Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Juro y Daigo hicieron un esfuerzo conjunto, hasta que al final, el peso que retenía al cazador cedió, y este quedó libre.
« ¡Lo logramos »
Sin embargo, también fue perder tiempo. Y en ese tiempo, los pandas parecieron volverse mucho más agresivos. El macho, con una fuerza casi sobrenatural, agarró a la panda hembra y la arrojó volando por los aires, en dirección a la aldea. El estallido que provocó confirmó que un tejado había cedido.
— No tengo ni la más mínima idea de donde cojones ha salido ese otro panda. ¿Es que esto no va acabar nunca? Y ahora son dos, joder.
— ¡Tenemos que darnos prisa, Daigo! ¡Podría haber heridos! — exclamó Juro, nervioso. Tenían un panda ahí y otro ya en la aldea. No podían perder el tiempo. Juro entrelazó sus manos en una cadena de sellos y tomó aire — ¡Fūton: Shinkūgyoku!
Un chorro de balas compromidas salió entonces de su pecho hinchado, en dirección al panda macho. Si ya era malo tener a uno dentro de la aldea, sería mucho peor que el otro también entrase y sembrase el pánico. Con suerte, podría tumbarlo. Si no, al menos le dejaría débil.
El chico le desparó abocajarro, un total de ocho proyectiles, a distintas partes de su cuerpo: cuatro al pecho, dos a las piernas, y otros dos a sus costados, para evitar que escapase.
— ¡Hay que retener al otro! — exclamó, con un jadeo. Luego se puso en guardia. No supo si había logrado noquear al oso o no.
Estado de Juro
PV:
160/180
– CK:
99/170
– -
40
–
Inventario:
¤ Hitai-ate [Atada al cuello]
¤ Portaobjetos básico [5/10]
Picadura de mosquito
Mordisco de serpiente
Veneno común
Makimono
Makimono
¤ Marioneta Básica [Atada en la cintura]
Cuchillas Acoplables X 2 [2/2 ranuras acoplables para cuchilla]
Bola de Fuego Marionetista [3/3 espacios lanzadores palma de la mano]
Bola de Humo Marionetista [1/1 lanzador en la boca]
Escudo Retráctil [20/20 PV] [espacio único pecho]
¤ Fūton: Shinkūgyoku ¤ Elemento Viento: Esfera de Vacío - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Fūton 45 - Gastos: 5 CK/proyectil (máximo 10) - Daños: 9 PV/proyectil - Efectos adicionales: - - Sellos: Rata → Liebre → Perro - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El ataque puede abarcar todo lo ancho que fuera necesario, hasta un máximo de 5 metros, y las balas recorren 8 metros antes de perecer.
El usuario toma el aire y exhala una gran cantidad de pequeñas balas de viento repartidas en un rango determinado, que puede ser pequeño o lo suficientemente extenso como para hacer que sea difícil evadir todos los disparos sin sufrir ningún daño. Dadas las propiedades de esta técnica, las balas son capaces de causar daños perforantes en la carne del oponente.
Daños causados: 72 PV (9PV por 8 proyectiles) a oso macho.
Un sentimiento de alivio y felicidad invadió el cuerpo del peliverde cuando las piernas de Jin empezaron a liberarse, pero no durante mucho tiempo, pues en ese momento Daigo pudo ver a la panda recién llegada volar por los aires antes de caer sobre una de las casa.
—¡Tenemos que darnos prisa, Daigo! ¡Podría haber heridos! —exclamó su compañero antes de realizar una cadena de sellos—, ¡Fūton: Shinkūgyoku!
Juro disparó un total de 8 balas de aire al animal dispersadas por todo su cuerpo, aunque a Daigo no le daba la impresión de que aquello fuera suficiente para dejarlo fuera de combate, esperaba que el daño acumulado fuera suficiente para realentizarlo.
—¡Hay que retener al otro!
—¡Yo me encargo!
Apretó los puños con fuerza y confió en que Juro podría encargarse de su parte. Alguien tenía que encargarse de proteger a los civiles, así que corrió lo más rápido que pudo en dirección a la aldea.
"¡No puedo evacuar a los heridos, tengo que acabar con ella antes de que acabe con los civiles!"
Cuando se vio lo suficientemente cerca, el peliverde saltó directamente hacia el panda.
—¡Fūton: Soyokaze no Jutsu! —Exclamó mientras formaba el sello del carnero para escupir un chorro de aire en el último momento que lo elevaría unos dos metros y, con suerte, lo ayudaría a esquivar una posible ofensiva por parte del panda.
Intentó aferrarse al pelaje del animal para no pasar de largo y aterrizar encima suyo, cerca de su cabeza.
Sosteniéndose con la zurda, golpeó dos veces con su diestra a la nuca del animal.
"Cae, ¡cae de una vez!" Con los nervios y la adrenalina a flor de piel, Daigo solo esperaba que aquello fuera suficiente.
Entonces, entrelazó sus manos en una corta serie de sellos.
—Fūton: Renkūdan
Una bala de aire comprimido saldría disparada desde la boca del peliverde hasta la nuca del animal, buscando con ello causarle un daño mayor en el mismo punto.
Vida
90/150
–
0
–
Chakra
54/120
–
-48
–
Inventario:
Hitai-ate (Frente)
¤ Fūton: Soyokaze no Jutsu ¤ Elemento Viento: Técnica de la Brisa Ligera - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos: Fūton 20 - Gastos: 12 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Desvía el rumbo en medio del aire - Sellos: Carnero (una mano) - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
Desvía al usuario 3 metros de su rumbo en mitad de un salto o una caída, en línea recta.
(Fūton 80) El usuario puede desplazarse parabólicamente.
Escupiendo un fino pero concentrado chorro de aire desde su boca, el usuario es capaz de cambiar la dirección de caída o aterrizaje de un salto en medio del aire a alta velocidad durante distancias cortas. Esto le permite amortiguar caídas o incluso esquivar ataques en pleno vuelo. Esta técnica puede utilizarse sobre el suelo para disipar bombas de humo o nubes de polvo.
¤ Fūton: Renkūdan ¤ Elemento Viento: Bala de Aire Perforador - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Fūton 30 - Gastos: 36 CK - Daños: 60 PV - Efectos adicionales:(Fūton 80) El proyectil puede lanzarse de forma parabólica. - Sellos: Carnero → Liebre → Carnero - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: La esfera mide 80cm de diámetro, y recorrerá 15 metros antes de desestabilizarse y estallar
Para lanzar esta técnica, el usuario respirará primero profundamente, tras lo que incrementará de forma intensa la presión del aire que respiró dentro de su estómago. A continuación, lo lanza de forma súbita en forma de esfera de aire comprimido y visible a través de la boca. Gracias al chakra mezclado con el aire comprimido, la esfera explota al alcanzar a su objetivo, además de desviar cualquier tipo de arma que le es lanzada. Es posible disparar varias seguidas, aunque el gasto de chakra puede agotar al ejecutor.
-Dos puñetazos de tipo cross (9+3 Fuerza +3 Destreza)= 15PV
- Renkūdan = 60PV
- Total = 90PV
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Juro dedicó un breve pensamiento a su estrategia y entonces se decidió por lanzarle varias balas de aire comprimido del tamaño y la potencia de una castaña a un panda de tres metros de altura. Además, las mandó a lugares dispersos de su anatomía, haciendo más improbable que acertaran. Unas pocas acertaron de lleno, otras pasaron rezando provocando heridas superficiales, pero la mitad solo se llevaron un poco de pelaje y nada más.
Aún así, las que golpearon de lleno no parecían haber hecho nada más que llamar la atención del animal, que se giró hacia Juro y Jin enfurecido. Saltó hacia ellos desde su posición, buscando aplastarles bajo sus enormes patas. Juro tendría tiempo de sobra para apartarse, pero Jin estaba congelado por el inminente ataque del enorme panda desconocido.
Daigo, de nuevo en su vorágine de autodestrucción, se encaramó al cuello de la panda y tras darle un par de golpes para avisar al animal de su posición, decidió hacer una técnica que explotaría al contactar con la piel de la osa. Recibiendo el golpe de la técnica él mismo y salió volando por los aires como una marioneta a la que le han cortado los hilos en pleno movimiento.
Por suerte, la panda también cayó, y haciendo uso de toda la suerte que le quedaba aquel día, Daigo cayó encima de un tejado cercano, sin romperlo.
9/06/2018, 18:23 (Última modificación: 9/06/2018, 18:24 por Eikyuu Juro.)
Las balas impactaron en su mayoría, pero no logró lo que realmente buscaba: el oso no cayó herido ni mucho menos. De hecho, casi ni las notó.
« Los golpes contundentes son más eficaces » — pensó, pero poco tiempo le quedaba para reflexionar más.
El oso se irguió sobre sus patas y se preparó para saltar sobre ellos. Juro pudo ver perfectamente la trayectoria del salto, y podría haber escapado en ese mismo momento, pero se dio cuenta de que Jin se había quedado completamente paralizado. Si lo dejaba ahí, el oso lo aplastaría.
Si le empujaba, el oso lo aplastaría a él, y entonces no harían nada. Pero no podía dejar morir al cazador.
— ¡Mierda! — Juro dio una palmada, consciente de que no tenía tiempo.
Justo mientras el oso iba a caer sobre ellos, Juro le mostró sus palmas, generando una potente corriente de viento, similar a la que Daigo había utilizado tiempo antes con un oso pequeño. El problema era que el uso era mucho más grande esta vez. No pretendía un efecto similar, sino evitar que ambos muriesen por el peso de la criatura. Al menos, podría evitar eso.
Era su poder contra el peso del monstruo.
— ¡Fūton: Reppūshō!
Estado de Juro
PV:
160/180
– CK:
69/170
– -
30
–
Inventario:
¤ Hitai-ate [Atada al cuello]
¤ Portaobjetos básico [5/10]
Picadura de mosquito
Mordisco de serpiente
Veneno común
Makimono
Makimono
¤ Marioneta Básica [Atada en la cintura]
Cuchillas Acoplables X 2 [2/2 ranuras acoplables para cuchilla]
Bola de Fuego Marionetista [3/3 espacios lanzadores palma de la mano]
Bola de Humo Marionetista [1/1 lanzador en la boca]
Escudo Retráctil [20/20 PV] [espacio único pecho]
[b]¤ Fūton: Reppūshō ¤ Elemento Viento: Palma del Vendaval - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos: Fūton 25 - Gastos: 30 CK - Daños: 50 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: Palmada - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El vendaval abarca 1'5 metros de ancho y avanza un metro antes de disiparse
Una técnica simple pero eficaz en la que el usuario da una palmada y comprime chakra de viento a su alrededor, creando un poderoso vendaval que lanza a su oponente casi instantáneamente enseñándole las palmas de las manos. Esta técnica puede utilizarse cuerpo a cuerpo para dañar un oponente a cortas distancias, pero junto con el vendaval el usuario puede, además, lanzar hasta tres armas arrojadizas de cualquier tipo, que viajarán a tres veces su velocidad normal durante 10 metros.
La técnica de Daigo golpeó con fuerza en el cuerpo del animal con la potencia suficiente para dañar tanto a la osa como al shinobi, que salió despedido hasta caer encima de una de las casas.
«Todavía puedo seguir...»
Pensó, pero era inútil. Incluso aunque se levantara las fuerzas le flaqueaban. Era imposible que aguantara en una pelea.
«Tengo que ponerme ¡Vamos! Juro-san, Jin-sensei... ¡todos confían en mí!, tengo que poner a salvo a lo civiles...»
Una vez más el peliverde se esforzó en ponerse de pie, tambaleante, y miró al lugar de donde había venido para encontrarse con que la panda también había caído.
«¿¡Lo logré!?» Pensó, lleno de emoción.
No, si la panda había caído seguro que no tardaría en levantarse como él. Tenía que darse prisa.
Con una mano sostuvo su costado, adolorido, y empezó a caminar con torpes pasos que empezaron a tomar algo más de velocidad poco a poco.
Su primer obstáculo era bajar de aquella casa donde había caído. Aquella tarea era la mar de trivial para cualquier shinobi, pero esta vez el peliverde no podía confiarse, tuvo que recurrir a toda su voluntad para no perder la concentración en un momento crítico y caer.
«Falta poco, ¡un poco más
Cuando se vio en tierra firme intentó acercarse con prisa a la escena sin perder de vista a la osa.
—¿¡Hay alguien allí!? ¡He venido a ayudar!
Vida
30/150
–
-60
–
Chakra
74/120
–
+20
–
Inventario:
Hitai-ate (Frente)
-
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Durante unos hermosos segundos, parecía que la técnica de Juro funcionaba, la enorme pata del panda retrocedió llevada por la enorme fuerza del vendaval. Sin embargo, el animal había puesto toda su fuerza y todo su peso en aquel golpe, el jutsu consiguió retrasar lo inevitable. La pata del panda volvió a caer con todo su peso tan pronto como terminó la técnica.
Esos preciados segundos que había conseguido sirvieron para que Jin volviese en sí y le pegase un buen empujón a Juro antes de echarse él para el lado contrario, quedando cada uno a un lado del oso.
Sin embargo, el animal no había tenido suficiente, llevaba ya un buen rato en un conflicto constante y aún así parecía seguir yendo cada vez a más. Sin dar un descanso, volvió a golpear a Juro con su otra pata delantera. El shinobi estaba en el suelo por el empujón de Jin y el panda no parecía estar apuntando, sino intentando aplastar cualquier cosa que fuese minimamente de Juro.
Así, el primer golpe lo recibiría de lleno en la pierna izquierda, irremediablemente, y si no actuaba con rapidez, el segundo golpe le alcanzaría ambas piernas. El panda estaba usando todo su peso y fuerza en cada golpe, debido, sin duda, al fragor de la batalla y a todas las heridas que había ido recibiendo.
Daigo, por su parte, se había levantado sin dudar ni revisar sus heridas, porque era posible que hubiese algún herido al que atender. De pie una vez en el suelo, se daría cuenta de que el único herido que había en los alrededores era él. Y, de hecho, no heridos tampoco había. No sería capaz de encontrar ni un alma en la aldea, seguramente habían huido a toda prisa en cuanto había empezado la pelea de verdad. Sobretodo los de las casas en primera linea de fuego.
Las piernas le aguantaban el cuerpo por inercia, seguramente si se sentaba no sería capaz de volver a levantarse, las manos las tenía aguantándose el cuerpo, porque parecía que se iba a venir abajo si dejaba de apretarse las heridas y los golpes. En general, no se sentía como para bailar para celebrar su victoria.
Desde su posición podría ver a Juro caer al suelo y al oso ensañarse con él. El panda estaba malherido, por resumirlo porque era más rojo que blanco, tenía más heridas que Daigo y perdía mucha más sangre que Daigo, pero también parecía tener cinco o seis veces la energía que tenía Daigo.
Algo le decía que si no había caído ya, no era probable que lo hiciese antes de destrozar a Juro y a Jin, pero, Juro tendría algún truco bajo la manga, ¿no? Ese mismo algo le decía que si entraba otra vez en escena y atacaba al panda, era probable que no llegase a cobrar la recompensa de esa misión.
30 PV para Juro + Insensibilidad en la Pierna Izquierda, ni la sientes ni se mueve, durante el siguiente turno. Daigo a dos turnos de perder la conciencia si sigue de pie y moviéndose.
Juro utilizó todas sus fuerzas en aquella palmada, buscando detener a la bestia. Durante unos segundos, pareció que funcionaba. Que podría arrojarla con todas sus fuerzas y tumbarla.
Sin embargo, la realidad era cruel, y el monstruo mucho más fuerte que su chakra.
Jin volvió en sí, justo a tiempo para empujar a Juro y apartarse. La panda cayó al suelo, justo en ese momento, con ambas personas a su lado. Juro ni si quiera pudo plantearse si había sido una buena idea o no. La buena noticia era que Jin estaba a salvo, la mala, que la panda podía seguir peleando. Juro comprobó que estaba llena de heridas y sangrante, pero parecía seguir capaz de continuar. Era un verdadero monstruo.
« Mierda... »
Jadeó, desde el suelo. Había utilizado dos técnicas bastante poderosas sin demasiado tiempo para descansar. Sentía como estaba empezando a rozar el límite de su chakra y de sus fuerzas.
« No puede ser. Voy a caer contra... ¿esa cosa? » — pensó en su hermana y en su abuela. ¿Qué les dirían? ¿Que había muerto en una misión enfrentandose a un panda? ¿Qué al menos le había salvado la vida al cazador? Eso si el panda luego no lo mataba a él, que sería lo más probable.
Apretó los puños. No podía permitirse algo así. Con las fuerzas que le quedaban...
La criatura se adelantó por él, y le atacó. Con su pata, le aplastró la pierna izquierda. Juro gritó de puro dolor, comprobando con horror que no la sentía. ¿La habría roto?
Movido por la adrenalina y el miedo, casi ni sintió dolor. Tampoco sintió cansancio o extenuación. Los nervios le apretaban el estómago y una vocecilla en su interior se lo dejaba bien claro: "atacale, atacale con todas tus fuerzas. Puede que no tengas oportunidad de hacer otro ataque después"
La panda alzó sus extremidades para darle un segundo golpe, y Juro alzó el brazo.
— ¡Muerete de una puta vez! — Realizó un movimiento de arco descendente, con el dedo índice y corazón, cargados de chakra. De sus fuerzas.
Empleando todo el poder que tuvo disponible, invocó un viento tan concentrado, capaz de cortar como una katana. Y lo lanzó en dirección hacia el oso, apuntando precisamente hacia su garganta. A tal distancia, no pensaba fallar en el siguiente golpe: lo haría mortal.
« Por favor. Funciona » — Se dio cuenta de que aún seguía gritando. Desde después de lanzar la técnica. Quizá gritaba de dolor o de frustración, o de miedo.
Estado de Juro
PV:
130/180
–
30
– CK:
21/170
– -
48
–
Pierna izquierda herida e insensible
Inventario:
¤ Hitai-ate [Atada al cuello]
¤ Portaobjetos básico [5/10]
Picadura de mosquito
Mordisco de serpiente
Veneno común
Makimono
Makimono
¤ Marioneta Básica [Atada en la cintura]
Cuchillas Acoplables X 2 [2/2 ranuras acoplables para cuchilla]
Bola de Fuego Marionetista [3/3 espacios lanzadores palma de la mano]
Bola de Humo Marionetista [1/1 lanzador en la boca]
Escudo Retráctil [20/20 PV] [espacio único pecho]
[b]¤ Fūton: Kaze no Yaiba ¤ Elemento Viento: Cuchilla de Viento - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Fūton 40 - Gastos: 48 CK - Daños: 80 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El corte abarca 1 metro de ancho y recorre 2 metros antes de disiparse
El usuario emite chakra desde la punta de sus dedos índice y corazón, y realiza un movimiento en arco con su brazo, creando una ráfaga de aire cortante prácticamente invisible a cortas distancias, que avanza de forma rápida hacia el adversario como si se tratase de una cuchilla. De hecho, es tan cortante que su impacto equivale a un tajo directo y certero en el pecho con una katana larga.
Daigo llamó desesperado mientras buscaba heridos por la zona. Durante unos pocos interminables segundos solo hubo silencio. Nadie le respondió, pero eso era algo bueno, ¿no?
Pero no se quiso fiar. Echó un último vistazo alrededor antes de confirmar que el único herido que había allí era él, y solo entonces pudo sentirse aliviado.
Confiaba en que a Juro le estuviera yendo mejor que a él. Al fin y al cabo era su capitán por algo, pero tan solo un vistazo le hizo saber al peliverde que no todo iba tan bien como pensaba.
—¡Juro! —Exclamó cuando vio a su compañero en problemas.
Intentó acercarse lo más rápido que pudo a la escena. Intentó trotar e incluso correr, pero su cuerpo simplemente no se lo permitía.
No pudo evitar cerrar un poco los ojos mientras su corazón se encogía cuando escuchó el grito de dolor de Juro.
No podía soportar no hacer nada, no quería verlo sufrir, no quería que el oso matara a su compañero. Tenía que llegar a Juro de alguna manera, incluso si su cuerpo no podía alcanzarlo.
El panda alzó su pata y Juro levantó su brazo, formando una espada con los dedos.
—¡Muerete de una puta vez!
—¡Acaba con él, Juro-san!
Ambos chicos gritaron mientras Juro realizaba un corte con el viento que buscaba la garganta del animal.
Quizá no podía llegar físicamente a su compañero de ninguna manera, pero a veces la única opción viable era confiar en el resto y apoyarlos con todo lo que se tiene.
Vida
30/150
–
0
–
Chakra
94/120
–
+20
–
Inventario:
Hitai-ate (Frente)
-
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Juro estaba tan nervioso, viéndose aplastado por un oso panda drogado hasta las cejas, que empezó a perder la educación, diciéndole de malas maneras al animal que por favor cesara en su acto de vivir. De muy malas maneras. Usando una técnica de Futon concentró chakra en la punta de sus dedos y cortó el aire, proyectando ese corte hasta el panda.
El tajo alcanzó de lleno la pata del panda, que se cortó hasta el hueso. El pobre animal soltó un grito agónico y con sus últimas fuerzas acercó su boca a Juro, dispuesto a llevarse su cabeza al más allá.
Unos virotes de ballesta impidieron los últimos deseos de un pobre animal que no era más que una victima de todo esto. El impacto hizo que el panda perdiese la vida y su cuerpo cayese a un lado del shinobi con un estruendo sordo.
— ¿Estás bien, Juro? Esto no ha sido la operación silenciosa que yo esperaba, la verdad.
Jin se alzaba ante él, con manchas de tierra y barro por todo el cuerpo pero sin una sola herida. A diferencia de Juro y Daigo, que apenas podían moverse sin parecer discapacitados, la única sangre que tenía Jin era en sus manos, literal y metafóricamente.
Su tajo fue potente, pero no acertó. En lugar de darle un corte mortal a la criatura, se llevó su pata, dandole aún más dolor. Quizá ese animal tenía algún límite en cuanto a daños a soportar — y probablemente ese límite estaba cerca — pero con sus fuerzas, no había sido capaz de llegar.
La suerte estaba echada y había fallado. A lo lejos, los gritos de Daigo le llegaron, con un eco.
« Soy un capitán horrible » — pensó para sí. Iba a morir. ¿Cómo se enteraría su abuela y su hermana? ¿Qué dirían? ¿Cómo se sentirían?
Cerró los ojos. Lagrimas estaban a punto de salir de él. No quería morir. A pesar de que ser shinobi implicaba eso, morir joven con muchas probabilidades. Él no quería morir. No se sentía preparado. Dios, era demasiado joven. Tenía muchas cosas por hacer.
Y entonces, el oso cayó al suelo, a su lado.
Juro observó, con asombro, como varios virotes de ballesta habían acabado con la vida de la criatura antes de que se lo llevase por en medio. Jin había dado el último empujón que le faltaba y que Juro había fallado en dar. El chico se dejó caer al suelo, con un suspiro de puro alivio.
— ¿Estás bien, Juro? Esto no ha sido la operación silenciosa que yo esperaba, la verdad.
— G-Gracias... me salvaste. Creo... creo que no tengo nada grave — suspiró, aliviado. Estaba horriblemente cansado, y temió no poder levantarse. Más aún, temió la herida de su pierna —. Lo siento, yo tampoco esperaba ponernos en peligro de esta forma. Las cosas se complicaron mucho.
Juro se alegró al ver a Jin. Estaba perfectamente. La sangre que tenía no era suya, y no parecía haber sufrido herida alguna. Al menos, todo había salido bien de ese modo.
Cuando se sintió un poco mejor, se incorporó, aún sentado, para observar su herida de la pierna, y ya de paso, el resto de su cuerpo, para ver si no tenía nada grave. Después, buscaría con la mirada a Daigo, y lo encontraría, tratando de acercarse. No se veía muy bien.
— ¡Daigo! ¿Estás bien? — Juro maldijo para sí. Su subordinado estaba herido. ¿Qué clase de líder era?Otro pensamiento le asaltó, mayor que éste —. ¿El otro oso está...?
El feroz corte de Juro viajó a toda velocidad hacia el panda, hiriéndolo de gravedad en la pata, provocando su enfado y obligándolo a tomar la decisión de llevarse la cabeza del genin junta a él al infierno.
—¡No!
Tan solo alcanzó a estirar su mano al frente mientras intentaba dar un paso intentado alcanzar a Juro, pero tan pronto como su pie tocó el suelo, sus rodillas flaquearon hasta que cayó y estas tocaron tierra. Simplemente ya no podía agunatar el peso de su propio cuerpo.
Viendo que su cuerpo simplemente no le permitía moverse por mucho que se esforzara, Daigo cerró los por miedo a ver lo que estaba por suceder.
—¿Estás bien, Juro? Esto no ha sido la operación silenciosa que yo esperaba, la verdad.
Abrió los ojos poco a poco cuando escuchó la voz de Jin.
«¿Está vivo?»
—G-Gracias... me salvaste. Creo... creo que no tengo nada grave. Lo siento, yo tampoco esperaba ponernos en peligro de esta forma. Las cosas se complicaron mucho.
Una gran sonrisa acompañada de un par de lágrimas se formó en el rostro del peliverde en cuanto escuchó la voz de su capitán.
«¡Está vivo!»
En ese momento querría haberse levantado y correr, acercarse a ellos dos, pero de momento su cuerpo le pedía a gritos que se mantuviera en el suelo.
—¡Daigo! ¿Estás bien? ¿El otro oso está...?
Daigo miró un segundo tras de sí, esperando encontrarse el cuerpo de la panda donde había caído antes.
—Mejor que nunca.
Con una simple mirada cualquiera diría que mentía, pero lo cierto era que el alivio de saber que todos habían salido de esta era suficiente para hacer que sus heridas fueran lo de menos.
—El otro oso está fuera de combate y no han habido heridos.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Los dos shinobis se pusieron al día de las proezas del otro. Jin estaba por detrás asegurándose de que todos los animales estaban realmente en el cielo. Los aldeanos empezaban a acercarse lentamente y en masa al lugar de los hechos, sin embargo, antes de que se abalanzasen a preguntar y curiosear, el cazador apartó un momento a los shinobis.
— Vosotros ya habéis cumplido, si queréis podéis iros ya o ir a mi cabaña y descansar un rato, yo me ocupo de estos y de los cadáveres. No os preocupéis, no creo que queden más osos afectados, sino hubiesen aparecido como los demás.
El hombre se sacó de uno de sus bolsillos un pequeño pergamino que confirmaba que habían completado la misión. Después se giró para hablar a la muchedumbre, soltando una última oración.
— Ah, sí, podéis decirle a quien sea que informéis que me encontrará en esa misma cabaña. Es hora de pagar por mis crímenes.
Dicho eso, dejaría a los shinobis apartados y se iría a decirle a los aldeanos que había que quemar todo rastro de los osos y enterrar lo que quedase tan profundo como fuese posible.
¿ME ESTAIS PREGUNTANDO SI OS HE TENIDO SEMANAS ESPERANDO PARA UN SOLO POST PARA ACABAR LA MISION? JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, SÍ.
Hasta aquí mi intervención, rolead que descansais o que vais a ritmo lento hasta la villa, pedis el dinero y o transmitis el mensaje de Jin o no. Eso aclaradlo por el bien de la humanidad, si teneis que discutirlo podeis hacer un par de post cortitos entre vosotros.
Juro soltó una pequeña carcajada, a pesar del dolor constante, cuando Daigo le dijo eso.
— ¡Genial! ¡Buen trabajo! — exclamó. Mejor que el mió, de hecho, reflexionó —. Te has esforzado mucho en esta misión. Nos merecemos una buena recompensa.
Jin, a su espalda, comprobó el estado de los animales para ver si realmente estaban muertos. Los aldeanos pronto empezaron a curiosear — normal, teniendo en cuenta que una casa ya se había destrozado, y el escenario no había sido precisamente bonito — y él estaba conteniendolos.
— Vosotros ya habéis cumplido, si queréis podéis iros ya o ir a mi cabaña y descansar un rato, yo me ocupo de estos y de los cadáveres. No os preocupéis, no creo que queden más osos afectados, sino hubiesen aparecido como los demás — El hombre les tendió el pergamino que aclaraba que habían terminado la misión —. Ah, sí, podéis decirle a quien sea que informéis que me encontrará en esa misma cabaña. Es hora de pagar por mis crímenes.
— Tú no tienes la culpa. Te hiciste cargo de lo que pasó, y hoy salvaste a toda una aldea. Estoy seguro de que cuando lo contemos, lo tendrán en cuenta — le dijo Juro, a penado. Aunque no supo si realmente sus palabras le harían efecto. Parecía un hombre que había aceptado su destino. El hombre se marchó, y él no pudo ni despedirse de él.
¿Tenía la culpa por lo de los muebles? Realmente era injusto hacerle pagar por ello. Ese día nadie había muerto, y era gracias a él, en mucha parte. Tendrían que dar parte cuando volviesen, de esto estaba seguro.
— Creo que deberíamos descansar un poco, Daigo. Los dos estamos heridos y no sería prudente regresar ahora — afirmó Juro, a su compañero —. Después, volveremos a la villa, si estás de acuerdo. Tenemos un pergamino que entregar, y supongo que un mensaje.
Afortunadamente, Juro podía caminar, aunque parecía cojo. Si Daigo estaba de acuerdo, descansarían, y luego se encaminarían a la villa. Tenía el pergamino de la misión en su mano, con un éxito.
Okey! Daigo, si quieres discutir algo, adelante. Sino, podemos decir que descansan y directamente que hacen la vuelta. Y ya lo del mensaje y tal
—¡Genial! ¡Buen trabajo! —exclamó Juro luego de una pequeña carcajada. Aquello fue suficiente para sacarle una pequeña sonrisa. Sí, habían hecho un buen trabajo—. Te has esforzado mucho en esta misión. Nos merecemos una buena recompensa.
Mientras ambos chicos charlaban, Jin se acercó a estos apartándose de la multitud que empezaba a formarse.
—Vosotros ya habéis cumplido, si queréis podéis iros ya o ir a mi cabaña y descansar un rato, yo me ocupo de estos y de los cadáveres. No os preocupéis, no creo que queden más osos afectados, sino hubiesen aparecido como los demás —dijo y les tendió un pergamino a los chicos—. Ah, sí, podéis decirle a quien sea que informéis que me encontrará en esa misma cabaña. Es hora de pagar por mis crímenes.
—Tú no tienes la culpa. Te hiciste cargo de lo que pasó, y hoy salvaste a toda una aldea. Estoy seguro de que cuando lo contemos, lo tendrán en cuenta.
Daigo tomó algo de aire y abrió la boca dispuesto a hablar.
«No hace falta, hoy ya lo ha compenzado todo, Jin-sensei» Quiso decir, pero no consiguió que ninguna palabra saliera de su boca.
Jin se dio media vuelta para marcharse, alejándose cada vez más tanto de Daigo como de Juro.
—¡Jin-sensei! —le gritó mientras se levantaba para hacer una pronunciada reverencia—. —¡Ha sido un placer, espero volver a trabajar con usted en otra ocasión!
Ni siquiera estaba seguro de lo que quería decir con aquello, ni lo que esperaba conseguir diciéndolo. Simplemente necesitaba decirle algo al cazador antes de marcharse.
—Creo que deberíamos descansar un poco, Daigo. Los dos estamos heridos y no sería prudente regresar ahora —dijo Juro—. —Después, volveremos a la villa, si estás de acuerdo. Tenemos un pergamino que entregar, y supongo que un mensaje.
—Sí, vamos...
Ambos chicos se marcharon a la cabaña del cazador a descansar antes de dirigirse de vuelta a la aldea, donde entregarían el pergamino y comunicarían el mensaje de Jin. No sin dar crédito y recordar que Jin fue crucial para que todo el mundo haya salido con vida aquel día.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!