Nuestra vida - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País del Fuego (https://ninjaworld.es/foro-pais-del-fuego) +--- Foro: Valle de los Dojos (https://ninjaworld.es/foro-valle-de-los-dojos) +---- Foro: Nishinoya (https://ninjaworld.es/foro-nishinoya) +---- Tema: Nuestra vida (/tema-nuestra-vida) |
Nuestra vida - Amedama Daruu - 23/05/2020 Toc, toc, toc. El Hyuuga golpeó tímida pero firmemente la puerta de la habitación de Aotsuki Ayame. Eran las ocho de la tarde, y aquella era la tercera vez que lo intentaba. Ya sea porque Ayame no había querido recibir la visita de nadie como que estuviera allá afuera entrenando, Daruu no había tenido éxito. Empezaba a impacientarse, pero el corazón le agolpaba en el pecho como un martillo y después de lo sucedido hacía algunas semanas no podía aguantarlo más. Daruu suspiró. Parecía que aquella vez tampoco habría suerte. Ya estaba anocheciendo: quizás sería mejor esperar a mañana. El muchacho se dio la vuelta, lánguido, y echó a caminar hacia su habitación. Aún con la bana esperanza de que la puerta se abriese a sus espaldas. RE: Nuestra vida - Aotsuki Ayame - 23/05/2020 Toc, toc, toc.
—¿Uh? Ayame cerró el grifo de la ducha y aguzó el oído. ¿Habían sido imaginaciones suyas o alguien había llamado a la puerta? Con el cabello chorreando, aguardó con el corazón en un puño, pero los toques no volvieron a producirse. Pero no se quedó a gusto sin comprobarlo. Afortunadamente, ya había terminado de ducharse por lo que salió a toda prisa y se secó y vistió con la misma celeridad con una camiseta de tirantes simple y unos pantalones cortos. No se secó el pelo, se limitó a escurrirlo al máximo y después dejó que cayera sobre sus hombros y su espalda; como tampoco le dio tiempo a cubrir los numerosos cortes que lucía en las manos con nuevas tiritas. Simplemente. salió del cuarto de baño y abrió la puerta principal de su dormitorio. No había nadie allí. Pero escuchaba pasos que se alejaban. —D... ¿Daruu? —alzó la voz, al verle en la distancia en el pasillo de Nishinoya. RE: Nuestra vida - Amedama Daruu - 24/05/2020 El murmullo chirriante de las bisagras al abrirse le sorprendió a medio camino. Daruu se detuvo, y echó la vista atrás sin darse la vuelta. Ayame asomó por la puerta y pronunció su nombre. Él sonrió, se dio la vuelta y le dedicó una pequeña reverencia. —Hola, Ayame —dijo—. ¿Has cenado ya? —Miró hacia los colores púrpura y naranja del atardecer—. Aquí, en el Valle de los Dojos, durante el primer torneo en el que participamos, tuvimos nuestra primera cita. Señaló hacia sus espaldas con el pulgar. »¿Repetimos? Daruu iba vestido con un fresco yukata de color blanco, que hacía juego con sus ojos. A la cintura, llevaba atado un cinturón de color púrpura. RE: Nuestra vida - Aotsuki Ayame - 25/05/2020 Daruu se paró en seco, y cuando sus ojos se encontraron le dedicó una radiante sonrisa. —Hola, Ayame —dijo, con una pequeña reverencia—. ¿Has cenado ya? —No... pero estaba a punto —respondió ella, con una sonrisilla—. He estado entrenando toda la tarde, y eso da hambre. Los ojos de Daruu viajaron a través de una ventana hacia los colores purpúreos y anaranjados del atardecer. —Aquí, en el Valle de los Dojos, durante el primer torneo en el que participamos, tuvimos nuestra primera cita. ¿Repetimos? Las mejillas de ella se encendieron. —C... ¡Claro! ¡Dame un par de minutos! —exclamó, antes de meterse de nuevo en la habitación y cerrar la puerta tras de sí con un accidental portazo. Aún apoyada en ella, Ayame se llevó una mano al pecho y respiró hondo varias veces, tratando de calmar los alocados latidos de su corazón. ¿Pero por qué se seguía poniendo tan nerviosa cuando la invitaba a una cita? Ya llevaban tiempo saliendo juntos, ¿no debería haberse acostumbrado? «Da igual, no es momento de acobardarse.» Sacudió la cabeza y se dirigió al armario. Tardó algo más de los dos minutos prometidos. Ayame se había vestido para la ocasión, con un vestido azul con una cremallera en el costado y unas sandalias oscuras. No se había secado el pelo, pero sí lo había peinado como solía llevarlo. Las tiritas en sus manos le estropeaban un poco el conjunto; y, avergonzada, trató de esconderlas tras su cuerpo. —¡Lista! ¿Tienes pensado donde vamos a ir? RE: Nuestra vida - Amedama Daruu - 26/05/2020 Ayame respondió con una afirmativa rápida y se metió dentro de su habitación corriendo y con un portazo. «No parece estar mal conmigo por lo que pasó.» Al fin y al cabo, Daruu se había enfrentado a su padre. Honestamente, seguía teniendo mucho resentimiento hacia él, y no quería que eso afectase a su relación. Quizás ese era el motivo por el que estaba allí. El Hyūga se apoyó en la pared y esperó a Ayame observando el lento transitar de las nubes. Cuando finalmente salió, estaba radiante. Por un motivo que no podría definir, apartó la mirada avergonzado. Ayame seguía teniendo ese efecto en él, por mucho que llevasen juntos, por mucho que hubiesen vivido. —Qué guapa vas —dijo—. Pues... no, no he pensado nada. Mientras no me pongan pescado me da igual, ya me conoces. —Se encogió de hombros—. Eso sí... mejor un sitio en el que tengamos algo de espacio e intimidad en la mesa. Tenemos cosas importantes... de las que hablar. RE: Nuestra vida - Aotsuki Ayame - 26/05/2020 Él apartó la mirada, visiblemente ruborizado, y Ayame le miró con cierta duda. ¿Llevaba algo raro? ¿Se le había olvidado peinarse? No, no podía ser eso... ¿Quizás las tiritas de sus manos le incomodaban? —Qué guapa vas —dijo al fin, y en aquella ocasión fue el turno de Ayame para sonrojarse. —G... gracias —sonrió ella, con las mejillas encendidas—. A ti te queda muy bien el color blanco —añadió, refiriéndose al elegante uwagi que vestía. —Pues... no, no he pensado nada. Mientras no me pongan pescado me da igual, ya me conoces. —Vale, pero nada de pizza. Aún no me he recuperado de la última vez —respondió, medio en broma, sujetándose el brazo con el antebrazo. Lo último que quería en una cita entre ellos era terminar tan empachada como terminaron la última vez. —Eso sí... mejor un sitio en el que tengamos algo de espacio e intimidad en la mesa. Tenemos cosas importantes... de las que hablar. Ayame parpadeó un par de veces, confundida. Un súbito temor la invadió. ¿Acaso...? ¿Acaso estaba molesta con ella por lo que pasó entre sus padres? ¿Tan enfadado estaba que iba a... a...? —Ah... V... vale... —tartamudeó, con un hilo de voz y unas súbita ganas de echarse a llorar treparon desde su pecho hasta su garganta, aferrándose a ella con garras dolorosas y afiladas.. RE: Nuestra vida - Amedama Daruu - 28/05/2020 —Eh, eh, ¿qué pasa? —dijo Daruu con preocupación. Se acercó a ella y la rodeó por detrás de los hombros con una sonrisa—. No es nada de ninjas, ¿eh? —rio—. Es importante, es serio. Pero es nuestro. Es bonito. Es... es una sorpresa, Ayame. Daruu tragó saliva. Se le notaba evidentemente nervioso: le sudaban las manos y la frente, le temblaban los ojos al mirarla... »Tómatelo así, y no me tires de la lengua, que todavía no quiero... no quiero decírtelo. · · · La penumbra les envolvía. La tenue luz de una lámpara de araña en miniatura con velas hacía bailar sombras sinuosas en sus rostros. Los bancos, acolchados y de color rojo, eran cómodos, y cómodamente disfrutaban de una fondue de tres quesos y una carne en tiras que ellos mismos pasaban por la parrilla, integrada en la mesa. —Madre mía, esto está buenísimo —admitió Daruu—. Casi le hace a uno plantearse si es mejor que la pizza. —Rio. ¿Estaba bien que le asustase que fuese verdad? Extrañamente, tuvo miedo de traicionarse a sí mismo. Y se sintió, al mismo tiempo, estúpido por ello. RE: Nuestra vida - Aotsuki Ayame - 29/05/2020 Y Daruu debió ver más allá de ella, porque se acercó y le rodeó los hombros con un gesto cargado de calidez. —Eh, eh, ¿qué pasa? No es nada de ninjas, ¿eh? —se rio, pero Ayame hizo un pequeño mohín con los labios—. Es importante, es serio. Pero es nuestro. Es bonito. Es... es una sorpresa, Ayame. —Y supongo que me vas a hacer esperar para saberlo —sonrió ella, nerviosa. Él tragó saliva, igual o más nervioso. —Tómatelo así, y no me tires de la lengua, que todavía no quiero... no quiero decírtelo. Y no hubo más detalles al respecto. La pareja terminó en un restaurante iluminado con la tenue luz de una lámpara de araña en miniatura. El fuego de las velas hacía bailar las sombras a su alrededor; pero, por extraño que pareciera, la atmósfera no era para nada inquietante. Más bien al contrario, resultaba increíblemente acogedor. Ayame y Daruu, sentados uno en frente del otro, se deleitaban con lo que allí llamaban fondue. Una especie de fuente interminable de queso derretido con el que se podían bañar trozos de carne que asaban ellos mismos en la parrilla integrada en la mesa. Un sueño hecho realidad para cualquier amante del queso. —Madre mía, esto está buenísimo —admitió Daruu—. Casi le hace a uno plantearse si es mejor que la pizza. Ayame se rio. —No mientas. Estoy segura de que si te dieran a elegir, seguirías escogiendo la pizza —Ayame cogió una nueva tira de carne que parecía estar ya al punto y la sumergió en el queso hasta el punto que era más lácteo que carne. Se lo llevó a la boca, relamiéndose de puro gusto y entonces miró a Daruu por el rabillo del ojo—. Bueno... ¿Me lo vas a decir en algún momento o no? —preguntó, llena de curiosidad. RE: Nuestra vida - Amedama Daruu - 30/05/2020 —No mientas. Estoy segura de que si te dieran a elegir, seguirías escogiendo la pizza —rio Ayame. Daruu se encogió de hombros. Probablemente así fuera. Ambos siguieron comiendo. Ayame le miró indirectamente y le presionó. Daruu tragó saliva. —S... sí —dijo. Y ahora que la tenía delante sentía un fuerte nudo en la garganta—. Verás, después de lo que pasó... el otro día... Quiero decir, ya lo tenía pensado de antes, pero ahora más... —Daruu no quiso incidir en la herida de la discusión una vez más; había tenido bastante. Sacudió la cabeza—. Ayame, cada vez que las cosas se tuercen, están ellos dos de por medio. Somos jōnin, tenemos una reputación. Unos ahorros. La miró a los ojos. »Vayámonos a vivir juntos. Sólos. Nuestra vida. Nuestras alegrías, nuestras penas. Hagámoslo. RE: Nuestra vida - Aotsuki Ayame - 31/05/2020 Daruu tragó saliva con esfuerzo. Se había puesto súbitamente nervioso. —S... sí —balbuceó—. Verás, después de lo que pasó... el otro día... Una amarga punzada de dolor hizo que el rostro de Ayame se ensombreciera ligeramente al recordar la desafortunada disputa que tuvieron sus padres después de la primera ronda. Cuando se suponía que debían estar disfrutando de la compañía. Todo había salido mal aquel día. Todo. Y ella había hecho un soberano esfuerzo para apartarlo a un lado y olvidarlo para poder disfrutar de su propia estancia en el Valle de los Dojos sin ellos. — Quiero decir, ya lo tenía pensado de antes, pero ahora más... —Continuaba hablando Daruu, como si le costase trabajo sacar las palabras adecuadas. Entonces sacudió la cabeza, dispuesto a tirarse de cabeza a la piscina—. Ayame, cada vez que las cosas se tuercen, están ellos dos de por medio. Somos jōnin, tenemos una reputación. Unos ahorros —Daruu alzó la cabeza, y Ayame se vio atrapada por sus ojos perlados, incapaz de escapar de ellos—. Vayámonos a vivir juntos. Sólos. Nuestra vida. Nuestras alegrías, nuestras penas. Hagámoslo. La petición cayó sobre ella como un jarro de agua fría. Daruu y ella, viviendo juntos, solos. No iba a mentir, era algo con lo que había fantaseado muchas veces; pero, ahora que se planteaba la posibilidad real, el terror y la inseguridad la invadió de golpe. Pálida como la cera, Ayame se echó hacia atrás y apoyó la espalda en el respaldo del asiento como si se quisiera fusionar con él. Ella siempre había vivido muy unida a su familia, nunca se había imaginado la posibilidad real de estar sin su padre o su hermano. Daruu y Ayame ni siquiera habían cumplido la mayoría de edad, y ni siquiera su hermano, que le sacaba cuatro años, había abandonado la casa aún. Quizás él nunca había sentido la necesidad, quizás, simplemente, le gustaba estar allí y nunca se había planteado vivir por su cuenta. Pero ahora a ella se le planteaba cambiar su vida radicalmente: cambiar su casa, cambiar su compañía... Ayame, de repente, se sintió muy pequeña. De repente, se sintió como si estuviese al borde de un acantilado, mirando hacia el insondable abismo. Y se mareó. —V... ¿Vivir solos? ¿Los dos... solos? E... esto es muy súbito... —balbuceaba, llena de dudas. RE: Nuestra vida - Amedama Daruu - 31/05/2020 Daruu tragó saliva. —Piénsatelo —dijo—. No hace falta que nos demos prisa. Podemos planearlo durante meses. Buscar un buen sitio, esperar a encontrar algo que nos convenza —explicó—. ¿Recuerdas cuando estuvimos en Notsuba, solos? —Aunque aquellas vacaciones desembocaron en el encuentro con Nioka y Shannako, de las Náyades, la sensación de libertad que sintió Daruu fue inmensa—. Escucha, nuestra familia sigue estando ahí. Seguirá estando ahí. Podemos ir a verlos todos los días. Cuando queramos. Se dejó caer sobre el asiento y soltó una risilla nerviosa. »Y cuando no queramos... pues nada. Oye, Ayame... escucha, necesitamos intimidad... —dijo en voz baja. Y entonces alzó la voz un poco—. ¡Oye y no me jodas, que el cabrón del Uchiha tiene un jacuzzi! ¡Un jacuzzi Ayame, para él solo! ¡No, no, no! RE: Nuestra vida - Aotsuki Ayame - 31/05/2020 —Piénsatelo —rogó Daruu—. No hace falta que nos demos prisa. Podemos planearlo durante meses. Buscar un buen sitio, esperar a encontrar algo que nos convenza. ¿Recuerdas cuando estuvimos en Notsuba, solos? —preguntó. Y Ayame asintió, con lentitud. Sí, por supuesto que se acordaba de aquellos días. Nunca antes se había sentido tan cómoda, tan libre... Y todo había sido conviviendo con Daruu. Ayame tragó saliva, intentando aflojar el doloroso nudo que sentía en la garganta. Pero una cosa eran unas vacaciones de las que sabía que volvería a su casa y otra muy diferente era saltar del nido directamente... —Escucha, nuestra familia sigue estando ahí. Seguirá estando ahí. Podemos ir a verlos todos los días. Cuando queramos. Y cuando no queramos... pues nada —añadió, derrumbándose en su asiento con una risilla nerviosa—. Oye, Ayame... escucha, necesitamos intimidad... —dijo en voz baja. Pero volvió a alzarla enseguida, con una súbita exclamación—. ¡Oye y no me jodas, que el cabrón del Uchiha tiene un jacuzzi! ¡Un jacuzzi Ayame, para él solo! ¡No, no, no! —Bueno, tampoco conocemos las circunstancias de Datsue como para juzgarle... —respondió Ayame. De hecho, ¿acaso sabían si vivía solo o con sus padres? Quizás el jacuzzi no era tan suyo. Después de todo, el Uchiha era famoso por sus exageraciones sobre la realidad. Ayame resopló, abrumada, y se restregó la mano por los ojos—. N... no sé, Daruu. Déjame... Déjame pensarlo al menos... Por favor... —le suplicó, con lágrimas de terror en los ojos. Porque eso era todo lo que sentía. Terror e inseguridad ante lo desconocido. Ayame era una muchacha que le gustaba andar siempre sobre terreno seguro. RE: Nuestra vida - Amedama Daruu - 31/05/2020 Daruu tragó saliva, y con la voz quebrada y la moral hundida, bajó sus ojos blancos hasta casi el suelo. —Cla... claro —contestó quedamente. Y ya está. No hubo más conversación durante unos minutos. Daruu y Ayame trataron de disfrutar de la fondue, aunque al Hyūga prácticamente se le había quitado el hambre. Para Ayame, la noticia había sido como una bofetada de viento cálido. Como salir al desierto desde el interior de una nevera. Pero Daruu lo había estado pensando durante meses, y ahora... Ahora ya lo daba por perdido. —Me toca en la final contra Datsue, creo... —Daruu trató de romper el hielo—. Tengo algo de miedo, la verdad —rio nervioso. RE: Nuestra vida - Aotsuki Ayame - 1/06/2020 Las palabras de Ayame fueron como un golpe mortal para el pobre Daruu, que tragó saliva y agachó la mirada, profundamente apesadumbrado. —Cla... claro —farfulló, con la voz entrecortada. Un tenso silencio los envolvió, y Ayame volvió la mirada a la plancha de carne con un profundo dolor en el pecho. Se mordía el labio inferior, intentando contener las lágrimas. Lo último que había querido era herirle de esa manera, ella sólo quería disfrutar de una cita con él después de tanto tiempo. Pero no podía lanzarse de cabeza a una proposición así. No estaba en su naturaleza. Necesitaba tiempo para meditarlo y asimilarlo. —Me toca en la final contra Datsue, creo... —dijo Daruu de repente, tratando de recobrar el hilo de conversación—. Tengo algo de miedo, la verdad —se rio, nervioso. —Ah... ¿Ah, sí? —respondió Ayame, enjugándose las lágrimas con un rápido movimiento de manos. Volvió a coger los palillos, y tomó un trozo de carne de cerdo que bañó en la fuente de queso fundido—. Jo, no sabes la envidia que me das. Yo quería luchar con él, ahora que estamos de buenas... ¡Y no voy a poder verlo siquiera! —se quejó, antes de engullir la carne. Señaló a Daruu con los palillos—. Pero sé que lo harás bien. Recuerda no mirarle directamente a los ojos y... cuidado con sus triquiñuelas. Aún a buenas, Datsue es una de esas personas que nunca sabes por dónde te van a salir. RE: Nuestra vida - Amedama Daruu - 2/06/2020 Daruu rio nerviosamente. —Es precisamente eso lo que me preocupa —confesó—. Las precauciones que tengo que tener contra un Uchiha están más que estudiadas, y aún así sigue siendo peligroso. Pero es que no es un Uchiha. Es Datsue. »Una vez quedamos empate. Y la otra le gané muy entrecomillas. Escucha, Ayame, vuelvo a repetirlo: ¡Datsue resucitó! ¡Re-su-ci-tó! |