando un poco de viento se arremolinaba a su alrededor? nada le iba a detener de cumplir con su objetivo más primordial. Sólo la muerte podría hacerlo, y no estaba tan seguro de que la parca le alcanzase esa noche.

Aún le quedaba mucho por hacer en este mundo.

—Dame esa mierda —dijo, arrebatándole a Muñeca y colgando el khopesh en el que estaba transformada en algún lugar apropiado de su uniforme—. entremos de una puta vez.


RE: (II) La Prisión del Yermo - Uchiha Datsue - 6/04/2019

Tokore esbozó una sonrisa felina bajo su turbante cuando Kaido aceptó su sugerencia. Así estaban mejor…

Mucho mejor.

¡Eh! ¡Cabrones! ¡ABRID! —rugió Tokore, aporreando el portalón con todas sus fuerzas—. ¡Eh! ¡EEEEEHHHHH!

La ranura de la puerta se abrió con el décimo golpe, y unos ojos verdes asomaron tras ellos.

¿¡Quién va!?

¡Kincho y Tokore! ¡Abrid de una puta vez, joder! ¡Que nos vamos a quedar enterrados aquí afuera!

¡Voy, voy!

La gran puerta metálica rechinó como una avalancha de piedras al moverse unos centímetros hacia adelante. El viento, que empujaba la puerta en dirección contraria, apenas les permitía empujar más.

¡Jo-der! ¡Pasad, pasad! ¡Rápido!

Tokore fue la primera en escurrirse por el hueco, seguido de Kaido y un buen puñado de arena. Prrraammmm… ¡PuuuUUMMM! La tumba de Umikiba Kaido sellándose de nuevo. Claro que, como ya habrán visto, al Tiburón no le va eso de permanecer por mucho tiempo en su ataúd.

El espacio donde se encontraba Kaido era amplio y grande, iluminado por grandes paneles de luz que colgaban del techo. Un techo altísimo en el que, Kaido pudo ver también, había bocinas altoparlantes colgadas.

En frente, dos ninjas de Kusagakure no Sato. Uno de ellos fue el que les abrió, un hombre de ojos verdes, que rozaba la treintena, de piel pálida y rastas claras y cortas. Tenía la placa identificativa de Chuunin, así como su compañera, una mujer de edad parecida y cabello corto y rubio.

Detrás de ellos, un hombre de unos cincuenta años, con una carpeta y boli en la mano.

Jo-der, estáis como cabras —les soltó, con un punto de admiración en su voz—. Sois los únicos del turno de noche que ha venido. Muchos del turno de tarde se fueron yendo pensando que la tormenta no era para tanto. ¡Estamos en horas bajísimas! Menos mal que habéis venido. Tokore y… Ah, aquí estás, Kincho —dijo, poniendo un tick junto a su nombre en la lista que tenía—. Tú madre estará orgullosa. Faltar al trabajo no es lo vuestro, ¿eh? Incluso aunque haya una tormenta como esta de por medio.


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.