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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
-¡¡¡Qué!!! ¿Ya es tan tarde?- exclamo un peliazabache levantándose de un salto de cama y corriendo de un lado a otro mientras preparaba rápidamente una mochila de viaje-¡Ahh! como puede ser, todos los días me levanto antes de la salida del sol, y justo hoy tuve que quedarme dormido- la carta recibida el día anterior pareció hacer un gran revuelo en su cabeza, ya que se quedó toda la noche despierto debido a los nervios, aunque nadie podría haberlo culpado, después de todo, había sido seleccionado para participar en el torneo de los dojos, donde solo los mejores genin de cada aldea participaban.

Unas horas antes…

- ¿Qué?¿Tu?¿Seleccionado entre los mejores?- la incrédula mirada de su hermana pequeña lo escudriñaba mientras recitaba las preguntas.

- ¿No me crees? mira…- expreso el joven ninja, enseñando orgullosamente la carta sellada por la mismísima Uzukage, a la incrédula niña que no podía creer lo que leía.

- No puede ser, deben haberse equivocado y haberte puesto en lugar de un verdadero ninja con futuro- cada una de las palabras de Sakura se incrustaban en lo profundo del corazón de Ashito<< como puede ser que mi hermana de 8 años no me respete ni siquiera como ninja>> pensaba mientras un pequeño tic se apoderaba de su ojo.

- NO, ahí dice Kurusu Ashito, deberías tenerme más respeto y estar orgullosa de tu hermano- pronuncio a la vez que le daba unas pequeñas palmadas en el hombro a su hermana.

- No, definitivamente se equivocaron, como alguien como tú puede representarnos, estoy segura de que no pasaras ni la primera ronda- esas palabras sí que lo deprimieron, ¿hasta tal punto desconfiaba de su capacidad?

-Ahh…- suspiro rendido, al parecer nunca lograría impresionarla con sus logros- Al menos ve a verme ¿sí?- concluyo la conversación mientras empezaba a girar lentamente.

- ¿Estás loco? Si voy terminaría apoyando a tu rival para no quedar avergonzada- estaba claro que todas esas palabras de desaliento solo eran una broma, ella siempre lo había hecho, y esperaba que su hermano fuera lo suficientemente listo como para haberlo entendido hace mucho tiempo, aunque la cabeza de Ashito no estaba apta para interpretar las bromas de su hermana.

***

Ahí se encontraba, corriendo hacia la puerta de entrada con una gran mochila rebotando sobre su espalda, se había encargado de guardar todo lo que creyó que le haría falta para el viaje hacia el valle de los dojos, si encontraba a alguien en la puerta no dudaría en ofrecerse como compañía, ya que él desconocía el camino hacia el lugar del torneo, pero al parecer, la suerte no lo acompañaba ese día, al llegar a la puerta de entrada, se encontró solo con los porteros que vigilaban la misma, quienes le informaron que habían partido ya muchos genin.

-¡¡¡Ahh!!! Voy a volverme loco, cuantas veces he gritado hoy, no puedo haber empezado peor el día- sus manos agarraban sus crecidos cabellos estirándolos hacia afuera, eso en conjunto con sus gritos y su rostro desvelado, no le daban una apariencia muy confiable por lo que hasta los mismos guardias se alejaron un paso hacia atrás, no por miedo, sino porque no parecía muy sano mentalmente- Muchas gracias- expreso dirigiéndose a los porteros, mientras comenzaba su partida a un ritmo bastante rápido, ya que tendría que alcanzar a alguien para poder llegar a su destino.

Unos pocos kilómetros más tarde bajo la velocidad de su carrera debido a que ya estaba comenzando a cansarse, por más que corría y corría, no lograba vislumbrar a nadie, ni siquiera una silueta en el horizonte, y así como su resistencia, su esperanza de llegar la valle de los dojos estaba comenzando a agotarse, aunque solo unos minutos más tarde, una pequeña ilusión empezó a encenderse, aunque su ritmo había descendido, era más veloz que el ritmo con el que normalmente uno viajaría, por lo que en su rango de visión, a lo lejos, logro distinguir la forma de una persona, rápidamente acelero nuevamente, rogando que sea alguien con su mismo destino.
Verás

La gente vive su vida ligada a lo que ellos mismos creen que es correcto y cierto, asi es como definen su realidad, pero, ¿que significa estar en lo correcto o en lo cierto?, son solo conceptos vagos, su realidad puede ser tan solo un espejismo.
Victoria

- Hablo-

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#2
Kōtetsu observaba con atención la senda que se habría ante él, sin estar seguro de si llevaría a su destino. Se dirigía al valle de los dojos, lugar en cual jamás había estado, por lo que no sabía cómo llegar. Al principio la cosa no pintaba tan mal, pues tenía un mapa y la voluntad de pedir guía a cuanta persona se encontrase por el camino. Aquello había compensado su poco desarrollado sentido de la orientación.

Si, todo marchaba bien hasta que pase por Minori.

En aquella ciudad había conseguido un caballo, provisiones y suficientes indicaciones como para terminar su viaje sin problema alguno. Había marcado cada detalle y acotación en su mapa, con el fin de asegurarse de no desviarse.

Comencé mi viaje como todo un aventurero y ahora parezco un vagabundo.

Prueba de aquella comparación era que andaba a pie y descalzo, con su ropa parcialmente destrozada y con un cuerpo cubierto de mugre y moretones. Tampoco llevaba consigo un mapa, o algún tipo de alimento o bebida. Lo único que aun conservaba consigo era su bandana y su inseparable espada. También le acompañaba un avasallador sentimiento de incertidumbre, pues desde el día anterior no encontró población o señalización alguna, ni siquiera un simple viajero al cual pedir indicaciones. Y con todo y eso, se mantenía sereno, viajando hacia lo que él consideraba que era el noroeste.

De pronto un ruido llamo su atención. Se giro sobre sus talones y vio como por el polvoriento camino alguien parecía acercarse hacia donde se encontraba. Había estado caminando lo más rápido posible, por lo que no esperaba que alguien lograse darle alcance. Sujeto el mango de Bohimei, que yacía colgando en su espalda y se planto para hacerle frente a lo que sea que estuviera tratando de llegar hasta su posición.

Suspiro profundamente, y con dureza se dijo a sí mismo:

Parece que los problemas me persiguen desde que me atreví a salir de Uzushio.
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#3
Cuando sus esperanzas se agotaban, un rayo de luz se instaló en su interior cuando diviso a una persona, incluso si no se dirigía al valle de los dojos podría darle indicaciones para llegar.

Poco a poco fue disminuyendo la velocidad, a medida que se iba acercando a lo que creía que era una… ¿chica? Conclusión a la que llego tras notar la gran y rebelde melena de color blanco a su espalda, aunque rápidamente se percató de su error de genero cuando el chico se giró en su dirección colocando su mano sobre la espada que portaba, la reacción de Ashito no fue muy rápida, saltando hacia la orilla del camino y ocultándose en la arboleda que bordeaba las orillas del sendero, por lo que no pudo evitar que lo vieran.

- Tsk, lo único que me faltaba- susurro mientras comenzaba a moverse atreves de los árboles, no sería extraño pensar que era un ladrón o algún ninja renegado, ya que el chico estaba algo golpeado y con sus ropas rotas, parecía que acababa de terminar una pelea.

Estaba aún a una distancia de 50 metros aproximadamente cuando se detuvo, sabía bien que su sigilo era tan bueno como su genjutsu, por lo que decidió no acercarse tanto, pues, seguramente el peliblanco sabría dónde estaba.

<< Que hago ahora, esta golpeado, por lo que no creo que quiera un enfrentamiento, lo mejor sería resolverlo hablando y cada uno seguir con su camino, es más hasta podría pedirle indicaciones>>pensó más relajado al analizar el estado del chico.

- O-oye ¿qué es lo que quieres? ¿Eres un ladrón?- pregunto sin estar muy seguro aun de su decisión.
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Victoria

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#4
Kōtetsu pudo ver como la figura que se había estado aproximando hacia él hizo un alto súbito, y luego procedió a esconderse entre la arboleda que estaba bordeando el camino. Aquel muchacho no resultaba nada sigiloso ni sutil, el de ojos grises podía ver como hacia un pobre esfuerzo por esconderse entre el follaje.

O-oye ¿qué es lo que quieres? ¿Eres un ladrón? —pregunto aquel muchacho, desde su escondite.

Por aquella forma de hablar el Hakagurē podía intuir que no se trataba de un salteador de caminos, pues algo en su voz le aseguraba que no estaba mintiendo. Pero como las intenciones y los propósitos podían cambiar tan rápidamente, y sin previo aviso, el joven espadachín decidió que jamás estaba de más el ser precavido.

No soy un ladrón, y solo quiero dar finalidad a mi viaje —exclamo, con voz serena y honesta—. Pero no me fio de ti, alguien que se esconde ¿Por qué no sales para que pueda verte?
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#5
El joven seguía aun en la misma posición, en guardia, mirando a su dirección, listo para responder ante cualquier ataque proveniente de él, claro, si él quisiera atacarlo, ya que lo que menos buscaba el peliazabache en ese momento era un problema, sin contar que nunca desearía entrar en combate con alguien que se veía tan amenazante como ese chico.

<<Bueno, ya sé que no es un ladrón, y nada me dice que quiera atacarme, es más, si quisiera atacarme me diría que saliera de mi escondite>> pensó relajándose un poco más.

- Pero no me fio de ti, alguien que se esconde ¿Por qué no sales para que pueda verte?

<< Mierda, si quiere atacarme>> su razonamiento evito tener un acuerdo con la petición del ninja, si Kotetsu no se fiaba de él, porque tendría que confiar en Kotetsu, la verdad era un razonamiento bastante coherente como para que haya salido de su cabeza.

- Y porque tendría que confiar en ti, ¿cómo voy a saber yo si no me atacaras cuando salga?- aun los separaba la misma distancia, y por ahora no planeaba acortarla- No saldré hasta que quites tu mano de la espada, estoy a 50 metros por lo que yo no podría atacarte- dependiendo de la respuesta del ninja seria su actuar, no solía desconfiar mucho de la gente, es más, ya había tenido varios problemas por ser demasiado crédulo e ingenuo.
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#6
El Hakagurē sopeso las palabras de aquel muchacho, y supuso que de cierta manera, con una lógica un tanto extraña, tenía razón: Si ambos creían que el otro estaba dispuesto a atacarle, bien podrían terminar matándose sin que hubiera un verdadero motivo para ello. Claro, tenía la opción de ir y sacarle por la fuerza, pero era su naturaleza el tomarse las cosas con calma.

Bien, prometo no atacarte, pero si intentas algo extraño no dudare en hacerte daño. —Su voz resultaba una extraña amalgama de serenidad, cansancio y determinación.

Retiro la mano de su sable y dejo que sus brazos colgaran con total libertad, inertes y sin intenciones de hacer movimiento alguno. Era plenamente consciente de que estaba corriendo un riesgo, pero con la distancia que les separaba confiaba en poder reaccionar a tiempo si las cosas llegaban a torcerse, pues pese a su aspecto maltrecho aun se encontraba en capacidad de dar pelea a quien se atreviese a creer que sería una presa fácil.

Vamos, ¿qué esperas? Si no tienes malas intenciones tampoco tienes que esconderte —puntualizo, mientras esperaba pacientemente.
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#7
No sabía porque razón, pero su estúpida cabeza siempre terminaba por confiar en quien tenía en frente con solo cruzar unas pocas palabras. Las acciones del ninja que aún se encontraba sobre el camino le hicieron creer en lo que decía, ignorando los posibles peligros que este podría provocar, ya que incluso sin su espada, un ninja podría en menos de un segundo causarle daño a otro a esa distancia.

- Esta bien, voy a salir- expreso a la vez que saltaba del árbol en que se encontraba, cayendo sobre el sendero y acortando una gran distancia entre ambos.

- Disculpa que desconfiara, pero es que cuando vi que colocaste tu mano en la espada, mi cuerpo reacciono solo, y luego no pude evitar desconfiar- agrego rascando su nuca con una mano mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa.

Ashito siguió avanzando en dirección del peliblanco sin considerar que este podría aun considerarlo una amenaza, aunque él ya había despejado sus dudas con respecto a Kotetsu, había ignorado completamente lo que el otro pensara, aunque sería muy difícil considerar una amenaza a alguien que llevaba una mochila casi de su tamaño sobre la espalda, dato que talvez el Hakagurē podría haberse pasado por alto, ya que entre los arboles sería complicado distinguirla.
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#8
Bueno, no parece ser un bandido o algo por el estilo.” —pensó mientras aquel muchacho se acercaba.

A medida que la distancia entre ambos se reducía, Kōtetsu pudo detallar mejor a la persona con la que estaba tratando: Se trataba de un muchacho delgado, con cabellos oscuros y ojos que hacían juego con este. Su aspecto agraciado y sus juveniles mechones confirmaban que no se trataba de un simple viajero. Sumado ello estaba la gran mochila que parecía pesar incluso más que él mismo. Pero lo más resaltante y reconfortante de todo fue la bandana con el símbolo de la espiral que aquel muchacho llevaba en la cintura.

¿Quién diría que me encontraría a un colega en semejante lugar? —Cuando aquel viajero estuvo lo suficientemente cerca, el peliblanco extrajo de entre sus maltrechas ropas la insignia que le identificaba como ninja de la espiral, enseñándola con total claridad.
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#9
Al acercarse, pudo percatarse aún más del estado en que se encontraba, incluso se encontraba descalzo, que podría haberle sucedido para quedar en tales condiciones.

-¿Quién diría que me encontraría a un colega en semejante lugar?- expreso el de cabellos blancos mientras rebuscaba algo entre sus maltratadas vestiduras.

Esa pregunta dejo algo desconcertado a Ashito, hasta que pudo ver como su acompañante le enseñaba el protector de Uzushio que instantes antes había retirado de su ropa.

-¿eh? ¿También eres de Uzushio? Vaya casualidad- exclamo el peliazabache al llegar junto a Kotetsu<<Gracias a Rikudo Senin, alguien de Uzushio, estoy salvado>> pensó mientras se quitó la mochila y comenzó a revolver todo el contenido en busca de su cantimplora con agua.

-¿Cómo es que nunca te vi en la academia?, con esos rasgos sería imposible que no te recordara, y no pareces mucho mayor que yo…creo- agrego algo confundido mientras sobaba su sien tratando de recordar, aun buscando con la mano restante entre el desorden que tenía dentro del saco, hasta que por fin se dio cuenta de que había puesto el agua en uno de los bolsillos laterales, retirando la cantimplora del bolsillo se dispondría a refrescarse, aunque no sin antes ofrecerle a su compatriota, quien parecía necesitarla más.
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Victoria

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#10
Me pregunto a que se refiere cuando dice que esta salvado.” —pensó, mientras el muchacho buscaba algo en su enorme mochila de viaje.

Lo primero que hizo aquel amable joven fue tenderle una cantimplora para que calmara su sed, cosa que el Hakagurē acepto con suma gratitud. Se llevo el borde del envase a los labios y saboreo con gusto y lentitud el agua más pura y limpia que había probado desde hacía un buen rato. Con su boca y garganta estando libres de la resequedad y el ardor que venían molestándole, se dispuso a conversar con el que era su compatriota.

Es de esperarse, pues jamás asistí a la academia de las olas —aseguro, mientras volvía a guardar su bandana—. Podría decirse que fui una incorporación reciente a las filas de Uzushiogakure, por lo que no conozco a casi nadie de la generación del doscientos diez y seis.

Claro, en términos simples aquello representaba que era alguien ajeno a la villa y cuya crianza estaba desligada de los dogmas tradicionales de una aldea ninja. Algunos podrían ver aquello como algo bueno, pero otros lo podrían considerar algo malo: Su maestro era de los que consideraba que un verdadero ninja no necesita de una aldea que lo forme, sino de las tradiciones e instintos primitivos que llevaba en la sangre. Por otra parte, los tradicionalistas extremos le consideraban como un intruso que amenazaba con alterar la sucesión de los antiguos métodos y costumbres.

Solo le quedaba esperar a ver cual sería la reacción de aquel muchacho ante semejante verdad.
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#11
Luego de recibir gustosamente la cantimplora que le había ofrecido el Kurusu para calmar su sed, el peliblanco se dispuso a hablar, explicando la razón por la cual no lo había reconocido, ya que aunque no era el más popular de la aldea, tendría que haberlo visto al menos una vez.

- Oh, entiendo, pero ¿Cómo es que eres ninja si nunca fuiste a la academia?¿No debes graduarte para ser ninja?- pregunto aún más confundido que antes ¿cómo era posible? Él había pasado las mil y una para conseguir el protector del que tan orgulloso estaba, y el ninja de en frente lo obtuvo sin siquiera asistir a la academia, no era que le molestara, pero le causaba una gran decepción, él se había realmente esforzado, y aun así, casi que no lo logra, comenzaba a darse cuenta que de que en tan basto universo él era nada, aun cuando creía que había progresado no había avanzado para nada.

- Ok, eres un ninja, pero nunca te graduaste, entonces…- por más que pensaba y pensaba, no lograba entender como era que se había convertido en ninja, por lo que decidió dejar de pensar y pasar a otra cosa o le causaría dolor de cabeza.

El joven peliazabache acomodo nuevamente su mochila sobre su espalda para continuar su camino, pero, ya que él no tenía ni la más remota idea sobre cómo llegar, decidió consultar al Hakagurē.

- Ok, hora de continuar, pero antes necesito hacerte una pequeña consulta ¿por casualidad no sabrías como llegar al Valle de los Dojos?- el joven estaba listo para continuar el viaje, tenía una leve curiosidad sobre cómo era que había terminado en ese estado, pero no podía perder más tiempo después del tan atareado día que tuvo.
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Victoria

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#12
Un ninja…

Saboreo la palabra como algo extraño, algo con lo cual aun no se sentía identificado. Esto a pesar de que se había ganado su protector, al menos en la parte técnica.

Creo que sería un tanto presuntuoso el que me llamase ninja a mi mismo —aseguro, con gran seriedad—. Es cierto que desde temprana edad tuve entrenamiento, y que por ello mis habilidades prácticas me permitieron presentar y superar la prueba de la academia. Sin embargo, en cuestión cultural, filosófica, moral y política, estoy muy lejos de poder considerarme un ninja.

Aquella era la verdad que el joven de ojos grises siempre cargaba consigo: Se consideraba a sí mismo un guerrero, y estaba orgulloso de ello, pero se sentía demasiado distante de aquello que creía le permitiría convertirse en un ninja. Esto no le provocaba un malestar como tal. Lo que le sentaba mal eran las personas que llenaban sus vidas con orgullo y entrega a tal profesión… Aquello contrastaba terriblemente con su menosprecio ante la naturaleza ninja, provocando que por momentos se sintiera culpable e irrespetuoso. Todo aquello se veía manifestado en su costumbre de no lucir a plena vista su bandana.

En cuanto al valle de los dojos —En ese instante recordó cual era su objetivo—. Yo también me dirijo hacia allí, pero me he perdido. De hecho, llevo rato buscando a quien pedirle indicaciones.
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#13
A pesar de las serias palabras de Kotetsu, Ashito seguía sin entender el punto al que este se refería.

<<Como que no se considera a sí mismo un ninja, yo tampoco entiendo nada de filosofía y política, y aun así creo que soy un ninja, eso creo…>> pensó al escuchar la respuesta del Hakagurē, pero decidió que a pesar de que continuaba con dudas respecto al tema, no entendería por más lógica y entendible que fuera la respuesta del chico.

- En cuanto al vale de los dojos…Yo también me dirijo hacia allí, pero me he perdido.

Ashito se sorprendió al escuchar que también se dirigía al valle de los dojos, eso significaba que también había sido seleccionado para el torneo, pero lo que más lo sorprendió fue el oír esas palabras- Me he perdido- todas sus esperanzas de llegar a tiempo se derrumbaron en ese instante, la persona que creía que sería su salvación, el que podría indicarle el camino hacia su destino, si, se dirigía al mismo lugar que él, pero también estaba en su misma situación, no sabía cómo llegar.

<<Y yo que pensaba que mi suerte había cambiado>>pensó notándose realmente sorprendido y decepcionado.

- Pe-pero como que te perdiste ¿acaso no tomaste precauciones antes de salir?- interrogo algo afectado por la noticia, ahora eran dos los perdidos de camino a los dojos- Demonios, que se supone que vamos a hacer si ninguno de los dos conocemos el camino, esperaba que tú supieras como llegar- sus intereses en otros temas se esfumaron, y todo su intelecto, aunque no era mucho, se dirigió hacia un solo punto, como llegar hasta el Valle de los Dojos.
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#14
De hecho, estaba bastante preparado para el viaje…, hasta que pase por Minori —aseguro, mientras trataba de peinarse el cabello con los dedos—. Luego de pasar por allí, un grupo de bandidos trato de asaltarme en varias ocasiones… No pudieron quitarme mucho, pero en la refriega perdí mi caballo, mis provisiones y mi mapa. Además de que termine con mis ropas destrozadas.

Aquello le había sorprendido, no esperaba que alguien fuese tan atrevido como para intentar tomar por asalto a un ninja armado… Aunque no llevaba su bandana puesta, por lo que bien podría ser confundido con un simple niño adinerado que se había atrevido a salir de viaje sin compañía alguna. Por lo que había podido deducir, los ladrones le habían puesto el ojo desde que entro en la ciudad, para luego seguirle la pista hasta que hubiese llegado a un lugar desolado. Curiosamente, incluso luego de darse cuenta de que se trataba de un guerrero, insistieron en enfrentarle en una serie de vengativos asaltos que le fueron mermando de apoco. Sin embargo, y a pesar de que era muchos, aquellos bandidos resultaban débiles y faltos de determinación. El Hakagurē había podido repelerles, reduciendo sus números en cada acometida, pero no sin resultar despojado de algunas de sus pertenencias.

Las cosas no están tan mal, solo debemos de preguntar por indicaciones a alguien de la región —aseguro, con una serenidad envidiable—. Claro, puede que aun allá más salteadores de camino, por lo que deberíamos mantenernos juntos y en movimiento…

De pronto, cayó en cuenta de que aun no se había presentado.

Por cierto, mi nombre es Hakagurē Kōtetsu, y tú, ¿cómo te llamas?
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#15
- Ya veo- dijo relajándose un poco, su día no había mejorado a pesar de que creyó que sí, pero al parecer su compatriota había tenido un día aun peor, y se veía bastante sereno, al contrario de él que se veía bastante alterado con lo poco que le había sucedido.

- ¿Un caballo? ¿Andabas a caballo?- exclamo sorprendido, nunca había andado en uno de esos, por lo que simplemente sintió curiosidad, aunque no esperaba que le contestara.

Kotetsu reflejaba tranquilidad, a pesar de que parecía que no llegarían muy pronto al valle, parecía no tener interés en ello, la verdad envidiaba un poco esa serenidad, él se alteraba por cualquier cosa, no podía sucederle nada que ya ponía el grito en el cielo.

El joven propuso que sería más conveniente ir juntos, ya que los salteadores de esta zona podrían estar al asecho, y ser ninja no lo exceptuaba, Kotetsu era el claro ejemplo de ello.

- Bien, pero tendremos que ir a un paso rápido, ya vamos atrasados y para agregar estamos perdidos- expreso girándose para continuar el viaje cuando escucho lo que él también había pasado por alto, no se habían presentado.

- Mi nombre es Kurusu Ashito, es un gusto- dijo a la vez que inclinaba levemente su cuerpo en señal de respeto, luego de la presentación el joven giro nuevamente hacia adelante- ¿Avanzamos?.
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