Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—¿Ganduque? No conozco esa palabra, ¿no puedes hablar como la gente normal?—
—Oh, perdona. Pensé que aquí el chico, que anda llamando niño a sus compañeros e iguales y debe sentirse muy mayor por ello, conocería una palabra tan básica —dijo, sarcástico—. A partir de ahora te hablaré como a un crío de cinco años, entonces —decidió, y le sacó la lengua, divertido. Luego se llevó otro trozo de chocolate a la boca.
Tatsuya se irguió de repente. Parecía preocupado, como si hubiese perdido algo muy importante. Sus ojos parecieron buscarlo como loco, hasta fijar la mirada en una katana tirada junto al suelto. Pegó tal brinco para aterrizar junto a ella que nadie juraría que estaba tan herido como para quedar inconsciente horas antes.
—Vaya, vaya... Ya sabía yo que tenías mucho cuento. Porque para tener la espalda tan mal, menudo salto acabas de pegar... —se quejó, aunque sin mucha vehemencia. A aquellas alturas, lo hacía más por molestarle que por verdadero enfado.
—¿Que pasó con el cliente y con la misión?— se interesó Tatsuya segundos después—. ¿Que te dijo?
Datsue resopló.
—Pues ya te lo imaginarás... No muy contento, Tatsuya, no muy contento. Eso de dejar escapar al osezno fue una cagada… Pero tranquilo, no te delaté. —Rápidamente negó con la cabeza y la mano, efusivamente—. Y no, no me lo agradezcas. ¡Insisto! Lo hubiese hecho por cualquier compañero —aseguró, con voz estoica. Con voz exageradamente estoica—. Total, que mañana por la mañana tenemos que visitarle antes de empezar con la misión.
»Pero antes tenemos que hablar de algo —añadió, sombrío—. Se trata de tu padre.
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El Takanashi rodó los ojos ante las palabras del Uchiha. No es común en él actuar altivo, pero en esas circunstancias no podía evitarlo.
"Oh por favor. Estas alegatas son más estúpidas que las de Katsuo. Apostaría mi katana a que es más joven que mi hermano, lo dejaría de llamar niño si dejara de comportarse como uno"
—Pues ya te lo imaginarás... No muy contento, Tatsuya, no muy contento. Eso de dejar escapar al osezno fue una cagada… Pero tranquilo, no te delaté. —Rápidamente negó con la cabeza y la mano, efusivamente—. Y no, no me lo agradezcas. ¡Insisto! Lo hubiese hecho por cualquier compañero —aseguró, con voz estoica. Con voz exageradamente estoica—. Total, que mañana por la mañana tenemos que visitarle antes de empezar con la misión.
Respiró hondo, sin decir nada, no quería volver a empezar una discusión. Se cruzó de brazos y escuchó atento a Datsue y vió que este actuaba con normalidad. Ante la actitud del Uchiha, se sintió mal, le pareció una disculpa sincera y por lo tanto su código personal le obligaba a perdonar a Datsue, ya que este no le acusó. En verdad se había comido el cuento.
—Yo... De verdad te lo agradezco— Reverenció con la más estricta de las formalidades.
Probablemente el cambio de actitud fue brusco, pero ahora se estaba comportando cómo lo haría normalmente, sin la rabia encima claro está. Así de simple, cortés y amable. Sin embargó lo siguiente lo sacó de balance, percibió que el tono del Uchiha se tornaba sombrío.
»Pero antes tenemos que hablar de algo — Tatsuya abrió bien los ojos ante la expectativa—. Se trata de tu padre.
—¿Nani?— Hizo una mueca de sorpresa. —¿De mi padre? ¿Porqué de repente preguntas por él?— Se le hacía lo más raro del mundo.
Tal y como había previsto, Tatsuya se sorprendió ante la mención de su padre. Datsue asintió, reafirmándose. Luego, se recostó contra la pared, dobló una rodilla y posó la planta del pie también sobre el tabique.
—Verás, el viejo estuvo a punto de echarnos de la misión y solicitar a otros ninjas. Estaba muy cabreado, y de hecho prácticamente ya nos había despedido cuando surgió el nombre de tu padre. Eso lo detuvo.
Datsue estaba intrigado. Intrigado por lo que había sucedido entre aquellos dos hombres. Seguramente no serviría de nada para la misión. Seguramente no serviría para nada en absoluto. Para nada, salvo saciar su curiosidad.
—Resulta que tu padre solía pasarse por aquí. De hecho, me han comentado que una vez te trajo hasta este mismo médico porque un niño te había pegado una paliza… Y por lo que veo le pillaste el gusto —comentó, socarrón. Se llevó lo que faltaba de chocolate a la boca y saboreó su dulce sabor—. A lo que iba…—continuó—. Que tu padre, al parecer, hizo una apuesta con el viejo. Apuesta que ganó, y que dejó traumatizado al viejo… ¿Por qué? ¿Qué apuesta fue esa, Tatsuya?
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De todos los temas de conversación que le pudo haber sacado ese era el más extraño, decidió escuchar con cuidado, mientras Datsue se apoyaba en la pared el Takanashi siemplemente se fue a sentar en la cama quedando así de frente al Uchiha. Colocó las manos una sobre la otra en sus piernas, mostrando interés en lo que le contaban.
—Verás, el viejo estuvo a punto de echarnos de la misión y solicitar a otros ninjas. Estaba muy cabreado, y de hecho prácticamente ya nos había despedido cuando surgió el nombre de tu padre. Eso lo detuvo.
—Hmmmm, es extraño. Mi padre es muy respetado dentro de Takigakure, pero no sabía que tenía influencias fuera de la aldea— Afirmó con normalidad.
Nunca ha querido aprovecharse de su apellido ni del nombre de su padre para conseguir las cosas, pero si lo que Datsue era cierto ese fue el motivo por el cual se salvaron de un posible regaño. Pero volviendo a los favores le resultaba anormal, ya que suele ser bastante reservado con la gente de fuera.
—Resulta que tu padre solía pasarse por aquí. De hecho, me han comentado que una vez te trajo hasta este mismo médico porque un niño te había pegado una paliza… Y por lo que veo le pillaste el gusto—
—Eto, no recuerdo lo de paliza— Se llevó la mano a la nuca para rascársela. —Aunque si es verdad que me traía de pequeño a Kuroshiro—
—. A lo que iba…—continuó—. Que tu padre, al parecer, hizo una apuesta con el viejo. Apuesta que ganó, y que dejó traumatizado al viejo… ¿Por qué? ¿Qué apuesta fue esa, Tatsuya?
—No tengo ni la más remota idea— Negó con la cabeza —¿Estás seguro que fue a mi padre a quién mencionaron? Él es bastante serio, no es del tipo de persona que se mete a eso— Dijo mirando al Uchiha
Para él siemptre ha sido un hombre estricto, la representación pura de la disciplina y la ley, además de ser un hombre de principios. No tenía mucho conocimiento sobre las relaciones interpersonales de su progenitor, de hecho le resulta tedioso.siempre que su padre lo presenta ante su círculo social.
—Debo confesar que me intriga un poco. ¿Y si vamos a preguntarle al señor que fue lo que acordó con mi padre?— Propuso. —Aunque, podría ser poco prudente, sí mi padre no me lo dijo fue por algo...— Añadió en voz baja.
Tatsuya desvió la mirada hacia otro lado y agachó la cabeza, demostrando que el también le tiene cierto miedo a su padre. No es un hombre malo, pero es estricto.
—No tengo ni la más remota idea— Negó con la cabeza —¿Estás seguro que fue a mi padre a quién mencionaron? Él es bastante serio, no es del tipo de persona que se mete a eso.
Datsue se encogió de hombros.
—Dijeron que se llamaba Tenma… O Tenra… O algo parecido. Y que tenía un negocio de armas en la Ribera del Norte… —dejó caer. La verdad era que el tema del negocio de armas también le atraía. Nunca había oído hablar de ninguno, al menos no en su querida Ribera.
Luego, distraído, abrió la puerta de la habitación y echó un vistazo fuera. Se suponía que el doctor estaba preparándoles la cena, pero no había rastro de él. Lo cual era una pena, porque se había olvidado de decirle que era alérgico a la carne. Siempre tenía problemas por ese motivo. Si eso me pido algo en la posada. Tampoco es que tenga mucha hambre…
—Debo confesar que me intriga un poco. ¿Y si vamos a preguntarle al señor que fue lo que acordó con mi padre? —propuso, de pronto, Tatsuya.
Datsue soltó una carcajada en el acto, sin oír sus posteriores murmullos.
—¿A ese viejo cascarrabias? ¡Buena suerte! Yo paso, ya te lo digo ahora. Pero oye, me encantará ver su reacción… —Volvió a mirar por la puerta. El doctor seguía sin aparecer—. Oye, imagino que viniste con dinero, ¿no? —le soltó de pronto—. Deberías ofrecerle una propina al doctor, aunque sea. Que nos está preparando la cena y se ha portado bien contigo.
»¿O eres tan rácano como sólo un Uzureño puede serlo?
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Al parecer sí se trataba de su padre, el nombre y la descripción encajaban perfectamente.
—¿No erás tú el que tenía curiosidad?, no te eches para atrás— Le indicó —¿Tan mal carácter tiene el anciano?, sí se lo preguntamos con amabilidad quizás nos lo diga— Dijo inocentemente.
Después el Uchiha hizo mención a la situación que estaban pasando en la clínica, Tatsuya estsba totalmente de acuerdo, sería bueno agradecer.
—Tienes toda la razón, le pagaré algo en cuanto venga—
Sin embargo el siguiente comentario no le agradó mucho, aunque se molestó más por la ofensa a los extraños que porque le hubiera tratado de tacaño.
—No deberías hablar mal de alguien por su lugar de origen, recuerda que en la Academia Ninja nos enseñaron a respetar a los extranjeros— Lo regañó —Además, conozco a un par de chicas de Uzushio, es curioso que las dos terminaran perdiéndose, pero eran muy buenas personas— Aseveró.
Mientras hablaba Datsue podría ver cómo el anciano se acercaba con una charola en la cual llevaba dos platos y dos tazás humeantes. Entraría entonces con la bandeja y con una gran sonrisa les mostraria la cena a ambos. A Tatsuya le sorprendió que en una clínica les estuvieran dando de comer.
—He traído algo de carne de cerdo con arroz y té para tomar— Miró entonces a Tatsuya —Tú no comas demasiado rápido, si has pasado hambre lo peor que podrías hacer ahora es atragantarte— Le sermoneó.
28/05/2016, 18:08 (Última modificación: 28/05/2016, 18:09 por Uchiha Datsue.)
—¿No erás tú el que tenía curiosidad?, no te eches para atrás— Le indicó —¿Tan mal carácter tiene el anciano?, sí se lo preguntamos con amabilidad quizás nos lo diga.
—Bueno, tú prueba… —le alentó el Uchiha. Pero en lo que respectaba a él, se desentendía por completo del asunto. Suficientes gritos había soportado ya.
Seguidamente, siguieron charlando sobre el doctor y en dejarle una propina. La cosa avanzaba bien, hasta que Tatsuya pareció ofenderse por un comentario de Datsue sobre los Uzureños:
—No deberías hablar mal de alguien por su lugar de origen, recuerda que en la Academia Ninja nos enseñaron a respetar a los extranjeros.
Jo-der. Siempre tan recto, siempre tan correcto. ¡Me está sacando de quicio!
—Además, conozco a un par de chicas de Uzushio, es curioso que las dos terminaran perdiéndose, pero eran muy buenas personas.
—Yo no he dicho lo contrario —le rebatió—. Sólo que son tacaños. Y eso es una verdad incontestable, chico. Todo el mundo lo sabe —Ahora que lo pienso… Debo tener algún pariente lejano de Uzu, porque en tacaño no me gana nadie. Al Uchiha le dio un escalofrío sólo de pensarlo—. De hecho, tengo una anécdota curiosa al respecto, si quieres te la cuento…
Oh, mierda… Datsue lo supo antes de verlo. El olor a carne inundó su olfato, irritando su estómago y hundiéndole los hombros. Cuando el doctor entró en la habitación, sus peores augurios se confirmaron.
—He traído algo de carne de cerdo con arroz y té para tomar— Miró entonces a Tatsuya —Tú no comas demasiado rápido, si has pasado hambre lo peor que podrías hacer ahora es atragantarte.
—¡Muchas gracias! —exclamó Datsue, estoico—. ¡Tiene una pinta buenísima!
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—No tienes porqué agradecer, esto se los comparto de mi propia cena— Sonrió —La verdad es que ya había planeado cocinar pero preparé de más, así que no quise que se desperdiciara—
El anciano dejó la bandeja en la mesita de noche, para luego ir por un pequeño banquito que estaba en una esquina y llevárselo al Uchiha para que se sentase, acto seguido decidió mover la mesa que estaba al fondo de la habitación pero parecía que era demasiado pesada para el.
—¡Déjeme ayudarlo señor!— Intervino Tatsuya
El Takanashi se levantó y decidió ayudar al médico a jalar la mesa, arrastrándola quedar cerca de la cama, entonces el anciano de barba larga sirvió ambos platos y tazas, y se dispuso a irse con el azafate.
—Espero lo disfruten— Dijo ajustándose los lentes.
—¡Señor!— Dijo alzando la mano. —Por favor, permítame pagarle aunque sea lo de la consulta— Tatsuya registró dentro de sus ropas y sacó una billetera, de la cual sacó dos billetes de cien Ryos cada uno, deslizándolos en la mesa. —Acepte esto como agradecimiento—
—Anda, ¿no es mucho?— Dijo alzando la ceja. —Te curé una quemada, no es que te haya salvado la vida ni nada por el estilo— Se carcajeó el hombre. —Pero sí insistes no me quejo— Y más rápido que un relámpago tomó el dinero de la mesa.
—Gracias por atendernos— Reverenció con cortesía.
Y así el hombre se fue de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja. Entre tanto Tatsuya se dispuso a tomar su plato, aparte de los tradicionales palillos para el arroz había tenedores y cuchillos para cada uno. El té tampoco era del normal, sino que tenía una escencia de manzana y canela. El espadachín cortó la carne con suma delicadeza y se llevó un trozo pequeño a la boca. Cuando termino de tragar aquel trozo se dispuso hablar.
—Muy bién, cuéntame entonces la historia que decías— Indicó mientras cortaba otro trozo de carne.
Tras acomodar la mesa y reajustar la distribución de los bancos, el Uchiha tomó asiento, desganado. Había tanta carne entre el arroz que no podía arriesgarse a probar ni un bocado. Lo sabía por experiencia. Una vez, de pequeño, había sido más temerario al respecto. No guardaba buen recuerdo de aquel día.
—¡Señor!— Dijo alzando la mano. —Por favor, permítame pagarle aunque sea lo de la consulta— Tatsuya registró dentro de sus ropas y sacó una billetera, de la cual sacó dos billetes de cien Ryos cada uno, deslizándolos en la mesa. —Acepte esto como agradecimiento.
Datsue alzó una ceja, sorprendido, al ver la cantidad de dinero que estaba ofreciendo. Era casi la mitad de lo que recibirían si cumplían con la misión.
—Anda, ¿no es mucho?—¿Mucho? ¡Es una exageración, por Amateratsu! Bien podría haberme dado a mí la mitad, que después de todo yo también le ayudé…—. Te curé una quemada, no es que te haya salvado la vida ni nada por el estilo— Se carcajeó el hombre. —Pero sí insistes no me quejo— Y más rápido que un relámpago tomó el dinero de la mesa y se fue.
—Adiós— se despidió también Datsue, acercando el té a los labios y tomando un pequeño sorbo. Tatsuya, mientras tanto, se entretenía con la carne. Tras masticar un trozo, le pidió que le narrase aquella anécdota. Datsue inclinó la cabeza hacia atrás y eructó. Luego, sonrió—. Pues, verás. Fue hace un par de años, en uno de mis muchos viajes a lo largo de Onindo. Exactamente, en un pueblo de la Espiral. Resulta que me crucé con un hombre al que se le acababa de caer una moneda de 1 ryo al pozo de estiércol… Bueno, no sé cómo llamar exactamente a ese pozo. Básicamente, toda la mierda y meado de las vacas iba a parar allí. ¡Y eran muchas vacas! O sea, imagínate… Era asomar la cabeza y te mareabas por la peste —Quizá no era el mejor momento para hablar de eso, estando en plena comida. Pero como Datsue no podía probar bocado… La culpa era de Tatsuya por preguntar—. Allí se lleva mucho eso de tener pozos como aquel. De hecho, ¿por qué crees que son tan famosos sus jardines de cerezos? Los alimentan con mierda. De lo contrario, no les crecería ni la mitad de árboles. Por eso el olor… De hecho, en su día escribí un poema sobre eso. El himno de Uzushiogakure, creo que le llamé… Pero bueno, ¡eso es otro tema! —exclamó, al darse cuenta que se estaba yendo por las ramas—. La cosa fue que el hombre del que te hablaba, estaba que echaba chispas. ¿¡Y ahora qué hago!?, gritaba. Es un ryo, pero meter la mano ahí… ¡Qué asco! —gritó con voz exageradamente aguda—. Entonces va y… Va y… —le estaba costando continuar con la risa que le estaba entrando—. Va y tira una moneda de 100 ryos al pozo. Y dice: ¡Ah, por un 1 ryo no! ¡Pero por 101 ya sí, eh! ¡POR 101 YA SÍ!
Estalló en estruendosas carcajadas nada más acabar de contarlo. Obviamente, el relato entero era fruto de su imaginación. Ni siquiera había pisado el País de la Espiral.
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2/06/2016, 20:25 (Última modificación: 2/06/2016, 20:41 por King Roga.)
El Takanashi se desponía a llevarse otra porción de carne con arroz la boca, pero fue interrumpido por el grotesco eructo del Uchiha. Torció el gesto mostrando una gran desagrado, para alguien como él la más mínima falta de educación le resultaba un crimen contra la moral y la decencia. Quizó ponerlo en su lugar pero se abstuvo de hacerlo, no quería iniciar otra pelea, aunque ganas no le faltaban.
"¿Es que nadie le enseñó modales?"
Cuando se le pasó un poco el asco decidió seguir comiendo, aunque ya no estaba disfrutando tanto del sabor. Escuchó cómo el del yukata azul decía haber viajado por muchos lugares, a Tatsuya le gustaría poder ir a donde quisiera, normalmente sólo va a donde sus padres lo arrastren, es raro que salga por su cuenta. En este caso, el Uchiha mencionó un pueblo de Uzu, aunque no especificó cual.
Mientras narraba empezó a hacer referencia a una situación muy asquerosa, con todo lujo de detalles. Tatsuya tragó rápido aunque la naúseas no se hicieron esperar. Decidió entonces tomar un trago de té para relajarse. Pensó que no era necesario especificar esa información y menos en un momento como ese.
"¿Acaso lo está haciendo para fastidiarme o que?"
En tal caso, mejor no seguir comiendo hasta que su interlocutor terminase de hablar. Datsue pareció desviarse del tema un poco, indicando que él había creado un poema sobre el tema, aunque a Tatsuya no le quedó muy claro si era sobre los cerezos o sobre el estiércol. Fuese como fuese el final de la historia no era para nada lo que se esperaba, el Uchiha empezó a carcajearse con la resolución, pero el de ojos dispares tuvo la reacción contraria; tenía la cara plana y seria, no le encontraba el chiste al asunto.
—Perdóname la expresión, pero me parece una pendejada— Comentó un tanto molesto. —¿De verdad fue tan imbécil de meter la mano para sacar la ficha de 100?— Inquirió alzando la ceja.
—Perdóname la expresión, pero me parece una pendejada. De verdad fue tan imbécil de meter la mano para sacar la ficha de 100?
—¿Meter la mano? —preguntó, con voz estridente—. No, no, no. Me parece que no me has entendido. ¡El tío se zambulló! ¡En el pozo! ¡Casi se ahoga el muy desgraciado! —soltó una carcajada. Recordó la vez que a él le había pasado algo parecido: una moneda de 5 ryos caída en un váter recién cagado. Se pasó horas sacándole brillo… y el olor, de paso—. Y sí, te doy la razón. Aunque más que imbécil, un avaro. Por eso te decía… Los de Uzu son todos unos tacaños. No por nada también son conocidos como uno de los países más ricos de Onindo. Los cabrones no sueltan un ryo ni aunque les mates, y claro, al final acumulan riqueza.
Acumular riqueza. Ese era el objetivo de Datsue desde hacía años. Porque con ello, se solucionarían todos sus problemas. Porque con ello, sería feliz. Pagaría las deudas, se libraría del estrés de tener que trabajar, podría comprarse buena ropa y viajar sin ningún tipo de reparo por todo Onindo. Incluso comprarse una buena casa en la capital del País del Agua, en el distrito alto, por supuesto, rodeado de lujos y buena compañía. Incluso un barco. Joder, nunca había pensado en comprarme un buen barco. Con su buena proa, su buen mástil, sus buenas velas, su buen timón, sus buenas chicas en la cubierta…
—¡Voy a comprarme un barco! —decidió de pronto, estampando ambas manos en la mesa. Su vaso de té no resistió aquel súbito arranque de euforia, volcándose y derramando su contenido por parte de la mesa—. Lo acabo de decidir, justo después de pagar una deuda… Así que venga —se levantó—, no hay tiempo que perder. Se acabaron los malos rollos y las luchas de ego, Tatsuya —rodeó la mesa y le dio un gran manotazo en la espalda. Uno de esos que un padrino da a su ahijado. Uno de esos que cortan la respiración—. ¡Codo con codo! ¡Espalda contra espalda! Como buenos camaradas, ¿eh? Y a la próxima pedimos una de rango C. ¡O mejor! ¡Una de rango B! Que esto se nos queda pequeño, Tatsuya, se nos queda pequeño.
»¡Vamos!
Datsue dio otro manotazo en la espalda de Tatsuya y a punto estuvo de tumbar la puerta de una patada. En el último momento, controló su ataque de euforia y la abrió como la gente corriente y aburrida: con la manilla. A ver, a ver. ¿Cuánto era la dichosa deuda? 20.000 ryos hace unos meses, pero con los intereses ya subiría un buen pico. Eso son 40 misiones de rango D, o 20 de rango C… Joder, demasiadas. ¡Demasiadas! Los hombros se le fueron encogiendo a medida que la euforia iba cediendo a la pesadumbre. Pero sólo 10 de rango B… Está claro que ese es el objetivo, aunque dudo que me las den con Tatsuya... Pero quizá con el equipo que planeé formar con Ritsuko, Noemi y Anzu sí, ¿no? Bueno, mejor me como la cabeza con eso luego. ¡Hay que ir misión a misión!
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La historia se volvía aún más deprimente, o al menos eso le parecía a Tatsuya. Aunque por alguna razón aquel cuento le recordó al hombre del corbatín que tuvo el disgusto de conocer en Yamiria, la capital de la Espiral justamente. Ya casi había olvidado la mirada codiciosa de ese hombre, aunque las palabras de Datsue revivieron esas memorias. Sin embargo consideraba que no se podía medir a todos con la misma vara, también recordó al señor Ren, aquel comerciante veterano y humilde, al final Tatsuya dedujo que siempre hay excepciones.
"Mi padre siempre dice que debo cuidarme de la gente avara, pues están dispuestos a todo por un puñado de oro. Pero no creo que todos en Uzu sean así"
El cuento del Uchiha le hizo reflexionar sobre aquel agridulce viaje, pero trató de pensar en positivo, reforzando su idea de no juzgar sin saber. Aunque pronto su compañero habló de nuevo, sorprendiédolo debido a lo efusivo de sus palabras.
—¡Voy a comprarme un barco! — Anunció de pronto mientras estampaba las manos en la mesa.
Tatsuya vió como su taza de té casi se cae, se estiró lo más rápido que pudo para maniobrar y sujetarla antes de que se derramara, pero no pudo hacer nada para evitar que se cayera la de Datsue. A este último parecía no importarle haber tirado la bebida ni ensuciar el sitio, ni siquiera había probado bocado alguno.
—¿De que me estás hablando?— Preguntó confundido
—Lo acabo de decidir, justo después de pagar una deuda… Así que venga —se levantó—, no hay tiempo que perder. Se acabaron los malos rollos y las luchas de ego, Tatsuya—
El brusco cambio de actitud de Datsue desconcertó totalmente al Takanashi, casi se podían ver una docena de signos de interrogación imaginarios flotando alrededor de él mientras tenía una cara de sorpresa sin entender el porqué del comportamiento del Uchiha. Para cuando se dió cuenta terminó recibiendo un manotazo que le hizo soltar de nuevo la taza, hizo medios malabares en el aire para agarrarla de nuevo y lograr que el líquido cayera dentro del recipiente. Pero aún así seguía sin entender que pasaba.
— ¡Codo con codo! ¡Espalda contra espalda! Como buenos camaradas, ¿eh? Y a la próxima pedimos una de rango C. ¡O mejor! ¡Una de rango B! Que esto se nos queda pequeño, Tatsuya, se nos queda pequeño.
»¡Vamos!
"¿¡Pero no fue él quién dijo que nunca quizo esta misión!?"
Otro manotazo llegó a su espalda, esta vez se encogió antes de recibirlo para asegurarse de no tumbar otra vez la taza de té, tras ello su compañero de villa de dirigió a la puerta en un arranque de emoción, pero se detuvo poco antes de abrir la puerta. Al parecer el optimismo se le había ido tan rápido como vino.
—Espera, espera, espera— Dijo para luego tomarse todo el té de un solo trago. —No es que me moleste lo de trabajar en equipo pero,— Se levantó de tirón de la cama —¿¡Se puede saber que te pasa!?— Estaba totalmente desconcertado. —¿Barco? ¿Deuda? ¡No entiendo nada!— Se acercó a él y colocó su mano derecha en el hombro del Uchiha —Además, ¿planeas ir a buscar a los pandas en medio de la oscuridad?—
—Espera, espera, espera —¿Esperar? ¡Ya he esperado demasiado, Tatsuya! Si sigo esperando me haré viejo antes de poder pagar la maldita deuda—. No es que me moleste lo de trabajar en equipo pero,— Se levantó de tirón de la cama —¿¡Se puede saber que te pasa!? ¿Barco? ¿Deuda? ¡No entiendo nada!— Se acercó a él y colocó su mano derecha en el hombro del Uchiha —Además, ¿planeas ir a buscar a los pandas en medio de la oscuridad?
La pregunta quedó suspendida en el aire, provocando un tenso silencio que inundó la habitación durante unos instantes. Uno de esos silencios que precedían a algo, como al sonido de un hueso al partirse contra el puño de Datsue. En este caso, el hueso pertenecía a Tatsuya, a su nariz. Fue el sonido más maravilloso que el Uchiha oyó jamás.
O que imaginó, más bien. Porque Datsue permanecía inmóvil, inclinando la cabeza hacia atrás para poder mantenerle la mirada a Tatsuya. De no haber habido semejante diferencia de altura, Datsue se hubiese pensado lo del puñetazo.
—Eres un aguafiestas —le espetó. Para una vez que quería trabajar, iban y le desmoralizaban. Así no se podía—. Me largo a la posada, entonces.
Dio media vuelta y arrastró los pies hasta el exterior, cabizbajo. Una ráfaga de viento helado le dio la bienvenida en plena cara, agitando los pelos sueltos que habían escapado de su moño. La luna, menguante, iluminaba los jirones de nubes que flotaban a su alrededor en un cielo especialmente oscuro.
—No jodas. —Miró a un lado y a otro—. ¿Dónde se supone que está?
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Hubo un silencio largo e incómodo, sobretodo incómodo. Su compañero se le quedó viendo durante esos instantes y no parecía del todo agradado. "¿Pregunté algo indebido?" La verdad es que no se le da bien hablar, así que probablemente si había dicho algo inadeacuado. Al final el Uchiha parecía haberse resignado y decidió salir por la puerta, lo único que pudo hacer Tatsuya fue quedarse ahí parado con la mano en el aire, cómo sí aún estuviera sujetando el hombro del Uchiha.
—Eto— Habló cuando ya estaba sólo.
Dió un suspiro y miró de reojo a la mesa, ahí estaban los dos platos de arroz con carne. Suspiró de nuevo y se dirigió a la cama, sentándose en el borde. Decidió terminar de comerse no sólo su plato sino también el de Datsue que ni siquiera probó un sólo bocado, después de que el médico les sirviese algo que no era de su labor le parecía una grosería dejarlo para tirar, además aún estaba caliente. Como no había desayunado ni almorzado ese día tenía espacio suficiente, pero a pesar del delicioso sabor no estaba disfrutando de la cena.
"No lo entiendo. Primero me echa la culpa de arrastrarlo a la misión, luego se porta grosero conmigo, me reta a pelear y de paso me estalla un sello explosivo. No se cual es su problema."
La comida se iba enfriando pero no le importaba, media ves comiera despacio y no se atragantara como dijo el doctor pensaba que todo estaría bien, al menos de salud. Mientras seguía divagando con cada bocado.
"Al final no se si es una buena o mala persona, pero ahora va y actúa anormal, dudo que podamos llevarnos bien"
Juntó las manos y agradeció por la comida a algún ser invisible, se levantó y se fue rumbo a la calle. Aún había restos del aguanieve en las calles, no así rastros de la gente pues desde el cierre de los paseos sobre pandas la afluencia de gente había disminuido considerablemente.
—¡Datsue-kun!— Llamó en voz alta para ver si su compañero ya se había ido a la posada o sí se había ido a vagar a algún lado.
Por suerte, no tardó en encontrar la posada. Era pequeña pero acogedora, con una chimenea encendida en una de las esquinas y con muchas mesas libres. El Uchiha tampoco encontró problemas a la hora de alquilar una habitación. Fue mencionar que venía a resolver el problema de los pandas y la dueña se la ofreció gratis. Seguramente, porque le convenía más que a nadie que los pandas regresasen sanos y a salvo.
Más tranquilo por no tener que tocar su cartera, pidió un plato de sushi para calmar su estómago y se sentó a comer junto al calor que ofrecía la chimenea. No tardó mucho en limpiar el plato, humedeciendo la garganta entre bocado y bocado con un zumo de frutos rojos bien fresco, como a él le gustaba.
—Número dos —murmuró, contemplando la llave que le habían entregado para su habitación. Era el mismo número que había alquilado Noemi cuando habían coincidido en Shikarawa, en el País de la Tierra. Su cama iba a sentirse tan fría sin ella allí… ¿Por qué no le habrían dado una misión con ella, en lugar de Tatsuya?—. ¿Pero de qué me sirve lamentarme? Anda, ve a dormir de una vez —se dijo, levantándose.
Cuando iba a subir por las escaleras, directo al pasillo de las habitaciones, echó un vistazo atrás con el rabillo del ojo al oír que la puerta de la entrada se abría…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80