Se acabó lo que se daba

[Inuzuka Nabi]

— ¿Estas bien? ¿Puedes levantarte? —

— Eso debería preguntartelo yo.

Y con toda la felicidad del mundo, me ofreció su mano para levantarme, obviamente no podía aceptarsela y así se lo hice saber antes de ponerme en pie por mi mismo.

— No hagas más esfuerzos anda. ¿Estás bien? ¿Quieres que te acompañemos a Minori y así te curan bien? No creo que eso cicatrice así como así, además de que si te mueres por el camino ya tendré a un tercio del mundo shinobi tras mi cabeza.

Igual me había pasado un poco, pero es que el cabrón me había dado dos veces con un Futon que aún me afectaba a los sentidos sintiendome como si me hubieran batido los intestinos y me fueran a salir por las orejas en cualquier momento. Si se preguntaba por qué usaba el plural si Stuffy estaba perdido, pronto se daría cuenta de que el can había vuelto atraído por el olor a vomito y daba vueltas alrededor de mismo oliendolo peligrosamente.

[Eikyuu Juro]

Sin embargo, Nabi se levantó por sí mismo. Juro pensó que probablemente si hubiese tomado su mano, se habría caído con él. Estaba aún débil, pero no podía evitar el gesto.

— No hagas más esfuerzos anda. ¿Estás bien? ¿Quieres que te acompañemos a Minori y así te curan bien? No creo que eso cicatrice así como así, además de que si te mueres por el camino ya tendré a un tercio del mundo shinobi tras mi cabeza.

— Eh...

Juro se fijó repentinamente en que el perro había regresado. Estaba dando vueltas peligrosamente cerca del charco de vómito que su dueño había dejado. Juro tuvo las nauseas que había tratado de evitar al verle.

— Si, creo que lo necesito. Gracias por la ayuda. Me gustaría decir que podría llegar solo perfectamente, pero no puedo confiar en mi mismo en este estado — murmuró Juro, agradeciendole el gesto. Eso sin contar que podría perderse y ya, morir desangrado por ahí —. Tus habilidades son realmente fuertes. Bastante extrañas, pero fuertes. Lo habrías hecho muy bien el en torneo.

Juro volvió a mirar a aquel perro. Trato de no vomitar.

— Acompáñame, pero antes para a ese perro, antes de que...

Ni si quiera pudo terminar la frase. No quería ver algo así.

[Inuzuka Nabi]

— Si, creo que lo necesito. Gracias por la ayuda. Me gustaría decir que podría llegar solo perfectamente, pero no puedo confiar en mi mismo en este estado. Tus habilidades son realmente fuertes. Bastante extrañas, pero fuertes. Lo habrías hecho muy bien el en torneo.

— Te dejaría algo de mi ropa para vendarte, pero igual cogias un par de infecciones. Y tú tampoco lo has hecho mal, usar tan de seguido una técnica así de potente no ha sido moco de pavo.

Nunca había entendido lo de los mocos de los pavos, pero era una expresión bastante graciosa. Juro no podía evitar echarle un ojo al can que revoloteaba alrededor del charco como una mosca, solo que con las patas en el suelo, obviamente.

— Acompáñame, pero antes para a ese perro, antes de que...

Entonces supe que ese era mi momento, miré a Stuffy y llamé su atención de un silbido, me miró y asentí levemente, él ya sabía el resto del plan. Cuando el shinobi de Kusagakure mirase en su dirección, el perro alargaría la lengua hasta el vomito y entonces soltaría un aullido estridente y caería de lado, rigido, donde no hubiese vomito, obviamente.

Yo casualmente, me habría girado, inconsciente de lo que acababa de pasar, ahora solo quedaba esperar la reacción de Juro.

[Eikyuu Juro]

— Te dejaría algo de mi ropa para vendarte, pero igual cogias un par de infecciones. Y tú tampoco lo has hecho mal, usar tan de seguido una técnica así de potente no ha sido moco de pavo.

Juro sonrió un poco, por lo bajo. Parecía que no tenía nada de cerebro — supuso que simplemente se comportaba así de forma graciosa — pero en el fondo, no parecía mala gente. El que se volviese un perro loco durante la pelea y tratase de desgarrar con sus super garras no le hacía mala persona.

— Gracias... — murmuró, satisfecho. Le sentaba mejor escuchar algo así de un rival al que consideraba fuerte, que de sus compañeros de aldea o de su hermana. Él no tenía porque habérselo dicho.

Y a algo se debía la extenuación que sentía, claro esta. Tenía razón: antes, no habría sido capaz de utilizar dos veces esa técnica tan seguida y sin descanso ni de broma. Estaba mejorando.

Dejando a un lado sus pensamientos, el perro alargó la lengua hacia el vomito. Tras eso, soltó un aullido estridente y cayó de lado, rígido, en el suelo. Juro miró con urgencia a Nabi, pero este estaba muy distraido, mirando hacia lo que fuese. Quizá había pasado una mosca zumbando.

— Nabi...— murmuró. Si no fuese por su palidez inicial, podría considerarse incluso de que se había puesto aún más pálido —. Tu perro...

Juro lo señaló, con la mano temblorosa. Podría haber gritado o haberse echado hacia un lado por el susto, pero le dolía demasiado el brazo como para tonterias.

¿Era incluso posible que un perro muriese por comer vomito? No era la primera vez que lo veía, y desde luego, el perro había sobrevivido.

[Inuzuka Nabi]

La reacción de Juro fue comedida, tal vez porque no tenía fuerzas para dramatizar mucho más la escena, igual si lo hubiese intentado su hombro hubiera salido volando, separandose definitivamente de su cuerpo. Sin embargo, el espectaculo debía continuar. Me giré lentamente, añadiendo el dramatismo que el kuseño le había robado a mi numero y me acerqué a Stuffy rapidamente. Lo recogí y lo zarandee con fuerza en el aire.

— ¡Noooooooooo! ¡Hijos de puta habeis matado a Stuffy!

Obviamente, el can no soportó los zarandeos y abrió el ojo mientras aullaba con amargura como dandole un final apoteosico a mi grito. Lo dejé en el suelo y volvimos a ponernos en marcha como si no hubiese pasado nada.

— Bueno, vamos a ponernos en marcha o no llegaremos para cenar. ¿Necesitas apoyo o puedes andar?

No lo veía tan mal como para no poder andar, correr mejor ni lo sugería, necesitabas mover los brazos para mantener un buen ritmo y un buen equilibrio y estaba claro que no podía hacer tal cosa. Además de que eso excitaría la circulación sanguinea y correría más riesgo de morir desangrado.

[Eikyuu Juro]

Nabi se fijó en lo que Juro señalaba. Se giró de forma dramática y se acercó al supuesto cuerpo del perro, mientras lo zarandeaba en el aire y gritaba su nombre. Menuda actuación más sobre actuada, pensaría luego. Hay gente que no valía para ser actor.

El perro, ante tanto zarandeo, aulló mientras su dueño lo agitaba de un lado a otro. Ante la estupefacción de Juro, Nabi lo dejó en el suelo y ya estaba perfecto otra vez.

« Si ya decía yo... »

La cara de tonto se le quedó durante unos segundos, hasta que luego se serenó, al ver que Nabi no iba a burlarse sino que pretendía seguir caminando. Desde luego, eso lo hacía una broma aún más extraña.

— Bueno, vamos a ponernos en marcha o no llegaremos para cenar. ¿Necesitas apoyo o puedes andar?

« Necesito un psicólogo a este paso »

— Puedo caminar por mí mismo, gracias — dijo, serenamente—. Al menos, mientras aún tenga fuerzas. ¿Hay mucho camino hasta donde dices?

Por supuesto, no tenía ni idea de aquel lugar ni sus alrededores. Y aunque la tuviera, no habría sabido llegar por sí mismo sin perderse un par de veces.

[Inuzuka Nabi]

No pude evitar reirme levemente al ver la cara que ponía Juro, cara de no saber qué coño estaba pasando, la expresión exacta a la que había dedicado mi vida. Por suerte, el kuseño no era de los que se lo tomaban a mal, o aún no entendía qué pasaba, o ambas cosas, solo cabía esperar que no se enterase y se ofendiese de repente a medio camino.

— Puedo caminar por mí mismo, gracias Al menos, mientras aún tenga fuerzas. ¿Hay mucho camino hasta donde dices?

— Es una buena pregunta, la verdad es que hace tiempo que no voy andando a ninguna parte así que no sé cómo calcularlo. Tardaría unas horitas en llegar, pero aún si vamos caminando a paso de tortuga llegaríamos antes de la cena.

Igual esa idea no era muy halagueña pensando que acababamos de comer, y yo de descomer tambien. Pero no sé porqué no me apetecía mucho volver a meterme nada en la boca con el sabor a vomito aún presente.

— No hay nada más cerca que Midori, así que no creo que tengamos otra opción, pero acepto sugerencias.

No lo dije con tono autoritario ni de listo, realmente aceptaba sugerencias, aunque si había alguna ciudad a una distancia menor, seguramente fuese Kusagakure porque sino yo la conocería y no la conozco, de nuevo, todo lo que quedaba en mi mano era esperar a que Juro dijese lo suyo.

[Eikyuu Juro]

— Es una buena pregunta, la verdad es que hace tiempo que no voy andando a ninguna parte así que no sé cómo calcularlo. Tardaría unas horitas en llegar, pero aún si vamos caminando a paso de tortuga llegaríamos antes de la cena.

— Bueno saberlo... — Realmente le costaba distinguir cuando Nabi bromeaba y cuando iba en serio.

Ambos deberían empezar a caminar ya. La herida le dolía a Juro y no tenía fuerzas de quedarse a hablar o a sentarse. Probablemente, si se sentaba, luego no tendría fuerzas para levantarse.

— No hay nada más cerca que Midori, así que no creo que tengamos otra opción, pero acepto sugerencias.

— No conozco esta zona, la verdad. Acabe aquí por accidente — murmuró, como si quisiera disculparse —. Me fió de tu criterio. Un viaje largo sería demasiado para mi.

Juro esperaría a que Nabi empezase a caminar, puesto que por sí mismo, no iba a llegar muy lejos. Le seguiría en cuanto empezase a hacerlo. Intentaría no ralentizar mucho la marcha del chico y el perro, pero eso también dependía de ellos. Si ponían el turbo, era obvio que no iba a ser capaz de seguirlos.

— Ese perro... Stuffy, ¿verdad? — preguntó Juro, recordando la orden que le había dado hace un rato —. Parece que teneis una buena relación. ¿Lo tienes desde hace mucho tiempo?

[Inuzuka Nabi]

— No conozco esta zona, la verdad. Acabe aquí por accidente. Me fió de tu criterio. Un viaje largo sería demasiado para mi.

Pues ese día no iba a ser el día en que conociera el paradero de Kusagakure, no parecía que Juro estuviera mintiendo cuando decía que no se conocía la zona, pero era un concepto muy vago el de "esa zona". ¿Qué era una zona? ¿Ese metro cuadrado? ¿El kilometro cuadrado? ¿El país? ¿El lago? Muy difuso y ambiguo, si hubiera sido un amenio podría haber creído que me estaba intentando colar una trola del tamaño de las estatuas que decoraban el valle. Siendo un kuseño, seguramente es que no tenía la precisión intelectual para expresarse con suficiente maestría.

Comencé a andar en la dirección apropiada esperando que Juro me acompañase e igualandole el ritmo, que sería el de un herido, es decir, lento y torpe. Las opciones eran ir a ese paso o comerme su cadáver antes de que los ANBU nos descubriesen, y ya había comido muchos cadáveres para una vida.

— Ese perro... Stuffy, ¿verdad? Parece que teneis una buena relación. ¿Lo tienes desde hace mucho tiempo?

— Desde que eramos pequeños, es tradición familiar tener un perro compañero, así que cuando me tocó elegir decidí quedarme con el tuerto. — esta vez al pronunciar tuerto no había sarcasmo ni gracia alguna, era algo informativo. — Todos esos cachorros sanotes y fuertotes estaban correteando, y él estaba en un rincón con toda el aura negativa alrededor, todo porque tenía un ojo de menos. Me pareció muy estúpido, él y el hecho de que lo despreciaran por ser tuerto. Y aquí estamos.

Los shinobis andaban al ritmo del moreno mientras el can daba vueltas por los alrededores a su bola, con una hiperactividad que daba nerviosismo solo de verla.

[Eikyuu Juro]

Esta vez, Nabi no pareció mostrarse reticente a dar información. Es más, Juro se atrevería a decir que su rostro había rozado un semblante serio. El primero que veía en él, sin contar la ferocidad que había mostrado mientras peleaban.

— Desde que eramos pequeños, es tradición familiar tener un perro compañero...

« ¿Tradición familiar? ¿A qué familia pertenecerá? » — Había mencionado algo de "perro compañero". ¿A qué clase de familia pertenecería? Juro nunca había visto algo así.

Le echó un nuevo vistazo al perro. Por muy tonto que pareciese, el escuchar "pero compañero", le había alertado. ¿Acaso era una invocación? Nabi parecía un ninja diestro, pero no pudo distinguir algo así.

... así que cuando me tocó elegir decidí quedarme con el tuerto. Todos esos cachorros sanotes y fuertotes estaban correteando, y él estaba en un rincón con toda el aura negativa alrededor, todo porque tenía un ojo de menos. Me pareció muy estúpido, él y el hecho de que lo despreciaran por ser tuerto. Y aquí estamos.

— Oh...

Juro no pudo evitar sorprenderse. No estaba hablando en broma, de eso estaba claro. Ahora podía entender la predilección que tenía aquel perro por su amo: le había salvado, en más de un sentido. Aquellos perro sanos que él describía seguramente no tendrían problemas en encontrar un dueño, pero ese perro, tuerto, era el que nadie querría... hasta que llegó Nabi.

— Pues ellos se lo pierden. Hiciste bien, Stuffy parece un perro único, mucho mejor que cualquiera de ellos — contestó Juro, con un bufido. No pudo evitar sonreír al perro; la historia le había parecido incluso bonita —. ¿Lo usais para buscar rastros y cosas así?

No pudo evitar sentir curiosidad. No podía relacionar lo que había visto en su pelea con Stuffy. Por ello, supuso que su función era más táctica.

[Inuzuka Nabi]

— Pues ellos se lo pierden. Hiciste bien, Stuffy parece un perro único, mucho mejor que cualquiera de ellos ¿Lo usais para buscar rastros y cosas así?

— Sí, aunque parezca medio lelo cuando está distraido tiene los sentidos tan agudos como cualquier perro, o incluso más. Solo falta que le salgan un par más de neuronas para que se vuelva algo más autosuficiente y será un maestro del rastreo.

Le comenté con toda la sinceridad que podía atesorar en mis labios, aunque no era cierto que Stuffy solo rastreara, nadie nunca jamás había dicho nada de solo, así que todo estaba perfectamente posicionado para que Juro sacase sus propias conclusiones. Sin embargo, no podía dejar que me tomase ventaja en el intercambio de información, sino me explotaría la cabeza.

— ¿En Kusagakure no teneis perros rastreadores? ¿No usareis dinosaurios?

Ver pasar a Stuffy en uno de sus vaivenes intentando oler todo lo olible de los alrededores me recordó todas las escenas grotescas en las que le había visto, arrancando trozos de carne de otros animales a mordiscos, pegando zarpazos a diestro y siniestro que incluso arrancaban ojos y la imagen más inquietante de todas, verlo transformado en mi con esa mirada perdida de perro lelo. Escalofriante.

[Eikyuu Juro]

Nabi no se cortó ni un pelo al hablar de su perro, aunque estuviese presente. Este, o bien no entendía lo que decían, o bien estaba a sus cosas, porque no mostró reacción alguna.

— Sí, aunque parezca medio lelo cuando está distraido tiene los sentidos tan agudos como cualquier perro, o incluso más. Solo falta que le salgan un par más de neuronas para que se vuelva algo más autosuficiente y será un maestro del rastreo.

— Entiendo... — murmuró Juro. Pensó, con algo de sorna, que igual a quien le faltaban un par de neuronas en aquella pareja no era precisamente el perro...

« Una familia que utiliza perros rastreadores y se trasnforma en una especie de bestia en la batalla... ¿Será alguna clase de clan? » — Tenía la información clave, pero le faltaba mucho más para conocer algo así.

Una pregunta de Nabi le sacó de sus pensamientos.

— ¿En Kusagakure no tenéis perros rastreadores? ¿No usareis dinosaurios?

— ¿Dino..saurios? — murmuró Juro, sin entender lo que le trataba de decir —. Pues... la verdad es que no he visto a ningún ninja que utilice eso, al menos de mi generación. Por mi parte, no me especializó en el rastreo.

¿Qué clase de pregunta era esa?

[Inuzuka Nabi]

— ¿Dino..saurios? — murmuró Juro, sin entender lo que le trataba de decir —. Pues... la verdad es que no he visto a ningún ninja que utilice eso, al menos de mi generación. Por mi parte, no me especializó en el rastreo.

Jaque mate, Kusagakure. De todas las cosas que habían salido a coalición cuando hablaba con Datsue sobre el resto de villas, una de ellas, uno de los pilares sobre los que se fundamentaba mi idea de esa villa, se acababa de confirmar. Kusagakure tenía dinosaurios. Putos dinosaurios. Sin duda era un gran hallazgo. Acababa de sonsacarle a un genin de Kusagakure su mejor baza para ganar la guerra ninja que sin lugar a dudas se produciría en cuanto se descubriesen los dinosaurios que estaban entrenando.

Ahora tenía que hacer como que no había pasado nada para disimular el descubrimiento.

— ¿Y... cómo es la academia allí? ¿Os enseñan a trepar arboles como a los monos?

Esta era una de las ideas de Datsue, aunque a veces era difícil saber si bromeaba o lo opinaba de verdad, solo conseguias saber qué pensaba de verdad cuando había dinero de por medio o una apuesta como Dios manda, con orgullo herido y consecuencias nefastas. Pero ese era otro tema.

[Eikyuu Juro]

Nabi no respondió ante la duda de Juro. ¿A qué diablos se refería con eso? Desde luego, era un chico extraño. No supo distinguir si era xenofobia o solo burla.

— ¿Y... cómo es la academia allí? ¿Os enseñan a trepar arboles como a los monos?

Juro alzó una ceja. Su rostro era serio, pero aun así, tenía la sensación de que se estaban burlando de él. Sintió ganas de contestar de forma cortante, pero recordó en la posición en la que se encontraba: herido y sin rumbo. Por desgracia, necesitaba a Nabi, por lo que tendría que aguantar sus burlas.

— Eso solo lo aprenden los mejores de las mejores generaciones — dijo Juro, simulando tristeza —. El resto tenemos que conformarnos con escalar con chakra.

Tras eso, Juro trató de mostrarse igual de serio que él, a pesar de que él si que estaba bromeando. Se llevó una mano al hombro, comprobando el pequeño vendaje improvisado que se había hecho. El sangrado había remitido, pero el dolor aún proseguía ahí.

— ¿Y cómo es por tu zona? He oído que hay grandes remolinos por todas partes.

[Inuzuka Nabi]

— Eso solo lo aprenden los mejores de las mejores generaciones El resto tenemos que conformarnos con escalar con chakra.

¿Los de las mejores generaciones? Eso sonaba a especialización de ricos, es decir, de las que se conseguían pagando como el Iryo-nin o el Marionetismo. Malditos especialistas racista secesionistas. La información adicional era que tambien saben subir a los arboles concentrando el chakra en los pies, sorprendente, realmente sorprendente. ¿Y caminar sobre el agua? Estaba claro que Juro estaba tenso, así que mejor no seguir con el tema.

— ¿Y cómo es por tu zona? He oído que hay grandes remolinos por todas partes.

Desde luego, cuantos prejuicios tenían estos kuseños. Oyen que somos la villa oculta entre remolinos ¡y ya están sacando conclusiones precipitadas! No se puede confiar en nadie, de verdad. Qué vergüenza.

— Eso me han dicho a mi tambien, pero no soy animal de mar, donde se ponga un bonito continente que se quite todo lo demás. Y los barcos, esos inventos del demonio, subirte a una superficie menos solida que la piedra para moverte por un mar cuyo único propósito es hundirte y que te coman los engendros que viven en él, quita quita.

Seguro que no se esperaba ese giro argumental, todo estaba improvisado para confundirle y que se pensase que yo tenía un plan. Cosa que era claramente equivocada y que lo llevaría a más confusión cuando descubriese que efectivamente no hay ningún plan, y ahí me contaría la verdad sobre los dinosaurios.

— Vosotros lo tendreis peor, por lo de los dinosaurios digo, a lo de navegar me refiero.