Ryūgū-jō - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País del Agua (https://ninjaworld.es/foro-pais-del-agua) +--- Foro: Montañas del Agua (https://ninjaworld.es/foro-montanas-del-agua) +--- Tema: Ryūgū-jō (/tema-ryugu-jo) |
Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 26/05/2019 El barco Baratie, grande y colosal, atracó en el puerto Hibakari empequeñeciendo al resto de navíos de la zona. Tampoco es que fuese algo difícil, pues estos por lo general eran barcos pesqueros, pequeños y manejables. La noticia de que Shenfu Kano había vuelto corrió tan rápido como la pólvora. El famoso cocinero cuyo restaurante se situaba en su mismísimo barco, y que, según se contaba, había dado comida hasta a familias nobles, de gran reputación. La suerte de que alguien así se dignase a atracar en un pueblo como aquel era inaudita. Algunos escépticos, claro, o envidiosos, creían que se trataba de algo más que suerte. De cierto tema tabú que los buenos pueblerinos, aquellos que no querían ganarse problemas, evitaban mencionar. Cierto tema tabú de color rojo. En el muelle, con los brazos en jarra y una sonrisa de oreja a oreja, un hombre les aguardaba. Vestía con una túnica colorida, con capucha, puesta, y tenía los ojos tan verdes como un billete de quinientos ryo. También la piel oscura, y una fina barba de candado. Kushoro le dio un leve codazo a Suzaku. —Money-sama —le informó por lo bajo. Al lado suya, una mujer anciana, de cabellos blancos recogidos en una pequeña coleta y ojos castaños le observaban, apoyándose en un bastón. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Akame - 27/05/2019 De la escalerilla de madera de Baratie descendió una figura. Era delgada y no muy alta, lo que cabría esperarse para un adolescente de unos dieciséis o diecisiete años. Vestía un yukata de color índigo, de aspecto mundano que fácilmente podía confundirse con el atuendo típico de jugadores y bandidos, remangado. Pantalones bombachos de color azul marino cubrían sus piernas, ceñidos a las pantorrillas por las botas altas de color negro que calzaba. A la espalda llevaba, en una funda bandolera, una espada demasiado larga para ser una wakizashi pero demasiado corta para tratarse de una uchigatana. Y sobre la cabeza, un kasa de paja que el bueno de Kushoro le había prestado. Sobre la oreja izquierda, ceñida entre algunos de los vendajes que cubrían gran parte de su rostro, una pluma de color azul muy vivo. En los labios, un cigarrillo humeante... Y en la mirada, dos rocas de ónice. Akame, que oteaba el embarcadero con curiosidad —era mucho más humilde y pequeño de lo que había imaginado---- , atendió al codazo del jefe de tripulación y vió al llamado "Money-sama", que iba acompañado de una mujer anciana. Él también tenía acompañante, sólo que en su caso le sacaba algunos —muchos— años de menos a la vieja. Era Shikari, liberada ya de sus ataduras pero a la que el Uchiha seguía vigilando en todo momento por el rabillo del ojo. El renegado dudó unos instantes, pero finalmente se acercó a la curiosa pareja, haciéndole un ademán a la prostituta para que le siguiera. —A descargar, y que nadie sienta la tentación de pasarse de listo, o le acuchillo aquí mismo como a un perro —ordenó a Kushoro antes de descender. Una vez frente a Money y la anciana, Akame les miró a ambos de forma alternativa antes de presentarse con cuanta tranquilidad fue capaz. —Money, me imagino. Soy Suzaku —dijo, escueto—. Traigo el omoide, y un regalo, además. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 27/05/2019 Money soltó una larga y aguda carcajada. —Ay, papi, y yo que pensaba que se iba a usted a tlagal toda la magia azul pol el camino —rio de nuevo—. ¿Un regalo? Es usted muy considelado… —su expresión, pese a seguir sonriendo, se tensó—, teniendo en cuenta que mató a uno de mis amigos. La anciana desvió brevemente la mirada hacia él. —Oh, ¡vamos, mami! ¡Nos peleábamos todo el rato, pero como dos buenos helmanos, ¿sí o no?! —Su sonrisa afilada se dirigió una vez más hacia Suzaku—. Y, pues, ¿qué es esa oflenda que nos tlaes, Suzaku? O, debelía decil… Uchiha Akame. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Akame - 27/05/2019 El Uchiha se mantuvo impretérrito ante las burlas y puyas de aquel tipo, Money, que tenía toda la pinta de uno de esos modelos que salían en los anuncios de los apartamentos turísticos de las Costas del Remolino, siempre bronceados, con gafas de Sol y cara de gustarles los daikiris. «¿Por qué habla tan raro este tipejo?», pensó Akame. Aquel tío tenía un acento que nunca había escuchado, y sus expresiones le recordaban a algo... Aunque Akame no supo a qué en ese momento. Pese a todo, sabía que estaba caminando sobre una fina capa de hielo en un lago, de modo que se concentró en mantenerse calmado. —Pues tu hermano llevaba una espía a bordo, y parecía muy relajado al respecto. O bien estaba confabulado con ciertas trillizas que parece que os tienen muchas ganas, o bien no tenía ni idea de a qué clase de gente invitaba a su barco... Y a su camarote. A lo mejor tú me puedes despejar esa duda que tengo, Money —preguntó el Uchiha, sin alterarse ni alzar la voz—. Llámame como quieras, no tengo miedo a asegurar que estoy tan limpio de lealtad hacia Uzushiogakure como lo estoy del omoide. Comprueba la carga, gramo a gramo si quieres. Vas a ver que no falta ni una pizca. Con la mano diestra, Akame se apartó ligeramente los vendajes que le cubrían la parte izquierda del rostro, dejando entrever las horribles quemaduras que le desfiguraban más allá de cualquier posible arreglo. Miró a Money directamente a los ojos. —En el Remolino me odian más de lo que tú o cualquier otro amigo del difunto tiburón podría hacerlo jamás. Eso sí, si vas a intentar matarme, te aconsejo tener mejor puntería que ellos. Ya ves que no hicieron un trabajo demasiado limpio. Luego miró también a la anciana. —Pero si me aceptáis entre los vuestros, en ese puesto que me he ganado por mi propia mano, todos nos vamos a ver beneficiados. Eso os lo puedo asegurar. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 27/05/2019 Shikari se encogió sobre sí misma cuando vio que Suzaku abordaba su tema, lista para recibir la sentencia de muerte en cualquier momento. Tanto Money como la anciana parecieron sorprendidos por la noticia, aunque Money fue quien más lo exteriorizó, alzando mucho sus cejas. Akame pudo entrever que, bajo la túnica y capucha, escondía un collar de oro sobre el cuello. —Ay, pues, ¡no hace falta ponerse tan intensito! Matal, matal… Eso no da money, papi —dijo, como si la idea le pareciese absurda—. Y, pues, ya lo cleo que voy a revisal hasta el último glamo. Pelo antes dime, ¿de qué espía me habla usted? ¿Y qué tlilliza…? —Pareció darse cuenta de algo, y de pronto se puso muy serio—. ¿¡Las tlillizas de la tolmenta, dice usted!? La anciana tomó la palabra por primera vez. —Shh. No es lugar para hablar de eso —cortó inmediatamente. Allí, en pleno muelle, había demasiados ojos y demasiados oídos. En aquel momento se encontraban relativamente solos, pero nunca se sabía. Nunca se sabía…—. Lo haremos en tu antro, Money. —Hmm… Sí, tiene usted razón, mami —miró a Akame—. Pol aquí, si son tan amables… —Tú te quedas a comprobar el cargamento —le corrigió—. Nos vemos allí. Sé el camino. —¿Segula, mami? —preguntó, con voz preocupada—. Ya oyó a Kai… —Segura. Money se debatió internamente por unos segundos, indeciso. Se mordió el labio inferior y dedicó una larga mirada a Akame. —Nos vemos muy plonto. —Casi sonó a amenaza. O, más bien, a advertencia. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Akame - 27/05/2019 Cuánta razón tenía Money; matar no daba dinero. La pena es que, en el caso de Akame, aquel asesinato había sido muy necesario para obtener algo mucho más preciado que todo el oro del mundo: la libertad. Tal y como Kaido muy acertadamente dijera, los tipos como ellos no estaban hechos para ser los perros de nadie. Y el Uchiha estaba dispuesto a todo por no volver a ponerse una correa al cuello. A todo. De modo que, cuando Money empezó a preguntarle acerca de la espía, el renegado arrugó los labios cortados. No quería entregarle su baza tan pronto, ni sólo a él. No, debía ser delante de los Cabezas de Dragón. Por fortuna, la anciana le interrumpió con un comentario muy sensato. Al final, Akame se limitó a volverse a poner las vendas, calarse el kasa e indicarle a Shikari con un simple gesto de cabeza que les siguiera. Él mismo comenzó a caminar junto a la anciana, allá donde quiera que le llevase. Pese a que lucía tranquilo, tenía todos los sentidos alerta y estaba bien preparado para reaccionar en caso de encontrarse con cualquier imprevisto. «He llegado hasta aquí... No voy a joderla ahora.» RE: Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 27/05/2019 Hibakari era un pueblo interesante. Lo que antaño no era más que una aldea pesquera, se había ido ampliando con el paso de los años hasta convertirse en el gran pueblo que era ahora. Llena de bullicio, locales y gente paseando por sus calles. No tenía nada que envidiarle a una ciudad, salvo que el turista medio prefería Kasukami por su renombre, su caché, y su innegable superioridad en lujo y elegancia. En honor a la verdad, Hibakari había ido creciendo sobre la marcha, de forma alocada, con distritos poco diferenciadas y zonas de ocio mezcladas con viviendas o establecimientos que nada tenían que ver. Era, pues, como a muchos de los habitantes de la capital les gustaba resaltar, un nuevo rico. Alguien que venía de la nada y ahora que se veía con fortuna se obsesionaba por demostrarlo con ropas de seda y collares de oro, pero que no tenían ni la elegancia ni el conocimiento necesario para saber vestirlas ni combinarlas. Ellos, en cambio —los de la capital—, les gustaba considerarse a sí mismos como de la aristocracia. No solo tenían el dinero: tenían el apellido. ¿Y de qué solía vivir la gente, allí? La pesca era la profesión de sus antepasados, su origen, y los viejos muelles atestiguaban que todavía muchos seguían los pasos de sus padres. Pero con el paso del tiempo se había ampliado: pequeños negocios, artesanía, y, por qué no decirlo, la droga. Al menos, los que trabajaban para Dragón Rojo, tema tabú para muchos. La anciana condujo a Akame y a Shikari hasta un barrio menos transitado y más… sucio. No dejaba de observarles con el rabillo del ojo —se había colocado a un lado de ellos, y no en medio, para facilitar sus intenciones—, y caminaba con lentitud, ayudándose con el bastón. Tenía algo de chepa, una túnica completamente negra y arrugas cruzando todo su rostro como quien se da un baño de diez horas. Hallaron a un crío sentado en una callejuela, que no debía tener más de diez años, sin hacer nada. Simplemente, observando. Cuando les vio, salió corriendo hacia un local que había a no demasiados metros, al final de la calle. Los tres le siguieron el paso, a su ritmo, adentrándose en lo que parecía ser una taberna de mala muerte. Apestaba a tabaco, y tenía una mesa de billar en el centro, tan solo una mesa, y una barra a la izquierda. También unas escaleras al fondo, que llevaban a un segundo piso. No había clientes, salvo por los dos tipos que hasta aquel momento habían estado jugando al billar. Curiosamente, sin bebida ni ningún tipo de consumición a su lado. Solo un cenicero donde iban descargando sus cigarrillos, encima de la propia mesa de billar. El crío estaba junto a ellos, como si acabase de decirles algo. Entonces vio a la anciana y enmudeció. —Vete, vete —dijo, haciendo aspavientos al chico para que se largase. Hizo un gesto a su compañero para que le siguiese y realizó una senda reverencia a la anciana. Su compañero, que tenía cara de no conocerla de nada, le imitó el gesto. Un hombre que había tras la barra se aclaró la garganta. Era mayor, de unos setenta años por lo menos, barba canosa y sin pelo. —¿Puedo ofrecerles algo para tomar? RE: Ryūgū-jō - Uchiha Akame - 27/05/2019 Conforme el curioso trío recorría las calles de Hibakari, Akame no perdía detalle del paisaje que le ofrecía aquella villa de pescadores venida a más. Todo le transmitía una sensación agridulce, como la de una nostalgia tóxica o el sueño de volver a un lugar que nunca, realmente, se llamó hogar. Allí todo rezumaba nuevo dinero, cash, del que no suele pasar por los flujos de caja del Daimyo —o sí, camuflado— para acabar llenando las arcas de los locales y hacer florecer un pueblito que probablemente antes de la llegada de Sekiryuu estaba en la más absoluta miseria. No era difícil de comprender para Akame, quien conocía cómo se movían las cosas en lugares así, que en Hibakari todos tuviesen miedo o respeto, o ambas, a Dragón Rojo. Eran su condena y su salvación, sus benefactores y sus captores al mismo tiempo. Sin el dinero de los dragones, todos ellos seguirían en el anonimato y la pobreza. Pero, ¿a cambio de qué habían conseguido todo lo demás? «¿Acaso tendrían otra opción?» No era la primera vez que Akame veía algo así. Pueblos alejados de las grandes capitales que sufrían al ser ignorados por los grandes señores feudales, quienes sólo se interesaban en ellos para cobrarles impuestos y aprovecharse del fruto de su trabajo. Semejante panorama era un caldo de cultivo ideal para dragones rojos, trillizas de las tormentas y otros grupos de igual calaña que se aprovechaban de la desgracia de los más vulnerables. El Uchiha apretó los dientes. ¿Acaso no era así como funcionaba el mundo? Cuando llegaron al local, Akame entró y luego se volteó para asegurarse de que Shikari le seguía. Llegados a tal punto, no iba a permitir por nada del mundo que la prostituta se le escapara, o que algo malo le ocurriese. Akame hacía rato que había acabado el cigarrillo y ahora observaba el lugar con interés y cautela. A la pregunta del tipo de la barra, el Uchiha simplemente negó con la cabeza y luego se quedó mirando a la anciana. "¿Y bien?", parecían querer decir sus ojos negros. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 27/05/2019 —Usaremos el despacho de Money. Súbeme una jarra de agua. —¡En seguida! —dijo, haciendo una reverencia. Luego se giró hacia una muchacha de unos recién cumplidos dieciocho años, con el pelo teñido a mitad de cabello por un azul turquesa, siendo el resto negro, su color natural. Tenía los ojos oscuros y bastantes ojeras—. Vamos, ¡Koe! ¡Espabila! —Sí, señor… La anciana ofreció a Akame y su acompañante subir por las escaleras, siguiéndoles hasta un cuarto bastante ordenado y limpio en comparación a lo que había abajo. Estaba llena de estanterías repletas de pergaminos, carpetas y libros contables. Dos sillones de cuero estaban situadas al frente, tras un gran mesón con un bote de tinta y una pluma de oro, y un sillón de cuero negro lo presidía al otro lado. La anciana fue a sentarse en el sillón que correspondía a Money. —¿Imagino que ella era la espía? —preguntó al fin, ofreciéndoles sentarse en las dos sillas libres. La mujer apoyó una mano en la mesa, y la otra seguía amarrando firmemente su bastón. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Akame - 27/05/2019 Silente y obediente, el Uchiha avanzó tras de la anciana hasta que llegaron a su destino; un despacho que le arrancó un destello de curiosidad a Akame. Aquel parecía el de alguien realmente importante y rico, la clase de oficina que esperaría uno ver en el lugar de negocios de un importante señor o empresario. Sin embargo, allí estaba, encajado dentro de un bareto de mala muerte en una zona muy sospechosa de un emergente pueblo de pescadores. La situación no podía ser más bizarra. Akame se sentó cuando la anciana le indicó que lo hiciera, y con una mirada ordenó a Shikari que se quedara de pie. Ella todavía no tenía su beneplácito. Todavía tenía que pasar una prueba. —Así es —corroboró el renegado, serio, sin apartar la vista de la vieja—. La cacé al poco de zarpar, marcando nuestra ruta para que ciertas conocidas vuestras nos siguieran y nos atacaran en alta mar. ¿No es así, Shikari? —preguntó Akame, desviando un momento la vista hacia la prostituta—. Así que decidí tomarla para mí, después de hacer lo propio con Shaneji. Ahora no tiene otro dueño que yo. Aquella parte del plan era la que menos pulida estaba. ¿Aceptaría Dragón Rojo simplemente que Akame tomase en propiedad a aquella muchacha que había sido lo suficientemente temeraria como para aceptar una suma desorbitada de dinero para espiarles? ¿O se opondrían, reclamando un justo —pero contraproducente para Akame— sacrificio de sangre? El Uchiha no las tenía todas consigo y tampoco conocía a aquella anciana, de modo que optó por marcar territorio pero con cautela. —Conoces mi nombre, pero yo no sé el tuyo. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 27/05/2019 La anciana alzó una ceja cuando Akame declaró que aquella muchacha le pertenecía. Una jodida espía que había trabajado en contra de ellos, y que ahora no paraba de temblar, de pie, en su sitio. —Conoces mi nombre, pero yo no sé el tuyo. Toc, toc. El viejo de la barra entró con diligencia a servirle un vaso de agua a la anciana, dejando la jarra allí, sobre la mesa. La señora le dio las gracias y este desapareció tras la puerta, cerrándola. —Mi nombre —dijo, tras humedecerse los labios, retomando el hilo. Sus ojos cansados parecieron mirar, por un instante, más allá. A otro mundo. A otros tiempos—. No queda nadie en Oonindo que lo haya oído o conocido alguna vez —confesó. Solo ella era la excepción a aquella regla. Solo ella…—. Ahora, me llaman Anciana. Y así lo harás tú. »¿Y tú, chico? ¿Cómo quieres que te llamen? ¿Akame? ¿O Suzaku? RE: Ryūgū-jō - Uchiha Akame - 27/05/2019 El Uchiha trataba de mantenerse calmado y sereno. Aquella vieja le daba mala espina, cada vez que hablaba, un escalofrío le recorría la columna, como si todo estuviese a punto de irse al diablo. Y sin embargo, nunca llegaba a pasar. La conversación transcurría con normalidad, con la salvedad de aquella ceja que se alzó, solitaria, cuando Akame reclamó la propiedad de Shikari. No le pasó desapercibido aquel gesto al joven renegado, pero aun así, no dio muestras de sentirse intimidado. —Muy bien, Anciana —asintió el Uchiha—. Suzaku bastará. Al fin y al cabo, Uchiha Akame murió hace tiempo. «¿Dónde cojones se ha metido el tal Money?» RE: Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 27/05/2019 —Eso está bien —dijo, al comentario de que Uchiha Akame había muerto. Todos lo hacían, una vez entraban en Dragón Rojo. Umikiba Kaido había sido el último—. Muy bien. Muy lejos de allí, Money seguía supervisando el cargamento. No solo lo que ponía un pergamino con el título de inventario, sino comprobando, caja por caja, que todo seguía en orden. —Y dime, Suzaku. Esas trillizas que mencionaste antes, ¿eran las Trillizas de la Tormenta? RE: Ryūgū-jō - Uchiha Akame - 27/05/2019 Akame asintió muy despacio. Había estado tratando de guardarse los detalles para más tarde, para alguien mayor a aquella Anciana —en su ignorancia—, pero al ser cuestionado directamente no tuvo más remedio que admitirlo. De nada iba a servir negarse y enfurecer a aquella vieja que bien podía dar al traste con todos sus planes. Al fin y al cabo, Money parecía un hombre influyente allí; y Money respetaba a la Anciana. Así que, simple y llanamente para comprarse algo de tiempo, Akame desembuchó. —Así es, Anciana. Le dijeron a esta pobre desgraciada que le pagarían seis mil ryos si iba dejando un reguero de migas de pan para que ellas pudieran encontrar la Casita de Chocolate Azul —incluso en aquel momento de tensión, el Uchiha encontraba lugar para sus bromas socarronas—. Solucioné aquello luego de pescar a esta mujercita. El rastro falso que mandé poner para ellas las llevará directamente a las costas de la Espiral. RE: Ryūgū-jō - Uchiha Datsue - 27/05/2019 Así que eran ellas. Mandando a una pobre desgraciada a dejar miguitas de pan para poder interceptarles —supuso—, en mar abierto. Allí donde ellas eran fuertes. Allí dónde no dejaban rastro alguno. —Así que ellas… Las primas de Money. No le hará ninguna gracia. —Oh, no. Como tampoco se lo hacía a ella. ¿Por qué se tomaban tantas molestias en perseguir a un barco hasta mar abierto, y con tantas precauciones, si no sabían lo que guardaba en su interior? Y, si lo hacían, ¿cómo osaban? ¿Desde cuándo las trillizas se atrevían a tocarles? Era extraño, muy extraño, que tuviesen los ovarios suficientes como para meterles mano. A no ser, claro, que tuviesen a alguien detrás respaldándoles. ¿La mafia de Kasukami? ¿Había decidido al fin dar el paso? Había sido algo que la Anciana había temido desde hacía un tiempo, y nada mejor que usar a unas terceras para no declarar una guerra abierta de primeras. Para cubrirse las espaldas y tantear terreno. Es lo que hubiese hecho ella. —Hmm, ¿eso hiciste? —preguntó, gratamente sorprendida por la estrategia del chico—. Vaya, eso estuvo bien. Hace tiempo que la sangre fresca que entra carece de esa… astucia. Sus ojos habían cambiado. Ahora le prestaban más atención. No ya por las palabras de Kaido y el cuidado que debía tener, sino por algo más. —¿Y qué es lo que pretendes querer hacer con esta traidora? –quiso saber, desviando la mirada hacia Shikari. |