10/07/2016, 18:22
(Última modificación: 10/07/2016, 18:22 por Uchiha Datsue.)
—Lo mantienes porque es un regalo de tu padre. No sé qué clase de crimen ha cometido para que pienses así de él... Pero es el único padre que tendrás jamás. —Iba a decirle que se equivocaba. Iba a decirle que solo estaba esperando una buena oferta, pero ella hablaba tan rápido que no le dio tiempo a interrumpirla—. Yo daría lo que fuera por tener algo que me recordase a mi madre.
Uou… Entramos en terreno pantanoso. Datsue nunca se había sabido mover muy bien en aquel tipo de conversaciones. Era bueno para las charlas intrascendentes, era bueno para las bromas, para los sermones, para las teorías sobre la vida y la muerte e, incluso, si el interlocutor no era muy avispado, para algún que otro tema político. Pero definitivamente no era bueno para las conversaciones sentimentales.
Fue por eso que se quedó callado el resto del camino, el cual fue muy corto. La gran posada de Las Tres Mentiras se alzaba clara y diferenciada sobre el resto de casuchas. Y se diferenciaba porque aquel edificio, al menos, no se le caía la pintura a trozos ni parecía faltarle teja alguna.
—Bueeno… Pues parece que hemos llegado —dijo, haciendo alarde de esa cualidad suya que a veces tenía para resaltar lo obvio—. Ha sido un día bien completo, ¿eh? Sangre, muerte, drogas… Solo nos quedaría el sexo para poner la guindilla final, aunque tendrás que disculparme, pero yo ya no estoy para esos trotes —Sonrió—. Además, creo que acabaríamos poniéndonos sentimentales, llorando ambos por las madres que nunca llegamos a conocer —Sacudió la cabeza, como tratando de quitarse aquella idea de la mente—. No nos pegaría. —Entonces, le ofreció la mano—. Cuídate mucho, socia. Tengo el presentimiento de que nos volveremos a encontrar pronto. Supongo que el hecho de que vivamos en la misma Villa tiene algo que ver.
Uou… Entramos en terreno pantanoso. Datsue nunca se había sabido mover muy bien en aquel tipo de conversaciones. Era bueno para las charlas intrascendentes, era bueno para las bromas, para los sermones, para las teorías sobre la vida y la muerte e, incluso, si el interlocutor no era muy avispado, para algún que otro tema político. Pero definitivamente no era bueno para las conversaciones sentimentales.
Fue por eso que se quedó callado el resto del camino, el cual fue muy corto. La gran posada de Las Tres Mentiras se alzaba clara y diferenciada sobre el resto de casuchas. Y se diferenciaba porque aquel edificio, al menos, no se le caía la pintura a trozos ni parecía faltarle teja alguna.
—Bueeno… Pues parece que hemos llegado —dijo, haciendo alarde de esa cualidad suya que a veces tenía para resaltar lo obvio—. Ha sido un día bien completo, ¿eh? Sangre, muerte, drogas… Solo nos quedaría el sexo para poner la guindilla final, aunque tendrás que disculparme, pero yo ya no estoy para esos trotes —Sonrió—. Además, creo que acabaríamos poniéndonos sentimentales, llorando ambos por las madres que nunca llegamos a conocer —Sacudió la cabeza, como tratando de quitarse aquella idea de la mente—. No nos pegaría. —Entonces, le ofreció la mano—. Cuídate mucho, socia. Tengo el presentimiento de que nos volveremos a encontrar pronto. Supongo que el hecho de que vivamos en la misma Villa tiene algo que ver.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado