Paisaje anaranjado

[Karamaru]

Quedaron solos en la sala, Riko y Karamaru. Yachi se había ido, pero dejaba su marca con su tarareó de fondo. El calvo seguía sin moverse, no sin antes que Riko le confirmase que hacer. Definitivamente esa casa, y ahora esa mujer, daba grima a más no poder.

Oye, Karamaru, ¿no te parece algo raro todo esto? Quiero decir, ¿no estoy loco no? Esto tiene muy mala pinta...

Si, mucha... pero no sé...- el calvo asintió con la cabeza y todo volvió a estar en silencio, excepto por el tarareó de aquella mujer. Al menos la canción, de buen ritmo y tono agradable, rompía con lo oscuro del lugar. El problema era que ese contraste hacía más raro todo eso.

¿No vendrán?- se escuchó el grito de Yachi desde su habitación.

¡Vamos, que no tenemos toda la noche! No quiero que nos vean mis padres.

El calvo dio unos pasos hacia el salón, alejandose de la puerta, con completa inseguridad. Irse o quedarse, esa era la cuestión y solo estaba ese momento para decidirlo. Volvió a mirar a Riko, esperando que sea la voz correcta que le dijese que hacer.

[Riko]

El calvo parecía estar de acuerdo con Riko, aunque no se le veía demasiado dispuesto a actuar de ninguna manera.

¿No vendrán? ¡Vamos, que no tenemos toda la noche! No quiero que nos vean mis padres.

La voz de la chica sonaba amable, pero la situación estaba pudiendo con Riko que, se levantó y miró a Karamaru, que parecía debatirse entre las mismas opciones que el Senju: irse o seguir allí.

— Vámonos de aquí, lo siento pero esto me supera, me sé el camino de vuelta, si salimos corriendo no nos pilla, ¿me sigues? — Susurró de nuevo. — ¡Sí, ya subimos! — Exclamó ahora, para que Yachi le escuchara, y miró al amenio, apremiante.

[Karamaru]

Un suspiro de alivio se escapó por la boca del calvo al escuchar a su compañero shinobi. Ninguno de los dos quería estar ahí, se notaba pero hasta el momento ninguno de los dos parecía querer decirlo. Karamaru dio unos pasos cuando se dio cuenta de las palabras del peliblanco.

¡Sí, ya subimos!

«¿Subimos? Aquí no hay escaleras»- en pocos segundos la dueña del hogar se había dado cuenta de lo mismo.

Estaban ambos cerca de la puerta, casi que tomando el pomo para abrirla, cuando se escuchó nuevamente el rechinar de la puerta y la voz de Yachi tras de sí.

Pero si aquí no hay escaleras, tontuelo.- una sonrisa, casi exagerada, se esbozaba en el rostro femenino.

¿Vienen o no vienen? Que ya tengo todo listo.

La muchacha no volvía sobre sus pasos y los miraba fijamente con sus ojos negros que combinaban con su pelo. Karamaru volvió con su mirada al rostro de Riko. Parecía que sus oportunidades de irse de aquel lugar habían disminuido drásticamente.

[Riko]

Todo parecía perfecto, Yachi estaba en su habitación, y ellos cerca de la puerta, listos para salir pero..

Pero si aquí no hay escaleras, tontuelo. ¿Vienen o no vienen? Que ya tengo todo listo.

La chica ahora se encontraba en la puerta de la habitación, mirándoles, y sus opciones de salir eran prácticamente nulas.

Mierda, mierda, mierda. Eres idiota macho, jodidamente idiota.

Riko miró a Karamaru, con cara de arrepentimiento, si les pasaba algo, ahora sí que sí era su culpa, pero, ya no podía huir, por lo que, dándole un pequeño toquecito al calvo en el brazo le invitó a seguirle, echó a caminar, poniéndose delante, si les pasaba algo, él sería el primero en reaccionar y en hacer lo que pudiera.

— Claro, claro, ya estamos yendo. — Riko logró fingir todo lo que sentía y sonrió, para no levantar ninguna sospecha mientras se acercaba a la posición de la chica.

[Karamaru]

Cabizbajo, Karamaru siguió los pasos del peliblanco para entrar en la habitación. Yachi entró última, dejando la puerta abierta e iluminando aún más aquella habitación. Las luces del salón y las de la habitación hacían que la oscuridad se perdiera un poco.

Una cama, un armario, un escritorio y una silla eran lo principal en la habitación. Se encontraba ordenada exceptuando la silla, que contenía bastante ropa apilada. Entre tanto, se podía distinguir ropa interior femenino de varios colores extravagantes. En el centro de la pieza de Yachi, una mesa de baja altura y tres almohadones a los costados. Yachi fue la última en entrar, la primera en sentarse.

Las paredes de madera le daban al entorno una sensación de húmeda y un olor un poco denso del mismo estilo, mientras que encima de la mesa se encontraban dos botellas y tres vasos, uno para cada almohadón. Inseguro, Karamaru tomó asiento apoyando las piernas sobre el almohadón negro y su cuerpo encima de ellas.

El juego es así.- comenzó la mujer emocionada y con la misma sonrisa en el rostro.

Tienen que decir un número del uno al doce, y luego tirar estos dos dados.- mostró ambos dados blancos con puntos negros, de seis caras.

—Si fallas, tienes que tomar un trago.

No esperó respuesta y gritó "¡DIEZ!". Los dados mostraron un seis, y Yachi tomó un largo sorbo de una sustancia de color parecido al agua tras servirlo de la botella. Cerró los ojos con fuerza y sacó la lengua, parecía no gustarle pero lo disfrutaba igual.

Luego, le acercó los dados a Riko.

[Riko]

Los dos genin entraron en la habitación, esperándose lo peor, seguidos de cerca por Yachi, la dueña de la misma, pero, al entrar, comprobaron que no dejaba de ser una habitación normal y corriente, la habitación de una adolescente, a pesar de que el olor era propio de una casa vieja.

El juego es así. Tienen que decir un número del uno al doce, y luego tirar estos dos dados. Si fallas, tienes que tomar un trago.

Aquello parecía sencillo, pero claro, Riko quería saber qué era lo que iban a beber, porque aquello tenía pinta de juego que usaba la gente más mayor para emborracharse mientras pasaba el rato, y a pesar de que el alcohol era algo que le llamaba la atención, como a cualquier adolescente, no creía que fuera la mejor idea probarlo con alguien que no conocía, en un lugar que no conocía.

— Perdona pero es qu... — Riko se vio interrumpido por la joven, que rápidamente comenzó el juego, ella sola y sin esperar a nadie. — ... es que yo no bebo alcohol, lo siento. — Terminó por decir, a la vez que rechazaba los dados que Yachi le ofrecía, pasándoselos a Karamaru.

[Karamaru]

Chau a las tildes, me pase al PC con teclado ingles

Yachi miro a Riko con ojos de tristeza y enojo a la vez, casi como si no supiese como reaccionar.

¿Como puedes decir que esto es alcohol?

—Esto es una bebida que usa mi padre con sus amigos, y estoy segura que el no toma alcohol. Asi que Riko, amor, juega.- Karamaru sonrio al esuchar la palabra "amor".

Mira si yo voy a tomar alcohol.- Yachi termino susurrando esas palabras mientras tomaba los dados y se los devolvia al peliblanco.

Karamaru mientras tanto se entretenia de la situacion, trataba de buscar cualquier excusa para alejar los malos pensamientos que le venian a la mente por esa casa. Aunque la realidad era que el calvo nunca habia bebido alcohol, ni siquiera habia visto gente beberlo.

No tenia ni idea de quien de los dos tenia razon.

[Riko]

¿Como puedes decir que esto es alcohol? Esto es una bebida que usa mi padre con sus amigos, y estoy segura que el no toma alcohol. Asi que Riko, amor, juega.

Al parecer Yachi aseguraba que aquello no era alcohol, pero, por la reacción que había tenido la chica, Riko seguía convencido de que, si no era alcohol, sería algo muy fuerte, pero, por no provocar al posible psicópata que se encontrara en la casa, decidió dejar de lado todo lo que su cerebro le estaba diciendo, y tomó los dados.

— Está bien... ¡ocho!— Y lanzó los dados, esperando que fuera ese el número que saliera, para evitar así tener que beber de aquel líquido sospechoso.

Tú decides la suerte aquí xD

[Karamaru]

A mi no me toca elegir, estoy eligiendo con una pagina de Internet. Internet es controladora del destino de la trama.

Karamaru tampoco estaba muy emocionado de participar, estaba seguro de seguir lo que hiciera Riko y desafortunadametne decidio tomar los dados y seguirle el juego a Yachi.

"Maldito Riko, me haces participar"

La palabra "ocho" rompio en el aire y el numero cuatro se mostro en las caras de los dados. un tres un el primero un uno en el segundo.

A tomar...

—Van a ver, a medida que tiramos mas veces esto se va haciendo cada vez mas divertido.- se emociono Yachi.

Karamaru con un poco de miedo, comenzo a tomar los dados muy despacio, mientras Riko se decidia si tomar o no finalmente del vaso.

[Riko]

El destino quiso que Riko si bebiera de aquello que Yachi les ofrecía, pues sacó nada más que un cuatro por lo que, según las reglas del juego, debía tomar del vaso, el cual agarró y, con cara de preocupación, se acercó a la boca.

A tomar... Van a ver, a medida que tiramos mas veces esto se va haciendo cada vez mas divertido.

El Senju no estaba para nada convencido, pero, a pesar de las dudas, probaría a ver, y si no le gustaba, buscaría cualquier excusa para salir de allí. Riko bebió, apenas un sorbo y, como si se tratara de la bebida más asquerosa del mundo, no la escupió por respeto a los presentes.

— ¿Qué mierdas es esto? ¡Está malísimo!

[Karamaru]

El calvo, que tomaba los dados curioso y expectante a la reacción del peliblanco, los soltó cuando vio su rostro. Fue demasiado evidente que cual sea la bebida que estaban tomando, por la reacción de ambos, no era de buen gusto. Si no tenía muchas ganas de probarlo antes, ahora menos.

¿Tan mal está? ¿En serio?

Vamos Riko, eres shinobi, es un poco de feo gusto nada más.

—Verás como después de un par de veces te acostumbras al sabor.- Yachi le hizo un gesto con la mano a Karamaru para que siguiera con lo suyo.

Tomó los dados y "Seis", las lanzó y un ocho se mostro en los dados. El calvo le hecho una mirada a su vaso lleno, y luego una a Riko para asegurarse de tomar o no hacerlo.

Vamos, vamos, calvo, que no quiero que nos vea mi padre.- Yachi emocionada ya estaba haciendo rebotar los dados dentro de su mano derecha.

[Riko]

¿Tan mal está? ¿En serio?

La pregunta del calvo era completamente innecesario, la reacción de Riko lo había dicho todo, era bastante asqueroso y, por mucho que le diera corte no volvería a beber aquel líquido del infierno.

— Ni te lo imaginas, prueba y juzga por ti mismo, si quieres. — Agregó el peliblanco, justo después de que la predicción de Karamaru sobre los dado hubiera fallado, por lo que le tocaba a él dar un trago.

Casi sin dejar tiempo a reaccionar, Yachi agarró de nuevo los dados y comenzó a agitarlos.

Vamos, vamos, calvo, que no quiero que nos vea mi padre.

Riko miró a su compañero, al igual que éste hizo con él y antes de que tomara la decisión de si beber o no, el Senju se levantó.

— Mira Yachi, no es por ser desagradecido, pero la verdad que este juego no me termina de convencer, y la verdad que querría volver al festival, a ver que se cuece, ¿qué opinas, Karamaru? — El uzunés esperaba con todo su corazón que el muchacho le apoyase, si no, no sabría que tendría que hacer.

[Karamaru]

Dubitativo tomó el vaso y le dio un gran sorbo, casi medio vaso de un trago. Era amargo y fuerte, como si calentara la garganta y dejase un gusto raro en el paladar. Karamaru nunca había tomado algo de gusto parecido y, a pesar de no parecerle tan feo comparado con la reacción de los otros dos, no era algo agradable de tomar una y otra vez. Reaccionó igual que Riko y Yachi, pero de manera un poco más moderada.

Pues si, que tampoco es muy rico. Prefiero el té a decir verdad.

Que aburrido eres Karamaru, el té es para viejos.- la muchacha tiró los dados, falló con su número y volvió a dar otro gran trago del vaso.

Mira Yachi, no es por ser desagradecido, pero la verdad que este juego no me termina de convencer, y la verdad que querría volver al festival, a ver que se cuece, ¿qué opinas, Karamaru?

Lo mismo.- respondió rápidamente el calvo sintiendo alivio y liberación por dentro.

Parece que me equivoqué, son aburridos a más no poder.

—No hicieron más que ponerle pegas desde que entraron a esta casa. Al final, nunca tendré un amigo.- Yachi comenzó a llorar y se fue de la habitación. Por el sonido de las puertas, se había en otra.

Karamaru se levantó y se acercó nuevamente a la sala principal, estaba vacía.

¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?

[Riko]

Lo mismo.

La rápida respuesta de Karamaru hizo más que obvio que elSenju no era el único que no estaba del todo cómodo allí, ni con el juego que la anfitriona había propuesto. Yachi, por su parte, reaccionó de una manera quizás algo exageraada.

Parece que me equivoqué, son aburridos a más no poder. No hicieron más que ponerle pegas desde que entraron a esta casa. Al final, nunca tendré un amigo.

La chica saliendo corriendo, dejando de nuevo solos a los dos genin, que avanzaron rápidamente hacia la sala principal, acercándose a la puerta de salida de la casa.

¿Qué hacemos? ¿Nos vamos?

Podía parecer un gesto feo pero, dada la situación, lo único que Riko quería era salir de allí.

— Yo sí, sé que está mal, pero lo siento, no puedo más, si te quieres quedar, puedes hacerlo, ¿eh? — Dijo el muchacho abriendo la puerta de la casa y saliendo a paso lento mientras esperaba la respuesta del calvo.

[Karamaru]

Todavia el llanto se escuchaba, no cesaba. Ambos shinobi en la puerta de salida y el calvo alzo los hombros.

No se diga mas, nos vamos.- y siguio a Riko por el camino de tierra, bajo las farolas de luz blanca.

Apenas cerraran la puerta principal los llantos se dejarian de oir, pero a los pocos metros recorridos, Yachi se asomo por una de las ventanas soltando algunos improperios poco propios de una fina dama. El calvo no sabia si preocuparse o reirse, y termino dejando una sonrisa disimulada en su rostro.

Cuentame- comento el calvo a mitad de camino-Como es todo alli por Uzushio?

Parecia que despues de todo, los dos hombres quedaban a solas y ahora a Karamaru se le daba la oportunidad de preguntarle algunas cosas que le intrigaban desde que vio el hitai-ate en la fila del puesto de dangos.