Paisaje anaranjado

[Karamaru]

Perdon si escribo sin tildes. Estoy en un PC al que no le puedo cambiar la configuracion del teclado y esta en ingles

En cada cartelera, de cada calle, de cada ciudad, se podian leer las mismas palabras. La misma invitacion una y otra vez hasta el punto de convertirse cansino, pero era un motivo que, al fin y al cabo, terminaba interesando. Entre tanta pelea, mision y complicaciones, uno siempre se podia dar el lujo de pasear un rato como turista y olvidarse los problemas del dia a dia.

FESTIVAL DE VERANO DE YACHI

Sean todos invitados al festival de la calabaza, una semana inolvidable donde veran los mejores espectaculos de agronomia. Juegos, concursos y conferencias, para disfrutar, divertir y aprender al mismo tiempo.

¿Crees tener la calabaza mas grande de todo Onindo?

Pues ven al festival de Yachi y DEMUESTRALO.


Increibles premios esperan.

Uno no se podia negar a semejante invitacion, sobretodo despues de verla una y otra y otra vez. Era un viaje corto, de tan solo un par de dias, y no se perdia nada con ir a ver que tan espectacular era lo que le esperaba. Ese dia de verano, el calvo se calzo las botas y partio rumbo al sur.

...

El fuerte de la celebracion era el momento nocturno. Hacia pocas horas que el calvo habia llegado y tras pocas horas de no ver nada asombroso, las luces se encendieron y el show comenzo. Luces naranjas cubrian cada edificio y calle, todos los campos de calabazas iluminados y cada lugar de espectaculo tambien. Todos los alli presentes estaban cubiertos bajo una fina capa naranja, un espectaculo visual envidiable.

El evento mas importante: las mascaras de calabaza que la mayoria de invitados llevaba. Eran de estilo Noche de Brujas, con sus dos aperturas para los ojos y una en la boca. Claramente el calvo paseaba de aqui para alla con su mascara puesta y su metal que lo identificaba shinobi de Ame reluciente.

[Riko]

Hacía varios días que el peliblanco no hacía más que ver aquellos dichosos carteles que anunciaban el festival de verano de Yachi, siendo sinceros, era la primera vez que el joven escuchaba algo acerca de dicho evento pero, si se habían molestado tanto en hacerle publicidad, sería por algo por lo que, sin darle demasiadas vueltas, decidió que sería un buen momento para tomarse un pequeño descanso en su entrenamiento y tomarse unas vacaciones, para desconectar.

...

El viaje, a pesar de largo, fue agradable, pues conoció a bastante gente, todos muy amables, pero, tras unos días de incesante caminata, llegó a su destino, el pueblo que se encontraba en el inmenso cañón que había sido originado por el río que pasaba por allí, o eso creía Riko. Llegó apenas amanecía, por lo que tuvo tiempo de pasear por el lugar, visitar las zonas más curiosas y asistir a algunos de los concursos que tuvieron lugar en el pueblo, pero, como suponía, el plato fuerte venía por la noche.

El Senju, ni corto ni perezoso se adjudicó una máscara de calabaza de las que llevaba todo el mundo, camuflándose entre el resto de la gente, aunque su bandana anudada al cuello lo identificaría ante aquellos que se fijasen como shinobi de Uzushiogakure, y prácticamente se limitó a deambular de aquí para allá, disfrutando del espectáculo de luces anaranjadas hasta que, como por arte de magia, un dulce olor llamó su atención, proveniente de un pequeñ puesto de dulces de calabaza que se situaba en uno de los laterales de la calle, por lo que el peliblanco se acercó, dispuesto a comprar uno de aquellos dulces.

[Karamaru]

Hacia varios minutos que el calvo daba un par de pasos cada dos horas. Y es que asi se sentia, el lugar cada vez mas abarrotado comenzaba a hacer un poco dificil el estar lo que se dice comodo y alegre. Una hilera de varios metros de personas provenia de un puesto con un olor exquisito, que al parecer, llamaba la atencion a todo turista que pasase por alli. Casi que sin excepcion.

Algunas personas se quejaban, otras se quedaban en silencio, otras hablaban con sus acompañantes, pero todos se quedaban en la hilera, ninguno se iba. Karamaru era uno de esos que no decia nada, pero demostraba su inquietud golpeando el piso con el pie y bufando cada dos por tres. Si bien le habian enseñado a mantener la calma en el templo, si algo le molestaba se le hacia complicado no demostrarlo.

Atienden lento, a que si...

El calvo hablo a una mujer morocha carilinda, que no llevaba mascara, que estaba detras suyo. Hablaba con una falsa sonrisa, buscando un complice de su molestia.

Pues si, me estoy muriendo de hambre y ya espere bastante como para irme.

Igual, me encantaria que acelerasen un poco el paso, que hay otros lugares que quiero ver.

—Dicen que hay un concurso bastante extraño, pero nadie me dijo sobre que se trata.

La mujer levanto los hombros, demostrando que ella tampoco sabia nada. Pero se dio vuelta, buscando un tercer complice, alguien con quien hacer mas amena la espera al igual que el calvo habia hecho.

¿Acaso tu sabes algo?- se dirigio a un peliblanco enmascarado en el cual se le podia notar claramente el simbolo de Uzushio sobre el metal en su cuello. El calvo miro curioso.

[Riko]

El puesto de dulces no solo había atraído al Uzureño, si no que un montón de gente esperaba en una fila su turno de pedir aquellos exquisitos manjares que desprendían ese gran olor, por lo que simplemente se limitaría a esperar, paciente, tampoco había mucho más que hacer en aquel lugar de momento, el principal evento del festival tendría lugar en un rato, y hasta entonces, podían más o menos hacer lo que quisieran.

¿Acaso tu sabes algo?

Aquella pregunta le sacó de su ensimismamiento y, cuando se dio cuenta de que lo estaban hablando a él, no le quedó otra que, educadamente, dejar ver que no se había enterado de nada.

— Esto... ¿que si sé algo... de qué? — Menos mal que portaba la máscara en ese instante, pues sus mejillas se sonrojaron ligeramente de la vergüenza.

[Karamaru]

El peliblanco reaccionó, raro, pero había reaccionado. Tanto el calvo como la muchacha lo miraron raro y ante su ignorancia de la conversación la mujer fue la primera en dar réplica con tono de indignada.

¿Es que acaso no escuchas? Estamos a un metro tuyo.

«Mierda, que carácter»- el monje se encontró aún más sorprendido.

Dicen que hay un concurso extraño esta noche.- se dirigió más tranquilamente Karamaru.

El problema es que no sé nada al respecto - Y yo me acabo de enterar- interrumpió la morocha acomodándose un mechón de su flequillo tras la oreja. Un pelo negro fino, lacio y largo hasta por encima de las caderas fácilmente envidiable por muchas mujeres.

¿Por casualidad sabes algo?

La fila avanzaba un poco más y era necesario, entre palabra y palabra, ir dando pequeños pasos para acercarse, aún estando lejos, al local de venta de comida.

[Riko]

¿Es que acaso no escuchas? Estamos a un metro tuyo.

La cara de Riko era un poema, si no hubiera llevado la máscara de seguro que habría provocado la risa de todos los que le miraran, pero, por fortuna, esto no sucedió, así que, serenándose un poco, se limitó a tratar de ser lo más amable posible, a pesar del tono que la mujer utilizó para dirigirse a él, como si estuviera bien escuchar conversaciones ajenas.

— No, perdón, estaba a lo mío y no me he enterado. — Aclaró el peliblanco, quitándose la máscara, que le molestaba ligeramente para hablar, y mostrando una sonrisa conciliadora.

Dicen que hay un concurso extraño esta noche. El problema es que no sé nada al respecto

El calvo, más amable que su acompañante, se dignó a explicar de lo que iba toda aquella conversación, que, al parecer, se basaba en lo que iba a suceder aquella noche, algo que, como ellos, el Senju desconocía por completo, lo habían tenido bien guardado el secreto y prácticamente nadie sabía de qué trataba.

— Pues no, la verdad que yo tampoco sé en qué consiste, sí que sabía que iba a suceder algo esta noche, pero hasta ahí puedo decir. — Explicó Riko, encogiéndose ligeramente de hombros, mientras daba pasos cortitos, avanzando ligeramente al mismo ritmo que la fila. — La verdad que espero que valga la pena, me he chupado unos cuantos días de viaje como para que ahora sea una chorrada.

[Karamaru]

La morocha revoleo los ojos a la excusa del peliblanco, y Karamaru no podia distinguir si lo hacia de malhumorada, de indignada, o solamente era su personalidad. La conversacion siguio, el avance de la fila tambien, pero una cosa llamo la atencion en el calvo.

Me he chupado unos cuantos días de viaje como para que ahora sea una chorrada.

"¿Varios dias?"- claro, ahora que se sacaba la mascara todo tenia mas sentido.

No se habia dado cuenta, pero ese muchacho venia de Uzushio, del otro lado de la frontera. Definitivamente quedaba lejos, mas lejos incluso que de Ame.

Pues yo tambien tuve una larga caminata hasta aqui, pero es que tanto cartel por la ciudad hizo que quisiera venir.- el calvo sonrio tras su mascara, gesto invisible para los otros.

¿Dias de viaje? ¿Desde donde vienen? Yo soy de aqui, de Yachi.

Nuevamente el mismo tono de indignada, esta vez, sin sentido para el calvo.

Pues de Amegakure, ¿Y tu?- miro los ojos violetas del de Uzushio, esperando una respuesta obvia.

[Riko]

Ambos interlocutores se sorprendieron cuando Riko sacó a relucir el dato de la distancia que había tenido que recorrer para asistir a ese evento, quizás había sido una locura, pero era la excusa perfecta para descansar un tiempo de su entrenamiento.

Pues yo tambien tuve una larga caminata hasta aqui, pero es que tanto cartel por la ciudad hizo que quisiera venir.

Al parecer no era el único que había tenido que recorrer una distancia larga para ir a aquel lugar, lo cual le reconfortaba, si nadie de fuera del pueblo asistía al festival... no era muy buena señal.

¿Dias de viaje? ¿Desde donde vienen? Yo soy de aqui, de Yachi.

Otra vez de nuevo el mismo tono de voz, quizás la pobre chica era así siempre, pero empezaba a poner un poco nervioso al peliblanco que, cada vez que abriera la boca, lo hiciera con esas maneras, pero lo dejó pasar, pues la respuesta del calvo le llamó más la atención.

Con que un amenio, ¿eh?

El Senju sonrió, tratando de ser todo lo amable posible, a ver si, siendo así la joven cambiaba un poco su actitud.

— Pues yo soy de Uzushiogakure, y por cierto, me llamo Riko, encantado. — Se presentó, siempre con la sonrisa puesta.

[Karamaru]

La mujer abrió los ojos como platos y pasó su mirada del calvo al peliblanco y del peliblanco al calvo, sorprendida.

¿¡DESDE DÓNDE!? No me haría tanto viaje ni loca, si ya ir hasta Minori me aburre.

Aunque supongo que era la idea de todo este festival, atraer gente.- fue reconfortante dejar de escuchar el tono de indignación por el de sombro, aunque solo fuesen unos segundos.

El calvo le otorgó una fugaz mirada de sorpresa al darse cuenta que, aún siendo del pueblo, no entendía por completo la idea del festival. Comenzaba a pensar que no era de las más listas de su clase.

Un gusto, Riko- respondió el calvo casi que ignorando las palabras de la mujer- Soy Karamaru.

Shinobi, ¿Verdad?

El monje señaló el cuello del peliblanco, y la muchacha lo miró como desquisiada fan mira a un ídolo adolescente. Un salto de emoción, un pequeño chillido agudo y....

¿¿¿¡¡¡SHINOBI!!!???

[Riko]

¿¡DESDE DÓNDE!? No me haría tanto viaje ni loca, si ya ir hasta Minori me aburre. Aunque supongo que era la idea de todo este festival, atraer gente.

La sorpresa de la muchacha pilló desprevenido a Riko, que no se esperaba aquella reacción, y mucho menos teniendo en cuenta la forma de ser que estaba demostrando hasta ese momento.

— Pues ya ves, no hay nada como unos día de descanso para viajar. — Sonrió el peliblanco.

Luego llegó el turno del calvo, que se presentó como Karamaru, y rápidamente, señalando el cuello del Senju adivinó que se trataba de un shinobi de Uzushiogakure, y así lo preguntó.

¿¿¿¡¡¡SHINOBI!!!???

Riko se contrajo ligeramente, se llevó un buen susto por la reacción de la muchacha, y rápidamente contestó.

— Sí, sí, soy shinobi, pero tampoco hace falta que te pongas así, mujer, no es nada del otro mundo, de hecho juraría que nuestro amigo Karamaru también lo es, ¿no es así? — Y clavó su mirada en el cinturón del chico.

[Karamaru]

Pongamos en juego esos 30 de carisma y ese atractivo natural

Nuestro amigo Karamaru también lo es, ¿no es así?

La muchacha dio media vuelta y miró al calvo de abajo a arriba, con mirada de repulsión, examinandolo. Cuando llegó a la altura de la cara, Karamaru se sacó la máscara y la miró con una gran sonrisa y unos brillantes ojos colo ámbar. Al instante, perdió la mirada y, en su lugar, tuvo una nuca de brillante negro frente a él.

No lo parece, los shinobi son lindos.

Y además...- se acercó a la oreja del peliblanco y susurró- No es tan lindo y profesional y shinobi como tú lo eres.

Oye, que lo primero lo escuche.

—Y no andes susurrando frente a mí.- el calvo denotaba resignación y lo único que pudo hacer fue echar un ojo al frente de la fila para darse cuenta que no faltaba mucho para llegar a destino.

Y cuentame- siguió la morocha- ¿Usas kunai y esas cosas? Seguro que peleas con gente y te haces cicatrices y entrenas y... y...

—Que tonta soy, que me olvido. Mi nombre es Yachi, encantada de conocerte Riko. ¿Quieres ir a recorrer conmigo el lugar? Después de comer algo aquí, claro.- preguntó juntando las manos a la altura de la cintura, cabizbaja, y moviendo el pie de adelante hacia atrás. Sus mejillas estaban un poquito coloreadas ante la mirada violácea del de Uzushio.

El calvo mientras tanto, esperaba en silencio.

[Riko]

De repente, el tono de la joven cambió por completo, miró al calvo y, acto seguido a que éste se quitara la máscara, volvió a depositar su mirada en el peliblanco, hablándole con una vez completamente diferente, incluso se acercó a su oído para susurrarle algo que, sin duda alguna, eran halagos.

Oye, que lo primero lo escuche. Y no andes susurrando frente a mí.

El Senju no sabía como reaccionar, simplemente se limitaba a ir mirando a los dos, a la chica y a Karamaru, uno tras otro, tratando de entender que había producido ese cambio de humor tan repentino.

Y cuentame ¿Usas kunai y esas cosas? Seguro que peleas con gente y te haces cicatrices y entrenas y... y... Que tonta soy, que me olvido. Mi nombre es Yachi, encantada de conocerte Riko. ¿Quieres ir a recorrer conmigo el lugar? Después de comer algo aquí, claro.

— E-Encantado Yachi, s-sí claro, ¿por qué no? ¿Qué mejor que te enseñe el lugar alguien que vive aquí, verdad Karamaru? — Preguntó el muchacho, dando por hecho que el paseo sería de los tres jóvenes. — Ya no nos tiene que quedar mucho, ¿no?

[Karamaru]

Para cuando tan solo faltaban un par de pedidos mas y tomarian el de Karamaru, la muchacha de cabellos negros mostro resignacion y molestia. Dio un largo y fuerte soplido y dejo caer los hombros al mismo tiempo que revoleaba los ojos.

¿Y el calvo por que?

Yo quiero una cita con un shinobi lindo, no con uno lindo y uno feo.

Para ese momento Karamaru ya perdia la nocion de como reaccionar ante las palabras de Yachi, si molestarse, indignarse o resignarse. Despues de todo, uno de no debia perder la calma tan facilmente.

Por cierto Yachi, ¿Cuantos años tienes?

Quince.- contesto entusiasmada.

Pero no me vengas con que quieres conocerme calvito. Y tu, ¿Cuantos años tienes?- volvia a referirse al peliblanco, de nuevo con sus manos unidas a la altura de la cintura y ese pie pendulando fingiendo inocencia.

"¿Calvito?"

[Riko]

Al parecer la muchacha no tenía pensado invitar al shinobi de Amegakure y, a pesar de que apenas se conocían, al Senju le parecía una falta de respeto muy grande, a fin de cuentas, estaban hablando porque él había sido el primero en preguntar a la muchacha.

Además, ¿quién ha hablado de cita?

El peliblanco no entendía nada, por lo que no respondió por el momento, mirando a ver como reaccionaba Karamaru, que, sumamente educado, dejó pasar aquello y se limitó a interesarse por la edad de Yachi, que, de nuevo, volvió a pasar de él, algo que ya empezaba a cansar un poco a Riko, qué poca educación.

— Pues yo tengo trece, recién cumplidos, además. — Sonrió el Uzureño, que rápidamente miró al calvo. — ¿Y tú Karamaru, cuántos años tienes?

[Karamaru]

Un poquito mas viejo, tengo catorce.- respondio el calvo con una sonrisa mientras llegaba su turno al mostrador.

Sobre una mesa ancha y larga, bandejas de plata brillantes sostenian la mercancia. Dangos de todos los tamaños y colores, uno al lado del otro en grupos de tres clavados en un fino palito de madera. A simple vista, cada uno mas rico que el anterior, al olfato lo mismo.

Karamaru ordeno el grupo de dangos rojos acaramelados, segun el cartel que acompañaba a la muestra, eran los mas picantes de toda la variedad. Yachi, dejando reinar el silencio por unos minutos para fortuna del calvo, pido un grupo compuesto por uno azul, uno verde y uno amarillo. El cartel decia que eran, como la mayoria que tenian en el mostrador, dulces.

A la espera de que Riko pida su comida, tanto el calvo como la mujer se quedaron a unos metros, esperandolo.

Es tan joven y tan... tan... tan... shinobi.

La muchacha solto un suspiro y el monje mantuvo el silencio, pensando ya que le faltaban algunos jugadores en la cabeza.