Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
18/04/2016, 19:27 (Última modificación: 5/07/2016, 20:02 por Uchiha Datsue.)
(26/03/2016, 00:12)Datsue escribió: —Aceptar un soborno en pleno combate… delante de todos… ¡Delante de Yubiwa-sama, nada menos! ¿Pero en qué estabas pensando?
Datsue, sentado de rodillas en el tatami de la habitación y con la mirada gacha, aguantaba como podía la bronca de sus padres. Su madre se había puesto histérica. Le había chillado, llorado, vuelto a chillar y finalmente se había quedado en silencio, como sin fuerzas. Pero el momento de descanso le duró poco. Su padre había cogido el relevo, y llevaba más de media hora hablándole sin perder fuelle. Repitiendo una y otra vez lo mismo.
—¿Escuchas lo que te digo? ¿O todo te entra por un oído y te sale por el otro?
El Uchiha se sonrojó. Su padre jamás le había hablado así.
—Sí —aseguró de forma casi inaudible—. Te escucho.
—Pues no lo parece —aseveró Ryouta—. No lo parece. ¿Qué crees que pensarán todos? Los vecinos, la gente de la Aldea… ¿Qué crees que dirán?
Me importa una mierda lo que piensen o digan, quiso decirle. Pero en su lugar apretó los puños contra las rodillas y siguió con la cabeza gacha.
—¿Adónde quieres llegar con esto? —siguió preguntando Ryouta—. ¿Adónde crees que llegarás con esa actitud? Ya te lo digo yo —continuó, ante su silencio—: a ningún lado. ¿Crees que algún compañero confiará en ti después de esto? ¿Crees que el Kage confiará en ti para alguna misión importante?
Me… importa… una… MIERDA. Apretó los dientes, furioso, pero nuevamente se mantuvo callado.
—Has quedado como un shinobi sin honor… ¡Ante todo el mundo! —exclamó Ryouta—. Semejante deshonra no te será fácil de quitar… Lo sabes, ¿no?
Nuevamente silencio.
—¿Es que no piensas decir nada? —preguntó—. ¡Mírame a la cara, al menos! ¡Después de pasar semejante vergüenza es lo único que te pido!
Datsue alzó de pronto los ojos, rojos por unas lágrimas que se negaban a salir.
—¡¿Te avergüenzas de mí?!—estalló—. ¡¿Es eso lo que has dicho?!
El rostro de Ryouta se tiñó de dolor durante unos instantes, como si de pronto se hubiese arrepentido de lo que acababa de decir.
—No, Datsu… Claro que no —intervino Naomi—. Tu padre no quería decir eso.
—¡Claro que lo ha dicho! —rugió Datsue, dando un manotazo sobre la mesa que los separaba—. ¿Quieres que te hable de vergüenza? —preguntó, con la voz rota. Tenía los ojos anegados en lágrimas y le temblaban los labios, pero la ira que corría por sus venas frenaba por el momento cualquier atisbo de llanto—. ¿Quieres que te hable de deshonor? —escupió aquella última palabra como si le diese asco pronunciarla.
—Datsue, tranquilízate —pidió su madre.
—Porque tiene gracia que tú me hables de eso, ¿sabes? —continuó Datsue, haciendo caso omiso a Naomi—. Tiene gracia que me lo digas cuando TÚ —gritó, señalándole—, llevas más de diez años sin hacer frente a tu deuda. ¿Acaso eso no es también una vergüenza? —preguntó—. ¿No es una deshonra para ti?
—¡Datsue! —protestó su madre, levantándose.
Ryouta, en cambio, no dijo nada. Tampoco pareció enfadarse. Tan sólo aguantó la mirada de su hijo, y eso hizo que Datsue todavía se enfadase más. Hubiese preferido que le hubiese gritado, que hubiese perdido la compostura.
—¿Sabes lo que más me jode de ti, padre? —le preguntó, levantándose también—. Que siempre estás preocupado por el qué dirán. Por las apariencias… ¡A MÍ ME IMPORTAN UNA MIERDA! —rugió, mientras sacaba el diamante que le había dado Reiji del bolsillo interior de su yukata—. ¡ESTO es lo que me importa! —chilló, estampando el diamante contra la mesa—. ¡Por eso lo hice! ¡Para pagar la deuda! ¡Para pagar la deuda y no tener que seguir escondiéndonos de Okura! ¡Para que Madre no tenga que...!
Datsue se mordió la lengua y notó un regusto a sangre. En el último momento, se había controlado para no soltar la barbaridad que llevaba años escondiendo en lo más profundo de su corazón. Sin embargo, su rabia no se había extinguido.
—¿Me hablas del qué dirán? ¡Que digan lo que quieran! Los vecinos, mis compañeros… ¡Incluso Yubiwa! ¡NO LES DEBO UNA MIERDA!
—¿Qué no les debes…? —Ryouta parecía al borde de un ataque—. A ti te da todo igual, ¿verdad? A ti te importa todo una mierda.
—¡Exacto! —chilló, fuera de sí—. ¡Exactamente eso!
Sin poder aguantar más aquella conversación, dio media vuelta y salió de la habitación del hotel dando un portazo.
Tras la discusión que había tenido con sus padres, Datsue se encontraba mal. Terriblemente mal. Era como si una serpiente se hubiese enroscado alrededor de su pecho y le oprimiese, sin dejarle respirar.
Tampoco ayudaba haberse hecho medianamente conocido. La gente le reconocía por su actuación en el Torneo. Le señalaban, cuchicheaban entre ellos cuando pasaba de largo, se reían… Siempre creyó que aquello no le importaría, y de hecho trataba de caminar como si no lo hiciese, con la cabeza alta y haciendo oídos sordos, pero lo cierto era que le afectaba. Más de lo que quería aceptar.
Por eso, harto de todo, decidió largarse de los Dojos y perderse un tiempo entre los Bosques, Riscos y Ríos del País del Fuego. Una idea cojonuda, sin duda, salvo por el hecho de que sí se había perdido... Literalmente.
—Genial —se lamentó Datsue, dejando escapar un suspiro—. ¡Estoy más perdido que un Uzureño en combate!
Volvió a dejar escapar un suspiro. Ni siquiera las bromas conseguían animarle. Sus pasos, pesados y cansados, aplastaban la hierba sobre la tierra, y las ramas de los árboles, a ambos lados del estrecho camino, se entrecruzaban sobre su cabeza formando una bóveda de color verde, marrón rojizo, ocre y motas aquí y allá de un dorado mate, allí donde el sol lograba colarse entre las hojas.
De pronto, Datsue se detuvo, incrédulo. Uno de los árboles que había junto al camino tenía una marca en el tronco: una flecha que indicaba la misma dirección en la que estaba caminando.
—¡Me cago en mi ma…! ¡Estoy caminando en círculos, joder!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Caminaba de vuelta hacia los dojos con un mejor sabor de boca del que había salido de ellos, ¡ahora mismo se sentía realizada con su propia existencia! Y eso, más que nada, era lo que necesitaba la pequeña kunoichi en aquel momento. ¿Y qué si se había tenido que medir con otra persona de su villa? ¡Habían tenido un buen combate! ¿No? Bueno, Kazuma era un tanto especial, además casi la deja sin brazo... Eso compensaría el envenenarle... ¿No?
En verdad seguía hecha un lío, pero bueno, no pasaba nada, ¡ella estaba feliz por ese entonces! Solo esperaba que le durase un poco, al menos hasta el principio de la segunda ronda. Y por Shiona-sama, esperaba que no le tocase ningún contrincante procedente de la misma villa que ella, porque si se daba el caso, ella misma acabaría por suicidarse en el Valle del Fin... Aunque tampoco había estado allí nunca, pero bueno, era un sitio alto.
''Creo que debería dejar de divagar tanto... Además, con todo el rollo, tengo un hambre horrible'' Se recordó mentalmente, ya que al final no había probado bocado y su estómago comenzaba a requerir atención.
Sin embargo, a todavía un buen trecho de su destino escuchó una voz, una voz que conocía pero no sabía de qué y sonrió al pensar que podía ser algún amigo, pero...
-¡Estoy más perdido que un Uzureño en combate!
Frunció el ceño ante tal ofensa para su kage, para su villa, y sobre todo para ella misma. ¿Quién se creía? ¡Los Uzureños no se pierden en los combates! Si eso los combates se pierden en los Uzureños... No espera, eso no era así, bueno, el caso, que los Uzureños eran buenos luchadores. Eri se escondió entre los árboles y se fue acercando lentamente hacia el dueño de la conocida voz, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo observarlo de manera detenida: un chico de estatura media, con el cabello recogido en un moño, y portador de un yukata. ''Yo... Yo le conozco de algo... Pero ahora no caigo, jopetas... ¡Qué rabia!'' La joven kunoichi mordió su labio inferior, claramente molesta por su frustración recién llegada.
Apretó los puños y se intentó acercar un poco más; no era que su disimulo fuera bueno, pero esperaba por todos los shinobis famosos que conocía que él no la viese, ya que resultaría gracioso que alguien te espiara de esa manera, sobre todo una desconocida que parece que te está acosando. Pero la suerte no estaba de su parte, y por caprichos de su tan querido destino acabó tropezándose con una rama que sobresalía del suelo que en esos momentos se disponía a cruzar, acabando con la mitad del cuerpo fuera de su escondite.
-Ay... Mi cabeza... - Atinó a decir mientras se llevaba la siniestra hacia su cabeza, sin caer todavía en la consecuencia de que, quizás, y solo quizás, el chico había descubierto sus maquiavélicos planes.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
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El Uchiha giró sobre sus talones rápidamente, sobresaltado. ¿Pero qué demonios…? Oh. Alguien acababa de caerse de bruces. Una chica de cabellos azules y estatura pequeña, la cual le resultaba extrañamente familiar…
Entonces la chica levantó la cabeza y pudo ver sus ojos: cautivadores y vivaces, tan verdes como la aurora reflejada en un mar cristalino. Sus mejillas, sonrojadas, daban color a una piel clara y suave; y su pecho…
… Datsue se sonrojó de inmediato. Gracias al escote cuadrado de la túnica que vestía la kunoichi, y al estar ella boca abajo, todavía media levantada, la ley de la gravedad hacía su efecto y regalaba al Uchiha unas vistas que difícilmente podría haber imaginado nunca. Al menos no a su edad. ¿Cómo es posible que con un cuerpo tan pequeño pueda tener semejantes…? Datsue sacudió la cabeza. ¡Espabila! O perderás tu oportunidad de actuar como un príncipe azul.
Su diestra formó un sello de carnero, y en un segundo apareció frente a Eri, tendiéndole una mano para ayudarla a levantarse.
—¿Estás bien? —preguntó, con el rostro teñido por la preocupación. O al menos eso intentó transmitir con su expresión—. Debe ser doloroso, ¿verdad? —preguntó el Uchiha, esbozando una tímida sonrisa—. Caerse del cielo, digo.
Joder… ¡Estoy hecho todo un galán!
Tenía que reconocerlo, no era algo improvisado. De hecho, recordaba haber usado aquella misma frase la primera vez que había visto a Noemi. ¿Pero qué importaba? Mientras Noemi no se enterase… ¡Ja! ¿Y cómo iba a hacerlo? Es imposible. No existen medios, ni en esta vida ni en la otra, como para que lo pueda hacer. Rotundamente imposible.
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19/04/2016, 16:01 (Última modificación: 19/04/2016, 16:03 por Uzumaki Eri.)
''¡Ay! No... ¡Me ha pillado!'' exclamó pegando un grito apenas audible para el desconocido de cabellos recogidos en un moño y trató de ponerse en pie antes de que causase malas impresiones - o mejor dicho, peores -, cuando observó que el joven había aparecido frente a la huérfana para tenderle su ayuda, ¡pero qué modales! Para que luego digan que no hay que fiarse de los extraños...
—¿Estás bien? — su pregunta fue acompañada de un gesto lleno de preocupación que hizo que el pequeño corazón de la kunoichi se acelerase por tal actuación. —. Debe ser doloroso, ¿verdad? Caerse del cielo, digo.
- Sí... Estoy bien, muchísimas gracias - Bueno, estaba bien, pero le dolía la pierna, aunque eso podía omitirse, ¿y si en verdad era un ladrón que quería robarle su kit médico? ¡Él no tenía que saber que la joven procedente de Uzushiogakure estaba herida! Se ruborizó ante tales pensamientos... ¿No había quedado en que no todos los desconocidos eran malos? Ahogó un suspiro y miró al joven a los ojos, y... ¡Vaya, qué ojos! -Pero no lo comprendo, me he caído porque estaba detrás de unos árboles, no porque me haya caído del cielo. - Su tono no podía denotar más inocencia porque la joven rebosaba de ella, y, perpleja, pestañeó varias veces dejándose ayudar por la mano que le brindó el muchacho para ponerse de nuevo en pie.
Una vez sobre sus dos piernas se sacudió el polvo que podría haber quedado impreso en su azulada vestimenta, sin embargo, al pasar todo su peso al pie derecho fue como si le atravesasen con un kunai el tobillo. -Ay... ¡Ay! - Se quejó mientras una lágrima aparecía en su rostro, ¿y ahora cómo iba a volver a los dojos?
''Eri... Eres médica...'' Se dijo a sí misma, sin embargo pronto respondió. ''Sí, pero estás tan hambrienta que en vez de curarte el tobillo vas a transformarlo en un muslo de pollo''
Espera, un momento, ¡ahora lo recordaba!
-Desconocido-san, ¿no será aquel chico al que tuve que dar un poco de mi chakra porque una piedra misteriosa le había succionado hasta dejarlo en el suelo tirado? - La delicadez brillaba por su ausencia, y la joven, aún apoyada en la mano del chico, había recurrido a su memoria a largo plazo para poder reconocer de quién era aquella voz que tanto le sonaba, y si no era la persona que había mencionado... Siempre podría echarse a berrear al suelo.
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Datsue se quedó por un momento contrariado. Conocía aquella voz. La había oído hacía un tiempo y, ahora que se fijaba mejor, también había visto aquellos ojos... ¡Claro! ¿Cómo pude haberme olvidado? Era la kunoichi de Uzu que le había salvado en los Templos Abandonados del País del Río. No había duda.
Sin embargo, antes de que pudiese confirmar sus sospechas, la kunoichi volvió a hablar:
-Pero no lo comprendo, me he caído porque estaba detrás de unos árboles, no porque me haya caído del cielo.
Tras unos segundos en los que Datsue se quedó con la boca entreabierta, sin saber muy bien como encajar aquella respuesta, estalló en sonorosas carcajadas, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás.
Luego, se secó una lagrimilla que amenazaba con deslizarse por la mejilla y volvió a mirarla, todavía sonriente. Demonios, es mucho más inocente que Noemi… En realidad, eran totalmente opuestas. Una era alta, rubia y provocadora; la otra, bajita, de pelo azul y terriblemente inocente. Sin embargo, ambas coincidían en algo: eran arrebatadoramente hermosas. Bueno, si mal no recuerdo, ella era de Uzu… Pero supongo que nadie es perfecto.
—Algún día lo comprenderás —respondió, haciéndose el interesante—. Y ese día te acordarás de mí —añadió, guiñándole un ojo.
El shinobi aupó a la kunoichi sin aparente esfuerzo, con la suerte de que la fortuna le sonrió por una segunda vez:
-Ay... ¡Ay!
La kunoichi no podía caminar. Eso era un mensaje, un código encriptado que sólo él podía descifrar: le indicaba que tenía una nueva oportunidad para hacerse el héroe.
Sin embargo, antes de poder hacer nada, la kunoichi intervino nuevamente:
-Desconocido-san, ¿no será aquel chico al que tuve que dar un poco de mi chakra porque una piedra misteriosa le había succionado hasta dejarlo en el suelo tirado?
Datsue sonrió. Le recordaba. Eso era otra señal. Todavía no estaba muy seguro de lo que significaba, pero definitivamente era una buena señal.
—¡Así es! —exclamó, sonriente—. Tú me salvaste en aquella ocasión, ahora déjame devolverte el favor —dijo, pasando la mano que mantenía sujeta por encima de sus hombros para ayudarla a caminar—. ¿Hacia dónde te dirigías? —preguntó, con su rostro a apenas un palmo del suyo—. Por cierto, soy Datsue. Uchiha Datsue.
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—Algún día lo comprenderás —respondió, haciéndose el interesante—. Y ese día te acordarás de mí —añadió, guiñándole un ojo.
¿Comprender? ¿Que se había caído del cielo y no de los árboles? ¡Pero si ella misma era la que se había caído! ¿Cómo lo iba a saber él? Hombre... Acordarse de él... Eso era otra cosa, pero quizás no por comprender el enigma que le había dejado en un principio descolocada, sino porque era una persona que ya conocía de antes, ¡y al que ayudó, ni más ni menos! Y eso significaba que había hecho algo bien, ante tal afirmación asintió, orgullosa de sus pensamientos.
''Eso sí, no se ha enterado que le he estado acosando un poco.''
—¡Así es! —exclamó mientras la deleitaba con una sonrisa, ¡entonces no se había equivocado, era él! Algo en su interior comenzó a florecer, una alegría que no había experimentado en un tiempo—.Tú me salvaste en aquella ocasión, ahora déjame devolverte el favor —Mierda, le había vuelto a pillar, ¿dónde se había dejado el disimulo? ¿Con Mike? Suspiró y se dejó ayudar por el chico, ¡tampoco tenía nada que perder! O sí, pero era demasiado inocente para pensar en aquellas cosas, el caso es que ni si quiera llevaba mucho dinero encima, solo sus armas ninjas —. ¿Hacia dónde te dirigías? Por cierto, soy Datsue. Uchiha Datsue.
Uchiha Datsue.
Uchiha.
Datsue.
-¡E-Eres e-l Uchiha de Takigakure! - exclamó llevándose una mano a la boca, claramente desconcertada. Sí, sabía que era un shinobi, pero no pensaba que sería un Uchiha, o sí, pero aquel día fue todo tan confuso que no se había detenido a pensar en el apellido de nadie, ¡jopetas! ¿Pero de dónde salía toda esta gente? -Erhm... Y-yo... I-iba a los Dojos del Combatiente... - contestó de forma automática, aún con cara embobada, sin dejar de mirar directamente a los orbes del joven, que se encontraban cerca del rostro de la kunoichi.
''...'' Su cabeza estaba llena de abanicos Uchiha por todos lados, luego imágenes de aquella noche en la que logró salvar a alguien, ¡y ahora ese alguien le estaba ayudando a ella! Qué cosas tenía la vida...
-G-gracias, pero, ¡no hace falta que me ayudes! - se excusó intentando alejarse del chico -.Aunque... Si puedo decirte que soy Mizumi Eri... - algo estúpida se sentía, ya que estaba negando su ayuda, pero se presentaba, eso era una contradicción para ella. ¡Pero es que estaba tan nerviosa que no sabía qué hacía ni qué decía! Solo esperaba que el joven de nombre Datsue no la tomase por loca...
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—¡E-Eres e-l Uchiha de Takigakure! - exclamó llevándose una mano a la boca, claramente desconcertada.
Datsue arrugó el ceño por un breve instante. Aquella reacción sólo podía indicar que ella se había enterado del bochorno hecho por el Uchiha. Eso, o simplemente sabe que hubo un Uchiha de Taki participando en el Torneo. Espero que sea la segunda opción…
—Erhm... Y-yo... I-iba a los Dojos del Combatiente... -dijo, como respuesta al interrogante de Datsue. Sin embargo, no tardó en desembarazarse de él—. G-gracias, pero, ¡no hace falta que me ayudes!
Algo contrariado, Datsue la dejó alejarse. Juraría que me he echado perfume antes de salir... En fin. Igual es por vergüenza... Lo cual es otra señal cojonuda.
—Aunque... Si puedo decirte que soy Mizumi Eri...
—E-ri —repitió con lentitud, recordando haber escuchado ese mismo nombre en la sala de espera, mientras aguardaba a enfrentarse con Reiji—. Espero que te vaya mejor que a mí en el torneo —le deseó, esbozando una sonrisa estoica—. ¿Seguro que no necesitas ayuda? —preguntó, con el rostro teñido por la preocupación—. No me gustaría que ese tobillo fuese a peor por culpa de no haberte ayudado… Además, ¡yo también me dirijo a los Dojos! —añadió, esbozando su mejor sonrisa. A los Dojos, sí… ¡Si es que encuentro el camino de una PUTA vez!
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25/04/2016, 22:20 (Última modificación: 25/04/2016, 22:21 por Uzumaki Eri.)
—E-ri — su nombre pronunciado de forma lenta con su voz le resultó reconfortante, a la par que un escalofrío recorría su espalda, ¿y si había hecho mal y ahora le iba a echar la reprimenda? —. Espero que te vaya mejor que a mí en el torneo — ¿Qué pasó entre Datsue y su contrincante?... ¿Reiji era? No se acordaba, estaba tan concentrada en su pelea contra Kazuma... Y después el hospital... ¡Ay! La joven quería arrancarse las uñas con los dientes allí mismo.
-Gané... Por suerte, seguramente, pero todavía queda... - Dejó escapar de forma automática, lenta pero más rápida de como hablaba Datsue.
— ¿Seguro que no necesitas ayuda? No me gustaría que ese tobillo fuese a peor por culpa de no haberte ayudado… Además, ¡yo también me dirijo a los Dojos! — parecía que su preocupación era... Sincera, y eso... Desestabilizó a Eri por completo. ''Creo que lo voy a mandar todo a freír espárragos fritos... Y fiarme de él, aunque sea otro Uchiha'' demasiados abanicos para ella, pero... No parecía un chico amargado o con algún palo metido por el orificio que todos tenemos detrás, vaya, que no era como Nabi del todo.
-C-creo que aceptaré tu oferta, eres muy amable, Datsue-san - Agradeció, sin embargo no se movió de su sitio. -A cambio... De que... Bueno, me cuentes qué pasó en tu combate - la bomba ya había salido de su boca, como su curiosidad queriendo derribar la puerta de atrás y querer entrar por la fuerza. -¡No me malinterpretes! Es que... Todo el revuelo... No me he enterado de los demás combates... Estoy tan metida en mi mundo que yo... Yo... - No terminó la frase ya que comenzó a sollozar, llevándose las manos a los ojos para evitar que las lágrimas se escapasen de sus ojos. -¡Lo siento mucho, Datsue-san!
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26/04/2016, 03:36 (Última modificación: 26/04/2016, 03:39 por Uchiha Datsue.)
-C-creo que aceptaré tu oferta, eres muy amable, Datsue-san -agradeció, pero sin moverse del sitio-. A cambio... De que... Bueno, me cuentes qué pasó en tu combate
Datsue hizo una mueca de dolor. No por el hecho de que la chica no se hubiese enterado de lo sucedido, sino por el hecho de tener que contárselo. La chica debió malinterpretarlo, porque en seguida continuó hablando:
-¡No me malinterpretes! Es que... Todo el revuelo... No me he enterado de los demás combates... Estoy tan metida en mi mundo que yo... Yo...
Tranquila, eres tú quien me ha malinterpretado. No al revés. Pero, de pronto, para sorpresa del Uchiha, Eri comenzó a sollozar, ocultando su bello rostro bajo las manos. ¡Por Amateratsu! ¡Pues sí que es sensible!
-¡Lo siento mucho, Datsue-san!
—Eri, tranquila. No pasa nada —dijo, tratando de tranquilizarla. Realmente, no sabía muy bien qué debía hacer en una situación como aquella. Le parecía totalmente surrealista—. Eri, de verdad que no pasa nada. No llores más, por favor. No me gusta verte así —añadió, con el tono de voz más afligido que fue capaz de emitir. No me gusta verte así… Joder, buena frase que me he sacado de la manga, sí señor. Vale, y ahora a ver qué le digo… No puedo mentirle, porque tarde o temprano se acabaría enterando de lo ocurrido y sería peor. No, por una vez tendré que decir la verdad.
Datsue carraspeó para ganar algo de tiempo y enfocar de la mejor manera la historia que tenía que contar.
—Lo de mi derrota en el torneo… En fin, la versión corta es que me dejé chantajear —soltó directamente. Seguramente no era la mejor forma de empezar, ni mucho menos, pero no tenía ganas de alargarse en el tema—. Así es. Mi contrincante me ofreció un diamante para dejarme ganar y yo… acepté —Datsue desvió la mirada, como si se avergonzase de lo que había hecho—. Pero nos descubrieron en mitad del combate y nos descalificaron a ambos.
Datsue cambió el peso del cuerpo de una pierna a otra.
—Así que ya ves… Ahora soy el hazmerreír de todo el mundo. Bueno, salvo de mi propia Villa. A mis camaradas no les hizo pizca de gracia, ni mucho menos. Pero supongo que me he ganado su odio a pulso. —Datsue suspiró, fingiendo abatimiento. Luego, una mirada encendida iluminó sus ojos—. Pero, ¿sabes qué? Lo volvería hacer. Sí, no me importa tener que cargar a la espalda con todo el odio de mi propio pueblo. No si con eso consigo salvar a Chips.
Dígase una cosa de Uchiha Datsue: incluso cuando dice la verdad miente.
—Chips es mi perro —le informó Datsue, que inventaba la historia a medida que hablaba—. Apenas tiene un año, pero está muy débil. Sus huesos no terminan de formarse, y cualquier golpecillo le provoca fracturas —los ojos de Datsue se humedecieron, y el Uchiha se mordió el labio inferior como si estuviese a punto de llorar—. Pero hay un veterinario muy famoso en el País del Agua, llamado Doctor Milagro, que dice poder salvarle… Por eso acepté el dinero. ¡Para poder salvar a mi Chips!
La voz estuvo a punto de quebrársele.
—Y si por ello tengo que ser odiado y apartado de mi propia Villa… ¡Que así sea! Para mi habrá merecido la pena.
Joder… ¡Grande, Datsue, GRANDE! ¡Genio y figura, eso es lo que eres! Por Amateratsu, casi me creo mi propia mentira de lo bien que actué. Fiuuu… Qué bueno, joder. Debería dedicarme al teatro y no a esta mierda de trabajo. Seguro que haría un buen papel.
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
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28/04/2016, 15:26 (Última modificación: 28/04/2016, 15:27 por Uzumaki Eri.)
—Eri, tranquila. No pasa nada —Afirmó, intentando que la joven de cabellos azules dejase de gimotear, o eso es lo que entendió la muchacha, sin embargo, volvió a repetirlo —. Eri, de verdad que no pasa nada. No llores más, por favor. No me gusta verte así
''P-pero si me acabas de conocer... ¡Ay! S-se preocupa por mí, eso es... Muy bonito...'' Su mente voló por unos segundos, los cuales, en la fachada de la chica se pudo apreciar una tímida sonrisa y, además, como las lágrimas dejaban de salir de sus ojos con rapidez, a la misma velocidad con la que la sonrisa de la joven se ensanchaba.
-Está... Bien, Datsue-san, gracias - agradeció.
Un carraspeo salió del joven del moño, entonces comenzó a relatar su historia.
—Lo de mi derrota en el torneo… En fin, la versión corta es que me dejé chantajear... Así es. Mi contrincante me ofreció un diamante para dejarme ganar y yo… acepté, pero nos descubrieron en mitad del combate y nos descalificaron a ambos.
La boca de Eri se formó en una perfecta ''o'', ¡vaya! Por eso todo el revuelo que escuchó sobre no-se-qué de un intento de soborno o chantaje, ¡pero no se esperaba que fuera él! Vaya, que podría haber sido cualquiera, pero... Jobar, ella no era la que se encontraba con esa gente, ¡eso era la bomba! Sus ojos brillaban ante el relato que estaba llevando a cabo el Uchiha, creyéndose hasta la última palabra que saliese por su boca.
—Así que ya ves… Ahora soy el hazmerreír de todo el mundo. Bueno, salvo de mi propia Villa. A mis camaradas no les hizo pizca de gracia, ni mucho menos. Pero supongo que me he ganado su odio a pulso. Pero, ¿sabes qué? Lo volvería hacer. Sí, no me importa tener que cargar a la espalda con todo el odio de mi propio pueblo. No si con eso consigo salvar a Chips.
» Chips es mi perro. Apenas tiene un año, pero está muy débil. Sus huesos no terminan de formarse, y cualquier golpecillo le provoca fracturas, pero hay un veterinario muy famoso en el País del Agua, llamado Doctor Milagro, que dice poder salvarle… Por eso acepté el dinero. ¡Para poder salvar a mi Chips! Y si por ello tengo que ser odiado y apartado de mi propia Villa… ¡Que así sea! Para mi habrá merecido la pena.
Los ojos de la peliazul se volvieron a inundar, ¡qué injusta era la vida con este pobre chico y su más pobre perro! ¿Por qué el salario de los shinobi era tan bajo? ¡Era injusto! Y Chips muriéndose... ¡Encima ahora él era el hazmerreír de todos los Dojos, y una deshonra para su villa! Eri se limpió las lágrimas con la manga de su túnica, y miró detenidamente al Uchiha, entonces su corazón de rompió de nuevo. ¡Se notaba que sufría por su pequeño cachorro! ¿Es que la gente de los Dojos no tenía sentimientos?
-D-datsue-san... - Susurró entre hipos. -¡Es una injusticia! No te dejaste chantajear, ¡es que Chips es mucho más importante para ti que tu propio honor! - Afirmó asintiendo repetidas veces. -Yo no creo que seas el hazmerreír, es un acto de amor y cariño hacia tu cachorro, y si no piensan así, ¡son unos monstruos descorazonados! - hizo un puchero al aire, claramente disgustada.
''Imagínate que Mike estuviese así, suerte que tengo dinero...''
Como si de una bombilla se tratase, la mente de Eri hizo click.
-Hey, hey, Datsue-san - llamó, tirando de su manga. -¿Necesitaría Chips más ayuda? ¡Yo puedo ayudarte con todo! Por un animal herido haría lo que sea... Porque soy una ninja médico, ¿sabes? - declaró, llevándose un dedo a su pecho. -Por eso puedo ayudarte, ¡y no te preocupes, yo te admiro por lo que hiciste, Datsue-san!
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
-D-datsue-san... - Susurró entre hipos. -¡Es una injusticia! No te dejaste chantajear, ¡es que Chips es mucho más importante para ti que tu propio honor! - Afirmó asintiendo repetidas veces. -Yo no creo que seas el hazmerreír, es un acto de amor y cariño hacia tu cachorro, y si no piensan así, ¡son unos monstruos descorazonados!
Datsue apretó los labios y parpadeó varias veces como si estuviese a punto de llorar.
—Gra-gracias Eri —dijo, en apenas un susurro. La actuación estaba siendo brillante, pese a que eso no fuese excusa para que Eri cayese en la mentira de forma tan fácil. ¿Cómo era posible que una kunoichi, entrenada en el arte del engaño y el asesinato, fuese tan inocente? Su teoría sobre los ninjas de Uzu, que al principio había empezado como una simple broma, empezaba a coger cada vez más fuerza…
-Hey, hey, Datsue-san - llamó, tirando de su manga -¿Necesitaría Chips más ayuda? ¡Yo puedo ayudarte con todo! Por un animal herido haría lo que sea... Porque soy una ninja médico, ¿sabes?
¿Que qué? El rostro de Datsue intentó mantenerse frío e inexpresivo. ¿Cómo podía haber sido tan tonto? ¡Pues claro que era un ninja médico! ¿Acaso no recordaba que le había curado en aquel incidente en los Templos?
-Por eso puedo ayudarte, ¡y no te preocupes, yo te admiro por lo que hiciste, Datsue-san!
Mierda, la he cagado, joder. ¿Y ahora qué…? Bueno, de perdidos al río, como dicen en Taki.
—¡Eso sería maravilloso! —exclamó, tomando ambas manos de la kunoichi y acercándolas a sus ojos centelleantes—. ¿De verdad harías eso por mí?
»Aunque dejé a Chips en mi casa, en la Ribera del Norte. Tendrías que hacer un largo viaje para poder ayudarle… —dejó caer, como si viese inviable que Eri mantuviese su ofrecimiento tras saber que estaba a tantos kilómetros de distancia.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
1/05/2016, 12:58 (Última modificación: 1/05/2016, 12:59 por Uzumaki Eri.)
El Uchiha agradeció su gesto, ¡qué poca gente quedaba así en el mundo! Eri se sentía fatal por el pobre chico de Takigakure y su pobre cachorro, además, se le notaba demasiado que lo quería, si no, ¿por qué iba a estar a punto de llorar? ¡Ella no lloraba por tonterías! Bueno, ¡casi nunca! O raramente, o en ocasiones... El caso, que era un bonito gesto por el muchacho del moño hacia su pobre animal.
—¡Eso sería maravilloso! —exclamó, tomando ambas manos de la kunoichi y acercándolas a sus ojos centelleantes—. ¿De verdad harías eso por mí?
»Aunque dejé a Chips en mi casa, en la Ribera del Norte. Tendrías que hacer un largo viaje para poder ayudarle…
La sonrisa de Eri se fue lentamente, y en su cara se posó un puchero mientras sus hombros caían, aún con las manos sujetas por las de mayor tamaño de Datsue.
''Estoy en el torneo... Y he pasado la ronda... No puedo alejarme de aquí o perderé gran parte del tiempo, pero, por otra parte... ¡La vida de un animal es mucho más importante que un torneo!'' Se alentó en sus adentros, aunque tampoco sabía bien dónde estaba la Ribera del Norte, pero bueno, eso era lo de menos.
-Jopetas... Datsue-san, aunque no sé dónde está la Ribera del Norte, suena a que está lejos de aquí, y no puedo marcharme, porque puede que Shiona-sama me mate por ello, o me encierre... ¡Y eso me impediría ayudar al pobre Chips! - alegó, apretando las manos del joven con entusiasmo, sin embargo su voz sonaba preocupada -. Pero, no te preocupes, ¡cuando acabe el torneo, iré a curar a Chips! - Afirmó, alegre.
-Además... Mi pie no aguantaría - susurró, apenada.
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-Jopetas... Datsue-san, aunque no sé dónde está la Ribera del Norte, suena a que está lejos de aquí, y no puedo marcharme, porque puede que Shiona-sama me mate por ello, o me encierre... ¡Y eso me impediría ayudar al pobre Chips! - alegó, apretando las manos del joven con entusiasmo, sin embargo su voz sonaba preocupada -. Pero, no te preocupes, ¡cuando acabe el torneo, iré a curar a Chips!
Pese a que había sido él quien había buscado la proximidad y le había tomado de las manos, Datsue no pudo evitar sonrojarse al tenerla tan cerca. ¿Por qué sería tan condenadamente guapa? Ejercía una belleza completamente distinta a Noemi. Era una belleza inocente, dulce, inconsciente. Mientras que Noemi conocía de su atractivo y se aprovechaba de ello en cada movimiento, Eri era lo contrario. Lo hacía de forma inconsciente, pero no por ello menos efectivo.
-Además... Mi pie no aguantaría - susurró, apenada.
—Sí, tienes razón. ¡Quedamos así entonces! —exclamó, aliviado de haberse escapado del apuro por el momento—. ¿Qué tal si nos ponemos en marcha? —la apremió, consciente de que con el tobillo así tardarían más de la cuenta en regresar a los Dojos. Eso si conoce el camino de vuelta. Porque sino…
El camino, rodeado de árboles que formaban una bóveda sobre sus cabezas, desaparecía en una curva lejana hacia la derecha. La pregunta era: ¿cuántas veces había pasado ya por allí? Al menos dos, se dijo el Uchiha, irritado. ¿Cómo podía tener tan mal sentido de orientación?
—Por cierto, hablando del Torneo —añadió Datsue segundos después—. ¿Qué tal lo llevas? Apuesto a que la mayoría están entrenando y preparándose en estos instantes, pero tú… Pareces relajada.
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—Sí, tienes razón. ¡Quedamos así entonces! — Eri soltó un suspiro esperanzador,¡podría ayudarle! Aunque tardaría un poco... Seguro que podría—. ¿Qué tal si nos ponemos en marcha? —preguntó, y la joven adoptó una expresión pensativa en su rostro.
-Sí... Tienes razón, deberíamos ponernos en marcha - afirmó la joven mientras intentaba apoyar parte de su peso en el pie dolorido, intentando en vano fijarse si, por arte de magia, se había curado, pero sus sospechas eran erróneas. Aunque... ¿Si era una ninja médico, por qué no se curaba? Ese pensamiento no se pasó por la mente de Eri, que, tan inocente y perdida por las ayudas de Datsue, no se dio ni cuenta de aquel pequeño detalle.
Observó el camino por el que estaba volviendo, rodeado de árboles, impidiéndoles que el sol se calase en sus huesos aún estando en primavera, y entonces recordó por donde deberían volver. Recordaba haber pasado por allí antes de encontrarse con Noemi-neesan, sin embargo, faltaba un poco para el desvío que tenían que coger. Suspiró e intentó apoyarse en el joven de Takigakure, con un rubor en sus mejillas. -¡N-no quiero molestarte! S-si soy una carga, m-me lo puedes decir... - explicó, evitando crear contacto visual con el muchacho.
Aunque el chico pareció interesarse por la condición que llevaba en el torneo la joven de Uzushio, tema que, por supuesto, no era del todo agraciado para la joven -.Oh, bueno... Pasé a la siguiente ronda, y... Llevo entrenando mucho, ¿sabes? - dijo, con una sonrisa nerviosa pintada en su rostro y un tic en el ojo izquierdo -.Pero... No... Es que esté relajada... Es... Otra cosa - su tono de vez tornó a uno más triste y serio, mientras la peliazul bajaba la mirada a las piedras del camino -.es igual, Datsue-san, ¿y tú? ¿Estás aprovechando para hacerte más fuerte? - seguro que él sí hubiese aprovechado la oportunidad, seguro que él... Hubiese dado más de lo que la kunoichi tenía.
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—¡N-no quiero molestarte! S-si soy una carga, m-me lo puedes decir...
—¡Tranquila! ¡Carga ninguna! —exclamó Datsue, pletórico por poder ayudarla. Le rodeó la cintura con un brazo y la atrajo hacía sí para que pudiese apoyarse mejor en él. Menudo caballero estoy hecho. ¡A este ritmo me ganaré un beso o dos!, pensó Datsue, esperanzado.
—Oh, bueno... Pasé a la siguiente ronda, y... Llevo entrenando mucho, ¿sabes? —dijo, con una sonrisa nerviosa pintada en su rostro y un tic en el ojo izquierdo—.Pero... No... Es que esté relajada... Es... Otra cosa —su tono de vez tornó a uno más triste y serio, mientras la peliazul bajaba la mirada a las piedras del camino—.es igual, Datsue-san, ¿y tú? ¿Estás aprovechando para hacerte más fuerte?
El Uchiha suspiró. Podría mentir por enésima vez. Podría mentir y decir que estaba entrenando más que nunca. Pero lo malo de las mentiras es que después tienes que acordarte de lo que has dicho, y Datsue llevaba ya demasiadas para su perezosa memoria.
—No mucho, en realidad. Si te soy sincero… —Datsue tuvo que morderse la lengua para no partirse de risa con aquella última frase. Reprimido aquel súbito ataque de risa, continuó—. Esto de ser shinobi no es lo mío —reconoció abiertamente, mientras miraba al suelo, pensativo—. Nunca me entusiasmó demasiado serlo… Y ahora que me he graduado menos. Me gustaría dejarlo, pero… Bueno, es complicado. Ya sabes.
Shinobi y kunoichi siguieron recorriendo el camino durante un tiempo, hasta que, de pronto, Datsue se detuvo, tenso. Ante sus ojos, se acababa de materializar su peor enemigo. Un enemigo tenaz, inmortal e incansable. Un enemigo bajo el que había caído derrotado al menos diez veces en sólo aquel día. Maldito hijo de perra… Esta vez te venceré. Por Amateratsu que te venceré.
Eri pudo verlo tan claro como él: un desvío surgía del camino hacia la izquierda, casi tan ancho como el camino del que nacía. Sin embargo, otro desvío, mucho más estrecho y con maleza, nacía hacia la derecha.
Una gota de sudor bajó por la frente del Uchiha. ¿Cuál de las tres opciones era la correcta?
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80