Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#91
Cuando Kaido mencionó el camino rápido y el lago, Daruu tragó saliva y sintió que se mareaba. Si el Yeti decidía lanzar a alguno de los dos al vacío, de seguro que acababan muertos.

—De todas formas, no me sorprende. Un ser como él no habría sobrevivido tanto tiempo si no se tratase de un tipo resolutivo. Seguramente habrá sido un muy buen samurái antes de que ese carámbano le jodiera la puta vida. ¿Recordará algo de su pasado, acaso?

—¿Tú crees...?

En ese momento, una enorme deflagración salió de unos diez metros al oeste, en otro cubículo en ruinas. Las llamas sacudieron el aire como una bailarina mortal.

—Esto... ¿el horno? —adivinó Daruu.



· · ·



Resultó ser que la pizza de oso de Hibagon no sólo estaba buena, sino que era de lo mejor que había probado Daruu en cuestión de ingredientes. Llevaba tomate y carne, faltaba el queso, pero era sorprendente como Hibagon había conseguido lograr una pizza que, aunque, amorfa, cumplía todas las necesidades de una cena como Dios manda.

—¿QUÉ OPINAR? —dijo Hibagon al ver la cara de Daruu después de dar el primer bocado, hinchando el pecho con orgullo y cruzándose de brazos.

—Hibagon, esto está buenísimo —aseguró Daruu—. Otro día tenemos que probarlo añadiéndole queso. Aportando mi granito de arena.

—VALE. TÚ APORTAR COSAS. PERO NO ARENA. QUÉ ASCO DAR. —Hibagon le sacó la lengua.

Daruu no pudo evitar estallar en una carcajada ante la literalidad demostradísima de Hibagon.

—¿QUÉ?

—Nada, nada.

—¿TÚ REÍR? PAM PAM EN EL COCO E.

—¡No, no Hibagon, no por favor! ¡Era broma! —Daruu se cruzó de brazos cuando la bestia se levantó de golpe y recortó la distancia que les separaba de dos grandes zancadas.

—JA, JA. SER BROMA. SEÑOR PELOPINCHO AMIGO.

Daruu suspiró, con el corazón latiéndole a mil por hora. Entonces...

—Esperad, ¿oís eso?

Lejos, el rumor de unos alaridos retumbaba entre las montañas. Como si mucha gente se hubiera reunido para discutir y enfadarse. Daruu activó su Byakugan y registró el horizonte...

—¡Oh, no! ¡Hibagon, vienen a por ti! Mierda, pero si no se iban a reunir todavía... Ay, ay, ¿QUÉ HACEMOS?

—PAM PAM. —Hibagon se dio la vuelta y se plantó frente a ellos, en la dirección en la que venían las voces—. YO PROTEGER AMIGOS.

—¡No, Hibagon! N... no podemos hacer pam pam a esta gente.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
#92
Daruu podía tener razón respecto a la pizza.

Era impresionante lo que podía lograr una rebanada tan sabrosa como aquella, de hacer que dos críos congelados que recientemente habían arrebatado la vida de un par de hombres, olvidaran todo para sólo disfrutar de aquella delicia que según los cánones debía tener forma triangular, pero que a Hibagon le importaba un bledo. La suya, amorfa; sabía igual de buena. Y eso que no tenía queso, o anchoas.

—¿QUÉ OPINAR?

—Hibagon, esto está buenísimo —aseguró Daruu—. Otro día tenemos que probarlo añadiéndole queso. Aportando mi granito de arena.


—O anchoa, pero sois unas nenazas.

Lo que vino después fue un intercambio circunstancial que terminó por definir la relación de amistad entre Daruu, Kaido y Hibagon. Quienes entre risas genuinas y una elocuencia que sólo podía salir al natural, en el interior de una fría cueva gélida, bromeaban entre sí y se atrevían a pasar ese buen rato que tanto les hacía en falta a los tres. Un momento que por sutil que fuera, y cursi también, iba a quedar guardado en un buen rincón del pequeñísimo corazón de Kaido.

No obstante, el pueblo de Yukio parecía haberse empecinado en arruinar aquella velada. Al final de la caverna las voces se arremolinaron una sobre la otra, anunciando la presencia de unos cuantos. Daruu terminó comprobando la horda con su visión mejorada, y Hibagon, plantándose frente a la dirección de la muchedumbre, juró proteger a sus amigos con su arma más potente: los pam pam en el coco.

—Hibagon-san, tienes que esconderte, rápido. Si le damos pam pam a esta gente, los tres estaremos en graves problemas, y si te ven, también —sugirió, en un gatillazo súbito de ideas—. Daruu: ¿y si decimos que estábamos en una misión, y que hemos descubierto a los farsantes? quizás ... Yui-sama no llegue a enterarse si apaciguamos a la gente. ¡Joder, no sé! ¿echamos a correr, o ...?

No había nada después de ese o. No tenían muchas opciones, esa era la realidad.
Responder
#93
Hibagon, inamovible, sólo tensó los músculos de los brazos, ignorando completamente a Daruu y a Kaido.

—HIBAGON PROTEGER AMIGOS —repitió.

—¡P... pero Hibagon! Nosotros hemos venido precisamente para protegerte a ti. ¡Tú también eres nuestro amigo! ¿Entiendes? Nunca te has metido en problemas. No es hora de que empieces a hacerlo, Hibagon. ¡Queremos protegerte! ¡Tenemos que irnos!

El enorme monstruo blanco y peludo giró su cara de orangután y les observó por encima del hombro con los ojos entrecerrados. Entonces, suspiró, cerró los párpados, y pesadamente, se dio la vuelta...

...y los cogió como si fueran dos sacos de la harina que usaba para hacer las pizzas.

—HIBAGON HACER CASO. BIEN. HUIR JUNTOS. CONFIAR EN SEÑORES. VAMOS.

Aunque fuese una situación de lo más humillante, Daruu suspiró de alivio y se dejó llevar. Al fin y al cabo, las largas y curtidas piernas de Hibagon serían más rápidas que las de ellos dos. Para cuando la turba furiosa llegase al claro, sólo quedarían los restos de una extraña pizza de oso.

Hibagon se detuvo después de que atravesaran una arboleda frondosa. Sus pies se deslizaron por la nieve y frenaron justo a tiempo para que el trío no cayera por una ladera inclinada llena de piedras.

—¡Mierda, y ahora qué! —dijo Daruu—. ¡Estamos atrapados!

—NO. ESTO SER LO QUE HIBAGON BUSCAR.

—¿Qué...?

—ESTO SER CAMINO RÁPIDO.

El Yeti saltó, y a Daruu ni siquiera le dio tiempo a protestar. Como si estuviera encima de una tabla de esquí, el monstruo empezó a deslizarse por la nieve de la ladera con una destreza magistral, cayendo en picado y esquivando las rocas.

—¡UUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
#94
Hibagon, con la renuencia que le caracterizaba, plantó cara al inminente peligro sin trastabilar, indudablemente dispuesto a martillar a golpes a todo aquel que quisiera hacerle daño a él o a sus amigos. Pero aquella pequeña pizca de razonamiento que aún imperaba en su ser le permitió optar finalmente por huir, pero no lo haría él sólo. Ni tampoco al paso de un humano.

Los ninja se convirtieron de pronto en un par de muñecos de trapo entre las palmas de aquel monstruo, que les levantó con apenas esfuerzo.

«joder, aquí vamos otra vez...» —pensó. No era la primera vez que pasaba y tampoco sería la última. Por esa razón, Kaido puso su mejor cara y se acomodó como mejor podía. Si iba a ser zarandeado a través de una cueva gélida mientras huía de una horda enojada, al menos lo haría con estilo.

Hasta que...

—¡Mierda, y ahora qué! —dijo Daruu—. ¡Estamos atrapados!

—NO. ESTO SER LO QUE HIBAGON BUSCAR.

—¿Qué...?

—ESTO SER CAMINO RÁPIDO.


Kaido giró la cabeza, sonriente. Miró a Daruu con la felicidad de un crío. Ahora Daruu conocería finalmente qué era realmente transitar un camino rápido.

Bastó un simple salto para que Hibagon se embarcase en un descenso a través de las laderas de la empinada montaña, con una destreza envidiable, además de un equilibrio prodigioso. El viento les azotaba inclemente y de cuándo en cuándo se dejaba inflar los cachetes, porque le parecía gracioso, a la par de que mostraba su euforia ante aquel viaje cargado de adrenalina. Se la estaba pasando bomba.

—¡WOOOOOOOOOOOOOHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Responder
#95
Para Daruu la experiencia era muy diferente. Él intentaba mantener los ojos cerrados, no porque le molestase el viento que les daba en la cara, y la nieve que salpicaba contra los pies de Hibagon, no. Sino porque si los abría tendría que soportar pensar que se iba a abrir la cabeza contra todos y cada uno de los árboles que Hibagon sorteaba. A Daruu también se le hinchaban los cachetes, pero él no tenía la boca abierta. La tenía cerrada, y su tono de piel, que estaba adquiriendo un nada saludable color azul, indicaba que lo hacía porque si no les vomitaría encima.

Finalmente, llegó un punto en el que Hibagon ahogó un grito. Daruu abrió los ojos entonces, porque si Hibagon ahogaba un grito...

—PROBLEMA DELANTE.

—¿¡El qué!? No veo...

Lo vio entonces.

—PROBLEMA SER RAMPA.

Se dirigían directamente a una rampa en medio de la ladera de la montaña, un saliente que ascendía y acababa en un corte mortal. Hibagon trató de girar plantando los pies en lateral, pero resbaló y acabó cayendo de espaldas. Con esto, también los soltó. Daruu y Kaido cayeron encima del Yeti, que ahora se había convertido en una especie de tabla de esquí literal. Con mucho pelo.

Hibagon, Kaido y Daruu hicieron una acrobacia magnífica en la rampa, surcando el cielo.



· · ·



Daruu se levantó, dolorido. Kaido estaba varios metros allá, igual de magullado. Se sacudió la nieve y buscó a Hibagon. El Yeti estaba a diez metros de ellos. Tenía una herida en un costado, pero no parecía grave. Reía como un niño pequeño.

—¿¡Hibagon, estás bien!?

—¡NO HABER ESTADO MEJOR NUNCA, NUNCA! ¡DIVERTIDO! ¿PODER REPETIR?

—¡No, absolutamente no! ¡Casi nos matamos! —exclamó Daruu. Se acercó a Kaido—. Eh, amigo, ¿puedes ponerte en pie?
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
#96
Y justo cuando el viaje se estaba poniendo bueno ...

—PROBLEMA DELANTE.

—¿¡El qué!? No veo...

Lo vio entonces.

—PROBLEMA SER RAMPA.


Acabó por ponerse muchísimo mejor.

Lo que vino después fue una serie de eventos desafortunados que convirtieron a Hibagon en una tabla de esquiar, que peluda y rechoncha, amortiguaba el peso de Daruu y Kaido. Al menos hasta que los tres surcaron aquella pendiente y volaron cual gaviotas por los aires.

¡YO SÉ QUE PUEDO VOLAR, OU OUOUOOOOOOOOOO!


. . .

—Eh, amigo, ¿puedes ponerte en pie?

Kaido también reía a carcajada como Hibagon, mientras hacía un pezngelito en la nieve.

—Ains, sí que puedo, sí —exclamó, mientras se limpiaba una lagrimilla a medio congelar. Luego levantó el torso y se quejó, adolorido, aunque logró recomponerse con la ayuda de Daruu—. joder, eso ha estado de puta madre. Hay que repetirlo, Hibagon, por favor.
Responder
#97
Daruu tomó la mano de Kaido y le ayudó a levantarse, aunque si por él fuera la habría soltado en el mismo instante en el que el tiburón le dio la razón al Yeti.

—¡Casi nos matamos! ¡No, no vamos a repetir nada! —exclamó, indignado, y echó a caminar a través del bosque—. ¡Nos vamos, a más lejos mejor!

Esperaba que ambos le siguieran. Los retumbantes pasos de Hibagon así lo anunciaron, al menos.

—SEÑOR PELOPINCHO. PERO AHORA... ¿AHORA QUÉ HACER YO? NO QUERER VOLVER TAN PRONTO A SENDA DEL CARÁMBANO.

Daruu suspiró. Se dio la vuelta.

—Lo siento, Hibagon. Pero nosotros somos ninjas. Tenemos un trabajo. ¿Entiendes? Trabajo. ¡Y tenemos familia y amigos en la aldea! No podemos estar contigo mucho más tiempo. Ellos también nos echarán de menos.

—PERO HIBAGON ESTAR SOLO. —El Yeti, abatido, dejó caer los brazos hacia adelante.

A Daruu aquél gesto terminó de partirle el corazón. Apretó los dientes y cerró los ojos.

—Pues... pues... No, Hibagon, no estás sólo —repuso—. ¡Nos tienes a nosotros! Iremos a verte. Iremos a verte de vez en cuando.

Hibagon levantó la mirada y la alternó unos segundos de Daruu a Kaido. Finalmente, terminó por extender su enorme brazo hacia adelante.

—PROMETER. PROMETER IR A VER. SI NO VENIR A VER, YO BUSCAR Y DAR PAM PAM EN EL COCO.

Daruu rio, y chocó su puño gustoso con el del ser abominable.

—Prometido. O pam pam en el coco.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
#98
—¡Casi nos matamos! ¡No, no vamos a repetir nada! —exclamó Daruu, abnegado, y apenas tendiendo la mano al tiburón—. ¡Nos vamos, a más lejos mejor!

—Aguafiestas —respondió Kaido, mientras se limpiaba la nieve de culo.

—SEÑOR PELOPINCHO. PERO AHORA... ¿AHORA QUÉ HACER YO? NO QUERER VOLVER TAN PRONTO A SENDA DEL CARÁMBANO.

—Lo siento, Hibagon. Pero nosotros somos ninjas. Tenemos un trabajo. ¿Entiendes? Trabajo. ¡Y tenemos familia y amigos en la aldea! No podemos estar contigo mucho más tiempo. Ellos también nos echarán de menos.

—PERO HIBAGON ESTAR SOLO.
—El Yeti, abatido, dejó caer los brazos hacia adelante.

Kaido, también achicopalado, tragó saliva, como respuesta a un tremendo nudo que parecía querer arremolinarse en su garganta. Intercaló la mirada entre Hibagon y Daruu, quien haría honor a su fortaleza y actuaría como la voz de la razón. El único destino posible para el abominable Yeti era, desde luego, el Valle de los Dojos. La bestia no rechistó, sin embargo.

Por el contrario, Hibagon alzó, orgulloso, su inmenso puño de yunque. Gesticulando aquella señal arcaica que hacía honor a las amistades más duraderas. A los vínculos más inquebrantables. De aquellos que sólo nacen y se forjan entre gente de buen corazón.

El puño de Daruu y Hibagon se chocaron. Para entonces, Kaido estaba a punto de largar lágrima como un crío de cinco años, aunque se resistió. Sin embargo, tenía los ojos aguados y pareció querer estrujárselos constantemente para ocultar su reacción ante un momento tan emotivo como aquel. El ceño le yacía fruncido hasta más no poder, como si aquel detalle ayudara un poco.

Ca-cabrones, que me cayó una astilla en el ojo —dijo, mientras se acercaba a ellos. Alzó también su puño y lo chocó con el de ellos, sellando aquel vínculo—. Prometido, Hibagon.

Repitió, secundando a la voluntad del hyuuga.
Responder
#99
Tras la emotiva muestra de afecto en forma de promesa, los muchachos —y el Abominable— caminaron buscando un lugar más despejado de árboles durante un rato, todos un poco más tristes; el que más, por supuesto, Hibagon. Aunque Kaido y Daruu también lo estaban, no será difícil entender que la presencia de Hibagon era mucho mejor dosificada en pequeñas gotas. Si uno trataba de beberse un vaso entero de pam pams y de caminos rápidos, explotaba. En algunos imaginarios que se me ocurren, literalmente.

El bosque se abrió al llano típico del País de la Tormenta, y comenzó a caer una ligera llovizna. A la izquierda quedaban las Montañas del País de la Tierra, y al frente, la senda de regreso a Ame. Ambos bandos del grupo supieron al instante hacia dónde tendrían que partir cuando se separasen.

—BUENO, SER DIVERTIDO.

—Y peligroso —insistió Daruu.

—PERO DIVERTIDO AL FIN Y AL CAZO.

Daruu rio.

—¿Al fin y al cabo?

—AL FIN Y AL CABO.

El Yeti avanzó un poco en dirección a las montañas y les dirigió una última mirada girando el torso.

—VENIR. O PAM PAM E.

Daruu asintió.

—O pam pam pam.

Hibagon negó con la cabeza.

—SI YO HACER PAM PAM PAM, PROBABLEMENTE TU MORIR. —Las palabras de Hibagon podían interpretarse de muchas maneras, y es cierto que Daruu sintió un escalofrío, pero en verdad ya debéis conocer suficiente a este gran y peludo amigo como para saber que lo que decía no era más que una terrible y sincera verdad sin filtros.

»BUENO. ADIÓS, SEÑOR PELOPINCHO. ADIÓS, SEÑOR AZUL.

—Adiós, Hibagon. Viaja seguro hasta los Dojos, por favor —dijo Daruu, un poco apenado en realidad. Se despidió de él con la mano mientras se alejaba.

Suspiró, cuando Hibagon no era más que un punto blanco a lo lejos.

—Bueno, pues ya está —dijo—. ¿Crisis resuelta?
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
Así pues, el trío dinámico avanzó por la arboleda hasta dejar atrás la montaña, y así también, Yukio.

Fue un viaje taciturno, apaciguado por la inminente despedida que se acercaba con cada paso retumbante de esos que emitía el pesado cuerpo de Hibagon. La aparición de la lluvia sagrada fue sólo el principio que anunciaba el final de aquella crónica de aventuras, hasta llegado el punto en el que la planicie se bifurcaba en dos caminos. Uno con dirección a la aldea de los chicos y otra hacia el este, rumbo que tendría que tomar Hibagon, sólo.

—BUENO, SER DIVERTIDO.

—Y peligroso

—PERO DIVERTIDO AL FIN Y AL CAZO.

—¿Al fin y al cabo?

—AL FIN Y AL CABO
—repitió él, correctamente—. VENIR. O PAM PAM E.

—O pam pam pam.

—SI YO HACER PAM PAM PAM, PROBABLEMENTE TU MORIR.
—admitió el Yeti, con la sinceridad de un bebé—. BUENO. ADIÓS, SEÑOR PELOPINCHO. ADIÓS, SEÑOR AZUL.

—Hasta pronto, compañero.

Al cabo del tiempo, el Abominable ser terminó convirtiéndose en apenas una sombra que se perdía blanquecina en el horizonte. Daruu le increpó, luego.

—No sé tú si resuelta, pero al menos no encontrarán a ningún pie grande real al que atizarle los robos —dijo—. sólo queda esperar que el cabrón sepa llegar hasta los Dojos tal y como ha venido hasta aquí, sin que le descubran.

Pero aquello no lo sabrían nunca con certeza. No al menos hasta que Daruu y Kaido volvieran a juntarse, para cumplir con aquella promesa pactada con sus puños. El de volver algún día y visitar, tal y como él lo había hecho, a Hibagon.

—¿Volvemos a Amegakure, entonces? —indagó, finalmente.
Responder
Daruu asintió, con una sonrisa triste, y dio un par de pasos hacia adelante.

—Sí, supongo que sí. —Juntó las manos en sendas series de sellos, y escupió sendos pájaros de caramelo que volverían a servirles de montura. Daruu echó una mirada al cielo y observó las nubes, que parecían calladas y pacíficas—. Parece que no tendremos los mismos problemas que con el aterrizaje.

De un salto, Daruu se subió a su pájaro.

—Bueno, ¿vienes?
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
—Voy, sí —dijo, mientras se subía al pájaro, no sin antes echar un último vistazo a su retaguardia para cerrar la despedida—. por cierto, vas a tener que enseñarme esta jodida técnica. ¿Es suiton, no? —adivinó, porque bueno, lo parecía. Aunque el material era mucho más viscoso y tangente que el agua común, por lo que tenía que ser una especie de mezcla con algún ninjutsu raro de su madre—. es estúpidamente útil.

Se sostuvo fuertemente al animal, por si Daruu se ofendía y le ordenaba coger vuelo en un aleteo ultrasónico.
Responder
Kaido se subió a su pájaro, y nada más el pez se sentó en el lomo, Daruu hizo que las aves se elevaran, aleteando pesadamente. Poco a poco, los muchachos se perdieron en el cielo y dejaron el bosque de pinos atrás. A lo lejos podía verse la silueta de Yukio, cada vez más pequeña. «Afortunadamente», pensó Daruu.

—Por cierto, vas a tener que enseñarme esta jodida técnica. ¿Es Suiton, no? Es estúpidamente útil —dijo Kaido.

—Eso no va a suceder, compañero —rio Daruu—. Es Suiton, sí, pero es una técnica familiar. De la familia de mi madre. Es caramelo. Piensa en un Mizuame Nabara especial, por así decirlo, pero más compacto.

Las aves se alejaron hacia el horizonte. Los shinobi de Amegakure volvían a su villa. Daruu se preguntó si conseguiría mantener los pájaros de caramelo hasta llegar al hogar sin hacer ni una sola parada. No en vano estaba bastante cansado.


· · ·



Lo consiguió.

Daruu aterrizó los pájaros suavemente al borde del puente de la Villa Oculta de la Lluvia. Las aves tocaron tierra, y el muchacho bajó de la suya. Sintió que se mareaba y tuvo que sujetarse en el caramelo para no caerse al suelo.

—Por fin. Estoy deseando tirarme en la cama y no hacer nada hasta el próximo Hikariyobi —bromeó.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
El desalmado de Daruu se negó a la posibilidad de enseñar a kaido su técnica insigne. El no rechisto, sin embargo, pues sabía que para aquellos ninja que trasladaban ese tipo de técnicas entre familia siempre era reacio a compartirlo fuera de su entorno familiar.

El gyojin bufo, aunque no dijo nada. Se sostuvo a su pájaro y mantuvo un silencio hiriente durante todo el viaje de regreso hasta la villa.

***

—Al fin, joder. Se me hizo mas largo que el viaje de ida —comentó, a medida de que avanzaba por el mítico puente—. Lo decías en serio, no? Lo de ir a verle

Esperaba que no fuera pronto, pero también esperaba que fuera un si.
Responder
Daruu avanzó un par de pasos cuando Kaido le detuvo con una nueva pregunta.

—Lo decías en serio, ¿no? Lo de ir a verle.

El muchacho suspiró.

—Hibagon es como un niño peligroso de tres metros de altura —argumentó—. Pero como un niño al fin y al cabo. Y el pobre nos considera sus amigos. Pese a que es un bruto, se cuida mucho de no hacernos daño, así que, ¿por qué no? Al final me he encariñado del pobre bicho.

Los chicos cruzaron el puente y notificaron su regreso a los guardias de la entrada. Daruu y Kaido avanzaron hasta entrar de lleno en la urbe de tuberías y luces de neón. Daruu dejó escapar un suspiro nostálgico y abrió los brazos.

—Ah, por fin en casa de nuevo, joder —dijo—. Esto sí es vida.

»Oye, amigo, ¿qué te parece si nos tomamos unas hidromieles esta noche, como celebración? Eso sí, ahora me voy a DORMIR.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.