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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
—Supera las expectativas. Me gustaría decir que he probado mejores, sólo para verte la cara de idiota... Pero joder, ha estado muy buena —contestó Kaido, y Daruu supo que, sobretodo viniendo de él, aquello significaba que le había gustado de verdad. Hasta ahora el tiburón había mostrado que era de los que disfrutaban metiéndose con los demás, molestándolos.

Sobretodo había captado aquél hábito suyo de soltar la puya y luego quedársete mirando, como esperando a tu reacción.

Kaido se levantó y caminó dando vueltas al salón un par de veces. Daruu lo observó, curioso.

—bueno, que Ame no Kame te lo pague. Ya te invitaré yo algo algún día, algo se me ocurrirá. Aunque... Necesito un último favor tuyo; y es que me digas como llegar a la puta ciudad de Yachi desde aquí.

Daruu levantó una ceja.

«Es verdad, se supone que ahí es a donde iba, y se cayó por la montaña.»

—Sí, claro, espérate que consiga levantarme y vamos allá.

Se revolvió y gimío e hizo fuerza hasta que consiguió mantenerse en pie. Después, ambos salieron de la casa. Daruu caminó unos pasos y se dio la vuelta, señalando río arriba hacia el oeste.

—Por allá hay un camino escondido entre unas rocas, a unos diez minutos de aquí —explicó—. El camino va serpenteando y subiendo el risco. Cuando llegues arriba, verás Yachi desde allí, de modo que no te será difícil llegar.

Observó a Kaido una última vez y extendió la mano para apretársela.

—Espero verte en el torneo, aunque sólo sea de espectador.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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#47
El tiburón no tuvo más remedio que seguir el paso de su acompañante, quien decidido a mostrarle el camino correcto para llegar a la ciudad de Yachi; terminó por señalarle una saliente del río que se dirigía hacia el oeste.

—Por allá hay un camino escondido entre unas rocas, a unos diez minutos de aquí —explicó—. El camino va serpenteando y subiendo el risco. Cuando llegues arriba, verás Yachi desde allí, de modo que no te será difícil llegar.

Terminó por asentir ante la clara explicación de su compañero de aldea y lo repitió en su cabeza un par de veces a modo de no olvidarse de la dirección. Aunque, para él, no estaría mal volver a caerse y terminar comiendo otro delicioso platillo en alguna casa ajena. Pero eso no iba a pasar. No si quería cumplir a tiempo con el designio de Yarou-dono. Así que se dispuso a avanzar, no sin antes responder de tú a tú el apretón de manos que Daruu le había ofrecido en primer lugar. Se la apretó, fuerte, dejándole una marca de rabillo, y sonrió, característico, como siempre.

—Espero verte en el torneo, aunque sólo sea de espectador. — y Kaido no pudo imaginar mejor escenario que ese para volver a encontrarse.

—Yo espero verte dentro del campo, que allí no habrá pizza en el horno que interrumpa la pelea —anuncio—. nos vemos, colega.
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