El arte del puño

[Tsukiyama Daigo]

—Uno, dos.

Un susurro, una corta combinación de jab-directo de lo más básica, un esquive hacia la izquierda, rotar, repetir.

—Uno, dos, hígado, dos.

Otro susurro, otra combinación, esta vez un poco más avanzada y con cambios de nivel entre la cabeza y el cuerpo, un paso hacia la izquierda, rotar, repetir.

Ya hacía un par de días que el joven peliverde había llegado al valle de los dojos para pulir su arte y entrenar su cuerpo, intentando encontrarse con cuantos maestros le fuera posible y haciendo ejercicios como este, volviendo a empezar desde lo más básico.

Y es que al chico casi se le había como hacer lo más básico con tanta técnica y teniendo que desarrollar un estilo tan peculiar y tan simple como el suyo.

Por eso este viaje no iba de aprender a pelear, por supuesto el chico ya lo sabía, sino de reaprender y repasar lo más básico y primordial de la pelea. Los principios mismos del arte del combate.

Hoy, y desde hacía apenas un par de minutos, el peliverde se encontraba calentando para repasar todo lo que había aprendido hasta el momento.

[King Roga]

El Yotsuki hace no mucho que había emprendido su viaje de turista a través de los lugares dónde tenía por lo menos el permiso de pasar, aunque esto no significaba que iba a ser un irresponsable y dejar de lado sus entrenamientos cómo shinobi. Es así que el muchacho llegó al Valle de los Dojos, siendo este un lugar casi obligatorio de peregrinación si lo que buscas es instruirte en las artes del Taijutsu y el Kenjutsu. "De paso así logro seguir viajando sin oxidarme demasiado, dos pájaros de un tiro." Afirmó contento mientras se paseaba sonriente por las tradicionales calles del valle.

Era un sitio mucho más sobrio y solemne de lo que se esperaba, además de torcer un poco la boca al leer los letreros con advertencias de lo que podría ocurrirle si llegaba a causar algún destrozo. "Pero qué delicados estos sujetos." Bufó mientras se preparaba para ingresar al recinto.

Al ingresar al dojo lo primero que se topó fue con un joven entrenando en el interior, lo cuál no era sorprendente considerando del lugar en el que estaban. Lo que sí era llamativo era la forma de ataque del muchacho, siendo totalmente distinto a los estilos de combate que el de ojos dorados estaba acostumbrado a a ver.

Por un momento se le ocurrió acercarse a aquel desconocido peliverde, hasta que se percató de la bandana de Kusagakure que portaba en el brazo. "Ahh, puta vida. Supongo que en estas circunstancias sólo me queda actuar según el protocolo, aunque... ¿Cuál se supone que es el protocolo para estos casos? Bahhh, esto es territorio neutral, no debería haber tanto drama. Además, hasta dónde me dijeron la bronca es con Uzu y no con Kusa." Trató de alivianar el asunto.

—Parece que no importa cuanto cambien las cosas, no soy el único que quiso venir aquí con la idea de entrar en calor—. Comentó animadamente mientras se acercaba. "Ufa, qué me saca bastante de altura este tipo. Sin chaleco, obvio es genin, pero seguramente tiene más edad y más experiencia que yo. Sólo espero qué no sea de los que se toman a mal cualquier cosita." Meditaba mientras esperaba con una sonrisa en la boca.

[Tsukiyama Daigo]

Casi por instinto, una media sonrisa se formó en los labios del peliverde en cuanto alguien abrió la puerta del dojo. Alguien siempre abría la puerta del dojo y siempre solían hacerlo con el mismo objetivo. Entrenar o incluso tener un duelo.

—Parece que no importa cuanto cambien las cosas, no soy el único que quiso venir aquí con la idea de entrar en calor.

Detuvo su entrenamiento y se dirigió al chico para saludarlo.

—No, supongo que no —rio—, para eso venimos todos, no hay lugar mejor para entrenar el cuerpo.

Por raro que sonara, lo primero en lo que Daigo se fijó fue en la bandana del chico, que por suerte provenía de Amegakure, pues tenía la ligera corazonada de que él ya no era del todo bienvendo para los Uzujin.

Luego vino el extraño pelo del chico -que incluso superaba al suyo-, su extravagante vestimenta y, por último, su altura.

Daigo le sacaba bastante altura al chico, pero si era un ninja, ese no debía de ser suficiente motivo para subestimarlo.

—Tsukiyama Daigo, un gusto —se presentó con amabilidad mientras estiraba su mano hacia el chico.

[King Roga]

Para su suerte, el otro chico resultó ser bastante amable y cortés. "Ay, pero qué modales~" Río divertido al notar que aquel grandulón en realidad tenía un carácter aparentemente dócil a primera vista. Si bien no era un saludo al que estaba habituado, decidió corresponder al darle la mano con total confianza sin dejar de sonreír y mostrar su blanca dentadura. —Yo soy Rōga, King Rōga— Se presentó pronunciando su nombre con muchísimo orgullo. "¡Hombre!, que no todos pueden darse el lujo de tener un nombre que suene tan espectacular cómo el mío". Se dijo divertido mientras cesaba el apretón.

—Ñeeee. Mejor aquí que en lugar dónde pueda dar lugar a malos entendidos, hoy en día un ninja no puede pisar cualquier lugar sólo por que sí...— Refunfuñó, con algo de desgano. —Men, igual no pude ignorar para nada tus prácticas, y no lo digo por ese pelo tuyo eh. Pero te seré sincero, sólo con verte dar un par de golpes distingo algo muy único—. No sabía cómo iba a reaccionar el otro al tocar de lleno el tema de sus habilidades, pues se suponía que un ninja debía ser cauteloso a la hora de mantener en secreto sus habilidades. "Ni hablar en estos tiempos."

[Tsukiyama Daigo]

—Yo soy Rōga, King Rōga —se presentó el chico.

Para qué mentir, aquella era la primera vez que el peliverde escuchaba un apellido tan peculiar como ese, pero llevándolo ese chico casi le parecía hasta normal.

—Ñeeee. Mejor aquí que en lugar dónde pueda dar lugar a malos entendidos, hoy en día un ninja no puede pisar cualquier lugar sólo por que sí... —refunfuñó Rōga—, Men, igual no pude ignorar para nada tus prácticas, y no lo digo por ese pelo tuyo eh. Pero te seré sincero, sólo con verte dar un par de golpes distingo algo muy único.

Daigo se llevó una mano a la nuca, intentando restarle algo de importancia.

—Jaja ¿Algo único? ¿Tú crees? —dijo, algo avergonzado— No es nada muy especial. De momento es todo muy básico.

La mayoría de ninjas suelen guardar en secreto sus habilidades, ¿pero Daigo? Daigo pensaba que no tenía nada que esconder, de hecho creía que no tenía nada especial que mostrar, tampoco. Ningún Kekkei Genkai ni ninguna técnica secreta, solo Taijutsu de lo más básico.

[King Roga]

"¡Se está queriendo pasar de humilde conmigo!" Pensó, cómo si fuera algo malo, pero el niño era muy especial a la hora de demostrar quién podía lucirse más. "No lo voy a dejar así cómo así."

—Pufff, ¿pero qué dices hermano?— Alzó la ceja cómo quién duda de lo que le dicen. —Nunca se deben menospreciar las cosas simples, qué luego desarrollas técnicas súper letales para terminar con una shuriken en el pescuezo—. La mayor parte del estilo de pelea de Rōga se basa en movimientos simples, -la firma personal de su clan- pero con una contundencia potente que provocaba que al ser bien aplicados los resultados fuesen incluso destructivos. Era justamente por esto que sabía que detrás de la forma de dar un puño podía esconderse algo impresionante, y por ende no debía subestimar en ningún aspecto un estilo de pelea por funcionalidad inicial.

—No trates de aparentar que tus habilidades son algo que no son, al menos no sí se trata de demostrarte a ti mismo lo que vales— Remató mientras asentía con la cabeza

"A ver sí así escupes lo que quiero oír." No tenía malas intenciones respecto a averiguar el secreto de sus técnicas, simplemente era curiosidad, bastante infantil por cierto.

[Tsukiyama Daigo]

—Pufff, ¿pero qué dices hermano? Nunca se deben menospreciar las cosas simples, qué luego desarrollas técnicas súper letales para terminar con una shuriken en el pescuezo.

—¿Eh? —Un escalofrío recorrió el cuerpo del peliverde. Definitivamente no le agradaba la idea de tener una shuriken clavada en cualquier parte de su cuerpo.

Rōga tenía razón, uno no podía simplemente menospreciar la simpleza, pero luego de haber visto todo de lo que eran capaces algunos maestros, no podía evitar ver sus propias técnicas de Taijutsu como "golpear más fuerte" o "golpear mucho más fuerte" y a veces, solo a veces las podía describir como "golpear más rápido".

Aquello no le serviría contra alguien que le supere físicamente, tenía que ser más inteligente y menos obvio.

—No trates de aparentar que tus habilidades son algo que no son, al menos no sí se trata de demostrarte a ti mismo lo que vales.

—Vale, vale, tú ganas —dijo y se alejó un par de pasos del chico—, de todos modos, parece que sabes de lo que hablas.

Risueño como siempre, el peliverde levantó su diestra en un único sello, esperando que el amejin le imitara.

Habías venido para entrar en calor, ¿no? Quizá te pueda mostrar algo más con un sparring.

[King Roga]

"¡Ajá! Así que ahora resulta que quiere lucirse conmigo, pues entonces este espectáculo se va a poner bueno. No voy a perderme de esto, pues podré poner en práctica algunas cositas." La sonrisa del muchacho se ensanchó aún más, dejando incluso ver un destello reflejado en su dentadura. No estaba acostumbrado para nada a los saludos formales que implicaban el inicio a un combate, pero al menos hizo el esfuerzo para corresponder el gesto de su oponente. Estaba claro que el muchacho estaba familizarizado con las artes marciales, así que por eso al menos se había ganado algo del respeto de Rōga.

—Hombre, pues es mejor de lo que me esperaba—. Dijo mientras caminaba al centro del dojo. —Aunque tampoco creas que voy a ser blanco fácil, no voy a dejar que me opaques, right? Remató mientras esperaba tener contacto visual con su rival.

Rápidamente adopto postura de combate, con la pierna izquierda algo más adelantada que la derecha. Alzó la mano izquierda por delante de sí, la cuál le serviría para defenderse de un posible ataque frontal mientras la derecha estaba algo retraída.

[Tsukiyama Daigo]

Correspondiendo el gesto del peliverde, el Amejin aceptó gustoso el reto de Daigo.

—Hombre, pues es mejor de lo que me esperaba —admitió y se dirigió al centro del dojo—, Aunque tampoco creas que voy a ser blanco fácil, no voy a dejar que me opaques, right?

—Uhhh... raito —respondió Daigo, intentando imitiarlo.

Daigo se puso en guardia justo después que su oponente, separó las piernas, adelantando su pie derecho y flexionando levemente las rodillas mientras protegía su quijada con ambos puños mientras mantenía los codos bien pegados al cuerpo para defenderlo.

—Muy bien, ¡aquí voy! —dijo, para dar por empezado el sparring.

El boxeador se impulsó hacia Rōga, recortando rápidamente la poca distancia que los separaba y, en cuanto entró en distancia de golpeo, lanzó un rápido jab con la zurda directo a la guardia del amejin, para rápidamente girar la cadera y lanzar un potente puñetazo descendente con la diestra que parecía llevar tras de sí todo el peso de Daigo.

Aún así, aquel segundo golpe no era más que una finta, un engaño que le serviría al peliverde para aprovechar el impulso conseguido y agachar todo su cuerpo a la izquierda mientras daba un pequeño paso en la misma dirección, todo para conseguir el ángulo y la potencia para lanzar su puño izquierdo en un gancho ascendente directo al hígado de Rōga.

[King Roga]

"Ah carajo" Fue lo primero que pensó al ver cómo su oponente atacaba directo a su defensa, arruinando parte de su plan en mente. "No me quiere dar tiempo a reaccionar." Ante tal ataque directo, no tuvo más remedio qué interponer el antebrazo para bloquear la ofensiva inicial del peliverde. Sin embargo, de inmediato venía el segundo golpe de su oponente que no tenia intenciones de dejarlo respirar. "Creo que puedo aprovecharme del tamaño para ponerlo a mi favor en lugar de ser una desventaja."

A veces es mejor seguir la corriente que oponerse a su fuerza, por lo que al momento de que Daigo estaba lanzando el segundo golpe con su puño derecho el joven de cabellos oscuros giró sobre sí mismo hacia la derecha, usando cómo eje su pierna izquierda y dejando que pasara de largo, con la intención de interrumpir el combo de su rival dándole una patada giratoria qué de impactar golpearía por el lateral que habría quedado expuesto con su último movimiento.

[Tsukiyama Daigo]

El primer golpe del boxeador impactó directo sobre la guardia de su rival, quien lejos de achantarse y pasar a la defensiva lanzó una patada giratoria directo al costado derecho de Daigo.

El movimiento fue ágil e inesperado, por lo que el peliverde tuvo que olvidarse por completo de continuar con su combinación, pero aprovechando el impulso que había conseguido con la finta, acabó por impulsarse hacia su izquierda un poco más de lo que tenía planeado para salir de peligro sin bajar la guardia.

Sin dejar un solo segundo para respirar, el boxeador volvió a la carga, impulsándose con su pierna izquierda directo hacia Rōga, buscando su rostro con un directo de izquierda.

[King Roga]

"Si será..." Se lamentó al ver que su presa se le acaba de escapar por escasos centímetros y por ende no había alcanzado a darle una justa retribución por el golpe inicial. "No pienso quedarme atrás, ¡ni de broma!" Se inspiró para continuar aquella pelea que apenas estaba empezando a intensificarse. "Al demonio con las tácticas ortodoxas, ¡nadie se compara a King Rōga!" Sonrío mientras su oponente intentaba nuevamente un golpe directo.

El puñetazo no escondía nada, estaba claro qué quería dañar todo su hermoso rostro. Era aparentemente fácil de esquivar, ya sea por la izquierda o por la derecha. Pero lejos de reaccionar de la forma eficaz y lógica que tendría alguien normal, el Yotsuki optó por una respuesta vistosa.

—Upsi~ Dijo divertido mientras dejaba caerse a de espaldas ante la ofensiva frontal, no sin antes depositar toda su fuerza en la pierna derecha con la intención de recibirle con un puntapié en la zona del estómago a Daigo. Era una jugada arriesgada, pero de ejecutarla correctamente lograría tener algo de tiempo para amortiguar la caída y aprovechar el impulso para rodar hacía atrás y quedar agachado con la vista al frente... Sí salía bien.

[Tsukiyama Daigo]

El puño del boxeador viajó raudo buscando el rostro de Rōga, pero justo antes de que pudiera impactar en él, el Amejin simplemente desapareció de la vista de Daigo.

«¿Cómo...?»

De pronto, el peliverde pudo sentir el impacto del pie de Rōga contra su estómago, levantándolo levemente del suelo y provocando que reculara un par de pasos.

—¡Buena esa! —dijo y dio un par de botes en el sitio para recuperar el ritmo.

[King Roga]

"Eso hermano, ESO." Pensó entusiasmado mientras se re-posicionaba, con la rodilla derecha apoyada en el suelo en caso de necesitar levantarse de inmediato y buscando con la mirada los ojos de su oponente. No iba a estar del todo satisfecho hasta regresarle cómo se merecía el intercambio inicial, siendo que ahora era su turno para seguir adelante con el espectáculo. "Lo único triste es que no hay un público que nos vitoree." Se dijo con decepción.

—Te advertí que no iba a dejar que me opacaras— Contestó sonriente.

Tal y cómo lo había imaginado, el estilo de su contrincante se basaba en una ofensiva directa pero que no dejaba mucho espacio para contraatacar de la misma forma. "Maldición, no quería que supiera que puedo usar ambos lados del cuerpo, aunque por la forma de atacar que tiene puedo notar que él es ambidiestro también. No esperaba tener que esforzarme tanto desde el inicio. Otra persona que no fuera yo tendría problemas al irse de frente contra él. Pero yo soy yo y no alguien más."

—Si eso el calentamiento, ya quiero ver lo que sigue— Dijo mientras ladeaba la cabeza y tronaba el cuello.

Ya estaba claro que de frente iba a ser difícil, pero jugar a la contra no era divertido. Era hora de que su contrincante fuese el que se sintiese acorralado, pues de inmediato se impulsó con la pierna izquierda para levantarse y emprender carrera contra su rival. ¿La intención? Impactar su hombro contra la zona media de su adversario, tratando que su peso y la física le ayudaran al menos a hacerlo retroceder, porque con su tamaño dudaba derribarlo tan fácilmente.

[Tsukiyama Daigo]

—Te advertí que no iba a dejar que me opacaras —dijo el Amejin—, si eso el calentamiento, ya quiero ver lo que sigue.

—No te decepcionaré —dijo el peliverde, mientras estiraba el hombro derecho, girándolo en círculos con el brazo flexionado—, ¿Listo para una segunda ronda? ¡Vamos!

Ambos shinobi corrieron directamente hacia el, Daigo tenía la guardia bien cerrada para evitar un posible ataque, mientras Rōga no dudó un segundo en pasar directo a la ofensiva, intentando placar con el hombro al peliverde.

—¡Te tengo!

Daigo dio un paso hacia su izquierda mientras pivotaba hacia el lado contrario, buscando la espalda de su oponente para apresarlo y bajar su propia cadera para ayudarse a levantar al chico y lanzarlo en una especia de suplex improvisado.