Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: Uzushiogakure (https://ninjaworld.es/foro-uzushiogakure) +--- Foro: Edificio del Uzukage (https://ninjaworld.es/foro-edificio-del-uzukage) +--- Tema: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso (/tema-un-viaje-de-mil-cuadrantes-comienza-con-el-primer-paso) |
Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 22/01/2020 Despedida, Invierno del año 219 Era una fresca mañana de Invierno en Uzushiogakure, donde por fortuna para sus habitantes el clima solía ser templado y benévolo incluso en aquellas fechas. El final del año se aproximaba a la carrera como una bala, y en la oficina del Uzukage nunca faltaban asuntos prioritarios que tratar. Los Generales, Dragón Rojo, la traición del jinchuuriki de Kusagakure no Sato... Historias épicas que sin duda pasarían a la posteridad en los libros de Oonindo —si es que Kurama no ganaba esa batalla y establecía su Imperio, en cuyo caso era bastante poco probable que se le describese para la posteridad con adjetivos menores que "grandioso", "glorioso" o "inifitamente superior a los patéticos humanos"—, cruentas batallas protagonizadas por habilidosos shinobi y rayos láser de destrucción masiva. Sin embargo, y aunque a veces pudiera parecer lo contrario, en el resto de la Villa la gente común y corriente seguía con sus vidas. Las tiendas abrían por las mañanas y cerraban al caer el Sol, las parejas seguían enamorándose, casándose y formando familias, la Academia de las Olas seguía recibiendo a nuevos estudiantes ansiosos por aprender los caminos del Ninjutsu y los genin recién graduados seguían ayudando a las ancianitas con las bolsas de la compra, rescatando gatitos de los árboles y limpiando retretes. La vida sigue, y las pequeñas historias todavía tenían cabida en Oonindo; por fortuna para el protagonista de la que estaba a punto de empezar a contarse, pues este muchacho no era un poderoso shinobi ni un buscado criminal —todavía— sino un joven refugiado del País del Viento que se había graduado en la Academia y que estaba ansioso por comenzar su andadura en el mundo ninja. El resto, ya se vería. Toc, toc, toc. Tres golpes secos en la puerta de su hogar; así comenzaba la historia de Tsukisame Takumi. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Tsukisame Takumi - 23/01/2020 Takumi se despertó en su casa en una mañana de invierno, bueno, la llamaba su casa pero en realidad no era suya. Era de Tsukino Airi, dueña del "Titiritero Rojo", la cual le había dejado vivir ahí cuando llegó hacía ya poco más de un año a Uzushiogakure siguiendo las instrucciones de Itona. La casa era muy acogedora, un chalet con jardín situado a veinte minutos del centro que seguía la arquitectura típica de la zona. La verdad es que era algo excesivo para las necesidades del marionetista, pero al menos le permitía tener una habitación entera como taller para sus creaciones y el jardín era óptimo para probar sus marionetas; pero aún así no podía dejar de sentirse incómodo por vivir en la antigua casa de los padres de Airi sin pagar un alquiler siquiera, y eso que el kazejin había intentado acordar un porcentaje del sueldo de las misiones destinado a ello, pero la tabernera se había negado en rotundo justificando que "jamás le cobraría ni medio ryō a un alumno de Itona". Tras levantarse se dispuso a prepararse un té negro, hoy estaba melancólico, pues este era el té que el viejo Itona le preparaba en el campamento del Oasis de la Luna. Se llevó un vaso de buen tamaño a su estudio y comenzó a estudiar una serie de planos, buscando que la musa le sonriera y se le ocurriese un diseño interesante. Cuando de repente... Toc, toc, toc.
—¿Eh? ¿Quién será a estas horas? El joven gennin se colocó su blanco haori sobre un jersey negro de cuello alto y salió a recibir a la inesperada visita. —Hola buenos días, ¿qué desea? —Dijo mientras abría la puerta con suavidad y asomaba medio cuerpo. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 23/01/2020 Cuando Takumi abrió la puerta se encontró allí a una muchachita de unos doce o trece años, de ojos avellanados y pelo rubio recogido en dos coletas. Tal vez la recordara de la Academia de las Olas: era Kageyama Ino, una joven genin recién graduada de la misma promoción de Takumi. Ella no parecía recordarle a él, sin embargo, y se limitó a saludarle con una leve reverencia, más por cortesía que otra cosa, y entregarle una carta con el sello del Uzukage. —¡Tsukisame Takumi! —exclamó, enérgica—. Una citación oficial del Edificio del Uzukage. Una vez el genin cogiera la carta, Ino se despediría con otra mecánica reverencia y se daría media vuelta para seguir con la misión de repartidora de correo que le habían encargado para ese día. —¡Que tenga un buen día! ¿A las once de la mañana? ¡Pero eso era dentro de media hora! RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Tsukisame Takumi - 23/01/2020 Al abrir la puerta se encontró con una chiquilla de su misma promoción, ella inmediatamente realizó un leve saludo y le entregó una carta. —¡Tsukisame Takumi! Una citación oficial del Edificio del Uzukage. Takumi se sorprendió de sobremanera, no entendía muy bien por que se le requería en allí, aunque posiblemente fuera para encargarle una misión que ya era hora de que empezase a ganar algo de dinero. —¡Que tenga un buen día! —Exclamó Ino y tras una leve reverencia dio la vuelta para continuar repartiendo correo. —A... ¡Adiós! ¡Muchas gracias! —Se despidió mientras levantó levemente su diestra. El marionetista tras cerrar la puerta se fijó en la carta con el sello del Uzukage y procedió a su lectura. «Oh, un sensei... Espero adaptarme bien después de estar acostumbrado al trato con Itona. Espera... Las once de la mañana... ¿Pero qué hora es?» Miró al reloj de pared que había a la entrada, la manecilla pequeña señalaba el diez y la más grande caía sobre el seis. —¡Pero si es en media hora y no estoy ni vestido casi! Subió velozmente las escaleras a su habitación y procedió a cambiarse de ropa lo más rápido que pudo. Ya vestido se ajustó sus zōri, la bandana de tela negra en la frente y se ajustó el portaobjetos en el cinturón. Salió ya a paso ligero en dirección al Edificio del Uzukage, hubo momentos incluso en los que comenzó a correr para llegar a tiempo. «Mierda, mierda, mierda... Si llego tarde me matan.» Cuando por fin vio a lo lejos el puente que daba a la entrada de se destino hizo su último acelerón. Ya dentro, jadeando un poco, miró un reloj de pared que se encontraba en la recepción, marcaba las 10:59. «Ufff, por los pelos...». Pese a haber llegado dentro del horario se dirigió a uno de los recepcionistas y con una leve reverencia le preguntó. —Buenos días, vengo por lo de la asignación de senseis a los nuevos genins ¿me podría indicar dónde he de ir exactamente? Muchas gracias de antemano. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 23/01/2020 Uzumaki Kiyomi levantó la vista del pesado archivador en el que estaba clasificando una pila de informes y saludó con una sonrisa amable al marionetista. —Buenos días, genin-san —respondió, para luego inquirir—. ¿Cómo es tu nombre? Una vez Takumi se presentase como era debido —esto es, dando su nombre—, Kiyomi tomaría un pergamino de entre los tantos que tenía sobre la mesa y lo desenrollaría con movimientos enérgicos. Sus ojos acaramelados como una manzana asada se movieron vivaces por la lista de nombres escrita en aquel pedazo de papel hasta dar con el que les concernía en ese momento: Tsukisame Takumi. —Ah, aquí está. ¿Tu primer día de tutelaje, eh? Bueno, seguro que te va a ir de lujo, ¡has tenido suerte! Te ha tocado Uzumaki Junko-dono. Es toda una heroína de guerra, por así decirlo —le indicó que esperase a un lado de la sala con un gesto de su mano—. Si te ha citado ahora, no debería tardar. Junko-dono es muy puntual. ¡Ánimo con ese primer día, Tsukisame-san! Unos cinco minutos después de que el reloj diese las once, Takumi escucharía llegar a dos personas que, sin llegar a acercársele, mantenían una acalorada conversación. Una de ellas era un jōnin —a juzgar por su chaleco militar y la placa dorada que llevaba sobre el hombro izquierdo— muy bajito, calvo y que replicaba a todo haciendo aspavientos con los brazos. La otra era una mujer de unos treinta años, pelo rojo como el fuego y ojos azules. Vestía también el uniforme reglamentario de la Villa, solo que en su caso la placa identificativa era plateada —una chūnin— y colgaba sobre la manga vacía que cubría su muñón. Le faltaba casi la totalidad del brazo izquierdo. —Si sigues adelante con esto, no te voy a cubrir, Junko —le decía el jōnin—. Será tu responsabilidad y nadie va a estar ahí para sacarte las castañas del fuego si la cosa se tuerce. Uzukage-sama ya ha dado su opinión al respecto, y la comparto. Sería mejor que te tomaras un desc... —¿Un descanso, ibas a decir? ¿Otro? ¿De cuanto, Inoki-dono? —replicó la Uzumaki, visiblemente ofendida—. Soy tan apta como cualquiera de mis compañeros para esta tarea, y os lo demostraré tanto a ti como a Uzukage-sama. No necesito caridad, ni más reposo, ni nada de nada. Necesito trabajar. ¿Me entiendes? RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Tsukisame Takumi - 24/01/2020 —Buenos días, genin-san. ¿Cómo es tu nombre? —Di... Disculpe, Tsukisame Takumi. —Dijo mientras enrojecía e inclinaba la cabeza en señal de disculpa. —Ah, aquí está. ¿Tu primer día de tutelaje, eh? Bueno, seguro que te va a ir de lujo, ¡has tenido suerte! Te ha tocado Uzumaki Junko-dono. Es toda una heroína de guerra, por así decirlo. Si te ha citado ahora, no debería tardar. Junko-dono es muy puntual. ¡Ánimo con ese primer día, Tsukisame-san! «¿Una heroína de guerra? Wow, me podía esperar muchos tipos de sensei pero esto jamás se me habría pasado por la cabeza.» Takumi se quedó ojiplático, tenía que ser alguien muy fuerte e importante y se le había designado como sensei. La de cosas que podría aprender de gente de tan alto nivel tutelando su crecimiento como shinobi. —¡Mil gracias Uzumaki-san, y disculpe las molestias! —Exclamó mientras realizaba una leve reverencia en agradecimiento. —¡Pase un buen día! —Dijo ya alejándose y levantando una mano a modo de despedida. Takumi esperó donde la recepcionista le había indicado, no pasaron más de cinco minutos cuando un par de shinobis aparecieron cerca de dónde estaba esperando el kazejin, manteniendo una discusión. Por su uniforme y sus placas vio que se trataba de un jōnin, calvo y bajito, y una chūnin, de ígneos cabellos cual Katon y ojos azules como los ríos de Arashi no Kuni; aunque pese a los rasgos característicos de la pelirroja había algo que destacaba mucho más, no tenía brazo izquierdo, la manga izquierda de su uniforme caía vacía. Mientras el genin se fijaba en estos dos la discusión continuaba. —Si sigues adelante con esto, no te voy a cubrir, Junko —«¿Espera, Junko? ¿¡Uzumaki Junko!? Ella es mi sensei... ¿Entonces lo de heroína de guerra tal vez tiene relación con su brazo izquierdo? Manca o no si sigue ejerciendo ha de estar a un nivel envidiable, no muchos tendrían la determinación siquiera de continuar siendo shinobi con un brazo menos.» —Será tu responsabilidad y nadie va a estar ahí para sacarte las castañas del fuego si la cosa se tuerce. Uzukage-sama ya ha dado su opinión al respecto, y la comparto. Sería mejor que te tomaras un desc... —¿Un descanso, ibas a decir? ¿Otro? ¿De cuanto, Inoki-dono? —Le espetó enérgicamente con un visible enfado. —Soy tan apta como cualquiera de mis compañeros para esta tarea, y os lo demostraré tanto a ti como a Uzukage-sama. No necesito caridad, ni más reposo, ni nada de nada. Necesito trabajar. ¿Me entiendes? —«Dios, tiene carácter... Más me vale caerle bien, lo último que me gustaría es recibir una bronca similar...» Por la forma de reaccionar de Junko a la "sugerencia" del jōnin el joven del País del Viento confirmaba que determinación tenía de sobra. Y pese a que estaba ahí para encontrarse con su sensei no se atrevía a acercarse a ella y cortar su conversación, por lo que se quedó quieto esperando a que aquel chorreo que le estaba cayendo al jōnin acabara y la Uzumaki se relajara, aunque fuera un poco. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 24/01/2020 De repente, e incluso aunque Takumi no se había movido del sitio, ambos shinobi parecieron reparar en su presencia. El jōnin —Inoki— le miró con una mezcla de curiosidad y negativa, meneando ligeramente la cabeza para dar muestra de su desaprobación; pero Junko la chūnin le dedicó una sonrisa maternal y radiante. Luego se volvió hacia su compañero. —Inoki-dono, parece que mi alumno me está esperando. Si me disculpa... El otro se limitó a resoplar, resignado, y a desearle suerte con un escueto "suerte"; parecía un tipo sencillo y directo. Luego se dio media vuelta y desapareció tras las escaleras. Uzumaki Junko se acercó a su genin y le dedicó una leve inclinación de cabeza. —¡Takumi! ¿verdad? Te estaba esperando, ¡estoy deseando comenzar con el adiestramiento! —confesó, jovial. Comparada con la bronca que había estado manteniendo con el jōnin de antes, ahora Junko parecía mucho más amable y alegre, casi maternal—. ¿Qué te parece si damos un paseo y me cuentas un poco de tu historia? Me he leído el informe eh, que conste, pero ya sabes que algunas veces los matices se pierden al trasladarlos al papel. Querría oírlo todo de tu propia boca, Takumi. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Tsukisame Takumi - 24/01/2020 Tras cortar Junko la discusión y despedirse de Inoki esta primera se dirigió hacia el joven genin, pero ya no había ni un ápice de rabia o enfado, una sonrisa cálida y amable se dibujaba en su cara. Cuando llegó a su altura la Uzumaki realizó una leve reverencia, a la cual Takumi respondió educadamente de la misma forma. —¡Takumi! ¿verdad? Te estaba esperando, ¡estoy deseando comenzar con el adiestramiento! —Así es —Dijo mientras aún mantenía la reverencia. —Es todo un honor tenerla como maestra Uzumaki Junko-sensei. —¿Qué te parece si damos un paseo y me cuentas un poco de tu historia? Me he leído el informe eh, que conste, pero ya sabes que algunas veces los matices se pierden al trasladarlos al papel. Querría oírlo todo de tu propia boca, Takumi. —«Mi... ¿historia?» Hablar de su pasado no era de las cosas favoritas del marionetista, aún tenía pesadillas con la pérdida de sus padres y su hermano, todo ese tema lo guardaba celosamente dentro de él. A la única persona que había llegado a abrirse era a Itona, al cual consideraba un abuelo para él; con su familia muerta y sin gente a la que acudir, Itona lo recogió en estado de desnutrición de las ruinas de la otrora gran Sunagakure y lo crió y entrenó desinteresadamente. A día de hoy el kazejin seguía preguntándose qué le llevó a hacer eso, qué vio en aquel niño de siete años el cual vagaba por el desierto en un estado entre la vida y la muerte. Por todas estas cosas sabía que iba a ser una prueba para él hablar de eso con una desconocida, por mucho que fuera su sensei. Pero había algo que lo tranquilizaba en lo más profundo de su ser, pese a acabar de conocer a Junko, su sonrisa... le calmaba. Le recordaba a la sonrisa de Hikaru, su madre, esa sonrisa que le acompañaba las noches que no podía dormir, esa sonrisa que su madre siempre tenía frente a cualquier dificultad, esa sonrisa que Takumi tenía grabada a fuego en su cabeza. Ya dando el paseo Takumi comenzó a contarle su historia. —Si quiere que me detenga más específicamente en algunas partes dígamelo. Bueno... Nací en Inaka, en una buena familia, no muy ricos pero no pasábamos dificultades. Mi padre era guardia del palacio del daimyō, aún reinaba Natsukatto Rafū, y mi madre tenía una pequeña tienda, aunque vendía de todo un poco su especialidad eran los kimonos, sus kimonos eran los más bonitos de toda la ciudad. También tenía un hermano mayor, Arata era el mejor, siempre me contaba un montón de historias y cuentos; se esforzaba de sobremanera para que no me faltara nada. —Tuvo que esforzarse por que no se le cayeran las lágrimas hablando de su familia. —Debido a la inestabilidad política de Kaze no Kuni y a los sucesivos golpes de Estado fallecieron todos, bueno... los asesinaron. —Apretó los puños. —Tras todo eso un viejo marionetista me recogió, me cuidó y me entrenó; pero cuando su salud no le permitió continuar con mi entrenamiento me aconsejó venir aquí, a Uzushiogakure no Sato, para que siguiera mejorando. Y aquí estoy ahora, continuando con mi entrenamiento. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 27/01/2020 Junko parecía muy complacida con los modales de su nuevo alumno. Mientras Takumi le contaba su historia, la pareja salió del Edificio del Uzukage cruzando aquel puente que se alzaba sobre las aguas bravías de la Aldea, levantando espuma y llenándolo todo con su ensordecedor rugido. La Uzumaki le prestaba una atención maternal, como una madre que escucha cómo le ha ido en el colegio a su hijo. —Vaya, Takumi, lo siento —dijo con sinceridad cuando el muchacho relató la parte del asesinato de su familia—. Por desgracia en Uzushiogakure la inestabilidad no nos es ajena, aunque ahora con Hanabi-sama las cosas van mucho mejor. Estoy segura de que aquí encontrarás tu hogar, ¡y para ayudarte a eso, estoy yo! Mientras conversaban, la Uzumaki les había ido llevando por el paseo marítimo hasta la playa. Pese a que estaban en Invierno el tiempo era agradable y un par de chiringuitos estaban abiertos, aunque ya no disponían las mesas y sillas en una terraza sino que habían cubierto la zona con una enorme pérgola de tela blanca. Junko le indicó a Takumi que fueran hacia uno de ellos. —Incluso después de una desgracia, o sobretodo en ese momento, debemos esforzarnos por recordar que en el mundo sigue habiendo cosas maravillosas que merecen la pena proteger y por las que vale luchar —dijo la sensei, y por su forma de hablar parecía que había reflexionado mucho tiempo sobre esa idea—. Así que es eso lo que te lleva a ser ninja, ¿continuar con el camino que empezó tu maestro? RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Tsukisame Takumi - 28/01/2020 —Vaya, Takumi, lo siento. Por desgracia en Uzushiogakure la inestabilidad no nos es ajena, aunque ahora con Hanabi-sama las cosas van mucho mejor. Estoy segura de que aquí encontrarás tu hogar, ¡y para ayudarte a eso, estoy yo! —Ya... Si que Uzushiogakure últimamente ha tenido inestabilidad política pero hay un matiz de diferencia con Kaze no Kuni, no me malinterprete, sé que en esta Villa estos últimos años han sido muy complicados... Pero en mi país es continuo, la familia Natsukatto es la que más tiempo ha aguantando en el trono, pero eso no les ha librado de tener en menos de treinta años tres golpes de estado y una guerra civil. Aquí en Uzushiogakure hay shinobis fuertes, como usted Junko-sensei o Uzukage-sama, y pese a que alguien con malas intenciones intente acceder al poder de formas antidemocráticas hay gente con capacidad de responder, con la capacidad de unir a la población para tumbar a un tirano. En cambio en mi nación quienes dan los golpes de Estado son las familias ricas mientras que el pueblo sufre hambre y continuas guerras civiles. En la historia de mi país su población nunca ha podido reaccionar a las injusticias que sufren día a día. Takumi empezó a hablar sin pensar, siempre le había costado no decir las cosas como las pensaba, le pudiera perjudicar o no. Y esta vez hablar de este tema frente a una Uzumaki, encima su nueva sensei, creía que no había sido la mejor idea que había tenido; recordaba de las clases de historia en la Academia el periodo de Zoku y la feroz persecución que el tirano había realizado contra el clan Uzumaki. —Eehhh... Disculpe mis palabras si la han ofendido de verdad, no era mi intención. —Inclinó la cabeza a modo de disculpa. —A veces hablo más de la cuenta y no mido mis palabras, no volverá a pasar. Junko había guiado al marionetista por el paseo marítimo hasta la playa, ver la arena le recordaba a las dunas infinitas de su tierra natal, la arena le evocaba recuerdos de su casa, le evocaba... tranquilidad. —Incluso después de una desgracia, o sobretodo en ese momento, debemos esforzarnos por recordar que en el mundo sigue habiendo cosas maravillosas que merecen la pena proteger y por las que vale luchar. Así que es eso lo que te lleva a ser ninja, ¿continuar con el camino que empezó tu maestro? —Mmmm, si. Creo que si vamos. No sé, de pequeño Arata me contaba historias de la antigua Sunagakure y de como el arte de las marionetas era algo característico de la Arena, siempre me interesó convertirme en un marionetista; siento que es mantener viva una tradición de mi tierra. —Se le iluminaron los ojos y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al hablar de su hermano y de aquellas historias. —Pero creo que eso es una meta muy simple, sé que soy muy joven aún y ya encontraré algo por lo que luchar pero... —Dudó si seguir verbalizando lo que estaba pensando, pero se decidió finalmente. Sentía que podía hablar con su sensei, que ella le escuchaba de verdad. —Pero aunque sea muy difícil, utópico incluso, me gustaría luchar por que la justicia se imponga, no sólo en Uzushiogakure o en mi país, sino en todo Ōnindo. Que sus habitantes puedan llevar una vida tranquila y pacífica, sin injusticia alguna. —Se dio unas palmadas en los mofletes, intentando espabilarse. —Perdóneme, eso que acabo de decir no es realista por ningún lado. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 28/01/2020 Mientras Takumi hablaba, la pareja se había acercado a una de las mesas que había dispuestas bajo la pérgola del chiringuito. Junko tomó asiento, indicando a su alumno que hiciera lo mismo, y pidió dos tés negros con hielo. Incluso en Invierno, a la Uzumaki le encantaba aquel manjar; sólo esperaba que al marionetista le pareciese igualmente adecuado. Luego se ajustó la camisa bajo el chaleco, que había quedado algo arrugada al sentarse, con su única mano y la placa metálica de chūnin tintineó al compás de los suaves movimientos de su brazo sano. —No me ofendes en absoluto, Takumi. Como te dije, en Uzu sabemos lo que es un golpe de Estado, y los tiranos sedientos de poder no nos son —por desgracia— ajenos. El mesero llegó entonces con sendos vasos de té negro con hielo, rematados con una veraniega sombrillita y una cañita para sorber. Junko le dio las gracias y tomó el suyo, dándole un largo sorbo. —Espero que te guste, aunque ahora haga un poco de frío. El té negro es una de las maravillas de nuestro país. ¿Lo habías probado antes? Luego dejó que Takumi terminara de explayarse. Un genin idealista que se había metido en el rubro para continuar con las viejas tradiciones de sus ancestros y para proteger al mundo de las injusticias. Como él mismo apuntaba, Junko también creía que aquel era un discurso muy idealista y poco alcanzable, pero al contrario que muchos de sus compañeros ella no consideraba que eso lo convirtiera en algo inherentemente malo. —Así que crees que tu idea no es realista, y por eso es errónea —dijo la sensei cuando su alumno finalizó—. Déjame que te cuente una historia que Uzumaki Shiona me contó a mí cuando era una estudiante. »Un maestro y su alumno estaban sentados junto a una cascada debatiendo sobre la utopía. El alumno aseguraba que era una idea irreal, estéril, que no conducía a nada. La Uzumaki se apartó un mechón de pelo de la cara y bebió otro sorbo de té. —"La utopía es como el horizonte", contestó el maestro. "Si yo camino hacia el horizonte tres pasos, éste se aleja tres pasos. Si camino cinco, éste se aleja cinco" —sonrió, y en sus ojos se reflejó la nostalgia—. "Pero, maestro, entonces... ¿Para qué sirve la utopía?", preguntó el alumno. "Pues para eso mismo: para caminar". »Takumi, eres joven, sí, pero incluso aunque acabo de conocerte ya puedo ver en ti una madurez de la que carecen algunos ninjas muy experimentados en lo suyo —disparó sin tapujos, sonriendo con satisfacción—. Eres educado, racional y has tenido el coraje suficiente de sobreponerte a una gran desgracia y seguir adelante. Yo diría que esas son cualidades mucho más valiosas que saber lanzar un shuriken en parábola. Ōnindo está desesperadamente necesitado de gente como tú. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Tsukisame Takumi - 29/01/2020 La maestra le dirigió a una terraza cubierta de un chiringuito y ordenó dos tés negros con hielo. —No me ofendes en absoluto, Takumi. Como te dije, en Uzu sabemos lo que es un golpe de Estado, y los tiranos sedientos de poder no nos son —por desgracia— ajenos. —El genin notó dolor en sus palabras, no había tenido que ser fácil pasar el periodo de Zoku, pese a la paz interna que Hanabi mantenía aún quedaban heridas en la población. El camarero llevó los vasos de té, decorados con sombrilla y pajita, Takumi tenía interés por probar el té con hielo pues no lo había hecho en su vida. —Espero que te guste, aunque ahora haga un poco de frío. El té negro es una de las maravillas de nuestro país. ¿Lo habías probado antes? —Si, bueno no. Con hielo nunca lo había probado, pero conozco bien el té negro. Es el favorito de Itona, lo hacía todos los días y mira que no era fácil de encontrar por Inaka. El marionetista acabó de exponerle sus pensamientos, su idea de lo que era su camino del ninja. Cada vez que pensaba en eso su cabeza daba mil vueltas, sabía que era algo demasiado idealista, pero nada le podía convencer de que ese no era el camino a seguir, el objetivo por que debía luchar pese a cualquier dificultad. Y aunque sabía que era una lucha noble, tenía miedo, tenía miedo de que le pudiera pasar lo mismo que a su hermano Arata y a sus amigos con los que formaba los Restauradores de Suna. Cuando parte del pueblo intentó organizarse y defenderse para buscar justicia e igualdad fueron ajusticiados, ahorcados en una plaza a los ojos de todo Inaka, mostrando lo que le pasaba a los rebeldes.Por un instante se le vinieron a la cabeza los rostros morados de aquellos libertadores, ahorcados y apaleados por los partidarios de Erina; Mizuki, Tora, Arata... Todos muertos. Un escalofrío le recorrió toda la espalda e intentó pensar rápidamente en otro tema. —Así que crees que tu idea no es realista, y por eso es errónea. Déjame que te cuente una historia que Uzumaki Shiona me contó a mí cuando era una estudiante. —Esto llamó la atención de sobremanera al joven, la figura de la antigua Uzukage le fascinaba, una persona que consiguió mantener una paz duradera y gobernó justamente. —Un maestro y su alumno estaban sentados junto a una cascada debatiendo sobre la utopía. El alumno aseguraba que era una idea irreal, estéril, que no conducía a nada. "La utopía es como el horizonte", contestó el maestro. "Si yo camino hacia el horizonte tres pasos, éste se aleja tres pasos. Si camino cinco, éste se aleja cinco". "Pero, maestro, entonces... ¿Para qué sirve la utopía?", preguntó el alumno. "Pues para eso mismo: para caminar". —Su alumno le escuchaba atentamente mientras bebía lentamente el té helado. —Takumi, eres joven, sí, pero incluso aunque acabo de conocerte ya puedo ver en ti una madurez de la que carecen algunos ninjas muy experimentados en lo suyo. —El halago de su sensei le sorprendió. —Eres educado, racional y has tenido el coraje suficiente de sobreponerte a una gran desgracia y seguir adelante. Yo diría que esas son cualidades mucho más valiosas que saber lanzar un shuriken en parábola. Ōnindo está desesperadamente necesitado de gente como tú. —Estas últimas palabras resonaron con fuerza en su cabeza. Ōnindo está desesperadamente necesitado de gente como tú. Takumi se puso nervioso, pese a su habitual calma, se atragantó incluso al oír esa última frase. —¡Cof, cof! —Se dió unos golpecitos en el pecho. —Junko-sensei por favor no exagere, no soy más que un novato, ni siquiera se hacer un mísero Bunshin. Estuve un año escaso en la academia por mis conocimientos como marionetista, a mi edad muchos niños llevan ya graduados tres o cuatro años. Aún me queda mucho para acercarme a ser un shinobi medianamente decente. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 2/02/2020 Junko soltó una carcajada y le quitó importancia a la réplica de su alumno con un desenfadado gesto de su única mano. Se agachó sobre la mesa para beber el té, sorbiendo por la cañita, y tras llenarse los carrillos tragó de forma bastante poco decorosa. Casi parecía una imagen cómica, y la propia chūnin acabó riendo ante el papel que acababa de oficiar frente a Takumi. ¿Tal vez lo había hecho a propósito para terminar de romper el hielo? —¡Minucias, Takumi! Te olvidas de una cosa: ahora eres alumno de Uzumaki Junko, ¡primera de su promoción! Si no sabes hacer un bunshin, yo te enseñaré. Si quieres aprender a pelear, a moverte sin ser visto, a surcar las olas y proteger a esta Aldea, ¡yo te enseñaré! —culminó su breve discurso alzando el puño cerrado al aire—. Hay cosas que no pueden enseñarse, y por fortuna, tú ya las tienes. Así que no te preocupes, si trabajas duro y te esfuerzas, serás un gran shinobi. »Ahora vamos a terminarnos este té y a mover un poco el esqueleto, ¿eh? La sensei agarró su vaso con la mano diestra y empezó a sorber con ganas, recostada en su asiento, mientras se deleitaba con el olor de la brisa marina por la mañana. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Tsukisame Takumi - 3/02/2020 La reacción de la maestra fue cómica, tras una fuerte risotada se llenó los carrillos con la bebida para acabar tragándola vastamente. La chūnin acabó riendo tras ese momento y a Takumi se le escapó una pequeña risa, era extraño, era la primera vez en años que se reía, que alguien conseguía sacarle una sonrisa por muy mínima que fuera. —¡Minucias, Takumi! Te olvidas de una cosa: ahora eres alumno de Uzumaki Junko, ¡primera de su promoción! Si no sabes hacer un bunshin, yo te enseñaré. Si quieres aprender a pelear, a moverte sin ser visto, a surcar las olas y proteger a esta Aldea, ¡yo te enseñaré! —Finalizó con el puño en alto, la energía que desbordaba era apabullante. —Hay cosas que no pueden enseñarse, y por fortuna, tú ya las tienes. Así que no te preocupes, si trabajas duro y te esfuerzas, serás un gran shinobi. —Pondré todo de mi parte para que así sea Junko-sensei, ya verá. A Rikudō Sennin pongo por testigo que podrá estar orgullosa de su alumno. —Esta actitud no era propia del genin, pero viendo la pasión que le ponía ella no podía por más que corresponderla de la misma manera. »Ahora vamos a terminarnos este té y a mover un poco el esqueleto, ¿eh? —«¿Mover el esqueleto? Viniendo de ella no sé si vamos a seguir paseando y hablando o me va a llevar a una práctica de combate, y muy probablemente sea la segunda opción.» —¡Claro! —Respondió enérgicamente. —¿Qué tiene pensado? Acto seguido cogió su vaso, disfrutando del momento. Pese a que cientos de kilómetros lo separaban de su madre patria se sentía como en casa: té negro, la vista de la arena y un agradable sensei, diferente a Itona, pero similar en muchos aspectos. RE: Un viaje de mil cuadrantes comienza con el primer paso - Uchiha Akame - 4/02/2020 Junko rió. —Bueno, ¿no esperarías que iba a dejar para más tarde lo que podemos hacer ahora, no? —dijo la sensei, terminándose su té helado—. Ya me has mostrado tu corazón, pero todavía tienes que enseñarme de qué eres capaz. Por mucha tierra que te eches encima, estoy segura de que no has aprobado el examen de graduación haciendo trampas. Por ahora, la Uzumaki lo dejaría ahí. Si Takumi quería elucubrar sobre el posible significado de aquellas palabras, ella no se lo impediría. Minutos después la chūnin se levantaría y —asegurándose con el mesero de que habían pagado— echaría a andar de vuelta hacia el centro de la Villa. Atrás dejaban ya la costa, la arena y el relajante sonido de las olas del mar, que se veían sustituidos por las calles empedradas de blanco y los tejados rojos de Uzu. El dúo seguiría caminando hasta llegar al Jardín de los Cerezos, momento en el cual Junko empezaría a otear los alrededores. —Humm... ¡Ah, ahí! —exclamó, y echó a correr por el sendero empedrado. Si Takumi seguía sus pasos —la maestra se aseguraba de no ir demasiado rápido— llegaría finalmente a una plaza circular de unos veinte metros de diámetro, situada a un lado del sendero principal, entre los cerezos. Uzumaki Junko le esperaba en el centro de la misma, agitando su único brazo sano. —¡Venga, Takumi! Si sólo ha sido una carrerita —rió—. En la Academia te han enseñado a batirte en duelo, ¿no? |