Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Kōri lo intentó con todas sus fuerzas, pero la presión por la velocidad era tan grande que fue incapaz de separar los brazos del techo y formar un escudo de hielo que les protegiera del inminente impacto. Irritado, apretó las mandíbulas y al final se vio obligado a cerrar los ojos cuando el aire se volvió insoportable por más tiempo. Seguían cayendo, y cayendo. Cada vez a más velocidad. A Ayame se le bloqueó el aire en los pulmones y fue incapaz de respirar por más tiempo.

Y entonces, se detuvo.

Salieron disparados contra el suelo del ascensor. Ayame intentó transformarse en agua, pero de repente se vio incapaz de hacerlo. Los cuatro atravesaron el metal con un ensordecedor estallido y Ayame sintió un dolor indescriptible, como si le hubiesen triturado todos los huesos del cuerpo al mismo tiempo. Nunca jamás había sentido tanto dolor, y durante un instante todo su mundo se apagó a su alrededor. Si había perdido o no la consciencia momentáneamente jamás lo sabría. Cuando fue capaz de razonar de nuevo se vio a sí misma tirada sobre una moqueta. A su alrededor sólo había oscuridad, y su corazón se encogió de terror. Una mano gélida se apoyó de repente sobre su hombro y ella se sacudió sobresaltada.

—Tranquila, soy yo. ¿Estás bien? ¿Por qué no te has transformado? —Kōri se había inclinado sobre ella, seguramente para comprobar su estado, y Ayame se incorporó entre violentos temblores.

—No... no he podido hacerlo... —respondió, y entonces miró a su alrededor con desazón—. ¿Cómo... cómo hemos llegado aquí?

Los cuatro estaban en un pasillo oscuro, sin ventanas ni más iluminación que una parpadeante y terrorífica luz carmesí que iluminaba sus rasgos a intervalos regulares. Miró a su izquierda, con el corazón palpitándole con fuerza, y entre aquellos flashes rojos vio que el pasillo terminaba en un callejón sin salida. A la derecha el pasillo se abría en una pared curva que daba a dos puertas sobre las que brillaba aquella luz. Los números 300 y 301 estaban grabados en los carteles que lucían.

—Pero... si nuestras habitaciones estaban... en el último piso... —balbuceó, agarrándose con tal fuerza al brazo de su hermano que sus dedos se clavaron en él—. Y hemos caído con el ascensor... —miró hacia el techo, como si esperara ver en él algún tipo de trampilla o algo que pudiera indicar que habían caído desde él—. No... no entiendo nada...

Se agarró con más fuerza a Kōri y escondió el rostro en su espalda entre silenciosos sollozos de terror.

—No... no quiero ir ahí... Tengo miedo... Sácame de aquí, hermano... Por favor...

—Ayame, no tenemos otro modo de salir —respondió él, antes de dirigir sus escarchados ojos a Ryu y a Eri—. No hay ventanas, ni ninguna otra salida. Vamos a tener que ver qué es lo que hay tras esas puertas.

—¡No!
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
#17
Eri no veía que la situación quisiese llegar a un fin pronto, y sentía que en cualquier momento terminaría desmayándose por culpa de la velocidad que no quería ir a menor, al contrario; no paraba de crecer y crecer, haciendo que la pequeña de ojos verdosos quisiese de verdad acabar sin conciencia solo para terminar con aquel sufrimiento.

Pero parecía ser el primer plato de una larga comida, ya que, como si alguien escuchase que quería que todo aquello se acabase, el ascensor se detuvo, y los cuatro acabaron cayéndose de forma estrepitosa contra el suelo de aquella dichosa máquina, haciendo que éste se rompiese en mil pedazos. Eri sintió un dolor incapaz de ser intuido por cualquier persona si lo intentase describir, ya que fue como si los huesos de su cuerpo hubiesen acordado romperse a la vez para gastarle una broma muy pesada a su portadora.

Sus ojos permanecían cerrados con fuerza, aún con el dolor instaurado por todo su cuerpo; hasta que notó una voz cerca de ella.

¿Eri? — Fue un murmullo, un simple murmullo que hizo que abriese los ojos de par en par, topándose con la realidad oscura que los acogía. ¿Eso sería el infierno? ¿Sería un limbo infinito y oscuro? ¿Acaso ese era su final?

''Pero he escuchado a Ryu...''

¿Me escuchas, Eri? ¿Cómo te encuentras? — Asaltó con preguntas a la joven que no podía pensar con claridad. Odiaba los sitios oscuros, y en aquel momento se sentía aterrorizada, encogiéndose sobre sí misma sobre la moqueta. — Eri... — Insistió.

Estoy... Aquí... — Su voz sonó muy baja, casi imperceptible. El chico se acercó rápidamente - lo más rápido que el dolor que sentía le dejase, claro - hacia el origen de la voz para tomarla delicadamente.

Entonces, una vez cerca de su compañero de villa, se atrevió a abrir los ojos del todo, topándose con un pasillo sin apenas iluminación ni ventanas que colasen algún rayo de luz; luego desvió la mirada hacia la única fuente de luz del pasillo que no era más que cuatro paredes: unas luces rojas intermitentes que reposaban encima de dos puertas que marcaban los números 300 y 301. Eri tiritó, sin poder asimilar lo que acababa de ocurrir.

¿Dónde estaban? ¿Qué clase de broma era aquella? ¡Porque no tenía ninguna gracia!

No entiendo nada... — logró decir. — Se supone que subíamos, y hemos acabado... Aquí... — La pequeña se aferró al brazo derecho de Ryu como si le fuese la vida en ello, o como si él de verdad fuese su protector, o el que alegaba ser.

Entonces se escuchó la voz gélida del hermano de Ayame inundar la estancia:

No hay ventanas, ni ninguna otra salida. Vamos a tener que ver qué es lo que hay tras esas puertas.

Tiene razón.

¡No quiero! — Exclamó con voz temblorosa, uniéndose a las protestas de Ayame.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
#18
—¿Que no queréis? Pues váis a tener que querer... ¿No querréis quedaros solas aquí, verdad, mis niñas? —Una voz sepulcral, juguetona pero cruel les llegó desde detrás de aquellas puertas. Era familiar... Como si la hubieran escuchado antes. En algún lugar.

Muy lejos...

Gritos. Dos gritos de hombre. De las paredes habían surgido dos plantas de espinas y se habían clavado en los corazones de Kori y de Ryu, quienes cayeron al suelo de rodillas, inertes después al suelo.

—A... Ayame...

—E... Eri... No pude proteger... te...
#19

Roleo contraponiendo el defecto de fobia a la oscuridad con el mérito defensor. Espero que no haya ningún error Toy tite


—Tiene razón —coincidió Ryu.

—¡No quiero! —reiteró una aterrorizada Eri, haciendo eco de la negación de Ayame que permanecía clavada en el sitio tras la espalda de su hermano mayor.

Kōri suspiró y se dio la vuelta para encarar a Ayame. Sus labios se abrieron para decir algo, seguramente para intentar convencerlas a ambas de que debían avanzar. Pero lo que se escuchó no fue su voz, sino una escalofriante y extrañamente familiar voz que provenía de más allá, desde las mismas puertas cuyas luces seguían titilando como el cebo de un pez pescador.

Ayame había escuchado aquella voz antes. ¿Pero cuándo? ¿Y dónde? ¿Y de quién era?

—¿Que no queréis? Pues vais a tener que querer... ¿No querréis quedaros solas aquí, verdad, mis niñas?

Ni siquiera les dio tiempo a reaccionar. Los ojos gélidos de Kōri se abrieron de golpe cuando ahogó un gemido de sorpresa y los ojos de Ayame se abrieron de par en par al contemplar aquella terrorífica escena que parecía haber sido sacada de sus más profundas pesadillas. Las luces rojas revelaban intermitentemente los rasgos de su hermano. En aquella oscuridad, destacaba como una estrella titilante. Pero jamás había visto tanta expresividad en su rostro. Jamás le había visto sufrir tanto dolor. Y aquella estrella estaba siendo eclipsada rápidamente por una mancha oscura que se extendía desde el centro de su pecho...

Donde una rama con espinas le había atravesado de parte a parte.

—K... Kō...

Su hermano cayó de rodillas frente a ella y su cuerpo no tardó en desplomarse con un ruido seco.

—A... Ayame...

Ayame era incapaz de comprender lo que estaba viendo frente a sí. Su hermano yacía inerte frente a sí, sobre el charco de sangre que no tardó en bañar sus botas. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y Ayame comenzó a inspirar y espirar... inspirar y espirar... cada vez más rápido. El aire no llenaba sus pulmones. El perímetro de su visión comenzó a oscurecerse rápidamente. Y a esa oscuridad le siguieron los destellos sanguinolentos...

—No... no puede... ser... ¡¡¡HERMANO!!! —se abalanzó sobre él, cubriendo su cuerpo con el suyo propio. Aquello no podía ser verdad, tenía que ser fruto de un mal sueño. Tenía que serlo, porque no podía ser verdad que hubiera perdido a una de las personas más importantes de su vida. No podía ser cierto. Se negaba a creerlo...

Aquello tenía que ser una mentira...

Una...

Ilusión...

Cerró los ojos con fuerza. Entrelazó las manos frente al pecho y detuvo en seco el flujo de chakra que recorría por su cuerpo para reactivarlo con más ímpetu aún. Aquello debería bastar para expulsar el chakra ajeno de su cuerpo. Aquello debería bastar para romper el embrujo... Debería bastar para devolverle a la realidad, con su hermano aún vivo...

Debería...

Debería...

Abrió los ojos, temerosa de lo que estaba por encontrar...
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
#20
Y justo después de su negación se separó del brazo del chico como si éste quemase, negándose en rotundo a ir a alguna de las dos habitaciones que podían conducir a probablemente algo horrible que no quería ni imaginarse. Mordió su labio inferior y se abrazó a sí misma, sin parar sus ojos quietos por todos los rincones del cuarto hasta que éstos se posaron de nuevo en Ryu, con los ojos posados en la joven.

Entonces una voz resonó por la estancia en la que se encontraban, juguetona a la par que siniestra desde las puertas a las que se había negado a entrar; haciendo que a Eri se le helase la sangre y el vello de su nuca se erizara. ¿Dónde había escuchado esa voz antes? ¿Quién era?

—¿Que no queréis? Pues vais a tener que querer... ¿No querréis quedaros solas aquí, verdad, mis niñas?

''¿Sol-''

La palabra terminó colgando de su mente, ni si quiera pudo terminarla antes de que el gemido de dolor de Ryu inundase sus oídos y cuando la de cabellos azulados viró su cabeza, se encontró con una escena difícil de asimilar.

¿Ry-...u?

La huérfana parpadeó varias veces, intentando vislumbrar el cuerpo del chico ante la escasa luz proveniente de las luces carmesí que reposaban encima de las puertas, y lo que vio la heló por completo el corazón: el chico que alegaba ser su protector, el pesado que había aparecido en su casa para decirla que ella tenía una hermana, una familia; y que estaba dispuesto a cuidarla como si de ellos se tratase... Ahí, luchando por mantenerse vivo sabiendo que era en vano, con los ojos abiertos de par en par; atravesado por una rama justo por donde debería estar su corazón latiendo como lo estaba haciendo el suyo propio, sin cesar, casi queriendo escapar de su prisión que ahora era el pecho de la pequeña.

—E... Eri... No pude proteger... te...

Y cayó sobre una piscina de sangre, su propia sangre.

Las lágrimas no tardaron en acumularse en sus ojos. ¿Qué acababa de pasar? Era imposible... No... Él no podía estar muerto... ¿Por qué él? ¿Por qué todas las personas que se dignaban a acercarse a ella tenían siempre la mala suerte de su lado? Se llevó las manos a la cabeza, cerrando los ojos con fuerza para intentar controlar sus hipos mientras sorbía y volvía a sorber.

Ni si quiera había sido agradable con él...

Cayó de rodillas al suelo, frente al cuerpo inerte de Ryu mientras arrastraba el suyo, posicionándose cerca de él para acariciarle el cabello, y luego zarandear su cabeza con su mano diestra, primero de forma suave, luego de forma más violenta.

Ryu... Ryu... — Llamaba con voz apagada mientras su mano izquierda tapaba la mitad de su rostro. — Venga... Levántate... — Simplemente no podía aceptarlo.

Era imposible.

¿Acaso era una pesadilla? ¿Un mal sueño? ¿Y si ya habían llegado al hotel y ella estaba soñando aquellas cosas?

Se levantó de golpe, tan de golpe que casi se tropieza con sus propios pies, para luego acercarse a zancadas a la primera de las dos puertas, cuando empezó a aporrearla.

¿POR QUÉ? — Chilló. — ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? — Repetía, una y otra vez.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
#21
El chakra de Ayame dio un vuelco a la altura de su estómago, y por un momento creyó que iba a vomitar, cuando de pronto...

Abrió los ojos de par en par. Yacía tumbada, agitada, en la cama de una habitación de hotel. A su lado, en otra cama, dormía su hermano, plácidamente, ajeno a cualquier peligro. El silencio era atronador, pues ya ni siquiera cantaban los grillos, fuera, en la noche.


···

Eri, fuera de sí, golpeaba la puerta con furia. En sus ojos, empezaron a sucederse una serie de destellos rojizos y una fuerza increíble brotaba de su interior, pero no parecía dispuesta, o capaz, de abandonar su refugio para ayudarla a tirar la entrada de la habitación abajo.

—¿POR QUÉ? —chilló—. ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ?

—Porque sois mis juguetes, Eri-chan... —Una voz femenina familiar vino de atrás, seguida de la sensación del frío metal de un cuchillo atravesándole la espalda y el vientre más tarde, de parte a parte del torso.—. JIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIA

La voz de Ayame se transformó poco a poco en una macabra sinfonía cuya melodía estaba empezando a recordar...

...al fin y al cabo, no hacía tanto tiempo de aquella noche terrorífica que pasaron en la casa entre campos de trigo.
#22
Ayame sintió de repente un brusco tirón en el estómago, y se arqueó hacia delante con una fuerte arcada. Había estado a punto de vomitar, pero entonces abrió los ojos y se encontró a sí misma recostada en una cama y acompañada de un escalofriante silencio.

«¿Dónde...? ¿Dónde estoy...?» Se preguntó, mirando a su alrededor con la frente perlada de un sudor frío y entre agitados resuellos.

Aún sentía el palpitar de su corazón en las sienes y la adrenalina recorriendo sus venas... Pero, extrañamente, parecía encontrarse a salvo. Cuando miró a un lado vio que Kōri dormía plácidamente en una cama contigua y los ojos se le llenaron de lágrimas al recordar la terrorífica escena que había presenciado hacía tan solo unos pocos segundos. Por un momento sintió deseos de abalanzarse sobre él y abrazarle y llorarle, pero enseguida desechó aquella idea de su cabeza. Su hermano la tomaría por una niñita estúpida y asustadiza, y sin duda, después del largo viaje y lo que les había costado conseguir una habitación no le haría ninguna gracia que le molestaran su sueño por algo tan trivial como una simple pesadillas.

Porque... había sido todo un mal sueño. ¿verdad?

Ayame sacudió la cabeza y estuvo a punto de darse media vuelta en la cama y seguir durmiendo. Pero se detuvo en seco a medio camino.

«¿Qué ha pasado?» Se preguntó, inquieta. Ella no recordaba haber llegado a la habitación, ni mucho menos haberse acostado en la cama. De hecho, lo último medianamente coherente que recordaba era haber entrado en el ascensor después de que el recepcionista les indicara que debían subir al último piso y después...

Después...

Tragó saliva, y su corazón retomó el redoble de latidos. Con un último suspiro se incorporó en la cama, apoyó los pies descalzos en el suelo y se levantó para acercarse lentamente a su hermano.

—Kōri... Kōri, despierta, por favor —suplicó, en voz baja, al tiempo que le agitaba el hombro con suavidad pero cierta urgencia. Ayame sabía que su hermano solía tener un sueño bastante pesado, por lo que sabía que tenía que aplicar cierta brusquedad si quería despertarle—. Kōri, ¿qué ha pasado?
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
#23
La ira mezclada con el dolor que sentía tras su pérdida era tal que no podía dejar de golpear la puerta con fuerza, una fuerza diferente a la que ella tenía ya que no se alimentaba de sus músculos o de su poder, sino de sus más oscuros y crueles sentimientos; mientras chillaba para dejar salir todo el dolor que sentía en su interior.

—Porque sois mis juguetes, Eri-chan...

''¿Ay-''

En su cabeza su voz se vio quebrada tras sentir como algo gélido la atravesaba por detrás para después terminar de abrir todo su cuerpo con el arma, y sintió como el dolor la invadía todo el cuerpo para instaurarse en sus pulmones, incapaces de adquirir el aire necesario para seguir respirando, capaz, poco a poco, de olvidar cómo se hacía.

—JIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIAJIA

Su cuerpo comenzó a pesar sobre sus pies y se vio obligada a caer contra la puerta que segundos atrás estaba siendo herida por sus puños, qué ironía; pues la puerta maltratada ahora tendría que socorrerla para que no acabase cayendo contra la moqueta que tenía a sus pies. Pero poco duró ya que sus piernas respondieron por última vez antes de dejarla caer contra el frío suelo.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
#24
Y sin embargo, Eri no perdió el conocimiento, ni murió, aunque sin duda debería haberlo hecho. Los ojos abiertos de par en par, no podía hacer otra cosa más que sufrir. Porque dolía. El metal atravesándole el torso le daba contínuos calambres que la sacudían desde la punta de los dedos de los pies hasta la cabeza.

—DiSfrUTa MIentRAs PUedaS dE eSTa HErmoSA SensaCIon Vida Mía, PORque PronTO El CUchillo SErÁ uno Muy REAL.

···

Pero Kori no despertaba.

Fuera, Ayame pudo ver cómo la luz del pasillo del hotel se encendía. Unos pasos, silenciosos, lentos, y una sombra cruzó por delante, como si hubiera alguien justo enfrente de la entrada. Se detuvo unos instantes, y luego continuó.

...hacia la habitación de al lado.
#25
Pero, por mucho que le agitara, Kōri no se despertaba. Y a Ayame se le heló la sangre en las venas.

—No puede s...

Sus balbuceos se ahogaron en sus labios cuando la luz se escurrió entre las estrechas ranuras que dejaba la puerta cerrada. Petrificada en el sitio, y con el sudor perlando su rostro, Ayame observó como un conejillo cegado por un foco cómo una sombra volvía a sumir en tinieblas la habitación al pararse justo enfrente de la puerta. Fueron apenas un breve instante, pero a ella le pareció que habían pasado horas enteras antes de que la sombra continuara su camino...

Y cuando Ayame se volvió de nuevo hacia Kōri, el pánico la invadió. ¿Y si lo que había vivido no había sido un sueño? ¿Y si había sido de verdad una ilusión y sólo ella había conseguido salir? Eso quería decir que tanto Kōri, como Ryu seguían muertos en aquella ilusión...

«Pero no lo están en la realidad, ¡¿verdad?!» Se preguntó, angustiada, tratando de observar en lo tenue de la oscuridad el movimiento del cuerpo de su hermano al respirar... o restos de sangre entre sus sábanas...

Además, Eri...

«¡Eri!» Reparó, volviéndose de golpe hacia la puerta. La sombra había continuado avanzando... seguramente hacia la siguiente habitación. Y había un cincuenta por ciento de posibilidades de que esa habitación fuera la 301: la habitación que habían tomado Eri y Ryu...

Realmente podría ser casi cualquier persona. Pero... ¿Y si se trataba del que los había metido en la ilusión?

Como una exhalación, Ayame posó sus dedos índice y corazón sobre el hombro de Kōri, cerró los ojos para tratar de calmar mínimamente los latidos de su alocado corazón para concentrarse mejor y mandó un impulso de chakra hacia su cuerpo.

—¡KAI! —exclamó, y después agitó con violencia a su hermano por el hombro—. ¡Kōri, vamos, despierta! ¡VAMOS!
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
#26
Era algo inexplicable, como la chica, aun tirada sobre el suelo, tomando bocanadas de aire para intentar que su vida no se acabase allí mismo; seguía tan serena como antes, observando todo a su alrededor y a la vez nada, pues solo se concentraba en seguir respirando para que la llama de su corta vida no se apagase con el soplido de aquel objeto metálico.

Su cuerpo pegaba sacudidas de vez en cuando, como cuando tienes frío o miedo; pero esta vez era por algo más, algo que a su corta edad todavía no lograba identificar.

—DiSfrUTa MIentRAs PUedaS dE eSTa HErmoSA SensaCIon Vida Mía, PORque PronTO El CUchillo SErÁ uno Muy REAL.

Intentó apretar los dientes de rabia ante aquellas palabras, pero el terror que la invadía más la constante necesidad de no olvidarse de respirar hicieron que abriese otra vez la boca. Otro escalofrío la recorrió, haciendo que se encogiese más sobre sí misma.

''Si pudiese...''

Pero curarse a sí misma no era una opción, no con los ojos del enemigo sobre ella; aunque tampoco sabía si la miraba o no, ya que no era capaz de levantar la vista del punto fijo en el infinito que había escogido mientras trataba de respirar. ¿Sería Ayame? ¿Sería otra persona? No quería ni imaginárselo.

Una lágrima llena de rabia se escapó de su ojo izquierdo y se abrazó la zona herida con ambos brazos, con las manos en puños. ¿Moriría sin luchar? Ella quería luchar, pero no tenía la fuerza necesaria para levantarse. Dios, se sentía tan indefensa, tan débil. Odiaba aquello, y más odiaba no haber disfrutado de su vida tanto como hubiese querido, porque allí, debatiéndose entre si iba a morir o no, pensaba en lo injusta que había sido con Ryu, con Nabi, con todas las personas que la importaban... ¡Ella quería ser feliz y reír con todos!

Y tenía miedo de no poder hacerlo de nuevo.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
#27
Ayame gritó y agitó con violencia a su hermano. Gritó una vez más, pero Kori no reaccionó.

Sin embargo, fuera, en el pasillo, los pasos se detuvieron. Y comenzaron a caminar hacia la habitación donde ella y su hermano se hospedaban.

—¿Eh? ¿Alguien ha roto mi ilusioncilla? ¿Me lo habré imaginaaaaAAAAADOOOOOO? —canturreaba una voz familiar. Toc, toc, sonaban los pasos.


···


El cuchillo salió de su torso, pues el atacante de Eri parecía haberse dado cuenta de algo. Se dio la vuelta, cabizbajo.

De pronto, la herida de Eri se había cerrado, y no había sangre.
#28
Kōri seguía sin reaccionar, y Ayame comenzó a desesperarse. ¿Qué ocurría? ¿Por qué no despertaba? ¿Por qué su técnica de disipación de ilusiones no funcionaba con él, mientras que sí lo había hecho con ella? Las lágrimas se acumularon en sus ojos. No era posible que Kōri, su hermano mayor, su mentor... No podía ser que estuviera muerto... ¿verdad?

—¿Eh? ¿Alguien ha roto mi ilusioncilla? ¿Me lo habré imaginaaaaAAAAADOOOOOO? —canturreó una voz tras la puerta, y Ayame sintió que se le congelaba en las venas.

No se había dado cuenta de que los pasos se habían detenido. Pero ahora volvían de nuevo hacia ella...

«Idiota... ¡IDIOTA!» Se maldijo a sí misma y, aterrada, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

En un abrir y cerrar de ojos, Ayame se escondió bajo la cama de Kōri y entrelazó las manos en el sello del tigre. Fuera, una masa de agua se arremolinó hasta formar una réplica de sí misma que se dirigió hasta su cama y se recostó en ella tal y como ella misma lo había estado minutos antes.

«¿Por qué está pasando todo esto...?» Se preguntaba, conteniendo el aliento y con los ojos clavados en la puerta. Casi temiendo que la sombra de la puerta pudiera escuchar los latidos de su corazón. «No lo entiendo... Ojalá estuviera papá aquí...» Tuvo que morderse el labio inferior para evitar que se le escapara un sollozo de terror.

¿Quién era aquel hombre cuya voz le resultaba tan familiar? ¿Qué quería de ellos? ¿Y qué pasaría si llegaba a entrar? ¿Qué haría entonces?
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
#29
El objeto metálico que se encontraba enterrado en la kunoichi de pronto la abandonó, y su agresor pareció distanciarse un poco de la tortura que la estaba dando. Eri quiso pegar un chillido de sorpresa, pero su voz no estaba preparada para acudir tan pronto a su garganta.

''¿Por qué...?''

Entonces sintió como la herida se cerraba, y la sangre que intentaba reprimir era totalmente limpiada por algo invisible que hizo un gran trabajo, pues ya ni había rastro del líquido carmesí. La chica se sintió eufórica, incluso dispuesta a luchar y... Entonces volvió a sentirse pequeña de nuevo. Porque, ¿no había logrado clavarla un cuchillo antes? ¿Que le impedía hacerlo ahora de nuevo?

Mejor aprovechar los segundos que podían salvarle la vida.

Con suavidad fue apoyando su espalda a la pared, levantándose lentamente; intentando que su agresor no se diera la vuelta y la descubriese con las manos en la masa, luego, sin girar su vista; palpó con su mano izquierda la puerta que tenía detrás para dar con el pomo e intentar abrirla.

Esperando que fuese su billete de huida.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
#30
La puerta de la habitación donde Kori dormía y Ayame se escondía se abrió emitiendo un chirrido escalofriante. Tap, un paso. Tap, dos pasos. Tap, tres pasos. Ayame pudo ver desde su escondite las puntas retorcidas de unos zapatos que apuntaban hacia ella... hacia la cama de su hermano. Los tobillos se flexionaron, clara señal de que el extraño se agachaba para mirar y...

Se detuvo.

—¿Pero qué haces, Kabocha-kun? —se dijo a sí mismo—. No seas idiota, no seas idiota, ¿quién más va a haber por aquí? Estás paranoico, estás paranoico.

Se levantó, se movió silenciosamente y con la agilidad de una pantera hacia la puerta y la cerró tras de sí con delicadeza. De nuevo, los pasos se dirigieron hacia la habitación de al lado, lentamente... pero sin pausa.

Creeek. Se abrió la puerta.

—Uno a uno, todos morirán... Cuatro tripas, mi cuchillo abrirá... Jiajiajia... —canturreaba.


···


Eri se abrazó a la pared con la espalda y tanteó con la mano, alcanzando un picaporte. Pero sólo consiguió hacer ruido: la puerta estaba cerrada con llave.

La falsa Ayame dio un respingo, y se dio la vuelta de golpe. Para cuando se giró, ya no tenía el aspecto de Ayame, sino el de un hombre con cabeza de calabaza con una sonrisa macabra, vestido totalmente de negro y con capa. Empuñaba un cuchillo en la mano.

—Tú serás la primera... La más joven... La más tierna... Ven con Kabocha, cariño... Eri-chaaAAAAAN

La voz inundó sus oídos y la pegó a la pared. Las manos se unieron a ella como atraídas por un imán, y a pesar de que nada ni nadie la estaba tocando aún, se sintió violada: manoseada, besada.

Por aquella bestia fantasmal.



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.