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Reticencias de un pasado aciago - Versión para impresión

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Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 24/09/2015

Era tarde. O más bien pronto. Era raro en él, casi anti natural, pero no podia dormir. Y nada le molestaba más que pasarse la noche en vela tirado en la cama sabiendo que no va a poder dormir. Así que salió de casa, sin rumbo ni direccion. Era verano, así que aunque las noches eran frescas, no verias a nadie quejandose por ello ni abrigarse para mitigarlo.

Sin embargo, el cogió una de sus variantes de su camiseta habitual que tenia capucha. Se la puso al salir por la puerta y caminó. Con cada paso que daba le daba más vueltas a todo lo sucedido recientemente, eran demasiadas cosas. Eri, el equipo, lo del Jardin de los Cerezos, Eri y... el orfanato.

Lo primero, ¿podia confiar de verdad en su equipo? Todo lo sucedido habia plantado semillas de duda en la cabeza fria del Uchiha. Eran sus compañeros, y sin duda, él lo iba a dar todo por protegerlos, porque si él no lo hacia ¿como podia esperar algo de ellos? Pero aún así, no tenia la certeza de que fuera a ser reciproco. Juro, a pesar de su personalidad temerosa y asustadiza, sabia que lo estaba dando todo y que con un poco más de confianza seria capaz de ser de gran ayuda en la batalla. Kazuma, a pesar de ser un gran espadachin y de su habilidad incomparable, no habia visto un solo indicio de que se tomara en serio el trabajo en equipo y la cooperación, que es algo imprescindible para él.

Suspiró con resignación, flaco favor se hacía calentandose la cabeza con dudas y sospechas que no le llevaban a ningún lugar. Seguiria a Shiori, y cumpliria las misiones que le encomendaran. Y algún dia, él seria el que salvaria a los inocentes de las macabras y largas manos de la injusticia. Protegeria su villa y la justicia en la que él creia, la mantendria tan incorruptible como él creia que era. Apretó el puño convencido de su objetivo y del camino que debia seguir junto a sus compañeros, tanto de equipo como de villa. PUES LA TRAICION ERA ALGO IMPERDONABLE PARA ÉL, EL MÁS BAJO CRIMEN QUE ALGUIEN PUEDE COMETER EN SU VIDA. Y LA TRAICION POR PODER NI TE CUENTO.

Su diatriva mental se vio frenada en seco cuando sus pies se humedecieron. Levantó la mirada para encontrarse con un mar que llevaba al horizonte y partia por la mitad el cielo. De mitad para abajo era agua y para arriba era cielo. Unos segundos más tarde giró la cabeza a ambos lados viendo que, como habia supuesto en primer instancia, se encontraba en la playa. Era una costa de olaje bastante inestable y por las noches se intensificaba de forma desmedida. Daba la apariencia de que el mar estaba nervioso.

El Uchiha se echó hacia atras varios pasos hasta asegurarse de que las olas no llegarian y se tumbó. Boca arriba, con la capucha puesta para que no se le llenara el pelo de arena. Con sus ojos, inexpresivos como llevaban años siendo, fijos en la luna con una nostalgia que no podia describir atenazandole el pecho. Tenia memorias de su infancia, recordaba una calidez, una calidez que le habia sido arrancada del pecho al mismo tiempo que el carmesí se instaló en sus ojos. Las cenizas de esa calidez fueron aspiradas por la crueldad y el desaliento que habia intensificado el poder de aquel color.

¿Cómo iba a volver a sentir aquello? ¿Habia algo para él tras el dolor que le habian infundido? Lejos del dolor fisico, más allá del psicologico, estaba el espiritual. Estaba sano y cuerdo, pero estaba lejos de ser él. Entonces decidió dedicar su vida a proteger al mundo de la injusticia, de lo que él habia sufrido. A los niños, a sus padres, a sus abuelos, a sus bisabuelos. Sabia que sus padres habian sido shinobis, sabia que ambos habian sido la elite, sabia que estaban muertos y sabia que no se merecian que su hijo pasara por lo que habia pasado. Hacía tiempo, le habian ofrecido leer las fichas de sus padres, cosa que él habia negado categoricamente, eran muertos, no tenia ningún uso saber nada de ellos. Eso habia dicho, como excusa, como excusa para él mismo. Eso sonaba mejor que "no estoy preparado" o "no quiero más dolor".

Tumbado, la vista en la luna, tirado con los brazos y los pies extendidos. ¿Qué debia hacer? ¿Debia hacer algo? ¿Qué podia hacer? ¿Cuan limitado estaba? Una lagrima se asomó por sus ojos, para acabar cayendo por su cara hasta llegar a sus orejas, cosa que le hizo levantarse de golpe para secarse.

Finalmente, se quedó sentado mirando al horizonte sin tener ni la mirada ni el pensamiento fijos.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Uzumaki Eri - 24/09/2015

-¡No te vayas!- Chilló mientras se sentaba de golpe tras haber estado tumbada durante cuatro horas retorciéndose en la cama a causa de unas pesadillas. Se frotó los ojos con lágrimas en ellos, se retiró las sábanas que cubrían la mitad de su cuerpo, ya que aunque estaba en verano, por las noches entraba por su única ventana un aire refrescante, obligando a la kunoichi del remolino a tapar su cuerpo con alguna tela. Fue al baño y terminó vistiéndose con su ropa habitual. Sabía que por mucho que quisiese, no iba a volver a dormirse debido al miedo de volver a tener pesadillas esa misma noche, así que lo más sabio era salir a despejar su mente y serenarse.

Las pesadillas habían aparecido hace un tiempo, desde la primavera del año doscientos, para ser exactos, y solían acompañarla varios días a la semana, haciendo que la chica de hermoso rostro luciese unas ojeras bajo sus ojos, pareciendo así que la huérfana tuviese un aspecto enfermizo, y lo único que ocurría es que tenía falta de sueño. Así, volviendo a sus sueños, la joven solía viajar al mundo onírico encontrándose con su antiguo mejor amigo, y observaba una y otra vez como él se alejaba de ella, se alejaba para recibir una marca en su espalda, esa marca que llevaba atormentándola desde que descubrió su existencia. Su sed de curiosidad no se saciaba con saber que existía, no, necesitaba saber su historia, la historia de Uchiha Nabi, el por qué de su cambio, el por qué de que no hubiera ido a buscarla durante todo este tiempo...

Tantas preguntas hacían que las venas de sus sienes palpitasen, comenzando a implantar un dolor de cabeza en Eri que pretendía por todos los medios parar, si no, su caminata hubiera sido en vano. Además, aunque hubiese terminado enfadada con el rubio, no quería sentir rencor por él, u odio, por eso quería obviar esas preguntas sin respuesta y quedarse con los mejores momentos. Pero cuando quería recordar algo de él, siempre tenía que recordar momentos de su pasado en el orfanato, cuando él la brindaba abrazos amistosos y palabras de confianza.

''Pero ya nada es así, Eri.''

Se recordó mentalmente, cerrando sus ojos con fuerza, intentando disipar sus pensamientos como pudiese. Pensó en el orfanato, en el jefe, en Yuna, en Genza... Ella no había tenido una vida sencilla, pero tampoco se quejaba, al fin y al cabo, ahora había logrado forjar amistades con mucha gente y ya no estaba sola, sin embargo un vacío en el pecho seguía sin ser rellenado, y tenía nombre y apellido, sin embargo, sabía que no volvería a ser llenado.

Caminó y caminó hasta que en sus sandalias ninja se instalaron unas piedrecitas tan finas, que parecía arena. Un momento... Pensó. Efectivamente, estaba en las Costas del Remolino, donde podía divisar como el color del agua se fundía en el horizonte con el color del cielo, mientras que el suave aire jugaba con la arena del lugar, mientras que también mecía sus cabellos al compás. Sonrió con nostalgia, nunca había ido allí por voluntad propia, así que ya iba siendo hora de darle una oportunidad.

Pero cuando comenzó a andar de nuevo, se dio cuenta de que no estaba sola en la playa. Había una persona sentada cerca del agua, con una capucha negra adornando su cabeza. Se alarmó e intentó averiguar más sobre el individuo, pero tal fue su sorpresa al ver el símbolo que adornaba sus brazos, que cayó al suelo perpleja.

-Nabi... - Consiguió articular, olvidando que ahora le llamaba por su apellido.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 25/09/2015

Sentado con la mirada en algún punto inexistente del horizonte tan oscuro como el corazón del muchacho, se dejo en mano de la gravedad, cayendo de nuevo contra la arena. Habia caido en la desesperación, aquella vez estuvo a punto de rendirse, a dejar su insignificante vida a un lado y tirar la toalla de una vez. Sin embargo, todo habia acabado de la peor forma posible, él habia vivido, y aquel muchacho tan noble habia muerto. ¿Y para qué? Para que él echara por la borda lo que le habia salvado.

Todo lo que alguna vez le habia dado sentido a su periplo terrenal al que los locos llaman vida. Tal vez era mejor así, ella podria ser feliz y él seguiria protegiendola desde la lejania, si algo ocurria se aseguraria que ella saliera lo más indemne posible, pero mientras tuvieran paz, él no le iba a servir de nada. Era poco más que un arma, un "Uchiha". Un clan cuyas habilidades en combate eran más que envidiadas, ¿envididadas? Eran perseguidas y, por razones obvias, usadas en guerras como si de un arsenal se tratara.

Ojala su clan se hubiera dedicado a hacer comida deliciosa, o tuviera un ojo especial para identificar minerales o para la panaderia, para hacer chocolate, para recolectar trigo o arroz... Un clan dedicado a destruirlo todo con su fuego, con unas cualidades de combate extraordinarias, unos buscadores de la guerra. Eso es lo que eran. ¿De que servirian en un mundo idilicamente pacifico? Directamente, no existirian. Uchiha y paz eran totalmente opuestos, así como Uchiha y estabilidad y tal vez, hasta Uchiha y felicidad.

Estaba divagando de más, la noche de verdad le estaba afectando. Levantó la mano abierta sobre su cabeza, tapando la luz reflejada en el satelite que flotaba más allá del cielo.

Eri... Ojala pudiera bajarte la luna, ojala pudiera devolverte al Nabi que algún dia fui, ojala ese Nabi fuera yo, pero me temo que ese niño inocente se quemó hace años, tal vez yo lo forcé a desaparecer para poder seguir adelante; no, sin duda fui yo. No hay más culpable que yo mismo, acabe con él para poder sobrevivir, ese Nabi era idealista y demasiado bueno... ese Nabi me habria llevado a la tumba. Cambié para poder volver a verte y protegerte, pero ahora ya no soy yo...

¿Qué puedo hacer ya?

Cerró con fuerza el puño alrededor de la imagen de la Luna que le llegaba a sus ojos tan negros como la noche y el desasosiego se apoderó de él. Estaba triste y estaba furioso, en lo que se habia convertido y el chico que podria haber sido si su pasado hubiera sido más clemente se enfrentaban en su interior, en una pelea por destrozar lo que quedaba de él ahora que estaba solo de nuevo. Su brazo volvió a caer en su posicion original.

Sus pensamientos le habian abstraido hasta el punto que ya no sentia la arena bajo él, no veia la luna en el cielo, no oia el oleaje removerse, el olor marino no le llegaba al cerebro y, sin duda, no habia escuchado a la joven que se habia caido de culo a pocos metros de él.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Uzumaki Eri - 3/10/2015

El rubio al parecer ni se había dado cuenta de la presencia de la pequeña huérfana, que se había incorporado rápidamente de la caída ocasionada anteriormente por el shock de ver a su antiguo mejor amigo tumbado en la playa en la que se encontraba ella. Suspiró, ¿qué debería hacer ahora? ¿Acercarse y entablar una conversación con él? ¿Irse como si no hubiese visto nada? Tarde o temprano sabía que iba a encontrarse con él, ambos eran shinobi del remolino, y quieran o no, en algún momento podrían llevar a cabo una misión juntos.

Pero es que Eri no se sentía con fuerzas de hablar con él ahora mismo, además... ¡Él ni si quiera se había dado cuenta de su presencia! ¡Vaya Uchiha estaba hecho! La vena de su frente comenzó a hincharse. ¿Tan poco importaba la joven de cabellos azules al portador del sharingan? Una lágrima traicionera surcó su mejilla izquierda.

''¡Estúpido Uchiha!''

En su cabeza resonó su insulto más usado en el tiempo que había estado sin contacto con Nabi, y cuando su lágrima cayó sobre una de sus manos, la bombilla que tenía en la cabeza se accionó, y como si fuese gracias a dicho objeto, su cara se iluminó, y una sonrisa de medio lado se dibujó en su rostro. Tenía un plan, una pequeña venganza gracias al ensimismamiento del Uchiha en el cielo, al cual miró, encontrándose con la luna de frente.

A Eri le encantaba la noche, más que ningún otro momento del día, le apasionaba, por eso se quedó embobada mirando al astro que adornaba el cielo junto un incontable número de pequeños puntos luminosos, todos piensan que esa vista era romántica para compartirla con la persona que quieres, qué ironía Pensó la kunoichi de la espiral, estoy compartiendo esta misma vista con la persona a la que más he querido y querré del mundo... Su sonrisa pasó a ser una totalmente irónica, haciendo prácticamente una mueca.

Negó con la cabeza repetidas veces y volvió a pintar la sonrisa ladeada de antes, acercándose lentamente al chico, quedando más o menos a la distancia necesaria para que la técnica le golpease. Realizó tres sellos y rápidamente de su boca salió un chorro directo al rubio. Vale, bien, había llevado a cabo su venganza, ¿y ahora qué? Mierda, mierda, mierda... El pánico se apoderó de ella, y rápidamente salió corriendo para esconderse en algún lugar cercano. Saltó la valla que separaba la arena de la playa con la calzada y se quedó allí, paralizada, con la respiración agitada, deseando no haber sido vista por el de ojos azabache.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 4/10/2015

Pero bueno, estaba filosofando de más y no era hora para estar perdido por la playa. Así pues se decidió a volver a casa, seguramente comeria algo y cuando amaneciera se iria a entrenar a algún lado. En el Jardín de los Cerezos seguro que encontraba a alguien a quien darle una paliza.

Se levantó, dispuesto a irse a casa, se estiró y cuando iba a ponerse en marcha escuchó un sonido tras de sí. Al girarse, lo único que encontraria era un chorro de agua a presión que le haria caer de culo al suelo. Para cuando recuperara la compostura la misteriosa figura que le habia atacado habia salido por patas. Pero tenia claro su objetivo, debia encontrara a aquel agresor y detenerlo antes de que siguiera armando caos.

¿Sera otro de esos macarras que nos atacaron la última vez? ¿Nunca nos vamos a librar de ellos? ¡Se reproducen como putos conejos!

Se levantaria rapidamente e iria en la dirección en la que le habia llegado aquel mizurappa. Consiguió oir como saltaba la valla y en unos segundos él ya se encontraba sobre la misma. Pero no escuchó nada más, al voltear la cabeza veria a una joven peliazul temblando de puro terror. Aquella joven no era ni más ni menos que su querida amiga Eri.

No puede ser... ¿Qué le habra hecho ese desgraciado?

Eri, ¿estas bien? ¿Has visto pasar a alguien por aqui?

Le preguntaria el shinobi mientras se acercaba aun encima de la valla hacia la chica. Sin embargo, a esta no le daria tiempo a contestarle, pues un sonido de unos arbustos agitandose alertarian al rubio y este saltaria para protegerla. Agarrando la cabeza de la muchacha y escondiendola en su pecho para recibir él cualquier daño que fuera a suceder. Ambos cayeron al suelo tumbados y la agitación en los arbustos se intensificó. Hasta que de esos arbustos salió una gallina revoloteando y gallineando. Al ver que habia sido una falsa alarma el chico separaria la cabeza de la kunoichi de su pecho y le repetiria la pregunta.

¿Estas bien?

El Uchiha ni se habia planteado que la muchacha pudiera ser la responsable o que estuviera minimamente implicada con el ataque que él habia recibido. No es que fuera especialmente inocente, sino que tenia una confianza absoluta en aquella joven peliazul con quien habia compartido los mejores años de su vida.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Uzumaki Eri - 4/10/2015

''¿Qué?''

Todo había pasado muy rápido, tan rápido, que le estaba costando demasiado asimilar lo ocurrido. Había salido corriendo para no ser vista por el Uchiha, y este, como bien sabía, había ido detrás de lo que podría haber sido el causante del chorro de agua que impactó contra él, sin embargo cuando la vio, no la acusó, al contrario, la preguntó si se encontraba bien, y cuando podría haber abierto la boca para contestar, él la había tomado por sus brazos y la había abrazado para protegerla de una gallina.

Esto era demasiado irreal.

''Pero él... ¿De verdad que no sabe que fui yo...?''

Mordió su labio inferior y le miró a los ojos. El verde y el azabache se encontraron. ¿De verdad que estaba bien? Apretó más el mordisco, pero antes de que se pudiese hacer sangre, paró y notó como sus mejillas se encendían. Estaba demasiado cerca del rubio, y lo que le jodía es que no podía separarse de él como hubiera hecho minutos atrás, cuando le lanzó esa técnica.

-Erh, erm...- Balbuceó, nerviosa, deshaciéndose del agarre como podía, e incorporándose para estar de pie, distanciándose de él. El alivio se apoderó de su cuerpo, y las palabras ya no se quedaban en su garganta. -Sí, sí, estoy bien, ¿y tú? ¿Qué pasa? - contestó ahora más firme, ignorando sus sentimientos, porque sabía que si se acordaba de ellos empezaría a chillarle cualquier incoherencia, o se pondría a llorar, o cualquier cosa de esas. -¿Por qué me preguntas si he visto a alguien pasar? Por aquí no ha pasado nadie... - Contestó a su primera pregunta, dudando de entre decirle que había sido ella la que había lanzado la técnica o no.

Estaba actuando como una persona medianamente decente actuaría, él era un civil más, y ella una shinobi capaz de ayudarle, no eran amigos, no eran compañeros, no eran nada. Suspiró demasiado fuerte a su parecer y se apoyó contra la valla, exhausta, ¿qué haría si él se quedaba tanto tiempo con ella? Su corazón seguía latiendo de una forma desenfrenada, así que haría lo que había querido desde hace bastante: hablar con él hasta que él se fuese.

Sin embargo, sabía que no podría guardar el secreto de haberle lanzado un Mizurappa, así que sin querer, bajó la mirada, apenada, mientras jugaba con sus dedos. -Verás... La del Mizurappa... Fui yo... - Dijo con un tono de voz casi inaudible.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 7/10/2015

La chica, en primera instancia, pareció balbucear algo sin sentido, para justo despues empujar al rubio y separarse de él. Se puso de pie y tras unos segundos, le contestó al Uchiha que entonces estaba sentado buscando el contacto visual con la kunoichi, lo hacía a menudo, manias de Uchihas. La peliazul parecia estar conteniendose, y la verdad, es que bastante mejor a lo que el chico estaba acostumbrado.

Te lo preguntaba porque hay algún tipo de ninja enemigo infiltrado por aqui, o algún subnormal como los del otro dia. Porque me han atacado por sorpresa y han huido los muy cobardes.

Dicho eso, miró al pollo crecido que se encontraba paseando tranquilamente por los alrededores del campo visual de Nabi tranquilamente mientras decia COC de vez en cuando y seguia pululando. Sin duda, era su principal sospechoso.

Sin embargo, su atención giraba alrededor de la chica que tenia que proteger, que de repente soltó un suspiro y se apoyó en la valla, con cara de cansancio. Bueno, eran las tantas de la madrugada y estaban a tomar por culo de sus casas, era normal que estuviera cansada, pero ¿y si no? ¿Y si estaba cansada por algún tipo de jutsu malevolo que habia lanzado aquel oviparo en ella? Sin duda, nada bueno podia tener esa gallina.

Su mirada estaba clavada en los labios de la peliazul que empezó a musitar algo que el Uchiha puso todo su empeño en escuchar. Esas palabras la delataban como la ejecutora de la tecnica que casi le habia matado en la playa. Sin dudar un instante, se levantó y se dirigió a ella. Antes de que la chica pudiera reaccionar, él la envolveria entre sus brazos mientras le ponia una mano en la cabeza para calmarla.

Eso es genial. Significa que no hay nadie que te quiera hacer daño por aqui, estas a salvo. Es un alivio.

Una pequeña sonrisa saldria a flote en los labios del rubio. La verdad es que se habia quitado un peso de encima y era muy tarde. Su misión de proteger a la peliazul habia concluido con exito. Ya no habia peligro alguno, más allá de aquella malevola gallina que estaba planeando algo maquiavelico mientras miraba hacia ambos lados con sus ojos de gallina.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Uzumaki Eri - 8/10/2015

La joven huérfana se quedó estupefacta por lo que acababa de pasar, ¿no se había enfadado por haberle empapado? ¿No se había enfadado por que le hubiese atacado? Este chico cada vez le impresionaba más. Estaba enfadada con él, pero... ¿Él no lo estaba con ella después de lo que le había saltado la última vez que se vieron fuera del incidente de la nota con los imbéciles machistas esos?

Pero una de las cosas más importantes en ese momento era... ¿De dónde cojines había salido el estúpido pollo que lo único que hacía era decir ''coc''?

El rubio la rodeó entre sus brazos, y ella no pudo contenerse, ocultándose en su pecho ahora que podía, ya que cuando el Uchiha creciera un poco más, ella quedaría seguramente a la altura de su cintura o cosas así. Suspiró, no era tiempo de pensar en esas tonterías.

-Nabi-kun...- Susurró en un impulso de llamarle, para saber que eso era real, que no volvería a desvanecerse como en sus sueños. Cerró los ojos, centrándose en el aroma del chico, le había echado mucho de menos.

Pero la gallina seguía ahí, piando.

La vena en la frente se hinchó, le estaba poniendo muy nerviosa, MUY NERVIOSA. Así se separó lentamente del rubio, haciéndole una señal para que esperase un momento. Se acercó al estúpido pájaro que movía la cabeza hacia delante y detrás mientras andaba, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, la miró a los ojos. Los negros ojos del ave se cruzaron con los verdes de la kunoichi.

-¿Coocoock?

-¡VETE A TOMAR VIENTO FRESCO! - La chica, con los ojos en blanco de la rabia, tomó al pájaro con su mano izquierda y lo lanzó lo más lejos que pudo, aterrizando justamente en el mar. La gallina, desde lejos, observó como Eri hacía el gesto de limpiarse las manos, e, indignada, se alejó nadando hacia el horizonte: así concluía el viaje de Gallina-sama por el país de la Espiral.

La joven de cabellos azulados se acercó al rubio que había quedado expectante al espectáculo que acababa de dar la kunoichi del remolino. Esta, sin embargo, dándose cuenta de lo que acababa de hacer, se llevó las manos a los ojos, y, acuclillándose, comenzó a llorar.

''¡Qué acabo de hacer!'' Gimoteaba en su cabeza.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 10/10/2015

La kunoichi respondió con estupefacción a la reacción del Uchiha, sabia que ella no se lo iba a esperar, pero es que realmente ella no entendia que era el motivo por el que él estaba vivo. Sin embargo, su abrazo duro poco, pues la peliazul, se separó de él para dirigirse al pobre oviparo con intenciones asesinas, Nabi ya se veia venir el resultado del asunto.

Eri agarró al montón de plumas que no hacia más que soltar una y otra vez su cooooc tan particular. La pobre gallina, que segundos antes paseaba inocentemente haciendo su tipico baile satanico para invocar a su señor tenebroso, salió volando gracias al impulso que le proporcionó la ojiverde. El animal, una vez en el aire, se concentró y empezó a planear como todo un aviador profesional dirigiendose mar adentro. Y ya no se supo nada de aquel ser, DE MOMENTO.

Como el Uchiha se habia visto venir, una vez sacada la gallina de la ecuación, la chica se dio cuenta de que, acababa de lanzar a un ser vivo mar adentro como si nada, y se puso a llorar de cuclillas. El rubio se acercó a ella y se puso a su altura.

¿Quieres que vayamos a buscarla?

Si se arrepentia tanto de lo que acababa de hacer podian ir a buscarla y montar una granja de pollos con Mike como perro guardian. Se irian al monte y harian una casita de madera con un pequeño corral de pollos. Solo necesitaban un gallino que se reprodujera con la gallina que acababa de ser lanzada al mar, a partir de ahi seria hacer que se reprodujeran entre ellos y esperar que no salieran hijos mutantes.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Uzumaki Eri - 12/10/2015

¿Qu-qué? - Preguntó, estupefacta. ¿Que si quería ir a buscarla? ¡Jamás! Era un ser del demonio, le había jodido la noche y ahora Nabi quería ir a por ella, lo que le faltaba. Estúpida gallina - No, no quiero ir a buscarla, así volverá a donde pertenece. - Soltó, con el ceño fruncido, aún cuando las lágrimas caían por sus mejillas.

Miró a Nabi, que se encontraba a su altura, y suspiró. Se levantó y limpió el polvo que se había acumulado en su traje, luego volvió a mirar a su compañero rubio. Ya no tenía ganas de llorar, volvería a presentarse débil ante él y no quería demostrarle eso, quería demostrarle que era autosuficiente y una buena kunoichi, ¡se iba a enterar! Limpió sus lágrimas y comenzó a andar hacia otro lado.

-¿Te apetece dar un paseo? - Logró preguntar, sin perder de vista sus movimientos. Intentaba olvidarse del incidente con la gallina, o que lo olvidase el Uchiha, no sabía muy bien qué pensaría en esos momentos, pero si podía borrar un poco de lo sucedido de la cabeza del rubio, mejor. Comenzó a caminar de nuevo hacia la playa, sin mirar si el portador del sharingan la seguía o no.

''Quiero saber... Qué ocurrió.''

Ese pensamiento se volvió a instaurar en su cabeza, ¿sería el mejor momento para hablar de su pasado? Lo averiguaría si el rubio decidía seguirla en el paseo de madrugada por las costas de la Villa Oculta del Remolino.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 17/10/2015

Las acciones y palabras de la peliazul no hacian más que desconcertar al Uchiha, que no era demasiado avispado cuando se trataba de emociones, y si se trataba de emociones femeninas ya si que no tenia pista alguna. La chica estaba llorando por haber lanzado a la gallina, pero cuando el rubio se ofreció para ir a buscarla Eri pareció confundida, lo cual confundió al chico. Despues dijo que la gallina habia vuelto a donde pertenecia.

¿Las gallinas eran peces? ¿O se habia perdido alguna parte de la conversación? En cualquier caso, la chica no esperó a que el muchacho reconstruyera su cabeza que acababa de romperse en mil pedazos con las palabras confusionantes de la peliazul. Se levantó y se fue preguntandole si queria dar un paseo. Y se fue sin esperarle ni nah.

El chico fue detras sin mediar palabra, aún estaba dandole vueltas a la relación entre el plumifero amigo que habian visto y el mar. ¿Tal vez habia una granja submarina por ahí cerca y él no lo sabia? ¿Qué pasaba por la cabeza de la kunoichi? ¿Debia preguntarle? ¿O pareceria un empanado y un idiota? ¿Era algo obvio? ÉL NO LO ESTABA VIENDO

A pesar del debate interno del rubio su rostro se mostraba serio como siempre, con la mirada centrada en el paso de su compañera que guiaba el camino.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Uzumaki Eri - 18/10/2015

Se alegró de sentir como el Uchiha, con su parsimonia y expresión en la cara de siempre, había decidido seguirla en el pequeño paseo improvisado al que había invitado al rubio. Lo peor es que se sentía estúpida, ¿no era que estaban enfadados? Negó con la cabeza y esperó a que el chico se posicionase a su lado, así comenzarían la caminata por las arenas blanquecinas de las costas del Remolino, sin blancas aves emitiendo sonidos extraños.

Miró a su compañero, lo inspeccionó con la mirada, pero no encontró nada fuera de lo común, un rostro serio, el rostro de hielo del Uchiha y volvió a suspirar, deseaba con todas sus fuerzas haber rectificado la trayectoria del vuelo de la gallina hasta su cara, seguramente el chico ni hubiese alzado una ceja, ¡estúpido Uchiha!

- Y... ¿Cómo te ha ido este último mes? - Preguntó, como quien pregunta que va a llover un día que está completamente nublado. Esa era la capacidad de Eri a las cuatro de la madrugada, la de una patata pocha.

Hablando de patatas...

La joven de cabellos azules tropezó en la arena, cayendo de boca contra el suelo. Sus pelo, desperdigado por todas las partes de su cabeza, ahora lucía lleno de pequeñas porciones de arena. Rápidamente se incorporó y escupió la arena que se le había metido a la boca, ¿con qué narices se habría tropezado? Se giró y observó como algo sobresalía de la arena, pero que gracias a la poca luz de la luna no se podría haber divisado si no te hubieses parado a mirar justamente a ese lugar. Empezó a escabar con sus manos y encontró tres huevos enterrados en la arena.

''¿Serán de la gallina?''

Para desgracia de Eri uno de los huevos - seguramente con el que había tropezado - tenía el cascarón roto, la joven se mordió el labio, ¿y si volvía la gallina a picarla en los ojos por matar a su cría? Negó rápidamente con la cabeza y se puso de rodillas, cogiendo los huevos con las manos. Para su sorpresa, el cascarón comenzó a caer solo, y un polluelo amarillo salió del cascarón.

-¡Mío! - Comenzó el pollo. Erimiró a Nabi, sin saber qué hacer ni cómo actuar.

Esto no podía ser más surrealista.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 24/10/2015

Nabi se levantó y siguió a Eri que se había parado a esperarle, sintiéndose mal de tanto odio injustificado que le echaba encima al pobre Uchiha que solo quería su bienestar. Así pues, cuando estuvieron a la misma altura empezaron a pasear por la costa, el rubio llevaba las manos metidas en los bolsillos porque hacía bastante fresco a esas horas al lado del mar en esa estación del año. Más que de costumbre ese dia, todo había que decirlo. Él iba pensando en qué iba a desayunar mientras que ella le miraba de vez en cuando dándole vueltas a la tontería del chico.

La peliazul empezó la conversación, como siempre. Le preguntó a Nabi que qué tal había pasado aquel último mes. Antes de que la pregunta hubiera llegado al cerebro del shinobi siquiera, la chica tropezó yendo de cabeza al suelo. Por suerte, tantos años de entrenamiento como ninja, le habían servido de algo al Uchiha, a eso le tienes que sumar el hecho de que Eri tropezándose era algo normal para él y ya había desarrollado un sexto sentido que estaba siempre alerta de cuando la peliazul iba de boca al suelo. Así pues, logró sacar la mano a tiempo para agarrar los ropajes de la muchacha por la espalda y evitar que llegara a hacer contacto con el suelo. No tenia fuerza suficiente para levantarla, pero la dejó en el suelo lentamente, evitando los daños que pudiera haberse llevado.

Después de soltarla, evidentemente se agacharía para ayudarla a levantarse, pero la chica, ignorandole por completo, iría a ver con qué había tropezado. Escarbó un poco en la arena, para acabar sacando unos huevos que parecían de gallina, pero debían tener algún tipo de mutación extraña para haber resistido la "patada" de la muchacha sin romperse, aunque había uno que tenia una raja importante. De repente, ese mismo empezó a moverse, hasta que una cosa amarilla se asomó desde su interior, soltando algo que no parecía propio de un pollo.

Eri le miró buscando algún tipo de explicación, el Uchiha se encogió de hombros.

La radiación solar les habrá hecho mutar.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Uzumaki Eri - 25/10/2015

Puesto que el rubio dijo algo que prefirió olvidar miró de nuevo al pollo que se encontraba entre sus manos, soltando sonidos poco normales en un polluelo. Suspiró, sí, seguramente podría ser más surrealista, su vida en sí era demasiado surrealista, ¡como para pintar cuadros! En fin... Hizo un agujero en el suelo donde dejar los huevos de nuevo y a la cría con ellos, para que la madre no se preocupase al volver y ver que no se encontraban donde los había dejado, pero el pollo se negaba a abandonar sus manos, así que la joven de cabellos azules se levantó con el ceño fruncido y el animal amarillo en su mano izquierda.

Se acercó a Nabi para poder seguir interrogándole, aún con la cría en su mano buena, y, hablando del pollo, éste, cuando vio el color tan perfecto del shinobi del remolino, pegó un bote y se subió a su cabeza, perdiéndose entre su dorado cabello. La joven huérfana miró al chico de ojos azabache, intentando descifrar si se sentía ofendido, o algo, no entendía todavía la actitud de su... ¿Su antiguo mejor amigo?

-¡Mío! ¡Mío! - Seguía piando el polluelo entre los cabellos del Uchiha, Eri intentó evitar soltar una carcajada, tal y como tenía el pelo Nabi, solo se diferenciaba el pequeño pico del ave. Se acercó, curiosa, intentando, o queriendo intentar quitar al pobre pollito de la cabeza del mayor. Así, quedó cerca de su compañero de paseo esa noche, y, poniéndose de puntillas, acercó ambas manos a la cabeza de Nabi, buscando con ellas algo que no fuese su sedoso cabello. Se mordió el labio inferior, y cuando notó unos picotazos en su dedo índice, tomó al pollito entre sus dedos y lo sacó de entre los hilos amarillos. Su expresión se dibujó como una de satisfacción. Sin embargo ahora saltó a su propia cabeza. Dejando a Eri con ambas manos sobre la cabeza del chico, muy cerca de su rostro, y aún de puntillas.

Se sonrojó de inmediato, mirando ahora a Nabi a los ojos, esos pozos negros en los que se había caído millones de veces. ¿Qué hacer? ¿Retirarse de inmediato? ¿Quedarse así hasta que se separase él? En su cabeza habían muchas preguntas y ninguna respuesta le parecía bien. Volvió a morderse el labio y esta vez se fijó en sus labios. No eran como los de ella, eran más pálidos, y le entró la duda... Había visto muchas veces este tipo de escenas, y acababan o bien, alguno de los dos terminaba cayéndose o retirándose, o bien...

''Joder...'' Su corazón se aceleró con solo de pensarlo. Y, antes de poder actuar con claridad, pegó sus labios con los del Uchiha.


RE: Reticencias de un pasado aciago - Inuzuka Nabi - 2/11/2015

Eri sudó olimpicamente del rubio y empezó a cavar en la arena con la intención de abandonar a aquellos pobres polluelos tal y como lo habia hecho su gallina madre. Sin embargo, el recien nacido, negandose a tal giro de los acontecimientos en vez de asumir su destino, que probablemente acabaria en una muerte más que merecida por ser hijo de un espia de Ame en forma plumifera, en cuanto tuvo la oportunidad se lanzó al camuflaje perfecto para alguien de su especia, el pelo del Uchiha.

Nabi le hubiera dado una patada giratoria en pleno aire antes de que aquel bicho siquiera pudiera plantearse volar hacia su hermosa cabellera, pero el sueño y el agotamiento por no poder dormir durante tantas horas seguidas le habian pasado factura y justo cuando el pollo saltó hacia él, estaba bostezando, lo cual permitió al bicho volador llegar a su objetivo como si nada. Despues podria haberle dado un manotazo al animal y haberse limpiado sus intestinos de la cabeza cuando llegara a casa, pero Eri se le adelantó y empezó a rebuscar entre su mata de pelo.

Así pues, y aprovechando la salida más sencilla, se quedó mirando a la muchacha que jugaba a una variante macabra y polluela del escondite. El animal se lo estaba poniendo dificil pues la cara de concentración de la peliazul estaba alcanzando el limite de la expresividad humana. Finalmente, al verse acorralado, la bola de plumas amarilla decidió migrar a una cabeza más segura, saltando a la de ella, aunque el camuflaje habia bajado drasticamente. Una cosa amarilla chillona en un pelo azul cielo se veia a millas, de hecho, a terametros.

Lo normal hubiera sido que la chica se apartara o empezara a rebuscar en su propia cabeza para sacarse eso, pero Eri se quedó mirando al Uchiha que también la miraba, solo que con una expresion neutra. El rostro de la muchacha fue evolucionando adquiriendo cada vez más y más color, mientras el del Uchiha evolucionó cogiendo cada vez más y más Uchiheo. Es decir, se quedó igual. Aunque una pequeña mueca de duda se pudo apreciar, ¿qué pasaba? ¿habia hecho algo mal? ¿aquel pollo tenia poderes paralizantes? ¿estaba esperando que él se lo quitara a ella?

Antes de poder responder alguna de sus preguntas, la chica se puso MÁS de puntillas para estampar sus labios rosados con los del muchacho, que se quedó completamente helado. ¿Qué coño estaba pasando? No era tan corto como para no saber qué era un beso, pero, ¿como se reacciona a eso? Eri no le habia dicho nada en meses, casi años, y de repente le estaba besando. Queria, suponia que ¿deberia abrazarla? Su cabeza estaba totalmente muerta.

Sin embargo, la situación dio un vuelco cuando el pollo, que habia estado jugandosela paseandose por el borde del cuero cabelludo de Eri, hasta que finalmente, resbalo tirandose en caida libre. Desesperado por no matarse, empezó a removerse en todas las formas posibles. Un picotazo por allá, una patada por allí, y acaba metido en la nariz de alguien. En resumen, un picotazo al ojo derecho de Eri, una patada en su boca y acaba metido en la nariz del Uchiha, que rapidamente lo expulsa, cayendo entre los pechos de la peliazul. Pero antes de llegar.

¡MIO!

Resultado, ambos en el suelo sin saber qué cojones acaba de pasar.


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