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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Los tiempos se hacían difíciles, o al menos raros. La paz que un día reinaba bajo la mirada de los señores feudales, ahora estaban bajo la mirada de un solo hombre, y las naciones ninja se hacían de valer de sí mismas. Habían llegado incluso a establecer un cuartel general en cada capital, volviendo éstas un claro punto de conflicto-protección, pues donde se acumulan armas.... tarde o temprano surge la guerra.

Con el paso de los días, el rubio había acumulado algo de estrés, y no tardó demasiado en comprender que necesitaba un descanso, una pequeña temporada de relax. Últimamente había tenido unos viajes muy moviditos, y era hora de tomarse lo que merecía. No todo ha de ser trabajo en ésta vida. Tras informar a su familia, su propio tío le dijo que le acompañaría en la aventura en ésta ocasión. Ésto podía ser bueno y a la vez malo, pues éste familiar suyo era un tanto... "gracioso". Lo que sí podía tener en constancia, era que al menos no perdería mas tiempo buscando el lugar de descanso que en él. Eso ya era bastante...

Su tío fue quien decidió el lugar de descanso, y al parecer eran unas pequeñas islas, fuera del archipiélago. De ahí se suponía que venía la mayor parte de té del archipiélago, lo cual venía a ser mucho. Además, su retiro y poca atracción turística eran perfectas, el sitio ideal para un descanso relajado y carente de ruidos.

— Allí es donde te dije, chaval. Agárrate los machos, que vas a fliparlo. —

El chico observó como a lo lejos se disponían unas cuantas islas. Frente a él, el agua cristalina daba lejanía a éstas, y a su diestra, un embarcadero ofrecía un viaje a los que quisieran viajar hasta las mencionadas islas. El paseo no era caro, y siempre sería mas comodo que andar sobre las aguas por tanto rato.

— Pintan bien, tito... aunque. ¿Vamos a pillar una barcucha, o vamos a pié? — Preguntó el rubio.

— Lo mejor será que vayamos a pié, es lo mas fiable. —

— ¿Lo mejor y mas fiable? ¿O lo mejor para tu bolsillo? — Le volvió a preguntar, con los ojos entrecerrados.

— Lo mejor para todo, hasta para mi bolsillo. — Respondió sin ningún pudor.

El hombre comenzó a andar, bajo los pies una capa de chakra. Como si andase por la tierra, comenzó a pasear por encima del agua, de manera casi bíblica. El mas joven le siguió cabizbajo, de capa caída...

No tardaron demasiado en recorrer las distancias que separaban el muelle de la primera de las islas, bueno... en realidad si que se tomaron un buen rato. Al final, terminaron por tocar la arena de la playa con sus sandalias. El rubio echó una ojeada a su alrededor, y observó que allí solo había naturaleza. No parecía haber rastro de civilización alguna, salvo otra barca que a saber cuanto tiempo llevaría allí. La playa se veía hermosa, de cristalinas aguas y arena mas fina que la cabeza de una aguja.

— Tito.... ¿Por qué no nos quedamos aquí un rato? Después vamos hacia el pueblo ese... — Sugirió el joven.

— Nanai de la china! Que ya pagué un adelanto, y si no llegamos pronto, se pierde el adelanto y la habitación. —

El chico dejó caer un suspiro, y de nuevo lució cabizbajo. Se disponía a seguir a su familiar, que a cada momento le parecía mas tacaño, pero de pronto, le puso una mano sobre el hombro.

— Pero oye, que solo tiene que ir uno. Tú puedes quedarte aquí y disfrutar un poquito, yo voy y tomo las llaves de la habitación, y vuelvo. ¿Te parece? —

— Gracias! —

— Nos vemos en un rato. —

Dicho ésto, su tío desapareció entre la maleza de mas adelante. Entre tanto, el rubio tomó posición en mitad de la playa, y se dejó caer hacia detrás cual saco de papas. Desplomado sobre la arena, no hizo mas que lo que venía a hacer, relajarse. Cerró los ojos, y quedó bajo la leve luz del sol. Pese a ser apenas medio día, el astro apenas otorgaba calor... cosas del invierno.
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#2
Estaba cansada, eso era de lo único que estaba segura en ese momento. Su madre llevaba unos días insistiendo de ir en busca de unas hierbas medicinales o algo así que no logró entender bien cuando se lo dijo, ¿a quién se le ocurre hablar con alguien cuando esa persona se acaba de levantar? Pero sabía que pensar así no tenía sentido ya que habían llegado a su destino esa misma mañana. Las Islas del Té eran unas islas situadas lejos de Uzushiogakure, que bien su nombre indica, eran conocidas por el té que producían, pero nada más, aunque eso solo era un pensamiento de la pequeña ya que la mayor de las dos no paraba de hablar de lo maravillosas que eran las islas y lo poco que eran reconocidas.

Donde se encontraban no era más que un pueblo de una de las islas, bastante pequeño y con poca civilización, mejor, que luego no sé como actuar en frente de la gente. Shian había conseguido un lugar donde quedarse un par de días y así cumplir con su cometido sin ninguna prisa, sin embargo sabía que Eri se iba a aburrir si solo hablaba de ese tema durante todo el tiempo que se quedasen allí.

-Eri, cariño, ¿por qué no vas a dar una vuelta por el pueblo? - Animó la mayor.

- Pero mamá, te dije que te acompañaría a ti en el viaje, ¿de qué te serviría a ti que me fuese, popu? - Preguntó dubitativa la menor de ojos verdes,

- Pues, por tu ánimo puedo adivinar que estás cansada del viaje y si de verdad quieres ayudarme tienes que estar con tus sentidos al cien por cien. - Explicó. - Así que podrías darte una vuelta por el pueblo, comer algo, o simplemente ir a algún lugar apartado a relajarte, yo estaré por aquí durante todo el día porque necesito hablar con un par de personas, así que sabrás dónde encontrarme cuando te encuentres mejor. - Terminó con una sonrisa.

Eri no sabía qué contestar a su madre, si bien no le parecía buena idea dejarla sola, tampoco le apetecía quedarse sin entender nada de lo que ella hiciese, así que sonriéndola de vuelta, la confirmó que iba a ir a inspeccionar el lugar y descansar por ahí, dio media vuelta y se fue en dirección contraria a la de su madre. Buscó algún lugar apartado del pueblo pero ninguno le parecía lo suficiente bueno para descansar, así que salió de él a través de unos arbustos, y andando y andando, llegó a una playa completamente limpia y solitaria, de aguas transparentes que llamaron a la joven en cuanto lo vio. Así que decidida a probar el agua corrió por la arena, topándose con alguien echado en ella. Eri se asustó y cayó de culo contra el suelo, y se arrastró de nuevo hacia los arbustos. Suspiró y se tranquilizó. Es una persona Eri, no te va a comer , así que se acercó otra vez, intentando pasar por su lado sin hacer ruido, pero fue en vano, así que solo le quedaba ser agradable.

- ¿Ho... Hola, popu? - Preguntó tímidamente.
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#3
Absorto en ensimismado, el chico se dejó llevar por las leves brisas que recorrían la playa. En sus dulces melodías, le hicieron hasta cerrar los ojos. Tanta era la calma respirada, así como el silencio, que terminó dormido. Con el dulce sonido exclusivo del va y ven de las olas chocando contra la arena. Ni tan siquiera los pájaros molestaban. Era toda una suerte haber decidido descansar en éste paraje natural. Era casi un edén...

Tras un rato, el chico abrió los ojos. Algo le había despertado. Miró hacia sus flancos, sin moverse apenas, pero allí no había nada. Era algo raro, en esa playa no había nada que hiciese ruido... el chico quedó extrañado, pero aún mas cuando de nuevo el ruido se hizo presente. Unos claros pasos dirigían a alguien hacia su posición.

"Ya estaba tardando mi tío en hacer una de sus bromas... a ver qué anda tramando ahora... "

El chico no dudó en alzarse, quedando sentado sobre la playa. Cuando miró hacia su lateral, tan solo vio a una chica de cabellera casi azul... Éstas chica saludó al rubio, bueno... saludó o algo parecido. ¿Qué había querido decir con eso de "popu"? El Yotsuki alzó una ceja, asombrado y extrañado ante la situación.

— ¿Qué... ? —

El chico quedó casi sin palabra. Qué clase de respuesta debería dar a una pregunta tan... peculiar.

— Hola... supongo. — Contestó al fin. — Disculpa, pero... ¿Quién eres? —

Realmente exigir una presentación sin antes haberse presentado estaba mal. En éste caso quizás podía hacerse una excepción, pues la chica era la que se había presentado allí, despertandole... y con una timidez que ahora mismo no venía ni a cuento. Por no hablar de ese "Popu".... ¿Qué leches era eso?
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#4
Eri se asustó de nuevo e intentó por todos los medios mantener la calma. El chico la estaba hablando, y eso que solo le había dicho hola por aparentar que era amable y luego dejarle en paz para no molestar. Negó en su interior, ahora no podía irse corriendo y huir de la situación. ¿Y qué le digo? ¿Y si no me salen las palabras? Pero luego se llevó una mano a la frente, ¿qué estaba pensando?

El chico parecía esperar una respuesta, así que hizo lo que mejor se le da hacer, hablar sin pensar.

- Disculpa mis modales, es que no sabía cuánto ruido iba a hacer al estar aquí y al verte descansando no quería despertarte, pero he conseguido lo contrario. - Susurró apenada. Luego se dio cuenta de que lo mejor quizás sería presentarse. - Me llamo Eri, y solo estoy en estas islas de paso, ¿y tú quién eres, popu? - Preguntó sentándose a su lado, curiosa.

Muy bien Eri, así pensará que eres retrasada.

Pero sus impulsos ya le habían llevado a eso y era tarde para echarse atrás, además parecía molesto o quizá extrañado, claro, no es normal que una completa desconocida te saque del sueño de una manera tan... Extraña. Pero tampoco lo sabía descifrar bien. En ese entonces empezaba a echar de menos a su madre y a cuestionarse en su interior por qué se había ido.

Maldita curiosidad.
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#5
La chica de cabellera cyan, no respondió en breve. La joven se tomaría su tiempo, eso sí,antes se llevó la mano a la cabeza, como si le doliese o algo similar. La cara del rubio mostró aún mas intriga, alzó aún mas la ceja.... ésta casi sale volando de su frente. Bueno, tampoco tanto. Pero el chico se estaba quedando a cuadros. Qué chica mas rara.

Al final, optó por hablar. En un principio dio a entender que le había despertado intentado justo lo contrario, cosa que sonaba razonable y a todo el mundo nos suele pasar alguna vez. Una vez que había dicho el motivo, se presentó como Eri, y afirmó que solo estaba en esas islas de paso. Después de todo, la chica también era extranjera en ésas tierras. Ahora tenían algo en común. El chico respiró aliviado, y su rostro mostró de nuevo calma. Pero esto fue por breve. Cuando la chica terminó preguntando el nombre del rubio, terminó la pregunta con una especie de coletilla un tanto singular. ¿Que querría decir ese "popu"? Ademas de eso, la chica terminó sentándose allí en la arena, esperando la respuesta.

— Yo me llamo Zukamane, pero llámame Zuka. — Se presentó el Yotsuki. — Y también soy de fuera. Soy de Kusagakure. Esto... ¿Qué significa "popu"? —

Ya bastante había tardado en preguntar por esa curiosa coletilla. Las coletillas no eran del todo raras, siempre tienen un motivo o un significado especial, pero es que a ésta en concreto no le veía ningún punto. La curiosidad le pudo en esta batalla.

Por otro lado, la actitud del rubio permaneció ahora mas relajada. La chica no parecía demasiado peligrosa, al menos por el momento...
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#6
El chico, al parecer de nombre Zukamane, parecía más relajado y no estaba molesto por que la joven le hubiese despertado. Eso hizo que Eri tuviese más confianza en poder hablar con ese chico, que si bien en un principio no quiso, ahora no le parecía mala idea. Pero, claro, la cara de sorpresa que realizó cuando la había escuchado por primera vez tenía que ser obra de su coletilla siempre presente. Y claro, el rubio no era el primero en preguntarle acerca de su costumbre, pero tampoco sabía bien qué contestarle.

No sabía hasta que punto podía decirle de su vida, ya que, claramente, era un desconocido y tampoco se podía fiar de la gente así como así.

-Encantada, Zuka. - Dijo con una sonrisa. -Bueno, verás... La verdad es que no sé por que lo digo, es como una costumbre que cogí cuando era pequeña.- Intentó responder lo mejor que pudo a la duda del rubio. -Espero que no te moleste, ya que puede volverse un poco repetitivo, popu.

Empezó a jugar con sus manos, nerviosa, y decidió que quizá para olvidar el tema de su pequeña costumbre podía hablar con el desconocido, así el tiempo pasaría más rápido, se iría con su madre y no volvería a molestar a Zuka.

Bien Eri, quieres dejar de molestar a Zuka molestándole, qué lista eres.

La joven miró a su al rededor y se fijó en la playa donde se encontraba, luego al mar, a los matorrales, y luego se volvió a fijar en el rubio, y decidió preguntarle algo.

- Y... ¿Qué te trae por estas islas? Que yo sepa no son muy turísticas, solo con ver esta playa está todo desértico. - Preguntó intentando comenzar una conversación. - Si puedo preguntar, claro, popu.
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#7
Lo primero que se le vino a la mente al chico fue... "Dios, en Uzu no hay ni una sola persona medio bien de la cabeza... vaya tela." Luego recordó que Juro sí que parecía normal, o al menos estable... quizás sabía controlar su demencia. En fin, tampoco era el Yotsuki de calificar a una sociedad como X cosa, no era de esos a los que le gusta discriminar.

Con la explicación que le dio la chica acerca de ese "popu" se quedó básicamente igual, sin saber de qué palabra, ritmo musical, equipo de fútbol americano, o nave espacial se trataba. Al parecer era una costumbre que arrastraba desde pequeña, aunque tampoco era para indagar. Era una coletilla, así de simple. Evidentemente, no tardó en volver a mencionar ese "popu". Si, si que empesaba a sonar repetitivo, y eso que apenas había hablado con ella... aunque eso no se lo iba a soltar así. Evidentemente, lo que menos quería era ser desagradable con alguien que no lo había sido con él. Pese a haberle despertado.

— Bueno... es una coletilla mas, supongo... Encantado de conocerte, Eri. —

Eri no tardó en acoplarse a su vera, y tras ello le preguntó sin miramientos el porqué había viajado hasta aquella isla. En algo tenía razón, muy turísticas tampoco eran esas islas. Ahí mismo ella había dado en la respuesta. Era simple, sencillo, y para toda la familia.

— Pues precisamente por eso... buscaba un poco de relax. Aquí no suele haber demasiado ajetreo, y menos en invierno, así que mi tío me acompañó hasta éstas islas. Al parecer es muy buen sitio para tomar unas pequeñas vacaciones... —

Tras responder, el chico se dejó caer de nuevo sobre la arena, perdiendo su compostura sentada. Al topar con la arena su espalda, el chico dejó extendidos los brazos, quedando casi formando una cruz. Dejó caer un suspiro, mientras que sus orbes se perdían en el infinito azul que había sobre ambos.

— Es un lugar muy bueno, la verdad... la playa es agradable, apenas hay ruidos.... — Continuó hablando. — Y tú... ¿Por qué has venido? — Preguntó sin reparo.

Entre tanto, el chico mantuvo su mirada en el cielo, tumbado boca arriba.
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#8
Eri vio como el chico se tiraba en la arena como minutos antes estaba, solo que ahora seguía despierto, después de que la contestase a su pregunta, con una respuesta obvia, porque... ¿Quién vendría a las Islas del Té, que no fuera por lo que ella ha venido? Obviamente la paz que reinaba en dichas islas era algo característico de ellas, pero si era paz lo que mucha gente buscaba, ¿por qué era poco turístico ese lugar? Preguntas sin respuesta se arremolinaban en su cabeza, eso si, para nada importantes.

Miró al chico que tenía la mirada fija en algún punto del cielo. Luego escuchó la pregunta que ella le había preguntado con diferentes palabras, pero con la búsqueda de la misma respuesta, claro.

-Yo vine aquí para acompañar a mi madre, ya que necesitaba unas hierbas medicinales que solo crecen por aquí... O eso me dijo ella.- Explicó al rubio mientras ella también levantaba la mirada.-Pero el viaje me dejó derrotada y mi madre me dijo que fuera a descansar un rato, así que creo que te he copiado, popu.- Terminó diciendo con una sonrisa.

Entonces se quedó allí, quieta, junto al chico que acababa de conocer y mirando al cielo. Se sentía tan relajada... Como si su cansancio se volatilizara como el espetec de los anuncios. Y pasado un tiempo de estar ahí sin hacer nada con Zuka, decidió levantarse y dejar que la brisa marina la despertara de su ensimismamiento.

-Entonces, Zuka, a parte de descansar... ¿Qué más harás en estas islas, popu? - Preguntó, curiosa, la verdad es que no sabía si lo mejor era quedarse en silencio o seguir hablándole, pero tampoco le apetecía irse, le había caído bien ese chico de Kusa.

A lo mejor y con un poco de suerte, podía pasar algunos días también descansando allí, ayudando también a su madre. Podía hacer dos cosas a la vez.
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#9
La curiosa chica popu venía en busca de unas hierbas medicinales, acompañando a su madre, al parecer. Aunque resultó que al final, se cansó de buscar con su madre y terminó buscando un sitio alejado para descansar. Curiosidad de la vida que habían topado. No reparó en timidez mostrando una amplia sonrisa al concluir su aclaración, a lo cual el chico acompañó con una pequeña sonrisa también.

— Vaya, ya veo... jajajaja. —

El chico, tumbado boca arriba, observaba con parsimonia el cielo. La chica de cabellera casi cyan, hizo casi lo mismo. Al poco tiempo, el silencio se rompió de nuevo. La chica no tenía pensado parar de curiosear... Ahora preguntaba al rubio qué haría ademas de descansar. El rostro del Yotsuki mostró una clara incongruencia, no tenía pensado nada mas aparte de descansar. ¿Para qué si no habría viajado allí?

— Pues... la verdad, no tengo nada mas pensado. Vine para descansar, alejarme un poco del entrenamiento, y del mundo en sí... No creo que vaya a hacer mucho mas que ésto que hago ahora, comer, y tomar el té.... jajajaja. — Argumentó sin demora. — Son unas pequeñas vacaciones, así que lo propio es aprovecharlas. —

De nuevo, el chico retomó su posición sentada, y clavó sus orbes en los de la llamada Eri. Sin expresión de enfado u parecido.

— ¿Y tu? ¿Vienes a hacer algo mas aparte de acompañar a tu madre por esas hierbas? No estaría mal que disfrutaras un poco del sitio... en serio. Ésta arena no muerde. —

Con éstas palabras, el chico le dejó caer que también podía relajarse y tumbarse. Nada le iba a pasar en un sitio como ese. Además, empezaba a ponerle algo tenso con tanta pregunta... ésto parecía un interrogatorio tipo CIA. Quizás si se echaba un ratejo, la chica perdiese esos aires de policía secreta.

Sin previo aviso, el chico se dejó caer de nuevo hacia detrás. Nuevamente su espalda se regodeó en arena, a la par que su mirada enfocaba el infinito azul. El chico tomó aire, y lo dejó escapar de poco a poco.

— ¿Ves? —
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#10
Después de que el chico rubio le contestase que él únicamente había venido a descansar y no tenía pensado hacer más, la chica suspiró y dejó caer todo su peso en sus brazos, que estiró para quedar apoyados en la blanca arena que se encontraba bajo ella. Entonces miró a Zuka, y el chico posó su mirada en ella, mirándola a los ojos, y eso hizo a la chica ponerse nerviosa y que sin querer un color carmesí iluminase sus mejillas.

Luego sin dejar de mirarle, escuchó de sus labios una pregunta para la pequeña joven, ¿qué iba a hacer ella? Pues a parte de ayudar a su madre... No tenía más que hacer, quería descansar, vale, era lo normal ya que esas islas eran conocidas por ser un lugar de descanso bastante agradable.

''¿Le importará a mi madre que me tome unas ''pequeñas vacaciones'' aquí?'' Pensó la kunoichi, dejando que una sonrisa se adornase en su rostro.

-No... La verdad es que solo venía con el pensamiento de ayudar a mi madre, pero quizás pueda ser una carga si no estoy bien, o algo relacionado.-Soltó preocupada. Luego se dio cuenta de que se lo había soltado así como así al chico que acababa de conocer, y volvió a negar con la cabeza, confusa. -Pero, ciertamente tienes razón, no me pasará nada malo por estar aquí y relajarme.-Concluyó la de cabellos azules cian.

Entonces imitó al rubio y se dejó caer sobre la suave arena. Miró al cielo, azul, como si el invierno nunca hubiera llegado, y de fondo tenía como banda sonora el sonido de las olas chocando contra la arena.

''Zuka tenía razón, esto es lo mejor para descansar...''

No supo cuando, pero tras sentirse tan sumamente relajada, terminó quedándose dormida.
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#11
La chica estaba mas inquieta que un mono en una fábrica de piojos. Apenas era capaz de quedarse quieta, mucho menos lo era de tomarse un respiro y relajarse. Pero tras las palabras del rubio, la chica hizo por intentarlo. Tomó tierra con la espalda, tumbándose de la misma manera que lo había hecho el Yotsuki segundos antes. El rubio la obsequió con una sonrisa, la cual a lo mejor ni vería dada la posición. Tampoco importaba demasiado...

— Se siete dulce esta brisa tan fresca, ¿verdad? — Preguntó el chico.

Sin embargo, su pregunta quedó en el aire, mecida por la mencionada brisa. Llegó al olvido, pues nadie le dio respuesta. El chico se quedó algo extrañado, se elevó un poco y asistió a mirar a su compañera de descanso. Al verla, comprendió el porqué no había tenido respuesta su pregunta. La chica se había quedado seca. En nada de tiempo se había quedado dormida como una niña pequeña. El rubio no pudo evitar reír.

"Pues sí que estaba cansada... no ha durado ni un asalto."

No tardó mucho en volver a su posición anterior. Quería disfrutar un rato mas de esa comodidad inexpropiable. Quería disfrutar un poco mas de la brisa marina, el frescor del aire, el silencio... quería calar hasta el último milímetro de su cuerpo en esa increíblemente agradable sensación de bienestar y armonía.

Al cabo de un rato, hasta volvió a quedarse dormido. No era de extrañar...
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#12
Eri despertó, sin embargo no quiso abrir los ojos una vez se sintió de nuevo con los pies en la tierra, aunque eso no podía ser literal, porque estaba tumbada en una playa. Volvió a sentir la brisa del mar, y de nuevo el sonido de las olas la inundó de nuevo. Pero algo la extrañaba, y es que en sus párpados tenía que sentir calor, o algo como... ¿Luz?

Entonces la joven de cabellos cian abrió los ojos, y se encontró con uno de los atardeceres más bonitos que había visto en su vida. El sol ya se estaba ocultando, y pequeñas lucecitas aparecían en el cielo de una forma vergonzosa, ya que era difícil poder divisarlas bien, sin embargo ahí estaban, y eso a Eri le encantaba.

''Si tan solo mamá pudiese ver este espectáculo.''

La joven, tras recordar a su madre se llevó una mano a la frente. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que estaba ahí? Su madre debería estar o bien preocupada, o bien cabreada porque su hija no la había ayudado nada en todo el día. Entonces se puso más nerviosa.

Se levantó, quedándose sentada sobre la arena donde había dormido. Algunos granos habían quedado en su cabello, que se revolvió para intentar quitarlos en vano, dejando varios mechones sobre su rostro, que intentó echar al lado resoplando. Luego de revolverse otra vez más se dio cuenta de que alguien reposaba a su derecha.

''¿Será...?''

Miró hacia el lugar, encontrándose al rubio de nuevo, pero esta vez tenía los ojos cerrados y su rostro mostraba paz. Sonrió ante tal escena y se olvidó de su preocupación por unos segundos. Pero ya era tarde, así que se levantó, dispuesta a marchar por donde había venido antes, pero justo en el momento de adentrarse entre los arbustos, miró de nuevo a Zuka.

''Debería decirle que es tarde... Al menos para que sepa qué hora es...''

La pequeña joven no quería molestarle de nuevo, pero tampoco quería que se quedase allí cuando anocheciese más. Aún siendo un ninja, estaba dormido en medio de una playa desierta... Una vez llegó a su lado, se arrodilló y tocó su hombro despacio, zarandeándole sin fuerza a penas.

-Zuka...-Susurró. -Zuka... Es tarde.
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#13
El rubio quedó dormido por un tiempo difícil de calcular. Tanto fue así, que el sol casi se había ido del lugar, dejando paso al comienzo de la noche. Para él, las cosas estaban algo nubladas... él seguía durmiendo en casa. Una voz intentó disuadirle de su conciliado sueño, una voz claramente femenina y dulce. Sin embargo, el chico no sentía el calor del sol sobre los ojos... no pensaba dejar de dormir. En el acto, se giró sobre si mismo hacia el lado contrario de la voz.

— Mmmm... cinco minutos mas, mama... —

De pronto, el chico cayó en cuenta. No estaba en casa... ¿Qué diablos? Abrió los ojos como un búho, y se alzó rápidamente hasta la posición sentada. Rápidamente miró hacia la chica. No dijo palabra alguna, aún estaba en shock. Miró rápidamente a su alrededor, un vistazo rápido y llegó a comprender y montar el puzzle. Se encontraba aún en la playa, y había sido despertado por la chica que había conocido allí mismo.

— Ostras... p-perdón... me he quedao... frito... — Balbuceó a duras penas.

De nuevo miró a su alrededor, y se do cuenta de que se había colao un rato. Fue consciente en ese momento de que hasta su tío debería de estar esperándolo... Diablos. Aunque con un poco de suerte, se encontrara entretenido con algo. En fin, confiaba en su suerte.

— Si que se ha hecho tarde... vaya. — Volvió a mirar hacia la chica. — ¿Volvemos a la aldea? —

Sin mas, se levantó de la arena. Con unos cuantos golpes secos con la palma de la mano, se sacudió lo que pudo de arena. Dejó caer un suspiro, y llevó inconscientemente la mirada hacia la arboleda. Aunque quisiese ocultarlo, lo evidente era ineludible. Su preocupación tenía fundamento.

— Mi tío tiene que estar preocupado... aunque no sé en qué sitio nos alojamos. Supongo que no será difícil de encontrar igualmente.... —
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#14
Cuando por fin el rubio despertó, lo primero que articuló fueron palabras típicas, ya que en este planeta todavía no estaba, seguía en el mundo onírico, donde imaginaba que estaba en su casa con su familia o algo así. Eri solo sonrió, y esperó a ver si se desperezaba solo. Y así fue, pasados unos segundos el rubio abrió los ojos y se sentó en la arena, parecía nervioso.

-No pasa nada, yo también me dormí, ha sido una buena siesta.-Contestó intentando tranquilizarle, o... Simplemente para informar.

La de cabellos cian se levantó de la arena, mirando de nuevo al mar por última vez ese día, Zuka había comentado de volver a la aldea y eso es lo que había planeado desde el principio, buscar a su madre, dormir, mañana sería otro día.

''¿Dónde podrá estar mamá?''

Se preguntó mentalmente mientras su compañero rubio se levantaba de la arena y se sacudía los granos restantes que se habían acomodado en sus ropas. Entonces el joven habló de nuevo, alegando que su tío tendría que estar preocupado y que no sabía donde se alojaban, pero que sería fácil encontrarlo, así que invitándolo a seguirla, decidió caminar hacia los arbustos.

El camino hacia la aldea no era muy largo, y con solo caminar recto llegabas, así que no había mucha pérdida. Eri estaba en su mundo, después del sueño no solía ser muy habladora, además ni si quiera sabía si estaba despierta del todo. Pegó un bostezo que calló con su mano izquierda, intentando que Zuka no la viese, ya que era un gesto de mala educación.

Una vez en la aldea decidió que ya era hora de ir a la calle donde se había despedido de su madre un par de horas atrás, así que paró frente a la aldea y giró ante Zuka, sonriéndole.

-Me despedí con mi madre en una calle más allá, así que iré allí a buscarla, ¿tu dónde irás?-Preguntó con cortesía. -Si quieres puedo acompañarte a buscar a tu tío, así no andarás solo...-Se ofreció la de ojos verdes.
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#15
Tras haberse sacudido, y haber explicado la situación, el rubio quedó a expensas de una respuesta de la chica. La chica de cabellos cyan no le dio demasiada importancia, expresó que simplemente había sido una buena siesta, que no pasaba nada. Evidentemente, ella no conocía a su tío. Tanto tiempo libre era un peligro, no se preocupaba de que su tío lo hubiese echado en falta, si no de qué clase de bromas le podía haber preparado. En fin, ya vería como apañarselas...

Cada cual con su problema en mente, comenzaron a andar en dirección a la urbe. Bueno, mas que una urbe era una pequeña aglomeración de casuchas. Con suerte llegaba al apelativo de aldea, con suerte. Dejaron de poco a poco atrás la playa, y mas tarde la arboleda que cubría visualmente la aldea. Al llegar, la escasa gente daba credibilidad a que ese lugar no era demasiado frecuentado. No cabía duda de que aquel lugar era perfecto para relajarse, lejos de la sociedad.

Casi al llegar al centro de la aldea, la chica de cabellera cyan se plantó. Miró hacia una callejuela, e indicó que había sido allí donde vio por ultima vez a su madre. Tras ello, le dijo al rubio que podía acompañarle en busca de su tío si así lo quería. Zuka sonrió en agradecimiento, mas la pequeña no se hacía a la idea de qué clase de broma podía haber montado su tío en tanto tiempo. Sinceramente, no era una buena idea.

— Bueno...estaría bien, pero no creo que sea una buena idea. Mi tío es un tanto bromista... y no te gustaría conocerlo en plena faceta bromista. Seguro que ha hecho algo... — Confesó el Yotsuki. — Quizás sería mejor que busquemos a tu madre, así al menos uno habrá encontrado lo que busca. Además, así me quedaré mas tranquilo. No hace falta que te preocupes por mi, seguro que encuentro a mi tío en menos de 10 minutos. —

Zukamane indicó con su diestra el camino hacia la calle donde había visto por ultima vez a su madre aquella chica. Casi al instante, comenzaría a andar. Podían buscar a la mujer por los edificios adyacentes, seguramente se alojaría por ahí cerca. Cuanto mas tiempo se alejase de su tío, mejor... o quizás peor, a saber.

— Bueno... ¿Como es tu madre? Si no sé como es, será como buscar una aguja en el océano... —

Sin duda, le hacía falta al menos una pequeña descripción. Buscar sin saber que buscar es trabajo de tontos.
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