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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
El hombre, con vena hinchada, tuvo que resignarse ante las insinuaciones del joven que por alguna razón no perdió la oportunidad de desquitarse. Le sería imposible tomar aquel libro sin atentar contra la integridad de nadie, aunque de cualquier forma no lo haría así tuviese las aptitudes para lograrlo. Su fuerza estaba en la cabeza y con ello lamentablemente no lograría hacerse con el tomo que Juro sostenía. Así que, de un momento a otro, el tipo volteó sin decir nada y se perdió misteriosamente en uno de los pasillos contiguos de la biblioteca.

Kota por su lado ya había dejado a un lado la idea de que el libro fuera suyo, aunque poco después; el mismo Juro admitió que lo más conveniente era retornarlo a su legítimo dueño. Otro se lo hubiese quedado, desde luego, pero al parecer su compañero de aldea era lo suficientemente humilde como para no superponer su egoísmo sobre la justicia.

—Que ironía, ¿no? — comentó— pero vamos, veamos que nos cuenta esta cosa.

Se arrimó hasta que ambos pudieran observar lo escrito e instó a Juro a que lo abriera. Una vez allí, se sumergieron en la historia y volarían, tal como el protagonista; sobre un vendaval de ideas.

...

Kota no supo decirlo con propiedad, pero su atención estuvo puesta en la historia y no se percató de cuánto tiempo había pasado desde que ambos habían comenzado a leerlo. Y le hizo gracia puesto que la lectura, a diferencia de su madre, no era precisamente una de sus más profundas aficiones. Aún así, "el héroe vendaval" había logrado lo impensable: mantenerlo interesado en una historia atractiva, posiblemente basada en hechos reales con ciertos toques fantásticos que podrían interesarle más a Juro que a cualquier otro.

Trataba de un hombre con raíces religiosas que nació en los templos del sol. La historia contaba que sólo aquellos con la pureza del aire podían encontrar allí su lugar y así lo hizo Shilon. Aprendió las artes de la serenidad y la compostura, convirtiéndose finalmente en un monje con la sencilla tarea de compartir sus enseñanzas con el mundo. Pero todo cambió cuando supo que era, tal y como susurraba la leyenda, el elegido. Aquel que a diferencia del resto recibiría el mismísimo poder del señor y poder así controlar el viento en su máxima expresión... sin trucos, sin posiciones manuales, sin energía. Aún así, el desarrollo fue un tanto efusivo. Los usuarios del Ninjutsu que se hacían llamar shinobi se enteraron del rumor y aquellos cuya naturaleza era afín al futon, zarparon sobre las dunas del país de la arena para buscar al hombre vendaval. Citaban a los antiguos clanes, las antiguas jerarquías, aunque nada realmente importante.

Sin embargo, antes de que pudieran saber qué más ocurría; Kota se echó hacia atrás y soltó un suspiro cansino.

—Parece que habrá que reunirnos otro día para terminarlo, pero madre mía; que buena historia. ¿Habías oído hablar de ese poder alguna vez o debo asumir que no existe nada parecido más allá de los jutsu de naturaleza fuuton?
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#17
El joven marionetista logró su objetivo. El secretario se fue con viento fresco del lugar. No supo hacia donde se dirigió y le dio exactamente igual. En cuanto se fue, depósito el libro entre medio de ambos, mientras Kota se acomodaba para facilitar la lectura. Sin que ninguno tuviera que decir mucho más de lo que dijo Kota, ambos empezaron a leer.

La historia tenía su punto. Un elegido con increíbles poderes de viento, proveniente de un templo, y unos ninjas le buscaban, quizá en busca de poder, quizás en busca de riquezas o simplemente, por envidia. Tuvo que admitir que no había leído muchos así. Podría pasar horas incluso, si daba de si tal libro. La letra era casi perfecta, narración más que decente. Incluso las descripciones eran de su gusto, se explicaban pero tampoco eran excesivas.

Si su acompañante no hubiera dado un suspiro, seguramente seguiría metido en ese mundo. Como si de un sueño se tratase, se encontraba adormilado. No pudo evitar rascarse los ojos, mientras le preguntaba.

- Si, es verdaderamente increíble - contestó, aún terminando de despabilarse - no se mucho del tema, en realidad, pero mi hermana sabrá. Ya se le preguntare, aunque dudó que exista algo así. O al menos, que continúe existiendo por nuestros días. Quizá incluso murió con la aldea...

Probablemente se reiria de el, pero le daba igual. En realidad, ella tampoco sabía mucho de la aldea de la arena o del país del viento, pero desde luego, mejor idea que el tendría.
Hablo / Pienso

Avatar hecho por la increible Eri-sama.

...

Sellos implantados: Hermandad intrepida
  • Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60
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#18
Aunque a Kota no le fascinaba la lectura, sí que tenía cierto interés genuino en la historia en general. Él pensaba que el pasado, si bien se encontraba plasmado en infinitas palabras sobre hojas de papel, también se podía conocer a través de la presencia. Un vistazo simple y fortuito a todo aquello que estuvo alguna vez en los tiempos de antaño, cuyo sentido de pertenencia le ha permitido mantenerse firme aún cuando los siglos se abarrotan sobre ellos. Por ello era que cuando tuviera la edad suficiente, además de la libertad que una aventura así conlleva, llevaría su blanco trasero a las tierras más remotas y lejanas con el fin de comprobar con sus propios ojos lo que la historia contaba a través de páginas y rumores.

Y viendo además que su compañero parecía interesado en ello, no pudo hacer más que soltarle una propuesta de esas que se cuecen a largo plazo. Quizás alguno de los dos perecería en sus funciones de shinobi antes de que ese momento llegase, pero no estaba de más dejarlo asentado.

—Ya, pero si existió alguien como él durante su generación, ¿qué te dice que no puede haber uno similar para la nuestra? —argumentó, aunque su mirada ratificaba lo extraño que aquellas palabras sonaban—. quizás podríamos ir algún día hasta allá y comprobarlo nosotros mismos, ¿qué dices?...

»Estoy seguro que será mucho más divertido de lo que fue esta tonta tarde en la biblioteca.


Sonrió, como quien sabe que aquella visita para entregar los libros no había sido ni de cerca una experiencia divertida. Además, era posible que por la tarea encomendada, no pudiera disfrutar del momento tanto como le hubiese gustado. Incluso pudo haber dado una idea errónea de su capacidad para divertirse, así que el supuesto viaje a las tierras de viento sería una oportunidad para reivindicarse.
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#19
Juro escuchó atentamente las suposiciones de su compañero. El seguía en sus trece, pero no estaba del todo seguro. Si existiese alguien capaz de manejar el ninjutsu elemental a tales niveles, debería saberse algo de él. ¿Se estaría ocultando? Pensandolo bien, tenía hasta sentido, si se supiese de su poder, seguramente se dedicarían a cazarle y a exprimir hasta la última gota de ese fenómeno.

Aun así, no pudo evitar querer verlo. Ahora no, aun no estaba listo, Gen no podría protegerle de bandidos, y ni si quiera dominaba el elemento, pero quizás, más adelante...

Para su sorpresa, Kota pareció entender lo que pensaba, y se adelantó.

— Creo que no es mala idea — seguramente, el país del viento era enorme, y si llegaban a ir, les costaría bastante encontrarlo, si es que existía. Pero decidió alejar los pensamientos negativos — Acepto la propuesta, cuando estemos listos, iremos.

Le devolvió la sonrisa, estaba bastante de acuerdo con él. No es que hubiese sido algo divertido, pero al menos, no se había aburrido.

Se alejó un poco de la mesa, con vista cansada, se había logrado desenganchar brevemente del libro, al menos por el momento. Quizá tuviera que irse ya, no estaba del todo seguro por su comportamiento.

— ¿Te haces idea del porque tu madre tiene este libro? — preguntó, con gran curiosidad. Supuso que una pregunta inocente no le molestaría o le entretendría, además, iban a viajar juntos, un poco de sinceridad no vendría mal.
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#20
Decir que lo harían en cuanto estuvieran listos era bastante subjetivo, pero Kota estaba seguro de que, en base a las capacidades de ambos —no descartaba que Juro fuera un shinobi capaz de ser destacado— ese momento llegaría más pronto que tarde. Pero lo importante era que tenían un trato y más valía cumplirlo porque ese tipo de acuerdos entre personas honorables no debían romperse.

Aún así, aquello pareció perder importancia ante las conjeturas que parecían nacer en ese mismo momento. Viendo que tenían en sus manos un ejemplar destacado, era perfectamente entendible que alguno de los dos se terminase preguntando el por qué de que una familia técnicamente común como lo era la de Kota tuviese algo similar. El peliblanco lo desconocía, pero tenía en consideración que tanto su madre como su padre tuvieron un largo recorrido como shinobi y no fueron pocas las travesías en las que ambos se embarcaron tanto grupal como individualmente. Era de esperarse que tanto el héroe del vendaval como muchos otros ejemplares fueran sin duda un recuerdo de aquellas vivencias, aunque era probable que su madre conociera el significado del libro y su importancia para los literarios.

—Pues la verdad no lo sé con certeza, aunque teniendo en cuenta su larga trayectoria como kunoichi a servicio de Shiona-sama es de esperarse que haya visitado muchas locaciones, entre ellas el país del viento. Eso suponiendo que el libro venga de allí y no de otra zona, que también es una posibilidad —dijo, aunque poco después rechistó y quitó importancia a su teoría—. de cualquier forma, es más probable que lo haya comprado a un viajero mercader que tampoco supiera de su valor, aunque eso me decepcionaría bastante.

Soltó una risotada y se rascó la nuca.

—Mejor voy a preguntarle, también se está haciendo tarde. Así que me voy retirando compañero, ya te buscaré luego para contarte de lo que me entere, ¿vale?

Kota se levantó en súbito y organizó como buenamente pudo el pilar de libros que había tirado, no así el héroe de vendaval el cual guardó en el mismo bolso. Aprovechó también para tomar una hoja de papel y escribir en ella la palabra "Donación" seguido de los datos de su madre y de otros datos que ella misma le había sugerido dar a la hora de entregar los ejemplares. Puso la nota sobre la pila de libros y dejó la pluma a un lado para extender la mano y estrecharla con la de Juro en pro de culminar aquel encuentro tal y como había empezado: amistosamente.

Una vez se hubiera despedido, tomaría la salida más próxima para así embarcarse en un viaje a su hogar, donde se sentaría a conversar un largo rato con ella. Eso si Yota le dejaba o si su padre no les interrumpía para hablar de estrategias y elaborados ataques familiares.
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#21
Juro escuchó a Kota con atención, su contestación tenía sentido, en cierto modo. Siendo un shinobi, podría haberlo adquirido en cualquier lugar, o de un mercader. No podían descartar que fuese de un mercader del país del viento, quien sabe. En todo caso, las respuestas no las iba a poder averiguar él.

Sonrió levemente, mientras escuchaba la despedida de su compañero.

— Esta bien, tenemos que volver a reunirnos para aclararlo todo — contestó, amigablemente — y resolver muchos detalles antes de que llegue el momento.

Mientras lo decía, Kota parecía poner a parte el importante libro, y dejar el resto para poner las donaciones. Juro lo observó en silencio, mientras también se levantaba y se preparaba para marcharse. Antes de ello, estrechó la mano de su compañero, a modo de despedida amigable, y más importante, a modo de sello para el viaje que ahora tenían entre manos.

Después, se marcharía tranquilamente a casa, sin demasiada prisa aún, pensando en todo lo que había pasado, simplemente por dar un paseo por su villa.


Ha sido un placer rolear contigo, ya repetiremos ^^
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