7/06/2015, 22:25
- ¿Tamaki...? - Preguntó la pelirroja apenas asomándose por un callejón bastante oscuro. Tal parece que la peliceleste la estubo acompañando durante buen tramo pero en algún momento las gemelas terminaron por separarse, cosa que no le preocupaba en lo más mínimo a Tatsuko puesto que este era un problema de lo más normal en esos viajes que emprendían.
Con o sin su hermana, la pelirroja seguiría su vida normal, es decir, deambularía por las calles de aquella ciudad en la que se encontraba sin rumbo fijo, mirando de un lado a otro, molestando personas escogidas de forma completamente aleatoria, y de encontrarse con algún animal, jugaría con este a menos que sea alguna bestia salvaje, dicho caso simplemente 'jugaría' con este corriendo hasta que uno de los dos se canse.
"No... Ese viejo da penita..." Pensaba la joven kunoichi mientras veía a un anciano encorvado y caminando muy lentamente por la calle con la ayuda de un bastonsito de madera que parecía que fuese a ceder en cualquier momento.
Puesto que el ancianito no fue escogido por la kunoichi, la búsqueda por alguien a quien molestar se reanudaría, alguien más joven que no tenga tantos inconvenientes con el asunto de la lluvia como la gran mayoría de las personas que caminaban por aquellas calles. "¿Quién podrá ser...?" Preguntó en su cabeza la chica mientras seguía caminando ignorando el agua que no paraba de caerle encima.
Tatsuko pasó mucho tiempo dando vueltas por aquella ciudad en busca de alguien que parezca 'digno' de su atención, pero sin éxito alguno. Nadie interesante, nadie llamativo, encima eran todos muy parecidos entre si, cosa que hacía que la kunoichi se pensara dos veces el hacer acto de presencia.
Casi resignada, Tatsuko no tuvo mejor idea que subirse al techo de lo que parecía ser una taberna, allí arriba se sentó mirando gente entrar y salir a la espera de alguien interesante, alguien que se vería obligado a soportarla durante quién sabe cuanto tiempo.
Considerando que la luna ya había salido y que la taberna estaba bastante bien iluminada, ella podía ver con lujo de detalle las personas que entraban y salían, no así aquellos que la veían desde la calle pues la luna estaba ubicada por detrás de la joven, mostrándola como una simple silueta negra. - Lindo lugar para que Tamaki haga algo... - Susurró para si misma mientras se abrazaba a sus piernas.
Con o sin su hermana, la pelirroja seguiría su vida normal, es decir, deambularía por las calles de aquella ciudad en la que se encontraba sin rumbo fijo, mirando de un lado a otro, molestando personas escogidas de forma completamente aleatoria, y de encontrarse con algún animal, jugaría con este a menos que sea alguna bestia salvaje, dicho caso simplemente 'jugaría' con este corriendo hasta que uno de los dos se canse.
"No... Ese viejo da penita..." Pensaba la joven kunoichi mientras veía a un anciano encorvado y caminando muy lentamente por la calle con la ayuda de un bastonsito de madera que parecía que fuese a ceder en cualquier momento.
Puesto que el ancianito no fue escogido por la kunoichi, la búsqueda por alguien a quien molestar se reanudaría, alguien más joven que no tenga tantos inconvenientes con el asunto de la lluvia como la gran mayoría de las personas que caminaban por aquellas calles. "¿Quién podrá ser...?" Preguntó en su cabeza la chica mientras seguía caminando ignorando el agua que no paraba de caerle encima.
Tatsuko pasó mucho tiempo dando vueltas por aquella ciudad en busca de alguien que parezca 'digno' de su atención, pero sin éxito alguno. Nadie interesante, nadie llamativo, encima eran todos muy parecidos entre si, cosa que hacía que la kunoichi se pensara dos veces el hacer acto de presencia.
Casi resignada, Tatsuko no tuvo mejor idea que subirse al techo de lo que parecía ser una taberna, allí arriba se sentó mirando gente entrar y salir a la espera de alguien interesante, alguien que se vería obligado a soportarla durante quién sabe cuanto tiempo.
Considerando que la luna ya había salido y que la taberna estaba bastante bien iluminada, ella podía ver con lujo de detalle las personas que entraban y salían, no así aquellos que la veían desde la calle pues la luna estaba ubicada por detrás de la joven, mostrándola como una simple silueta negra. - Lindo lugar para que Tamaki haga algo... - Susurró para si misma mientras se abrazaba a sus piernas.