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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Las flores de cerezo caían cual agua por un umbral de rocas dando lugar a una cascada, en éste caso una cascada de pétalos rosados y alguno que otro casi llegando a un tono carmín. El suelo ya quedaba recubierto hacía tiempo de los mismos, terminando en un contraste entre el azul del cielo y el rosa del suelo tremendamente artístico. Escasas nubes surcaban con júbilo el infinito azul, danzando entre dulces melodías de viento.

¡Woof! —protestó de nuevo Akane.

Etsu lo miró de nuevo, arqueando una ceja. Terminó por cruzarse de brazos, casi resignado, y dejó caer un pesado y profundo suspiro. Tomó aire, y se dispuso a contestar a su compañero por enésima vez en menos de media hora.

¡Te he dicho que no! —contestó el muchacho, acompañando sus palabras con gestos de mano en pos de aclararlo aún mas, si es que era posible —¿cuantas veces tengo que repetirtelo, Akane?

¡Wof! ¡woof!

A su alrededor, la gente los miraba un tanto extrañados. Eran dos chicos que casi parecían gemelos, aunque uno era de apariencia un tanto mas asalvajada, y en vez de hablar... ¿ladraba? Así era, no había fallo. No era del todo normal, pero era imposible dejar de lado la situación. El chico acercó de nuevo su tazón de helado, y terminó dándole de nuevo una estocada al pescado que aún tenía a medio comer.

Te he dicho que éste es mi helado, tu ya te has tomado tu porción.

El otro chico, el asalvajado, gruñó cual perro rabioso, mostrando sus colmillos —grrrrrrrr

¡Me cago en la puta, Akane! ¡déjame comer en paz, joder! —inquirió con el pescado aún trabado en su tenedor.

Pero su fiel compañero no estaba dispuesto a perder la guerra. Como mucho podía perder una batalla, pero no perdería la guerra de manera tan sencilla, lucharía con garras y dientes. De nuevo, arrastró como quien no quería la cosa el plato de helado hacia su lado de la mesa, una mesa que estaba siendo un tanto popular en la terraza del restaurante. En medio de Notsuba, casi de regreso de una incursión por parte de su padre, no le quedaba otra que aguantar por esos lares hasta que regresasen.

Por suerte o por desgracia, tras comer tenía mucho que visitar. Esas tierras estaban repletas de dojos, seguro que podía encontrar la manera de entrenar...
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#2
Esta vez, en lugar de volver a atravesar todo el país del bosque de un lado a otro para volver a Amegakure, decidí hacer el camino rápido y atravesar el país de la tierra. Total, la parte del país del bosque que tenia que cruzar ya la había visto, y el país de la tierra no, por lo que, además, aprovecharía para ver cosas nuevas. Aunque los picos de las montañas estaban todavía cubiertos de nieve, el camino estaba despejado.

Mi primera para de vuelta a casa fue Notsuba. Era una enorme ciudad construida en un risco entre las montañas. Estratégicamente era un buen lugar para defenderse en caso de ataque, por eso seguramente era el lugar elegido por el señor feudal de país para residir. Quizás me dejaran hacer una visita turística al palacio. Y si no, la ciudad parecía un buen lugar para una paradita.

Las calles de la ciudad estaban llenas de gente de todo tipo. Por lo general, la gente estaba animada y ociosa, paseando por las calles, sentados en las terrazas de los locales, en las tiendas de ropa o armas. Aún así, ese tipo de ciudades siempre tenían su lado oscuro. Oculto para los visitantes. Una ciudad llena de ocio y visitantes dispuestos a dejarse el dinero, también era una ciudad perfecta para los ladrones.

¿Falta mucho para llegar a casa?

Había llamado a Kiara para que me acompañara un rato. No era la mejor compañía del mundo, pero desde luego era mejor que el cien por cien de los humanos. Vale que su carácter era un poco… imprevisible, pero aun así era mi querida hermana.

Sí, queda bastante, ¿Pero no te gusta más este lugar? Aquí no llueve, no se te mojan las plumas.

”Preciosas” plumas, genio

Como no, ella y su carácter de señorita aburguesada, como si se tratase de la reina de todos los cuervos. Aun así, no sabia que le estaba pasando por la cabeza a ese pájaro como para preguntar por volver a casa, y menos cuando no había nada que pudiera mancharla o estropear sus “Preciosas plumas”.

Y si, me gusta mas este lugar, pero…

Estábamos empezando a llamar la atención y mucho. Vale que en una de las terrazas había unos gemelos que se ladraban por un por un helado, y que eso era todo un espectáculo, pero claro, la gente se había girado al escuchar una voz femenina de chica adolescente saliendo del cuerpo de un pequeño pájaro negro.

Pero el polvo de las rocas de las montañas se me va a meter entre las plumas y…

No me lo podía creer. Bueno, viniendo de ella sí, pero me había pillado por sorpresa.

¿Pero como se te va a meter el polvo de las rocas de la montaña entre las plumas?
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#3
Por un momento, Akane parecía haber ganado la guerra. Batalla tras batalla, hubo un momento de sosiego en el que Etsu parecía haber tirado la toalla para con su hermano. Reinó la calma por unos segundos; unos segundos que fueron mas efímeros que un pintalabios en una señora de esas que venden su cuerpo en cualquier esquina.

¡CLIIINK!

El chico hincó el tenedor en el plato de helado, de manera brusca y sin aviso previo. El trozo de pescado que aún había en el mismo se vio bañado en el dulce manjar, y de una estocada se llevó Etsu ambas cosas a la boca. Akane quedó boquiabierto, no pudo reaccionar tan rápido como lo había hecho su antagonista. Tan solo quedó expectante de tan dantesca escena, pues en cierto modo había sido... raro y asqueroso.

¿Pescado con helado? ¿qué clase de degenerado y psicópata estaba hecho Etsu?

El chico mascó eufóricamente, promovido por la adrenalina del momento —¿vesh logque mobligralh a sé? —inquirió tan claro como la comida que trataba de tragar le permitía.

Tras unos segundos luchando por su vida, el Inuzuka tragó la comida —con la comida no se juega, hermano.

Y no era para menos, después de todo, ambos tenían instintos animales. Etsu no tanto, pero tratando nada mas que con su perro y su padre... algo se le había pegado. Sin demora, el chico tomó su cartera, y dejó lo pertinente sobre la mesa. Bueno, mas que lo pertinente, lo estrictamente necesario. No se puede amasar una gran fortuna a base de dejar propinas y limosnas en cualquier lado, eso era mas que obvio.

Akane, notablemente enfadado, elevó el rostro y lo giró; indignado sin lugar a dudas. Él también habría hecho lo mismo, y lo sabía muy bien. Tan solo se le había adelantado, y eso era realmente lo que le molestaba.

Etsu chasqueó los dedos, y aunque Akane estaba enfadado, se levantó del asiento dispuesto a emprender la marcha. Observó por un instante a su alrededor, buscando por dónde empezar a dar vueltas, y avistando que pese al espectáculo que habían dado en la terraza, apenas le había hecho caso —Bueno, un buen entrenamiento vendrá bien para bajar la comida, ¿verdad? —preguntó a su gemelo.

Sin embargo, éste no estaba dispuesto a perdonarlo tan rápido. Etsu se encogió de hombro, y cuando iba a comenzar a andar, vio a un tipo de lo mas singular. Entre tanta gente de características similares, destacaba un chico que era singularmente blanco, y que llevaba a un pájaro negro sobre el hombro.

«¡Ostras! ¡ostras! ¡ostras!»

Los ojos del chico se abrieron como platos, siempre había querido conocer a uno en persona. Por mas que hubiese leído sobre ellos, siempre había pensado que no eran personajes de pura ficción... como las chicas que llegan vírgenes al matrimonio, los demonios, el santo grial, o las bolas del dragón.

¡Hermano, mira! ¡MIRA ESO! —inquirió con entusiasmo, señalando al chico.

El animal arqueó una ceja, aún conservando su apariencia humana. Pero antes de que pudiese soltar un ladrido o aullido, Etsu había salido a la carrera, plantándose justo a la cara del chico. El pobre tenía menos experiencia tratando con personas que una escoba pocha, pero al menos le ponía entusiasmo y una cordial sonrisa. Menos da una piedra...

¡Hola! ¡Me llamo Etsu, y... y... —y no pudo contener por mucho mas tiempo sus dudas existenciales —¿... donde está tu barco? ¿¡Eres un pirata, verdad!?

Los libros siempre lo habían dicho, los tipos grandes que llevaban un pájaro que habla al hombro son los llamados piratas, los reyes del mar. Dueños de navíos enormes, con cientos de cañones y que dedicaban su vida a asaltar otros barcos, emborracharse, y los juegos de azar. No había fallo, ése chico había de ser al menos hijo de un pirata; si no es que era uno de ellos.
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#4
Pues veras…

La verdad es que no tenia intención alguna de escuchar lo que tenia que contarme. Ni tenía razón y tampoco nada de lo que fuera a contarme iba a tener sentido alguno. Por suerte o por desgracia, algo o alguien decidió interrumpirla.

¡Hola! ¡Me llamo Etsu, y... y…¿... donde está tu barco? ¿¡Eres un pirata, verdad!?

Por si acaso discutir con un pájaro sobre belleza femenina córvida no era suficiente para llamar la atención, un joven de aspecto desaliñado se cruzó en mi camino y empezó a gritarme cosas sobre mi barco y que si yo era un pirata. Debía estar loco. Ya no solo por atreverse a interrumpir a Kiara mientras hablaba, lo cual era bastante peligroso, si no por ponerse a grítale a alguien en mitad de la calle que era un pirata. ¿Cuántas personas normales harían algo así?

¡PERO QUE DESCORTES!¡QUE MAL EDUCADO!¡¿Cómo te atreves a interrumpir a una dama cuando habla?!

Tal vez “dama” no era un termino correcto que pudiera autoaplicarse un cuervo, pero claro, mi día a día era lidiar con las rarezas de esos especímenes. ¿Cómo narices podía sobrevivir un cuervo con esa actitud en un busque? ¿Qué narices hacia antes de que llegara yo? Tampoco pensaba preguntarle, claro, seguro que me contaba alguna historia sin sentido.

¡Y encima nos llama piratas! ¿¡Como puedes compararme con esas sucias ratas de mar?!

Kiara, cálmate, creo que no hace falta decir eso de los piratas delante de alguien a quien parece que les encantan. — Luego me dirigí hacia el chico. —Etsu, lo siento, pero no somos piratas, no le hagas mucho caso al cuervo
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#5
Y la verdad, el loro casi parecía hablar con total fluidez en vez de repetir cosas de manera aleatoria. Era toda una hazaña, y su voz femenina casi parecía la de una chica. De escucharla sin verla, sin duda la podía confundir con una persona. Pero, estaba mas que seguro de que era un loro, y su dueño un pirata.

Al parecer, sus palabras no sonaron tan cortés como éste pretendía, al menos no pareció ser así para el loro. Alzó la voz, indignada hasta la médula, recalcando que había interrumpido la conversación de una dama, y exigiendo una explicación del como se atrevía. No dudó en despreciar la terminología con que los había confundido; terminó por despotricar sobre los piratas.

Fue entonces que su dueño, con bastante parsimonia reclamó al ave que se calmase, llamándola por el nombre de Kiara. Éste pareció tomar un tanto mas de tacto con respecto a los piratas, puesto que suponía que podían ser un objeto de adoración para el Inuzuka. La verdad, en cierto modo si que era así. Tras aclarar que no eran piratas, terminó por añadir que no le hiciese demasiado caso al cuervo, refiriéndose a su ave. Etsu no pudo evitar un respingo, abriendo un tanto mas los ojos por un instante —sorprendido— pues no había visto tampoco un cuervo en su vida. Fue en ese momento que lo entendió, debía de ser algún tipo de ninja como los Inuzuka, pero con los cuervos...

Ostras, perdón... —no tardó en disculparse —pensé que era un loro. Nunca antes había visto a un cuervo, aunque tampoco había visto a un loro... ya me extrañaba que no tuviese colores llamativos como dicen en los libros.

»Perdón por la confusión, señorita Kiara —alcanzó a redimirse de nuevo, a la par que realizaba una reverencia.

A su lado, su compañero de aventuras lo miraba casi que avergonzado, aunque sin soltar una mera palabra. En cierto modo él estaba al margen del asunto, y aunque lo quisiera, no podía participar demasiado en la conversación; eso era algo que éste ya sabía mas que de sobra, estaba harto de intentarlo sin resultado positivo. Pero, había alguien a quien sí podía reprochar, y éste entenderlo.

Etsu ladeó buscando a su reflejo aslavajado —¿que sea menos impulsivo? ¿y eso me lo dices tu? ¿en serio?

Obviamente, para el tipo largo y su cuervo, el otro chico no parecía haber dicho nada. No habían sido mas que gestos casi imperceptibles, comunicación animal. Aunque, quien sabe, lo mismo algo si que percibían, pues tenían rasgos ligeramente parecidos hacia los Inuzuka; a excepción de que en éste caso el animal no podía hablar, al menos no por ahora.
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#6
Ostras, perdón…pensé que era un loro. Nunca antes había visto a un cuervo, aunque tampoco había visto a un loro... ya me extrañaba que no tuviese colores llamativos como dicen en los libros.

Me lleve la palma de la mano a la frente con un sonoro golpe. Si había alguien capaz de elegir las peores palabras para comunicarse con Kiara, ese era el tipo que se había puesto frente a nosotros para gritar que éramos piratas. Había que tener valor para decirle a Kiara que era como un loro. Valor, locura o mucha estupidez. Y más después de la bronca que le había echado por confundirnos con piratas.

¡Que descaro! Confundirme a mí, las más bella entre todos los cuervos, con un loro ¿No te da vergüenza? ¿Quién necesita colores llamativos cuando se tienen estas hermosas plumas negras?

Por supuesto, siempre el mismo cuento. Era obvio que no iba a callarse y si la gente ya nos estaba mirando raro, ahora ya… Si tenía alguna esperanza de poder visitar el castillo del señor feudal, seguro que se acababa de ir al garete. Pronto la ciudad estaría llena con carteles con un dibujo de mi cara, un cuervo y el mensaje: “Cuidado con el tipo raro y su pájaro parlanchín”

Perdón por la confusión, señorita Kiara

No Estaba seguro del todo de si aquello, acompañado por una reverencia del joven, iba a ser suficiente para calmar a Kiara. Siempre tenía la opción de mandarla a casa, aunque tan lejos de la mía me sentía más a gusto acompañado por alguno de mis hermanos córvidos. No quería tener que llegar a aquella situación, pero la verdad es que Kiara no nos estaba dejando en muy buen lugar. Lo que no quita que el joven desconocido tuviera gran parte de la culpa.

¿que sea menos impulsivo? ¿y eso me lo dices tu? ¿en serio?

El joven se puso a hablar con su silencioso gemelo, que había estado allí observando la escena sin decir ni una sola palabra. El cuándo y el cómo se había comunicado con su hermano era un misterio que despertó mi curiosidad científica. Sin embargo, lo más importante, es que tenía toda la razón.

Por supuesto que tienes que ser menos impulsivo —Pensé. Pero lo hice en voz alta.
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#7
Obviamente, la excusa que presentó el Inuzuka no era de las mas elaboradas que se pudiesen presentar, de hecho era absurda e incomprensible. La cuervo, indignada como ella sola, no dudó un solo segundo en reprocharle la barbaridad que había soltado, como era de esperar. Ante todo, no titubeó en alagarse a sí misma, y a sus preciosas plumas negras. Para ella, no había manera de confundirla con un loro.

Al menos la cosa no fue a mas tras la disculpa, así como la reverencia. Al menos no por el momento. Tras ello, su compañero canino decidió reprocharle su poco control, cosa que sonaba hasta ridículo proviniendo de un animal, por mucho que lo tratase como un hermano. Para colmo, el tipo largo hizo equipo con su can, afirmando que debía ser menos impulsivo.

El chico no pudo ocultar su mueca de indignación, traicionado por su mejor y único amigo. Lo del otro le importaba bien poco, pero Akane... ¿cómo había podido esa mala bestia?

Maldito, eres mas traicionero que un gato... —recriminó a su copia.

Y sin pensarlo dos veces, agarró su dedo corazón con el pulgar a la par que estiraba el resto, y en un fugaz movimiento lo lanzaba hacia la frente de su propia imagen asalvajada. Con la aproximación, soltó el dedo, liberándolo en un rápido y certero golpe en la frente del otro Etsu.

¡TAC!

Con el mismo impacto, la técnica quedó liberada, y su gemelo desapareció en una leve nube de humo, que dio lugar a un huskie que miraba con desdén a su dueño. El can parecía estar en desacuerdo con la reprimenda, así al menos lo mostraba su mirada.

¡Jumph!

No, al menos por el momento no iba a haber tregua, al menos estaría enfadado por... ¿3 minutos?

No soy impulsivo —negó de nuevo.

La indiferencia y desdén de la mirada de Akane eran casi indignantes.
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#8
Maldito, eres más traicionero que un gato...

El chico desaliñado le hablo con desdén a su gemelo. Sin embargo, el otro, no dijo ni una sola palabra. Y, aun así, parecía que se estaban comunicando de algún modo. ¿Pero cómo? ¿Como estaban hablándose en silencio? ¿Acaso ese tio tenía alguna especia de técnica de comunicación mental? Estaba claro que la bandana lo marcaba como shinobi, y que no había que juzgar un libro por su portada, pero…

Pero antes de que mi cabeza pudiera darle más vueltas al asunto, el joven de kusagakure, notablemente enfadado con su gemelo, le dio un fuerte golpe en la frente con el dedo corazón y el gemelo estalló en una nube de humo, y donde estaba la copia del chico, apareció un perro. ¿Había sido un perro todo el tiempo? ¿Se había transformado en un perro su gemelo? Cada vez era mucho más misterioso, y cada vez aquella pareja despertaba más mi interés.

¡Jumph! No soy impulsivo

Acaba de actuar de forma impulsiva.

Dijimos mi cuervo y yo al mismo tiempo, como si fuéramos la típica pareja cómica de una serie de animación.
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#9
El que negaba ser pirata quedaba mas sorprendido a cada segundo que pasaba junto al rastas, era algo mas que obvio. Su asombro fue inocultable cuando presenció el toque en la frente del gemelo y éste se convirtió en un huskie. Pero, para su sorpresa, éste reaccionó de la misma manera que su hermano para cuando nuevamente negó ser impulsivo. Hasta la señorita cuervo se puso de acuerdo por tachar de impulsivo al Inuzuka.

Todos estaban en complot.

Etsu, indignado o asombrado de ver la discriminación que le hacían, no pudo mas que brindar ambas manos hacia los flancos. No entendía a qué venía esta situación, y así lo mostraba tanto en su rostro como en su gesto. Entre tanto, Akane alzó el hocico y ladeó el rostro, mosqueado con el hecho de que le hubiese devuelto a su forma canina.

¿P-pero qué... ? —aún no podía creerlo —...esto es injusto, tres contra uno... no soy impulsivo —inquirió de nuevo.

Ababaur~

El chico miró entonces al can, con el ceño fruncido. Lo entendía perfectamente, y ese quejido suyo al que ni podía llamarse ladrido, no había sido un "perdón".

Un mojón para ti.

Claros, concisos, rudos... así eran ambos Inuzuka.
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#10
¿P-pero qué... ? esto es injusto, tres contra uno... no soy impulsivo

Ababaur~

Un mojón para ti.

Da iba igual cuantas veces lo negara. Ese chico no solo era impulsivo, sino que además no dejaba de actuar de forma impulsiva. Y no solo eso, la gente comenzaba a arremolinarse alrededor nuestro. Un chico que hablaba con un perro y un chico que hablaba con un cuervo. Y un cuervo que hablaba el idioma de los humanos con total fluidez. A mi ya me daba igual. Entre Kiara y el extranjero habían mermado toda mi esperanza de poder visitar el castillo del señor feudal. Últimamente la gente de Kusagakure solo se cruzaba conmigo para mal.

Una persona impulsiva es aquella que se deja llevar por sus emociones o impulsos sin reflexionar ni pensar en las consecuencias de sus actos, por ejemplo, alguien que, sin pensar en sus acciones, desvela uno de sus trucos frente a alguien que bien podría ser su enemigo algún día.

He de reconocer que mi comportamiento de corregir a la gente cada vez que decían algo incompleto o mal también era un acto impulsivo. Pero era mejor no sacar esos trapos a la luz cuando estaba acusando a alguien de algo. Además, ese era mi único pecado, por todo lo demás yo reflexionaba antes de actuar. Siempre y cuando, claro, no tuviera problemas de maíz.

No hay forma de que pueda defenderte chico, el perro y mi amigo tienen razón…
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#11
Y una vez mas, quedaba solo ante el trío de vengativos chacales que tenía a su vera. Su hermano insistía en que si que era impulsivo, aunque eso era algo que les venía en la propia genética. Por otro lado, el tipo que parecía jugador de baloncesto explicó lo que era una persona impulsiva, como si Etsu no lo supiese. Además, dejó caer que le había desvelado un truco siendo que en algún momento podían ser enemigos. El Inuzuka alzó la ceja, eso no venía a cuento, no había mostrado nada del otro mundo...

«¿Se refiere a que le enseñé que Akane puede tener forma humana?»

En ésta ocasión, Kiara se mantuvo mas cercana —aunque no del todo— alegando que no podía defenderlo, pues su compañero y el can llevaban la razón. Entre tanto, la gente parecía arremolinarse de nuevo un poco alrededor de ellos, intrigada por los animales y sus supuestos dueños. La curiosidad mató al gato, o al menos eso dicen... parecía ser que por allí no había llegado ese dicho tradicional.

Etsu mostró una nueva mueca, ladeando los labios a la par que entrecerraba los ojos en una mirada cargada de desdén. Hasta cruzó los brazos, mostrando que claramente estaba en desacuerdo con el trío. Aunque en cierto modo, era simplemente que no quería aceptar que en parte llevaban un poco de razón.

¡Tsk! —se quejó de nuevo —ni que eso fuese un truco interesante. Nuestro principal potencial es el taijutsu familiar, y aunque lo desvele es imposible que alguien me derrote en cuerpo a cuerpo.

De nuevo, impulsivo como él solo y sobrevalorado por su propia persona. Estaba mal que él mismo lo dijese, pero pecaba de vanidoso en ese sentido quizás...

Ocultar información a un posible enemigo es algo que no me importa, porque estoy seguro de mis capacidades. Voy a ser el mejor shinobi de todos los tiempos, y no tengo miedo a nada.

Y el festival de vanidad seguía...
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#12
¡Tsk! —se quejó de nuevo —ni que eso fuese un truco interesante. Nuestro principal potencial es el taijutsu familiar, y aunque lo desvele es imposible que alguien me derrote en cuerpo a cuerpo.

Información gratuita y sin haberla pedido. Lo cual no era nada malo. Se podían deducir varias cosas de lo que había dicho en una sola frase. Para empezar, era un truco muy interesante ¿Qué ventajas tendría transformar a un perro en humano si no fuera interesante? Sobre todo, si después te decía que su principal potencial era un taijutsu familiar.

Si juntabas ambas cosas podías deducir que, tal vez, al transformar al perro en humano, este era capaz de utilizar ese Taijutsu familiar. Cabía la posibilidad de que no fuese así, claro, pero con la información que disponía de él en ese momento, no era tan descabellado pensar eso.

“Es imposible que alguien me derrote cuerpo a cuerpo”. Eso también era información valiosa. Podía ser una mentira, claro, también podía ser simple fanfarronería. Pero vaya, decirle eso a un posible enemigo es como decirle: Mátame mientras duermo o Atácame desde la distancia todo el rato.

Ocultar información a un posible enemigo es algo que no me importa, porque estoy seguro de mis capacidades. Voy a ser el mejor shinobi de todos los tiempos, y no tengo miedo a nada.

Puede que a ti no te importe, pero es probable que a tus superiores si les importe que compartas información con alguien de otra aldea así por que si, por mucho que se trate de información sobre ti mismo. Al fin y al cabo, solo eres un soldado.

Y al fin y al cabo, un soldado podía llegar a ser prescindible si abría la boca más de lo necesario. Como si un genin fuera muy difícil de silenciar y sustituir. Claro que, yo no sabía cual era su estatus, pero desde luego no llevaba ninguna placa que lo identificara como chunin o jonin. Pero tal vez en Kusagakure lo hacían de otro modo, al fin y al cabo, nosotros teníamos una cultura mas avanzada que ellos. O eso era lo que yo había aprendido.
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#13
Etsu fanfarroneaba un poco de sus habilidades, aunque él no lo viese así. Afirmó no solo una vez, si no dos que confiaba plenamente en sus habilidades, así como dijo que pensaba convertirse en el ninja número 1 del mundo, en el ninja mas poderoso de todos los tiempos. Sin embargo, su antagonista solo escuchaba datos y más datos. El tipo en vez de quejarse de la vanidad de las palabras del Inuzuka, se limitó a sentenciar que sus superiores no verían bien que diese información aunque fuese algo personal. De una manera u otra, terminó por dejar claro que era un soldado nada mas, que no era irreemplazable.

Te equivocas —se cruzó de brazos —si hablo del taijutsu familiar, es porque mi deber es expandir su fama a todos los países, y mostrar que es el mejor. Cuanta mas gente conozca la derrota a manos del taijutsu familiar, mas gente querrá aprenderlo; y ése es el propósito que me ha impuesto mi padre.

»Además, no soy un mero soldado, y nadie lo es. Los shinobis somos una familia, y si en tu aldea no te tratan como tal, quizás deberías pensar en quién confías la espalda.

Estaba as que seguro de sus palabras, y no pensaba retractarse. No hacía mal, y le daba miedo el pensar que a ése chico le hubiesen criado con tantos temores y normas... ¿acaso era así de estricta esa otra aldea? ¿trataban a los suyos como meros números? ¿mataban y reemplazaban "soldados" sin miramiento alguno?

«Que vida mas triste de ser así... ¿a quién en su sano juicio se le ocurriría ser shinobi en esas condiciones?»

Obviamente, esperó una posible respuesta por parte del chico. Estaba mal que se diese la vuelta y pasase de su cara sin mas, ¿no?
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#14
Te equivocas —se cruzó de brazos —si hablo del taijutsu familiar, es porque mi deber es expandir su fama a todos los países, y mostrar que es el mejor. Cuanta mas gente conozca la derrota a manos del taijutsu familiar, mas gente querrá aprenderlo; y ése es el propósito que me ha impuesto mi padre.

Yo nunca me equivoco

Era mi turno para fanfarronear. No estaba alardeando de ninguna de mis habilidades o sobre mi estilo de combate. Y me equivocaba muchas veces, eso es algo que alguien inteligente puede ver sobre si mismo, y esos errores son los que nos hacen avanzar, son los que nos hacen querer mejorar. Pero delante de aquel machito de kusagakure… Me cruce también de brazos.

Mientras tanto, Kiara intento posarse en la cabeza del perro, y le dijo, de forma que tanto el otro chico como yo lo entendiéramos:

¿Lo que tenemos que aguantar eh? Estos ninjas de hoy en dia…

Además, no soy un mero soldado, y nadie lo es. Los shinobis somos una familia, y si en tu aldea no te tratan como tal, quizás deberías pensar en quién confías la espalda.

Solo le confió mi espalda a una persona, a mi mismo, nadie te decepciona si no esperar nada de nadie. Somos maquinas de matar y reunir información. Somos soldados. Y aunque te traten como una familia, en cuanto dejes de servir a tu propósito como soldado, te quitarán del medio, te guste o no.

Obviamente, no era del todo cierto. Confiaba en mis cuervos, en cada uno de ellos, pese a sus peculiaridades, y ellos confiaban en mí, o al menos eso creo yo. Ellos eran mi familia, junto a mi familia de verdad. Yo no necesitaba a nadie mas.
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#15
El tipo no parecía querer dimitir de su opinión. Inquirió que él nunca se equivocaba, casi pareciendo que se jactaba de ello, tras lo cuál terminó por cruzarse de brazos; imitando al Inuzuka, y firmando claramente su inconformidad. Entre tanto, la chica de plumajes oscuros voló con suavidad hasta posarse sobre la cabeza de Akane. Una vez allí, se quejó de lo que tenían que aguantar ambos. El Inuzuka cuadrúpedo dejó caer un suspiro, totalmente de acuerdo con lo que decía Kiara.

Para cuando Etsu aclaró lo que significaba para él, o lo que debía significar ser ninja, su antagonista contestó de manera que hasta daba miedo. El chico que rozaba con la frente todos los umbrales de puertas sentenció a los ninjas como meras maquinas de matar. Para éste, casi parecía que no eran mas que eso, y una vez finalizado su objetivo eran desechables como un plato de plástico.

El rostro de Etsu mostró claramente su no grata sorpresa. Era imposible esconder tan claro sentimiento, y mas cuando él se había criado con Akane como si fuese su propio hermano. No podía imaginar qué clase de personas lo había criado o entrenado; pues hasta su padre —con lo cabronazo que era— siempre le había inculcado que la familia era lo mas importante.

El genin miró a Kiara, así como a Akane, y tras ello devolvió la mirada al tipo que no se había presentado —Creo... creo... que debe ser muy triste pensar así... Los shinobis no somos solo unas maquinas de matar. Nuestro cometido principal no ese ese, aunque se nos reconozca principalmente por ello. Los shinobis son los defensores de la paz. Igual ayudamos a encontrar a un gato perdido, que ayudamos a que un señor cruce sin problemas para sus pertenencias de un lado a otro del país, o bien prestamos ayuda a mantener el orden en una biblioteca. No todos nuestros esfuerzos se centran en quitar vidas, y no es mejor ninja el que mas vidas quita; si no el que mejor uso hace de sus capacidades para ayudar al resto.

»Y me parece aún mas triste que viajes con alguien, que compartas tus días con alguien... y aun así... aún así... pienses que no puedes confiar tu vida en ella. Aunque discutamos, Akane y yo confiamos plenamente el uno en el otro. Quizás no todo el mundo es digno de confianza, pero quienes te dedican parte de sus vidas, creo que merecen parte de la tuya.

Casi sin venir a cuento, se puso hasta filosófico...
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