El círculo de las rocas ancestrales

[Keisuke]

Continué mi desplazamiento con cautela, sin hacer ruido, o hacer explicitamente el necesario; caminaba viendo de un lado a otro, esperando aquel momento en que fuésemos atacados, o emboscados, por aquellas personas con túnicas rojas. Después de varios minutos, que transcurrieron en silencio y nerviosismo, Riko se detuvo detrás de una gran roca, y yo hice lo mismo, esperando que la voluntad de la misma fuera lo suficiente para ocultarnos a ambos.

— Creo... Creo que estamos más o menos seguros por aquí. —

—No vi a nada, ni nadie, quizá nos estén buscando en otro lugar.— Me apresuré a decir aliviado, me relajé un poco aprovechando aquellos minutos de paz.

No obstante, nuestra paz duró lo mismo que el tiempo que estuvo sumergido Senju en aquella bañera, unos escasos segundos... La voz del mohicano retumbo de todos lados y de ninguno a la vez, apoyé al peliblanco para buscarle, pero no lograba dar con su persona, era como sí... Como sí estuviera en nuestro interior, o algo similar, ¿nos habría sembrado un genjutsu o un fuinjutsu?

— ¡Oh perdón, perdón! ¿Os he asustado? No era mi intención. — Y río, una risa contenida, pero igual de maníaca que las anteriores.— ¡Teneis huevos, eso sin duda! Habéis conseguido escapar, pero éso solo da pie al inicio de una caza, me encanta cazar, ¿sabéis?

"Huevos... Huevos dice... Esos escoltas de él de pacotilla" Me dije escéptico.

— Os dejaré... Sí, cinco minutos de cortesía, después de éso, me toca a mi, si aguantáis... ¿qué sé yo? ¿Un par de horas? Sí, un par de horas sin que os atrape, os dejo en paz, ¿vale? El tiempo empieza en cinco, cuatro, tres.... ¡YA!— Y su carcajada era el disparo de que anunciaba que la carrera iniciaba.

— ¡Joder, vamos, vamos! Exclamó el albino con cierto nerviosismo, no dudó en empezar a correr.

Corrí tras él "Rayos... Estamos haciendo lo que él quiere, divirtiendole en su juego."

—Debe haber algún lugar por aquí que conozcas, ¿no? Podríamos tratar de emboscarle.— Sugerí. —Aunque realmente no lo vi... Lo único que me preocupa es que tiene las características de un maníaco.

Suspiré, ¿en que paquete me había metido?

—Llegados el momento tendríamos que hacerle frente.

[Riko]

—Debe haber algún lugar por aquí que conozcas, ¿no? Podríamos tratar de emboscarle.— Sugerí. —Aunque realmente no lo vi... Lo único que me preocupa es que tiene las características de un maníaco.

Riko miró a su acompañante, sí era cierto que conocía algún que otro lugar por la zona en donde pudieran esconderse. Asintió enérgico.

— Sí, sí que conozco un buen lugar, pero no me da buena espina ésto, ¿cómo es posible que pueda hablar directamente en nuestra cabeza? — Soltó aquella pregunta como si fuera posible que Keisuke lo supiera, pero no lo era.

Hizo un gesto con la mano, indicando que le siguiera, y comenzó a correr a un buen ritmo, tratando de alejarse todo lo que pudiera para poder prepararse bien. Pasaron los cinco minutos que el mohicano les había dado y ellos aún seguían corriendo. Pasaron unos cuantos minutos más hasta que, por fin, en la ladera de una montaña que había por la zona se abría la entrada a una cueva.

— Ahí es, si entran, podremos defendernos relativamente bien, es bastante estrecha así que tenemos ventaja, ¿qué opinas?

[Keisuke]

El albino admitió conocer un lugar que podría servirnos así que no pusimos en marcha sin dudar mucho, no obstante, ambos teníamos una interrogante que me ponía los pelo de punta, incógnita que Riko expresó. —No lo sé...

"¿Cómo lo hace?" Me preguntaba mientras seguíamos avanzando a aquel escondite.

Los cinco minutos habían transcurrido en su totalidad, la cacería daba inicio y nosotros aún nos encontrábamos ante los ojos de la luna, las estrellas y posiblemente el maníaco pudiese seguir nuestro rastro. Nos tomó un par de minutos más de llegar, cuando vi el lugar sonreí internamente, estábamos en una pequeña cueva.

— Ahí es, si entran, podremos defendernos relativamente bien, es bastante estrecha así que tenemos ventaja, ¿qué opinas?

—Me parece perfecto, vamos!— Entré a la cueva en busca de algún lugar que me prestase una buena posición para emboscar.

[Riko]

El pasillo de entrada a la cueva era bastante estrecho, apenas entraban los dos genin y, a medida que iban internándose la oscuridad se hacía cada vez más y más dueña del lugar hasta que, llegados a un punto eran casi incapaces de ver, solo podían intuir ligeramente lo que les rodeaba, lo que sí estaba claro era que habían abandonado el pasillo y ahora se encontraban en una especie de sala.

— Kei, no te separes de mí, ¿vale? — Susurraría el peliblanco.

Riko guiaría al pelirrojo hacia la derecha en la sala, pegados a la pared para no perderse hasta que se abriera un nuevo camino en ésta.

— Por aquí. — Diría internándose aún más en la cueva. — ¿Tienes aún el encendedor de antes?

[Keisuke]

Al ingresar pude notar que el camino era más estrecho de lo imaginado, la oscuridad se encargaría de comerse la poca iluminación que el exterior nos ofrecía, hasta tal punto que llegó a reinar en su totalidad y quedaba confiar en mi sentidos para seguir avanzando, Riko siguió guiándome por la cueva hasta una especie de sala interna.

— Kei, no te separes de mí, ¿vale? — Murmuró el peliblanco.

—Vale.— Me acerqué más y puse mi mano en su hombro para estar seguro de que no nos separasemos en aquella oscuridad. Caminamos pegados a la paredes de la derecha y luego otro pasillo se abrió ante nosotros, igual de oscuro o más...

— Por aquí. — Guió, nos internamos en ese pasaje. — ¿Tienes aún el encendedor de antes?

Busqué con mi mano libre por los bolsillos y entonces le conseguí el yesquero, eso me alivió un poco. —Tu vas adelante, te toca.— Se lo pasé y esperé a que la llama iluminase nuestro sendero.

[Riko]

—Tu vas adelante, te toca.

Riko agarró el encendedor que su compañero le ofreció, aunque tardó un poco en atinar a cogerlo. Cuando lo tuvo en su poder lo encendió y, a pesar de no ser mucho, podían ver a su alrededor. Se encontraban de nuevo den un pasillo bastante estrecho, las paredes eran de piedra rugosa y, al tocarlas podían notar como estaban húmedas.

— Genial, vamos por aquí.

Avanzaron por el lugar a paso seguro ya que, teniendo en cuenta cómo era la cueva se enterarían si otra persona entraba allí a buscarlos. en cierto punto, el pasillo se dividía en dos, de la parte izquierda podían notar como les llegaba una ligera brisa, por la derecha, y si prestaban atención, escucharían una corriente de agua lejana.

— Yo conocía hasta aquí, no se a donde lleva cada pasillo, ¿qué hacemos? ¿Por donde vamos?

[Keisuke]

Cuando se hizo la luz, pude notar que el camino era casi igual de estrecho que en el pasillo anterior, toqué las rocas por la cual avanzábamos y pude sentir en mis dedos la humedad que se había acumulado en las mismas, debía haber una fuente de agua cercana.

—¿Qué es este lugar?— Pregunté viendo hacia atrás.

Una intercepción se presentó, a la izquierda un pasillo por la cual corrían ráfagas de viento y a la derecha el murmullo de una vena de agua. — Yo conocía hasta aquí, no se a donde lleva cada pasillo, ¿qué hacemos? ¿Por donde vamos?

—Pues sí no sabes a dónde vamos a salir, no lo sé...— Dudé un segundo y miré al camino de la derecha, tenía una ventaja lógica para mi. —Por lo que vi manejas el elemento agua, yo también, así que podría sernos útil tener una fuente cerca, ¿qué dices?

[Riko]

—¿Qué es este lugar?

Riko meditó por unos segundos la respuesta, ordenando toda la información que tenía en la cabeza para no equivocarse al explicárselo a Keisuke.

— Según tengo entendido se utilizaba hace mucho tiempo para esconderse en los tiempos de guerra, al parecer tiene una salida que da a la montaña, pero si no conoces el sitio, es muy fácil perderse, por eso no debemos adentrarnos mucho tampoco.

Sí, el conocía parte de la gruta pero, como haría saber a su compañero más adelante, sólo hasta cierto punto, a partir de ahí sería algo nuevo para los dos, por lo que Riko dejaría de actuar como guía.

—Pues sí no sabes a dónde vamos a salir, no lo sé... Por lo que vi manejas el elemento agua, yo también, así que podría sernos útil tener una fuente cerca, ¿qué dices?

El Senju sonrió, parecía que Keisuke podía tomar decisiones rápidas y bien pensadas, lo cual les sería muy útil.

— Está bien, vamos por allí.

Se adentraron por el pasadizo de la derecha, avanzando con paso firme y alumbrando con el encendedor allí donde pisaban, para evitar resbalones innecesarios. Según avanzaban el sonido del agua fluyendo se hacía más intenso, cada vez más hasta que, al final del pasillo vieron algo de luz natural.

Al acercarse verían una inmensa sala con un lago en el centro al que le abastecían dos corrientes que caían desde la pared, una por cada lado.

— ¡Haaaala! Nunca había visto nada así...

La luz del lugar le daba un aspecto casi mágico y, si se fijaban bien, podrían ver varios agujeros en las paredes idénticos a por los que caía el agua que abastecía al agua pero, en este caso, secos.

[Keisuke]

"O sea que este lugar debe tener muchas historias que contar" Aseguré, imaginándome el tiempo que pudo servir de refugio a las personas, o alguna persecución increíble en aquellos momentos de guerra, quizá aquellas rocas fueron testigo de algunos asedios o algún drama...

Riko siguió mi sugerencia así que le seguí de cerca, aprovechando la poca iluminación que aquella flama nos podía otorgar. "¿Será que ese sujeto nos perseguirá en serio? No me quiero imaginar que estemos haciendo la del tonto, pero tampoco quiero imaginar que nos encuentre..."

El flujo del agua era cada vez más claro, así como la humedad, incluso algunas rocas por las que caminamos estaban un tanto resbalosas, por lo que tenía que estar atento en donde pisar. La oscuridad comenzó a ceder hasta que finalmente la luz llegó a un acuerdo con su contraparte, ni muy claro ni muy oscuro, dado que ahora en mis pupilas se reflejaba una especie de lago que se alzaba en el medio de aquella sala, el mismo era alimentado por dos chorros de agua que salían desde la pared, caminé hasta allá y noté como otros huecos más se presentaban en las rocas, pero ninguno otro traía el vital líquido consigo.

— ¡Haaaala! Nunca había visto nada así...

—Nunca esperé que fuese tan hermoso, está oculto y vale la pena verle.— Anuncié dejando a un lado lo de la cacería.

Me acerqué al borde y tomé un poco de agua con la palma de mis manos, lave mi rostro y bebí un poco, necesitaba hidratarme. —¿Cuánto tiempo se supone que debemos seguirle el juego?

[Riko]

El pelirrojo compartía con Riko el gusto por aquel lugar, tan escondido y a la vez tan merecedor de ser visitado, al final parecía que toda aquella persecución valía la pena solo por encontrar aquel maravilloso paisaje.

Keisuke se acercó al agua, agachándose en la orilla para lavarse e hidratarse un poco, llevaban un buen rato corriendo y era normal que la sed empezara a notarse, aún así el Senju prefirió quedarse como estaba, no sabía de donde venía aquel agua ni tampoco si tenía residuos, por lo que prefería esperar un poco más.

—¿Cuánto tiempo se supone que debemos seguirle el juego?

Riko dudó, no sabía exactamente el tiempo que llevaban huyendo desde que les había amenazado, aún así, sabía que por lo menos habrían consumido un cuarto del tiempo.

— Pues... No estoy seguro, pero diría que una media hora o cuarenta y cinco minutos, más o menos. — Respondió el peliblanco.

Hubo un breve silencio entre los dos genin, un silencio que les vino al pelo ya que, de fondo, empezaron a escuchar varias pisadas y voces que delataban que alguien más había entrado en la cueva, posiblemente los esbirros de Shunō.

— ¿Oyes eso? ¡Tenemos que escondernos antes de que lleguen aquí!

[Keisuke]

"Cuarenta minutos..." Suspiré y me senté ahí, quería descansar un poco. Mi estómago dio un pequeño rugido exigiendo un poco de comida, estaba seguro de que sí no hubiera comido aquel pan no tuviera tanta energía para aquel maratón que nos habíamos echado; lo único que pude hacer fue ingerir un poco más de agua, buscando engañar a mi cuerpo por un poco más de tiempo.

El silencio quiso empezar su mandato, sin embargo, la oposición venía de sendero que habíamos caminado hacia unos cuantos minutos, las primeras manifestaciones fueron murmullos y pisadas.— ¿Oyes eso? ¡Tenemos que escondernos antes de que lleguen aquí! — Un Riko alarmado confirmó lo que temí.

Me levanté rápido y apresuré al albino con la mano. —¿Crees que podamos engañarlos nuevamente con el mismo truco?— Consulté y entonces moldeé chakra, caminé sobre la superficie líquida y me acerqué adónde estaban los chorros, pero sin llegar a estar totalmente abajo de la turbulencia.

Uní mis manos en el sello del carnero, y entonces mi cuerpo se deshizo, se unió al agua y ahora era como sí yo nunca hubiera estado en ese lugar...

¤ Suiton: Mizugakure no Jutsu

[Riko]

Riko vio como, desde su posición, Keisuke le llamaba con prisa, parecía que se le había ocurrido una idea por lo que el peliblanco se acercó al lugar.

—¿Crees que podamos engañarlos nuevamente con el mismo truco?

El Senju dudó por unos segundos, no tenía muy claro a lo que se refería pero, al ver como el amenio se adentraba en el lago, se dio cuenta de lo que estaba sugiriendo.

— Podemos probar, pero lo más lejos de la orilla posible. — Esto no era más que por simple precaución, ya que parecía que los esbirros del mohicano no eran shinobis o no habrían caído en una trata tan fácil antes.

El uzunés siguió al pelirrojo adentrándose en el lago y, cuando estuvieron más o menos en el centro, realizaron el sello correspondiente y desaparecieron.

— ¡Esta vez que no escapen! — Una voz conocida resonó entonces en la sala. — Señor, aquí no están. Ahá. Ahá. Sí claro que estoy aquí y no les veo por ningún lado. — Hablaba al aire, como manteniendo una conversación con alguien en su cabeza. — ¡Revisadlo todo chicos!

Los secuaces se dirpersaron por la sala, mirando detrás de cada roca, en cada recoveco, incluso subieron a los huecos de las paredes para confirmar que no estaban allí.

— No están en ningún lado, señor. De acuerdo. ¡Chicos, nos vamos!

Y a la orden del que parecía ser el jefe, todos se fueron del lugar a la carrera, para seguir buscando a los dos shinobi.

[Keisuke]

No hubo tiempo para dudar, no teníamos otro plan y lo mejor que pudimos hacer fue escondernos.

A los pocos segundos una voz que lograba reconocer inundó la sala, exigía a sus colegas que no nos dejaran escapar, tomó varios minutos en los cuales ellos se encargaron de levantar hasta la última piedra para asegurarse que no nos encontrábamos allí. Luego de una exhaustiva evaluación llegaron a la conclusión que ahí no se encontraba nadie, y se marcharon.

Los pasos que se alejaban se encargarían de confirmar que se retiraban, no obstante, no me fiaba de ellos me quedé oculto y esperé un poco más. Dejaría que pasaran un par de minutos y cuando me sintiera con un poco más de confianza asomaría mi cabeza por encima de la superficie del agua, lo haría justo por dónde desembocaba el chorro de agua, camuflajeandola con la misma, obtener una rápida reacción sí debía ocultarla era mi objetivo; solo quise tomar mis previsiones y asegurarme de que los evitamos totalmente.

[Riko]

El peligro parecía haber pasado y Keisuke asomó su cabeza, cubierta por el chorro de agua que abastecía el lago con un flujo constante de agua y Riko hizo lo mismo.

— Parece... Parece que se han ido. — El Senju se concentraba tratando de escuchar cualquier tipo de ruido, pero no parecía haber nadie más en el lugar. — Yo creo que ya podemos salir.

Y al decirlo empezó a emerger del lago hasta quedar de pie sobre el mismo, mirando a todas partes y estirando un poco la espalda.

— Siempre que uso esta técnica se me agarrota un poco la espalda, yo no sé. — Diría mientras completaba sus estiramientos. — ¿Qué crees que deberíamos hacer ahora? ¿Nos quedamos aquí o nos movemos?

La idea de quedarse allí no era descabellada, al fin y al cabo, ya lo habían registrado y al no encontrar nada no deberían volver allí, pero quizás hubieran dejado a alguien haciendo guardia o algo por el estilo, por lo que Riko aceptaría cualquier idea que su compañero pudiera aportar.

[Keisuke]

Cuando mi cabeza salió de entre las aguas, logré asegurarme de que no estaba nadie, no era una trampa ni demás, aquello me alivió, no quería seguir escondiéndome ni escapando, y sobre todo no quería ser la presa de una cacería...

—Sí, eso parece.— Confirmé mientras todo mi cuerpo volvió a su normalidad, ahora estaba de pie sobre el lago.

—¿Sí?— Miré al albino con curiosidad por su declaración sobre su dolor lumbar posterior a la técnica. —A mi nunca me ha pasado nada similar... No puedo imaginarme a que pueda deberse...

Y ahora venía la siguiente interrogante... ¿Qué hacer? ¿Partir o permanecer? Pensé por un par de segundos.... —Yo voto por quedarnos un poco más de tiempo, sí avanzamos muy rápido quizá podamos toparnos con ellos, no sabemos cuánta gente nos está buscando.— Respondí esperando la opinión de Riko.

Mientras tanto, caminé directo al suelo rocoso en dónde me sentaría para descansar un poco más.